TITULO: BOLIGRAFO Y LIBRETA - EL BINGO - Maestros de la Costura - Pierpaolo saca a Balenciaga de la calle ,. Miercoles - 4 - Junio ,.
BOLIGRAFO Y LIBRETA - EL BINGO - Maestros de la Costura - Pierpaolo saca a Balenciaga de la calle , . Miercoles - 4 - Junio , fotos,.
Pierpaolo saca a Balenciaga de la calle,.
Pierpaolo Piccioli.
El ex director creativo de Valentino, un apasionado del romanticismo de la alta costura, toma el relevo del disruptivo Demna,.
El escultor rumano Constantin Brancusi definió la simplicidad como la complejidad resuelta. Una frase que el diseñador Pierpaolo Piccioli tomó como suya para acompañar una fotografía de un escultórico diseño nupcial de aire monacal que Cristóbal Balenciaga confeccionó en 1967. La imagen fue la primera que compartió el romano en su cuenta de Instagram, en mayo de 2018. «No sé si debería tomarlo como una señal», apuntó el modista en un comunicado tras hacerse público que será el nuevo director creativo de la firma homónima del maestro de Guetaria.
«Estar aquí hoy, para moldear una nueva historia de una casa donde la creatividad siempre ha sido una cultura y la innovación una ciencia, me hace sentir honrado y orgulloso de continuar la historia que quienes me precedieron ya contaron con respeto y asertivos puntos de vista. Balenciaga es lo que es hoy gracias a todas las personas que han allanado el camino: Cristóbal, Nicolas —Ghesquière—, Alex —Wang—, Demna. En todas sus etapas, aunque en constante evolución y cambio, nunca ha perdido de vista los valores estéticos de la casa», proclamó Piccioli en un guiño a sus predecesores, entre los que se olvidó de nombrar al gran Michel Goma y al desconocido Josephus Melchior Thimiste.
«El legado y el archivo de Cristóbal Balenciaga es probablemente uno de los más influyentes de la moda de todos los tiempos. Lo ha hecho todo antes que nadie; ha inventado literalmente la cultura de la creatividad; ha infundido la idea de la alta costura en todos los aspectos de su carrera, y ha demostrado, a través de sus creaciones, el poder de la evolución y la innovación. Lo que recibo hoy es una marca llena de posibilidades que resulta increíblemente fascinante», afirmó en modo de agradecimiento a Demna, del que dice admirar «su talento y su visión. No podía pedir un relevo mejor. Ha rendido homenaje a Cristóbal a su manera, compartiendo su punto de vista y manteniendo viva la identidad de la casa».
Una opinión que no todos comparten del transgresor diseñador que, escudado en el simbolismo que va más allá de la impactante imagen, puso la etiqueta de Balenciaga a arriesgadas propuestas como las terribles crocs con tacón, el abrigo similar a los utilizados por los barrenderos o las bolsas clásicas de cuadros para ir al mercado que convirtió en el bolso por el que se pirraban las prescriptoras de moda. Influencers que antes se pirriaron por su pieza estrella, las zapatillas Triple S. Y es que, aunque muchos se rasguen las vestiduras, el georgiano es el líder indiscutible de la moda urbana actual.
Pese a que esa moda de la calle choque con la visión romántica del italiano, Pierpaolo no quiere partir de cero, sino respetar el legado de sus compañeros, consciente de que su etapa es un capítulo más en la historia de la firma. De hecho, Demna y él se han reunido en varias ocasiones y trabajarán mano a mano durante un mes, por lo que la transición de la firma no se espera que sea abrupta, aunque eso se verá a partir del 10 de julio, cuando el georgiano traslade sus bártulos a Gucci y Piccioli se mude a París desde Roma, donde estuvo un cuarto de siglo al frente de Valentino. Allí demostró su amor por la alta costura y el respeto por su equipo, con el que siempre salía a saludar tras sus desfiles.
Un hombre tan generoso como respetado y ambicioso que incluso tiene su propio color, el rosa PP —por sus iniciales—, que se popularizó tras un espectacular desfile monocromático con el que comenzó la tendencia que algunos achacan erróneamente al fenómeno Barbie.
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El Juego Rana - El Juego Oca - RADIO ANTIGUA - Del cotilleo a la telebasura ,.
El
Juego Rana - El Juego Oca - RADIO ANTIGUA - Del cotilleo a la telebasura,
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Del cotilleo a la telebasura,.


