TITULO : MAS QUE COCHES - Hyundai Tucson Edición 20 Aniversario: para celebrar dos décadas de éxitos en Europa,.
Hyundai Tucson Edición 20 Aniversario: para celebrar dos décadas de éxitos en Europa,.
Entre sus características se incluyen el color de carrocería Pine Green Matte, interior de cuero negro y ante textil con pespuntes Pine Green, llantas de aleación de 19 pulgadas en un acabado especial Satin Dark Grey, y logotipos e insignias especiales de aniversario,.
La cuarta generación del Tucson ya presume de un diseño renovado, una tecnología innovadora y un conjunto general mejorado.
Ahora, para celebrar dos décadas de éxito en el mercado europeo, la marca ha decidido lanzar el Tucson Edición 20 Aniversario, el cual saldrá de fábrica con elementos de diseño opcionales del nuevo Tucson de serie.
Estará disponible en un nuevo y distintivo color de carrocería denominado Pine Green Matte y un nuevo paquete de colores para el interior: cuero negro y ante textil con costuras en Pine Green.
El exterior contará con llantas de aleación de 19 pulgadas en un acabado especial Satin Dark Grey, molduras negras de apertura diurna (DLO) y retrovisores exteriores negros. Con características especiales, obviamente, para promocionar el 20 aniversario. Esto incluye un logotipo del 20 aniversario que aparecerá en los reposacabezas delanteros y en los protectores de umbral de las puertas, junto con un distintivo del 20 aniversario en el portón trasero.
Su producción comenzará en agosto sin límite en el número de unidades producidas. Y es que tras 20 años de éxito en Europa, el Tucson sigue impresionando a los conductores antiguos y nuevos. Así, y en los próximos años, Hyundai se esforzará por garantizar que el Tucson siga siendo un «favorito» en el continente.
TITULO:
Para Todos La 2 - Colegio rural - José María Lassalle: «La inteligencia artificial debe regularse de una manera estricta y ambiciosa» ,.
Colegio rural - José María Lassalle: «La inteligencia artificial debe regularse de una manera estricta y ambiciosa»,.
«Debemos salir de los debates estériles de la política y enfrentarnos a este reto, en el que nos jugamos ser cancelados como especie», asegura el consultor y profesor de Filosofía del Derecho en ICADE,.
José María Lassalle (Santander, 1966) fue una 'rara avis' de la política española. Durante sus años como diputado del PP y como secretario de Estado en los gobiernos de Mariano Rajoy trató de escaparse del ruido del día a día para centrarse en pensar los desafíos que afrontaba España y singularmente, el reto digital. Ahora lo hace como consultor y profesor de Filosofía del Derecho en ICADE, donde reflexiona sobre el avance de las tecnologías y de la inteligencia artificial.
–¿El caso de Almendralejo muestra que la inteligencia artificial va por delante de la sociedad?
–La sensación es que a la sociedad se le escapa la inteligencia artificial, pero también se le escapa a la democracia la capacidad de identificar el interés general de los menores o de cualquiera que se pueda ver perjudicado por ella. Parece que la inteligencia artificial se desarrolla y se despliega sin haber previsto un control previo. Durante mucho tiempo se ha insistido en la necesidad de regularla, pero ha habido resistencias a hacerlo, y ahora afrontamos las consecuencias de no haber acometido esa regulación.
–¿De dónde llegan las presiones para no regular la inteligencia artificial?
–Es el reflejo de una cierta mentalidad que aboga por no poner puertas al campo del progreso tecnológico y de los avances científicos, y detrás de esa idea están grandes empresas y corporaciones. La regulación por la regulación no es buena, pero sí cuando lo está al servicio del interés general.
–¿Cómo se debe plantear el debate de la inteligencia artificial si los afectados son menores?
–Igual que con otros delitos, no se les puede reclamar una imputabilidad penal, pero es imprescindible concienciar a la sociedad desde la pedagogía y la educación para la ciudadanía. En los colegios hace falta transmitir a los niños y los jóvenes cuáles son los usos correctos del manejo de la tecnología y las consecuencias de un uso incorrecto. Por tanto, es imprescindible afrontar este reto no solo con una formación técnica, sino también con una formación ética que identifique el bien y el mal.
–¿Podría plantearse una regulación de la inteligencia artificial o de las redes sociales similar a la del tabaco, para que no accedan a ellas los menores de edad?
–Sobre las aplicaciones y los servicios, todo depende del uso que se les dé. No es lo mismo la utilización del ChatGPT para elaborar un texto que para desarrollar un arma letal. La inteligencia artificial debe ser regulada de una manera estricta y ambiciosa, y respondiendo al interés general en función de los segmentos sociales o de los intereses que están en juego. Y todo ello requiere un gran interés legislativo.
–¿Están los adultos o los profesores preparados para educar a los jóvenes en este campo?
