BLOC CULTURAL,

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miércoles, 19 de noviembre de 2025

El Objetivo La Sexta - SALVADOS LA SEXTA - La noche encendida - Oficina - Economia - Radiografía de la vivienda: ¿existe riesgo de una nueva burbuja? ,. / La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - El señor de los bosques - La alimentación, alertas y soluciones ,. / RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO - EL BOTIJO - Cine Bigote - Procedimiento ilegal ,. / Comando actualidad - Sin muros ni cámaras y con muebles de Ikea: los presos más felices del mundo viven en Noruega ,. Jueves - 20 , 27 - Noviembre ,. / LAS GAFAS ROJAS - En Primicia - José María Pérez "Peridis dibujante ,. / EN PORTADA CRONICAS MUJERES VIAJERAS - El Gobierno solo ha sacado de Canarias en un mes a 93 de los 4.000 menores comprometidos a reubicar ,. Jueves - 20 , 27 - Noviembre ,.

 

TITULO: El Objetivo La Sexta - SALVADOS LA SEXTA -  La noche encendida  - Oficina - Economia -   Radiografía de la vivienda: ¿existe riesgo de una nueva burbuja? ,.

Pedro Ruiz nos presenta su nuevo espectáculo, 'Mi vida es una anécdota... |  TikTok


 
 La noche encendida,.
 
 
 'La noche encendida' no será solo un programa de charlas, espectáculo, música, comedia, sorpresas e invitados, presenta
do por Pedro Ruiz, por La 2,foto,. etc,.

Radiografía de la vivienda: ¿existe riesgo de una nueva burbuja?,.

El precio de la vivienda ya se sitúa en valores similares a los previos a la crisis y hace revivir los fantasmas de hace dos décadas. Si bien hay elementos que apuntan a una inflación inmobiliaria, actualmente, existen contrapesos que no se daban en el «boom»,.

¿Estamos ante una nueva burbuja inmobiliaria?
 
foto - El precios de las casas vuelve a estar por las nubes,.

En el verano de 2008, el paisaje urbano español estaba salpicado de obras. Las grúas en el horizonte anunciaban el nacimiento de una nueva promoción inmobiliaria. Los bancos competían por ofrecer créditos baratos. No importaba el importe, incluso por encima del 100% del valor de tasación, ni el periodo de tiempo a financiar, 40 años o más. Eran tiempos dorados para unos ciudadanos eufóricos, que pensaban que podían endeudarse hasta el infinito porque «el ladrillo nunca baja». Y entonces, el 15 de septiembre, llegó el desastre de Lehman Brothers y, con él, el mercado inmobiliario se derrumbó. Los bancos cortaron el grifo del dinero y el castillo de naipes construido sobre hipotecas se desmoronó.

El precio de la vivienda se desplomó en torno a un 40% en algunas zonas, y cientos de miles de familias quedaron atrapadas en hipotecas imposibles de pagar. La construcción, hasta entonces motor de la economía, se paró en seco y dejó tras de sí urbanizaciones fantasma, promociones a medio terminar y una generación marcada por el pinchazo de la burbuja.

Hoy, casi 20 años después, la vivienda vuelve a copar titulares. Su precio ya supera, en algunas regiones, los máximos anteriores a la crisis. Según los últimos datos ofrecidos por el Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana, el valor medio de la vivienda libre ha alcanzado los 2.093 euros por metro cuadrado en el segundo trimestre de 2025, lo que supone un incremento del 10% en relación con el mismo periodo del año anterior, y ya se halla muy cerca de los algo más de 2.100 euros a los que llegó en el pico máximo de 2008.

En su último Informe de Estabilidad Financiera, el Banco de España estimaba que el precio de la vivienda se situaba entre un 1,1% y un 8,5% por encima de su nivel de equilibrio a largo plazo a finales de 2024, frente a un rango de entre el 0,8% y el 4,8% seis meses antes. De forma paralela, el BCE estimaba una sobrevaloración del mercado inmobiliario español en torno al 10%.

También la actividad de compraventa en 2025 ha alcanzado cifras que no se veían desde los momentos previos al pinchazo. El primer semestre cerró con más de 700.000 operaciones registradas, un 19,7 % más, mostrando meses con récords para determinados periodos (por ejemplo, marzo y abril, con datos comparables a 2007).

Al mismo tiempo, la demanda de crédito para la compra de vivienda ha crecido un 30% en el importe de nuevas operaciones en el periodo comprendido entre enero y junio, y el esfuerzo para adquirir un inmueble también ha aumentado, siendo necesarios 9,5 años de salario completo para comprar una casa, aunque en algunas zonas especialmente tensionadas ya supera la década.

