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sábado, 14 de enero de 2017

7 DIAS CITAS, SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO - AL RINCON DE PENSAR - MARTES -17- ENERO - GILLES LIPOVETSKY,./ LA NOCHE LARGA, MUJERES EN PRIMERA LINEA - ERIN WASSON,.

TITULO: 7 DIAS CITAS, SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO - AL RINCON DE PENSAR - MARTES -17- ENERO - GILLES LIPOVETSKY,.
 

AL RINCON DE PENSAR - MARTES -17- ENERO ,.
  

Al rincón, anteriormente conocido como Al rincón de pensar, fue un programa de televisión español en el que cada semana dos personajes de plena actualidad (Cantantes, políticos, actores, deportistas) se someterán a las preguntas Risto Mejide en su particular rincón. Se emitio los martes a las 00:00 horas en Antena 3.

7 DIAS CITAS, SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO - GILLES LIPOVETSKY,.

GILLES LIPOVETSKY,.

Gilles Lipovetsky, foto.

Gilles Lipovetsky
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Información personal
Nacimiento 24 de septiembre de 1944 Ver y modificar los datos en Wikidata Millau, Francia Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Francesa Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Filósofo, sociólogo y escritor Ver y modificar los datos en Wikidata
Distinciones
  • Caballero de la Legión de Honor Ver y modificar los datos en Wikidata

Gilles Lipovetsky (París, 1944) es un filósofo y sociólogo francés. Es profesor agregado de filosofía y miembro del Consejo de Análisis de la Sociedad y consultor de la asociación Progrès du Management. En sus principales obras (en particular, La era del vacío) analiza lo que se ha considerado la sociedad posmoderna, con temas recurrentes como el narcisismo apático, el consumismo, el hiperindividualismo psicologista, la deserción de los valores tradicionales, la hipermodernidad, la cultura de masas y su indiferencia, la abolición de lo trágico, el hedonismo instanteneista, la pérdida de la conciencia histórica y el descrédito del futuro, la moda y lo efímero, los mass media, el culto al ocio, la cultura como mercancía, el ecologismo como disfraz y pose social, entre otras. Es profesor de la Universidad de Grenoble.

