BLOC CULTURAL,

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lunes, 21 de abril de 2025

Metrópolis - Crisis, chips y China, una gran oportunidad ,. / DIAS DE TOROS - Daniel Luque, en estado de gracia en la resurrección de Morante ,. / Retratos con alma - La última cena sabe al hogar del que la pinta,.

 

  TITULO: Metrópolis - Crisis, chips y China, una gran oportunidad  ,. 

  El lunes - 5 - Mayo , los lunes a partir de las 00:30, en La2, foto,.

Crisis, chips y China, una gran oportunidad,.

chips ee uu china

Podemos importar las malas condiciones laborales de Asia o crear nuestras propias herramientas invirtiendo en investigación,.

 Circula estos días por redes un vídeo de Tim Cook, jefe supremo de Apple, diciendo que ya nadie produce en China por los bajos costes laborales, sino por el alto grado de especialización. “Nuestros productos requieren herramientas realmente avanzadas, y la precisión que se necesita con ellas y en el trabajo con los materiales que usamos es de última generación”, explica. “La habilidad en su uso aquí es muy profunda”. Cook apunta al sistema educativo por “seguir impulsando eso, incluso cuando,.

 

TITULO:  DIAS DE TOROS  - Daniel Luque, en estado de gracia en la resurrección de Morante,.

 

 

Daniel Luque, en estado de gracia en la resurrección de Morante,.

El de Gerena cortó una importante oreja con petición y cuajó dos elevadas faenas a toros que no fueron grandes cómplices en el primer festejo de Sevilla,.

El diestro Daniel Luque en el festejo primero de abono este Domingo de Resurrección en la Plaza de La Maestranza de Sevilla. EFE/ Raúl Caro.
 
foto - El diestro Daniel Luque en el festejo primero de abono este Domingo de Resurrección en la Plaza de La Maestranza de Sevilla.

Morante volvía a Sevilla. A la suya. Alejado este tiempo en las tierras portuguesas de su apoderado regresaba al calor de su gente, a la plaza donde hizo historia para cortar las dos orejas y el rabo, al lugar donde se le exige porque Morante es Morante y esta es su casa y en casa se mira siempre con pulcritud incluso el arte. Esto ocurre. También que esta vuelta de José Antonio lo es de muchas cosas. El sufrimiento de un hombre que lucha en el infierno, un infierno que vive dentro de sí mismo. ¿Hay peor infierno que el que te destruye por dentro? A Morante se le nota en la cara su vida transitada, su vida prestada, pero en su toreo mueren y resucitan las glorias pasadas para deleite de nuestros ojos y eso a veces es difícil de explicar. Son emociones que se agarran al estómago. Morante duele de la misma manera que él se duele a sí mismo. La corrida de Núñez del Cuvillo con Talavante y Daniel Luque hacían el resto para el «no hay billetes» que colgaba la Maestranza de Sevilla en su primer festejo del año. Comienza la Fiesta y la ilusión de hacerlo el Domingo de Resurrección tiene una magia que es difícil de explicar.

Su lote

Morante tuvo que esperar al bis, es decir que fue sobrero, porque a veces las cosas no salen a la primera. Con este dibujó lances con mucha belleza, pero la profundidad llegó en los naturales ante la noble arrancada. Muy con el pecho y cogiendo el toro adelante clamaba Sevilla, con esa ronquera que tenía la misma profundidad que su toreo. Sonó la música cuando tomó la espada. Y la mandó callar. Luego le pegó un par de tandas más con mucha verdad y anduvo con la espada con menos claridad de miras. El cuarto se quedó corto y apretó. Ecuación para que le pegara en el caballo más de la cuenta y no se complicara la vida en la muleta.

