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sábado, 22 de junio de 2024

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TITULO : MAS QUE COCHES -  Cupra Tavascan: el SUV eléctrico que no se olvida de tu lado emocional ,.

 

 

Cupra Tavascan: el SUV eléctrico que no se olvida de tu lado emocional,.

El nuevo SUV es el segundo modelo 100% eléctrico de la firma española. Sale a la venta en junio en versiones de hasta 340 CV y con precios que, sin descuentos ni ayudas, arrancan en los 52.010 euros.

El Tavascan en versión VZ calza llantas de 21 pulgadas.
 
fotos / El Tavascan en versión VZ calza llantas de 21 pulgadas.

"En este momento, el mercado está viendo llegar muchos vehículos eléctricos de corte puramente racional, y esto es precisamente lo que no es Cupra". La frase, de Wayne Griffiths, el británico que capitanea la breve y exitosa marcha de Cupra, parece haber cobrado todo su significado ahora que hemos podido ver y conducir por Barcelona la versión definitiva del Tavascan, el segundo modelo 100% eléctrico de la marca española.

4,64 m de longitud

El nuevo Cupra es un SUV de estilo coupé al que no se le puede poner la etiqueta de pequeño: mide 4.644 mm de longitud, 1.861 mm de ancho y 1.597 mm de alto, con una distancia entre ejes de 2.766 mm. Y su aspecto cobra mayor presencia con las llantas de 21" con que lo hemos conocido, aunque podrá equiparlas desde 19".

Cupra.

Te sonará desde hace tiempo porque se parece muchísimo al prototipo que la marca ya presentó en el Salón del Automóvil de Frankfurt de 2019. Y detalles que nos hagan contemplarlo durante un rato hay muchos por aquí y por allá. En su frontal son llamativas las tres las ópticas triangulares a cada lado, que pueden ser Matrix Led para alumbrar las zonas óptimas sin deslumbrar a otros conductores y ya se montan en los nuevos Cupra León y Formentor. También es imposible no darse cuenta de que el logo frontal está iluminado, y en cuanto a la gran superficie negra que ocupa el lugar de la parrilla dicen en Cupra que recuerda a la máscara de un superhéroe, y con algo de imaginación uno también podría llegar a esa conclusión.

Coeficiente de 0,26

La caída del techo de tipo coupé, ya visto de lado, contribuye a que su coeficiente aerodinámico sea de solo 0,26, el mejor de cualquier Cupra. Y por lo que respecta a la trasera, con el logo 'al rojo vivo' porque también está iluminado, cuenta esta con un enorme difusor que permite atisbar mejor el ancho de las ruedas, extendidas según versiones hasta los 255 mm de anchura.

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Conducimos el nuevo Cupra Tavascan 100% eléctrico

Teniendo en cuenta que a ello se añaden los pliegues, los nervios y la musculatura de su silueta, si nos pidieran imaginar a un superhéroe conduciendo este SUV eléctrico sería a Batman a quien pondríamos al volante.

Asientos deportivos o muy deportivos

Pero el superhéroe real que lo conduzca será en gran medida un padre o madre de familia que no podrá menos que sorprenderse al saber que los asientos deportivos son de serie desde la versión básica, bien sea hechos con un 90% de poliéster reciclado si son de tela o con un 50% de tejido reciclado con el tapizado de microfibra. Habrá también de cuero de toda la vida, pero llegará más adelante y con unos asientos CupBucket que todavía proponen un aspecto y una sujeción más deportivas pero que no pudimos ver en nuestra toma de contacto.

Cupra.

La pantalla central de 15 pulgadas es la más grande que jamás ha montado un Cupra y tiene debajo una barra táctil retroiluminada para que modifiquemos de una pasada la temperatura del climatizador o el volumen del sistema audio, que en opción puede ser de la firma Sennheiser Mobility y contar con 12 altavoces. Mucho más pequeña, de solo 5,3 pulgadas, es la del cuadro de relojes, y para seguir la navegación podemos aprovechar las ventajas de que el Head Up Display ofrece la información con realidad aumentada.

Con 'espina dorsal'

Lo más rompedor que descubrimos en su interior es lo que en Cupra llaman la 'espina dorsal', un toque de diseño que consiste en un 'puente' que une la consola central con el salpicadero. No es un elemento práctico. De hecho, hasta nos parece que entorpece un poco el acceso al cargador inalámbrico (al menos visualmente) que queda por debajo, pero le queda bien y en cualquier caso hace a este Tavascan un poquito más diferente a todo lo visto.

Cupra.

Su amplitud es incluso suficiente por lo que toca a la altura para los ocupantes de la segunda fila, que podía ser el punto crítico de este SUV coupé. Y así, dos pasajeros traseros de metro ochenta viajarán sin problemas de espacio, con enorme libertad para los pies porque no hay puente de transmisión, y con una distancia para las rodillas muy favorable. Todo ello con el complemento de un maletero (con portón eléctrico y apertura pasando el pie por debajo) de 540 litros, una cifra muy buena en un coche de 4,6 metros.

286 CV como mínimo

El perfil deportivo de este SUV coupé se confirma en el hecho de que la versión más asequible cuente ya con 286 CV y 545 Nm de par, cortesía de un único motor síncrono que actúa sobre las ruedas traseras. Bastan 6,8 segundos para que esta versión, a la que se ha llamado Endurance, alcance los 100 km/h, con una velocidad máxima limitada a 180 km/h.

Cupra.

Por encima, el Tavascan VZ añade un segundo motor más ligero (solo 60 kg), en este caso asíncrono, que actúa sobre el eje delantero eleva la potencia total hasta los 340 CV (manteniendo el mismo par motor de 545 Nm), lo que rebaja el sprint desde parado a solo 5,5 segundos.

