BLOC CULTURAL,

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viernes, 12 de enero de 2024

REVISTA FARMACIA - Farmacia al alcance de todos ,. / CAFE, COPA Y Documental - Así se ganó Napoleón el cariño de los musulmanes tras invadir Egipto: «Soy el enviado de Alá» ,. / El escarabajo verde - Deconstruyendo la costa ,. / Días de cine clásico - Cine - E.T. el extraterrestre , Miercoles - 24 , 31 - Enero ,./ Un país para escucharlo - Ruta del Atlántico,.

 

 TITULO: REVISTA FARMACIA -   Farmacia al alcance de todos   ,.

REVISTA FARMACIA -  Farmacia al alcance de todos , fotos,.

 

Farmacia al alcance de todos,.

La digitalización es una oportunidad para el sector que, de hacerse con consenso, servirá como mejor protección para defender el modelo de proximidad,.


Entrada a una farmacia
 
Entrada a una farmacia,.

En la última década, la integración de nuevas tecnologías en las ciudades ha cambiado la forma en la que los usuarios acceden a los productos y a los servicios. La introducción de aplicaciones ha permitido optimizar procesos: hemos cambiado desplazamientos y colas por aplicaciones que nos permiten acceder a un sinfín de posibilidades en apenas segundos.

 

Uno de los sectores que está en pleno proceso de digitalización es el farmacéutico, un proceso que ha causado preocupación en el sector desde hace años. Y es que muchos farmacéuticos han creído que esta transformación podría acabar afectándoles negativamente. Este proceso se ha dado en múltiples sectores, como por ejemplo en el de la restauración. Muchos hosteleros pensaron que el denominado delivery podría restarles ventas en el local y ahora es una de sus grandes fuentes de atracción de clientes e ingresos.

En el sector farmacéutico, los productos que los usuarios compran digitalmente son aquellos que cubren una necesidad concreta en un momento determinado. Productos de parafarmacia que se necesitan para satisfacer lo inmediato y que complementan la compra habitual en la farmacia. Leches infantiles, cremas o suplementos vitamínicos son ejemplos de los productos que algunos pacientes están dejando de comprar en las farmacias para comprarlos en supermercados, perfumerías, parafarmacias, tiendas virtuales, etcétera. ¿Por qué es así? Porque en esos casos sí disponen de canales digitales, a los que recurren por preferencia o por necesidad.

¿Y qué puede hacer la farmacia para retener a sus clientes? La gran oportunidad está en sumarse a esta tendencia e introducir herramientas de digitalización que les permitan incorporarse a esos nuevos canales digitales.

Creemos que la digitalización es una oportunidad para el sector que, de hacerse con consenso, servirá a su vez como mejor protección para defender el modelo de proximidad que caracteriza a las farmacias españolas. Además, facilita la vida a los miles de usuarios que compran productos de parafarmacia a través de canales digitales, a los que recurren por una preferencia o por necesidad.

 

Desde el punto de vista de negocio, plataformas tecnológicas como Glovo son la solución más rápida, económica y eficaz para digitalizarse, ya que no es necesaria una elevada inversión en crear un sitio web y contratar publicidad para atraer a los usuarios.

Al contrario que otros modelos de negocio o apps, Glovo conecta a los usuarios únicamente con los establecimientos que están cerca del punto de entrega. Igual que acuden al supermercado o farmacia más cercana para realizar sus compras físicas, Glovo solo les muestra aquellos establecimientos que se encuentran más cercanos. ¿Por qué? Porque solo así se consiguen tiempos de entrega eficientes, los pedidos se distribuyen y todos los establecimientos tienen más ventas. Todo esto es completamente compatible con la eficiencia y eficacia del modelo mediterráneo de farmacia.

De este modo, la zona de venta del establecimiento online es comparable al que se tiene en el mundo físico, con la ventaja añadida de poder capturar compras adicionales de todas aquellas personas que, por distintos motivos, necesitan recibir los productos en sus casas. Más de 1.000 farmacias en toda España ya han creado su tienda virtual en Glovo para poder ofrecer sus productos de parafarmacia.

España es el país de la OCDE con más farmacias por habitante: una por cada 2.000. Todas pueden adaptarse a las nuevas rutinas de consumo de los españoles y las soluciones basadas en la localización son las más adecuadas, según se ha demostrado con la experiencia y se ha comprobado con datos. No importa el tamaño de la farmacia. Todas parten en términos de igualdad de oportunidades y el éxito está garantizado para todas aquellas que inicien el proceso.

