TITULO: DESAYUNO CENA FIN SABADO - La matemática del espejo - Fernando Morientes ,.
DESAYUNO CENA FIN SABADO - La matemática del espejo - Fernando Morientes , fotos,.
Fernando Morientes,.
Fernando Morientes: "Cuando Sergio dice algo hay que escucharlo”,.
El exjugador del Real Madrid, Fernando Morientes, ha hablado sobre la situación del equipo blanco en un acto de La Liga.
Como embajador de LaLiga, el ex futbolista del Real Madrid, Fernando Morientes ha acudido a la presentación del balón que se usará en invierno en Primera y Segunda División.
( Cena )
En un acto que ha contado con la presencia de Marc Bartra, Nolito y Cazorla, Morientes ha repasado la actual situación del Real Madrid que se la juega mañana en Estambul. “No diría casi, el Madrid se lo juega mañana. Después del inicio de Champions tiene que dar un paso adelante. Ya no vale con el empate. Cuando las cosas se ponen complicadas es cuando realmente sale el talento de los jugadores y si alguien tiene jugadora importantes es el Real Madrid.
Sobre el futuro de Zidane, Morientes confía en que pase lo que pase frente al Galatasaray el francés va a seguir en el banquillo: ”En nuestra época había un poquito más de tranquilidad. En cuanto a los resultados soy de los que piensa que estamos a principio de temporada, que los proyectos deben ser duraderos y el proyecto Del Real Madrid se inició con un entrenador y ojalá se termine con el mismo. Estoy convencido de que Zidane sabe cómo funciona esto”, dice.
Sobre el mensaje que Sergio Ramos ha mandado en Estambul Instando al club a que Zidane se quede hasta el final pase lo que pase, Morientes lo tiene claro: “Cuando sale un capitán a decir algo hay que escucharlo. Es la voz autoritaria del vestuario”.
También hubo tiempo para hablar sobre la situación en Barcelona . “Esperemos que no vaya a más. No vale mezclar deporte con política. Ojalá todo sea tranquilo y que se jueguen los partidos cuando se tengan que jugar”.
TITULO:
CARTAS AL CIELO - No eran noruegos,.
No eran noruegos,.
Varden el día de su ordenación episcopal, el 3 de octubre de 2020. Tras él un estandarte de san Olav. El obispo ha incorporado su símbolo, el hacha, a su escudo. Foto: Jan Erik Kofoed.
En octubre de 2020, el monje y abad trapense Erik Varden se convirtió en obispo de Trondheim. Esta prelatura, uno de los tres territorios de rito latino en los que se divide Noruega, llevaba más de una década vacante. Acostumbrado a la estricta regla de su comunidad, este religioso y escritor espiritual ahora está al frente de un territorio que casi equivale a dos veces Galicia.
Los pueblos del norte de Europa no comenzaron a
cristianizarse hasta en torno al siglo X. ¿Hizo esto que esta
evangelización fuera diferente a la del sur y centro del continente unos
siglos antes?
Una particularidad de la misión a Noruega es
que vino de Inglaterra y en gran medida la llevaron a cabo monjes
misioneros. Estos dos factores dieron color y enriquecieron la historia
temprana de la Iglesia noruega.
¿Cambió el cristianismo la cultura de los pueblos vikingos, de los que al menos aquí se tiene una visión de paganos salvajes?
Supongo
que es debatible si los antiguos nórdicos eran constitucionalmente más
violentos que, digamos, los antiguos íberos. La transformación de la
cultura lleva tiempo y es un proceso delicado. Sobre los primeros
cistercienses que llegaron a Noruega leemos que «enseñaron a un pueblo
bárbaro a volverse suave bajo el yugo de Cristo». Cuando consideramos
las erupciones bárbaras en la Europa de nuestro tiempo, nos damos cuenta
de que este proceso debe continuar sin descanso, incluso después de
milenios de cristianismo.
¿Cómo se inculturó el cristianismo en la cultura nórdica?
Cada
período histórico debe encontrar maneras de comunicar el Evangelio que
sean efectivas y comprensibles en términos de los paradigmas culturales
disponibles. En Noruega hay casos de lugares de culto precristianos
usados para la construcción de iglesias, como indicativo de que lo que
la práctica religiosa anterior presagiaba tenuemente es perfeccionado en
el don de Cristo. Habrá habido con seguridad tendencias sincretistas,
pero el énfasis de la predicación y la práctica religiosa se ponía en la
ruptura y la novedad, con todo lo que ello implica tanto de entusiasmo
como de ansiedad.