Apenas nada pudo hacer Talavante con el segundo, tan noble como rajado. Le aguantó una tanda y tuvo que abreviar. Antes había dejado un buen quite y otro como preámbulo Daniel Luque, que puso las cosas en su sitio en el tercero. Solo le hizo falta un lance. Era el remate del quite que acabó siendo un doble lance. Una maravilla la lentitud y cadencia de lo imprevisible. Arruga y Contreras se desmonteraron. Noble, pero de media arrancada y sin empujar el toro. Robusto Luque, poderoso, solvente, muy capaz poniendo ese punto y mitad que le faltaba al toro con suavidad extrema y facilidad. En la media distancia y luego en la muy corta. Un espadazo y un trofeo de mucho peso.

Todavía quedaba

Bonito fue el saludo capotero de Talavante al quinto, que tenía ese punto protestón pero mucha ambición en la muleta. La de Talavante fue rápida y volandera y entonces los defectos del toro se afilaban más. En las antípodas a esto estuvo la faena de Luque al sexto, que fue un auténtico disfrute porque no había toro. El cuvillo iba al paso y con poco ímpetu. Y ahí con los vuelos, muy cerca, con media arrancada, Luque obró el milagro de la fe. Tiró, consintió, se lo hizo todo tan bien que sacó el fondo que el animal tenía. Con un sitio brutal, aplomo y serenidad en terrenos que no es para tenerla, y complicidad con el toro. Bella labor en la que menos es más. Podemos confirmarlo: Luque está en estado de gracia en este Domingo de Resurrección. Y queda toda la feria por delante.

Ficha del festejo

Sevilla. Domingo de Resurrección. Se lidiaron toros de la ganadería de Núñez del Cuvillo. El 1º, sobrero, de noble pitón izquierdo; 2º, tan bueno como rajado; 3º, noble y sin empuje; 4º, a menos y sin clase; 5º, repetidor y bronco

6º, noble, pero sin ímpetu, Lleno de “No hay billetes”.

Morante de la Puebla, de berenjena y oro, pinchazo, estocada corta (saludos); dos pinchazos, media (silencio).

Alejandro Talavante, de verde y oro, estocada (silencio); pinchazo, estocada (silencio).

Daniel Luque, de verde y oro, estocada (oreja); media, aviso (ovación).

 

TITULO:  Retratos con alma -   La última cena sabe al hogar del que la pinta ,.

 

La periodista Isabel Gemio regresa a la televisión para presentar 'Retratos con alma', el nuevo programa producido por RTVE en colaboración,.  


 Lunes - 5 - Mayo  a las 22:40 horas en La 1 / fotos,.

  La última cena sabe al hogar del que la pinta,.

 

Leonardo da Vinci fue un artista trotamundos. Si bien comenzó su carrera en su Florencia natal al servicio de los Medici, a lo largo de su vida residiría en Milán (durante dos periodos), Roma, Bolonia y Venecia, y pasaría sus últimos años en Francia, bajo la protección del rey Francisco I. En todos estos lugares proyectó ingenios mecánicos que fascinaron a quienes los contemplaron y pinturas reconocidas entre las más destacadas de toda la Historia del Arte.

La Última Cena pertenece a su primer periodo milanés, donde estuvo al servicio del duque Ludovico Sforza entre 1482 y 1499, para quien trabajó como pintor, organizador de fiestas e ingeniero. La Última Cena es obra vinciana que más temprana y unánimemente recibió el elogio de sus contemporáneos, tanto por el dramatismo que expresa su catálogo de soberbios retratos, como por la maestría de sus detalles, que esconden secretos y símbolos que todavía hoy hacen volar la imaginación de quién la contempla.  

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El comedor de los monjes

Bridgeman

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El comedor de los monjes

Parece ser que La Última Cena fue un encargo personal del duque Ludovico il Moro dentro de los trabajos de remodelación del convento dominico Santa Maria delle Grazie, donde pensaba instalar un mausoleo familiar. La pintura de Leonardo estaba destinada a decorar la pared norte del refectorio, o comedor, de los monjes un espacio amplio y cerrado como puede observarse en la imagen sobre estas líneas.

Una obra revolucionaria

Cenacolo vinciano

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Una obra revolucionaria

La obra de Leonardo es incomparable con las pinturas murales de la época. Al comparar La Última Cena con su contraparte, La Crucifixión (arriba), que Giovanni Donato Montorfano pintó en la pared sur del refectorio, se hace evidente la maestría del florentino, dotando a su escena y a sus personajes de un dinamismo y un dramatismo sin igual.