Batería de 77 kWh

Tanto una versión como otra solo se pueden acompañar de la conocida batería de 77 kWh tan extendida entre los eléctricos del Grupo Volkswagen (una pena que no lo hayan sacado con la nueva de 82 kWh). Teniendo en cuenta que los consumos oficiales son de 16,5-16,8 kWh/100 km en el más potente, y de 15,2-16 en el más sencillo, las autonomías anunciadas se quedan en 522 km para el primero y 568 para el segundo.

Cupra.

Si encontráramos un cargador de 135 kW podríamos regenerar su batería del 10% al 80% en menos de media hora, o bien añadir 100 kilómetros de recorrido en 7 minutos. Pero es más probable que tengamos que recurrir a cargadores de corriente alterna y en este caso la potencia máxima que admite son 11 kW.

Así va en carretera

Algunos de estos detalles quizá ya los conocías, pero seguro que no cómo va. ¿Está su comportamiento en sintonía con su aspecto? El hecho de que a la presentación acudiera Jordi Gené, el piloto responsable de afinar el chasis de este nuevo SUV (y de todos los nuevos Cupra y Seat), ya era una declaración de intenciones.

 
Cupra.

De serie monta el Control de Chasis Adaptativo DCC Sport, que modifica el comportamiento de la dirección y la amortiguación en función de que hayamos elegido entre los modos Range (para lograr la máxima autonomía disponible), Comfort, Performance, Cupra o Individual, además de otro Traction para las versiones con dos motores.

Tacto deportivo

Las diferencias entre un modo y otro son más bien sutiles en la variante VZ, que fue la que cogimos. Pudimos conducirla por zonas de curvas y nos sorprendió la motricidad, el agarre de los neumáticos, el aplomo en general del coche y la sensación de precisión de la dirección. También la naturalidad del tacto de los frenos, que actúa sobre el sistema recuperador de energía y los discos sin la sensación de que cambien de repente de intensidad, como hemos notado en algún otro fabricante.

Cupra.

Y lo que menos nos ha gustado en este sentido son las levas que modifican la retención en tres niveles (uno de ellos sin retención), además de que permiten activar un modo de regeneración automática: recurre a unas piezas de plástico pequeñas cuyo tacto no está a la altura del chasis ni del propio aspecto del coche por lo que toca a sensaciones deportivas. Así que no es mala alternativa activar el Modo B en el selector del cambio y conducir el Tavascan casi como un coche de pedal único.

Mucha seguridad

Respecto a la seguridad, incorpora los asistentes de velocidad inteligente, de ángulo muerto, de cambio involuntario de carril, de salida segura, el de frenada automática, el de giro y esquiva... además de elementos como el control de velocidad adaptativo, el reconocimiento de señales de tráfico, el detector de fatiga o la cámara 360.

Cupra.

La oferta del Tavascan se reduce a la terminación Endurance con el motor de 286 CV y a la VZ con el de 340 CV. Además de ello, están disponibles tres pack denominados Adrenaline (con techo panorámico y audio Sennheiser, entre otros elementos), Extreme (ya con llantas forjadas y asientos CupBucket) y Winter Pack (este último enfocado más bien a países fríos al incluir hasta calefacción en los asientos traseros).

Los precios del Tavascan, diseñado en Barcelona pero fabricado en Anhui (China), arrancan en 52.010 euros, aunque a esa tarifa habrá que restar las ayudas, los descuentos y las promociones. Y aunque se podrá encargar en junio, hasta final del verano no llegarán las primeras unidades.

 

TITULO: Para Todos La 2 - Colegio rural -  Los colegios leoneses ,.

 Colegio rural -  Los colegios leoneses ,.

 Tiempos biológicos rumbo de vida,.

 Imagen de archivo de un aula escolar.

fotos / Los colegios leoneses no se quedarán sin director por un «cambio de normativa»,.

Una nueva baremación para los concursos de traslados en educación, que aún no es oficial, que daría más puntos a aquellos que ejerzan como cargos directivos es la principal causa que manejan en la Dirección Provincial de Educación para explicar esta situación después de que el año pasado registrasen 19 centros en la provincia sin candidatos a la dirección

Todos los colegios e institutos de la provincia de León tendrán director el próximo curso. No parece, a priori, algo que sea excesivamente extraño pero realmente lo es. Y es así porque será, después de muchos cursos, el primero en el que hay candidatos a ocupar los equipos directivos de todos los centros escolares de la provincia leonesa.

Después de que el año pasado se tuviera que elegir a los equipos directivos de 19 centros escolares de la provincia ante la ausencia de candidaturas y proyectos de dirección, para el curso 2024/25 se cubrirán todas estas vacantes.

Es algo extraño, poco habitual, sostienen desde la Dirección Provincial de Educación, que recuerdan que hay centros, especialmente en el medio rural y alejados de los centros urbanos de León y Ponferrada, donde suelen existir dificultades para 'encontrar' docentes que se hagan cargo de la dirección de estos centros. Sin ir más lejos, insisten, 19 tuvieron ese problema el pasado curso.

El hipotético cambio de normativa

Pero un cambio de normativa a nivel estatal, que aún no está aprobado y debe pasar aún por varios trámites oficiales podría ser el motivo. Según esta nueva normativa que lleva siendo debatida durante meses por el Ministerio de Educación y los sindicatos, aquellos que ejerzan como miembros del equipo directivo de un centro escolar tendrán una baremación mejor para los concursos de traslados.

La idea es que el tope de 20 puntos para dicho concurso - cuatro puntos por curso completo al frente de la dirección de un centro - aumente, pudiendo obtener una mayor puntuación en este concurso aquellos miembros del equipo directivo, 'premiando' así este trabajo.

Pese a ello, esta normativa que, cabe destacar, no está aún aprobada de forma oficial, no llegaría a concluir su trámite legal hasta finales del mes de junio o, incluso, inicios del mes de julio, después de ser aprobada en Consejo de Ministros.

Esa medida, si llega a ser aprobada en ese plazo, contaría ya para el siguiente concurso de traslados, que se convoca en el mes de noviembre, por lo que apenas serían cuatro los meses que contabilizarían para dicha baremación.

