TITULO: Atención obras - Cine - Emma García - Periodista ,. Viernes - 2 - Mayo ,.
Viernes - 2 - Mayo a las 20:00 horas en La 2, foto,.
Emma García - Periodista,.
Emma García - Periodista,.
«A mí la tele en directo me pone las pilas»,.
La presentadora conduce 'Fiesta' en Telecinco, el magazine del fin de semana que estrena este sábado nuevo plató y contenidos,.
Desde 2018 capitanea las tardes de fin de semana de Telecinco. La periodista Emma García (Ordizia, Guipúzcoa, 51 años) conduce 'Fiesta', el magazine que estrena ahora nueva etapa con un decorado renovado y más contenidos. Entre lo más destacado, el formato estrena una 'mesa real' con Nieves Herrero, Concha Calleja, Juan Luis Galiacho y Alejandro Entrambasaguas, e incorpora secciones de salud y cocina para acompañar a la audiencia del canal.
-¿Siente todavía ese pellizco de ilusión al comenzar una nueva etapa del programa?
-Estoy eufórica, como si empezase un programa nuevo. Es curioso porque parece un comienzo de temporada. La cadena nos ha hecho este regalo con un decorado precioso. Estoy como en una nube. Siento algo más que un pellizco de ilusión y con muchas ganas de abrir las puertas de nuestra casa este fin de semana.
-La veo que disfruta mucho con 'Fiesta'.
-Fíjate todos los años que han pasado desde 'A tu lado'. Yo siempre he disfrutado con mi trabajo, sobre todo con los directos. Me ponen las pilas. A mí me gusta lo que hago, pero sí que es verdad que a veces se juntan como todos los ingredientes y todas las circunstancias para todavía disfrutarlo más. Y, además, es una alegría llegar a la redacción y ver a todo el mundo sonreír. Tienen un talante y actitud maravillosa.
-¿Le pesa la corona de 'reina del fin de semana'?
-Ni caso a lo de reina. Yo quiero que se hable de 'Fiesta', que celebremos que somos el magazine fin de semana líder, que estamos en ese 10% de cuota y queremos que se sumen más espectadores. Pero es mejor no tener títulos, porque si tienes una corona se te puede caer y resulta incómodo.
-¿Cómo lleva lo de trabajar en fin de semana e ir a contracorriente de los demás?
-Ya le he pillado el punto después de tantos años. Tengo la suerte de que mi familia se ha adaptado a mí. Es verdad que me ha pillado ya con mi hija un poquito más crecidita y ahí sí que he tenido suerte, si no hubiese sido más complicado. Ahora ella prefiere que yo trabaje el fin de semana para que no la controle, lógicamente, que tiene ya edad de salir (risas). Pero ir a contracorriente tiene sus pros y sus contras. Te pierdes muchas fiestas y reuniones, pero luego también disfrutas cuando la gente está trabajando. Tienes momentos más de tranquilidad. Y lo más importante, cuando estás en un programa con buen ambiente me da igual que sea de mañana, tarde, noche o fin de semana.
Aniversario real
-'Fiesta' va a estrenar una tertulia para repasar la actualidad de las casas reales europeas. En el caso de la española, ¿ha notado que ha mejorado su comunicación en los últimos tiempos? ¿O cree que se debería abrir más a la ciudadanía, quizás, con entrevistas en medios?
-Deberían de abrirse y venir a 'Fiesta'. O mejor, ir yo a Zarzuela si es que no quieren venir al plató, pero también te diría que están en uno de sus mejores momentos. Acaban de celebrar los diez años de la coronación de Felipe VI y me enterneció mucho lo que transmitieron como familia. Al final, cuando ves que detrás del Rey también está la persona, es lo que más me gusta a mí y lo que más llega a la ciudadanía. Ellos lo han hecho muy bien y la reina Letizia cada vez está mejor. Con las hijas han hecho un gran trabajo.
-¿Qué pregunta haría a los Reyes?
-Yo quiero a la reina Letizia, si puedo elegir. Me interesa esa evolución. Ha sido complicado para ella todas las vivencias que ha tenido que pasar. Y lo ha hecho muy bien, reforzándose. Iría al tema personal, como periodista que entra a Zarzuela y se convierte en Reina.
