TITULO: LUNES - 2 - junio - EN EL PUNTO DE MIRA - Los hermanos Menéndez, los niños pijos que mataron a sus padres, ya huelen la libertad,.
LUNES - 2 - Junio - EN EL PUNTO DE MIRA ,.
En el punto de mira es un programa de televisión que se emite en el canal Cuatro y que se estrenó el 26 de julio de 2016.1En este se tratan temas de actualidad y de investigación, ofreciendo como novedad en el formato, imágenes de cámaras 360° junto a grabaciones panorámicas hechas desde drones y sistemas de grabación oculta. Así, a manos de varios reporteros, profundizan en temas como la trata de animales, el negocio de las farmacéuticas o la caza ilegal. Lunes - 2 - Junio , a las 22:40h, etc,.
Los hermanos Menéndez, los niños pijos que mataron a sus padres, ya huelen la libertad,.
Un juez de California ha rebajado su sentencia, lo que les abre la posibilidad de la libertad condicional,.
foto / Erik Menendez (izq.) y su hermano Lyle durante una audiencia en 1992,.
Dicen que no hay nada más feo que pegar a un padre, pero los hermanos Lyle y Erik Menéndez fueron mucho más allá: mataron a su padre y mataron a su madre. Y lo hicieron a traición y por dinero. Ahora, casi 36 años después de un crimen que cautivó a EE.UU., los hermanos Menéndez están cerca de salir a la calle. Un juez de California ha rebajado su sentencia, lo que les abre la posibilidad de la libertad condicional. Los dos niños pijos que coparon las portadas de los 'tabloides' de supermercado a finales de la década de 1990 podrán estar en uno de sus pasillos comprando tomates.
La de los Menéndez es una historia sórdida en la que se mezclan los trastornos familiares, el dinero, el privilegio, los abusos, la avaricia y la facilidad en EE.UU. de hacerse con un arma y acabar con alguien a tiros. El último giro en el guión de esta historia -la cercana puesta en libertad de los asesinos- ha vuelto a capturar la atención del país.
El crimen ocurrió el 20 de agosto de 1989 en la mansión de los Menéndez en Beverly Hills. José y Kitty Menéndez, los padres, fueron acribillados a escopetazos por sus propios hijos. La de José Menéndez -sus antepasados eran asturianos- era una historia puramente americana: exiliado de la Cuba revolucionaria como adolescente, hizo fortuna como ejecutivo de la industria del entretenimiento.
Su éxito económico fue la cara de una cruz familiar: era un personaje ambicioso, controlador y abusivo. Según sus hijos, hasta el punto de la tiranía y de las agresiones físicas y sexuales. La madre, Kitty, vivía bajo la sombra de la depresión y del alcoholismo.
Los hermanos Menéndez eran un ejemplo típico de niños pijos problemáticos. La familia tuvo que mudarse de barrio porque los vástagos se dedicaban a entrar a robar a las casas de los vecinos. Erik destacó en tenis, donde iba para promesa. Pero Lyle solo lo hizo en rebeldía. Sus padres le mandaron a Princeton, una de las universidades de más prestigio del país, y acabó expulsado, acusado de copiar y de vandalismo.
Ambos defendieron que los mataron en propia defensa, por los abusos de su padre, por miedo. La fiscalía solo vio motivos menos justificados: quedarse con la fortuna que construyó el progenitor. La realidad es que compraron escopetas y se presentaron en la mansión familiar cuando sus padres veían una película en su sala de cine. Les dejaron irreconocibles: seis escopetazos al padre y diez a la madre, que no murió de inmediato. Luego trataron de montar una coartada: enterraron las armas en la cercana Mulholland Drive, compraron entradas para un evento que había ocurrido al mismo tiempo y regresaron a casa a llamar a la policía, fingiendo horror y consternación por el asesinato Llegaron a decir a los investigadores que quizá la mafia estaba relacionada con el caso.
