EL ARBOL DE TU VIDA - MARTES - 10- Marzo - ,.
Conducido por Toñi Moreno, el espacio investiga el árbol genealógico de los personajes más queridos de nuestro país. El martes - 10- Marzo - , a las 22:30 por antena 3, etc.
EL SILENCIO POR FAVOR -
DESAYUNO - CENA - DOMINGO -LUNES -Begoña García Bernal | Consejera de Agricultura y Desarrollo Rural,.
EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO - CENA - DOMINGO -LUNES -Begoña García Bernal | Consejera de Agricultura y Desarrollo Rural , ,.fotos.
«El agricultor debe ser más fuerte, es vital su unión»,.
Begoña García Bernal | Consejera de Agricultura y Desarrollo Rural,.
La consejera extremeña aboga por una cadena alimentaria más transparente y subraya la importancia de la PAC para la región,.
-¿Tiene futuro el campo?
-Sí, estoy convencida. Además, lo que está pasando es una oportunidad para poner en la agenda nacional al sector primario. Hacía mucho que en este país solo se hablaba de temas que afectan a elites, pero no de lo que preocupa a la gran mayoría que es el llegar a fin de mes y el comer.
-¿Tienen motivos para protestar en la calle?
-Sí, claro. Toda manifestación es legítima y, segundo, la reivindicación de los precios es una realidad.
-¿La Junta qué puede hacer?
-Lo primero, estar al lado del sector. Lo segundo, dialogar con las organizaciones agrarias representativas. El presidente se comprometió con ellas a que las contrataciones del Aepsa no coincidan con las principales campañas agrícolas, y a constituir en la Asamblea una comisión para ver qué está pasando con los precios. Esto ya se ha hecho. También les pidió que le enviaran un documento en el que expusieran qué podíamos hacer como comunidad autónoma.
-PP y Cs no han participado en esa comisión. ¿Le resta eficacia?
- La comisión se crea en total coordinación con las organizaciones agrarias y va a seguir trabajando. Los que quieran colaborar serán bienvenidos.
-Dice que el campo tiene futuro. ¿Lo tendrá también con una PAC reducida?
-Estamos en el inicio de una negociación. La Comisión Europea ya planteó una rebaja de la PAC no solo, ojo, en el primer pilar de pagos directos a los agricultores y ganaderos, sino en el pilar dos de los programas de desarrollo rural. La presidencia finlandesa elaboró otro modelo y ahora el Consejo ha presentado otra propuesta. Este país tendrá que luchar porque es fundamental la política agraria comunitaria. Pero también es evidente que hay que darle una vuelta a la PAC, y tenemos que ver a quiénes están llegando (las ayudas), cómo llegan, etcétera. Para que nuestro campo tenga futuro debe tener fuerza para negociar dentro de la cadena de valor. El agricultor o ganadero debe ser mucho más fuerte, por eso es vital su unión. Si actúan individualmente no tendrán peso a la hora de posicionar su producto y marcar precio. Las organizaciones de productores de frutas y hortalizas son fundamentales para esto.
-En Extremadura se lleva mucho tiempo hablando de fortalecer el cooperativismo, y estamos en la situación de hoy.
-Pero es que nuestras cooperativas son pequeñas. Este país es el cuarto productor agroalimentario de Europa y tiene 3.500 cooperativas, pero ninguna de ellas está entre las 50 primeras europeas. El cooperativismo tiene que ser grande. En Extremadura hay un modelo muy bueno que es EAGroup, en el ovino. Hacia eso hay que tender.
-¿La consejera es optimista sobre salvar los recortes?
-Nadie dijo que vaya a ser fácil, pero creo que el presupuesto se va a definir en el segundo semestre durante la presidencia alemana.
-Vara habló del salario mínimo aludiendo a los costes en el campo y reivindicar a cambio una rebaja en las cotizaciones. ¿Se va a lograr?
-Nunca cuestionó el salario mínimo porque si queremos una región que vaya convergiendo debemos tener unos salarios dignos. Lo que él dijo es que a los costos de electricidad y de todo tipo se le ha añadido también este. Él siempre fue por las cotizaciones de la Seguridad Social. Pero esta Consejería ya está haciendo cosas para la reducción de costes. Por ejemplo, una convocatoria de 10 millones para eficiencia energética en comunidades de regantes, y también se están financiando cebaderos comunitarios. Hay que ir no solo por unos precios justos y dignos, sino también por el ahorro de costes.
-¿Y en concreto en esa reducción de cotizaciones que estaba pendiente con el Ministerio de Trabajo se ha avanzado?
-Ese es otro tema y ahora mismo no se está hablando de eso. Estamos hablando de precios.
-Cuando el agricultor dice que está vendiendo el kilo de lo que produce más barato que lo hacía su padre, ¿es cierto?
-Nadie se va a manifestar si no es verdad. También es cierto que antes no había las ayudas de la PAC, que se hicieron precisamente para ayudar a esas rentas. En Extremadura se han presentado 57.026 solicitudes para la PAC y me gustaría hacer la siguiente radiografía: hay 516 explotaciones que cobran más de 100.000 euros y 931 entre 60.000 y 100.000. Pero hay 55.579 que están por debajo de los 60.000 euros.
-¿Quiere decir que las subvenciones favorecen de verdad al pequeño agricultor, no a terratenientes?
-Quiero decir que llegan a mucha gente, y que eso que se dice que con la PAC se cobra mucho, no es así. Además, el 95% de esas explotaciones son de gente extremeña, no viven fuera. Por eso, para la región la PAC es muy importante.
