TITULO: Mi casa es la vuestra - Carlos del Amor ,.Viernes - 12 - Julio ,.
Viernes - 12 - Julio a las 22.00, en Telecinco, fotos,.
Carlos del Amor,.
Carlos del Amor: «El mundo se puede ir al garete, pero el arte es una tabla de salvación»,.
Carlos del Amor (Murcia,
1974) trae rostro post-AVE de Sevilla a Madrid. No termina uno de saber
si está arqueando una ceja cuando alza la taza para dar un sorbo al
café. Su expresión es la de la sonrisa de la Mona Lisa, tan inescrutable
como atrayente. Afuera, los paseantes de la Gran Vía son visitantes en
un museo urbano en el que el accidente es intrínseco al acto de hacerse
una foto con la menina de Acotex. Carlos se queda con la emoción de Josefa al ver por primera vez Las meninas de Diego Velázquez a sus 92 años en el Museo del Prado. Un cuadro, una vida; un retrato, una historia. A Emocionarte (Espasa, 2020) le ha seguido Retratarte
(Espasa, 2022), y las 35 obras que Del Amor ha contemplado practicando
—siempre que se lo han permitido— el paseo en solitario por las galerías
de medio mundo. Y siempre que puede, publica libros en los que habla de
arte.
Hay que buscarle en
la camisa la oveja negra a Carlos del Amor. Guns N’ Roses es el grupo de
cabecera de su infancia. “Me dejaba el sueldo por ir a verlos en el
Vicente Calderón en el 1993”, cuenta para ponerle a esta entrevista una
canción mientras busca en el móvil. Pero no será Axl Rose quien cante
esta mañana. “Podría poner… Hay una canción que me gusta mucho, y se lo
dije en San Sebastián a su autor. No le escuchaba nunca, pero empecé a
hacerlo y esta canción me gustó”. Se trata de «Como si fueras a morir
mañana», de Leiva, y todo gracias al directo de Nuclear en
Madrid. “Ese grito (como si fueras a morir mañana) es una canción de la
«nueva normalidad». Es decir: hazlo, porque no sabes cuándo va a volver
ese momento”. Del Amor se considera también de “la vía” de Iván Ferreiro
y Xoel López, aunque la copla que tiene peso es la de aquel tipo flaco y
con sombrero que Carlos no conocía y que en realidad se llama Miguel y
compone aparte con Joaquín Sabina. Carlos del Amor es “sabinista” y por
eso en Twitter le llamaron una vez “pollavieja”. “Hoy nadie te va a
perdonar. / Ni los tuyos, ni los haters. / Hueles el impacto. / Bienvenidos a la era digital”, reza la letra de «Como si fueras a morir mañana».
—Si cada mirada es una historia, ¿cada vida es un cuadro?
"Cada vida tiene un cuadro y cada vida tiene a alguien que la pinte y la retrate"
—Sí. Cada vida tiene un cuadro y cada vida tiene a alguien que la
pinte y la retrate. Si nos analizamos por dentro, cada uno podríamos ser
personajes de este libro, porque todos hemos tenido historias que
parecen increíbles pero cuando son nuestras son de verdad, únicas. Desde
luego, cada uno de nosotros podría tener un retrato. Otra cosa es que
nos guste luego, que ese es el problema.
—¿Cuál es el retrato de tu vida?
—Sería un retrato de alguien inseguro que ha cumplido parte de sus
sueños, de un tipo que sigue con una capacidad de asombro que espero que
me dure y con la capacidad de amar un oficio todavía intacto a pesar de
cómo está la profesión. Sería un retrato con una familia que encaja y
es medianamente feliz.
—¿Medianamente feliz?
—¿Cuándo se está feliz entero? Muchas veces me dicen que soy un
eterno insatisfecho; siempre, cuando todo cuadra, busco la sospecha y
pienso si mañana se va a torcer. Nunca estoy plenamente satisfecho, pero
no sé a qué responde. Será un trauma infantil. ¡Menos mal que no me
psicoanalizo! Mis amigos me dicen que está bien ir de vez en cuando a
terapia, pero no sé si quiero que encuentren algo, porque igual, si lo
hacen, me vuelvo tarado del todo.