-Otro personaje de actualidad es Alejandra Rubio, que ha revolucionado la crónica social con su embarazo y quien, por cierto, lanzó su trayectoria en un plató de televisión con usted. ¿Le ha sorprendido la noticia? ¿Cómo ve el recorrido mediático de la hija de Terelu Campos?
-Alejandra Rubio nos está dando unos titulares en los últimos meses… La verdad es que me ha sorprendido mucho. Le escribí un mensaje, por supuesto, felicitándola. Y le deseo lo mejor. Ahora vienen meses muy ilusionantes y también muy diferentes. Me ha sorprendido porque llevaba poco tiempo con Carlo Costanzia, pero una vez que surgen estas cosas, ojalá lo disfruten y se conozcan un poco más. Alejandra va a ser una madre muy buena porque tiene detrás a una gran madre, que es Terelu. Eso sí, que se prepare porque va a ser un embarazo que lo vamos a seguir con ella día a día.
-Es una de las caras de Telecinco que se ha mantenido pese a los cambios en la cadena. ¿Cómo valora esa confianza de Mediaset?
-Estoy contenta, porque el cambio de decorado y todo lo que conlleva, quiere decir que apuestan por nosotros y que están contentos con nuestro trabajo. En todas las empresas se producen cambios, pero yo siempre digo que soy una más, una curranta de la tele. Llevo los programas más allá de los cambios. Tengo unos directivos que tienen muy claro por dónde quieren ir y la línea que quieren llevar. Eso se transmite y tranquiliza mucho. Cuando saben lo que quieren hacer y el objetivo que hay, eso es maravilloso. Así que estoy en una etapa muy feliz.
-Sin embargo, Telecinco va a cerrar una de sus peores temporadas en términos de audiencia. ¿A qué achaca que el público haya dejado de sintonizar la cadena?
-Los cambios al final traen consecuencias y el público también tiene derecho a decir: «Pues he estado muchos años y quiero cambiar». Han sido muchos años de liderazgo, pero es verdad que se empieza a ver poquito a poquito que van volviendo los espectadores. Todavía están asumiendo y ubicándose en esta nueva línea que lleva Mediaset. La televisión es así, pasa por etapas, hay cambios y al final volverán porque el cariño y la ilusión que hay en Mediaset con todos los programas al final se va a contagiar al público.
TITULO: Detrás del instante - El joven Felipe II vuelve a palacio como invitado ,.
Miércoles - 7 - Mayo a las 20:00 horas en La 2 / fotos,.
El joven Felipe II vuelve a palacio como invitado ,.
El retrato del monarca pintado por Antonio Moro recala durante un año en la Galería de las Colecciones Reales / Cedido por el Museo Bellas Artes de Bilbao, la tabla, clave de la retratística renacentista perteneció, al padre de Diana de Gales,.
Antonio Moro pintó al joven príncipe y futuro rey Felipe II durante su primer y crucial viaje fuera de España, para ser presentado como heredero ante los Estados Generales de Flandes a los 22 años. Este portentoso retrato, una de las joyas del Museo de Bellas Artes de Bilbao, se muda al Museo de las Colecciones Reales durante un año. En contrapartida, Patrimonio Nacional cede al museo bilbaíno varias piezas de la Real Armería del Palacio de Madrid para su exposición sobre la Real Fábrica de Armas de Eugui.
Antonio Moro -artista neerlandés, contra lo que sugiere su nombre- pintó entre 1549 y 1550 el 'Retrato de Felipe II' que se exhibe al comienzo del espacio dedicado a Felipe II, en la sala de los Austrias. Permanecerá doce meses en la galería aneja al Palacio Real de Madrid como primera obra invitada del museo palaciego. La presentó el director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, Miguel Zugaza, impulsor de la cesión, junto a la directora de la Galería de las Colecciones Reales, Leticia Ruiz, y la presidenta de Patrimonio Nacional, Ana de la Cueva.
Zugaza celebró esta primera colaboración con las Colecciones Reales que trae a sus salas «uno de los mejores ejemplos de la retratística renacentista vinculada a la Corona y una de las obras más importantes de la colección del museo de Bilbao».

