TITULO: DESAYUNO CENA FIN SABADO - La matemática del espejo - Manuel Bouzas, arquitecto,.
DESAYUNO CENA FIN SABADO - La matemática del espejo - Manuel Bouzas, arquitecto , fotos,.
Manuel Bouzas, arquitecto,.

Manuel Bouzas, arquitecto: “Será posible la descarbonización en la arquitectura si seguimos haciendo bien las cosas”,.
A medio camino entre Pontevedra y Nueva York, es profesor en la Universidad de Cornell y editor de Obradoiro, la revista del Colegio de Arquitectos de Galicia. Este año ha recibido el Premio ROOM Futuro y el Premio Princesa de Girona,.
( Desayuno )
A Manuel Bouzas (Pontevedra, 32 años) la noticia de que su proyecto era el elegido para el pabellón de la Bienal de Arquitectura de Venecia le llegó en un audio de dos segundos: “Hemos ganado”, decía su compañero Roi Salgueiro. Ambos, meses antes, sin mucha intención de que saliera ganadora, habían dado forma a Internalities: Architectures for Territorial Equilibrium, una propuesta expositiva sobre las diferentes soluciones de descarbonización en la arquitectura que ya se trabajan en España.
La muestra, hasta el 23 de noviembre, es un análisis exhaustivo sobre las nuevas materialidades incorporadas a la construcción, que prometen reducir el impacto medioambiental en un sector responsable de más del 34% de la demanda energética y alrededor del 37% de las emisiones de CO2, según las Naciones Unidas. Una problemática silenciosa para este joven arquitecto, último Premio Princesa de Girona Arte.
( Cena )
Bouzas vive entre Pontevedra y Nueva York, donde es profesor en la Universidad de Cornell, y representa a una nueva generación de profesionales que se han lanzado al mercado en medio de dos crisis, una medioambiental y otra de la vivienda, íntimamente entrelazadas.
Pregunta: Para muchos de sus compañeros ha sido salir de la carrera y encontrar trabajo al día siguiente gracias al auge de la vivienda. Son la primera generación que se ha salvado de la crisis del ladrillo de 2008.
Respuesta: Me desaconsejaron hacer arquitectura, pues mi padre, también arquitecto, sufrió la crisis financiera de 2008. Hoy, por fin, tras muchos años de vagar en el desierto, empieza a haber una situación parecida a la que había antes. En España los arquitectos jóvenes sí tienen acceso a hacer obras y a experimentar en arquitectura con cierta radicalidad. Es cierto que la crisis de vivienda y la crisis climática están marcando nuestra trayectoria. En 2008, apareció una arquitectura de la austeridad profundamente española: recuperación, rehabilitación, la estética desnuda, construir con poco o casi nada. Hoy la arquitectura habla de respuestas a la sostenibilidad, de otros materiales, otros lenguajes, otros ensamblajes.
P: Cuando recibió el premio Princesa de Girona Arte, su discurso se volvió viral en redes sociales. Decía: “El planeta va a crecer, vamos a ser 10.000 millones de personas para 2050 y hace falta vivienda de calidad, y arquitectos que la construyan. Además, tenemos que hacerlo desde un punto de vista de sostenibilidad y ecología, para reducir las emisiones de un sector, el de la construcción, que es responsable de casi el 40% de las emisiones”. ¿Representa un cambio de pensamiento en su generación?
R: Creo que es más estructural que generacional, de cambiar la manera en la que se venían haciendo las cosas. No son solo dos o tres arquitectos los que estén trabajando de forma alternativa, hay evidencia de que esto ya ha empezado a pasar. El pabellón de España en la Bienal reúne decenas de construcciones que representan esa otra visión. Soy optimista y positivo, creo que en unas décadas será perfectamente posible un escenario de descarbonización en la arquitectura si seguimos haciendo bien las cosas.
P: Entonces, ¿podemos decir que España es pionera en arquitectura ecológica?
R: Somos punta de lanza entre otros motivos porque tenemos una abundante paleta de materiales que permiten la descarbonización. Tierras, maderas, piedras y todas aquellas inteligencias que saben transformarlas en arquitectura. Tenemos una educación técnica excepcional, sabemos hacerlo. Y otra cosa bastante particular que se distancia de otros contextos europeos, que es una industria que experimenta y comercializa. Grandes empresas madereras empujan hacia una reestructuración en la manera en la que construimos vivienda social, y también hay empresas que trabajan con la tierra, con productos que nunca antes se habían visto, como bloques de tierras compactados. Y, por supuesto, contamos con esa red de inteligencias populares, como carpinteros o canteros, que lo ponen en valor. El tejido existe, la voluntad existe y la destreza para hacerlo también existe. No es que haya esperanzas, es que hay evidencia.