—Para que te encuentren algo tienes que enseñar tu retrato por detrás.
—Claro. Y muchas veces puede perder encanto. Yo hice un reportaje
sobre el reverso de los cuadros y me gustó mucho. Un reverso puede estar
mal conservado, astillado, con una madera que está pudriéndose… Si lo
que vemos está muy bien, no le des la vuelta; igual, si te dan la
vuelta, te ponen frente a un espejo en el que no quieres verte tanto.
—¿Y qué pasa con el marco? ¿Forma o no forma parte de la obra?
"Lo accesorio, cuanto menos se note, mejor, porque si se nota será para mal"
—Yo creo que un marco puede joder una obra. Un marco debe ser como el
entrevistador de la tele: que no se note que está o que se note lo
justo. Pues en el marco puede pasar lo mismo: o es una obra maravillosa o
lo han jodido al arreglarlo. Lo considero como una extensión de la obra
que solo puede perjudicar. Y ganar es difícil que gane, porque si la
obra es muy buena no te vas a fijar en el marco, solo te centras en la
obra. Pero si el marco es malo, fastidiará la obra. Esto pasa en la
vida: lo accesorio, cuanto menos se note, mejor, porque si se nota será
para mal.
—Durante la Guerra Civil Española, para transportar y poner a
resguardo los cuadros se arrancaba el marco de la obra. ¿Por qué no
llevarla completa? Si buscaban salvar los cuadros, no tiene sentido que
los deterioren al quitarles el marco.
—Imagino que sería por la urgencia y las prisas. Pero a veces cuesta
el mismo esfuerzo quitarlo bien que quitarlo mal. En general, creo que
en este país el mimo a la cultura tampoco ha sido una bandera; no hay un
excesivo cuidado a los creadores a lo largo de nuestra historia. Para
una parte de la política, los creadores son enemigos, gente sospechosa
por una determinada ideología. Siempre pongo el mismo ejemplo: en la
campaña de Barack Obama, recuerdo que Clint Eastwood subió a un
escenario con una silla vacía para parodiar a Obama. Y al día siguiente
la gente seguía teniendo el mismo respeto a un tipo de noventa años que
es Dios en el cine y que luego puede pensar lo que le dé la gana. Nadie
ponía en juicio la calidad artística de Clint Eastwood. Pero aquí, si un
artista (actor, actriz, director, pintor…) hace una manifestación
política de algún tipo, automáticamente está crucificado. Creo que no
tenemos la madurez de dejar el arte en una atalaya que sea inexpugnable
para determinados poderes, y eso lleva a que no haya una política de
mimo a la cultura.
—¿Y también a que se juzguen cuadros o artistas desde nuestra actualidad, como sucede con Picasso?
"Picasso es el artista más grande del siglo XX, y eso es incuestionable"
—No hay que tener miedo a abordar las biografías de la gente ahora.
Si hay descubrimientos sobre la personalidad o el comportamiento de
determinado artista, hay que abordarlo. Lo que no se puede negar es que
[Pablo Ruiz] Picasso pintó el Guernica, Las señoritas de Avignon…
y tampoco se puede negar que, probablemente, Picasso sea el artista más
grande del siglo XX, y eso es incuestionable. ¿Que en su vida privada
fue un cabrón? Igual también es incuestionable, pero eso no puede apagar
que sea el artista más importante del siglo; no puede cancelarse al
artista por su vida privada. Puede ser censurable y se puede escribir
una biografía solo personal de él, pero lo que se tiene que naturalizar
es explicar en las clases de Historia del Arte y desde los medios a un
artista de una manera global, incluso con su vida si se quiere, sea
censurable o intachable. Pero no se puede negar que el Guernica es un símbolo que nos va a sobrevivir a todos.
—¿Por qué se ataca al arte, como hemos visto estas semanas?