Nuestros antepasados tuvieron que hacer frente a un desafío que en muchas cosas se parece al nuestro hoy, un tiempo en el que se confirma que la cultura mayoritaria que nos rodea está muy alejada del cristianismo y en algunos aspectos es irreconciliable con él. En momentos así se vuelve muy real la cita del Evangelio: «Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no». ¡No podemos decir sí y no a la vez!
La catedral católica de Trondheim está dedicada al rey san
Olaf (993-1030), que se convirtió al cristianismo y unificó Noruega.
¿Qué papel jugó en este proceso?
Su influencia fue decisiva,
más aún en muerte que en vida. El culto que surgió espontáneamente, los
milagros que ocurrieron en su santuario, la carga simbólica de un rey
mártir muerto en batalla definieron el foco simbólico para un nuevo
concepto de nación.
¿Se mantuvo esta devoción después de la reforma protestante, que rechaza el culto a los santos?
La
fiesta durmió durante unos pocos siglos, pero luego fue reviviendo de
forma gradual, hasta el punto de que ahora se ha convertido en un
verdadero festival y peregrinación. La Iglesia luterana está repensando
su lectura del artículo del credo de los apóstoles «creo en la comunión
de los santos». Es significativo que la fiesta de san Olaf en Trondheim
este año terminara con vísperas ecuménicas en la catedral medieval,
donde están enterradas sus reliquias.
Usted fue ordenado obispo en esa catedral, la de Nidaros
(nombre medieval de la ciudad) aunque desde el cisma ha estado en manos
de los luteranos.
La idea surgió de una consideración
puramente pragmática: es más grande que nuestra catedral y permitía que
asistiera más gente. El hecho de que las autoridades luteranas
ofrecieran este gesto de hospitalidad con una generosidad espontánea
dice mucho sobre el ambiente ecuménico que tenemos. Naturalmente, hay
diferencias entre nuestras confesiones; pero estamos fundamentalmente
unidos en un propósito cristiano, uniendo fuerzas donde podemos para
asegurarnos de que se predica el Evangelio, de que se hace presente a
Cristo, de que se atiende a los pobres y se consuela a los que sufren.
Pero no siempre fue así. ¿Qué ocurrió con los católicos durante los siglos en los que el luteranismo era obligatorio?
No
hubo continuidad de una presencia católica. Solo en el siglo XIX se
volvió a formar una incipiente comunidad formada por diplomáticos,
comerciantes e inmigrantes católicos.
5,5 millones
Protestantes, 68,1 % y católicos, 3,1 %
57.800 €
Su pequeño rebaño, aún hoy, sigue siendo en su mayoría inmigrante. ¿Cómo afecta esto a la vida pastoral de la diócesis?
Tenemos
unos 16.000 católicos de más de 130 países. El porcentaje de noruegos
está en torno al 5 %. Es una maravillosa paradoja que la catolicidad de
la Iglesia esté presente de forma tan palpable aquí en este punto tan
extremo de la diáspora, que los cronistas medievales situaron «in extremis finibus mundi».
El hecho de que las comunidades esté formadas por personas de tantas
culturas diferentes, que hablan idiomas distintos, nos demanda que
fundemos nuestra unidad a un nivel muy profundo, no solo sobre
presuposiciones culturales. Y lo considero una bendición.
Siendo una comunidad tan pequeña la estructura de la diócesis también será escasa. ¿A qué aspectos han dado prioridad?
Nuestra
realidad refleja en muchos aspectos la de las diócesis de la
antigüedad, cuando el obispo era el pastor de una localidad con la zona
que la rodeaba. Aunque en mi caso esa zona es grande, 56.000 kilómetros
cuadrados. En la celebración de la consagración de un obispo, el
ordenado promete solemnemente «predicar el Evangelio en todo tiempo».
Esa es mi primera prioridad. ¡Naturalmente, fallo! Pero tengo la
determinación de seguir intentándolo.
En los últimos años se ha oído hablar de un cierto
«renacimiento católico» en Escandinavia. ¿Realmente es común recibir a
luteranos conversos?
Es verdad que hay una gran vitalidad en
la Iglesia católica en Noruega. ¡Pero la vida es frágil! Debe ser
alimentada con cuidado y constantemente. No tenemos razón para
felicitarnos, sino que tenemos conciencia de una gran responsabilidad
que se nos ha confiado. El crecimiento numérico ha venido principalmente
por la inmigración, aunque también recibimos nuevos católicos cada año.
Cada uno tiene un origen único y es imposible generalizar. Pero muchos
vienen de un entorno que no era en absoluto religioso. Es lo
extraordinario de estos tiempos: tenemos la oportunidad de predicar el
Evangelio como algo nuevo.
¿Tienen alguna iniciativa centrada en ese apostolado?
La
vida católica es misionera por su naturaleza. Y creo que esta misión
principal se realiza en tanto que la Iglesia local realmente sea una
comunidad fundada y centrada en Cristo.