P: En el pabellón de la Bienal de Arquitectura de Venecia acuñaron el término internalities para hablar de sostenibilidad en la construcción. ¿De dónde viene ese discurso?
R: El pabellón trata de generar conocimiento, no solo exhibir. Un conocimiento que pueda ser extrapolable o compartido en otros lugares de Europa. Junto a Roi Salgueiro hemos seleccionado 50 participantes, 16 proyectos y cinco investigaciones para tratar de dar respuesta a la pregunta ¿qué significa la palabra internalities? Es realmente una metodología de diseño que aborda las externalidades medioambientales de los procesos de producción, para así favorecer recursos regionales, regenerativos y de bajo impacto ecológico, en equilibrio con los territorios de donde provienen.
P: ¿Es lo que se está haciendo en España ahora mismo?
R: Así es. Mostramos proyectos ejemplares en nuestro país para demostrar que es posible construir así, con piedras de marés de Baleares, granitos del norte de España, pizarras, maderas de pino, abeto, teca, corcho, tierras compactadas en bloque, también en tapial, incluso posidonia oceánica que llega a las playas y se usa para aislamiento. Una grandísima diversidad de paletas materiales, que también contemplan el reciclaje. Es una muestra que habla de la virtuosidad constructiva y técnica en España, pero también de un cuidado especial por los paisajes de donde tomamos todos esos recursos.
Una arquitectura es ecológica si atiende con el mismo cuidado a esos otros lugares de donde se obtienen los recursos que permiten su construcción: bosques, plantaciones, suelos, canteras...
P: Dan mucha importancia a construir desde lo local, y además a la huella que dejan la manipulación o la extracción de los materiales en el territorio.
R: Una arquitectura no es ecológica porque un certificado verde determine que lo es. Es ecológica en tanto en cuanto atiende con el mismo cuidado todos esos otros lugares de donde se obtienen los materiales que permiten su construcción: bos- ques, plantaciones, suelos, canteras. Tan importante es la arquitectura hecha con madera como las prácticas forestales sostenibles y certificadas de ese bosque. Sin una cosa no existe la otra. No tiene sentido decir que mi casa es sostenible porque está hecha de madera, si la estoy sacando del Amazonas de manera ilegal o trayéndola desde el otro lado del mundo. En el caso de la madera, es muy claro: si cada árbol que quitas lo sustituyes por otro, con técnicas de silvicultura que protegen y cuidan los bosques, incluso ante posibles incendios, pues estás consiguiendo absorber, a través de la fotosíntesis, gran parte del CO2 que has eliminado.
P: ¿Entienden los edificios ecológicos como grandes reservorios de CO2?
R: Es algo así. Cada vez que cortas un árbol para hacer un producto de madera, no solo estás plantando otro, sino que todo ese CO2 que ha absorbido el árbol durante la fotosíntesis queda ahí almacenado. Es un depósito a largo plazo, pues la mitad del peso de un producto de madera es CO2. A partir de aquí surge la idea de entender los edificios como depósitos de carbono. Cada vez que construimos con madera una pared, un suelo, una escalera, un mueble, estamos almacenando una grandísima cantidad de CO2 que permite, por primera vez, absorber más carbono del que se emite. Así contribuimos a limpiar la atmósfera y a cuidar unos paisajes que, de otra forma, estarían olvidados.
P: ¿Esto supone un salto de escala? Porque no solo hablan de materiales, sino de la realidad de todo un territorio que, además, se puede cuantificar.
R: Ecología es un término que me gusta más que sostenibilidad. Como decía el biólogo americano Barry Commoner, se explica como la relación entre una cosa y todas las demás. La descarbonización tiene que ver con una sola métrica, la del CO2. No estamos aún familiarizados con estas mediciones, porque no son fáciles de obtener. Es algo similar a cuando [el arquitecto] Buckminster Fuller le preguntó a Norman Foster cuánto pesaba un edificio y este lo calculó para responder a su maestro.