Avanzar para acercarse aún más a la gente, esa es la gran oportunidad.

 

Así se ganó Napoleón el cariño de los musulmanes tras invadir Egipto: «Soy el enviado de Alá»,.

 El general Bonaparte en El Cairo, obra del pintor francés Jean-Léon Gérôme en 1863

fotos / El general Bonaparte en El Cairo, obra del pintor francés Jean-Léon Gérôme en 1863,.

El general corso llegó a El Cairo en 1798 no solo con la intención de conquistarlos, también de aprender de ellos, enseñarlos, modernizarlos y convencerlos de que había sido enviado por Alá para liberarlos,.

En febrero de 1798, poco después de regresar de su campaña en Italia, Napoleón fue enviado al noroeste de Francia para inspeccionar las tropas y los barcos reunidos en los puertos del Canal de la Mancha. Una vez allí, el Gobierno le encomendó dirigir aquellas fuerzas contra Inglaterra, el único país que aún se mantenía en guerra contra los galos. El futuro emperador estudió cuidadosamente la situación y observó que la mayoría de sus hombres eran nuevos reclutas y estaban comandados por oficiales sin experiencia, así que rechazó la idea de invadir las islas. «Demasiado arriesgado. No deseo jugarme la hermosa Francia a una tirada de dados», le comunicó a su secretario, Fauvelet de Bourrienne.

A cambio, Napoleón decidió acometer otra conquista, con la cual asestaría a su gran enemigo un golpe casi tan duro como el desembarco en la costa de Sussex. «Para destruir por completo Inglaterra, tenemos que apoderarnos de Egipto», escribió en su diario. «A menudo se ha afirmado que esta expedición fue la fantasía temeraria de un aventurero, el sueño de un aspirante a Alejandro Magno. Nada más lejos de la verdad. Era una operación menos peligrosa que invadir Inglaterra, que Napoleón eligió precisamente porque era menos peligrosa», aseguraba Vicent Cronin en 'Napoleón Bonaparte: una biografía íntima' (Ediciones B, 2003).

Cuatro meses después, zarpó con más de cincuenta mil soldados, cuatrocientos barcos, dos mil oficiales, trescientas mujeres entre esposas de militares y prostitutas y un pequeño ejército de ingenieros, científicos, arquitectos, matemáticos y artistas. Y al atardecer del 1 de julio de 1798, la gran flota de guerra puso pie en las playas de Alejandría, Rosetta y Damieta. En apenas veinte días se hizo con el control del Delta del Nilo y descendió rumbo a El Cairo. Al ver las impresionantes pirámides de Giza, los franceses se estremecieron y, a continuación, derrocaron a las poco organizadas hordas de mamelucos, poniendo fin a tres siglos de dominio otomano en Egipto en menos de dos horas.

«Soldados, desde lo alto de estas pirámides, cuarenta siglos os contemplan», advirtió Napoleón a sus soldados. Había logrado el primero de sus tres objetivos: librar al país de la casta gobernante para convertirlo en una colonia. El segundo era asestar un golpe a India, la posesión más rica de Inglaterra. Y el tercero, más importante que los otros dos desde un punto de vista cultural, enseñar y aprender todo lo que pudieran de Egipto, una idea que era completamente nueva en la historia de Europa.

 

Enseñar y aprender

Según veía las cosas Bonaparte, los galos debían enseñar a los egipcios, porque pensaba que estaban atrasados. Entendía que Francia tenía una misión civilizadora. En las instrucciones de los líderes del Gobierno del Directorio –redactadas por el mismo Bonaparte– aseguraba que «utilizará todos los medios a su alcance para mejorar la suerte de los nativos». Es decir, que pondría a disposición de estos los conocimientos médicos, científicos y tecnológicos más modernos, para ganarse su cariño y amistad, a pesar de haberlos conquistado.

Cuando llegó a El Cairo, comprobó pronto que era una ciudad pobre. Fuera de tres hermosas mezquitas y los palacios de los mamelucos, la capital era una gran colección de chozas y mercados que tenían poco que vender, salvo calabazas y dátiles comidos por las moscas, queso de camello y un pan insípido. Sin embargo, era el escenario perfecto para enseñar, promover y ganarse a los autóctonos, en vez de asediarlos, así que instaló su cuartel general en un antiguo palacio y dejó el gobierno de la capital en manos de un diván de nueve jeques árabes asesorados por un francés.