La tabla fue adquirida en 1992, cuando Jorge de Barandiarán dirigía el museo vizcaíno, a través de la galería madrileña Caylus. Es un óleo sobre tabla de roble de 107,5 x 83,3 centímetros que perteneció a la familia Spencer desde 1730. El padre de Diana de Gales lo vendió en 1983 al marchante y coleccionista norteamericano Eugene V. Thaw.
El entonces príncipe Felipe posó para Antonio Moro a los 22 años, durante su llamado 'Felicíssimo Viaje' para ser presentado como heredero ante los Estados Generales de Flandes. Aquel periplo fue decisivo en lo político y esencial en la educación artística del futuro rey. Regreso «maduro, viajado y cosmopolita» dice la crónica, tras visitar Génova, Milán, Mantua, Trento, Innsbruck, Múnich, Heidelberg, Luxemburgo y los Países Bajos. Fue entonces cuando entró en contacto con artistas como Tiziano, Leon Leoni o el propio Moro y conoció el arte internacional: los palacios, jardines flamencos, tapicerías, armaduras que tanto le atrajeron.
«Felipe II vuelve a casa y sigue con ese 'felicísimo viaje'. Ahora parado en la corte, cuyas colecciones se significaron y sustanciaron gracias a sus mandas testamentarias. Es difícil encontrar un espacio donde este retrato encuentre un espacio tan maravilloso para contextualizar esta obra», se felicitó Leticia Ruiz.
Fría majestad
El cuadro es una de las primeras imágenes que se conservan de Felipe II. Moro define con su pincel al joven Felipe como príncipe del Renacimiento. La importancia del retrato reside tanto en el rostro -con la característica inexpresividad de la iconografía filipina que define la majestad y su gesto de 'auctoritas'- como en el vestido. El príncipe luce un lujoso atuendo que el pintor enfatiza y sobre el que pende un collar, el Vellocino o Toisón de Oro, símbolo de la orden homónima. Destacan las suntuosas joyas en forma de botonadura, el rico cinturón o talabarte y la lujosísima empuñadura de la espada, cuajada de perlas y piedras preciosas.
Debido a su fama internacional, el nombre de Antonio Moro (Utrecht,1519-Amberes 1577) se adaptó a diversos idiomas y se le conoce como Anthony More, Anthonis Mor, Antoon Van Dashort Mor o Antonis Mor Van Dashorst. Formado junto al pintor romanista Jan van Scorel, destacó como retratista -en 1552 pintó al emperador Carlos V- y era un excelente conocedor del mundo cultural italiano por sus varias estancias en la península. Tras viajar por Europa, regresó a España por última vez a comienzos del reinado de Felipe II (1556-1598), para elaborar obras para el círculo próximo al soberano. En 1560 retornó a su tierra natal. No atendió a las peticiones del monarca para que regresara a España, y falleció antes de cumplir sesenta años,
Su famoso retrato real se suma a las demás obras de Antonio Moro que posee Patrimonio Nacional y que se exhiben en sus Reales Sitios. La principal es 'Felipe II en la jornada de San Quintín' (1560), que muestra al monarca ataviado con la célebre armadura de la labor de aspas, que le acompañó en esta campaña y que se conserva en la Real Armería de Madrid. Felipe II quiso que este retrato estuviera en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y allí permanece.
Rodela del Juicio de París
Fruto del acuerdo de colaboración entre Patrimonio Nacional y el museo que dirige Zugaza, desde la pasada semana se exhiben en Bilbao, y también como 'obras invitadas', tres piezas de extraordinario valor artístico procedentes de la Real Armería del Palacio Real de Madrid. Se trata de la 'Rodela del Juicio de París', una celada y un arcabuz. Las tres fueron producidas en la Fábrica de Armas de Eugui (Navarra) y adquiridas por Felipe II durante el siglo XVI.
Las piezas se acompañan de un aparato documental del siglo XIX procedente del Archivo General de Palacio y de la Real Biblioteca: un libro ilustrado con las mejores producciones de la armería publicado el medievalista francés Achille Jubinal, fotografías de época de Charles Clifford y Jean Laurent, y el álbum fotográfico del Conde de Lipa.