Pues nosotros también deberíamos tener esas métricas, como cuántos kilogramos de CO2 por metro cuadrado consume un edificio. Esto permite filtrar aquellos proyectos que se podrían empaquetar dentro de la corriente del greenwashing [lavado verde o ecopostureo] y nos ayudaría desde la administración y desde la técnica a hacer más preciso aquello de lo que hablamos cuando hablamos de descarbonización. Esta es una de las métricas que acabaremos implementando de manera habitual, igual que hoy hablamos de euro por metro cuadrado.
P: ¿Cuáles son esas externalidades medioambientales asociadas a los procesos de producción que mencionan tan a menudo?
R: Hablamos de externalizar cuando sacamos algo fuera de nuestro sistema de control. Externalizamos una tarea. Pero en realidad este no es el concepto. Fue concebido por Arthur Pigou, economista británico y profesor en la Universidad de Cambridge, que en 1920 acuñó por primera vez el término externalidad. Según sus palabras, se refiere a “los costes indirectos que afectan a personas y territorios que no comparten relación directa con un producto”. Hoy, estos costes permanecen ocultos, no son considerados en el mercado. Habitualmente, cuando una persona paga un precio por un producto que es barato, por ejemplo hecho con plástico, en realidad no está pagando todas esas repercusiones medioambientales que conlleva hacer ese producto de plástico. Y esto lo podemos aplicar a cualquier cosa, desde la ropa que vestimos hasta los edificios en los que habitamos. Una externalidad tiene un origen privado, pero una consecuencia pública.
P: Es decir, las externalidades nos cuestan dinero a largo plazo, y nadie las cuantifica.
R: Pigou lo explicaba con un ejemplo. Imagina que un tren de mercancías circula por un bosque desde la fábrica hasta la ciudad, y en el viaje salta una chispa que genera un incendio y arrasa ese bosque. Esto es una externalidad indirecta, no concebida. Pero hay otras externalidades que sí son conscientes y pueden ser trazables, aunque permanezcan ocultas. Se pone también el ejemplo de materiales de construcción. Por ejemplo, el aluminio: por cada kilogramo producido se generan otros tantos de lodos tóxicos que quedan almacenados junto a la fábrica y forman una grandísima balsa roja que se puede ver incluso desde un satélite. Cada uno de estos materiales genera una huella sobre el territorio de la que habitualmente no somos conscientes. Esas son las externalidades.
P: ¿Se deberían aplicar al precio final o en algún tipo de impuesto?
R: Lo que me parece interesante del concepto externalidad es que vincula dos cosas: ecología y economía. Una determinada actividad económica conlleva un determinado impacto ecológico, y las maneras de cuantificarlo o de medirlo son las externalidades medioambientales. Arthur Pigou proponía los impuestos pigouvianos, para comenzar a asumir esos costes que no estaban considerados. Los impuestos de carbono derivan de estas teorías. Pero es cierto que los que pagan los impactos medioambientales de los procesos no son los habitantes de ese lugar, sino los de otro sitio, como pasa con los desastres medioambientales: siempre pagan los habitantes del sur del planeta. Si en un concurso público para construir una vivienda o un edificio se empezaran a exigir métricas de kilogramo de CO2 por metro cuadrado, como si fuera un criterio más, como el presupuesto euro por metro cuadrado, estaríamos ayudando a ser más rigurosos con el impacto medioambiental de nuestros edificios.
No es una visión nostálgica el hecho de construir con madera, tierra o piedra, es absolutamente contemporánea, porque hoy ya existen industrias que están reinventando estos materiales
P: ¿La solución pasa por internalizar los procesos? ¿Trabajar desde lo local y con mano de obra de aquí?
R: Creemos que es posible desescalar todo este mercado global, de escala planetaria, mediante lo que llamamos internalidades. Por ejemplo con la energía: España ha pasado de ser un país energéticamente pobre y dependiente a ser un actor clave en la transición energética de Europa. Apostamos por internalizar los oficios y los recursos que están en un determinado territorio, para no desplazar todos esos puestos de trabajo al otro lado del mundo, como pasa con otros sectores. Y, por supuesto, internalizar los residuos que generamos.
P: ¿Cómo hacerlo con los oficios?
