TAPAS Y BARRAS - UN BAR DE BORRACHOS,./ UN PAIS PARA COMERSELO -MOTOS - BUEN CIRCUITO, SIEMPRE QUE NO FALLE LA MECANICA, .

TÍTULO : TAPAS Y BARRAS - UN BAR DE BORRACHOS,.

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Los españoles estaban todo el día en el café y ahora están en Twitter,.

El otro día me tomé un 'relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor de Madrid' y me sentí estúpido y engañado. Pagué 3.5 euros por mi café con leche mondo y lirondo mientras el japonés de la mesa de delante pagaba lo mismo por un café con zumo de melocotón y tres churros grandes calentitos y los británicos de la mesa de detrás pagaban 5 euros por su café con leche más zumo de naranja, más tostadas, más mantequilla y mermelada, más huevos con salchichas.
La vida moderna es así: o espabilas o pagas el doble. Una vez viajé a Pisa por 40 euros y me creí el más listo del avión porque mi compañero de asiento había pagado 70, pero me volvieron a colocar en mi sitio cuando escuché a una pareja presumir de haber pagado 20. Sucede lo mismo en los hoteles, en los trenes, en las farmacias, con los genéricos, y en los supermercados, con las marcas blancas. Es lo que tiene el low cost, que ha creado dos tipos de consumidores: el listo y el tonto.
Volviendo al 'relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor de Madrid', me percaté de que yo era el único español de la terraza y la sensación me acompañó unas horas después cuando tomé una caña en el Café Central, donde hasta las camareras eran extranjeras. ¿Qué ha pasado con los españoles que ya no van a los cafés?, me pregunté en voz alta. Y una camarera, muy ocurrente, me respondió en un castellano muy bonito con acento de Renania Westfalia: «Los españoles no llegan hasta por la noche. Durante el día no vienen al café porque están en Twitter».
Julio Camba, que no tenía acento de Dusseldorf, sino tonillo gallego de Vilanova de Arousa, el mismo que Valle Inclán y parecido al del mindoniense Álvaro Cunqueiro, tan geniales y cafeteros los tres, decía que los españoles de su tiempo iban al café, vivían en el café y conspiraban en el café. El café en los años 30 del siglo pasado no era un brebaje ni un establecimiento de hostelería, sino una manera de estar en la vida.
-¿Ha visto usted a don Julio?
-Pues no, pero estará en el café.
El café era el lugar donde uno esperaba a que cambiaran los gobiernos y hubiera nombramientos de nuevos directores generales, embajadores y subsecretarios. Cuando llegaba la revolución o el vuelco electoral, los cafés se quedaban vacíos durante unos días hasta que llegaban los cesantes y empezaban a conspirar, que consistía en criticar a quien mandaba, argüir contra los nuevos gobernantes y articular ocurrencias que desmoralizaran al poderoso de turno. Y así hasta que había otro cambio y los veladores del café cambiaban de inquilinos.
Ahora, ya ven, a los cafés de Madrid van los extranjeros, a tomarse sus 'relaxing cup', y los tontos de provincias, a que nos timen por no mirar la carta de ofertas antes de pedir la comanda. El resto de la Corte anda en Twitter intentando ser ocurrentes hasta que ganen las elecciones y borren sus cuentas no vaya a ser.
El periodista Santiago Segurola, que era una de las pocas personas a las que me gustaba escuchar hablando de fútbol, cerró su cuenta de Twitter, sin necesidad de ganar ni perder nada, porque, denunciaba, esa red social era como un bar de borrachos diciendo lo propio de los borrachos: sandeces y burradas. Quizás exagerara, pero es verdad que Twitter siempre ha sido un peligro: de cada mil frases que escribas, solo destacará la más estúpida e insensata.
Los chistes impresentables del concejal de Madrid han acabado con su carrera política como el 'relaxing cup' de Ana Botella condenó la suya, independientemente de que dimitan o no.
Miles de españoles con repentino poder revisan estos días sus cuentas de Twitter o las cierran y otros miles, que han perdido el poder, las usan para conspirar. O sea, como los cafés de Camba, pero con la diferencia de que en el café las barbaridades se quedaban flotando, tan anónimas como punzantes, entre el humo de los veladores, mientras que Twitter es un café global muy peligroso donde quien comete un error lo acaba pagando.