-También es una realidad que se están arrancando frutales.
-Es verdad. Los datos que tenemos es que se han arrancado 1.300 hectáreas. Y al mismo tiempo se está poniendo olivar...
-Pero el olivar intenso no genera tanta mano de obra.
-Claro, y se corre el riesgo de generar una burbuja cuando todo el olivar se ponga en producción en un sector que ya está complicado con los precios. Hay que pensar bien qué se hace, pero es una decisión de los agricultores.
-¿Reducir las peonadas no es aplicar las recetas de siempre y que se siga hablando de la Extremadura subsidiada?
-Es una medida necesaria, querría ver yo a mucha gente viviendo en pueblos de montaña con una agricultura de subsistencia si no hubiera el Aepsa. Es que desde los... hay que estar en la realidad.
-¿Iba a decir que es fácil criticar desde los despachos de las capitales?
-Me callo por prudencia, pero si se establecen ayudas a los trabajadores del campo será por algo.
-En septiembre usted dijo en la Asamblea que iba a crear un observatorio de precios.
-Estamos trabajando en ello. Teníamos claro que el problema del campo estaba ahí, no es de ahora ni de hace dos años.
-¿Y ese observatorio en qué va a ayudar?
-No va a poner precio, no puede intervenir, pero ayudará a la transparencia en la cadena alimentaria.
-¿No se está generando demasiada expectativa con la nueva ley de la cadena alimentaria que prepara el Ministerio como si fuera la gran solución?
-No hay soluciones fáciles a este problema, pero es una petición que hace tiempo estaba haciendo el sector para prohibir la venta a pérdidas, que las sanciones sean públicas y que se prohiba también la venta a resultas en las cooperativas. Todo eso se va a modificar a petición de las organizaciones agrarias, y ya veremos el resultado porque no es fácil cuando hablamos de mercados globales, pero la ley de cadena alimentaria nació en 2013 muy floja.
-¿Está en peligro el relevo generacional en el campo?
-No se puede garantizar que el hijo de un agricultor vaya a ser también agricultor porque a lo mejor quiere estudiar otra cosa. Lo que debemos garantizar es que haya recursos, acceso a la tierra y acceso al crédito para el que quiera hacerlo. Aquí hemos sacado 76 millones de euros para la incorporación de jóvenes, y lo más importante es que en la última convocatoria hemos recibido un cifra récord de 1.380 solicitudes de chicos y chicas que quieren incorporarse a la empresa agraria. Eso quiere decir que el campo interesa.
-¿El consumidor debe saber valorar más el trabajo del campo?
-Yo creo que sí. El consumidor forma parte también de la cadena alimentaria y debe tener al menos la información, a través del etiquetado, para saber lo que está comprando. Si quiere comprar naranjas de Marruecos o no, o el aceite que grandes cooperativas están trayendo de Túnez y Marruecos por ejemplo. Debe tener saberlo y luego ejercer libremente su capacidad de decisión. Saber el tipo de producto que está comprando y conocer que si es extremeño o nacional está contribuyendo a la sostenibilidad, a los puestos de trabajo y a la fijación de población al territorio.
TITULO: LUNES -9 - Marzo - Imprescindibles -Muere a los 85 años Germán Marín, escritor chileno ,.
LUNES -9 - Marzo Imprescindibles ,
Imprescindibles, serie de documentales sobre los personajes más destacados de la cultura española del siglo XX cada semana en La 2, el lunes -9- Marzo a las 21:00, etc.
Muere a los 85 años Germán Marín, escritor chileno ,.
Muere Germán Marín, el escritor que retrató la memoria incómoda de Chile,.
A los 85 años fallece en Santiago el autor de obras imprescindibles de la narrativa chilena, como ‘Historia de una absolución familiar’ o ‘El palacio de la risa’,.
Unas de las voces imprescindibles de la narrativa chilena, Germán Marín,
murió el domingo 29 de diciembre a los 85 años en un hospital Santiago
de Chile. De carácter fuerte, como su propia obra, fue un narrador
especialmente interesado en las zonas incómodas de la historia reciente,
sobre la que nunca dejó de escribir desde que en 1994 –ya a los 60
años– publicó Círculo vicioso, la primera novela de su trilogía Historia de una absolución familiar.
De la talla de firmas como José Donoso, Manuel Rojas o Carlos Droguett,
la treintena de novelas, cuentos y textos autobiográficos de su autoría
componen una producción que ha sido descrita como arriesgada y
vigorosa. Con un estilo muy influido por el español Juan Benet, al que
admiraba mucho, Marín fue, además, una especie de conciencia literaria
para decenas de escritores chilenos de generaciones más jóvenes a los
que abrió camino y que en estas horas lloran su muerte.
“Escarbaba en los lugares dolorosos de la memoria”, describe su amigo, el poeta y editor, Matías Rivas. “Era un tipo incorrecto, no estaba afiliado a las modas. No tenía mayores resquemores en expresar sus opiniones. Estaba por la parodia y no por tragarse ideologías de buenas a primeras. Era de los que no plegaba la cabeza a la institucionalidad política de ninguna índole, lo que tuvo un alto precio”, señala Rivas en referencia a lo que se considera una de las grandes injusticias con su obra: Marín nunca llegó a recibir el Premio Nacional de Literatura. Lo escribía a propósito de su muerte el poeta chileno Raúl Zurita: “Las 1.600 páginas que conforman Historia de una absolución familiar hacen de esta novela la más rotunda escrita por un chileno en el siglo pasado y a su autor, alguien que se merecía los más altos reconocimientos que un Estado mezquino como el nuestro, no le dio”. Zurita se declara avergonzado de ser premio nacional en una lista que sin Marín “es espuria y torpe”.