Pocos días después, recibió una carta como malas noticias: 14 de las 17 naves que había en la bahía de Abu Qir, al norte, incluida la suya propia, habían sido hundidas por Horacio Nelson, por lo que él y sus hombres se quedaron completamente aislados, sin la posibilidad de recibir suministros ni refuerzos. Napoleón reaccionó sereno ante la noticia y fue a desayunar con sus oficiales, y en cuanto vio la oportunidad, les informó: «Parece que el país les agrada. Es afortunado que piensen así, porque ahora no tenemos una flota que nos lleve de regreso a Europa. No importa, tenemos todo lo que necesitamos». Bonaparte comprendió también que como comandante de la ocupación, era el responsable del gobierno de Egipto y empezó a dar órdenes y publicar decretos.

Hospitales y molinos

Creó un cuerpo consultivo de 189 egipcios prominentes con fines de asesoramiento. Según explicó, esa medida «acostumbraría a los notables a usar las ideas de asamblea y gobierno». En cada una de las catorce provincias, además, creó un diván de hasta nueve miembros, todos egipcios, aunque asesorados también por un civil francés. Estos organismos atenderían el servicio de la Policía, los suministros de alimentos y los servicios sanitarios. Puso en marcha el primer sistema postal regular de Egipto y un servicio de diligencias entre El Cairo y Alejandría. Inauguró una casa de moneda para convertir el oro de los mamelucos en escudos franceses, construyó molinos de viento, trazó mapas e instaló las primeras lámparas de la capital. Levantó también un hospital de trescientas camas para los necesitados, organizó cuatro centros de cuarentena para controlar la peste bubónica e imprimió los primeros libros en árabe. No catecismos, sino manuales sobre cómo tratar las epidemias.

Las medidas más inteligentes, sin embargo, fueron de tipo religioso. Durante su viaje a Egipto, Napoleón ya había leído el Corán y lo calificó de «sublime». Consciente de lo importante que era este ámbito, en su primera proclama anunció: «Cadís, jeques, imanes, decid al pueblo que somos verdaderos musulmanes. ¿Acaso no somos los hombres que hemos destruido al Papa, que predicaba la guerra eterna contra los islámicos?». Se metió tanto en este papel, que atribuyó a Alá los éxitos de Francia y declaró convencido que él era el hombre enviado por el Todopoderoso para expulsar a los turcos y sus secuaces.

Napoleón, por lo tanto, trató de ganarse el apoyo de los líderes religiosos desde el principio. Habló de teología con los muftíes y les dijo que admiraba a Mahoma. Con el propósito de honrar el cumpleaños del profeta, organizó desfiles y mandó que se lanzaran fuegos artificiales y salvas de cañonazos. Un día que se sentía eufórico llegó a prometer que construiría una mezquita de casi tres kilómetros a la redonda, con el objetivo de que su ejército pudiera rezar. Y, por último, preguntó a los muftíes: ¿estáis dispuestos a pedir a los egipcios que juren lealtad a los galos? Estos respondieron que, para ello, debían someterse primero a la circuncisión y renunciar al vino. Bonaparte consideró, por supuesto, que aquella era demasiada integración y llegó a un acuerdo. Él seguiría protegiendo al Islam y los colonizados harían una declaración igual de ventajosa para el general corso: tendrían que asegurar que él era un mensajero de Dios y amigo del profeta.

 
'Bonaparte ante la Esfinge', obra de Gérôme ,.

Sultán El Kebir

«Gracias a esta tolerancia religiosa, Napoleón consiguió ocupar y gobernar pacíficamente a un país que tenía el doble de superficie que Francia. Afrontó un alzamiento grave en el que los religiosos más fanáticos mataron a hombres de su guarnición. Jean-Lambert Tallien, representante del Gobierno, lo exhortó a incendiar todas las mezquitas y a ejecutar a todos los sacerdotes, pero Napoleón, por supuesto, se negó. Condenó a muerte a los jefes y dejó que la rebelión se extinguiese por sí sola. Y no se volvió a repetir», subraya Cronin.

A esas alturas estaba claro que a Napoleón le gustaba Egipto. No las moscas, la suciedad, la enfermedad o la supuesta pobreza, sino su modo de vida, su historia y su riqueza arquitectónica. Se encariñó del desierto y le complacía cruzar la lisa y extensa superficie de arena a lomos de un camello, como si hubiera nacido allí. Incluso se ponía un turbante, una túnica hasta los tobillos y llevaba una daga curva. Lo que más le agradaba, sin embargo, era el nombre con el que los egipcios le bautizaron: sultán El Kebir, algo más de lo que podría ser un comandante en jefe, con el que confirmó que le aceptaban como el principal gobernante en lugar de su homólogo turco.