«Un parche»

Para la Junta de Personal Docente de León, esta medida supone un «parche» simplemente y no ataca directamente la raíz del problema, que es la «engorrosa tarea» de ocupar un puesto en el equipo directivo de un centro público, además de ser una medida «injusta» con el resto de docentes.

Y esta tarea, explican, es engorrosa por varios motivos. El principal, afirman, es la «excesiva carga burocrática» a la que se ven sometidos los equipos directivos de los centros escolares, que ocasiona que sus miembros estén más pendientes o dedique más horas a estas labores que «a las propiamente educativas o las de liderazogo del proyecto didáctico del centro».

Por otro lado, exigen una retribución «acorde» a las tareas que realizan, puesto que este aumento de sueldo por este cargo no supera los 600 euros brutos para directores en los institutos con un gran número de alumnos de la provincia de León y de 200 euros brutos en el caso de los jefes de estudios.

Sea cual sea el motivo real de esta situación, la verdadera realidad es que los centros escolares de la provincia saben que, al menos el próximo curso, tendrán a un equipo directivo que se ha postulado a ese cargo y no le ha sido «encargado» por la propia Dirección Provincial como medida de emergencia, algo habitual en otros cursos.

TITULO:  Gigantes de La 2 -   Fernando Savater   ,.- Jueves - 11 - Julio ,.

Gigantes de La 2 - Programa de entrevistas, de cincuenta minutos de duración y emisión semanal, para La 2  Jueves -  11 - Julio , 23:50 de Televisión Española.

 

 Fernando Savater  ,.

 

 

fotos / Fernando Savater: «El tiempo no remedia nada»,.

 

A través de Carne gobernada: De política, amor y deseo (Ariel) el lector se adentra en las creencias, no demasiadas pero firmes, de Fernando Savater (76 años) —fichado por el PP para las elecciones europeas— que estuvo en el centro de una polémica tras su expulsión de El País, donde colaboraba desde su fundación. Está harto de ello, pero no esquiva el envite. Gruñón, amable, inquieto y curioso, nada rehúye. Como su último libro, ameno y diverso; una buena metáfora de su vida, tanto intelectual como vital.

—¿Lo esperaba?

—Hombre… ¿Lo esperaba? No. Sabía que había una posibilidad, que… Yo tengo un lado optimista y esperaba que cambiara El País, no yo. Me decía que a lo mejor se daban cuenta de que esto del PSOE es infumable… Ahora veo que era un optimismo ridículo, pero eso es lo que pensé.

—¿Y cómo fue, exactamente?

—Me llamó la directora, hablamos de ello y me dijo que esto ya… El problema, vamos, la gota que colmó el vaso fue que la editorial, sin encomendarse a Dios ni al diablo, y desde luego sin preguntarme a mí, hizo un adelanto en El Confidencial. Ni yo sabía que iba a salir ese adelanto, ni nadie me preguntó qué páginas querría que salieran. Y claro, ellos cogieron las partes de El País porque les parecía el morbo más…

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El encuentro con Fernando Savater, que ahora parece tan lejano, se produjo en su casa de Madrid en plena «crisis», el 30 de enero. La llamada de la directora de El País, Pepa Bueno, se produjo el 22 de enero, lunes. Los comentarios de “ya era hora” se cruzaron con los de “la situación era insostenible”, pero por una parte y otra se coincidía en que “se veía venir”. ¿Había dos bandos? Sí, y un tercero de indecisos, los que creen que «hunos» y «hotros» tienen y no tienen razón. Vamos, lo de siempre.

El adelanto editorial, y la razón por la que se había pedido esta entrevista antes del hecho, se refiere a Carne gobernada: De política, amor y deseo (Ariel), unas reflexiones del catedrático Fernando Savater (San Sebastián, 1947) donde comenta esto y aquello. Muy Savater es el hablar de todo, de meterse en muchos charcos. Desde joven, desde que empezó como divulgador de filósofos. Por terminar con la polémica, que cansa, aburre y no tiene remedio, aunque siempre estará ahí, como una mancha de tinta en un jersey, en Carne gobernada Savater recuerda cómo empezó 2022 con un artículo en el diario cuyo inicio es este: “Si ustedes sólo se informan por medio de este periódico, no sabrán que he publicado un libro…”. Se refería a Solo integral (2021, Ariel), donde se recogen algunas de las columnas sabatinas que el ensayista consideró las mejores en esa cabecera y a las que agregó una coda. Silencio administrativo. Para unos, luz de gas. Para otros, una provocación.

Claro que los ataques de Savater desde su rincón de fin de semana eran duros, muy duros contra el Gobierno de Sánchez. Nada que no se supiera desde hace años, en que las posiciones políticas del escritor han ido templándose. Con razón o sin ella, Savater no es el aldeano que tira la piedra y esconde la mano. Es de los que dan la cara. Y se la parten. En este caso y en la dura, y a veces muy solitaria, lucha contra el terrorismo de ETA en los años de plomo, y antes también.

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—Verlo objetivado en el libro es lo que causó el mayor impacto. Vino la llamada: que eso era una agresión al periódico, que… Yo tampoco iba a empezar a explicar que iba a escribir un artículo (en The Objective, donde colabora desde entonces) explicando, con un poco más de tiempo, que no había agredido al periódico, sino que lo he defendido. Porque yo soy de la generación primera de El País y me sentía obligado a defenderlo ante los que hoy usurpan su nombre y lo ponen al servicio del peor Gobierno que ha tenido España en la democracia.

—Igual este incidente ha servido para saber quién está a su lado y quién no.

—Bueno, la gente ha sido muy cariñosa, me han llovido artículos, apoyos, de América y de todas partes. En ese sentido no me puedo quejar. Yo tengo buenos amigos.

—¿Le salían aquellos artículos de los sábados con facilidad? ¿Cuánto tiempo les dedicaba?

