BLOC CULTURAL,

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miércoles, 27 de julio de 2016

PERRO - AMERICAN STAFFORDSHIRE - Cazar con el coche ./ TIERRA DE TOROS - ZIPI Y ZAPE EN EL MUNDO DE PETER PAN,.

TITULO: PERRO - AMERICAN STAFFORDSHIRE - Cazar con el coche .

PERRO - AMERICAN STAFFORDSHIRE - Cazar con el coche, fotos.

Cazar con el coche,.

Las perdices campan a sus anchas. :: hoyHace 30 años, era muy común comer liebres y perdices atropelladas,.

Llevo todo el mes de julio recorriendo la provincia de Cáceres para visitar algunas de las comarcas más bonitas de la región. Como hace mucho calor, realizo los viajes al amanecer o al anochecer, así escapo del calor rifeño, puedo disfrutar de momentos de luz impagables y, algo que no esperaba, coincido en mis gustos con los animalitos del bosque, que salen a la misma hora que un servidor: mientras yo voy a buscar material para escribir, ellos van a buscar material para alimentarse y agua para beber.
Resultat d'imatges de AMERICAN STAFFORDSHIREEl domingo pasado, conduciendo entre Malpartida de Plasencia y Monfragüe a las siete de la mañana, más que circular por una carretera, parecía asistir a un capítulo de 'Fauna'. De pronto, una sombra sobre la carretera me hacía pensar en los dragones de Juego de tronos. Al cabo, me sobrepasaba volando un águila tan grande que uno, en su ignorancia ornitológica, imaginaba real.
Un poco más adelante, otra ave rapaz, esta más pequeña, quizás un milano, se apartaba del asfalto para dejarme paso y hacía una pausa en su festín: desayunaba un conejo que debía de haber sido atropellado por algún coche esa misma madrugada.
Seguía mi camino y asistía divertido a las dudas de dos gazapos, que cruzaban la carretera, titubeaban en el arcén y volvían hacia atrás en un juego con la muerte que más bien parecía de dibujos animados porque hoy, ese ir y venir sobre el asfalto casi siempre acaba bien. Pero hace años no hubiera sucedido así.
Cuando más adelante, ya cerca de Villarreal de San Carlos, una perdiz, muy envarada y digna, cruzó la carretera deprisa, pero sin perder la compostura, no pude por menos que recordar los viajes de ayer, cuando salíamos con mis padres a pasar el domingo en el campo y, al regresar, la fauna de la región se aventuraba por las carreteras al distinguir la claridad de las luces del coche, mientras mi padre, una inutilidad con la escopeta, demostraba ser un hacha cazando con el coche.
La otra tarde, recorriendo las tierras del Salor, por carreteras estrechas y riberos escarpados, las liebres y las perdices salían de las cunetas como si aquello fuera el paraíso del cazador. Pero mi conducción era más prudente que nunca, atento para no atropellar a ningún animal, frenando y hasta haciendo algún suave zigzag para evitarlos.
Los tiempos han cambiado que es una barbaridad. Cuando yo era niño, si aparecía una liebre o una perdiz en la carretera, los padres se esforzaban en atropellarlas y los hijos asistíamos al safari con la misma emoción que un mocito medieval atendería al trance, intentando aprender y deseando tener una buena pieza que llevarse a la cazuela.
Si los padres conseguían cobrar la liebre o la perdiz, estallaba un gran alborozo y se procedía a un ritual casi ancestral: estacionar el coche, quizás en el arcén, quizás en medio de unas carreteras por las que no pasaba un alma, salir en busca de la pieza de caza como si fuéramos niños perdigueros, rematarla si aún boqueaba, guardarla en el maletero sobre unos papeles de periódico y proseguir camino de Cáceres, comentando el lance e imaginando el arroz con liebre o las alubias con perdiz de campo que nos esperaban un par de días después, cuando la carne estuviera bien oreada.
Releyendo lo escrito, me siento mal. ¿Cómo podíamos ser unos niños tan crueles? Si hoy hiciera eso mi padre, sus nietos dejarían de hablarle para los restos. Es más, mi padre no lo hace por convicción y mis frenazos y mi prudencia por Monfragüe o el Salor demuestran ese cambio de mentalidad. Un gazapo me provoca ternura y sonrisa, la sola idea de cazarlo me espanta y puedo incluso correr algo de peligro frenando y dando un giro brusco solo para evitar su atropello.
Si quiero arroz con liebre, me voy a comerlo a Torremejía o a Portugal y si me apetecen unas alubias con perdiz, abro una lata de conserva y un bote de alubias de cultivo ecológico. Es menos emocionante, pero más civilizado.


