TITULO: Metrópolis - Brochas que borran tabues ,.
El lunes - 21 , 28 - Octubre , los lunes a partir de las 00:30, en La2, foto,.
Brochas que borran tabues,.
Es posible que esa misma mañana recordara, como siempre, la tensa víspera en el Santísima Trinidad, aquel crespo oleaje de la noche más fría, el sabor metálico del peligro, el desembarco en botes neumáticos y la marcha silenciosa por la tierra oscura; la toma del cuartel de los Royal Marines, el izamiento de la bandera, las escaramuzas en un aeródromo cercano que era una verdadera emboscada, la captura por el camino de varios ingleses y esa sensación imborrable de haber protagonizado la historia. Exactamente 42 años después, Ricardo Akins yacía muerto en una calle de Lanús con un balazo en la cabeza. Había salido ileso del Operativo Rosario y de la guerra de Malvinas, y había tenido una extensa carrera profesional a lo largo de toda la era democrática. Había hecho cursos de comando anfibio, manejo de explosivos, paracaidismo común y avanzado, andinismo y esquí militar, de francotirador y de especialista en protección de personas notorias en la Policía Federal. Había participado de una campaña antártica donde el Irízar quedó varado en el hielo y él tuvo que usar panes de trotyl para liberarlo; había viajado dos veces a Chipre con fuerzas disuasorias a órdenes de las Naciones Unidas, y se había retirado con honores y con el rango máximo de suboficial mayor. Pero las condecoraciones no detienen las balas y las jubilaciones argentinas en nada se parecen a las pensiones que perciben sus pares europeos o norteamericanos: Akins tuvo, para sobrevivir, que conchabarse como guardaespaldas y quedar a merced del gatillo fácil de un delincuente cualquiera. “El hecho que refiero —escribió alguna vez Borges— pasó en un tiempo que no podemos entender”. Y, por cierto, en territorio bonaerense, donde el justicialismo eterno fabricó a gran escala pobreza indigna y marginalidad, y consintió al mismo tiempo el narcotráfico y la libertad ambulatoria e impune de los asesinos. Una feroz jungla de barro y asfalto abandonada a su libre albedrío y a la buena de Dios.
El pibe que disparó contra Ricardo Akins ignoraba que estaba ejecutando a un héroe porque probablemente lo ignoraba todo y porque no le importaba nada ni a nadie, y en esta parábola del cruel destino y muy especialmente en este triste acto final, se encuentra cifrado entonces el drama más profundo y doloroso de un país consagrado a la degradación, y de una sociedad cíclicamente eufórica y desencantada, que acude a la mala conciencia para no hacerse cargo luego de sus propias decisiones, como les sucedió no sólo a los olvidados excombatientes sino en general a unas fuerzas armadas sujetas a la Constitución, que sin embargo fueron víctimas de purgas arbitrarias, desprecios injustos y devastación económica.
Esas humillaciones han sido gestionadas, en no pocas ocasiones, por referentes de la vieja izquierda peronista, que practicaron desde los despachos el prejuicio, la persecución y hasta la venganza, como si los profesionales de hoy fueran culpables de las acciones golpistas y aberrantes de sus antecesores. Cuando Javier Milei plantea una “reconciliación” —palabra desafortunada— debería aclarar que no alude a quienes fueron justamente condenados por delitos de lesa humanidad sino a soldados obedientes y democráticos, que han sido más respetuosos de las instituciones que muchos civiles destituyentes de los últimos años. A esos militares sólo se los puede reivindicar con más gasto público: mejores salarios y presupuestos razonables para una operatividad efectiva; sin esas erogaciones, todo será como siempre efeméride y demagogia, y patrioterismo barato. He aquí una contradicción fundamental en un fundamentalista de mercado, para quien el Estado es una entidad que debe quedar reducida a su mínima expresión. No es la única, y su padre ideológico se lo señaló públicamente esta misma semana: Alberto Benegas Lynch (h) no sólo sugirió que la gestión tiene aspectos que “no hacen al muy noble rumbo establecido y al gratificante balance neto del gobierno” y cuestionó con alarma la postulación de Ariel Lijo a la Corte Suprema —“un juez que aparenta ser la contracara de Alberdi”—, sino que atacó dos temas cruciales para su discípulo: las alineaciones internacionales y el modelo político adoptado desde su poltrona. El mentor de Milei denostó su asociación con Donald Trump, basándose en que éste incrementó el gasto y la deuda pública, desconoció el triunfo electoral de su contrincante y arremetió contra la inmigración con un sesgo nacionalista y xenófobo. Se infiere, por lo tanto, que Benegas Lynch (h) no está de acuerdo con una inscripción automática de La Libertad Avanza en la llamada Nueva Derecha, movida global que no adhiere al conservadurismo tradicional sino a un feroz populismo de última generación. La discrepancia es abismal, puesto que un liberal puro no admite ser ortodoxo exclusivamente en cuestiones económicas; exige serlo de un modo integral, sin tácticas divisionistas ni líderes mesiánicos.
