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sábado, 13 de julio de 2024

España Directo -Economía - La CNMC investiga a la distribuidora eléctrica de Naturgy por "falseamiento" de la libre competencia ,. / Mi casa es la vuestra - Adam Michnik - Europa en la encrucijada ,. Viernes - 2 - Agosto ,. / Detrás del muro - PÁGINA DOS - María Oruña ,. Martes - 30 - Julio ,. / Cartas de amor - El tiempo del amor - John Berger y Selçuk Demirel ,.

  TITULO: España Directo - Economía - La CNMC investiga a la distribuidora eléctrica de Naturgy por "falseamiento" de la libre competencia,.

 

La CNMC investiga a la distribuidora eléctrica de Naturgy por "falseamiento" de la libre competencia,.

  • Según Competencia, Naturgy habría dado un trato preferente y discriminatorio a las reclamaciones de ciertas comercializadoras,.
  • La compañía energética subraya que cumple escrupulosamente con la legislación,.

La CNMC investiga a la distribuidora eléctrica de  Naturgy por haber podido "falsear" la libre competencia
 
fotos / Logo de Naturgy en su sede de Madrid,.

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) investiga a la distribuidora de Naturgy por supuesto trato discriminatorio y falseamiento de la libre competencia a la hora de atender reclamaciones de diferentes comercializadoras eléctricas. La compañía energética subraya que cumple escrupulosamente con la legislación.

En concreto, la CNMC investiga a la UFD Distribución Electricidad y a sus matrices Holding Negocios Electricidad y Naturgy Energy Group (Grupo Naturgy) por supuestas conductas contrarias al artículo 3 de la Ley 15/2007, de 3 de julio, de Defensa de la Competencia (LDC). A su entender, la compañía "habría dado un trato preferente y discriminatorio a las incidencias y reclamaciones presentadas por ciertas comercializadoras" entre 2021 y 2022 en detrimento de terceras independientes.

De esta, "UFD podría haber falseado la libre competencia en el mercado del suministro minorista de energía eléctrica y haber incumplido la Ley 3/1991, de 10 de enero, de Competencia Desleal", explica el organismo supervisor en una nota de prensa.

La Fiscalía se querella contra Naturgy por el alza injustificada de precios durante pandemia
 
La Fiscalía se querella contra Naturgy por el alza injustificada de precios durante pandemia

Esta investigación se inició a partir de una serie de denuncias contra la comercializadora de Naturgy por prácticas contrarias a la ley. Ante la sospecha de posibles prácticas anticompetitivas, la CNMC inspeccionó dos sedes del Grupo Naturgy. Ahora, se abre un periodo máximo de 24 meses para la instrucción y resolución de esta investigación. 

Naturgy asegura que UFD cumple con la legislación 

Por su parte, fuentes de Naturgy han asegurado a EFE que "UFD cumple escrupulosamente con la regulación y aplica los mismos procedimientos en la relación que mantiene de forma continua y diaria con decenas de comercializadoras en el marco de su actividad como distribuidora eléctrica, sin aplicar ningún trato de favor ni beneficiar a ninguna en particular". 

"Naturgy se pone a disposición de la CNMC para colaborar en lo que sea necesario durante la fase de instrucción", aseguran estas fuentes, que añaden que "como indica la propia CNMC, la incoación de este expediente en ningún caso prejuzga el resultado final de su investigación".

La Justicia europea desestima el recurso de Naturgy por su marca de GPG

La compañía energética también ha conocido este miércoles que el Trubunal General de la Unión Europea (TGUE) ha desestimado su recurso contra la marca de la empresa italiana Global Power Service (GPS). Esta decisión confirma la sentencia de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO).

La firma transalpina solicitó en diciembre de 2018 que la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) registrara su marca para una amplia gama de productos relacionados con la energía y su distribución, con un logotipo con las letras GPS en verde sobre las palabras Gobal Power Service. Naturgy Energy Group se opuso al registro al considerar que generaba confusión con su marca GPG Global Power Generation, cuyo distintivo son las siglas en azul junto a una mariposa y las palabras del nombre de la marca debajo.

