Los nombres del pueblo,.
En Badajoz tal muestra del ingenio colectivo se refleja desde antiguo entre otros campos en los apodos familiares aplicados a ciertos monumentos, que bajo la exactitud de los mismos han perdido su nombre oficial.
Así, a los antiguos de pelacogotes, el diamante, caño de la loba, esquina del rastro, casa de la Roma, gurugú, las canteras, la mina, salto de caballo, boca del lobo, cerrojo de la poterna, el tubo, o mostrador del candado, que todo el mundo identificaba, han sucedido en nuestro tiempo otros más modernos no menos afortunados, populares y conocidos.
Hoy, aunque quizá pocos sepan su nombre oficial, todo el mundo sabe qué son y donde están, las ochocientas, las malvinas, los colorines, los cañones, el lejío de los chinatos, el ancla, los cabezones, el pirulí, el caballo, la plaza de las piruletas o de la pitusa, la hace poco eliminada plaza de las jorobas, o el canuto del Meiac.
Apodos de fuerza descriptiva insuperable surgidos del saber y el humor del pueblo llano, aplicados por no se sabe quién, no se sabe cuándo en particular, pero que constituyen una completa nomenclatura identificativa del paisaje urbano, que todo el mundo identifica
El último nombre popular aplicado en Badajoz a un elemento singular, surgido hace muy poco, es el no menos atinado de la magdalena, del que hoy sabemos que se lo puso una niña de corta edad cuyo nombre se ignora. Pasado no mucho tiempo la anécdota de la niña se habrá borrado. Y su nombre, que incluso hoy mismo ya se ignora. Pero el apelativo de magdalena aplicado al armazón metálico situado ante el palacio de congresos, que en efecto representa fielmente una magdalena, se habrá incorporado de manera indeleble al habla coloquial de la gente; a la entraña de la ciudad. Y el punto de referencia de ese lugar no será el palacio de congresos, sino la magdalena.
TITULO: El Escarabajo Verde - operación de retorno Mostoles,.
foto / Este viernes, emitimos el segundo capítulo de "Amarillo", un reportaje que investiga cómo mejorar el reciclaje de envases a través del contenedor amarillo y reducir su impacto en la naturaleza.
TITULO: Días de cine clásico -Cine Ser o no ser ., , Miercoles -16-Octubre,.
Este miércoles -16- Octubre a las 22:00
en La 2 de TVE, foto,.
- Reparto
- Carole Lombard, Jack Benny, Robert Stack, Stanley Ridges, Felix Bressart, Lionel Atwill, Sig Ruman, Tom Dugan, Charles Halton, George Lynn,.
- Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Varsovia, durante la ocupación alemana. El profesor Siletsky, un espía al servicio de la Gestapo, está a punto de entregar una lista con el nombre de los colaboradores de la Resistencia. Joseph Tura, actor polaco, intérprete de Hamlet y esposo de María Tura, también conocida actriz, intentará evitarlo. Con la ayuda de los actores de su compañía, se hará pasar por el cruel coronel Erhardt y por Siletsky para entrar en el cuartel general de las SS.
TITULO: Un país para escucharlo - Silvia Cáceres «El baile me ayudó a superar el acoso escolar que sufrí» ,.
Un país para escucharlo,.
- Martes -15- Octubre a las 23:00 horas en La 2, fotos,.
- Silvia Cáceres «El baile me ayudó a superar el acoso escolar que sufrí» ,.
- «El baile me ayudó a superar el acoso escolar que sufrí» ,.
Con solo 15 años, Silvia Cáceres ejerce como profesora de danza urbana y su pasión le ha valido además para recuperarse de los problemas en el instituto,.
Con solo 5 años Silvia se enganchó a la serie 'Shake It Up' que contaba la vida de dos adolescentes que sueñan con ser bailarinas. Sus padres le cuentan que, delante de la televisión, imitaba las coreografías de las protagonistas. Como le gustaba tanto, la apuntaron a clases y la niña entendió pronto que era la pasión de su vida. A día de hoy, y siendo menor de edad, ya es profesora de baile urbano en Badajoz e incluso ha viajado a Londres a formarse en una escuela especializada.
Las ganas de bailar solo se le fueron en primero de ESO. «Empezó de la nada. Eran mis amigas y poco a poco fueron alejándome, haciéndome el vacío, incluso insultando por redes sociales», recuerda Silvia. «Yo me veía cada vez más sola, de hecho era lo que intentaban ellas. Siempre he sido una persona sociable y me ha gustado conocer a gente nueva. Yo me intentaba juntar me con otros, pero ellas también llegaban hasta ellos y los ponían en mi contra».
«El 14 de junio fue la primera vez que me sentí libre después de mucho porque salí del instituto y no volví más»«Decidí hacer una coreografía sobre el acoso que sufrí para expresar lo que pasó»A esta menor la situación la llevó a no querer hacer nada. «Ni comer ni bailar, y eso que para mí era lo más importante. Tampoco quería hablar con mis padres, que yo con ellos hablo de todo, ni quería quedar con el resto de mis amigos». Sus padres recuerdan que notaron su deterioro, pero no podían explicar qué ocurría. Perdió peso y tuvo que ir varias veces al médico por molestias en el estómago.