En la Escuela Militar tuvo de instructor a Augusto Pinochet y luego
de cambiar las armas por las letras, aprendió de Jorge Luis Borges en
Buenos Aires. Publicó su primera novela Fuegos artificiales
poco antes del golpe de Estado de 1973 y la edición completa fue quemada
por el nuevo régimen. Partió el exilio en México, donde trabajó en
Siglo XXI Editores y comenzó a colaborar con Gabriel García Márquez en
la escritura de discursos, prólogos y catálogos. Al poco tiempo, sin
embargo, se radicó en Barcelona, donde floreció como editor desde
Editorial Labor y Seix Barral. Era la época en que Marín escribía Historia de una absolución familiar,
con la que regresaría a Chile bajo el brazo al momento del retorno a la
democracia en 1990. Por su contundencia, a esta trilogía habitualmente
se le compara con El obsceno pájaro de la noche, de Donoso.
En Chile regresó a la edición en grandes compañías, como Sudamericana y Random House Mondadori, donde “iba a buscar los libros que quería leer y no esperaba que llegaran a su escritorio”, como describe el escritor Rafael Gumucio, al que empujó hace 20 años a publicar Memorias prematuras. Mientras, Marín publicaba obras fundamentales de la narrativa chilena de los últimos 25 años, como El palacio de la risa, donde reconstruye la historia del centro de detención y tortura del régimen de Pinochet, Villa Grimaldi. “Es un libro clave para entender la dictadura y la violencia política que marca la historia de Chile”, explica Diego Zúñiga, escritor chileno. “Tenía una obsesión por indagar en la memoria reciente, lo que lo llevó a entrar en zonas incómodas y oscuras”, agrega el autor de Camanchaca. Su juicio es categórico: “Marín junto a Roberto Bolaño son los dos escritores chilenos más potentes en términos narrativos de las últimas décadas y, por lo tanto, resulta llamativo que su proyecto único siga siendo un secreto fuera de Chile”, concluye.
Era un escritor joven de la década de los sesenta instalado en los años noventa y 2000, analiza Gumucio, que advierte que en la extensa obra de Marín existen elementos que parecen premonitorios. “El arranque de Ídola [una novela de culto en Chile, la más oscura de su obra] habla de una caminata por Santiago completamente destruido. Aunque fue publicada en 2000, retrata una ciudad como la que vemos hoy, en 2019”, señala el escritor en referencia al estado de la capital chilena en el marco de las protestas sociales. “Muchos de sus libros hablan de asuntos que podrían explicar el estallido. Muchos elementos de la violencia política desesperada, sin mucha dirección, está contada en varias novelas de Marín. Observó mucho antes esta especie de carnaval un poco violento y al mismo tiempo divertido”, analiza Gumucio. Porque advierte: “A Marín le divertía el desastre, no le preocupaba en absoluto. Muchos de sus personajes retratan este nuevo Chile que no cree en nada ni en nadie”.
La muerte de este autor complejo que evitaba tanto los héroes como las idealizaciones de otras épocas ha sido lamentada desde todos los estamentos de la cultura chilena. Existe coincidencia en que el año termina con un desenlace muy triste para la literatura y empezará con la huella imborrable que deja Marín en sus innumerables cuadernos escritos siempre a mano, sus pasos como de oso y su voz cavernosa.
“Escarbaba en los lugares dolorosos de la memoria”, describe su amigo, el poeta y editor, Matías Rivas. “Era un tipo incorrecto, no estaba afiliado a las modas. No tenía mayores resquemores en expresar sus opiniones. Estaba por la parodia y no por tragarse ideologías de buenas a primeras. Era de los que no plegaba la cabeza a la institucionalidad política de ninguna índole, lo que tuvo un alto precio”, señala Rivas en referencia a lo que se considera una de las grandes injusticias con su obra: Marín nunca llegó a recibir el Premio Nacional de Literatura. Lo escribía a propósito de su muerte el poeta chileno Raúl Zurita: “Las 1.600 páginas que conforman Historia de una absolución familiar hacen de esta novela la más rotunda escrita por un chileno en el siglo pasado y a su autor, alguien que se merecía los más altos reconocimientos que un Estado mezquino como el nuestro, no le dio”. Zurita se declara avergonzado de ser premio nacional en una lista que sin Marín “es espuria y torpe”.
En Chile regresó a la edición en grandes compañías, como Sudamericana y Random House Mondadori, donde “iba a buscar los libros que quería leer y no esperaba que llegaran a su escritorio”, como describe el escritor Rafael Gumucio, al que empujó hace 20 años a publicar Memorias prematuras. Mientras, Marín publicaba obras fundamentales de la narrativa chilena de los últimos 25 años, como El palacio de la risa, donde reconstruye la historia del centro de detención y tortura del régimen de Pinochet, Villa Grimaldi. “Es un libro clave para entender la dictadura y la violencia política que marca la historia de Chile”, explica Diego Zúñiga, escritor chileno. “Tenía una obsesión por indagar en la memoria reciente, lo que lo llevó a entrar en zonas incómodas y oscuras”, agrega el autor de Camanchaca. Su juicio es categórico: “Marín junto a Roberto Bolaño son los dos escritores chilenos más potentes en términos narrativos de las últimas décadas y, por lo tanto, resulta llamativo que su proyecto único siga siendo un secreto fuera de Chile”, concluye.