La emiratí Taqa rompe las negociaciones con La Caixa para lanzar una opa conjunta sobre Naturgy
La emiratí Taqa rompe las negociaciones con La Caixa para lanzar una opa conjunta sobre Naturgy,.

La oficina de patentes señaló entonces que el nivel de atención del público de referencia respecto a esos servicios, aunque algunos fueran idénticos, variaba de superior a la media a elevado. Además, considera que los signos enfrentados solo eran escasamente similares, de modo que presentaban diferencias suficientes para descartar con seguridad todo riesgo de confusión. El TGUE confirma esta argumentación al desestimar el recurso de la compañía española.

 

TITULO: Mi casa es la vuestra - Adam Michnik - Europa en la encrucijada ,.Viernes -  2 - Agosto  ,.

Viernes - 2 - Agosto a las 22.00, en Telecinco, foto,.

 

 Adam Michnik - Europa en la encrucijada,.

 

 En busca del significado perdido, de Adam Michnik

 

 Adam Michnik,.

Hemos sido testigos de un milagro. Porque, ¿cuál era el tenor de las plegarias polacas de hace veinte años? Detengámonos un momento a recordarlo:

Señor, haz que la libertad sustituya a la dictadura en Polonia; haz que Polonia tenga un parlamento elegido democráticamente; concédele una televisión, una radio, una prensa y unas editoriales sin censura, unas fronteras abiertas y un mercado libre; haz que Polonia deje de ser un Estado satélite, que las tropas soviéticas se retiren y que los polacos puedan tomar por su cuenta y riesgo la decisión de incorporarse a la Alianza Atlántica y a la Unión Europea.

Y cuando nosotros, sin un miserable zloty en el bolsillo, afrontamos el lanzamiento de la Gazeta Wyborcza, sólo podíamos implorar que nuestra empresa no acabara haciendo el más estrepitoso de los ridículos y que aquel periódico publicado por militantes de la oposición democrática, por gente proveniente de la clandestina Solidaridad, del exilio o incluso de la cárcel, consiguiera conquistar los corazones de los lectores y fuese capaz de asegurar su fidelidad durante algún tiempo, o por lo menos durante los años más difíciles de la transición.

El buen Dios escuchó aquellas plegarias tan poco realistas y permitió que el sueño de los polacos se hiciera realidad. ¿Por qué demonios ahora, tras quince años de libertad, los polacos están enfadados?

¿Por qué estamos enfadados incluso nosotros, el equipo de la Gazeta Wyborcza, claros beneficiarios de la trasformación polaca y bendecidos por la fortuna?

Ésta será una confesión personal, puesto que, en parte, me siento responsable del enfado de mis compatriotas y de mis amigos de la Gazeta.

En 1980, todavía en la época de la primera Solidaridad, cuando la Providencia parecía estar dándole la vuelta al destino de los polacos, siempre tan lleno de chascos, nos planteábamos la siguiente pregunta imitando a Słowacki: Polonia sí, pero ¿cuál? Y respondíamos vacilantes: una Polonia independiente, multicolor, basada en los valores cristianos y socialmente justa. Una Polonia bien dispuesta para con sus vecinos. Una Polonia capaz de asumir compromisos. Una Polonia comedida, realista y leal a sus aliados, pero inmune a la esclavitud y espiritualmente insumisa. Una Polonia con los conflictos propios de cualquier sociedad moderna, pero impregnada de la idea de solidaridad. Una Polonia donde los intelectuales defiendan a los obreros perseguidos y los obreros estén dispuestos a declararse en huelga en defensa de la libertad de la cultura. Una Polonia que, al hablar de sí misma, sepa usar un tono dramático pero también sarcástico. La Polonia tantas veces derrotada, pero jamás vencida, la Polonia que acaba de recuperar su identidad, su lengua y su rostro.

