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viernes, 11 de octubre de 2019

Retratos con alma - Francisco Fuentes presenta este viernes 'Rocky Tokio Gang Bang' ./ DIAS DE TOROS - Se destapa Álvaro Lorenzo,.

TITULO:  Retratos con alma  - Francisco Fuentes presenta este viernes 'Rocky Tokio Gang Bang' ,.

  La periodista Isabel Gemio regresa a la televisión para presentar 'Retratos con alma', el nuevo programa producido por RTVE en colaboración,.
 
 

  Lunes -14- Octubre a las 22:40 horas en La 1 / foto,.


 

Francisco Fuentes presenta este viernes 'Rocky Tokio Gang Bang',.

Francisco Fuentes presenta este viernes 'Rocky Tokio Gang Bang'

La presentación la harán Javier Pérez Walias y José Mª Castrillón,.


Francisco Fuentes presentará el próximo viernes, día 9, en Plasencia, su libro titulado 'Rocky Tokio Gang Bang' (colección de poesía Luna de Poniente-Letra W).
Será a las 20.00 horas en la librería 'La puerta de Tannhäuser' de Plasencia, y la presentación la harán Javier Pérez Walias y José Mª Castrillón.
Francisco Fuentes (Plasencia, 1985) ha escrito los libros de poemas "Tierra, territorio, casa" (Sevilla, 2006. Premio La Mano Vegetal) y "Setenta y cuatro días sin mí" (Mérida, 2012. Editora Regional de Extremadura), que posteriormente resultó finalista del premio Ausiàs March al mejor poemario publicado en España en 2012.
También fue finalista del Certamen "Arte Joven Latina" de la Comunidad de Madrid en el año 2005 y ganador del Premio "Aenigma" de poesía breve en 2007 (Telde). Ha participado en la iniciativa "Encontrarte" (Plasencia, 2006) y en su edición de 2011, para la cual se publicó un Cuaderno-Antología, "La Plaga Lírica", de la que formó parte y diseñó la cubierta, informa en nota de prensa 'La Luna Libros'.
Como artista plástico ha llevado a cabo diversas intervenciones urbanas, siempre con un fuerte componente lírico. Actualmente trabaja en diminutos proyectos a medio camino entre lo poético y la intervención mínima, con una gran carga conceptual. También prepara su primer libro de relatos.


TITULO: DIAS DE TOROS - Se destapa Álvaro Lorenzo,.

Se destapa Álvaro Lorenzo,.

Álvaro Lorenzo durante la faena a su segundo. :: efe/
Álvaro Lorenzo durante la faena a su segundo. foto,.

Firma a la verónica y al natural los momentos de mayor pureza de toda la tarde y rescata de su fuente original la bernadina mexicana. Dispar y pastueña corrida de Juan Pedro,.


zaragoza. Una mañana y una tarde muy luminosas en Zaragoza. Un día de azul verano, ni gota de viento. Pero toda la corrida se dio con luz artificial y a plaza cubierta. Al fragor del murmullo de las chácharas se sumó la banda de música, chirriante trompetería, metal mal afinado, versiones discutibles de pasodobles del repertorio contemporáneo. Dos vueltas le dieron a La Concha flamenca con su solo de trompeta -de la partitura original- mientras Ponce se entretenía con el cuarto toro matando más o menos el tiempo. Sonó un aviso antes siquiera de la igualada.
Otro aviso de los previos a montar la espada castigó la primera faena de Álvaro Lorenzo, en cuyo final y muy de sorpresa se pudo paladear la única tanda de naturales clásicos de toda la tarde. Fueron tres, ligados, tirados de verdad y abrochados con el obligado de pecho. Llegaron muy inesperadamente porque el tercer toro de Juan Pedro Domecq, acalambrado, descoordinado y en apariencia tullido o derrengado, tardó en asentarse lo indecible.