"Mikel Azurmendi y Raúl Guerra estuvieron además compartiendo conmigo toda la batalla del País Vasco, éramos un poco tres mosqueteros"

—Las columnas me llevaban más tiempo que un artículo largo normal, porque no te paras a pensar si pones un adjetivo o dos, mientras que en las columnas tenía que poner o este o este, porque no caben los dos. Era como un reto, como escribir un soneto, tienes que atenerte a un esquema. A mí me gustaba. Yo creo que las que publiqué en Solo integral eran de lo mejor que he escrito para periódicos. Empezaba el lunes, las remataba el martes, y el miércoles hacía una especie de ajuste general del asunto.

—Dejemos el tema. Este libro, Carne gobernada, empieza con tres pérdidas destacadas en su vida: Mikel Azurmendi, Javier Marías y Raúl Guerra Garrido. Dos palabras para cada uno.

—En primer lugar, tres buenos amigos, tres buenas personas, de esas que acompañan mucho a alguien que se dedica a tareas intelectuales y muchas veces se encuentra un poco desvalido, tres personas de esas que te apoyaban, que te inspiraban también. Mikel Azurmendi y Raúl Guerra estuvieron además compartiendo conmigo toda la batalla del País Vasco, éramos un poco tres mosqueteros en aquella época contra el terrorismo, contra la barbarie y, sobre todo, contra el separatismo. A Javier Marías lo he conocido mucho, desde que era pequeño. Yo tendría dieciséis o diecisiete años. Compartíamos muchos gustos literarios: nos gustaban las historias de fantasmas, las travesías marítimas… Y luego se ha ido cuajando en un extraordinario escritor, en el mejor que ha tenido su generación. Y hoy no hay otro como él todavía.

—Raúl Guerra Garrido.

—Fue un escritor muy importante, aparte de sus méritos literarios, porque se atrevió a escribir unas cosas que en el País Vasco en aquel tiempo… La carta —de 1990— fue un libro decisivo, y eso no lo decía nadie: un empresario recibe una carta el día en que cumple cincuenta años, en la que se le exige cincuenta millones de pesetas. Decir aquello en una novela… Escribir ahora de la Guerra Civil o del franquismo, todo eso no es nada, porque puedes escribir lo que te dé la gana, porque no hay ningún peligro, pero cuando escribió La carta sí. De hecho, tuvo varias represalias por parte del PNV, etcétera.

—Cita en su libro a Lovecraft, Kafka, Borges y Cioran. ¿Falta alguno de su altar?

—Stevenson, claro.

—Escribe también: “Soñamos para vernos con nuestros padres, con nuestros muertos”. También dice que sueña con sus padres casi cada día.

—Yo eso lo sueño cada día. Con uno, con otro o incluso con los dos a la vez, sueño todos los días.

—Muy al comienzo, defiende el valor de la filosofía. Reivindica “el valor del debate y la duda razonable”. Y poco después: “Yo quiero suponer que el más alto oficio es pisotear cabezas de sumos sacerdotes”.

"La filosofía es una tarea, y esto lo explicó muy bien José Gaos, un poco de soberbia"

—La filosofía es una tarea, y esto lo explicó muy bien José Gaos, un poco de soberbia. O sea, hay que ser soberbio para ser un buen filósofo, porque la pretensión del filósofo es desmesurada: un mamífero que pretende comprender el universo, imagínate. Por eso creo que es una cuestión de juventud más que otra cosa. Creo que los viejos somos ya demasiado escépticos y estamos ya demasiado zarandeados como para tener la soberbia suficiente para convertirnos en dueños del universo. Hace ya mucho que dejé la filosofía. La recuerdo con cariño y con entusiasmo, pero ya se lo dejo a los jóvenes.

—Pero, ¿y “el valor del debate” y “la duda razonable”? Parece que hoy nadie duda.

—Nadie duda porque nadie es filósofo. Los filósofos sí dudamos. Y la gente, en general, duda, claro que duda. Lo que pasa es que son dudas triviales, y las dudas en la filosofía suelen ser dudas con más glamur.

—“Ningún aparato, por ingenioso y útil que sea, de la rueda al smartphone, sin olvidar la inteligencia artificial, que tanto altera a quienes padecen estupidez natural, convertirá a los seres humanos en algo mucho mejor o mucho peor de lo que siempre han sido”.

—Yo no tengo ningún miedo a nada tecnológico, yo tengo miedo a los seres humanos, que somos los peligrosos. Lo que me parece peligroso es lo que está detrás de la tecnología, que es siempre un ser humano. Cuando se dice que si la televisión atonta, que el teléfono móvil enloquece… A esas tonterías no hago caso.

—“En los últimos tiempos (digamos cinco o quizá seis años, para no exagerar) bastantes de mis convicciones que yo daba por más asentadas han sufrido una conmoción, un terremoto revolucionario”. Y agrega: “Siempre me he tenido por una persona de izquierdas”.

"Casi había que explicar que las víctimas, aunque fueran de derechas, eran buenas. Eso me pareció que indicaba algo peligroso respecto a la izquierda"

—Mi transformación fundamental fue el terrorismo en el País Vasco y ver la reacción de la izquierda, que la izquierda se consideraba más próxima, y más cómplice, con el terrorismo que con las víctimas. Casi había que explicar que las víctimas, aunque fueran de derechas, eran buenas. Eso me pareció que indicaba algo peligroso respecto a la izquierda. Yo he sido muy de admirar a gente. Había admirado a figuras que se consideraban de izquierdas, y esas personas murieron, desaparecieron de mi vida, y empecé a pensar más por mí mismo, y me di cuenta de que lo de la izquierda era una filfa.

—No le falta sentido del humor, quizá como uno de sus bastones para andar por la vida.

—Probablemente.

—Como al referirse a su supuesta muerte, cuando el 7 de agosto de 2023 leyó, y recortó, la falsa esquela de su fallecimiento, “reproducida por más de un periódico”. Se sorprendería, pero también le recordaría que la muerte ha de llegar.