Un mercado que vuelve a estar al rojo vivo y que recuerda al «boom» del ladrillo de la primera década del siglo. Por tanto, resulta inevitable preguntarse: ¿Estamos ante una nueva burbuja? Si se define «burbuja» como un ciclo impulsado por crédito fácil, expectativas de revalorización indiscriminada y exceso de oferta que termina en caída dramática, las condiciones actuales, diferentes a las de hace dos décadas, llevan a los expertos consultados a la conclusión de que «no hay burbuja». Y es que, si bien hay elementos de sobrecalentamiento, especialmente en determinadas zonas, también existen contrapesos, como un mayor ahorro, demandantes reales (familias necesitadas) y una banca mucho más estricta en la concesión de crédito.

Eso sí, la combinación de precios cerca de máximos nominales, la subida de tipos de interés y la concentración de demanda en áreas con oferta limitada no deja de ser peligrosa, especialmente para los segmentos más endeudados o menos solventes de la población.

Los profesionales consultados consideran que si se compara la situación actual con la de 2007, hay claras diferencias. Así, mientras que en los primeros años del 2000 la tensión del mercado estuvo alimentada por expectativas de revalorización continuada y crédito fácil, hoy el repunte llega después de una década larga de correcciones, y se apoya en una recuperación de la demanda, restricciones de oferta y cambios demográficos.

Actualmente, aunque la intensidad de compraventas es alta, buena parte corresponde a vivienda usada y a compras por motivos de necesidad y no especulativos. Y es que hay que tener en cuenta que España ha superado los 49 millones de habitantes (4,3 millones más que en el periodo anterior a la crisis). Pedro Fernández-Alén, presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), por tanto, no cree que estemos ante una nueva «burbuja», sino que el calentamiento del mercado inmobiliario responde a un desajuste entre la oferta y la demanda. «Desde la crisis financiera de 2008, el aumento de la oferta inmobiliaria no ha sido suficiente para satisfacer las necesidades de los españoles. La situación actual dista de ser la de la burbuja, cuando se concedían al año más de 900.000 visados de obra nueva. Actualmente, no se construyen las viviendas que se necesitan: entre enero de 2021 y diciembre de 2024, se han creado 970.000 hogares, y solo se han iniciado 454.000 viviendas. Por tanto, se están creando 516.000 hogares más que viviendas construidas; una brecha que revela el desfase entre oferta y necesidades», expone.

CaixaBank Research tampoco habla de burbuja, sino de un mercado residencial español que se encuentra en plena fase expansiva, impulsada, entre otras cosas, por las últimas bajadas de los tipos de interés, aunque, una vez más, el contexto actual difiere mucho del previo a la Gran Recesión desde el punto de vista financiero. En los primeros años del siglo, el acceso al crédito fácil y barato facilitaba hipotecas con apalancamientos altos y productos complejos. Tras la crisis, y especialmente a partir de 2022 y 2023, un cambio de sesgo en la política monetaria marcó el inicio de un ciclo de subidas bruscas. El euríbor pasó de valores negativos a incrementarse de forma significativa. Actualmente, el índice de referencia y, por ende, el coste de las hipotecas, están en niveles muy superiores a los de antes de la crisis, lo que encarece la cuota mensual para nuevos préstamos y reduce el margen de maniobra de las familias. Además, las entidades bancarias han cambiado de manera significativa sus políticas de concesión de créditos hipotecarios. El acceso a financiación es mucho más restrictivo y con costes sensiblemente mayores, algo que modera la burbuja en potencia, aunque aumenta la vulnerabilidad a subidas adicionales de tipos.

Control del crédito

Desde CaixaBank Research consideran que, si bien el precio de la vivienda sigue acelerándose y ciertos indicadores comienzan a detectar señales de sobrevaloración, hay factores que reducen el riesgo de una corrección brusca. «La oferta de vivienda es débil y, de hecho, no cubre la demanda existente, por lo que es complicado que se produzca una burbuja en estas condiciones. La concesión de crédito es más comedida que en la crisis de 2007-2008 y no se observa un crecimiento desproporcionado en la concesión de hipotecas. El volumen y la calidad del crédito concedido por las entidades financieras no tiene nada que ver con los registrados durante la crisis financiera», destacan desde la entidad financiera.

Precisamente, es esta política de crédito uno de los elementos más diferenciadores entre la situación actual y la vivida hace dos décadas. Tal y como asegura Juan Antonio Gómez Pintado, presidente de Vía Ágora, las circunstancias actuales no se asemejan a las de 2007. «No hay burbuja porque uno de los elementos que condujo a su formación fue el exceso de financiación, con hipotecas que incluso excedían el 100 % del valor de la vivienda. A día de hoy, los bancos analizan la capacidad de pago en función del precio de los inmuebles. Si valoran que no es adecuado, automáticamente no conceden el crédito», señala.