–Se requiere un esfuerzo de los adultos, de la comunidad educativa y del conjunto de la sociedad porque gestionar la tecnología y su desarrollo disruptivo, que va a suponer una transformación de nuestras sociedades hacia una civilización artificial, supondrá un ejercicio de responsabilidad colectiva, que vayamos desarrollando una inteligencia conjunta basada en la colaboración social que permita estar a la altura del enorme poder que estamos acumulando como sociedad alrededor de nuestra transformación tecnológica. La tecnología no es neutra, sino que despliega un poder en sí misma que nos cambia como seres humanos, hay algo fáustico en ella, y por eso necesitamos un desarrollo pedagógico que afecte a toda la sociedad, a los padres, a la comunidad educativa. Avanzamos en un terreno parecido a lo que fue la energía nuclear tras la Segunda Guerra Mundial o el desarrollo de la genética en los 90 o los primeros 2000 que implicó una concienciación social sobre los límites que se debían establecer alrededor de estos poderes, que tienen la capacidad de provocar la aniquilación del ser humano.
Polarización
–¿Pero una sociedad tan polarizada como la actual está preparada para repensar el futuro de la civilización?
–No nos queda otra. Si no, esta profunda transformación nos llevará por delante. Para ello, debemos salir de los debates políticos estériles, más propios del interés partidista de las formaciones políticas y de los gobiernos que del interés general. Nos jugamos la posibilidad no solo de ser sustituidos, sino de ser cancelados como especie. Es nuestro reto más profundo, y no es algo distópico, es la realidad.
–El Parlamento Europeo está elaborando un reglamento sobre inteligencia artificial. ¿Qué le parece?
–A la vista de acontecimientos como la huelga de guionistas de Hollywood o el suceso de Almendralejo, necesitamos un proyecto más ambicioso que el planteamiento actual del Parlamento Europeo, que se ha centrado en identificar los riesgos potenciales de la inteligencia artificial y sus posibles respuestas, pero eso no llega al punto central de la cuestión. El diseño de este reglamento se planteó sobre la base de un documento elaborado por expertos en 2017, pero ha quedado desbordado por la realidad de los últimos años.
–¿Qué mensaje se le puede trasladar a un ciudadano que ve con temor la irrupción de la inteligencia artificial?
–Es verdad que la inteligencia artificial está proyectando el riesgo de la sustitución, no solo en el ámbito profesional, sino incluso en las decisiones que han acompañado el ejercicio de la responsabilidad humana. En el futuro es probable que máquinas alimentadas por inteligencia artificial soporten lo que tradicionalmente ha sido el trabajo humano, y lo que tendremos que hacer será gestionar la inmensa complejidad de una civilización artificial. El hombre tiene que aprender a ser sabio y debe exigir a la política la capacidad de pensar el futuro.
TITULO: Gigantes de La 2 - Pablo Carles - Si vieras,.- Jueves - 5 - Septiembre ,.
Gigantes de La 2 - Programa de entrevistas, de cincuenta minutos de duración y emisión semanal, para La 2 Jueves - 5 - Septiembre, 23:50 de Televisión Española.
Pablo Carles - Si vieras,.
foto / Pablo Carles,.
En la escuela de teatro nos enseñaban una técnica para aprender a caer. Consistía en desplomarse con gusto, fingiendo naturalidad sin hacerse daño, evitando siempre la inverosimilitud. La suerte estaba de tu parte si caías boca abajo, pues esa postura ayudaba a controlar mejor los movimientos del cuerpo que, una vez muerto, debía quedar fijo en el suelo hasta nueva orden —un cambio de luces, un giro argumental—. Hace años que dejé de hacer teatro y empecé a verlo y a leerlo, y luego a leer sobre su papel en la cultura contemporánea, y de esa forma llegué a una frase de Antonin Artaud que recientemente he encontrado apuntada en un cuaderno y que dice así: «el teatro, como la peste, es una crisis que se resuelve en la muerte o la curación; y la peste es un mal superior porque es una crisis total, que solo termina con la muerte o una purificación extrema».