—Hombre, caramba, qué cosa, eso de leer tu esquela… Luego me hizo también gracia, porque siempre uno se ha preguntado qué dirán. Y bueno, en parte ya lo sé.

—Pero todo es relativo, porque esa falsedad se convertirá en verdad, como tantas cosas.

—Esa es la doctrina hegeliana.

—Recuerda en el libro el cierre de la librería Lagun de San Sebastián, que casi se podría emparentar a los amigos perdidos.

—Sí. Lagun se cerró cuando yo estaba acabando el libro con un acto de despedida, y claro, es inevitable acordarnos primero de los tiempos que cada uno ha pasado allí, tanto en su ubicación primera en la plaza de la Constitución como en la otra. Y todos esos amigos, como Mikel Azurmendi y Raúl Guerra Garrido, que nos encontrábamos allí, incluso sin haber habido cita previa, buscando un libro o lo que fuera. Lagun fue un refugio intelectual, un fuerte, un fortín cercado por los apaches. Fue un lugar muy importante para la vida de muchos de nosotros. Y su cierre fue inevitable por la muerte de sus fundadores; eran muy difíciles de sustituir. La verdad es que lo sentí mucho. Es una de las pérdidas que ha tenido no sólo el País Vasco sino España.

—Hablemos de la Facultad de Zorroaga de San Sebastián, porque en ese periodo que va desde 1979, en ese curso, hasta 1993, allí pasó mucho y a muchos. ¿Cómo fue su ambiente original?

"Poco a poco, la gente, la gente inteligente, se fue yendo, que es uno de los dramas que ha pasado en el País Vasco"

—Muy bohemio, muy desenfadado. Ninguno de mis amigos, ni yo mismo, éramos muy académicos. Íbamos a dar clases pero tampoco en plan de gran erudición; éramos profesores un poco irregulares, no como los habituales. El ambiente era muy de compañerismo, de colegas. Teníamos amistades con los alumnos, y sobre todo con las alumnas, bastante divertidas. Lo pasábamos muy bien. Yo esperaba ir a dar clase con entusiasmo, cosa que luego no me ha pasado casi nunca. Pero poco a poco empezó a entrar el virus del separatismo, y claro, éramos sospechosos, porque éramos divertidos, que es una cosa que a los separatistas les molesta mucho, porque son profundamente aburridos y tristones. Ninguno de nosotros era precisamente entusiasta del nacionalismo. También les parecía que la Facultad de Zorroaga tenía que ser suya. Con eso, poco a poco, la gente, la gente inteligente, se fue yendo, que es uno de los dramas que ha pasado en el País Vasco.

—¿Estuvo allí desde el primer momento?

—En el primer, primer momento, no. Estaban unos amigos míos, que fueron los que me reclamaron, pero llevaba tres años, como mucho, funcionando.

—Por allí pasaron Félix de Azúa, Víctor Gómez Pin, Jacques Derrida, René Thom, Julio Caro Baroja, Agustín García Calvo, Rafael Sánchez Ferlosio…

—Sí, sí. Conseguimos mover a mucha gente.

—Zorroaga fue la primera facultad de Humanidades de carácter público en el País Vasco, que estaba por la antigua Casa de Misericordia.

—Estaba ahí arriba, donde el asilo; de hecho, los ancianos se venían a tomar un vino a nuestra facultad, y a ver chicas.

—¿Por esa época ya tenía guardaespaldas?

—No, los guardaespaldas empezaron cuando mataron a Paco Tomás y Valiente —1996—, con quien yo había estado muchas veces en mesas redondas. Antes creíamos que los profesores estábamos un poco a salvo, una tontería entre otras; pero cuando le mataron en la propia facultad nos mostró la enorme vulnerabilidad que tiene un profesor, pues tiene que estar a unas horas determinadas en un sitio determinado, que es lo más contraindicado para escapar de alguien que te quiera hacer algo. A partir de ese momento…

(El móvil de Savater chilla, aúlla. Le llaman de El Toro TV. Se enfada, pero responde cortés, como resignado. Como esos actores de teatro que lloran pero cuando pasan una mano por la cara y la van bajando van cambiando la expresión a una sonrisa perfecta).

—… a partir de ese momento, aquí en Madrid, Jesús Polanco (entonces presidente del grupo Prisa) me puso un guardaespaldas porque se empeñó. Pero cuando ya quise volver a San Sebastián a pasar el verano el ministro de Interior, Jaime Mayor, insistió. Y me resigné.

—¿Y llegó a tener tres?

—No, llegué a tener seis. En el País Vasco, cuando salía a pasear, tenía que decir a dónde iba; dos iban a mirar el sitio y…

(Vuelve a aullar su móvil, contesta con la misma paciencia enfadada).

—… dos venían conmigo y dos venían detrás, por si acaso. Y eso en San Sebastián. Yo les he llevado también incluso de viaje. A mí me han atacado por la calle en Milán, o sea que imagínate.

—¿Y hasta cuándo los tuvo?

—Hasta que ETA se jubiló.

—En Carne gobernada también habla de la Iglesia. Comenta que ETA “centró sus ataques en los uniformados (…), pero después vinimos los de paisano y empezaron a caer periodistas, profesores de universidad, empresarios y políticos de partidos constitucionalistas, es decir, no nacionalistas: todas las clases, todos los gremios… menos los curas. Los etarras tenían poca moral, pero mucha memoria y sabían de dónde venían… y sobre todo a dónde nos llevaban”.

—La única, digamos, profesión a la que no mataron a ninguno. A ningún cura.

—Hable de su paso por la cárcel, que creo fue a consecuencia de la detención (y posterior muerte) de Enrique Ruano.

—Fue a consecuencia de las manifestaciones que estábamos haciendo en la facultad —en Madrid—. Fue en el mismo mes de enero —de 1969— que mataron a Enrique.

—¿Cuánto tiempo estuvo?

—Mes y algo, muy poco.

—Falleció Sara Torres, su compañera durante tantos años, y ahora ha iniciado una nueva relación. ¿El tiempo qué borra?