Los investigadores no tardaron en sospechar de los hermanos, que empezaron a gastarse el dinero que heredaron de sus padres como si no hubiera un mañana. Lyle compró negocios y coches de lujo. Erik contrató un entrenador a tiempo completo para impulsar su carrera tenística. El armazón de su coartada empezó a resquebrajarse: un amigo de Erik informó a la policía de que le había contado el crimen; las autoridades descubrieron que Lyle trató de borrar un testamento de su padre en un ordenador de la familia; la novia de un psicólogo acudió a la policía después de que Erik amenazara con violencia al doctor. Ambos fueron arrestados en marzo de 1990, siete meses después de los asesinatos.
Aquello dio lugar a un culebrón judicial que EE.UU. engulló con fruición: juicios que acabaron con un jurado incapaz de decidir, recursos interminables de la defensa de los hermanos y, por fin, el proceso que les declaró culpables de asesinato. Las acusaciones y testimonios sobre el abuso sexual y físico de su padre no fueron suficientes para exculpar alos dos jovenes. Tras la sentencia, se quedarían en prisión el resto de sus vidas.
La atención que despertó el crimen de los Menéndez en el EE.UU. de la década de 1990 solo está por detrás del de O.J. Simpson. Pero para los jóvenes del EE.UU. contemporáneo, el caso de los Menéndez era algo de otra generación, de sus padres. Como en tantas otras ocasiones, eso lo cambió la televisión. Netflix estrenó el año pasado la serie 'Monstruos', con Javier Bardem en el papel del padre, que devolvió a los hermanos al primer plano. En el primer fin de semana tras su estreno, 'Monstruos' se encaramó a lo alto del contenido más visto en la plataforma.
Después de décadas en sus apelaciones, y pocas semanas después de que se empezara a proyectar en Netflix esa serie, el fiscal de distrito de Los Ángeles, George Gascón, pidió al juez que se revisara la sentencia de los Menéndez. Los hermanos han tenido un comportamiento modélico y llenaron el juzgado de peticiones -familiares, autoridades penitenciarias, activistas- para que se produjera esa revisión.
Esta semana, el juez Michael Jesic ha dado el visto bueno: su sentencia será ahora de entre 50 años de cárcel y cadena perpetua, con posibilidad de libertad condicional. La legislación californiana permite esa libertad para los condenados por asesinatos ejecutados cuando tenían menos de 26 años, como es el caso de los Menéndez. Solo queda por delante un proceso de revisión de la petición de libertad condicional, que dependerá en última instancia del gobernador del estado, el demócrata Gavin Newsom. Todo indica que, 36 años después, verán la calle.
«Admito toda la responsabilidad. Maté a mis padres. Elegí matar a mi madre y a mi padre en su propia casa. Elegí burlarme del sistema judicial. No tengo excusas y no culpo a mis padres», admitió Lyle en esa vista, en una declaración cargada de emoción, en la que él y su hermano repasaron el asesinato. También habló Erik: «Mis padres deberían estar vivos. Nunca habrá remedio suficiente para mi crimen».
TITULO:
LUNES - 2 - Junio - Madridistas por el mundo - Liga Baloncesto - La canasta ganadora de Llull mantiene a salvo las rachas ,.
Realmadrid TV emite - Lunes - 2 - Junio , noche, a partir de las 22:30 horas, una nueva entrega de Madridistas por el mundo - Liga Baloncesto - La canasta ganadora de Llull mantiene a salvo las rachas ,.
Liga Baloncesto - La canasta ganadora de Llull mantiene a salvo las rachas,.
El Madrid lleva 27 años sin caer en Manresa y encadena 20 victorias en esta Liga. El capitán blanco la emboca a falta de un segundo y Saint-Supery casi replica. Tavares, 600.
En el deporte de equipo, cuando llega un duelo sin retos clasificatorios después de una temporada con presión máxima, cuesta ofrecer la mejor versión colectiva. El baloncesto del Real Madrid este domingo en el Nou Congost es el mejor ejemplo. Se aplicó en defensa sin chispa ofensiva y tuvo problemas para hilvanar jugadas y cuidar el balón (10 asistencias y 18 pérdidas). Avanzó a impulsos intermitentes, el último, uno genial de Sergio Llull, que embocó la canasta triunfal (65-67) a un segundo de la bocina ante el club en el que se formó y lo hizo debutar en la ACB. De eso han pasado ya 20 temporadas.