—Es curioso, ¿no? Los medios siempre estamos con esa creencia de que
la cultura no vende, no vale para nada y que baja la audiencia y, sin
embargo, para llamar la atención, atacan cultura. ¡Coño! Ataca un balón
de fútbol, ¿no? Pues no; atacan La joven de la perla (Johannes Vermeer), que es muy mainstream
y llama mucho la atención. El fin, que es loable, nunca justifica los
medios. Me parece que es una cosa que no va a atraer empatía hacia la
causa. El arte es tan poderoso que es capaz de captar la atención
mundial. Hay cuadros que son mucho más que arte; son símbolos que nos
han acompañado mucho tiempo. Probablemente, el 85% de la población
mundial no ha visto La joven de la perla “al natural”, pero todos la conocen y consideran este ataque como algo frontal.
—Parafraseando a Juan Soto Ivars, ¿qué sentido tiene preservar las obras de arte si el mundo se va al garete?
"Prefiero irme al garete admirando a Caravaggio, Velázquez o a Francisco de Goya que irme al garete sin eso"
—El mundo se puede ir al garete, pero el arte es una tabla de
salvación, puede ser una isla, un lugar en el que tengamos buenas vistas
aunque se vaya al garete. Prefiero irme al garete admirando a
Caravaggio, Velázquez o a Francisco de Goya que irme al garete sin eso.
Tenemos que preservar el arte siempre que podamos y hasta donde podamos,
y cuando nos vayamos al garete que por lo menos quede eso así, no vaya a
ser que no nos vayamos al garete definitivamente y nuestros hijos no lo
puedan ver. ¿Qué derecho tengo yo a quitarles a mis hijos el poder
estar sentados delante de Las Meninas dentro de veinte años?
Nuestra obligación por lo menos es dejar las cosas tal y como nos las
encontremos, si no mejorarlas, que parece que no, pero al menos
dejarlas.
—Pienso en Josefa, aquella señora de 92 años que te
encontraste en el Museo del Prado mientras hacías un reportaje. Nunca
había visto Las meninas hasta ese momento.
—Si alguien no se hubiese preocupado de conservar Las meninas,
Josefa nunca habría visto el cuadro por primera vez. Solo por esa
mirada de Josefa, ese paseo por la galería del Prado hasta llegar a Las meninas,
merece la pena toda la preservación y conservación de una obra de arte.
Por esa capacidad de asombro de una persona de 92 años que ha pasado
por guerras, hambre y muertes familiares, y que al final de su vida se
pone delante de una obra que tiene siglos y le cambia la cara, merece la
pena conservar y preservar. Podernos irnos al garete, pero que Josefa
vea Las meninas.
—Con el Retrato del Dr. Haustein (Christian Schad),
de 1928, se habla de la Nueva Objetividad, que conlleva frialdad,
distancia y crudeza. La “nueva normalidad” implica también que no haya
besos al saludarse, cierto alejamiento y la pérdida de expresión facial y
reconocimiento de la misma. Tras la Nueva Objetividad llegó la Segunda
Guerra Mundial. ¿Qué crees que vendrá después de la “nueva normalidad”?
"El
mundo se ha vuelto más distante y más frío, a pesar de que ahora
intentamos recuperar a toda velocidad el contacto, pero ya nada volverá a
ser exactamente igual que fue"
—No lo sé, pero después de la “nueva normalidad” ha venido una guerra
también, o sea que las cosas nuevas siempre traen cosas viejas de la
mano, y ha sido terminar la pandemia, estar en esta “nueva normalidad” y
empezar una guerra. Creo que el mundo ha cambiado para siempre después
de este acontecimiento tan importante que ha podido vivir nuestra
generación. El mundo se ha vuelto más distante y más frío a pesar de que
ahora intentamos recuperar a toda velocidad el contacto, pero ya nada
volverá a ser exactamente igual que fue. Ha traído una guerra, pero
también ha traído un poco más de distancia entre nosotros. No tiene nada
que ver, pero cuando dicen que los cines han perdido público es porque
hay gente que le ha cogido miedo a ir una sala y es probable que ese
hábito ya no se recupere; los hábitos son muy difíciles de construir
pero muy fáciles de destruir. La “nueva normalidad” ha traído una
destrucción de hábitos que no sabíamos que teníamos.
—Pero no se ha perdido el hábito de ir, por ejemplo, al centro comercial en Navidad, o a un estadio.