Y es que, en la actualidad, las entidades financieras sitúan el ratio de endeudamiento en un entorno máximo del 30% o 35% de los ingresos netos mensuales. Umbrales superiores significan la denegación de la hipoteca.

Otro factor relevante para distinguir una burbuja de una subida sostenida es la naturaleza de la demanda. En 2007, la compra especulativa, la inversión con horizonte de revalorización rápida y la entrada masiva de compradores con financiación ligera fueron comunes. Sin embargo, los datos de 2024 y 2025 muestran que los particulares copan casi el 90% de las compras y, pese al creciente interés en adquirir vivienda por parte de las personas jurídicas, la proporción que representan las sociedades sobre el total es relativamente pequeña.

Además, el perfil del inversor ha cambiado: es más profesionalizado y aplica criterios de rentabilidad frente a compras puramente especulativas. Aunque continúa habiendo adquisiciones con finalidad inversora, particularmente en mercados donde los alquileres ofrecen rendimientos atractivos, estas no se producen con la misma extensión ni con la misma financiación extrema que alimentó el «boom» de la primera década del 2000.

Asimismo, hace 20 años hubo cuotas importantes de compras apalancadas, mientras que actualmente los datos notariales y registrales apuntan a que la mayoría de las operaciones siguen vinculadas a financiación, pero también hay un porcentaje significativo de compras al contado (familias con ahorros acumulados o inversores con liquidez). En este sentido, CaixaBank Research ha detectado que el peso de la compra al contado crece en ciertos mercados locales.

A pesar del repunte de la concesión de hipotecas, la deuda de los hogares apenas supone un 42,5% del PIB, cuando en 2010 representaba algo más del 80%. Al mismo tiempo que han disminuido su endeudamiento, las familias españolas han aumentado su tasa de ahorro, llegando al 14% el año pasado, por encima de la media previa al COVID. El ahorro medio por hogar ha pasado de 5.800 euros en 2023 a más de 7.000 euros en 2024, un colchón que reduce la exposición crediticia media y, por tanto, atenúa algunos mecanismos clásicos de una burbuja sostenida por deuda excesiva.

En este contexto, el aumento de precios refleja más un calentamiento del mercado que una burbuja. El desafío, ahora, es equilibrar la oferta y la demanda de manera que el crecimiento del sector sea sostenible y accesible para las familias, evitando repetir los errores del pasado.

TITULO:  La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - El señor de los bosques -   La alimentación, alertas y soluciones,.

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  La alimentación, alertas y soluciones,.

 Tres décadas de alimentos con etiqueta ecológica: bueno para el medio  ambiente, pero aún mejor cambiar de dieta | Clima y Medio Ambiente | EL PAÍS

 Un camino que parece sencillo. Se cultiva. Se cosecha. Se envía a los mercados. Se compra. Y se come. Todo bien. Y aún suena mejor al saber que, con ese proceso, más la pesca y la cría de animales, cada año se produce casi el doble —¡casi el doble!— de los alimentos que hacen falta para que los más de 7.300 millones de personas que habitan la Tierra comamos adecuadamente. Todo muy bien.

 

Pero hay otra cifra demoledora que choca con la anterior: 793 millones de personas pasan hambre. Demoledora, y tan mareante que uno se pierde y puede no llegar a valorarla. Pero es más de uno de cada diez seres humanos. Difícil hacerse a la idea. Eso es más que todos los habitantes de América Latina. Más del doble de la población de la zona euro. Toda esa gente no come lo suficiente, pese a que es un derecho humano. Y por eso tiene problemas de desarrollo, sufre enfermedades, sobrevive en lugar de vivir, o muere por causas directa o indirectamente relacionadas con la falta de comida.

Así que no todo está bien. Ni mucho menos. Algo falla, algo se pierde, algo se desvía en ese camino —aparentemente sencillo— desde la semilla hasta la boca para acabar desembocando en semejante incongruencia. Hoy, “el problema no es producir más a nivel global, sino que llegue al estómago del que tiene hambre”, recalca José Esquinas, profesor en la Universidad Internacional de Ciencias Gastronómicas de Pollenzo y exdirector de la cátedra de estudios Hambre y Pobreza de la Universidad de Córdoba (España).

Eso es lo que se conoce como seguridad alimentaria. Esto es: que haya comida disponible y que uno disponga del modo de conseguirla (para empezar, dinero para pagarla). También que esos alimentos sean suficientes, inocuos y nutritivos para que el cuerpo obtenga la energía y nutrientes necesarios para su vida diaria (comer cosas insanas que provocan obesidad o diabetes también es malnutrición).Y que todo esto sea estable y continuado en el tiempo y no una angustiosa incertidumbre. Empecemos por el principio.