Era un escritor joven de la década de los sesenta instalado en los años noventa y 2000, analiza Gumucio, que advierte que en la extensa obra de Marín existen elementos que parecen premonitorios. “El arranque de Ídola [una novela de culto en Chile, la más oscura de su obra] habla de una caminata por Santiago completamente destruido. Aunque fue publicada en 2000, retrata una ciudad como la que vemos hoy, en 2019”, señala el escritor en referencia al estado de la capital chilena en el marco de las protestas sociales. “Muchos de sus libros hablan de asuntos que podrían explicar el estallido. Muchos elementos de la violencia política desesperada, sin mucha dirección, está contada en varias novelas de Marín. Observó mucho antes esta especie de carnaval un poco violento y al mismo tiempo divertido”, analiza Gumucio. Porque advierte: “A Marín le divertía el desastre, no le preocupaba en absoluto. Muchos de sus personajes retratan este nuevo Chile que no cree en nada ni en nadie”.
La muerte de este autor complejo que evitaba tanto los héroes como las idealizaciones de otras épocas ha sido lamentada desde todos los estamentos de la cultura chilena. Existe coincidencia en que el año termina con un desenlace muy triste para la literatura y empezará con la huella imborrable que deja Marín en sus innumerables cuadernos escritos siempre a mano, sus pasos como de oso y su voz cavernosa.
TITULO: ELLA & - El fraile mago y la calavera prodigiosa escondida en Cáceres,.
El fraile mago y la calavera prodigiosa escondida en Cáceres,.
foto / Cuando hay ganas de discutir… se discute. Ya sea por cosas que haga en la actualidad el único Consejo de Ministros
que existe en el mundo con matrimonio incorporado, ya sea por cosas del
siglo XV. Lo digo porque la otra tarde se enzarzaron los amigos Manuel Caridad y el fotógrafo Salvador Guinea por algo que parece que pasó en Cáceres hace ya tiempo.
Fuimos a visitar a Caridad a su casa de la plaza de Antonio Canales. Al amigo, que se está curando de la leucemia, le llevamos agua mineral de marca (no puede beber alcohol) y para nosotros una botella de Habla.
–Sergio – dijo el enfermo enfundado en una bata roja –. El otro domingo escribías del capitán comunero que escapando de ser decapitado por Carlos I, se metió a fraile en el Monasterio de San Francisco de Cáceres en donde se peleaba con el diablo; pero no hablaste del fraile que fundó el Monasterio gracias a un milagro.
–¿Quién fue ese fraile? – Le pregunté con curiosidad.
–Fue Fray Pedro Ferrer, que era pariente del santo valenciano San Vicente Ferrer, del que se asegura que hizo 860 milagros levantando el dedo índice de su mano derecha. Fray Pedro vino con otros dos compañeros desde Valencia a fundar aquí un monasterio en 1471; pero después de dos meses de intentarlo lo tuvo que dejar, porque en Cáceres estaban en vigor los fueros del rey Alfonso IX, que prohibía a las órdenes religiosas tener bienes raíces en Cáceres. Fue entonces cuando ocurrió el milagro...
–¿Milagro? Ya será menos. ¡Qué me conozco la historieta! – Le interrumpió el fotógrafo.
–Bueno – siguió diciéndome Caridad sin hacer caso a la interrupción –. El caso es que los tres frailes tenían una mula a la que se le había caído una herradura, y antes de salir de Cáceres fueron a un herrero que estaba en donde ahora se encuentra la Plaza de Santa Clara. Cuando el herrero les pidió dinero, vieron que no tenían nada y acertó a pasar por allí Diego García de Ulloa, que tenía tantas propiedades y dinero que en Cáceres era conocido por el sobrenombre de El Rico. Fray Pedro le pidió dinero para pagar la herradura; pero El Rico le dijo que iba a ver sus tierras y que nunca llevaba dinero. El fraile insistió y él, enfadado, se puso a buscar, dando en la faltriquera con una moneda de oro que nunca antes había visto. Don Diego empezó a gritar que el fraile había hecho un milagro, al igual que todos lo que lo vieron, y él le regaló los terrenos y dinero para construir el monasterio, usando su poder para obtener los permisos necesarios del Consistorio. Ese fue el milagro...
–¡Qué milagro ni qué ocho cuartos! ¡Ese es un truco de magia más viejo que el mear! – Le volvió a interrumpir Guinea –. El fraile le puso la moneda sin que se diera cuenta, y el truco se lo hizo al hombre más rico de Cáceres y delante de toda la gente que estaría en la herrería. ¡Menudo pájaro!
–¡¿Por qué no te callas?! – Le espetó entonces Caridad con más mala leche que el rey Juan Carlos I al presidente de Venezuela Hugo Chaves. – ¡No tienes ni repajolera idea!
Entre el difunto Sanjosé y yo les calmamos cuando empezaban a oírse palabras más gruesas. Una vez tranquilos, Caridad contó que Fray Pedro y El Rico se hicieron amigos. Diego García se murió el 20 de julio de 1486 y fue enterrado en la iglesia de San Francisco. Fray Pedro el 1 de febrero de 1510 y, cumpliendo su petición, fue sepultado con su amigo.
–Lo curioso – indicó el compañero enfermo tras dar un sorbo de agua –. Es que al cumplirse 100 años de la muerte de Fray Pedro Ferrer, los frailes quisieron ver su cuerpo. Levantaron la losa y vieron que estaba incorrupto. ¡Otro milagro!