—Hay hábitos que están más enganchados al consumismo o a determinada
actitud que debe ser más difícil destruir. El fútbol es algo irracional.
Su asistencia nunca ha estado en crisis. Cuando un sector está
pendiente de un hilo y le llega una pandemia, puede venirse abajo. Basta
con un soplido.
—¿Qué sucede con la televisión? Es diferente, pero el arte en este medio, como me has contado antes, no vende.
"En la tele hay que distinguir entre lo que estás viendo y lo que tienes puesto, y muchas cosas en la tele siempre están puestas"
—Nosotros estamos intentando que eso no sea así. El otro día le
dedicamos al Guggenheim de Bilbao 15 minutos dentro de un informativo,
aunque suelen ser tres o cuatro piezas que van antes de deportes. Es
verdad que un telediario no lo abre cultura salvo que haya muerto Javier
Marías, por ejemplo, o porque le han dado el Nobel a un español. Pero
no verás nunca en la cabecera la apertura de una exposición en el Prado,
por desgracia. Siempre nos ha acompañado ese mantra de que la cultura
baja la audiencia o aburre, pero yo a veces compruebo la curva de
audiencias y resulta que no la baja. Es mentira, lo que pasa es que
alguien soltó una vez esa frase en la historia de la televisión y se la
ha creído todo el mundo. También te digo una cosa: si un programa de
museos hiciese un 20%, ten por seguro que todas las cadenas privadas
programarían espacios de museos y no de islas con famosos o de
entrevistas de un personaje popular a otro. Pero algo de responsabilidad
tiene el espectador. El gesto de pulsar otro botón (el 2) en el mando
cuesta lo mismo como dar al de apagar, que sería maravilloso. Yo he
presentado un programa en La2 al que llevaba gente y charlábamos una
hora y hacía un 3% del que estábamos orgullosos, pero si fuera un 25%
tendríamos programas de museos hasta en la sopa. Haces un 3% en una
cadena privada y a la mañana siguiente te está esperando un pelotón de
fusilamiento para darte el finiquito. Me pasó una cosa, hace muchos
años, cuando presenté La2 Noticias con Mara (Torres) a las doce de la noche. Llevábamos entrevistas al plató y yo me enteré que Tim Burton venía a presentar Sweeney Todd,
creo. Llamé a la productora y pregunté si podíamos llevar a Tim Burton
al plató. Pasó el tiempo y un día nos llamaron para decirnos que sí. No
me lo podía ceer. “¿De verdad? Nos ven 500.000 personas y hay otros
programas que los ven dos millones”. Me contaron que los americanos que
lo traían habían hecho un estudio de marketing de todas las
cadenas en España y comprobaron de los 500.000 que nos veían el 80% iba
al cine. A mí me mola que los 500.000 que ven el programa lo estén
viendo, pero en la tele hay que distinguir entre lo que estás viendo y
lo que tienes puesto, y muchas cosas en la tele siempre están puestas.
Pero viendo, poco.
—Recuerdo que a Mara Torres le dijeron una vez que presentar La2 Noticias era como hacer poesía.
—Sí… Es poesía si se refería a lo minoritario del género. Yo, en el
telediario, intento trasladar esa filosofía. Es como un grito en el
desierto. El tema de Josefa era un tema de La2 claro y lo emitimos en un
telediario. Yo intento llevar esos temas porque al final de lo que
tenemos que hablar es de la gente y de cosas que puedan sentir cercanas.
La2 siempre ha sido como poética, con ese halo de romanticismo.
—¿Hablamos de la antiurgencia? Lo digo por la urgencia de los
sucesos de la mañana frente a lo reposado de los temas de cultura por
la noche.
—Claro. Una de las cosas que más agradezco es la antiurgencia. Pero
pasa una cosa: si yo ahora voy a hacer una exposición o a cubrir una
película y hay atasco y no llego, no va a pasar nada. Pero si no llegas
con el total del presidente del Gobierno o de una manifestación, igual
sí que pasan más cosas. Es triste; debería ser más importante llegar con
el director del Prado comentándote un cuadro que con algo que suena a
disco rallado. Pero es la ventaja también; no tenemos urgencia. Luego
corremos mucho, ¿eh? El empeño profesional te hace sufrir más cuando
luego en realidad va a dar igual y no va a pasar nada porque “puede
valer para mañana”, que es una frase que acompaña a todos los que
hacemos cultura.