Principales ideas

En una de sus principales obras (L'ère du vide, 1983), Lipovetsky analiza una sociedad « posmoderna » marcada, según él, por una separación de la esfera pública, y a la vez una pérdida del sentido de las grandes instituciones colectivas (sociales y políticas) y una cultura « abierta » con base en una regulación cool de las relaciones humanas (tolerancia, hedonismo, personalización de los procesos de socialización, educación permisiva, liberación sexual, humor). Esta visión de la sociedad plantea un neoindividualismo de tipo narcisista y, más aún, aquello que Lipovetsky llama « la segunda revolución individualista ». Toda la obra de Lipovetsky gira en torno a la evolución y desarrollo del individualismo actual. Estos análisis se centran en la creación de una nueva categoría de pensamiento: la de hipermodernidad. La hipermodernidad vendrá acompañada de un hiperindividualismo y ambos se enfrentarán con la ambigua concepción de la postmodernidad. La postmodernidad ya no sirve para definir el momento actual de las sociedades liberales. Estamos en un momento histórico donde no existen sistemas alternativos al presente y donde el mercado ha impuesto su ley. Es el momento de la hiper-modernidad sin oposición alguna, sin normativa o regulación y que tiene el estatus de global.
Con este término, Lipovetsky presenta un mundo caracterizado por la invasión de las nuevas tecnologías y la modificación del concepto de cultura. Vivimos en una sociedad donde el papel de la imagen se ha convertido en un icono, rodeados de una pantalla global (ordenadores, teléfonos móviles, televisores,…), una pantalla que ha roto el discurso narrativo continuado a favor de lo plural e híbrido, sin forma definida y con total heterogeneidad. Se ha redefinido el concepto de cultura poniendo el acento en la formación de la misma a través del capitalismo, del imperio del hiperindividualismo y de la tecnociencia. A lo largo de sus análisis, Lipovetsky presenta un concepto de cultura del siglo XXI caracterizado por la cotidianidad en el acceso a las redes informáticas y sociales de modo inmediato, por el hiperconsumo en busca de la novedad (neofilia), por los medios de comunicación a la carta y un tecnocapitalismo global. El clásico concepto de cultura, que diferenciaba entre la popular y la ilustrada, se ha desvanecido entre las redes y las nuevas tecnologías, y los campos de conocimiento empiezan a entremezclarse. La cultura es inseparable de la industria comercial y abarca todos los rincones del planeta, tiene aspiraciones concretas planetarias, independientemente del nivel económico.
En la concepción del nuevo individualismo (hiper-individualismo) el pensador francés pone el acento en una de las características más importantes del tiempo hipermodeno: lo paradójico. El desarrollo de una cultura PSY (incremento del factor "psicológico"), el acceso democrático al lujo, y el hiper-consumo han provocado grandes desequilibrios internos en la relación del individuo consigo mismo.
La línea de sus últimas publicaciones se encuentra muy ligada al análisis de los principales factores que organizan y mueven a la sociedad del momento. La economía ocupa uno de los papeles relevantes que mejor condicionan a la sociedad en la que vivimos. Existe un nuevo concepto de cultura, la cultura-mundo, que dista mucho del tradicional enfoque que otrora puso en marcha la Ilustración con la asociación de este término a los conocimientos humanísticos. La cultura-mundo actual significa el fin de la heterogeneidad tradicional de la esfera cultural y la llegada de la universalización de la cultura comercial, conquistando las esferas de la vida social, los estilos de vida y casi todas las esferas de las actividades humanas. En esta nueva cultura encontramos nuevos problemas con repercusiones globales tales como la ecología, la inmigración, la crisis económica, el terrorismo,… pero al mismo tiempo también tenemos crisis existenciales; de este modo Lipovetsky argumenta que el mundo se ha vuelto cultura y que a su vez, la cultura se ha vuelto mundo.
Entre las últimas publicaciones destacamos su obra "La estetización del mundo. Vivir en la época del capitalismo artístico".Para Lipovetsky, conjuntamente con Jean Serroy, vivimos en la era del “capitalismo artístico”; El capitalismo financiero frío y calculador se rodea de un manto estético y artística que potencia la dimensión emocional. Dentro de esta sociedad capitalista apenas existe algún campo que escape del dominio de lo estético. Tanto es así que, para Lipovestky , sufrimos un proceso constante de "estetización de la cotidianidad". Tanto es así que la esfera económica se ha fusionado con la esfera artística- estética. Esta dimensión estética se define desde el lado meramente emocional, el propio mercado, cada día más, demanda la introducción de la sensibilidad, la emoción y la creatividad en el plano económico. El capitalismo artístico produce para el consumo de masas; fabrica un tipo de arte, un tipo de experiencia estética, que no requiere cultura previa, sino que es fácilmente sensible para el público. De este modo no cesan de lanzarse manifiestos publicitarios, eslóganes y proclamas incitando a consumir nuevas emociones en busca del hedonismo generando la figura del consumidor-estético.

Este capitalismo artístico ha “estetizado” (usando el neologismo de los autores) el mundo que nos rodea, creando emoción, espectáculo y entretenimiento. Como consecuencias el “mundo del arte” ha penetrado de lleno en el mundo empresarial y se ha popularizado. Si bien hace medio siglo las personas consumían para satisfacer sus necesidades básicas, considerando un “derroche” consumir todo lo que fuera superfluo o fantasioso, en la actualidad, el capitalismo artístico ha llegado a calar en el imaginario del consumo emocional animando a consumir por el puro placer, e incitando a dejarse llevar, a vivir la experiencia estética en el presente. Es tal la expansión de este capitalismo artístico que ha extendido sus tentáculos al mundo laboral donde se han visto aumentadas, de modo exponencial, las profesiones relacionadas con el arte y las industrias culturales, multiplicándose los “artistas profesionales” por doquier. Existe una popularización de la creatividad en todos los sectores( arquitectura, urbanismo, educación, decoración, moda, …) que está relacionada con el imperio de la cultura individualista donde se proclama a los cuatro vientos las soflamas de auto-realización, auto-expresión y hedonismo, soflamas que encuentran cobijo en este capitalismo trans-estético. Allí donde ha triunfado el capitalismo artístico se ha asentado la figura del consumidor estético.