–¡Eso no es ningún milagro! Debajo de las iglesias se momifican los cuerpos por el frío y por la falta de agua... – dijo el chispacero hasta que se calló al darle yo una patada en una pierna debajo de la mesa.
– Los frailes expusieron el cuerpo – siguió Caridad –, y la gente empezó a llevarse trozos de la ropa y del cuerpo del que creían santo, hasta que los frailes lograron rescatar la mayor parte del cuerpo y lo metieron en un arca de piedra. Pero no metieron su calavera, que se guardó en la sacristía, en un relicario de plata. La gente le llamaba la calavera prodigiosa, ya que aseguraban que si estabas enfermo sanabas al tocarla o al beber agua que había pasado por ella. Así estaba, hasta que fue escondida por los frailes que se tuvieron que ir en 1836 con la Desamortización de Mendizábal. Estaba escondida... hasta que apareció. Es lo que dice el escritor Ricardo Hurtado de San Antonio en este libro...
Caridad se levantó y de una estantería cogió el libro 'Leyendas del Monasterio San Francisco de Cáceres'. Nos dijo que en 1946 el Monasterio San Francisco se convirtió en colegio con capacidad para 200 niños internos, y Ricardo Hurtado, nacido en Cáceres en 1935, fue sucesivamente capellán del Colegio, profesor y director. «En este libro, publicado en 2011 – recalcó Caridad –. Hurtado confiesa que el capataz Ramón Galapero encontró en una obra una hornacina con la calavera el 29 de enero de 1965. Y que obró milagros en dos alumnos que por la noche metieron la calavera en una pila de agua bendita, y luego introdujeron sus manos curándose de los sabañones que les atormentaban. Dice que eran Francisco Esteban Martín y Florencio Domínguez Sánchez. Este último tocaba el órgano en la misa y al día siguiente lo hizo como un virtuoso. Lo malo es que Ricardo confiesa que decidió esconder la calavera de nuevo, jurando que nunca dirá su paradero».
El difunto Sanjosé vio que me había gustado la historia, y cuando nos íbamos me dijo al oído: «Juntaletras, ¿quieres ver el arca de piedra donde los frailes metieron el cuerpo de Pedro Ferrer? – Le miré sin decir nada, recordando como me tomó el pelo con la sepultura del fraile comunero – Está en la iglesia de San Francisco, que ahora es Auditorio. En el lado del evangelio. ¿Tú sabes dónde está el lado del evangelio en una iglesia? – Callé mordiéndome los labios – ¡Qué vas a saber! Está a la izquierda mirando al altar». «¡Vete a freír espárragos!», le dije y me fui.
Al día siguiente le volví a pedir al fotógrafo Jorge Rey que me acompañara a hacer fotos al monasterio. Nos entretuvimos viendo las pinturas al fresco del claustro gótico, en donde hay una inquietante de un fraile que decapita a una persona mientras duerme. Luego, con pocas esperanzas, fuimos al Auditorio. Paseaba la mirada por techos, suelos y paredes hasta que me quedé blanco al ver en el escenario, detrás del piano de cola, un arca de piedra con una frase en latín, que fácilmente se traducía como: «Aquí yace el reverendo padre de buena memoria, Frey Pedro Ferrer, fundador deste notable monesterio».
Y, no sé por qué, supe que allí estaba la calavera prodigiosa.
TITULO: EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO -PESADILLA EN LA COCINA - JUEVES -12- Marzo - Los caramelos del Congreso ,.
Si acuden ustedes alguna vez a una sesión del Congreso de los Diputados se encontrarán junto a las puertas del hemiciclo, entre periodistas, políticos y ujieres que vienen y van, un guiño al placer tranquilo y a la dulce distensión. Allí suele haber una bandeja o cuenco de caramelos, con y sin azúcar, para que los parlamentarios se aclaren la garganta, chupeteen en silencio y se relajen manoseando el envoltorio. Habrá quien piense que los diputados tendrían que llevarse los caramelitos balsámicos de casa, o que con el vasito de agua que se les ofrece durante las intervenciones deberían ir que chutan y meten gol, pero los pocos caramelos que hoy en día se reparten en el Congreso son la huella de una tradición histórica que no solo endulzó muchos agrios rifirrafes políticos, sino que impulsó la industria confitera nacional y la economía de un pueblo concreto de nuestra geografía.
A 323 kilómetros de la Carrera de San Jerónimo se encuentra Hellín, en la provincia de Albacete, un pueblo que a priori tiene el mismo vínculo con el Palacio de las Cortes que cualquier otro municipio español. Pero en Hellín se siguen haciendo, con el mismo método y con los mismos ingredientes que hace un siglo, los «caramelos del Congreso», un dulce artesanal a base de azúcar tostado y yema de huevo confitada que desgraciadamente no es el que actualmente calma las carrasperas de los diputados. Sí que lo hizo antiguamente, y por eso esta golosina albaceteña lleva precisamente tal nombre. Tan tradicionales de Hellín como los caramelos cilíndricos o los turrones, los dulces del Congreso se popularizaron gracias a dos empresas locales surgidas el mismo año en el que Isabel II inauguró en Madrid el edificio del Parlamento: en 1850. Por esas fechas funcionaban ya en Hellín la confitería La Esperanza (ahora conocida como La Elisa) y la de La Pájara, dedicadas a la golosa producción de peladillas, turrones, carne de membrillo, yemas y caramelos.