—¿Un artista (también vale el periodista) tiende a ver el mundo según la relación que tiene con él?
"¡Me
río yo de la objetividad del periodista! Es imposible ser objetivo. En
el momento que tengo ojos y miro aquí y no allí ya estoy eligiendo"
—Yo creo que todos tendemos a ver el mundo según nos relacionamos con
él. Al final, tanto el periodista —que lo que hace es intentar
transmitir un poco lo que ve y el mundo que le rodea— como el artista
—que intenta reflejarlo en un soporte material de algún tipo (lienzo,
canción, libro…)— intentan levantar una pequeña acta notarial de lo que
están viendo y cómo va. Eso es lo que, modestamente, intentamos hacer
cada uno dentro de nuestra parcela. Todo es de una subjetividad brutal.
¡Me río yo de la objetividad del periodista! Es imposible ser objetivo.
En el momento que tengo ojos y miro aquí y no allí ya estoy eligiendo.
Entonces la cuestión es intentar elegir de manera honesta, con una
mirada un poco limpia y no con esa mirada viciada que mucha gente tiene,
con la que deforma la realidad para hacerla acorde con unos intereses,
que es de lo que hay que huir.
—En el libro, llegados al Retrato de Michael Wolgemut
(Alberto Durero), aparece la decadencia económica. A lo largo de la
historia, la mayoría de los artistas han llevado y llevan asociada una
precariedad económica. ¿El arte tiene valor pero al artista no se le
valora?
"Por
suerte, va cambiando el respeto hacia la figura del artista como
trabajo, porque tienen ese vicio que es comer y querer darse una ducha
caliente"
—¿Sabes lo que pasa con la cultura? Que se nos ha inoculado que está
bien para admirarla y para apropiarnos de ella muchas veces. ¿Una
canción? Me la bajo. ¿Una película? Me la bajo. Y un cuadro pues porque
no puedo bajármelo, pero si pudiera lo haría. No sabe la gente la
cantidad de personas que viven de esto. Siempre ha existido esa
sensación de “me gusta lo que haces pero no voy a pagarte por ello”. No
es que en esa página del libro haya decadencia del artista; solo hay que
darse una vuelta por muchas ferias de arte para comprobar que muchos
artistas buenos no pueden vivir de su arte. Por suerte, va cambiando el
respeto hacia la figura del artista como trabajo, porque tienen ese
“vicio” que es comer y querer darse una ducha caliente. Eso se hace a
través de unas obras, y esas obras valen equis dinero, que tú puedes
pagar o no.
—¿Qué precio tiene el arte?
—El que alguien esté dispuesto a pagar y ponga el artista como valor
de su trabajo. Hay burbujas también y subastas en otoño en Sotheby’s que
entras y te pasmas. Pero fuera de esas burbujas, el precio es el que
dicte el artista. Lo pagas o no lo pagas, pero respeta, porque todos
trabajamos para que nos paguen algo. En el periodismo está muy de moda
que al tipo que ha ido a Ucrania ahora mismo le paguen 30 ó 40 pavos por
una foto y tenga que pagarse él el seguro, el chaleco y tal. Hay que
tener un respeto hacia el trabajo del otro, sea el periodismo, el arte o
poner tornillos.
—De haber sido tú Velázquez, ¿te habrías sentido pagado solo por la visita de Josefa?
—Sí, sin duda. Velázquez vio a Josefa. Velázquez está asomado ahí
todo el día y nos está viendo. Estoy seguro de que la vio y se dio por
pagado. Velázquez era muy de corte pero muy de la gente. Al final,
cuando retrataba a los esclavos, a los bufones o a los enanos los
trataba con dignidad. Yo soy más de Goya que de Velázquez. Goya es más
visceral, más outsider, más rock and roll.
—¿Goya presentaría entonces La2 Noticias?