El profesor arremetió, a su vez, contra el revival noventista de su alumno, al refrescarle que el menemato fue corrupto y que la gestión gubernamental “explotó con gastos públicos siderales, deudas estatales monumentales y elevado déficit fiscal”. No se trata, como se puede apreciar, de asuntos aleatorios, sino del corazón de una administración que lo ha tomado como padrino y guía. Sus dardos asumen que el León ha caído en un “populismo de derecha” y dan la razón de hecho a muchos disidentes que para dejar atrás el kirchnerato se resisten a transformarse en trumpistas, fundar el neomenemismo y desdeñar las reglas del republicanismo popular, algo que ciertos adláteres del Presidente consideran una tontería de pitucos y cobardes: el fin justifica los medios, gente de bien, y a veces hace falta un emperador.
Es también cierto que esos jóvenes adláteres, abocados a la guerra tuitera, han logrado con su extrema habilidad poner de moda el ajuste: a veces el oficialismo infla incluso las cifras de despidos para mejorar su imagen. Una parte considerable del pueblo razona sin matices que todo empleado público es necesariamente un ñoqui, un vago o un corrupto, y entonces cada cesantía o linchamiento mediático resulta un bálsamo para la plebe. Se festeja como un gol del Mundial o como si hubiéramos hundido la fragata Sheffield. La construcción del enemigo y el ejercicio de la crueldad —a mayor ruido público de los estatales más negocio político para las “fuerzas del cielo”— se encuentra así en el disco rígido del mileísmo, y esta es la principal razón por la cual todavía el pesado bocado de la mishiadura se procesa sin demasiados empachos; se verá en abril y mayo, cuánto sirve de verdad ese virulento digestivo. También colaboran con Javier Milei quienes conspiran públicamente para destituirlo cuanto antes: un regalo servido en bandeja que le entregó estos días el seminario de abogados de la corporación Kirchner, organizado por la agrupación chavista Soberanos.
Fue en un auditorio de San Telmo y bajo una consigna ingeniosa y sobre todo moderna: “Patria sí, colonia no”. Allí algunos letrados militantes y dirigentes bolivarianos alentaron una especie de golpe blando (“por la vía institucional”) contra el Presidente y la vicepresidenta de la Nación. La idea es generar una movilización popular y una resistencia visible que presione sobre los legisladores para conseguir las mayorías especiales necesarias. Necesarias para voltearlos. Uno de los causales del juicio político sería “incumplir con el deber de obediencia a la Constitucional Nacional”. Parece que los acólitos de Hugo Chávez están preocupados por el irrespeto republicano, que ellos mismos han operado en el poder y que ahora les espanta desde el llano: fueron en la Argentina violadores seriales de la Constitución y se quisieron cargar la división de poderes. Otra de las causas para esta obscena destitución podría ser, según plantearon, la “insania”: Milei habla con su perro muerto. Maduro, en cambio, recibía mensajes épicos de un pajarito que encarnaba a su líder fallecido, pero eso les resultaba natural y hasta conmovedor. Quienes sostienen contra viento y marea la defensa de ese régimen totalitario que ha institucionalizado el crimen político, las detenciones arbitrarias, los tormentos de mazmorra, la cancelación de la oposición y de la libertad de prensa, y una verdadera masacre económica, promueven la fábula de que ya vivimos en una reedición de la dictadura de Videla. Una vez más Borges: todos estos hechos que refiero pasan en un tiempo que no podemos entender.
TITULO:
DIAS DE TOROS - Ponce, más Ponce que nunca, a hombros en la Misericordia ,.
Ponce, más Ponce que nunca, a hombros en la Misericordia,.
Emilio de Justo y Jorge Isiegas cortaron una oreja cada uno a la buena corrida de Juan Pedro Domecq,.
Enrique Ponce en todo su esplendor. El valenciano fue más Ponce que nunca en la despedida de la afición de la Misericordia. Ovación de gala con el público en pie tras el paseíllo, el reconocimiento a una historia que en esta plaza ha dejado escrito importantes capítulos. Un cariño que se tornó en fervor por el buen toreo y en el sentir de un triunfo incontestable. Ante el cuarto, un juampedro de 630 kilos, dejó lo mejor de sí, su guante de seda, su poder, las supremas elegancias, y todo siempre a más en una obra para el recuerdo. De mazapán el toraco y de dulce y oro el diestro , que más parecía que estaba disfrutando del día,.
TITULO:
Retratos con alma - Diego Luna y Gael García Bernal - el último combate de dos glorias mexicanas,.
La periodista Isabel Gemio regresa a la televisión para presentar 'Retratos con alma', el nuevo programa producido por RTVE en colaboración,.
Lunes - 21 , 28 - Octubre - a las 22:40 horas en La 1 / fotos,.
Diego Luna y Gael García Bernal - el último combate de dos glorias mexicanas,.
Los actores, amigos y socios, se reencuentran en 'La Máquina', una miniserie de Disney+ sobre un campeón de boxeo a punto de colgar los guantes,.