R: En el discurso de la descarbonización orientado tecnocráticamente hacia la métrica del CO2, el factor humano se estaba diluyendo. Cuando decimos que internalizamos los oficios, queremos decir que hay una red de inteligencias técnicas asociadas a la construcción, con la tierra, con la piedra y con la madera, en carpinterías y canterías, con alfareros o ceramistas, que son importantísimos para lograr esa transición. Porque, cuando hablamos de un impacto positivo en un determinado territorio, no solo hablamos de un impacto medioambiental, sino también socioeconómico. No es lo mismo dar un euro a la frutería de al lado, que dárselo a una cadena de suministro global que trae esos productos desde el otro lado del mundo. Todas las cosas que utilizamos han dejado un agujero en otro lugar, aunque no lo queramos ver.
Se importa acero, plástico, aluminio o cemento de otras partes del planeta. Son productos que frecuentemente vienen de cadenas intrazables, hemos perdido esa conexión. Recuerda lo que ocurrió en 2021 cuando el barco Ever Giden encalló en el Canal de Suez. Fue un retrato de la vulnerabilidad de nuestras economías ante ese sistema global. Tal vez podría repetirse lo mismo con los aranceles norteamericanos. La construcción debe recalibrar su escala de acción.

P: ¿Y de qué forma construir más barato y más ecológico?
R: ¿Se tiene que construir barato? Es la contrapregunta. Me gusta comparar la arquitectura con la cocina. Si hiciéramos una encuesta y a la mayoría de las personas le diéramos a elegir entre un producto congelado y cualquier comida casera de la abuela, ¿cuál requiere más tiempo de elaboración? ¿cuál es más costosa de hacer? Sabemos que acabaríamos eligiendo un producto que sabemos de dónde proviene. La industria alimentaria etiqueta el número de calorías, el origen, su composición. Entonces, si somos tan cuidadosos con lo que ingerimos y nuestros cuerpos, ¿por qué no somos tan cuidadosos con los espacios que los envuelven, como son las viviendas?
P: ¿Pero esto no las haría más caras en un momento de crisis absoluta por su precio?
R: El problema no son los precios de construcción, es la rentabilidad de quienes operan en ese oscuro mercado que es el sector inmobiliario. Hay una gran cantidad de agentes haciendo cosas muy cuestionables. El problema de fondo no es el precio de la madera, es la especulación.
P: ¿Estamos pagando mucho por casas que en realidad no lo valen?
R: Creo que hay gente sacando beneficio de una manera mucho más excesiva y abusiva de lo que sería razonable, y este es el problema de la vivienda. ¿Por qué hay tantos inversores, tantos fondos, tanta gentrificación, turismo masivo? Es un sector lucrativo, la oferta y la demanda avanzan y los precios no decrecen. Y es porque alguien hace mucho dinero con ello.
P: ¿Cuáles serían las materias primas para esa nueva forma de construir?
R: Existe una serie de paletas de materiales, en concreto madera, tierra, piedra y materiales reciclados, que ya comienzan a industrializarse, que aceleran el proceso constructivo y de instalación. Una vivienda en madera hecha con material contralaminado tarda semanas en ejecutarse, mientras que una estructura de hormigón similar a lo mejor llevaría meses o años. Construir de esta manera permite no solo reducir los plazos, sino también los costes, porque al recortar tiempo reduces presupuestos. Pero también reduces contaminaciones de ruido, de polvo, riesgos laborales...
No es una visión nostálgica el hecho de construir con madera, tierra o piedra, es absolutamente contemporánea, porque hoy ya existen industrias que están reinventando estos materiales. La madera contralaminada ha llegado para quedarse, como demuestran los numerosos casos de éxito de viviendas sociales en España. Lo mismo pasa con la tierra, que se puede precompactar, con industrias que antes hacían bloques de hormigón y hoy producen bloques de tierra, especialmente en las Islas Baleares. Se elaboran con las mismas herramientas, pero un bloque de tierra no genera emisiones y se extrae de suelos vecinos; a veces, incluso de la excavación del propio solar. Estamos sustituyendo un material por otro, reduciendo la huella de carbono. Y, además, son materiales vivos, que regulan de una manera natural el confort térmico en el interior. Se está mucho más fresquito,.
TITULO:
CARTAS AL CIELO - La herejía que más preocupa al Papa: el pelagianismo en la Iglesia de hoy,.
La herejía que más preocupa al Papa: el pelagianismo en la Iglesia de hoy,.
El Papa Francisco no deja de alertar sobre el riesgo de volvernos
pelagianos, una herejía condenada por la Iglesia hace siglos y que sin
embargo está introducida de manera sibilina en nuestra vida diaria. El
dominico Chus Villarroel lleva décadas escribiendo y alertando sobre
este peligro, pero sobre todo predicando que el amor de Dios, ante todo,
es gratuito, y que «más que hacer, se trata de dejarse hacer»,.