Hace poco saltó la noticia de que un ciudadano francés con una enfermedad crónica que lo obliga a estar postrado en una cama iba a retransmitir en directo el proceso de huelga de hambre que había comenzado como protesta por el derecho a la muerte digna. Facebook bloqueó el vídeo e impidió seguir la retransmisión, argumentando que la política de la red social censuraba cualquier “representación de intentos de suicidio”; finalmente la huelga se detuvo. En términos estrictos, no he visto a nadie morir, pero conozco la muerte. Cualquiera que haya visto Das Kino und der Tod (El cine y la muerte, Hartmut Bitomsky, 1988) o las películas que ahí se referencian, podrá decir lo mismo. Incluso en la infancia tomé conciencia de que lo que veía en las películas no era real ni definitivo, lo que no me impedía una relación empática, trágica o dramática con la muerte de algún personaje de ficción. Quizás la única pureza, la única inocencia infantil era la que encumbraba mi curiosidad por saber cómo hacían para falsear la muerte, de dónde salía la sangre cuando a un mafioso lo acribillaban a tiros o cuando una espada atacaba un cuerpo sin piedad, y no fue hasta que descubrí la existencia de las bolsas de sangre y las pistolas de fogueo, los dobles, los maniquíes y los efectos espaciales, que llegué a comprender con certeza qué significaba la muerte. Aplicada la distancia, años más tarde repensé la relación entre el cine y la muerte gracias a la lectura del famoso texto de Serge Daney sobre el travelling de Kapò. Más allá de cuestiones políticas, lo que descubría el famoso travelling era que en el cine hay fundamentalmente dos tipos de muerte: la representada y la inventada. Esta última, en cierto sentido, no deja de ser una representación, si bien escapa del correlato mimético que condena a la primera. El problema es que ambas se retroalimentan e invierten. Así, la cuestión alcanza el plano moral: ¿cómo rodar una muerte que no representa un dolor imaginario, sino que recrea un doloroso hecho real? La pregunta, apoyada sobre la diferenciación entre dos niveles de realidad y de significación, solo parece ofrecer una respuesta moralmente válida, la que conduce al callejón de lo irrepresentable. Pero lo importante no era tanto dar una respuesta a la cuestión sino proceder a una reformulación de la pregunta: ¿por qué no hubo imágenes del horror? ¿Por qué el cine “falló”? ¿Cómo tratar esas muertes? Un cineasta tan preocupado por la representación como Claude Lanzmann intentó en todas sus películas hablar de la muerte eludiéndola, separar el significado del significante, representarla simbólicamente mediante espacios u objetos, algo que también hace hace Jean-Charles Fitoussi en la monumental película Je ne suis pas morte. Ambos advierten de la imposibilidad de la representación, o quizás solo intentan ofrecer una respuesta al dominio de imágenes de muerte que abundan en terrenos extracinematográficos y que propulsan la neutralidad empática. A decir verdad, la irrepresentabilidad es, como el cine, un tema marcadamente contemporáneo. Maurice Blanchot también pensaba que «morir es irrepresentable, no solamente porque morir no tiene presente, sino porque no tiene lugar, ni siquiera en el tiempo, en la temporalidad del tiempo». Sin embargo, si asumimos que el cine funda una temporalidad diferente, que las imágenes tienen su forma temporal propia, la muerte sería ahí perfectamente posible.
La muerte sobrevuela la historia del arte. Tanto su representación directa como su elusión ocupan un lugar central algunas etapas concretas, pero solo en el cine esta pasa de ser el núcleo a ser un accesorio más; un axioma, tal y como dice Bitomsky. La muerte en el cine desplaza su contenido de verdad, se aleja de su función perentoria sin rozar —salvo en contadas ocasiones— la inverosimilitud, lo que demuestra que la verosimilitud es una conquista de los grandes cineastas. En casi todas las películas alguien muere, y hay muertes exageradas y muertes dramáticas, muertes colectivas y muertes impactantes, muertes inexplicables y muertes ridículas. A este último grupo pertenece la escena de la detonación en la que quizás sea mi película favorita, Pierrot le fou. El suicidio final de Pierrot, aunque accidental, parece ineludible: algunos han interpretado la escena como el fin de una etapa —“el suicidio de la Nouvelle Vague”— otros han intentado darle un significado dentro del destino de la película; otros, incluso, piensan que la muerte no ocurre como tal, pues nunca vemos el cadáver, y el paneo final, que muestra el mar*, invita a tal presunción. Creo que, en realidad, el cine no me ha ensañado nada sobre la muerte. En un poema de Idea Vilariño llamado Puede ser, la poeta comete un error: quiere hablar de la catástrofe Hiroshima y habla de Hiroshima mon amour: «Puede ser que si vieras Hiroshima / digo Hiroshima mon amour / si vieras». Esa es la muerte que podemos ver, la que está en nuestros recuerdos.
TITULO: ¡ Atención obras ! - Cine - 'Soy Nevenka' competirá por la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián ,.
'Soy Nevenka' competirá por la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián ,.
La película narra el acoso que sufrió una concejala popular en el Ayuntamiento de Ponferrada,.
'Soy Nevenka', una película original de Movistar Plus+ dirigida por Iciar Bollain, que narra el acoso que sufrió la concejala del PP en el Ayuntamiento de Ponferrada por el alcalde de su mismo partido, competirá por la Concha de Oro en la 72ª edición del Festival de San Sebastián, que se celebrará entre el 20 y el 28 de septiembre.
Mireia Oriol y Urko Olazabal protagonizan esta historia inspirada en el libro 'Hay algo que no es como me dicen', de Juan José Millás, basado en el caso real de Nevenka Fernández que consiguió, por primera vez en España, una condena a un político por acoso.
También trabajan en el filme Ricardo Gómez ('La ruta'), Carlos Serrano ('La ley del mar'), Lucía Veiga ('Rapa'), Luis Moreno ('Vergüenza'), Javier Gállego ('El desorden que dejas'), Mercedes del Castillo ('Instinto') y Font García ('Vida Perfecta').
La película se estrenará el 27 de septiembre en salas de cine en España con distribución de Buena Vista International, según informó Movistar Plus+,.
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