Su familia fue preguntando e insistiendo hasta que consiguieron que confesase lo que estaba ocurriendo. «Me costaba mucho, pero fui contándoles las cosas, sin decir que era acoso, pero ellos lo fueron deduciendo». Para cortar la situación, decidieron que Silvia se cambiase de centro escolar. Ahora estudia en la Escuela Virgen de Guadalupe. Tiene buenas notas, nuevos amigos y está feliz comenzando cuarto de la ESO. «Me he sentido muy acogida por parte de los profesores y los alumnos, que algunos de ellos son amigos ahora».
-¿Diría que lo tiene superado?
-Bueno. Quedan secuelas, por ejemplo, en ciertas fechas, como lo del 14 de junio. Realmente no acababan las clases, pero era mi último examen y mis padres me dijeron que no tenía que volver. Recuerdo salir por esas puertas, pisar la calle y sentirme, de verdad, libre.
También suele recordar esta época de su vida cada mes de diciembre porque fue cuando comenzó su calvario. «Pienso: hace 3 años estaba allí», dice.
Ella explica que siempre se le ha dado mejor bailar que expresarse con palabras, así que decidió contar su historia con una coreografía. Con su compañía de baile, The Kreathors, organizaron una actuación y le tocó pensar en un montaje sobre las sensaciones y la rebeldía. Inmediatamente su inspiración se centró en lo que había sufrido. «Con una amiga encontramos una canción que no hablaba del acoso escolar directamente, pero si de esa sensación de no poder expresarte bien ('Believer', de la banda de rock Imagine Dragons)».
«Para mí significó mucho hacer esa canción y esa pieza», recuerda Silvia. Eso sí, en su montaje hizo un cambio. No contó el final real, su traslado a otro colegio, sino «lo que me hubiese gustado que ocurriese».
Así, en la coreografía Silvia se interpretaba a sí misma acompañada por un grupo de bailarines que simbolizaban a su familia. Enfrente, su amiga interpretó a la compañera que encabezó el acoso junto al resto del grupo responsable. «A la que me hacía la vida imposible se unían los que estaban con ella y hacían lo que ella les decía. Luego nos enfrentábamos, como que luchábamos bailando, y después, que no fue así en mi caso, los que seguían a la principal se venían a mi bando y ella también se arrepentía y se abrazaba al grupo».
Desde los 5 años
Esta joven empezó su formación con solo seis años en el Centro Artístico de Badajoz, una academia en la que conoció a Juanfran, el pacense que participó en el programa 'Fama' y que fue uno de sus profesores. «No es difícil aprender baile urbano. Tiene un proceso, como todos los deportes y todas las disciplinas. Se aprende con calma y trabajando duro», añade Silvia.
Durante 10 años, esta joven ha continuado su formación, actualmente en la academia pacense Black Star, y también ha viajado a otras escuelas en Málaga, Sevilla, Madrid y Londres. El último destino lo conoció este verano al participar en un curso en la conocida 'Escuela 68'. «Ha sido una experiencia increíble. Era un sueño estar allí porque Londres me ha encantado desde chica y mucho más ir a bailar a una escuela tan importante».
En Londres logró una buena valoración y la incluyeron en varios grupos seleccionados lo que le dio un empujón. «Me dijeron que iba a volar, que todo lo que quisiese lo iba a conseguir, así que yo estaba...», dice Silvia, que se interrumpe emocionada.
Esta joven pacense tiene claro que quiere dedicarse a la danza y la interpretación. El año que viene espera empezar el Bachillerato de Artes Escénicas en el IES Reino Aftasí y después su sueño sería formarse en una escuela, quizá en Valencia o en Madrid. «Si pudiera, lo que me gustaría es ir directamente a Los Ángeles o Nueva York», dice con timidez. Estas ciudades americanas son las capitales de la danza urbana. «Valoran todo esto muy más que aquí», dice Silvia que, sin embargo, reivindica que en España hay grandes bailarines. «Es increíble el nivel que hay en España, pero se valora muy poco».
Hace poco dio un paso importante en su carrera. Una de sus profesora, mentora, «y casi como una hermana», indica, se traslada y habló con la responsable de su academia para que sea Silvia, con sus 15 años, fuese quien la sustituya. Lo ha aceptado y esta niña pacense ya ha dado sus primeras clases como profesora. Entre sus alumnos hay aprendices más jóvenes que ella, pero también más mayores. «Tenía miedo, no lo niego, pero no quería perder esta oportunidad y ahora, dada la primera clase, ya llegué a la segunda como si lo hubiese hecho toda la vida. Me ha encantado y los alumnos responden».
El día de mañana, cuando sea profesional, le gustaría repetir su coreografía para que el mensaje se extienda. Tiene un mensaje para los que sufren acoso escolar: «Que lo cuenten, que no se callen, y que se sale. Parece que no, pero se sale».
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