Aunque nunca he sentido el menor interés por todo lo relacionado con el cotilleo, o la crónica del corazón si se prefiere decirlo en fino, no he podido evitar que, aunque con mucha sordina, me llegaran los ecos del mismo. ¿Cómo habría podido evitarlo por completo si me lo meten hasta en la sopa? Así pues, visto que no era posible el aislamiento tan como me hubiera gustado, opté prosaicamente por la indiferencia... y así sigo.
Sin embargo, el hecho de tener que padecer toda una sarta de sandeces en forma de noticias intrascendentes sobre personajes irrelevantes -al menos para mí- serviría a la postre para despertarme una somera curiosidad -que no interés- de índole estrictamente antropológico, o sociológico, como se prefiera. Al fin y al cabo, no deja de tener su mérito que tanta gente se interese por unos temas absolutamente banales, hasta el punto que la denominada prensa rosa copa -o al menos copaba hasta hace poco- las mayores tiradas de las publicaciones periódicas españolas, seguida -otro tema hasta cierto punto similar- por la deportiva. Pero esto último corresponde a otra historia diferente.
Y es que, insisto, no veo que interés puede tener estar informado de las trivialidades de la vida cotidiana de ciertos personajes encumbrados en el fervor popular -los famosos, famosillos y famosetes de toda laya- en virtud de vete a saber que peregrinos mecanismos de promoción social... promoción en el sentido publicitario, se entiende, no en el del ascenso en el nivel de vida, aunque en la práctica el uno acabe acarreando al otro.
A mí, huelga decirlo, me importa un pimiento la vida privada de cualquier desconocido, e incluyo en esta categoría a todo aquel que no pertenezca a mi círculo privado de familiares, amistades, compañeros de trabajo o, en general, todas aquellas personas con las que de una u otra manera interactúo. Y si me interesa la actividad de cualquier tipo -léase literaria, cinematográfica, política, etc...- alguna otra persona, por lo que muestre interés será por esta actividad y sus frutos, nunca por su vida privada, salvo en cuanto ésta afecte a aquella.
Puede que sea una rara avis, lo reconozco, pero les aseguro que el cotilleo no es lo mío. Ahora bien, mi conocimiento sobrevenido del mismo me ha hecho reflexionar sobre como ha ido éste evolucionando con el tiempo, y no precisamente a mejor sino justo lo contrario.
Retrocedamos algún tiempo, digamos varias décadas. El cotilleo de entonces, centrado en lo que llamaban revistas del corazón, tenía como principales protagonistas a personajes públicos conocidos previamente -recalco el adverbio- por haber destacado en alguna otra actividad: cantantes de moda, actores y actrices famosos, deportistas, ricachos podridos de dinero con ínfulas exhibicionistas o toda esa caterva de parásitos hereditarios que conforman la nobleza e incluso las propias casas reales. Es decir, por entonces el famoseo era sobrevenido y, aunque beneficiaba a ciertos colectivos sociales para mí mucho menos importantes que otros tales como médicos, científicos, artistas o escritores, lo cierto es que los candidatos a salir fotografiados en papel cuché tenían que currárselo previamente demostrando a los ávidos lectores lo bien que vivían.
Era una prensa bobalicona, por supuesto, pero inocente y por completo inofensiva.
La cosa empezó a cambiar cuando cierta señora, sin conocerse demasiado bien sus méritos previos -en realidad el principal de ellos parecía ser el de saber elegir con exquisita precisión sus sucesivos matrimonios-, empezó a chupar portadas en pie de igualdad, e incluso superándolos, a los tradicionales inquilinos de las mismas. Esto dio paso, con el tiempo, a un curioso ciclo cerrado del cual era imposible desentrañar su origen: la señora en cuestión era famosa porque salía en las revistas, a la par que salía en las revistas porque era famosa. Ni la cuadratura del círculo hubiera salido tan redonda, si se me permite el símil.
Luego vendría lo que yo llamo el famoseo por contagio, y es que, como si de una epidemia de gripe se tratara, comenzarían a surgir famosetes de segunda fila -conforme a los criterios del género, por supuesto, ya que para mí no pasarían, como mucho, de la undécima- cuyo único mérito sería el de haber estado en contacto con algún famoso oficial, lo que les daba pie para iniciar su propia carrera. Parejas y ex-parejas, antiguos novios o novias de -preferiblemente con niños por medio-, parientes más o menos lejanos, amigos, ex-empleados... todo valía para que el aspirante a famoso se diera a conocer en la pista del circo.