" Cada año se produce el doble de alimentos necesarios para alimentar a todo el mundo

Este trayecto, tantas veces infructuoso, comienza en la mayoría de los casos —pesca aparte— por la semilla, la base de la producción agrícola y el origen del alimento de los animales que luego se convertirán también en comida. Unas semillas que se tiende a uniformizar. Las regulaciones internacionales de la Organización Mundial del Comercio y de la Unión Europea establecen que para poder sembrar, vender o intercambiar semillas, estas tienen que cumplir con el criterio DUS (Distinción, Uniformidad y Estabilidad). “Y las semillas de los agricultores tradicionales no son uniformes ni estables. Han evolucionado a lo largo de siglos y esa es su gran riqueza: su diversidad interna, que es la que les confiere su capacidad de adaptación”, señala Esquinas, uno de los impulsores del convenio internacional conocido como el tratado de las semillas.

Eso hace que miles de pequeños agricultores tengan dificultades para resembrar y comercializar su propia simiente. Pueden comprar semillas certificadas pero, además de ser uniformes, les supone un coste extraordinario. Aquí aparece también el problema de los derechos de propiedad intelectual, o copyright de la simiente. Las grandes compañías del sector, como Bayer-Monsanto o ChemChina-Syngenta, patentan sus semillas y obligan a los agricultores a pagar por ellas cada año y generan una relación de dependencia. Un caso evidente de esta tendencia es el de los organismos genéticamente modificados, más conocidos como transgénicos. Todo esto deja a los pequeños productores con menos dinero para invertir en su propia alimentación, y además eleva sus costes. Y no hay que olvidar que, a nivel mundial, el 75% de la comida que sí llega a la boca no proviene de grandes explotaciones, sino de las pequeñas o de la agricultura familiar.

Esta uniformización también contribuye a una peligrosa pérdida de biodiversidad. Según datos de la FAO (organización de la ONU para la alimentación y la agricultura), a lo largo de la historia la humanidad ha utilizado entre 8.000 y 10.000 especies distintas para alimentarse. Hoy se producen y distribuyen comercialmente alrededor de 150. Y el 60% de las calorías que consumimos vienen de solo cuatro especies: el trigo, el maíz, el arroz y las patatas. Y también se utilizan cada vez menos variedades dentro de la misma especie. “Pero necesitamos variedades resistentes al calor, al frío, a la humedad, a las distintas enfermedades…”, defiende Esquinas. “La uniformidad incrementa la vulnerabilidad, mientras la diversidad aumenta la resiliencia y la capacidad de adaptación”. Cada vez hay más ojos mirando a variedades adaptadas y a especies olvidadas que puedan responder adecuadamente a otro de los grandes retos de la alimentación: el cambio climático. “Hay que aprovechar y valorar los conocimientos agrícolas tradicionales, como los de los pueblos indígenas”, reclama Jean Balie, economista de la propia FAO.

Porque los fenómenos meteorológicos extremos, como inundaciones, huracanes, sequías, parecen ser la “nueva normalidad”. Estos, y el cambio de los patrones climáticos, afectan gravemente a países en los que la seguridad alimentaria ya es frágil. “Este es quizá el mayor reto para cumplir con los objetivos que el mundo se ha marcado hasta 2030”, opina Antonio Salort-Pons, responsable del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en España. Hablamos de El Niño, y de la destrucción sembrada por el huracán Matthew en Haití. De las inundaciones que arrasan cosechas en Papúa Nueva Guinea o Timor Oriental. O de la persistente sequía que azota a Etiopía, Malawi o Guatemala.

En muchísimos países de África, Asia y Centroamérica sigue habiendo millones de agricultores cuyos cultivos dependen del agua de la lluvia. “En esos casos hay que pensar en sistemas de riego por goteo, o en plantar variedades resistentes a la sequía”, como defiende Macharia Kamau, enviado de la ONU para el clima. Y además, explorar técnicas de conservación de agua, construir sistemas de regadío eficientes… Para responder a todos los desastres meteorológicos es básico mejorar la capacidad de esos pequeños agricultores —quienes realmente alimentan al mundo— para sobreponerse a una mala cosecha. Es decir, cultivar la famosa resiliencia.

“Las grandes compañías de semillas patentan sus recurso fitogenéticos y generan una relación de dependencia con los agricultores”,.