—(Risas) Y Velázquez se pasearía por las noticias de La1.
Seguro que se dio por pagado con la visita de Josefa. Ese es también el
precio del arte: ver la cara de asombro de alguien delante de una obra
tuya.
TITULO: Detrás del muro - PÁGINA DOS - 'Los nueve reinos' de Santiago Díaz, Martes - 9 - Julio ,.
PÁGINA DOS - 'Los nueve reinos' de Santiago Díaz ,.
Martes - 9 - Julio , a las 22:00, en La2, foto,.
'Los nueve reinos' de Santiago Díaz,.
En Los nueve reinos (Alfaguara), Santiago Díaz narra un capítulo poco conocido de la historia de España, la del pueblo aborígen de Tenerife, los llamados guanches. Una civilización aislada que se convirtió en objetivo de los Reyes Católicos, y que fue perseguida y masacrada. Esta epopeya tiene como protagonista a una esclava.
TITULO: Cartas de amor -‘Poema del amor poscolonial’, de Natalie Diaz,.
‘Poema del amor poscolonial’, de Natalie Diaz,.
foto - Natalie Diaz es una
poeta y educadora nacida en Needles, California, EE.UU., en 1978. Nació y
creció en la comunidad indígena Fort Mojave, a orillas del río
Colorado. Está inscrita en la comunidad indígena Gila River. Su primer
poemario, When My Brother Was an Aztec, ganó
un American Book Award. Ha sido beneficiaria de las becas MacArthur,
Lannan Literary y Cultures Foundation Artist. Ganó el premio de poesía
Holmes National y tuvo una beca Hodder en la Universidad de Princeton.
Es miembro del consejo directivo para los Artistas de los Estados
Unidos, donde obtuvo una beca Ford. Diaz es la presidenta Maxine y
Jonathan Marshall en la carrera de Poesía Moderna y Contemporánea de la
Universidad Estatal de Arizona. En 2021 recibió el Premio Pulitzer de
poesía por Poema del amor poscolonial, que será publicado en español, con traducción de Elisa Díaz Castelo, por Vaso Roto Ediciones
en el mes de abril. Mediante los poemas que integran este libro, las
heridas infligidas por América a un pueblo indígena florecen a través de
la memoria y la ternura. La autora desafía a una nación cuya creación
se edificó sobre el exterminio y borrado final de cuerpos como el suyo y
el de las personas que ama y es, precisamente, ese amor el que Natalie
Diaz defiende como herramienta para construir un nuevo futuro.
Presentamos una selección de poemas como adelanto.
Poema de amor poscolonial
Me enseñaron que las sanguinarias pueden curar la mordedura
[de serpiente,
pueden detener el sangrado —casi todos olvidaron esto
cuando acabó la guerra. La guerra acabó,
dependiendo de a cuál guerra te refieras: aquellas que empezamos,
las anteriores, hace milenios y más,
aquellas que me empezaron a mí, que yo perdí y gané
—aquellas heridas que florecen sin pausa.
Un salario me dio forma, libra a libra. Y yo libro el amor y cosas
[peores:
siempre hay otra campaña que atravesar marchando,
una noche en el desierto para el relámpago de cañón de tu pálida
piel apaciguada en tu pecho, laguna de plata y humo.
Desmonto mi caballo oscuro, me inclino ante ti, te entrego
el tirón fuerte de mi sed, de todas.
Aprendí Bebe en un país de sequía.
El dolor nos place, dejamos marcas
del tamaño de piedras —cada cabojón pulido
por nuestras bocas. Yo, tu lapidaria, tu rueda lapidaria,
giro —verde moteado rojo—
el jaspe de nuestro deseo.
En mi desierto hay flores salvajes
que tardan hasta veinte años en abrirse.
Las semillas duermen como geodas bajo la arena caliente del
[feldespato
hasta que un destello de inundación estremece el arroyo,
[levantándolas
en su flujo de cobre, las abre de memoria
—recuerdan lo que su dios les murmuró
en las costillas: Despierta y duélete por tu vida.
Donde estuvieron tus manos hay diamantes
en mis hombros, deslizándose por mi espalda, muslos
—soy tu culebra.