fotos / «Una de las cosas más difíciles de comprender para todos los cristianos es la gratuidad de la salvación en Jesucristo»; «La salvación no se paga, la salvación no se compra. La Puerta es Jesús y ¡Jesús es gratis!»; «El lugar privilegiado para el encuentro con Jesucristo son los propios pecados»; «Tengan confianza en el perdón de Dios. ¡No caigan en el pelagianismo!»: son frases que el Papa Francisco ha ido diciendo a lo largo de los últimos años, a la vez que ha ido advirtiendo del riesgo que la antigua herejía del semipelagismo se reproduzca en nuestra vida diaria. Para hablar de todo ello hemos entrevistado al padre dominico Chus Villarroel, autor de numerosos libros sobre la gratuidad, como Relatos de gratuidad (LibrosLibres), Espiritualidad Carismática (Voz de papel) o Vivencias de gratuidad (Edibesa).
Chus, el Papa ha hablado mucho sobre el pelagianismo y lo ha
contrapuesto a la verdadera forma de vivir la fe: la gratuidad. ¿Quién
era ese Pelagio?
Pelagio fue un monje irlandés, alto, fuerte
y guapo —que eso también ayuda—, que vino a decir que no se necesitaba
una gracia especial para recibir la salvación eterna; sencillamente
porque Dios nos ha dotado a todos con suficientes facultades para que
nosotros mismos y por nuestro esfuerzo lográramos ganar el cielo. San
Agustín le respondió, pero Pelagio le acusó a su vez de que la
relajación del clero romano se debía a su doctrina de la gracia. Pelagio
defendía que la salvación se la gana uno a base de esfuerzos y a base
de merecerla.
¿Y el semipelagianismo?
El semipelagianismo vino
después, en el sur de Francia, y decía que sí que necesitamos la primera
gracia, pero que después hacerla fructificar ya era cosa nuestra, algo
que teníamos que conseguir con nuestros actos, con nuestros esfuerzos,
con nuestros méritos. También fue condenada por la Iglesia, en el
Concilio de Orange, que defiende que todas las gracias que recibimos en
la vida son gratuitas, incluida la gracia de la perseverancia final.
Todo es gratuidad.

Pero este fenómeno es algo recurrente a lo largo de la
historia, e incluso a lo largo de nuestra propia vida. ¿Cómo podemos
caer en estas tentaciones hoy, en el siglo XXI?
Hoy la
mayoría de la gente es semipelagiana, y yo mismo he sido semipelagiano
hasta hace nada. Todos somos semipelagianos de alguna manera. Pensamos
que a Dios le pedimos la gracia para hacer, para que haga «yo» las obras
que «yo» tengo que hacer, con lo cual ya eres tú el que te salvas,
ayudado por la gracia, pero eres tú el protagonista, el que te ganas tu
salvación.
Sin embargo, se trata de vivir aquello que vivió la Virgen: «Hágase en mí». La Virgen vivió ajena al semipelagianismo. Ella vivió la gracia trabajando en ella. Es una dimensión en la que cuesta entrar, es una dimensión en la que el protagonista es el Espíritu Santo, no nosotros.
Una pregunta trampa: entonces, ¿qué «hay que hacer» para salvarse?
Es
una pregunta que no tiene respuesta. El Evangelio dice: «Sed como
niños». Los que sean como niños entrarán en el reino de los cielos.
También nos dice. «Pedid el Espíritu Santo». ¡Tenemos que pedirlo! Hoy
estamos muy endurecidos por el racionalismo, aun personas de buen
corazón; esto nos aparta de la infancia espiritual, nos aparta de acoger
al Señor. En Europa, el racionalismo nos mata, porque estamos empeñados
en «comprender» antes que en «dejarnos hacer». Delante de Dios no
podemos poner condiciones. Solo el que es pequeño y sencillo recibe el
Espíritu Santo. El Espíritu lo tenemos todos los bautizados, pero a
veces parece un regalo sin abrir, no todos tenemos una experiencia
profunda de Él.
¿Cómo se vive la gratuidad en el día a día?