"Dicen que el tiempo lo cura todo. El tiempo no cura nada, lo mismo que el espacio. Ni el tiempo ni el espacio curan las penas"

—El tiempo no hace nada, el tiempo no remedia nada. Dicen que el tiempo lo cura todo. El tiempo no cura nada, lo mismo que el espacio. Ni el tiempo ni el espacio curan las penas. Uno continúa, se acostumbra a estar triste, pero no es que deje de estar triste. Ya empiezas a verlo como algo menos sorprendente. Antes me sorprendía de despertarme por la mañana triste, porque nunca me había pasado, y a partir de que me empezó a pasar, con los años, me acostumbré a estar triste; lo cual no quiere decir que deje de estar triste, pero ya estoy más acostumbrado, resignado a vivir dentro de la tristeza.

—¿Nada hay para siempre?

—La vida humana, desde luego, no.

—Pero hay valores. ¿Qué permanece en la persona?

—Un ser mortal no puede aspirar a nada eterno, ni valores ni nada.

—¿Se aprende a vivir con los años?

—Qué más quisiéramos, qué más quisiéramos.

—¿Qué se gana y se pierde con la edad?

—Digamos que cambias de errores. Los errores de la juventud son de un tipo más impetuoso, más sensual; y los errores de la vejez son más cicateros, a veces intelectuales. Pero equivocarse, siempre se equivoca uno.

—La reivindicación de la niñez, con esa frase suya que dice “me tengo por un exiliado perpetuo del final de la niñez”, ¿es más una pretensión que una realidad? ¿No es, en el fondo, más que un deseo?

—La niñez sigue teniendo una presencia permanente en mi vida; en gustos, en opciones, en aficiones, en todo. Salvo el whisky, que lo empecé a tomar más allá de los catorce años, todos los gustos en mi vida los he tenido antes de los catorce. Y los sigo teniendo todavía.

—Hable de la falla en su vida cuando viene con su familia a Madrid, con doce años.

—Lo viví como un exilio, muy mal. Alejarme de San Sebastián, aunque estaba arropado por mi familia a la que yo quería muchísimo, fue un pequeño drama, un desgarramiento. En cuanto pude volví a estar allí lo más posible. Precisamente por esa fidelidad a la niñez.

—Llegó a Madrid, claro, con acento vasco, por lo que no fue muy bien recibido en el colegio (del Pilar).

—Había de todo, pero también bastantes a los que el acento les parecía muy gracioso. Conocí un poco la exclusión.

—“Yo conozco el amor que todo lo devora”. ¿Es lo más trascendental que le ha pasado?

—Sí, claro. Por supuesto. Los seres humanos se dividen entre los que han tenido un amor y los que no lo tienen; es la más grande distinción entre los seres humanos. Quien ha tenido un amor conoce el destino. Y a veces lo pierde, como ha sido mi caso.

—“Soy leal al amor (no al sexo)”.

—Me gusta mucho. Y la fabada. Pero el amor es otra cosa.

—Se queja de “las magnificaciones del consentimiento, el sólo sí es sí”.

—Es que reducir eso a una especie de contrato me parece un poco triste. Me gusta la seducción, el atractivo, pero estar haciendo un contrato, firme usted aquí, que…

—Recuerde a Jesús Aguirre y a Taurus.

—Fue mi primer editor. Tenía fama de ser una persona bastante intemperante y sarcástica, pero a mí en cambio me trató maravillosamente bien, me acogió, cuando yo me aburría, me impulsaba a escribir, hablamos muchísimo de todas las cosas… Fue una compañía intelectual y laboral muy importante.

—¿Cómo llegó a él?

—Como mi colegio, el Pilar, estaba en la calle Castelló yo pasaba todos los días delante de la editorial, que estaba en la plaza del Marqués de Salamanca; era la única editorial que sabía dónde estaba.

—O sea, que se ofreció.

—Sí, claro. Yo entré y le dije que tenía un libro, que era mentira, porque no lo había escrito todavía, pero lo tenía en la cabeza. Me dijo que se lo llevara y yo le contesté que tenía que corregirlo un poco, que en quince días se lo traería. Y en quince días lo escribí —Nihilismo y acción, 1970—.

—Usted ha dedicado un ensayo a la educación, El valor de educar: Cómo se transmite el saber humano, Ariel, 2021 la última edición), y ha sido profesor durante más de treinta años; al hilo de esto, en el último Informe Pisa, en diciembre pasado, España obtuvo sus peores resultados desde el año 2000, con un tirón de orejas en la comprensión lectora y en matemáticas.

"Yo no pondría el Informe Pisa como algo incontrovertible pero creo que existe, efectivamente, ese bajón educativo en España"

—Yo no pondría el Informe Pisa como algo incontrovertible pero creo que existe, efectivamente, ese bajón educativo en España. Pero no porque lo diga ese Informe, sino porque uno se da cuenta hablando con los jóvenes. La lectura tiene competencia con muchas otras cosas. Cuando yo era joven leía muchísimo porque no había otra cosa y a mí no me gustaba jugar al fútbol. A ver una película al cine ibas el día de tu cumpleaños, no había televisión… La lectura era una compensación de todo lo demás.

—Pero España ha sido incapaz de ponerse de acuerdo en una ley de educación.

—Eso ha sido uno de los defectos. Hemos tenido leyes de educación, pero por un tubo. Prácticamente desde que empezó la democracia en España no ha habido un alumno que haya empezado sus estudios y los haya acabado con la misma ley de educación. Todas las leyes tienen aspectos acertados y desacertados, como es natural, pero lo que es desacertado, evidentemente, es que cada ley vaya pisando, cortocircuitando, a la otra. Hace falta un planteamiento serio que, por supuesto, no se puede esperar del PSOE porque tiene unas ideas de educación verdaderamente, como de casi todo lo demás, disparatadas.

—Unas palabras sobre Borges, al que le dedicó un libro, Borges, la ironía infinita, allá por 2002. ¿Es quien le cambió, realmente?