Estoy en el polvo por ti.
Tus caderas son luz de cuarzo y peligro,
dos carneros de cuernos rosados que trepan una estela suave
[de desierto
antes de que el cielo de noviembre desate un diluvio de cien años
—el desierto devuelto de pronto a su mar antiguo.
Levántate, heliotropo silvestre, hierba del escorpión,
facelia azul que sostiene el morado como un cuello puede
[sostener
la forma de cualquier gran mano.
Manos grandes, así llamaba ella a las mías.
La lluvia vendrá en algún momento, o no. e
Hasta entonces, tocamos nuestros cuerpos como heridas—
la guerra no terminó nunca y de algún modo comienza de nuevo.
Aritmética estadounidense
Los indígenas norteamericanos son menos del
1 por ciento de la población de los Estados Unidos.
0.8 por ciento del 100 por ciento.
Oh, mi patria eficiente.
No recuerdo los días anteriores a Estados Unidos
—no recuerdo los días cuando todos estábamos aquí.
La policía mata nativos estadounidenses más
que cualquier otra raza. Raza es una palabra curiosa.
Raza implica que alguien ganará, [1]
implica, tengo tantas posibilidades de ganar como…
¿Quién gana la carrera que no es una carrera?
El 1,9 por ciento de los asesinatos policiales
son de nativos estadounidenses, un porcentaje más alto
[per cápita que el de cualquier otra raza
—a veces raza significa corre.
No soy buena en matemáticas —¿puedes culparme?
He tenido una educación estadounidense.
Somos estadounidenses y somos menos del 1 por ciento
de los estadounidenses. Nos sale mejor morir
a manos de la policía que existir.
Cuando nos estamos muriendo, ¿a quién debemos llamar?
¿A la policía? ¿A nuestro senador?
Por favor, que alguien llame a mi madre.
En el Museo Nacional del Indio Americano,
el 68 por ciento de la colección es de Estados Unidos.
Estoy haciendo lo posible para no volverme un museo
de mí misma. Estoy haciendo lo posible por inhalar y exhalar.
Estoy rogándoles: Déjenme estar sola pero no me hagan invisible.
Pero en un cuarto estadounidense de cien personas
soy nativa estadounidense —menos de una, menos que
completa— menos que yo misma. Sólo una fracción
de un cuerpo, digamos, soy sólo una mano
—y cuando la deslizo bajo la blusa de mi amante
desaparezco por completo.
———
[1] Nota de la Traductora: En inglés, la palabra race se utiliza para hablar de una etnia o raza pero significa, también, competencia o carrera.
Diez principales razones por las cuales los indios son buenos en básquetbol
1.
Por la misma razón por la que somos buenos en la cama.
2.
Porque, hace mucho tiempo, el Creador nos dio una opción: pueden
escribir como un dios indio o tener un tiro más dulce que una lata de
jugo del gobierno —es una o la otra. Todos excepto Sherman Alexie
escogieron el tiro de salto.
3.
Sabíamos cómo bloquear tiros, cómo hacerlos bajar por tu garganta, porque cuando dices, Tiren, nosotros escuchamos obús y metralletas Hotchkiss y Springfield Modelo 1873.
4.
Cuando los jugadores indios sudamos, emitimos perfume de tortillas y
detergente Pine-Sol que actúa como una poción y desorienta a nuestros
oponentes, haciéndolos olvidar sus jugadas.
5.
Desde pequeños sabíamos que no hay diferencia entre la cancha de
básquetbol y la iglesia. De verdad, los Nazarenos ofician misa en el
gimnasio tribal los domingos por la tarde —el coro da rienda suelta a su
interpretación de “In the Sweet By and By” desde la línea de fondo.
6.
Cuando Walt Whitman escribió, El mestizo ajusta sus livianas botas para competir en la carrera,
en realidad quiso decir que todos los indios mayores de 40 tienen un
par de tenis Air Jordan vintage en sus armarios y todavía creen poseer
la magia suficiente para que incluso el más voluminoso cuerpo alimentado
con chatarra corra de un lado al otro de la cancha y haga un tiro en
bandeja.
7.