Una perspectiva maestra

Picture Alliance

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Una perspectiva maestra

La Última cena es un prodigio de equlibrio. Leonardo dividió a la docena de apóstoles a partes iguales flanqueando a Jesucristo, que se encuentra en el centro exacto de la obra. La simetría también se hace patente en la representación del conjunto de puertas y ventanas en los laterales y el fondo. Pero tal vez el efecto visual más sorprendente se da al contemplar la pintura, elevada unos metros del punto de vista del observador. Como puede verse en la fotografía sobre estas líneas, esta perspectiva crea un espectacular efecto que hace parecer al mural una continuación tridimensional de la sala en la que está pintado. 

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Cenacolo vinciano

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Paisaje inventado

Luego, a través de las ventanas, Leonardo guía la mirada del espectador hacia un paisaje natural, un trampantojo que crea la sensación de estar en un espacio abierto, cuando lo que se contempla, en realidad es un muro.

Cenacolo vinciano

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Clímax dramático

El momento elegido por Leonardo para representar esta Última Cena es también completamente original hasta entonces, el instante en el que un impasible Jesucristo anuncia a sus seguidores: "Uno de vosotros va a traicionarme". Esto da pie a que el genio florentino despliegue toda su maestría para captar los gestos y actitudes que provocaría tal anuncio: la ira de Santiago el Mayor, la sorpresa de Tomás, que levanta su dedo inquisidor, o el dolor de Felipe. 

Cenacolo vinciano

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Maestro de las emociones

Leonardo da Vinci realizó decenas de esbozos y estudios para cada personaje, hasta encontrar el rostro y el gesto ideal para cada uno de ellos. A la derecha de Jesucristo, Andrés parece estar muy seguro que no será él el traidor, mientras que Bartolomé y Santiago el Menor  se inclinan hacia adelante porque no quieren creer haber escuchado lo que han escuchado.

El traidor

Cenacolo vinciano

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El traidor

Según un contemporáneo de Leonardo, el maestro imaginaba el talante de su personaje "y acudía allí donde se reunían personas de tales características para observar minuciosamente sus rostros y sus actitudes". No sabemos dónde debió acudir para encontrar personajes tan detestables como Judas, representado muy cerca de su maestro y con la bolsa de monedas que acaba de cobrar por su infame traición, mientras con el brazo derrama el salero sobre la mesa (asociado al mal augurio).

Cenacolo vinciano

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Alimentos sagrados

Repartidos por toda la mesa, los restos de la cena que han compartido los trece personajes. El pan y el vino de la eucaristía y en los platos todavía se ven restos de comida. A pesar de que el relato bíblico sitúa el episodio en la Pascua Judía, en la que era tradicional comer cordero, uno de los especialistas que pasó 20 años restaurando la obra aseguró que se trataba de anguilas. Otro misterio fomentado por la mala conservación de la pintura.

Cordon Press

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Una pintura frágil

Todavía en vida de Leonardo Antonio de Beatis comentaba sobre La Última Cena: "es excelentísima, si bien comienza a deteriorarse". Leonardo no pintó su mural usando la técnica del fresco, sino una innovadora técnica de su invención más parecida a la usada para aplicar pintura al temple sobre una tabla. Producto de ello, la pintura es muy sensible a los cambios de temperatura y humedad y comenzó a desgastarse muy pronto. Sobre estas líneas una fotografía tomada antes de comenzar su última restauración, en 1977. 

Bridgeman

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Imagen renovada

La última intervención a cargo de Pinin Brambilla Barcilon se prolongó durante más de veinte años, de 1977 a 1999, devolvió una obra lo más cercana posible a su apariencia, aunque seguramente lejos, todavía a la imagen que contempló Luis I de Francia. Extasiado, cuentan, el rey "preguntó si no era posible retirarla de la pared para llevarla a Francia, aún cuando ello significase destruir el famoso refectorio".

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