El Baxi Manresa se la jugaba con un ambientazo en la grada, pero le costó mucho superar a Tavares y al equipo blanco (Musa, Deck e Ibaka eran bajas); y aún más porque fallaba los triples liberados, algunas canastas sin oposición y hasta los tiros libres. Su porcentaje conjunto en la primera parte rondaba el 20% (10 puntos en el primer cuarto y 26-39 al descanso). Cerró la mañana sin alcanzar el 30%. Imposible plantarle cara así al líder y, pese a todo, Mario Saint-Supery, una de las grandes joyas de la cantera española, tuvo un triple para hacer historia. Hubiera sido la única ventaja catalana en el encuentro. Por un pelo. Cuarta derrota seguida que le complica mucho el playoff.
Y una maldición eterna ante el Real en el Nou Congost. Desde que levantara la Liga, en la mayor sorpresa de siempre de la competición allá por 1998, el Manresa no ha vuelto a tumbar a los merengues en su cancha: 27 años ya en una cuenta abierta de 0-25. Tres generaciones de jugadores han pasado al menos.

Un espectáculo regular, pero con emoción final y grandes cifras que lo adorna. La citada racha del Madrid en sus visitas al Bages y otra in crescendo en la actual Liga: 20 triunfos consecutivos, sin un traspié desde el 22 de diciembre en Valencia, invicto así en la segunda vuelta. Cinco meses sin perder.
Tavares va lanzado: 600 partidos
En lo individual, Tavares (14 puntos, 5 rebotes y 2 tapones) sembró el pánico de salida y recogió otro hito en su carrera: 600 partidos ya como merengue (287 de Liga, 276 de Euroliga, 23 de Copa y 14 de Supercopa). En el Top-9 histórico y subiendo. En temporada y media podría cazar a Carroll (el extranjero con más actuaciones en la historia del club: 709), tras haber pasado antes a Brabender, Rullán, Romay y Corbalán, y poco después llegar al tercero del ránking, a Rudy (754).
El Manresa, sin mejorar en exceso su acierto, pareció meterse en el duelo en el tercer cuarto (20-14) frente a un Madrid que llevaba solo 9 asistencias y 12 pérdidas, un ratio negativo muy esclarecedor de su juego ofensivo. Saint-Supery y Campazzo se habían ido al banco con cuatro faltas cada uno en su pulso personal. Entre ambos, entonces, 0 de 8 en lanzamientos de campo (concluyeron con 1 de 13). La entrada de Hezonja parecía abrir de nuevo la brecha, aunque un 2+1 de Derrick Alston Jr (19 tantos), una diana de Bodian Massa y un triple de Guillem Jou ponían a los locales a tiro de cinco: 46-51.
Duelo nuevo
A nueve minutos de la bocina se mantenía la diferencia. Partido nuevo, había emoción, ¿llegaría el acierto...? No, otra vuelta de tuerca atrás. El que irrumpió fue Tavares. Canasta y, sin pausa, recuperación del propio Edy, carrera de medio campo con bote poco usual y finalización. Nueva acción defensiva culminaba por Garuba. Tiempo muerto de urgencia de Diego Ocampo. El trabajo previo saltaba por los aires en segundos: 48-59.
En el tramo posterior continuó el carrusel de errores. Atentos atrás ambos, eso sí. Y como en seis minutos y medio el Madrid solo añadió cuatro puntos, el Manresa contaría con una última bala para acabar con la racha negra. A tiro de cuatro y, luego, tras dos fallos de un despistado Hezonja, a solo tres con una carrera de Saint-Supery: 62-65 y aún 49 segundos.
Campazzo la perdía y Hunt clavaba un triple: 65-65. Una posesión, 24 segundos, se la iba a jugar Llull, se la jugó. Entrada con bote por la derecha del gran capitán y canastón a tabla tras recibir un triple contacto de Dani Pérez. Restaban 1,7 segundos, quedaba un intento de réplica heroicamente desesperado... y el triple ganador de Saint-Supery a una pierna y por encima de Campazzo no entró por milímetros. En el Nou Congost habían caído el Barça, el Unicaja y el Valencia; el Madrid venció, aunque fuera por poco. Apila 27 años de triunfos consecutivos.