Con todas estas políticas de acercamiento, Bonaparte logró que los egipcios le vieran como a un hombre enérgico, de costumbres meticulosas, que trabajaba doce horas diarias por el pueblo, a pesar del calor sofocante que hacía y de llevar siempre el uniforme abotonado hasta el cuello. Para ellos, fue el gran general que, a pesar de la prohibición de usar el látigo, conseguía mantener la disciplina entre sus hombres. Un día, un grupo de soldados franceses robó dátiles de un huerto privado y, tras arrestarlos, los hizo caminar dos veces al día durante varias semanas alrededor del campamento. con el uniforme al revés, llevando los frutos hurtados y un cartel que decía: «Saqueadores».

En otra ocasión, el general corso se enteró de que, durante una reunión con los jeques, algunos árabes de tribus vecinas habían asesinado a un campesino y le habían quitado sus ovejas. Bonaparte llamó a un oficial del Estado Mayor y le ordenó reunir 300 jinetes y 200 camellos para perseguir y castigar a los agresores. Los egipcios tuvieron la sensación de que, por fin, un hombre se preocupaba por la justicia como jamás lo habían hecho los turcos durante los tres siglos anteriores. Sorprendido ante esta última acción y el despliegue que había llevado a cabo, uno de los jeques le preguntó a Napoleón:

—¿El campesino era vuestro primo, que tanto os encoleriza su muerte?

—Era más que eso… Era un hombre cuya seguridad la Providencia puso en mis manos.

—Maravilloso. Hablas como un inspirado por Alá.

 

TITULO: El escarabajo verde - Deconstruyendo la costa,.

 Deconstruyendo la costa,.

 Deconstruyendo la costa

foto /  La aplicación de la Ley de Costas suscita en nuestro país polémicas e incluso dramas humanos. La preservación del litoral, en un espacio tan agredido, tendría que ser la prioridad, pero a veces esta choca con la pequeña historia de núcleos pescadores, chiringuitos... y también el poderío de los grandes complejos turísticos.

 

TITULO:  Días de cine clásico - Cine -  E.T. el extraterrestre   , Miercoles - 24, 31 - Enero   ,. 

 

Este Miercoles -24 , 31 - Enero  a las 22:00 en La 2 TVE , foto,.

 E.T. el extraterrestre

Reparto,.Dee Wallace , Henry Thomas , Peter Coyote , Robert Macnaughton , Drew Barrymore,.

 Una nave de otro planeta en misión de exploración deja abandonado accidentalmente a uno de sus miembros cuando tiene que huir precipitadamente. El pequeño ser se encuentra completamente solo y asustado, pero un niño lo encuentra y lo lleva a su casa. Elliott se encargará de proteger a su nuevo amigo y de encontrar la forma de que vuelva a su planeta antes de que agentes del Gobierno lo capturen.

Titulo:  Un país para escucharlo - Ruta del Atlántico,.

Un país para escucharlo ,.

Este martes - 23 , 30 - Enero a las 23:00 por la 2, foto,.

 Ruta del Atlántico,. 

 Ruta del Atlántico

Ariel Rot vuelve a Galicia, en esta ocasión para recorrerla de norte a sur siguiendo el recorrido de la Autopista del Atlántico o AP-9. La ruta se inicia en plena ría de Ferrol, donde se encuentra con los cantautores Andrés Suárez y Yoly Saa. A continuación, se pierde tierra adentro, en los alrededores de Compostela, primero para conocer a Tanxugueiras y su revolución folk, después el peculiar techno-punk de Grande Amore y la salvaje confluencia entre el acelerado spoken word de la poeta Lúa Mosquetera y el rock abrasivo del dúo Bala. Regresando al mar, en el puerto de Vilagarcía de Arousa asiste al encuentro entre Guadi Galego y Sila Lua, mujeres de dos generaciones que, partiendo del folk y la música urbana, han roto sus respectivas barreras. Finalmente, el Náutico de San Vicente do Mar, en O Grove, templo mítico de la música en directo a nivel nacional, pone el fin de fiesta con Miguel Costas, ex vocalista de Siniestro Total, y el indie rock local de Terbutalina.

ABC

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