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Misano acoge una nueva prueba del Mundial de Superbikes en la que Santi Barragán intentará espantar los problemas con su Kawasaki,.

A solucionar los problemas ayuda bastante el entorno en el que uno se desenvuelve. Algo así buscará Santi Barragán este fin de semana en el Misano World Circuit Marco Simoncelli, que acoge la octava prueba del Mundial de Superbikes, cita previa al parón veraniego tras superar el ecuador del curso. El piloto extremeño quiere irse a la pausa de la temporada con buenas sensaciones y para ello tiene que protagonizar una buena actuación en un trazado del que guarda gratos recuerdos. Pero no depende sólo de él. Los cambios practicados en su Kawasaki -en el motor, los fallos detectados en los frenos y una pérdida de aceite- están pasando factura. Nada es sencillo en este gremio y más si uno parte con menos medios que el resto de la parrilla.
«Este fin de semana nos volvemos a enfrentar con cambios como es el caso del motor. Espero que todo esté en orden para poder rodar fuerte desde el primer entreno», comenta el almendralejense. Como siempre en su carrera, Barragán es optimista y desembarca en Italia con ganas de romper su reciente mala racha, sobre todo en Portimao, donde además sufrió una caída en plena recta de la que por suerte salió ileso. No acabó ninguna de las dos carreras lusas y eso es un palo para cualquier piloto y su equipo, el Grillini Racing. Si los inconvenientes técnicos persisten, será casi imposible que pueda sumar algún punto más a los 17 que atesora en la clasificación general.
En Misano Barragán logró sus primeros puntos en el Mundial de Superstock 1000, allá por el año 2009. Dos después, en el 2011, actuó en el Mundial de Superbikes como piloto invitado. Este fin de semana lo hace como integrante del campeonato. Curiosamente el calendario viene de Portimao, otro de los trazados donde el extremeño fue invitado a una carrera del WSBK. Un trazado italiano que conoce bastante pues ha competido en él en otras ocasiones cuando militaba en Stock Extreme y Superstock. «Me gusta Misano. Hace años que no lo piso pero es un trazado donde he disfrutado mucho y tengo buenos recuerdos», señala Santi Barragán.
El Misano World Circuit Marco Simoncelli tiene el honor de ser uno de los circuitos que más carreras de Superbikes ha acogido. Concretamente el tercero. Desde que en 1988 se creara el Mundial, sólo Assen (Holanda) y Phillip Island (Australia) están por delante con 48 pruebas cada uno. Con la cita de este fin de semana serán 44 las que reciba el trazado de la Riviera del Rimini. Tiene una parte muy técnica y otra más de pura velocidad y riesgo.

Max Biaggi

Como nota destacada del fin de semana en Italia, la presencia de todo un clásico del motociclismo, Max Biaggi. Si en el arranque del campeonato en Australia se apostó por otro personaje como Troy Bayliss, esta vez le toca al excampeón del mundo de la especialidad, conocido como 'Il Corsaro' (El Pirata), que ha recibido y aceptado una 'wild card' o invitación para ser parte de este circo sobre las dos ruedas. En los últimos tiempos el piloto italiano se aproximó a las motos, pero sólo como desarrollador en Aprilia. Esta vez será uno más en la parrilla y con muchas miradas sobre él pues la prensa especializada lo señala como foco de atención.
Y en cuanto al resto, nueva oportunidad para el líder Jonathan Rea, que curiosamente ganó en Misano su primera carrera. Las Ducati podrían brillar. La pareja Chaz Davies y Giugliano ha tenido mala suerte hasta la fecha pero es un equipo muy fuerte. Por los españoles, Jordi Torres es el que tiene mejor pinta y mejor moto. Terol ya no tiene nada que hacer y a Salom se le han pedido resultados. Este domingo se disputarán las dos carreras, la primera a las 10.30 y la segunda a las 13.10.