—Cuando le leí me pareció que eso era lo que yo quería hacer, pero no estaba entonces, ni ahora, a mi alcance; pero sí ha sido uno de mis enormes placeres literarios.

—Parece ser que lo leyó primero en francés.

—No sé por qué, la editorial Sur había tenido una bronca con las autoridades españolas y no entraban los libros aquí, por eso yo leí el primer cuento de Borges, que era El Aleph, en un libro que a mí me gustó mucho; se llamaba El retorno de los brujos, de Pawles y Bergier.

—¿Cómo se ve el mundo a los 76 años?

"Me indigno al mirarme al espejo, cuando me digo qué barbaridad, pero qué te ha pasado, con esta pinta dónde vas a ir"

—Yo, por la vista, nunca lo he visto muy bien… Pero el problema de la vejez es que si uno se sintiera viejo estaría ya más o menos deseando abandonar; pero yo, por lo menos, me siento joven. Me indigno al mirarme al espejo, cuando me digo «qué barbaridad, ¿pero qué te ha pasado, con esta pinta dónde vas a ir?».

—¿Cuál es su nuevo proyecto?

—Eso sí que no, eso es una de las cosas buenas que tiene la vejez: no tienes proyectos. Mi proyecto es qué voy a comer a mediodía, si este fin de semana me han invitado unos amigos… Pero nada más allá. Ya este libro —por Carne gobernada— me pareció escribirlo una osadía, y mira que ha sido cortito —173 páginas—. Me costó como si hubiera subido al Everest descalzo.

—También ha dicho que ha sido el libro menos planificado.

—Es que no lo he planificado en absoluto: me senté, empecé a escribir queriendo contar un poco mi asombro de que no había muerto después de Sara, y que incluso podía encontrar a otra mujer. Empecé con eso y luego ya me salieron todas las cosas que tenía en mi vida. Y eso es el libro.

—O sea, que no tiene otro proyecto.

—No, no, no. Tengo el proyecto de no tener otro proyecto.

—¿Se sigue bañando en La Concha?

"Cuando estoy nadando estoy feliz"

—Estoy deseando que llegue el verano. En junio ya me empiezo a bañar. Ahora, como tengo tan mal las piernas y tengo tanta artrosis, no puedo bañarme el día que hay olas porque si una ola me tira, me ahogo. Tengo que tener el mar en calma. Pero afortunadamente La Concha es un mar tranquilo. Normalmente, de junio a noviembre me baño todo lo que puedo.

—¿Y va hasta las boyas?

—Hasta la línea de boyas. Si nadar no es problema, en cambio andar me cuesta, me duele. Cuando estoy nadando estoy feliz.

(En Carne gobernada saca a relucir esta recomendación de Baroja: “A cierta edad, ya no debe uno ir a ningún sitio del que no pueda volver andando”. No se le pregunta al pensador si la cumple, si la ha colocado por guasa o por la sorna de don Pío).

—Éste es el año Chillida, el centenario.

—Sí. Era una persona estupenda. En la primera manifestación que hicimos antes de fundar Basta Ya, en la plaza de Guipúzcoa, tras un crimen, entonces tan frecuentes, estábamos quince o dieciséis personas y allí estaba Eduardo con su mujer.

—Y como artista, ¿le interesó?

—No soy muy de arte moderno, la verdad. Me gusta el David de Miguel Ángel, pero lo que hacía Eduardo, pues estará bien.

—Además de la siesta, que es sagrada y que duerme como un lirón…

—Y cada vez más.

—… ¿qué ha hecho esta mañana y qué hará por la tarde?

—Hoy lo más importante es esto que tengo contigo. Luego iré a comer, la siesta, como bien dices, y por la tarde tengo que continuar el artículo que estoy escribiendo para The Ojective sobre el tema de El País.

—No comerá en ningún restaurante con estrellas Michelin, a los que tanta aversión tiene.

—Esas cosas de las gilipolleces del Basque Culinary Center… Yo no sé cómo no acabamos con el estómago mal en el País Vasco de tanto oír hablar de comida.

—¿Por qué libro suyo debería empezar un joven o alguien que no lo haya leído?

—Tampoco… No sé… Debe empezar por un autor más importante que yo, no me aconsejaría como lectura… Solo integral a mí me gusta porque revela muchas facetas diferentes o columnas sobre muchos temas. Y luego la biografía —Mira por dónde. Autobiografía razonada (Taurus, 2003)—.

—Quizá lo que le haya salvado en la vida, de todo, ha sido que es un disfrutón.

—Eso y el sentido del humor. Creo que al igual que Miguel de Unamuno tenía un sentido trágico de la vida yo, afortunadamente, tengo un sentimiento cómico de la vida.

—¿Qué está leyendo ahora?

—Una novela, El misterio de la Villa Rosa, de A. E. W. Mason, una de las primeras modernas policiacas que se han escrito.

—¿El último autor que ha descubierto?

—Un autor francés que me lo recomendó el algoritmo de Amazon, después de ver las cosas que yo compraba. Y se lo he agradecido mucho porque es muy bueno. Serge Brussolo. No lo conocía y la verdad es que es un buen descubrimiento.

Y ya, al final del todo, de pie, dice: “Mira, ¿ves lo que te decía antes del sol? Aquí cuando se pone el sol fuerte no hay manera de aguantar”. Y posa Savater junto a muñecos de cualquier tipo, tamaño o condición que asoman junto a libros de toda laya en una casa donde no hay paredes, sólo estanterías ocultas: cientos de libros que asoman; entre ellos de Carl Sagan, Max Weber, Lezama Lima, Simone Weil, Kenneth Anderson… Cuadros con caballos, una foto con Peter O’Toole, otra con su padre en el hipódromo de Lasarte cuando era un crío de cuatro o cinco años, una postal de Baroja, crisolines, unos diez mecheros, aunque dice que lleva tres meses sin fumar, aunque algún puro sí. Y Moby Dick. Cerca debe de andar Conrad, de quien en Carne gobernada dice: “Le perdono cualquier traspié con tal de que me embarque”.