La
gratuidad trae consigo que el Espíritu Santo te hace ver que no es tu
obra, sino que es obra de Dios. Una consecuencia es que se te quita el
peso de la salvación, no lo llevas tú. Y el pecado y la lucha contra el
pecado dejan de ser el centro de la vida espiritual, ya no estás
centrado en el combate, en los sacrificios, en las cautelas de todo
tipo, en la condena, etc. Cuando todo gira en torno al pecado, te
olvidas de la fuente. ¿Pero qué importancia tiene tu pecado cuando vives
en compañía de Aquel que ha muerto gratuitamente por ese pecado? Aunque
lo vuelvas a cometer, por tu debilidad, ya no es lo mismo.
¿Por ejemplo?
Yo suelo dar el ejemplo de la
masturbación. Si eres un masturbador y tienes el Espíritu Santo, tu
masturbación ya no es lo mismo. Porque si estás en la dimensión del
Espíritu, tu masturbación se transforma en una pobreza. «Te basta mi
gracia, aguanta tu pobreza. Yo lo iré sanando a lo largo de la vida».
Pero tú sabes que ese pecado está clavado en la Cruz de Jesucristo, y
lavado por su sangre. Si no, entramos en el escrúpulo, en hacer todo lo
que pueda para librarme de esto que odio, en las cautelas. Había un
aforismo en el siglo XVI que decía: «A quien hace todo lo que puede Dios
no le niega su gracia». Eso es falso.
También se dice: «A quien madruga Dios le ayuda»…
Lo
mismo. Pero la gratuidad de la que hablamos es una experiencia para el
cielo, empezando aquí. Porque quien vive así va libre por la vida. Otro
signo es la alegría, no te pesa el pecado. No te pesa tu salvación. No
tienes miedo a la muerte. No tienes miedo al Juicio. Esa alegría, ese
estar libre de exigencias, libre del poder del pecado, te ayuda incluso
en lo humano. Ya nos estresa la vida diaria y nos estresa el trabajo; si
además te estresa la religión, ¡pues apaga y vámonos! El que vive en la
gratuidad vive las cosas de Dios con mucha paz, y con ganas. Las cosas
de Dios te atraen y no las vives ya con tensión, cumpliendo todo el
rato, exigiéndote.
¿Entonces no hay que hacer nada en absoluto?
La
pregunta sería: ¿cuál es la acción religiosa de aquel que vive en la
gratuidad? Sobre todo, la alabanza, el compartir la fe con otros. Esto
nos da fuerza a nuestra fe, experiencia de Dios. Pero por mucho Espíritu
Santo que tengas, en la vida ordinaria tienes que luchar. Nadie saca
una oposición sin estudiar.
Entonces se puede vivir en paz aunque seas un pecador. San Agustín llegó a exclamar: «¡Bendito pecado!».
El
sentido profundo del pecado es que ha sido perdonado por Dios. El amor
de Dios que ha destruido nuestros pecados es más grande que nuestros
pecados. Por eso puedes decir: «Bendito pecado que nos ha merecido tan
grande redentor». Porque si yo no fuera pequeño, pobre y pecador, no
necesitaría un salvador y perdonador como Jesucristo.
¿Dónde quedan entonces la oración, el Rosario, la Misa, el ayuno…, las prácticas religiosas habituales?
Una
vez que tienes la experiencia del Espíritu, este te hace hacer «las
obras que Dios dispuso de antemano que tú practicases». Él te da la
gracia, y también las obras para hacer, como estas de las que has
hablado, por medio la caridad. Madre Teresa de Calcuta recibió el
carisma de los pobres, pero aseguraba que todo lo que había hecho en
realidad lo había hecho la gracia de Dios. No paraba de decir: «Es obra
suya». Ella decía a sus hermanas que si salían a los pobres sin
Jesucristo, «entonces estaríamos haciendo una obra nuestra». O sea,
semipelagianismo.
¿Cómo leer entonces el evangelio de la Visitación, por
ejemplo? Muchas veces se enfatiza el servicio, el hacer cosas por los
demás… como la Virgen ayudaría a su pariente Isabel.
La
exigencia del servicio está muy metida en la Iglesia. ¿Por qué esa
interpretación de María como servidora de Isabel, cuando posiblemente
Isabel era una mujer acomodada y con sirvientes? El que tiene una
experiencia poderosa del Espíritu, como la tuvo María el día de la
Encarnación, no puede quedársela para sí sin compartirla. Le asfixiaría.
Seguramente, María no podría compartirlo con José, ni con sus padres,
nadie la entendería. Y se fue a 150 kilómetros de Nazaret a ver lo que
le había sucedido a su pariente Isabel, según el ángel le había contado.