Sería la hellinera Elisa Arsenal Collados, nacida en 1845, quien diera fama y nombre al exitoso negocio familiar, que en mayo de 1905 recibió de Alfonso XIII permiso para anunciarse como proveedor de la Casa Real. Aunque yo solo he encontrado pruebas de esta distinción, la gran gastrónoma Carmina Useros (1928-2017) contó en su libro 'Mil recetas de Albacete y su provincia' (1971) que La Elisa y sus caramelos congresistas también recibieron en 1872 un premio del intendente general de la real casa, cosa que bien podría ser cierta. Se supone que fue algún diputado de origen hellinero quien puso de moda aquellos caramelos en la cámara, y por entonces despuntaba en el hemiciclo Francisco Javier Moya Fernández (Hellín, 1821-1883), fundador del Partido Demócrata y posible pariente del marido de Elisa, José María García Moya. Otras teorías apuntan como introductores de estos caramelos a Tesifonte Gallego García o Juan Martínez Parras, todos parlamentarios del mismo distrito y representantes oficiales de las delicias de su pueblo en la Villa y Corte.
El periódico 'El Liberal' contaba en diciembre de 1904 cómo se producía exactamente el reparto de todas estas golosinas: constituida la mesa y una vez abierta la sesión, un ujier introducía en el Hemiciclo una enorme cesta llena de cucuruchos con caramelos. Un secretario la vaciaba en un cajón y a continuación iba escribiendo en diversas hojas varios nombres, que entregaba a los ujieres junto a un puñado de cucuruchos. Éstos iban entregando los dulces –hasta que se acabaran las existencias– a los diputados apuntados en la lista, quienes a su vez los repartían entre sus compañeros o se los quedaban para dárselos a amigos y parientes.
Como consecuencia, en septiembre de ese mismo año el presidente del Congreso Miguel Villanueva avisó de que a partir de entonces se suprimiría la partida de 25.000 pesetas anuales destinada a la dulcería. De aquella inveterada costumbre queda hoy un puñado de caramelos a la puerta del Congreso y una receta, la de Hellín, que se puede saborear sin necesidad de salir elegido en la elecciones.
Fuimos a visitar a Caridad a su casa de la plaza de Antonio Canales. Al amigo, que se está curando de la leucemia, le llevamos agua mineral de marca (no puede beber alcohol) y para nosotros una botella de Habla.
–Sergio – dijo el enfermo enfundado en una bata roja –. El otro domingo escribías del capitán comunero que escapando de ser decapitado por Carlos I, se metió a fraile en el Monasterio de San Francisco de Cáceres en donde se peleaba con el diablo; pero no hablaste del fraile que fundó el Monasterio gracias a un milagro.
–¿Quién fue ese fraile? – Le pregunté con curiosidad.
–Fue Fray Pedro Ferrer, que era pariente del santo valenciano San Vicente Ferrer, del que se asegura que hizo 860 milagros levantando el dedo índice de su mano derecha. Fray Pedro vino con otros dos compañeros desde Valencia a fundar aquí un monasterio en 1471; pero después de dos meses de intentarlo lo tuvo que dejar, porque en Cáceres estaban en vigor los fueros del rey Alfonso IX, que prohibía a las órdenes religiosas tener bienes raíces en Cáceres. Fue entonces cuando ocurrió el milagro...
–¿Milagro? Ya será menos. ¡Qué me conozco la historieta! – Le interrumpió el fotógrafo.
–Bueno – siguió diciéndome Caridad sin hacer caso a la interrupción –. El caso es que los tres frailes tenían una mula a la que se le había caído una herradura, y antes de salir de Cáceres fueron a un herrero que estaba en donde ahora se encuentra la Plaza de Santa Clara. Cuando el herrero les pidió dinero, vieron que no tenían nada y acertó a pasar por allí Diego García de Ulloa, que tenía tantas propiedades y dinero que en Cáceres era conocido por el sobrenombre de El Rico. Fray Pedro le pidió dinero para pagar la herradura; pero El Rico le dijo que iba a ver sus tierras y que nunca llevaba dinero. El fraile insistió y él, enfadado, se puso a buscar, dando en la faltriquera con una moneda de oro que nunca antes había visto. Don Diego empezó a gritar que el fraile había hecho un milagro, al igual que todos lo que lo vieron, y él le regaló los terrenos y dinero para construir el monasterio, usando su poder para obtener los permisos necesarios del Consistorio. Ese fue el milagro...
–¡Qué milagro ni qué ocho cuartos! ¡Ese es un truco de magia más viejo que el mear! – Le volvió a interrumpir Guinea –. El fraile le puso la moneda sin que se diera cuenta, y el truco se lo hizo al hombre más rico de Cáceres y delante de toda la gente que estaría en la herrería. ¡Menudo pájaro!
–¡¿Por qué no te callas?! – Le espetó entonces Caridad con más mala leche que el rey Juan Carlos I al presidente de Venezuela Hugo Chaves. – ¡No tienes ni repajolera idea!
Entre el difunto Sanjosé y yo les calmamos cuando empezaban a oírse palabras más gruesas. Una vez tranquilos, Caridad contó que Fray Pedro y El Rico se hicieron amigos. Diego García se murió el 20 de julio de 1486 y fue enterrado en la iglesia de San Francisco. Fray Pedro el 1 de febrero de 1510 y, cumpliendo su petición, fue sepultado con su amigo.