Las soluciones requieren inversión y formación. Como capacitar a estos productores para que puedan encontrar otras fuentes de ingresos (por ejemplo, procesando ellos mismos sus alimentos para darles valor añadido) y para que obtengan el máximo provecho de su trabajo. “Hay que facilitar el acceso a abonos, a tecnología, a crédito…”, defiende Amador Gómez, director técnico de Acción contra el Hambre en España. “Luego el agricultor debe poder decidir qué quiere usar y qué no. Pero es importante que, esté donde esté, tenga la opción de comprar un abono o una herramienta concreta”, añade Balie, “y los costes, por ahora, son demasiado altos”.

Ese cóctel de formación, inversión en nuevas tecnologías y acceso a insumos de calidad es básico para que muchos de estos pequeños productores puedan quitarse el apellido de subsistencia. Es decir, que su producción les alcance para algo más que para alimentarse ellos mismos y salir adelante. Como entrar en otros pequeños negocios que les permitan estar a salvo si su producción se va a pique o mejorar sus condiciones de vida… Pero invertir en investigación o infraestructuras para mejorar la productividad de los pequeños agricultores, que por lo general no pueden pagar mucho por ello, “no es un negocio económicamente rentable”, critica Esquinas.

En cualquier caso, imaginando que uno tenga un clima benigno y acceso a semillas y a todos esos elementos necesarios para producir arroz, tomates o yuca, aún le faltaría otro ingrediente básico: la tierra. “En muchos países africanos no hay un mercado de tierra eficaz y transparente. O directamente no existe tal mercado”, lamenta Balie. Y no solo ocurre en África: millones de pequeños agricultores o ganaderos trabajan sobre campos cuya propiedad no tienen garantizada por ninguna ley o título. Terreno abonado para que los gobiernos o los poderosos locales hagan negocio vendiendo tierras que oficialmente no son de nadie a grandes empresas o inversores, por lo general extranjeros. Y los agricultores locales pierden así el sustrato donde crecían su alimento y su futuro.

"“Es inaceptable que haya ciudades sitiadas en el mundo o gente a la que no puede llegar la asistencia alimentaria”

Siguiendo ese recorrido de la semilla que da fruto, el conflicto puede cruzarse en nuestro camino. Un terrible círculo vicioso. Porque la guerra provoca falta de comida (pérdida de cosechas, de animales, de tierras, desaparición de los mercados, problemas de transporte…), y la falta de comida provoca guerra (migraciones, invasión de territorios, disputas por los recursos…). “La pobreza y el hambre son el caldo de cultivo de los grandes males del mundo”, asevera Esquinas. La inestabilidad política es una gran barrera para la seguridad alimentaria. Y eso cuando no se utiliza directamente el hambre como arma de guerra. “Me preocupa mucho que últimamente no se permita siquiera el acceso humanitario”, censura Salort-Pons, cuya agencia —el PMA— se encarga de llevar provisiones a los lugares en crisis. “Es inaceptable que haya ciudades sitiadas en el mundo o gente a la que no pueden llegar los alimentos. Los corredores humanitarios salvan vidas”.

Con los alimentos que se pierden en América Latina y África por falta de medios para conservarlos podrían comer 600 millones de personas,.

Pero pongamos que también tenemos tierra, y paz. Y que conseguimos una cosecha abundante. Quizá esos agricultores puedan reservar una parte para comer ellos, si es que se puede conservar en condiciones. Pero el resto tienen que venderlo para obtener recursos. Y en esta segunda etapa del camino surgen de nuevo innumerables problemas.

El primero es el acceso a los mercados. Una cosa son los mercados de cercanía, del pueblo, de la aldea, de la zona. A veces es difícil llegar a estos. La falta de carreteras y de medios de transporte hace habitual la imagen de agricultores cargando decenas de kilos de frutas o verduras hasta el lugar de venta. Caminando kilómetros hasta poder vender. Así que imaginemos lo que cuesta llegar a las grandes urbes, o a los mercados internacionales. “Hay que trabajar más sobre ese nexo entre productores y distribuidores”, aboga Balie. “Sobre todo, en las pequeñas ciudades que es donde la producción se junta antes de salir para las grandes.

Gómez, de Acción contra el Hambre, coincide: “El vínculo con empresas de carácter medio que procesen los alimentos ayuda a que los pequeños agricultores no queden marginados al autoconsumo o la venta local”. En este punto también es positiva la formación de cooperativas o la asociación de productores para poder afrontar con más garantías esa entrada en el mercado.

Pero entonces surge otro (gran) obstáculo. De nuevo por falta de recursos. No hay medios ni tecnología para conservar los alimentos a la espera del mejor momento para venderlos, o para transportarlos a largas distancias sin que se estropeen. Las pérdidas poscosecha —cuando los alimentos se echan a perder antes de llegar al consumidor— que se producen en América Latina y África podrían alimentar a 600 millones de personas al año. Por eso, muchos productores se ven obligados a vender cuanto antes, aunque los precios estén muy bajos y no le vayan a sacar el máximo partido a sus productos.