¿Este crecimiento está acompañado de un impulso renovado a la vida religiosa?
Ay,
las vocaciones no son numerosas. Pero existen. Espero profundamente que
más mujeres y hombres jóvenes sean la belleza y grandeza de la vida
consagrada y se arriesguen a aceptar el gran don que representa.
En la catedral de Trondheim hay Misa en latín cada domingo. ¿Cómo han acogido y están aplicando el motu proprio Traditionis custodes, que reformaba el uso de la forma extraordinaria del rito romano?
Celebrar
Misa en latín no es problemático, e inevitablemente seguirá sin serlo.
El latín es un tesoro inmenso para la Iglesia. Eso es algo que el
Concilio Vaticano II daba por supuesto y para lo que legisló; aunque las
polémicas contemporáneas parecen olvidar en gran medida lo que en
realidad enseñó el Concilio. Hay una gran tarea de redescubrimiento
aguardándonos, una tarea gozosa, ¡y no menos para los nuevos obispos!
Algunas personas aluden a que el atractivo de la forma
extraordinaria del rito romano puede haber tenido algo que ver en el
renacimiento católico de Escandinavia.
Un renacimiento
católico será fruto de la conversión radical, de las vidas en las que el
amor de Cristo esta presente de forma radiante, en el que la verdad de
Cristo revela su esplendor, que construye la Iglesia en unidad y paz. Si
una forma de una celebración contribuye a esta conversión, a una
transformación en Cristo, es un vehículo de bendición. Es esencial
enraizar nuestros criterios de discernimiento en este nivel profundo, de
donde se puede sacar el agua de la vida, para no perdernos en la mera
retórica.
Sobre esta cuestión de la tradición y el motu proprio Traditionis custodes ha publicado recientemente un artículo. Como monje cisterciense de la Estricta Observancia, ¿cómo ve esta batalla intraeclesial en torno al concepto de tradición?
Es
absurdo reducir la tradición meramente a un término polémico, como si
fuera algo de lo que uno puede estar a favor o en contra. La tradición
es la realidad viva dentro de la cual se va desplegando nuestra vida
como católicos. Esta es la conciencia que necesitamos promover, aprender
a vivir dentro de la lógica de recibir constantemente lo que se nos da
para transmitirlo, y hacerlo con un espíritu de humildad y gratitud.
Su conversión se produjo, por así decir, en dos etapas. ¿Qué experiencias le impulsaron?
De
hecho diría que fue un único proceso. Mi conversión empezó con un
despertar interior que encontró su forma en la Iglesia. Ser recibido en
la Iglesia fue una experiencia de regreso al hogar que sentí como
totalmente natural, incluso inevitable.
Eso ocurrió mientras estudiaba en Cambridge. Luego se doctoró
en Teología, y en 2002 decidió entrar en la Orden Cisterciense de la
Estricta Observancia, aún en Reino Unido. ¿Cómo sintió esta llamada?
Me
encontré por primera vez con la vida monástica cuando tenía 17 años. Su
absolutez me impresionó. Llevaba dentro de mí un profundo deseo de una
dedicación total. La vida de la orden parecía corresponder a ese deseo y
ofrecerle el apoyo que necesitaba para crecer. Me encanta la vida
monástica y estoy inmensamente agradecido por mi vocación, un don
enteramente inmerecido; pura gracia.
¿Respondió pensando que quizá nunca volvería a su país de origen?
Di
totalmente por supuesto que nunca regresaría a Noruega. Había hecho el
voto de estabilidad en una abadía inglesa, ¡y esperaba totalmente
permanecer en el monasterio hasta que mis hermanos me sacaran para
enterrarme!
¿Cómo es el día a día de un monje obispo?
La
transición de la vida comunitaria a la disciplina de vivir solo supuso
un cambio radical y un desafío. Pero la vida monástica tiene una
dimensión eremítica. Y ahora la estoy descubriendo cada vez más, al
tiempo que estoy profundamente imbuido en la vida de la Iglesia local.
Una comida: Pescado fresco del fiordo, sea como sea que esté cocinado.
Un dicho: «Du skal ikke selge skinnet før bjørnen er skutt», no debes vender la piel del oso antes de haberle disparado.
Una leyenda local: La saga de san Olaf cuenta que cuando el rey había reunido a sus hombres y el ejército enemigo aún no había llegado les dijo que se acostaran y descansaran. Él apoyó la cabeza en la rodilla de Finn Arnesonn y se durmió. Al ver acercarse al otro ejército Finn despertó al rey y le dijo que el ejército de los campesinos avanzaba contra ellos. El rey respondió: «Todavía no están cerca, habría sido mejor dejarme dormir». Finn le preguntó «¿Cuál era el sueño mi señor, que cuya pérdida es tal que preferiría que le hubiera dejado despertarse solo?». Y el rey contó que había visto una escalera muy alta, sobre la cual subió tanto que el cielo se abrió. «Y cuando me despertaste, había llegado al peldaño más alto hacia el cielo».
