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viernes, 12 de junio de 2015

DESAYUNO - CENA - VIERNES - Los gallegos escogen la A-66 ./ CALLEJEROS, Bilderberg, la auténtica casta ,.

Tráfico en la A-66 a su paso por Extremadura. :: hoyTÍTULO: DESAYUNO - CENA - VIERNES - Los gallegos escogen la A-66 ,.

 DESAYUNO - CENA - VIERNES Los gallegos escogen la A-66 ,.-fotos,.

Los gallegos escogen la A-66,.

  • Resultat d'imatges de cafe con galletasInaugurado en Zamora el último tramo de la Autovía de la Plata,.

    Meike Schvellenbach es alemana y vive en Extremadura trabajando como traductora y guía. El pasado domingo contaba en estas páginas que, cuando viajaba con alemanes por la A-66, le preguntaban que dónde estaban los coches. Nuestra Autovía de la Plata no empezó con mucho tráfico. Recuerdo un incidente en el Teatro Romano de Mérida, cuando unos turistas catalanes comentaron en voz alta que era una vergüenza que se invirtiera en una autovía sin tráfico y los espectadores extremeños que los rodeaban por poco los echan del teatro.
    Resultat d'imatges de cafe con regañaEstos comentarios han dejado de tener sentido a medida que la autovía A-66 se ha ido dando a conocer y ha impuesto sus ventajas como mejor camino hacia el suroeste. Empezó siendo una carretera que unía a asturianos, castellanos, extremeños y andaluces. Pronto descubrieron los cántabros y los vascos que viajar hasta Sevilla por Madrid y Despeñaperros no tenía sentido pudiendo ir por Mérida. Los siguientes en sumarse fueron los magrebíes en sus viajes desde Bélgica, Holanda y el oeste de Francia hacia Algeciras. También muchos madrileños se apuntaron a la alternativa extremeña para llegar a Huelva, Cádiz y Sevilla como opción más cómoda, segura y despejada.
    Los últimos en sumarse a las ventajas de la Autovía de la Plata han sido los gallegos. Dos semanas antes de las elecciones municipales y autonómicas, se abría al tráfico el último tramo de la A-66 que faltaba por inaugurar. Desde mediados de mayo, ya se puede circular entre Benavente y Zamora por cuatro carriles. Hasta esa fecha, había que viajar por un tramo muy pesado de la antigua Nacional 630. Comenzaba a la salida de Zamora y continuaba hasta empatar en Benavente con la autovía de Madrid a Galicia para luego, de nuevo por autovía, seguir hacia León y Asturias. Esos 49 kilómetros zamoranos recién abiertos evitan el paso por siete pueblos por los que había que circular a 50 kilómetros por hora y con muchos camiones. Según el Ministerio de Fomento, el nuevo tramo de autovía permite ahorrar 15 minutos en el viaje entre Extremadura y Oviedo, Gijón, León, Ponferrada, Lugo o A Coruña. En realidad, pueden ser 20 minutos o más, pues los camiones no cuentan a la hora de calcular. Se trata, en fin, de un tramo de autovía de última generación y 'peaje en la sombra'. Es decir, el conductor no paga peaje, lo apoquinamos los contribuyentes con nuestros impuestos, de tal modo que el Estado pagará, durante los próximos 30 años, a las empresas que han construido la autovía casi mil millones de euros por la obra y su mantenimiento.
    Este nuevo tramo tiene una importancia casi más psicológica que efectiva. Se había convertido en un suplicio que apartaba de la Vía de la Plata a quienes tenían otra opción. Por ejemplo, a los gallegos, que optaban por las autopistas portuguesas en sus viajes hacia Cádiz, Huelva, Sevilla (salían por Badajoz) o el Algarve. Ahora, todo ha cambiado.
    Un reportaje publicado esta semana en La Voz de Galicia compara el viaje, desde A Coruña hasta Sevilla, por la ruta tradicional portuguesa y por la nueva opción de la acabada Autovía de la Plata. El resultado es claramente favorable a la carretera que discurre por Extremadura. El viaje portugués supone 998 kilómetros, 74.15 euros de peaje y ocho horas y media. El viaje extremeño supone 903 kilómetros, cero euros de peaje y siete horas y media.
    A favor de la A-66 juega que no hay que cruzar grandes aglomeraciones urbanas (por Portugal hay que pasar Oporto con sus atascos y sus curvas), que es muy segura y está bien diseñada. Otros aspectos a reseñar en la Autovía de la Plata son sus tres radares fijos (Cañaveral, Villafranca y entrada a Sevilla) por ninguno en Portugal, y, sobre todo, su falta de áreas de servicio regularmente distribuidas (por Portugal hay una cada 60 kilómetros). Pero el balance final es tan positivo que los gallegos prefieren esta A-66, que supera ya la intensidad media de tráfico de 8.000 vehículos día.

      TÍTULO:  CALLEJEROS, Bilderberg, la auténtica casta ,.

     Bilderberg, la auténtica casta ,.

    El grupo se reúne hasta el domingo en un lujoso hotel de los Alpes austriacos, situado en la ladera de una montaña.

    El grupo se reúne hasta el domingo en un lujoso hotel de los Alpes austriacos, situado en la ladera de una montaña. foto
  • Los poderosos miembros de este selecto club se citan en los Alpes austriacos entre fuertes medidas de seguridad. Invitan a Pedro Sánchez, pero no a Rajoy. ¿Un toque de atención?,.