TITULO:  ¡ Atención obras ! - Cine -Nace el creador de Sherlock Holmes,.

 Nace el creador de Sherlock Holmes,.

 Nace el creador de Sherlock Holmes

foto / William Stuart Baring-Gould, uno de los más aplicados estudiosos de Sherlock Holmes, en Sherlock Holmes de Baker Street (1962), novela con trazas de biografía —por apócrifa doblemente ficticia— del autodenominado “detective consultor”, sostiene que este maestro de la observación y la deducción nació el seis de enero de 1854 en Yorkshire. Es decir, el mismo año en que —ya el 25 de octubre— tuvo lugar, a catorce kilómetros de una sitiada Sebastopol, “el episodio más heroico de la historia militar británica”. Sus protagonistas fueron 670 jinetes, combatientes en la guerra de Crimea, mandados por lord Cardigan en la batalla de Balaclava. En una acción suicida, cargaron contra una guarnición rusa fuertemente armada. En efecto, aquella fue la famosa carga de la Brigada Ligera.

Según Baring-Gould, el futuro mito de la literatura detectivesca vino al mundo cinco meses antes de que toda la épica del colonialismo británico asistiera a su momento estelar. Pero parece mucho más apropiado apuntar que el de Baker Street, antes, incluso de la publicación de Estudio en escarlata (1887), su primera entrega, abrió los ojos por primera vez otro 22 de mayo, el de 1859, en Edimburgo. Y es que, hace hoy 165 años, la capital escocesa vio nacer a Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes.
"Bien es cierto que este antiguo médico que fue el doctor Doyle a bordo de diversas embarcaciones, una vez se asentó en tierra firme, apenas ejerció"

Aún estudiante de medicina, el joven Arthur comenzó a escribir historias a la vez que publicaba sus primeros artículos científicos en la British Medical Journal. Hablamos del año 1879, para entonces, el escritor ya había trabado amistad con otro grande de las letras en la lengua de Shakespeare: James M. Barrie. También oriundo de Escocia, el padre putativo (creador) de otro personaje literario con universo propio —Peter Pan, el muchacho que se negó a crecer, el paladín de los Niños Perdidos en el país de Nunca Jamás— fue el primer colega, y, sin embargo, amigo, del padre putativo de Sherlock Holmes. Y, ya puestos a hablar de la carga de la Brigada Ligera, con los años (1894), Doyle enseñaría a jugar al golf a Rudyard Kipling, quien encontró inspiración para uno de sus textos más controvertidos —El último de la Brigada Ligera (1891)— en aquellos jinetes de Balaclava.

Bien es cierto que este antiguo médico que fue el doctor Doyle a bordo de diversas embarcaciones, una vez se asentó en tierra firme, apenas ejerció: abrió consulta como oftalmólogo en el Londres de 1907 y, según confesión propia, no recibió a ningún paciente. Nuestro oculista no fue uno de esos autores que se confunden con su personaje, como pueda ser el caso de Dashiell Hammett quien, antes de crear al Agente de la Continental, fue él mismo investigador de la agencia Pinkerton.

"Dejando a Holmes a un lado, habrá que recordar a ese gran autor de ciencia ficción que también fue Doyle merced a la serie de novelas protagonizadas por el profesor George Edward Challenger"

Sin embargo, es igualmente verdadero que la relación de Sherlock con Irene Adler, su debilidad ante las damas que responden al nombre de Violet, su antagonismo con el profesor Moriarty, la gorra deerstalker, el motivo por el que nunca investigó los crímenes de Jack el Destripador —su contemporáneo— o la mala memoria de Watson para las fechas… Resumiendo, todo lo concerniente al universo del detective consultor, nació un día como hoy.

Y puede decirse que ese día como hoy de hace 165 años, cuando abrió los ojos a la vida un pequeño escocés, católico como hijo de irlandeses que era, y llamado a ser una de las glorias de la literatura en lengua inglesa, así como una de las cimas de la literatura detectivesca universal, fue un momento estelar de la humanidad. Lo fue porque, desde las primeras ediciones de El perro de los Baskerville (1901-1902), la pieza que elevó a los altares de la ficción detectivesca al de Baker Street y a su creador, los 56 relatos cortos, y las cuatro novelas, que dan noticia de las investigaciones del detective consultor, legiones de los más variados lectores del mundo entero vienen dando cuenta de todas esas páginas con auténtica avidez.

"Y, con todo lo racional que se nos presenta Holmes en sus deducciones elementales, habrá que recordar, también, al Doyle interesado por el esoterismo y los temas ocultos"

Tanto ha sido así que, en cierta medida, han eclipsado el resto de su obra. El mismo Doyle se manifestaba en estos términos llegado el momento del recuento final de su bibliografía ajena al de Baker Street: “Entre veinte y treinta obras de ficción, libros de historia sobre dos guerras, varios títulos de ciencia paranormal, tres de viajes, uno sobre literatura, varias obras de teatro, dos libros de criminología, dos libelos políticos, tres poemarios, un libro sobre la infancia y una autobiografía”.

Dejando a Holmes a un lado, habrá que recordar a ese gran autor de ciencia ficción que también fue Doyle merced a la serie de novelas protagonizadas por el profesor George Edward Challenger. Una de ellas, El mundo perdido (1927), ha tenido mucho que ver con esa dinomanía, con ese afán jurásico que, también desde sus primeras ediciones, ha venido llamando la atención del Respetable por las criaturas prehistóricas. Y, con todo lo racional que se nos presenta Holmes en sus deducciones elementales, habrá que recordar, también, al Doyle interesado por el esoterismo y los temas ocultos. Creyó firmemente en las hadas de Cottingley y su gran amor fue una médium Jean Elizabeth Leckie, a la que desposó en 1907, tras enviudar un año antes de Louise Hawkins, su primera mujer.

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