Un efecto secundario de esta democratización sería a aparición de auténticos profesionales del cotilleo llegados al olor de las jugosas exclusivas que les pagaban por contar sus historias; hasta entonces, por lo general, los famosos de toda la vida no habían necesitado ganarse las lentejas saliendo en las revistas, que para ellos eran más bien unos medios de promoción o, si se prefiere, publicidad gratuita. Pero ahora habían cambiado las cosas, de modo que muchos antiguos famosos en horas bajas o bien nuevos mercenarios del famoseo con bastante poco que contar pero sí mucha cara dura, comenzarían a competir, previo cheque por medio, para contar sus cada vez menos interesantes historias... pese a lo cual la fórmula funcionó, no me pregunten por qué.
Todavía quedaba por dar, no obstante, la última vuelta de tuerca, y de eso se encargaría la televisión. Aunque desde hacía tiempo Televisión Española había abierto un hueco en su programación a los cotilleos, sus programas seguían la fórmula tradicional que he comentado anteriormente, es decir, la inocentemente bobalicona. El problema fue cuando otras cadenas entraron en el ruedo acentuando cada vez más el tono escabroso de los perfiles: del cotilleo se acababa de pasar a la telebasura.
Quizá el primero en levantar la veda fue Tómbola, un programa de cotilleos con muy mala leche y todavía peor gusto producido por la televisión autonómica valenciana y emitido por ésta y por otros canales similares, entre ellos Telemadrid. Causa sonrojo, cuando no indignación, comprobar que una iniciativa tan repugnante surgió de un canal público, pero como el engendro resultó rentable pues ya se sabe, no olía, como decía el socarrón emperador romano Vespasiano al referirse al dinero que recaudaba por el impuesto a las letrinas.
Aunque finalmente el programa acabaría siendo retirado, ya era demasiado tarde: el melón estaba abierto, y las cadenas privadas, en especial Telecinco y Antena 3 acabaron entrando a saco en este filón que resultaba más rentable conforme iba descendiendo escalones en el camino de la vulgaridad más soez. Por si fuera poco la telebasura comenzó a ramificarse y reproducirse tal como si de una metástasis se tratara, creando auténticas “estrellas” -es un decir- que no es ya que no tuvieran nada de excepcional conforme a los tradicionales parámetros del género, es que ni siquiera alcanzaban el nivel medio de la ya de por sí mediocre -estadísticamente hablando- sociedad española.
Aún más, cuanto más vulgar, patán, insulso y repelente fuera el individuo en cuestión -o la individua-, tanto mejor para las cuentas de la cadena. Paralelamente se montarían todo tipo de programas basura tipo Gran Hermano y similares que servirían asimismo para retroalimentar con famosetes de baja estofa -cuanto más baja mejor- a unos programas de cotilleo cada vez más gores y repelentes, alejados ya por completo de ese glamour que, aunque vacío, tanto llegó a gustar en su día y que, dadas las circunstancias, parece ya casi de arte y ensayo en comparación con lo que se lleva ahora. Y como el índice de mortalidad catódica de estos elementos suele ser, salvo excepciones, bastante elevado, la conclusión fue obvia; había que fabricarlos constantemente para alimentar el altar del Moloch de la audiencia. En consecuencia, el antiguo círculo cerrado se convertiría en una espiral cada vez más profunda.
Y en esas estamos... pero mientras la audiencia responda mucho me temo que tendremos telebasura para rato, lo cual no dice mucho de la sociedad presuntamente avanzada y próspera, pese a las crisis, en la que nos ha tocado vivir.
TITULO:
El
país de La Intervención del Estado avala la tesis de la posible causa
de disolución de RTVE por su conflicto de 500 millones con Hacienda ,.
El Martes - 3 - Junio 22:00 por la Sexta,foto,.
La Intervención del Estado avala la tesis de la posible causa de disolución de RTVE por su conflicto de 500 millones con Hacienda,.
Defiende en un informe las «dudas» por las cuentas de la Corporación y advierte de que se enfrenta a «consecuencias contables y societarias muy importantes»,.

Un informe de la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE), órgano dependiente del Ministerio de Hacienda, sobre la gestión de Radio Televisión Española (RTVE) concluye que la corporación se «enfrenta a consecuencias contables y societarias muy importantes», tal y como vienen advirtiendo desde hace tiempo diferentes auditorías privadas y han denunciado también varios de los consejeros, que se negaron a firmar las cuentas del último ejercicio precisamente por esta cuestión. El documento de 352 páginas, al que ha tenido acceso en exclusiva ABC, dedica un apartado muy extenso al problema que RTVE viene arrastrando desde hace años con la Agencia Tributaria (AEAT) a cuenta del IVA deducible,.