Ana de la Cueva agradeció a Zugaza su colaboración y compromiso, destacando que «la Galería ya ha cumplido con éxito esa primera etapa de ponerse en marcha». «Inaugurar el espacio de la pieza invitada hace honor a nuestra esencia, porque queremos ser un espacio vivo, despierto, que rota, que se mueve. Y este es el primer paso», dijo,.
TITULO:TARDE DE CINE CON - Crítica de "Cerrar los ojos": Víctor Erice y su elogio de la desaparición ,.
Crítica de "Cerrar los ojos": Víctor Erice y su elogio de la desaparición,.
Director: Víctor Erice. Guion: V. Erice y Michel Gaztambide. Intérpretes: Manolo Solo, José Coronado, Ana Torrent, Josep María Pou, María León, Soledad Villamil, España, 2023. Duración: 169 minutos. Drama.

“Hay que cerrar mucho los ojos para llegar a desaparecer y, sobre todo, hay que perseverar así horas y años. Hay que arriesgar muchas cosas para mantener esa pertinaz perseverancia”. En su hermosa crítica de “El espíritu de la colmena”, el filósofo Eugenio Trías ejercía de vidente, hasta el punto de que toda la obra de Erice, y su última película, que le toma prestado el título a ese texto, parece desplegarse bajo el influjo de esas palabras.
Solo los que desaparecen vuelven a la luz con la esperanza de rescatar sus ausencias, de hacerlas visibles, y por ello, “Cerrar los ojos”, que disfraza su elegía sobre un cine perdido -ese cine de aventuras donde todos los tesoros eran posibles siempre que invocaran una imagen, un mapa donde esconderse- bajo la excusa de una trama detectivesca, en realidad se piensa a sí misma como un reencuentro de Erice y sus fantasmas: las películas que nunca terminó o no llegó a rodar, las películas ajenas que admiró (de “Gertrud” a “Río Bravo”), las películas de un futuro que suenan como una cola de celuloide al romperse.
Puede resultar desconcertante que un filme tan fantasmagórico, que inicia sus múltiples búsquedas con el fragmento de una película inacabada que se titula “La mirada del adiós”, esté tan sometido a la palabra. Da la impresión de que, si los anteriores largometrajes de Erice podían abrirnos los ojos, este quiere que abramos los oídos, que escuchemos lo que no se dijo como si todo ello fuera el contraplano a su obra. En ese largo prólogo que retoma “La promesa de Shanghai”, la adaptación de la novela de Juan Marsé que Erice nunca llegó a filmar, el tenebrismo de la fotografía sugiere el aura de un filme maldito, una invocación espiritista que la voz de Josep María Pou y la presencia sonámbula de José Coronado no hacen más que potenciar.
Lo que sigue es un misterio sin resolver: los sucesivos encuentros de ese director de cine (excelente Manolo Solo) que quiso desaparecer en busca de un actor que consiguió hacerlo necesitan explicar en exceso la melancolía que sienten los espectros al recordar lo esquiva que es la memoria, como si Erice, tan elusivo, quisiera recuperar el tiempo perdido. Es hermosa la manera en que el autor de “El sol del membrillo” desdobla su reflejo en esos personajes, en una intermitencia que se debate entre la maldición de estar presente, de sentirse reclamado por el mundo, y el deseo de anonimato, la bendición de esfumarse.
La devoción por la palabra, que a veces lastra las imágenes, se libera de sus cadenas en la segunda parte del filme, ya en ese sur añorado que no logramos visitar en 1983, cuando Elías Querejeta impidió que el viaje llegara a su fin. Y entonces, el cine reaparece, en una sala que podría ser aquella donde Ana Torrent descubrió al monstruo de Frankenstein, ahora poblada por las figuras que han vagabundeado por la película, por fin bajo un mismo, benéfico techo, y ahí nos acordamos de la inocencia del espectador, la que asegura que las imágenes nos sobrevivirán, a pesar de todo.
Lo mejor:
El viaje al sur, una cuenta pendiente de Erice, y su evocativo final.
Lo peor:
A veces le sobran explicaciones, sus palabras redundan inútilmente sobre las imágenes.
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