¿Qué pasó cuando se encontraron? ¿María le calentó un café? Nada de
eso, aquello fue un disparadero de alabanzas, y san Juan saltando en el
vientre de su madre. Necesitaban el desahogo profundo de contar lo que
estaban experimentando.
Precisamente el Papa Francisco, cuando comenta este
evangelio, dice: «La Virgen llevó a Jesús, llevó la alegría, la alegría
plena. Así la Iglesia es como María: la Iglesia no es una agencia
humanitaria o una ONG. La Iglesia lleva a Jesús y debe ser como María
cuando fue a visitar a Isabel».
El Papa dice que la única
doctrina verdadera es la de la gratuidad de la salvación. Más que hacer,
se trata de dejarse hacer. Como la Virgen María. La Virgen no le dijo
al ángel: «De acuerdo, me parece bien, haré todo lo posible, me
comprometo, pondré todo mi esfuerzo en esto que me dices…». Ella dijo
solamente: «Hágase en mí».
Como San Pablo, que escribió: «Sé de quién me he fiado y
estoy firmemente persuadido de que tiene poder para asegurar hasta el
último día el encargo que me dio». Es Dios el que tiene el poder, no
nosotros…
Eso es. Esa es la línea que separa la gratuidad
del semipelagianismo. Este lenguaje va para arriba, la gente está
cansada de una doctrina vacía, cansada de tantos pesos…
La verdadera doctrina es la gratuidad (Misa de Santa Marta. 15 de octubre de 2015)
«Una de las cosas más difíciles de comprender para todos los cristianos es la gratuidad de la salvación en Jesucristo. Ya San Pablo encontró grandes dificultades para hacer entender a los hombres de su tiempo que esa es la verdadera doctrina: la gratuidad de la salvación. Jesús parece un poco enfadado con los doctores de la ley, porque les dice cosas fuertes y muy duras: Os habéis quedado con la llave del saber; que ni habéis entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar (Lc 11, 52), porque os habéis llevado la llave de la gratuidad de la salvación, de ese conocimiento. Porque los doctores de la ley pensaban que respetando todos los mandamientos se podían salvar. Esta lucha no termina, porque también es una lucha que llevamos dentro. Y nos hará bien hoy preguntarnos: “¿Creo que el Señor me ha salvado gratuitamente?, ¿yo creo que no merezco la salvación? Y si merezco algo, ¿es por medio de Jesucristo y de lo que Él ha hecho por mí?”».
La salvación no se paga (Audiencia General 16 diciembre 2015)
«Estad atentos que no haya alguno más despierto, demasiado astuto que os diga que se tiene que pagar: ¡no! La salvación no se paga, la salvación no se compra. La Puerta es Jesús y ¡Jesús es gratis! Él mismo habla de quienes no dejan entrar como se debe, y simplemente dice que son ladrones y bandidos. De nuevo, estad atentos: la salvación es gratis».
El lugar del encuentro con Cristo son los pecados (Homilía en Santa Marta, 4 de septiembre de 2014)
«El lugar privilegiado para el encuentro con Jesucristo son los propios pecados. Si un cristiano no es capaz de sentirse pecador y salvado por la sangre de Cristo —y éste crucificado—, es un cristiano a medio camino, es un cristiano tibio».
La confianza en las estructuras (V Congreso de la Iglesia en Italia. Florencia. 10 de noviembre de 2015)
«Son muchas las tentaciones que afrontar hoy. La primera es la pelagiana. El pelagianismo nos conduce a poner la confianza en las estructuras, en las organizaciones, en las planificaciones perfectas. un estilo de control, de dureza, de normatividad. La norma da al pelagiano la seguridad de sentirse superior, de tener una orientación precisa. Allí encuentra su fuerza, no en la suavidad del soplo del Espíritu. La doctrina cristiana, en cambio, tiene un rostro que no es rígido, tiene un cuerpo que se mueve y crece, tiene carne tierna: la doctrina cristiana se llama Jesucristo».
¡No caer en el pelagianismo: «Tú debes hacer esto, esto, esto…»! (A los frailes menores capuchinos. 9 de febrero 2016)
«Y si una persona viene a confesarse, es porque en su ánimo no quiere hacerlo más. Pero tantas veces no pueden, porque están condicionados por su vida, su psicología, su situación… «Ad impossibilia nemo tenetur». Hay que tener un corazón amplio… El perdón; el perdón es una semilla, una caricia de Dios. Tengan confianza en el perdón de Dios. ¡No caer en el pelagianismo! «Tú debes hacer esto, esto, esto…».