Además, a medida que la cadena de valor avanza, en muchos países con problemas de institucionalidad hay que lidiar con trabas administrativas, cuando no con impuestos desproporcionados o directamente con el pago de sobornos. Todos estos costes extra se van cargando sobre el producto. “Hay estudios que demuestran que en muchos países africanos los problemas de tránsito y acceso a mercados hacen que el productor gane entre un 30% y un 60% menos”, apunta Balie. Un porcentaje que, cuando uno gasta 7 de cada 10 euros que ingresa en comer, puede suponer una diferencia vital. Una vez más, el motivo es que los gobiernos no tienen recursos para afrontar esas inversiones y el sector privado no lo ve suficientemente rentable.

Mercado 

Todo esto limita el precio que los agricultores pueden obtener por su trabajo y su producto. Pero no limita del mismo modo el que ellos o sus conciudadanos tienen que pagar para comprar comida. La mayor interconexión de los mercados internacionales y el estallido de la burbuja inmobiliaria —que llevó a muchos inversores a buscar la rentabilidad especulando en el sector agroalimentario—, unidos a la incertidumbre del cambio climático y la inestabilidad que generan los conflictos, han hecho que los precios de las commodities alimenticias sean cada vez más volátiles. Y que millones de personas que dependen de las importaciones para comer queden expuestas sin protección a los vaivenes del mercado y las maniobras especulativas. Un bajón o un repunte puede hacer que los precios de los alimentos básicos se multipliquen por dos o por tres, como ocurrió entre 2008 y 2009. Un aumento fatal.

Otro condicionante es el modelo de consumo y distribución en la mayoría de los países desarrollados, que hace que a veces compense económicamente (o incluso parezca necesario) tirar alimentos por motivos comerciales. Como ocurre con mayoristas, minoristas y hostelería. Y también en los hogares. En España, por ejemplo, se desperdicia en toda la cadena el equivalente a 169 kilos de comida por habitante al año. Dicho de otro modo, con lo que los europeos tiran a la basura comerían 200 millones de personas. “Tenemos que cambiar nuestro estilo de vida hacia un consumo sostenible”, reclama Amparo Novo, directora de la cátedra de Gobernanza global alimentaria en la Universidad de Oviedo. “Otro riesgo es la creciente demanda de carne y proteínas animales. Esa dieta occidental supone más presión para la agricultura”, comenta Gómez, de Acción contra el Hambre. Lo mismo ocurre con el uso de tierra cultivable para producir biocombustibles.

"“Al comprar un producto u otro estamos premiando o castigando las prácticas de las empresas”

Pero uno se puede preguntar: ante un desafío de tal magnitud como acabar con el hambre, ¿qué puedo hacer yo? “Al comprar un producto u otro estamos premiando o castigando las prácticas de las empresas”, sostiene Novo. “Como consumidores tomamos decisiones que pueden mejorar las condiciones de agricultores, pescadores o ganaderos en todo el mundo”. Esquinas llama a hacer del carro de la compra un “carro de combate” contra el hambre. Y la profesora Novo cree que el ticket del supermercado o del restaurante pueden ser otro tipo de papeleta de voto, que sirva para influir sobre el sistema e impulsar la voluntad política de los gobiernos hacia el fin de esta lacra.

“Por primera vez sabemos cómo superar el problema del hambre, y no superarlo sería una vergüenza para esta generación”, dijo el presidente de Estados Unidos en el Congreso Mundial de la Alimentación. “Hay que movilizar el talento, la voluntad y el interés (…) y requiere la atención prioritaria de todos esta década”. No son palabras de Barack Obama hace unos meses, sino de John F. Kennedy en 1963. Pero aún hoy, el presupuesto ordinario de la FAO —la agencia de la ONU que debe liderar la lucha contra el hambre— para ocho años equivale a lo que el mundo gasta en armamento en un solo día. Mientras, producimos el doble de la comida necesaria, y 793 millones de personas siguen pasando hambre. ¿Dónde está esa voluntad? ¿Es realmente una prioridad?

...a la mesa

Comida sana, nutritiva, inocua y accesible. Una vez que se ha producido y se ha conseguido, hay que llevarla a la mesa. O, mejor dicho, a la boca, porque son mayoría los que no comen en una mesa. Estos son algunos de los alimentos más relevantes para la alimentación mundial. Cocinarlos bien es básico para obtener todo su valor nutritivo, y también es una actividad muy importante social y culturalmente que puede llegar a ser un arte.