–Lo curioso – indicó el compañero enfermo tras dar un sorbo de agua –. Es que al cumplirse 100 años de la muerte de Fray Pedro Ferrer, los frailes quisieron ver su cuerpo. Levantaron la losa y vieron que estaba incorrupto. ¡Otro milagro!
–¡Eso no es ningún milagro! Debajo de las iglesias se momifican los cuerpos por el frío y por la falta de agua... – dijo el chispacero hasta que se calló al darle yo una patada en una pierna debajo de la mesa.
– Los frailes expusieron el cuerpo – siguió Caridad –, y la gente empezó a llevarse trozos de la ropa y del cuerpo del que creían santo, hasta que los frailes lograron rescatar la mayor parte del cuerpo y lo metieron en un arca de piedra. Pero no metieron su calavera, que se guardó en la sacristía, en un relicario de plata. La gente le llamaba la calavera prodigiosa, ya que aseguraban que si estabas enfermo sanabas al tocarla o al beber agua que había pasado por ella. Así estaba, hasta que fue escondida por los frailes que se tuvieron que ir en 1836 con la Desamortización de Mendizábal. Estaba escondida... hasta que apareció. Es lo que dice el escritor Ricardo Hurtado de San Antonio en este libro...
Caridad se levantó y de una estantería cogió el libro 'Leyendas del Monasterio San Francisco de Cáceres'. Nos dijo que en 1946 el Monasterio San Francisco se convirtió en colegio con capacidad para 200 niños internos, y Ricardo Hurtado, nacido en Cáceres en 1935, fue sucesivamente capellán del Colegio, profesor y director. «En este libro, publicado en 2011 – recalcó Caridad –. Hurtado confiesa que el capataz Ramón Galapero encontró en una obra una hornacina con la calavera el 29 de enero de 1965. Y que obró milagros en dos alumnos que por la noche metieron la calavera en una pila de agua bendita, y luego introdujeron sus manos curándose de los sabañones que les atormentaban. Dice que eran Francisco Esteban Martín y Florencio Domínguez Sánchez. Este último tocaba el órgano en la misa y al día siguiente lo hizo como un virtuoso. Lo malo es que Ricardo confiesa que decidió esconder la calavera de nuevo, jurando que nunca dirá su paradero».
El difunto Sanjosé vio que me había gustado la historia, y cuando nos íbamos me dijo al oído: «Juntaletras, ¿quieres ver el arca de piedra donde los frailes metieron el cuerpo de Pedro Ferrer? – Le miré sin decir nada, recordando como me tomó el pelo con la sepultura del fraile comunero – Está en la iglesia de San Francisco, que ahora es Auditorio. En el lado del evangelio. ¿Tú sabes dónde está el lado del evangelio en una iglesia? – Callé mordiéndome los labios – ¡Qué vas a saber! Está a la izquierda mirando al altar». «¡Vete a freír espárragos!», le dije y me fui.
Al día siguiente le volví a pedir al fotógrafo Jorge Rey que me acompañara a hacer fotos al monasterio. Nos entretuvimos viendo las pinturas al fresco del claustro gótico, en donde hay una inquietante de un fraile que decapita a una persona mientras duerme. Luego, con pocas esperanzas, fuimos al Auditorio. Paseaba la mirada por techos, suelos y paredes hasta que me quedé blanco al ver en el escenario, detrás del piano de cola, un arca de piedra con una frase en latín, que fácilmente se traducía como: «Aquí yace el reverendo padre de buena memoria, Frey Pedro Ferrer, fundador deste notable monesterio».
Y, no sé por qué, supe que allí estaba la calavera prodigiosa.
TITULO: EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO -PESADILLA EN LA COCINA - JUEVES -12- Marzo - Los caramelos del Congreso ,.
PESADILLA EN LA COCINA - JUEVES -12- MARZO ,.
Pesadilla en la Cocina es un programa de
televisión español de telerrealidad culinaria, presentado por el chef
Alberto Chicote, emitido habitualmente los jueves a las 22:30 en La
Sexta.
Nuevas broncas, enfrentamientos y arcadas; Alberto Chicote regresará con nueva temporada de Pesadilla en la cocina. Tras una temporada de descanso, Pesadilla en la cocina
vuelve Alberto Chicote con las pilas bien cargadas. El chef de laSexta
intentará reflotar nuevos restaurantes y se enfrentará a nuevos retos, etc.
EL BAR ESQUINA - REVISTA
CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - LA COCINA DOMINGO -
LUNES - COCINA - Los caramelos del Congreso ,.
Pesadilla en la Cocina es un programa de televisión español de telerrealidad culinaria, presentado por el chef Alberto Chicote, emitido habitualmente los jueves a las 22:30 en La Sexta.
Nuevas broncas, enfrentamientos y arcadas; Alberto Chicote regresará con nueva temporada de Pesadilla en la cocina. Tras una temporada de descanso, Pesadilla en la cocina vuelve Alberto Chicote con las pilas bien cargadas. El chef de laSexta intentará reflotar nuevos restaurantes y se enfrentará a nuevos retos, etc.
EL BAR ESQUINA - REVISTA
CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - LA COCINA DOMINGO -
LUNES - COCINA - Los caramelos del Congreso , fotos,.
Los caramelos del Congreso ,.
Los caramelos del Congreso,.