    El bufé del desayuno del Hotel De Bilderberg, en Oosterbeek (Holanda), es un festival de panes. Hay de todo tipo: con semillas, con pasas, de espelta, de centeno, mezcla de harinas integrales, con mucha miga, negros, ecológicos... Los traen de Vlaamsch Broodhuys, un horno artesano fundado en 1996 por Dimitri Roels y su mujer, Diante.En diez años han salpicado todo el país con sus boutiques. Para acompañar, tienen lácteos orgánicos, fruta fresca, mermeladas caseras, embutidos, quesos, huevos, mantequilla de cacahuete... «No hay por qué conformarse con menos», se vanaglorian los responsables del establecimiento. En la recepción hay un ligero trasiego de maletas. Se acerca el fin de semana. Aunque todavía quedan habitaciones libres, a partir de 114 euros la noche.
    En el cinco estrellas de superlujo Interalpen Tyrol, en Buchen (Austria), sin embargo, están «completos». Por delante tienen cuatro días de intensa actividad donde no puede fallar nada. Llevan meses preparándose para estas fechas. Desde que supieron que iban a alojar a los miembros del Club Bilderberg , una peña de ricos y poderosos que cada año se reúnen por estas fechas para arreglar el mundo. O desarreglarlo, depende de quién cuente la historia. De ellos se dice que ponen y deponen presidentes, que montan guerras o que manejan los hilos de las finanzas. No se sabe qué hay de verdad o de ficción. Sus principales mentores son el diplomático Henry Kissinger y el magnate David Rockefeller. Está previsto que acudan 140 personas de 22 países. Un tercio son políticos. El resto: intelectuales, banqueros, empresarios, miembros de la realeza...
    Su primer encuentro se produjo en 1954 a petición del financiero judío Jozef Retinger, con el apoyo del entonces príncipe holandés Bernardo. El escenario elegido fue el hotel con el que empezamos esta historia, del que se llevaron el nombre. Entonces ese cuatro estrellas era lo máximo. Hoy parece demasiado humilde para estos gerifaltes, cuya misión es establecer «discusiones informales sobre megatendencias y las cuestiones principales a las que se enfrenta el mundo».
    A la reunión de este año, que empieza hoy, asisten tres españoles, Juan Luis Cebrián, presidente ejecutivo del Grupo Prisa y miembro del club; Ana Patricia Botín, presidenta del Banco Santander y una de las veinte mujeres más poderosas del mundo, según Forbes; y un sorprendido Pedro Sánchez, secretario general del PSOE. La estupefacción en la cara de algunos al ver su nombre en la lista ha sido de aúpa. ¿La razón? En el Club Bilderberg se decide mucho más de lo que parece. Ellos son realmente quienes «manejan el mundo detrás del telón», señala Cristina Martín, autora de varios libros sobre esta organización y que estos días promociona el último, ‘Los planes del Club Bilderberg para España’. No son fantasías. De sus conversaciones nacieron la UE, el euro, la crisis actual... Hasta obligaron a don Juan Carlos a abdicar el año pasado, según esta experta.
    Un tablero de ajedrez
    De ahí también el enfado del Gobierno, que no cuenta con ningún representante en la cita de los Alpes. Ni siquiera el ministro Luis de Guindos, que ahora más que nunca necesita un empujón para acceder a la presidencia del Eurogrupo, que se decidirá el mes que viene. Sí estará, en cambio, uno de sus principales rivales, el holandés Jeroen Dijsselbloem. También «podría interpretarse» como un toque de atención a Mariano Rajoy de cara a las próximas elecciones generales, como si le estuvieran haciendo las maletas. «Ya ha cumplido los deberes que le había puesto la Troika, un organismo que también controla el Bilderberg, y es el momento de darle la patada».
    Toca, por tanto, aleccionar a su sucesor. Y está claro cuál es la «apuesta» de los ‘dueños’ del mundo: Sánchez. «Había otros políticos pujantes, como Albert Rivera o Pablo Iglesias», pero ellos ven en el líder socialista a su próximo peón español, según la lectura de Cristina Martín. El mundo para el club Bilderberg es un tablero de ajedrez en el que juegan con blancas... Y ganan, claro: «Son la élite, les encanta considerarse así». De hecho, las invitaciones solo se envían «a gente importante que pueda llevar más allá los objetivos de Bilderberg».
    – ¿De derechas o de izquierdas?
    – Una vez que se traspasa el umbral, la ideología no existe, solo es algo con lo que se nos entretiene a los ciudadanos. Allí se habla de ‘realpolitik’, de geoestrategia.
    Lo que realmente interesa a los anfitriones de Sánchez es «el poder». «Son muy ambiciosos». Por eso, esta cita anual no es un congreso para jugar al golf el viernes por la tarde y beber brandy en la sobremesa mientras se intercambian chistes de ricos y se demonizan los calcetines blancos (están prohibidos por la etiqueta). «Son reuniones de trabajo de alto nivel donde se armonizan agendas y se establecen los pasos a dar, diseñados previamente por el núcleo duro» desde sus oficinas en la ciudad holandesa de Leiden.
    Eso sí, sin dar cuenta a la opinión pública. No se habla con la prensa y tampoco son bienvenidos los fotógrafos. El hermetismo se lleva hasta tal extremo que ni los propios invitados pueden detallar lo que se hace. «Este año se han blindado al máximo». No solo han elegido un hotel en lo alto de una ladera con un solo acceso por carretera. Es que «han establecido un perímetro policial de seguridad de ocho kilómetros». Para que nadie moleste al «cerebro real del mundo», como lo ha bautizado el abogado Antonio Garrigues Walker, gran amigo de Rockefeller.

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