Una curiosidad sobre la política: Diría que la relativa ausencia de polarización, que apunta a un consenso cívico fundamental, con la notable excepción de algunos partidos minoritarios.
¿Qué cree que el nombramiento como obispo de un monje (¡y trapense!) significa para la Iglesia en Noruega?
La
vida monástica es fundamentalmente una vida de conversión continua. En
ese sentido representa una tarea que atañe a la Iglesia en su conjunto
en estos momentos en que nuestra credibilidad está terriblemente baja a
la luz de la revelación de escándalos que está en curso. Es una fuente
de gran dolor para todos nosotros. También es una carga que estamos
llevados a llevar, en Cristo, con espíritu de reparación. Nuestro Señor
comenzó la proclamación del Evangelio con una instrucción sencilla:
«Convertíos y creed en el Evangelio». Debemos responder a esa llamada
radicalmente, con coherencia. Si la experiencia, la sabiduría y la
autoridad del ejemplo monástico pueden ayudarnos a ser fieles, será
maravilloso.
No parece fácil en un país tan secularizado.
Mientras
era novicio, un anciano abad estadounidense visitó nuestro monasterio
para predicar el retiro de la comunidad. Al final, antes de marcharse,
se acercó a mí, me agarró el brazo, me miró a los ojos y dijo
simplemente: «¡Persevera!». Siempre he estado agradecido por esa
palabra. Toda fidelidad cuesta, cualquiera que sea nuestro estado de
vida. En lo que se refiere a la vida católica, en estos momentos estamos
expuestos a muchas cosas que nos desaniman. La tentación de abandonar
el proyecto, de alejarnos desilusionados, es grande. Pero una vez nos
hemos encontrado con Cristo, «¿a quién vamos a acudir?», como dice Pedro
en el Evangelio.
El monje es un pobre en una comunidad de otros pobres que ha arriesgado su vida sobre las palabras en las que Cristo le asegura que «estoy con vosotros todos los días». La transformación de su vida por lo que espera que se realice en y a través de su pobreza, en la experiencia concreta, a lo largo del tiempo, de que la gracia es real, de que la reconciliación es posible, de que los pecados pueden ser perdonados, de que la libertad puede ser restaurada, de que llevamos en nuestro interior una gran capacidad para la alegría, de que cualquier cosa que se exponga a la luz, incluso cosas muy oscuras, se vuelve luz. Es un mensaje que todos necesitamos oír y vivir.
Además del carisma espiritual, la regla trapense incluye el
estudio. Sus escritos muestran un profundo conocimiento de la Escritura,
pero también de música y literatura. Ha
escrito sobre la memoria cristiana como respuesta contra la soledad,
una obra que ha suscitado interés en varios países, incluida España. Y está a punto de publicar en inglés Entering the twofold mistery, un libro sobre lo que el monacato nos enseña en estos tiempos turbulentos. ¿Cuáles son esas lecciones?
El
monje o monja simplemente es un cristiano que desea vivir una vida
coherente, profundamente enraizada en su humanidad mientras tiende a una
meta trascendente. Como resultado, la tradición monástica exhibe un
profundo realismo en relación a la condición humana, sin miedo de
nombrar las perennes batallas que ocurren en el alma (y en el cuerpo)
del cristiano. Este realismo es muy necesario en nuestros días, tan
fácilmente seducidos por lo virtual.El patrimonio monástico da
testimonio de la fidelidad y de la belleza y alegría de vivir una vida
totalmente entregada a Él. San Benito nos exhorta con firmeza a «no
perder nunca la esperanza en la misericordia de Dios». Eso también es un
recordatorio crucial para el momento presente.
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foto / Álvaro y Coke,.
La danza llega de la mano de Álvaro y Coke, pareja sevillana de clásico español. El desafío que tienen por delante nos lleva a Córdoba, que celebra este año el 150 aniversario del nacimiento de uno de sus artistas más icónicos: Julio Romero de Torres. Precisamente rendirle homenaje es el desafío de la pareja, que con una coreografía de escuela bolera con castañuelas consigue convencer de nuevo al jurado.
Mariola Cantarero se declara emocionada tras la actuación por la mezcla armónica de los muchos estilos que componen la coreografía. Jesús Reina reconoce que la actuación de la pareja le hace apreciar más el clásico español, un género poco frecuentado.
En Semifinales Álvaro y Coke tienen la misión de bailar un fandango con la zarzuela de "Doña Francisquita".
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