FICHA DEL FESTEJO

uToros
Seis toros de Juan Pedro Domecq.
uToreros
Ponce, oreja y oreja tras aviso. Cayetano, silencio y saludos. Álvaro Lorenzo, oreja tras aviso y ovación tras aviso. Dos espléndidos pares de Sergio Aguilar al sexto.
uPlaza
Zaragoza. 6ª del Pilar. Templado, soleado, casi estival. La capota de cubierta, desplegada y casi cerrada. 9.000 almas. Dos horas y media de función.
La perseverancia y el sentido del temple de Álvaro encontraron recompensa a última hora, cuando el toro parecía para el tinte y ya era amenaza cierta el aviso. El subrayado de esa tanda tan relevante fue más torero que deportivo. El óle silabeado y no el «¡bien!» compulsivo. Luego de los tres naturales, y vuelto en sí el toro, sacado como un conejo de chistera, Álvaro remató trasteo con una singular versión del muletazo por alto a engaño escondido, de acento tan mexicano.
El diestro volvió al modelo primitivo y recobró su plástica y méritos genuinos
En ese muletazo que el maestro madrileño Miguel Ortas patentó en los años cincuenta, cuando su asiento definitivo en México, se inspiró casi al calco Joaquín Bernadó poco después. La suerte se ha encajado en el catálogo como bernadina. Joaquín se hartó de atribuir la invención a Ortas. Ni caso. Las sedicentes bernadinas se han convertido en plaga gratuita. Se tienen por lances de riesgo, y lo son, pero nada más.
Lo que hizo Álvaro fue volver al modelo primitivo y recobrar su plástica y sus méritos genuinos. José Tomás llegó a ensayarlo unas cuantas veces. Y Sebastián Castella. Y Alejandro y Diego Silveti en sus campañas en España. Lo habrá aprendido Álvaro con la familia Lozano -el patriarca Pablo o su hijo Fernando, mentor de Álvaro, dos matadores con experiencia larga en México- y lo tiene bien sabido. Cite frontal a pies juntos, el engaño escondido detrás del cuerpo y librado suavemente y milésimas antes de la reunión sin descomponer la figura. Fueron seis los muletazos de esa serie tan de sorpresa. A los seis siguió una tanda de cuatro sin espada y con cambios de mano, de la patente campera de Daniel Luque, ligados sin rectificar y cobrados con impecable ajuste. Y entonces sonó el aviso. La banda había dejado de tocar hacía un ratito. Y mejor así.
La tanda tan severa de naturales de alta escuela y los diez muletazos de alarde no fueron la única aportación de Álvaro, pues fue el único de terna que toreó a la verónica con despacioso compás. En el recibo del toro de la sorpresas y en un quite breve y descarado al segundo de corrida. A los lances del saludo del sexto les faltó vuelo, pero no una soberbia media de remate. Con ella cosió una revolera muy ensayada. El quite en el quinto, de frente por detrás, muy bonito, tuvo por remate otra revolera de las que salen en las fotos y la propina final de un brionesa a suerte cargada, como la de los buenos pases de pecho.

Pastelería

La corrida de Juan Pedro, de traza, son y estilo dispares, fue pura pastelería. Con la excepción del tercero, de tan tardía definición, y de un sexto venido abajo después de picado. El primero, el de mejor nota, estuvo a punto de llevarse por delante a Álvaro Lorenzo en un resbalón y le pegó a Ponce una voltereta monumental cuando salió de suerte de un primer pinchazo. El segundo salió flojito; el cuarto, como el carretón; el quinto, pastueño en grado pajuno.
Ponce se embarcó en faenas del repertorio propio, de una teatralidad exagerada, sobreactuada, empalagosa. En la segunda sustituyó el natural puro por una suerte vicaria en la que llevaba tiempo sin abundar: el cite con la izquierda a muleta vuelta, el pase desplazado y no ligado con el siguiente. Fácil, templadito y hasta primoroso con la diestra. Poco felices los intentos de toreo en cuclillas. Cinco minutos se comió una primera vuelta al ruedo oreja en mano. Cayetano tan firme como despegado, más rígido de lo que convenía, agarrotado, abusó de una de sus bazas fuertes, el toreo de brazos, pero se hizo querer en los remates de pecho a suerte cargada, que fueron contados en toda la tarde. Otra tarde interminable.

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