La Visitación: «La Virgen llevó a Jesús» (Audiencia General 23 de octubre 2015)
«Pensemos en su disponibilidad respecto a su pariente Isabel. Visitándola, la Virgen María no le llevó sólo una ayuda material; también esto, pero llevó a Jesús, que ya vivía en su vientre. Llevar a Jesús a aquella casa quería decir llevar la alegría, la alegría plena. Así la Iglesia es como María: la Iglesia no es un negocio, no es una agencia humanitaria, la Iglesia no es una ONG, la Iglesia está enviada a llevar a todos a Cristo y su Evangelio; no se lleva a sí misma —sea pequeña, grande, fuerte, débil— la Iglesia lleva a Jesús y debe ser como María cuando fue a visitar a Isabel».
TITULO: 3 RAZONES CON - No dejes de soñar Paz Padilla y Carolina Marín nos regalan una noche para el recuerdo,.
Paz Padilla y Carolina Marín nos regalan una noche para el recuerdo,.
El mejor humor, el deporte de élite y la buena música se dan la mano con Paz Padilla, foto - Carolina Marín y otros invitados como Manuel Lombo o María Villalón. Una noche más cumpliendo los sueños de Andalucía con Manu Sánchez y Pastora Soler.
Paz Padilla arranca "No dejes de soñar" poniendo el teatro patas arriba gastándole una broma a inolvidable nuestra querida Pastora Soler. Acto seguido contaremos con un reencuentro de lo más “chistoso”. Paz Padilla será sorprendida por algunos de sus compañeros del mítico programa “Genio y Figura”. Juntos, recordarán al gran Chiquito de la Calzada y contarán anécdotas de lo más inverosímiles y divertidas.
La gala continua con la visita del dibujante Manuel Barragán, que se ha hecho muy conocido por hacer dibujos que son auténticas obras de arte en servilletas de papel. Él será el encargado de tener unos regalos muy especiales nuestras invitadas principales de la noche.
A continuación, dos jovencísimas jugadoras de bádminton cumplirán el sueño de conocer en persona a su gran ídolo, Carolina Marín. Pero como no hay dos sin tres, a este doble sueño se suma el de Esther Sanz, la primera jugadora olímpica española de bádminton y madre de una de las soñadoras que, sin esperarlo, podrá por fin conocer a la que considera la gran referente de este deporte.
No podíamos dejar marchar a la gran Carolina sin sentarse en nuestro sillón de los sueños. Para sorprenderla aparecerá su amigo y artista onubense Paco Millán, que le cantará unas sevillanas con la letra dedicada a Carolina Marín.
Paz Padilla volverá a entrar en escena para hacer realidad el sueño de nuestra siguiente soñadora: Beli, que recientemente ha quedado viuda y la lectura del libro de Paz “El humor de mi vida” fue un bálsamo para su dolor. Ella cree que viene a una conferencia de un reconocido coach de psicología positiva, pero todo forma parte de una encerrona para que conozca a su admirada Paz Padilla.
"No dejes de soñar" termina por todo lo alto con la mejor música. Pastora Soler acude a sus amigos para dar una sorpresa en forma de reconocimiento a Liliana Aracil, la vocal coach Argentina con la que lleva años entrenando su voz más de 20 años. Liliana también cuida las voces de artistas como María Villalón, Manuel Lombo o Paz Padilla. Para mostrarle su apoyo al estar atravesando un delicado momento, los artistas la acercarán a su tierra regalándole los tangos “Garganta con arena” y “Volver”.
TITULO: POLICÍAS EN ACCIÓN - Sánchez, nuevo examen político sobre corrupción ,.
Sánchez, nuevo examen político sobre corrupción,.
foto - Pedro Sánchez, durante un acto sobre memoria histórica el pasado 31 de octubre.
Los populares ‘condenarán’ en el Congreso al líder socialista por financiación ilegal. El Gobierno y el PP tiran de Junts para sus posiciones. El Abogado general de la UE emite sus primeras concusiones sobre la amnistía,.
Solo habrán transcurrido 13 días entre la comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la comisión de investigación del caso Koldo en el Senado y el debate monográfico sobre “la corrupción de su familia y de su partido” que se celebrará en el Congreso este miércoles. Si el PP tiene una mayoría más que suficiente para poner,.

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