 
 TITULO:  TIERRA DE TOROS - ZIPI Y ZAPE EN EL MUNDO DE PETER PAN,.

 TIERRA DE TOROS,.

 Programa presentado por Juan Bazaga dedicado al mundo del toro en nuestra región. Estamos atentos cada semana a la actualidad taurina, por el Canal Extremadura, etc.

 ZIPI Y ZAPE EN EL MUNDO DE PETER PAN,.

Zipi y Zape en el mundo de Peter Pan

Elena Anaya en una secuencia de la película, en la que encarna a la malvada señorita Pam.
-foto - Elena Anaya en una secuencia de la película, en la que encarna a la malvada señorita Pam. 

En la segunda entrega de los traviesos mellizos del tebeo, la actriz Elena Anaya ha «disfrutado de lo lindo» dando vida a una malvada,.

El cine es magia. Todo es posible en la fábrica de sueños, como que el mundo de Zipi y Zape se confunda con el de Peter Pan. Que los traviesos mellizos creados por Escobar convivan con el Capitán Nemo, héroe de Julio Verne, y con criaturas de las novelas de Salgari, Stevenson, Wells y Conan Doyle. Y eso es lo que ocurre en 'Zipi y Zape y la isla del capitán', la segunda entrega de las aventuras de los hermanos más famosos y pillastres del tebeo. Llega a las pantallas el 29 de julio, con una Elena Anaya que brilla en el papel de la señorita Pam, malvado trasunto femenino de Peter Pan que la actriz borda. Dirige de nuevo Oscar Santos, cineasta vasco que ya cosechó con 'Zipi y Zape y el club de la canica' (2013) un éxito en taquilla que aspira a repetir.
Elena Anaya ha disfrutado «de lo lindo» con el maquiavélico, divertido y complejo papel de mala-malísima que le ofreció el director vasco. «Ha sido un regalo y un desafío» explica la actriz (Palencia, 1975), curtida en papeles trágicos y «muy dolorosos», como el que encarnó en 'La piel que habito', con el que ganó el Goya a la mejor interpretación.
«Me lo he pasado pipa», insiste encantada y «enamorada» aún de un personaje que ha querido hacer «tan atractivo para los niños como para sus padres». Tan seductora como repelente, la Señorita Pam es 'una' Peter Pan con elegantísimos vestidos decimonónicos -Anaya exigió intervenir en la caracterización- que vivió una dolorosa y triste niñez. Como el personaje de Barrie que la inspira, odia a sus padres porque no pudieron impedir que creciera.
Rechaza Elena Anaya muchos más papeles de los que acepta, pero con este no albergó dudas. «Los guiones son los que te eligen a ti», asegura. Pensó, no obstante, en la determinación de Hitchcock de no trabajar jamás con niños y animales. «Pero decidí hacerme amiga de los niños y la cosa fue bien», explica risueña al evocar un rodaje que no fue fácil. Tuvo que batallar con densas nubes de implacables mosquitos y «arañas como tanques» en el lago Balatón, al norte de Hungría, uno de los escenarios de la película, además de los bosques del País Vasco.
«Liarla parda»
«Como hago siempre, me inspiré en mi instinto y busqué en mi interior el origen de la locura de una señorita Pam que parece adorable pero que tiene un lado muy oscuro», asegura la actriz. «Zipi y Zape eran los únicos tebeos que leía -confiesa- y me las apañaba para localizar en Palencia la edición en tapa dura». «Adoraba sus gamberradas y me daban ganas de ser más perra y liarla parda», dice risueña.
Teo Planell (Zipi) y Toni Gómez (Zape) encarnan a los revoltosos mellizos. El primero está decidido a ser actor y ha trabajado ya con Penélope Cruz y Julio Medem en 'Ma ma'. Son un auténtico torbellino, como en la película, en la que sustituyen a los ya crecidos Raúl Rivas y Daniel Cerezo. «No podían repetir. Queríamos hacer algo muy distinto. No me gustan las secuelas ni repetir esquema sin más. Había que lograr que todo fuera mejor», dice Oscar Santos, director y autor del guión junto a Jorge Lara. Santos, que debutó con el thriller 'El mal ajeno', ha facturado una película «de aventuras e independiente de su predecesora», como ocurre con las sagas de 'Indiana Jones' y 'James Bond'. Espera que, como los cómics de Tintín y Mortadelo y Filemón, «seduzca a cualquiera entre los 8 y los 88 años».

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