A los indios no les da miedo intentar un tiro aéreo en partidos de
verdad, aunque ningún indio haya logrado jamás un tiro aéreo, o no un
indio de una tribu reconocida federalmente, de cualquier modo. Pero aún
así, la desvergüenza con la que intentamos hacer tiros aéreos en
calentamientos les mete miedo a nuestros oponentes, y por lo tanto nos
da una ventaja mental.
8.
La cancha es el único lugar donde nunca pasaremos hambre —esa red es un vacío que podemos llenar todo el día.
9.
Fingimos que jugamos cada juego para ganar una manta Pendleton, y el
JMV, el jugador más valioso, se llevará un cheque del tamaño de
Mashantucket Pequot per cápita.
10.
Pero, ya en serio, todos los indios son buenos en el básquetbol
porque un balón de básquet nunca es sólo un balón —siempre es una luna
llena en esta oscuridad terminal, el único faro trasero del Granada gris
de Jimmy Jack Tall Can que cortaba los caminos de tierra en una
escapada para comprar alcohol, el corazón del Creador que Coyote robó de
la pira funeraria condenándolo a caminar solo a través de todos los
atardeceres coralinos. Aquello a lo que le cantamos siempre ha sido una
calabaza gorda, el seno izquierdo de una mujer mojave tres cervezas
adentro del sábado por la noche. Siempre será una bala resbalosa y
brillante que podemos lanzar desde el arco de tres puntas en los cinco
segundos que quedan del año 1492, y mientras atraviesa y rompe la red,
nuestros enemigos heridos caerán de rodillas con el ligamento cruzado
anterior roto.
Trabajo de duelo
¿Por qué no ir hacia las cosas que amo?
He caminado lento en el jardín
de ella: —he volteado a mirar la flor negra
dilatando su ojo
animal.
Rindo mis penas
así como un toro da los cuernos: —asombrado,
y deseando que haya descanso
en las partes más suaves del cuerpo.
Como el ángel de Jacob, toqué el granate
de su cadera,
y ella sabía mi nombre
y yo el de ella:
—Era Auxocromo, era Cromóforo,
era Eliza.
Cuando los ojos y los labios se satinan con miel,
lo que es visto y lo que es dicho nunca será lo mismo,
así que ¿por qué no tomas la manzana
en la boca:
—en llamas, en pedazos, recién
salida del filo delgado del cuchillo?
Aquiles persiguió a Héctor tres veces
alrededor de las paredes de Ilión: —durante cuánto tiempo he de dar vueltas
en torno a la puerta alta
entre su cadera y su rodilla
para resolver la geometría dorada y roja
de su muslo?
Otra vez los dioses meten sus grandes manos dentro de mí,
me mueven, rompen mi corazón
como una jarra de arcilla para vino, sueltan una bestia
de alguna profundidad largoscura.
Mi melancolía tiene pezuñas.
Yo, la terrible hermosa
Lampón, un brillante caballo devorador atado
al pesebre bronce de su clavícula.
Hago mi trabajo de duelo
con su cuerpo:
—laboro para que los tigres esmeralda
en su garganta salten,
los llevo, verdes e incendiados, a beber
del violeta oscuro que chorrea de su pecho.
Vamos a donde hay amor,
al río, a nuestras rodillas bajo el agua
dulce. La sumerjo cuatro veces,
hasta quedar vueltas río.
Vueltas cambio.
Lavo de mis manos de ella, su seda y cieno:
—ahora a quien me acerco, me acerco limpia,
me acerco buena.
Dedicatoria
Hacia las mujeres, niñas, personas de dos espíritus, trans, y no
binarias indígenas y nativas que han desaparecido o han sido asesinadas y
pertenecen a nuestras familias y comunidades, a todo lo largo de las
Américas y otras tierras ocupadas —pensando en el tacto y la ternura que
merecen.
para mi madre, que con generosidad imaginó y me enseñó una forma de
amar en la que yo y las personas que amo podemos ser más posibles;
para los muchos cuerpos de carne, lenguaje, tierra y agua;
para todo aquello por lo que nacimos, y cargamos y habremos de convertirnos en el amor.
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