TITULO:  RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO - EL BOTIJO -  Cine Bigote - Procedimiento ilegal   ,.  

 RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO - EL BOTIJO - Cine Bigote - Procedimiento ilegal  ,.  fotos,.

 Procedimiento ilegal - Película - 1987 - Crítica | Reparto | Estreno |  Duración | Sinopsis | Premios - decine21.com

Reparto ,.  Richard Dreyfuss, Emilio Estevez, Madeleine Stowe, Aidan Quinn, Dan Lauria, Forest Whitaker, Ian Tracey, Earl Billings, Jackson Davies, J.J. Makaro, Scott Andersen, Tony Pantages,.
 
 
 
 A los policías Chris Lecce (Richard Dreyfuss) y Bill Reimers (Emilio Estévez) se les encomienda vigilar a una mujer joven (Madeleine Stowe), cuyo exnovio (Aidan Quinn), un 
 
 
 
delincuente que se ha fugado de prisión, podría ponerse en contacto con ella. El aburrimiento 
 
 Botijo de Barro "Chato" - La Cacerola de Barro
 
 
durante la vigilancia se hace cada vez más insoportable, hasta que Lecce entra ilegalmente en la casa de la mujer y posteriormente la conoce. Entretanto, el preso fugado se dirige a la casa de su exnovia. 
 

TITULO: Comando actualidad -   Sin muros ni cámaras y con muebles de Ikea: los presos más felices del mundo viven en Noruega    ,  Jueves   - 20 , 27  - Noviembre ,.

Sin muros ni cámaras y con muebles de Ikea: los presos más felices del mundo viven en Noruega ,. Jueves -   20 , 27  - Noviembre  , 23.40 - después de  ‘Néboa’, en La 1 / foto,.

 

Sin muros ni cámaras y con muebles de Ikea: los presos más felices del mundo viven en Noruega,.

 Una de las celdas de la prisión de Halden (Noruega) cuando fue inaugurada en 2010

 Una de las celdas de la prisión de Halden (Noruega) cuando fue inaugurada en 2010,.

Inaugurada en 2010, su filosofía se fundamenta en rehabilitar en lugar de castigar,.

Los presos que cumplen su condena en la prisión de Halden, en Noruega, pasan por ser los más felices del mundo. Inaugurada en 2010, representa un nuevo modelo penitenciario, radicalmente centrado en la dignidad, la educación y la reinserción: rehabilitar en lugar de castigar,.

 

 TITULO: LAS GAFAS ROJAS -   En Primicia - José María Pérez "Peridis dibujante   ,. 

 LAS GAFAS ROJAS - En Primicia -  José María Pérez "Peridis dibujante ,.  fotos,.

 Encuentros - Programa 10: José María Pérez González 'Peridis'

 

 El humorista gráfico lleva 50 años caricaturizando a los grandes protagonistas de la actualidad política,.

 

El humorista gráfico José María Pérez

El humorista gráfico José María Pérez "Peridis",.

‘En Primicia’, conducido por Lara Siscar, entrevista esta semana a José María Pérez "Peridis", dibujante que lleva 50 años caricaturizando a los grandes protagonistas de la actualidad política desde su tira diaria en El País.

 

José María Pérez empezó a dibujar sus primeras caricaturas para el Diario de Palencia e Informaciones a finales de los años 50, cuando apenas alcanzaba la mayoría de edad. Las firmaba como Peridis, el seudónimo bajo el que continúa observando e ilustrando la actualidad política en su tira diaria para El País. Desde la fundación del diario en 1976, Peridis no ha faltado un día a su cita con los lectores.

Por sus viñetas han pasado todos los protagonistas de la política nacional: desde Adolfo Suárez a Pedro Sánchez, pasando por Alfonso Guerra o Pablo Iglesias. También los grandes acontecimientos que han marcado este medio siglo de Historia: legalización del PCE, la Ley del divorcio o los atentados de ETA.

En este capítulo, Peridis hace memoria y revisa su obra gráfica, pero también recupera su legado como divulgador del Románico; regresa al Monasterio de Santa María La Real que contribuyó a restaurar; y salda alguna cuenta pendiente con un político al que retrató en más de una ocasión, Alberto Ruiz Gallardón.

TITULO:  EN PORTADA CRONICAS MUJERES VIAJERAS - El Gobierno solo ha sacado de Canarias en un mes a 93 de los 4.000 menores comprometidos a reubicar  ,. -   Jueves - 20 , 27  - Noviembre ,.

 

El Jueves  - 20 , 27  - Noviembre a las 23:30 en La 1,./ fotos,.

 

 

El Gobierno solo ha sacado de Canarias en un mes a 93 de los 4.000 menores comprometidos a reubicar,.