TITULO: LA NOCHE LARGA, MUJERES EN PRIMERA LINEA - ERIN WASSON,.

fotos

Además de top model de prestigio y diseñadora, Erin Wasson está catalogada como it girl, es decir, una de las chicas de moda o musas del momento, alguien que encapsula un estilo con el que el público desea identificarse. Eso hace preguntarme: el hecho de que Wasson no sea puntual a nuestra cita, ni presente una imagen depurada sino fantásticamente desaliñada y estilosa, ¿explica algo sobre nuestro tiempo? Wasson ya ha cumplido los 30, es rubia, muy flaca, con una penetrante mirada azul, sonrisa franca y melena ondulada. Suelta una sonora carcajada ante mi observación. «¿Pero qué importancia tiene eso de ser it girl, si el it cambia cada semana? No te valida de ninguna manera», afirma sentada en una terraza del Lower East Side. Su voz ronca y la convicción con la que habla imprimen carácter a sus palabras. Vecina durante unos años y musa del diseñador prodigio Alexander Wang, fue estilista ocasional en sus primeros desfiles y creó, de algún modo, una nueva categoría: modelos que no actúan como simples maniquíes, sino que además son capaces de inspirar a los propios creadores.
Erin Wasson
Wasson es tejana, de Dallas, y quizá de ahí le venga un carisma y una rebeldía a lo Escarlata O’Hara. Habla con entusiasmo de la escena artística de su ciudad de origen y menciona el museo de escultura Nasher –diseñado por Renzo Piano– como uno de sus favoritos. «La gente se queda con los tópicos y se burla de cómo se arreglan las señoras, pero lo cierto es que allí hay gente muy culta», apunta. Erin le ha añadido al estereotipo de belle sureña un toque de bohemia y rock & roll; aunque la música, asegura, es uno de los pocos campos en los que tiene claro que no se metería. Tiene, eso sí, una completa discoteca de vinilos en su ático neoyorquino, donde hacemos estas fotos.
Jersey de Stella McCartney, botas de cuero de Ash, collar de Assad Mounser.
Eric Guillemain
A Nueva York llegó en el año 2000. Tenía 18 primaveras y aún pensaba que acabaría yendo a una escuela de arte o de cocina: por entonces no creía que lo suyo con la moda durara más de seis meses. Se instaló en Williamsburg, pero «cuando llevaba dos años decidí que tenía que vivir entre Nueva York y California, así que llevo una década moviéndome de costa a costa. Es como un baile, pero la felicidad es responsabilidad de uno, es algo que no puedes delegar. Nueva York es una ciudad en la que el trabajo importa mucho, dirige tu vida, y en California hay un ambiente más relajado. Son como Júpiter y Marte, dos planetas distintos». Y para ilustrarlo, nada más gráfico que lo que lleva puesto. «¿Qué es un estilo relajado? En Nueva York es lo que llevo hoy», dice señalando su camiseta algo raída, las botas de caña baja y los pantalones a rayas con lentejuelas. «El pantalón, al fin y al cabo, lleva paillettes, no es un chándal ni un short como se llevaría en Los Ángeles. En esta ciuadad te vistes por la mañana para pasar todo el día con la misma ropa y en Los Ángeles te cambias varias veces». ¿Qué piensa ella al vestirse? «En cuanto empiezo a sobreanalizarlo, me bloqueo y me pongo unos vaqueros y unas botas», dice entre risas. «Pero al final se trata de creer en ti misma y no dejarte llevar demasiado por las tendencias».
Erin Wasson Su carrera como modelo empezó cuando su padre mandó una foto a un concurso organizado por el periódico The Dallas Morning News. «Gané y me hicieron mi primera entrevista», recuerda burlona. «Todo sucedió de la noche a la mañana». No se lo tomaba demasiado en serio, pero un contrato con Maybelline marcó el punto de inflexión [desde 2002 es imagen de la firma]. «La moda es un mundo inseguro y esto lo volvió todo más sólido. Digamos que las cartas estaban sobre la mesa y no era el momento de levantarse e irse en mitad de la partida», explica. Ha desfilado y posado para infinidad de revistas y campañas.