A veces se actúa para ser otras personas y otras simplemente para seguir siendo quien se es con el beneplácito de los espectadores. Cuesta imaginar a Gael García Bernal repartir ganchos y poner la otra mejilla para recibir más golpes, como su personaje en la miniserie 'La Máquina', pero su amistad con Diego Luna es irrebatible, incluso cuando la cámara no graba. Después de saltar al estrellato con 'Y tu mamá también', y de coincidir en algún que otro proyecto, ambos se reencuentran sobre el ring como un campeón de boxeo en decadencia y su inseparable representante.
«Habría que preguntarle a los productores y directores, pero es tan difícil reunirnos que lo tenemos que hacer nosotros. Esta serie se nos ocurrió hace diez años y llevamos tratando de levantarla largo rato, pero no cuesta trabajo ponernos juntos, al revés, hacemos muchas cosas juntos porque disfrutamos mucho trabajando mano a mano. Como ves, ya incluso hablo en plural, hablo por Gael. Gael está muy orgulloso de esta serie», bromea Diego Luna, que se carcajea de la ocurrencia con su amigo al lado.
Son dos de los grandes nombres del audiovisual mexicano y, aunque en pantalla no es tan habitual verlos darse la réplica, fuera de ella han creado una productora, un festival de documentales y, adelantan, tienen varios proyectos entre manos. «El problema de la televisión es que tardan mucho en desarrollarse las cosas, en ponerse en marcha. A veces terminan atoradas en despachos de abogados, es bastante frustrante. Pero después se destraban y todo sale a la perfección», se justifica Gael García Bernal, ganador del Emmy por su papel en 'Mozart in the jungle'. Por suerte, 'La Máquina', la primera serie en español de Hulu Originals, que aquí se estrena el miércoles y se verá en Disney+, salió adelante.
«Estamos muy orgullosos de que hayamos hecho 'La Máquina' tal cual queríamos, con la familia fílmica a la cual pertenecemos, en México, y que sirva para romper el estigma que existe con las producciones en español. Es tremendo que, siendo la segunda lengua más hablada por nativos, el español parezca un idioma medio lateral, paralelo, marginal», reivindica el actor de 'Amores perros'.
En 'La Máquina', al púgil al que da vida García Bernal se le acaba la gloria, el éxito, después de un repentino KO. No solo pierde el combate, también la confianza, la autoestima. Se le va la fuerza e, incluso, la memoria. Gana, sin embargo, kilos y kilos a partir de la derrota. El ring hace estragos pero más hace la vida, que noquea duro con sus ganchos, casi siempre inesperados. El campeón, La Máquina, se complica el regreso al cuadrilátero, y empieza el trabajo en las sombras, con amaños, mafias y una trama criminal que enturbia un deporte que, al menos en apariencia, suele golpear de cara.
«La serie es una herramienta, un vehículo, para reflexionar sobre temas que nos importan, que nos interesan. Para hablar de la amistad, para hablar de la popularidad y lo que le hace a las relaciones y las carreras. Habla de lo difícil que es decir adiós, porque nos preparamos para llegar pero no para despedirnos. Esta historia habla sobre el miedo a soltar», reconoce Luna.
Un deporte cruel
Estrellas internacionales más allá de México, con carrera en Hollywood, en grandes producciones –Marvel o Star Wars– y proyectos más independientes, ambos saben lo que es triunfar, pero también ir picando piedra durante años. «Nos tocó hacer el cine más pobre de todos y esas películas hablaron por nosotros y nos pusieron en este lugar donde podemos levantar nuestros proyectos o incluso trabajar en otras partes del mundo. Eso es muy divino, una suerte y un privilegio tremendo», admite Gael García Bernal, para quien «ser actor es todo lo opuesto a la vida de un atleta, de un boxeador».
«Uno de los fundamentos del boxeo es que te subes al ring para ganar, para defenderte, y el cuerpo llega un momento que ya no da, aunque curiosamente cuando se despiden es cuando mejor saben hacerlo. Esa reinvención constante en el boxeo es completamente cruel, no hay tiempo, se acaba. En cambio en la vida no, y en la actuación menos, porque se vuelve una cosa muchísimo más elevada».
En ese sentido, su papel en 'La Máquina', tanto delante como detrás de las cámaras (también figuran como productores de la miniserie), es un ejercicio de madurez en sus carreras por el nivel de exposición, a pesar de que, confiesa Luna, «la línea entre lo profesional y lo íntimo no es fácil de trazar». «Ser actor es una profesión en ese sentido tan noble como demandante y un perfecto reflejo de lo que estás viviendo. La complejidad misma de la vida es la que vamos retratando, la que vamos cuestionando y sobre la que reflexionamos con nuestro trabajo. Y es un constante decir adiós. Yo ya no puedo hacer los personajes que hice. Los podrá hacer otra persona y desde su perspectiva, por ende, serán distintos. En cambio yo de lo que puedo hablar es de aquello que estoy conociendo, que estoy asimilando. Y eso no termina hasta que uno quiere que termine», cuenta el actor. En el caso de estas dos glorias mexicanas, este es solo el último asalto de sus carreras pero no el combate final. Para ese aún queda rato.
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