Los ministerios implicados siguen sin resolver la distribución de los niños por las CCAA,.

Ángel Víctor Torres es el ministro encargado del reparto ,.

El pasado jueves se cumplió un mes del inicio del reparto hacia la Península de los menores migrantes hacinados en Canarias, Ceuta y Melilla. Pero 30 días después, según datos del Gobierno de Canarias a los que ha tenido acceso ABC, el número de niños que han sido reubicados es solo de 93 de los 4.000 menores entre los solicitantes de asilo y los del reparto ordinario que deben ser repartidos por las distintas autonomías.

El 11 de agosto, tras varias reprimendas por parte del Tribunal Supremo al Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, el departamento que dirige Elma Saiz trasladó a los primeros diez niños peticionarios de protección internacional desde diferentes centros de Canarias a uno de Gijón.

Esa misma semana el Gobierno paralizó temporalmente el segundo de los dos repartos semanales a los que se habían comprometido, que iba a ser de 15 menores, aunque finalmente lo realizaron unos días después. La administración de Estado alegó «problemas administrativos» para justificar la paralización de ese viaje, una excusa que no convenció a Canarias, cuyo presidente, Fernando Clavijo, criticó en una entrevista concedida a ABC la posición del Ejecutivo.

En estas cuatro semanas, desde que se inició la derivación de los niños solicitantes de asilo, pese a haberse aprobado en Consejo de Ministros el decreto de capacidad que permitió la declaración de la contingencia migratoria en Canarias, Ceuta y Melilla –a Baleares se les ha denegado la solicitud–, los únicos niños que han sido derivados a la Península son los peticionarios de protección internacional, de los que se debe hacer cargo el Estado.

De los más de 3.000 menores no acompañados que forman parte del reparto ordinario, es decir, los que llevan meses hacinados en centros de Canarias, Ceuta y Melilla, todavía no ha salido ni un niño desde las autonomías de origen a las que se tendrán que hacer cargo a partir de ahora y hasta que cumplan la mayoría de edad.

La primera reunión del Consejo de Ministros tras las vacaciones de verano, celebrada el 26 de agosto, el Gobierno dio luz verde al decreto de capacidad, un texto que regula el máximo de niños que pueden estar bajo la tutela de un territorio determinado, en función del número de menores en función de la población empadronada.

Con ese decreto ya publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE), las autonomías pudieron solicitar desde el 28 de agosto la declaración de la contingencia migratoria, trámite imprescindible para iniciar el reparto. Un día más tarde, el 30 de agosto, la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, autorizó las peticiones solicitadas por los territorios con una mayor tensión migratoria, lo que habría permitido desde ese día iniciar la distribución de los menores hacia las comunidades autónomas que se deberán hacer cargo de ellos.

En este caso, dos semanas después de la fecha comprometida por parte del Ejecutivo para la salida de los primeros niños de Canarias, Ceuta y Melilla, todos siguen todavía en los centros que deben abandonar de forma inmediata. Y lo peor de todo, según indican fuentes del Gobierno canario, es que no hay previsión de cuando va a iniciarse ese trámite.

La administración autonómica denuncia que, a día de hoy, siguen sin tener información por parte del Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática, que dirige precisamente el expresidente autonómico socialista Ángel Víctor Torres, el responsable gubernamental del reparto junto a Rego. Ambos reunieron el 2 de septiembre, una semana después de la aprobación del decreto, una comisión interministerial para supervisar las labores para garantizar la distribución de los menores que sigue encallada.

Al departamento que dirige Torres le compete la asignación de plazas en las autonomías de destino, labor que deben realizar los delegados o subdelegados del Gobierno de las zonas en contingencia migratoria, a través de un aplicativo que ya tienen disponible.

Derivación automática

Casi con total seguridad, el primer menor en abandonar Canarias tras declararse la contingencia migratoria, según fuentes autonómicas, será un niño que llegó el pasado miércoles en un atunero a la isla de Lanzarote.

A los menores no acompañados que llegan después de la declaración de la contingencia se les aplica lo establecido en el artículo 5 del Real Decreto 658/2025, que establece un protocolo de derivación que culmina con el traslado en un plazo máximo de 15 días, plazo que los responsables implicados vaticinan que no se va a cumplir.

El jueves, un día después de la llegada del menor, la subdelegación del Gobierno pidió a Canarias un informe para iniciar el procedimiento que la autonomía remitió un día más tarde. Ahora falta otro informe de la fiscalía, que tiene dos plazos para emitirlo, antes de comunicar a la autonomía de destino del traslado, que podrá presentar alegaciones. Será después cuando se iniciará su viaje a la Península.

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