Si acuden ustedes alguna vez a una sesión del Congreso de los Diputados se encontrarán junto a las puertas del hemiciclo, entre periodistas, políticos y ujieres que vienen y van, un guiño al placer tranquilo y a la dulce distensión. Allí suele haber una bandeja o cuenco de caramelos, con y sin azúcar, para que los parlamentarios se aclaren la garganta, chupeteen en silencio y se relajen manoseando el envoltorio. Habrá quien piense que los diputados tendrían que llevarse los caramelitos balsámicos de casa, o que con el vasito de agua que se les ofrece durante las intervenciones deberían ir que chutan y meten gol, pero los pocos caramelos que hoy en día se reparten en el Congreso son la huella de una tradición histórica que no solo endulzó muchos agrios rifirrafes políticos, sino que impulsó la industria confitera nacional y la economía de un pueblo concreto de nuestra geografía.
A 323 kilómetros de la Carrera de San Jerónimo se encuentra Hellín, en la provincia de Albacete, un pueblo que a priori tiene el mismo vínculo con el Palacio de las Cortes que cualquier otro municipio español. Pero en Hellín se siguen haciendo, con el mismo método y con los mismos ingredientes que hace un siglo, los «caramelos del Congreso», un dulce artesanal a base de azúcar tostado y yema de huevo confitada que desgraciadamente no es el que actualmente calma las carrasperas de los diputados. Sí que lo hizo antiguamente, y por eso esta golosina albaceteña lleva precisamente tal nombre. Tan tradicionales de Hellín como los caramelos cilíndricos o los turrones, los dulces del Congreso se popularizaron gracias a dos empresas locales surgidas el mismo año en el que Isabel II inauguró en Madrid el edificio del Parlamento: en 1850. Por esas fechas funcionaban ya en Hellín la confitería La Esperanza (ahora conocida como La Elisa) y la de La Pájara, dedicadas a la golosa producción de peladillas, turrones, carne de membrillo, yemas y caramelos.
Sería la hellinera Elisa Arsenal Collados, nacida en 1845, quien diera fama y nombre al exitoso negocio familiar, que en mayo de 1905 recibió de Alfonso XIII permiso para anunciarse como proveedor de la Casa Real. Aunque yo solo he encontrado pruebas de esta distinción, la gran gastrónoma Carmina Useros (1928-2017) contó en su libro 'Mil recetas de Albacete y su provincia' (1971) que La Elisa y sus caramelos congresistas también recibieron en 1872 un premio del intendente general de la real casa, cosa que bien podría ser cierta. Se supone que fue algún diputado de origen hellinero quien puso de moda aquellos caramelos en la cámara, y por entonces despuntaba en el hemiciclo Francisco Javier Moya Fernández (Hellín, 1821-1883), fundador del Partido Demócrata y posible pariente del marido de Elisa, José María García Moya. Otras teorías apuntan como introductores de estos caramelos a Tesifonte Gallego García o Juan Martínez Parras, todos parlamentarios del mismo distrito y representantes oficiales de las delicias de su pueblo en la Villa y Corte.
Un ujier introducía en el Hemiciclo una enorme cesta llena de cucuruchos con estas delicias artesanales
Fuera como fuese, lo cierto es que sus
señorías no necesitaban demasiada insistencia para abandonarse a los
goces del chupa-chupa. Los caramelos, fuesen los de yema de Hellín o los
de sabores de La Pajarita (confitería madrileña fundada en 1852 que
sigue sirviendo hoy en día al Congreso), constituyeron siempre un
elemento consustancial a las sesiones vespertinas del Congreso y fue tal
el uso y abuso que se hizo de ellos que protagonizaron no pocas
diatribas en el hemiciclo. En 1896, por ejemplo, doña Emilia Pardo Bazán
explicaba en su columna semanal de 'La Ilustración Artística' que el
presupuesto anual de la cámara en caramelos y azucarillos despertaba
grandes suspicacias. Los azucarillos eran para aromatizar el agua
ofrecida a quienes intervenían, y los caramelos, cientos de ellos cada
día, se repartían en cajitas o cucuruchos por indicación del presidente
entre los diputados y quienes se sentaban en la tribuna de invitados,
muchas veces mujeres como la misma condesa de Pardo Bazán. El periódico 'El Liberal' contaba en diciembre de 1904 cómo se producía exactamente el reparto de todas estas golosinas: constituida la mesa y una vez abierta la sesión, un ujier introducía en el Hemiciclo una enorme cesta llena de cucuruchos con caramelos. Un secretario la vaciaba en un cajón y a continuación iba escribiendo en diversas hojas varios nombres, que entregaba a los ujieres junto a un puñado de cucuruchos. Éstos iban entregando los dulces –hasta que se acabaran las existencias– a los diputados apuntados en la lista, quienes a su vez los repartían entre sus compañeros o se los quedaban para dárselos a amigos y parientes.
Invitados
Lo malo es que entre los caramelos por los diputados en sus asientos, los disfrutados por los invitados y los que se regalaban, el montante de la factura alcanzó una cifra algo escandalosa. En 1908, por ejemplo, el entonces diputado Azorín pidió que se hiciera público el gasto de la cámara en confitería, y en julio de 1916 la revista 'España económica' reveló que en tan sólo dos meses el Congreso había gastado 7.000 pesetas en caramelos y chocolate. Una barbaridad.Como consecuencia, en septiembre de ese mismo año el presidente del Congreso Miguel Villanueva avisó de que a partir de entonces se suprimiría la partida de 25.000 pesetas anuales destinada a la dulcería. De aquella inveterada costumbre queda hoy un puñado de caramelos a la puerta del Congreso y una receta, la de Hellín, que se puede saborear sin necesidad de salir elegido en la elecciones.
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