Camisa de The Kooples, falda de Balmain, zapatos de Christian Louboutin, cadena de plata de Tom Binns.
Eric Guillemain
¿Le sigue divirtiendo? «Es un trabajo y eso siempre es mejor que estar tirada en un sofá. Hay cosas que me gustan, pero también hay días que pegaría un puñetazo». Wasson añade que su consejo para cualquier chica que quiera ser modelo es que se muestre firme en sus convicciones y que encuentre su propia voz. Alexander Wang fue quien le permitió tenerla. «Vi que se fiaba de mí, de mi perspectiva y aquello me abrió un montón de oportunidades». Su reputación de rebelde dio paso a una nueva fase. «Tienes que aprender a tragarte tu ego y pensar a gran escala, porque el ego es peligroso. No se trata de dejar de ser quien eres, sino de morderte la lengua de vez en cuando y saber cuándo hay que callarse y cuándo volar», señala.
Erin Wasson
La exmodelo y actriz estadounidense Lauren Hutton es el ejemplo a seguir para Erin, por la forma en la que ha envejecido y su actitud ante la moda. Como ella, Wasson ha dado el salto al cine. Primero hizo un cameo en la última película de Sofia Coppola, Somewhere (2010), y acaba de estrenarse en EE UU el filme inspirado en la novela Abraham Lincoln: cazador de vampiros, en el que tiene uno de los papeles protagónicos. Habla con entusiasmo de la experiencia. «Estaba acostumbrada a tenerlo todo bajo control y a conocer a fondo mi profesión y, de pronto, en el cine, me sentía perdida. Lo único que se puede hacer cuando te pasa algo así es confiar en que otros saben lo que hacen al haber decidido que estés ahí. Interpretar a un personaje es como una terapia que te perturba, descubres cosas que ni siquiera sabías que tenías».
Cazadora de Loewe, camiseta de Zadig & Voltaire, braguita de Masscob, collar con notas musicales de Perle de Lune, collar de estrellas de Malababa, collar de piedras de Erin Wasson.
Eric Guillemain
A Wasson, sobra decirlo, le gustan las mujeres con carácter. «En mi familia todas lo somos», ríe. Eso probablemente le ha ayudado a mantener los pies en el suelo. Así, cuando tiene un día libre, cuenta que le gusta hacer cosas normales, como ir a ver a una amiga que trabaja en una empresa de conservas en Maine. «Es maravilloso estar con gente a la que no tienes que darle explicaciones. Son amigos que te entienden aunque no hables y a los que no les importa de dónde vienes». Al parecer, a su entorno no le deslumbra su vida de modelo y actriz.
Hasta desoyen sus consejos de estilo. Su madre –la misma que le inculcó que no viviera para trabajar, sino que trabajara para vivir– no renuncia a los tacones; y a su hermana, cuando estaba embarazada, no hubo manera de convencerla de que luciera prendas ajustadas y diera un toque rockero a su tripita.
Erin WassonErin Wasson Inquieta y curiosa, le gusta leer (especialmente la novela de Steve Martin sobre el mundo del arte: Un objeto de belleza); y una de las películas que más le han impactado recientemente ha sido el documental sobre Bob Marley. Erin ha diseñado colecciones para la marca de surf y skate RVCA y para Zadig & Voltaire, y ha creado la firma de joyas Low Luv. Su próximo proyecto es un documental en Argentina. «Hay que probar cosas nuevas y seguir tu camino, dejar que te llegue la inspiración sin importante lo que piensen los demás. Sinceramente, yo creo que acabaré en un rancho montando a caballo».
Chaleco de Zadig & Voltaire, botas de Ash, cadenas doradas de Fallon.
Eric Guillemain
Sombrero de Erin Wasson, de Maison Michel, camisa estampada de Balmain, braguita de algodón rosa de Les Petites, collar con flecos de Shourouk. Pulsera de Erin Wasson.

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