Hoy nos preguntamos: ¿qué queda de aquel sueño? Nos repetimos esta pregunta una y otra vez, y por eso estamos enfadados.

Creíamos en el mito de la emancipación del mundo del trabajo, creíamos que los obreros tomarían las riendas de las grandes industrias. Este sueño resultó una ilusión vana, y las duras reglas del mercado sustituyeron a la lógica de la emancipación. Las primeras víctimas fueron los que nos habían traído la libertad a golpe de huelgas: los mineros y los obreros de las fundiciones, de los astilleros y de las refinerías. No tenían culpa alguna, pero pagaron el precio más alto. No trabajaban peor que antes, pero el fantasma del paro se cernió sobre ellos. Y nosotros no sabíamos cómo hacer compatible la aspiración a tener una economía saneada con la preocupación por aquella gente que, sin ser culpable de nada, caía víctima del mercado.

Aquél no era un dilema específicamente polaco, pero en ninguna otra parte del mundo ha habido una oposición tan arraigada en las grandes empresas como Solidaridad. Esta gente tiene derecho a sentirse traicionada, a pesar de que la gran reforma de Leszek Balcerowicz fuese probablemente la única manera de romper el círculo vicioso del subdesarrollo.

Creíamos en Solidaridad. Era el único instrumento capaz de arrancar de las autoridades comunistas el consentimiento para sacar a Polonia de la dictadura por la vía de la negociación. Pero Solidaridad, aquella magnífica confederación de gente unida por la resistencia contra la dictadura comunista, no supo encontrar su sitio en la nueva realidad. Y, para colmo, se debatía entre la repetición de tics adquiridos durante la dictadura y la aspiración a ocupar el lugar del antiguo poder. Las huelgas y las manifestaciones chocaban contra los intentos de tomar el gobierno de las empresas. Tiempo atrás, el Partido Obrero Unificado Polaco había controlado la política de personal de todas las estructuras de poder. Solidaridad quiso hacerlo también. Quería decidir quién sería voivoda, jefe de una estafeta de correos o de una oficina del registro civil, rector de una universidad o director de un hospital. Al mismo tiempo, Solidaridad no tenía ni la menor idea de cómo comportarse como sindicato en un país que estaba sufriendo tantas transformaciones. Andaba perdida, y esto es comprensible, ya que nunca se habían producido cambios de tal envergadura.

En la Polonia libre, Solidaridad se vio cada vez más marginada, y muchos de sus militantes se sintieron estafados.

Solidaridad tenía una magnífica carta a jugar: Lech Wałęsa, el hombre que personificaba el sueño de millones de compatriotas, sedientos de libertad, justicia y solidaridad. Aquel electricista que lucía la insignia de la Virgen prendida en la solapa sabía fascinar y enfervorizar a las multitudes, pero él solito destruyó su imagen épica y heroica, luchando sin escrúpulos por el cargo de presidente, hundiendo el gobierno de Tadeusz Mazowiecki e insultando públicamente a Jerzy Turowicz. Wałęsa fue el primero en instaurar el modelo de la demagogia falaz cuando prometió dejar a los ladrones «en pelota picada» y repartir gratificaciones millonarias. Wałęsa, el héroe nacional polaco, fue el primero en utilizar la retórica barriobajera que luego tendría tantos adeptos.

Wałęsa fue un presidente imprevisible e incompetente, aunque siempre recordaremos que defendió a ultranza la economía de mercado y la orientación prooccidental de Polonia. Y nadie ni nada cambiará el hecho de que Lech Wałęsa dio un rumbo nuevo a la historia de Polonia y la dejó mejor que antes.

Durante muchos años creímos que la Iglesia católica amparaba las libertades. Nunca olvidaremos el sabio heroísmo del «primado del milenio», el cardenal Stefan Wyszyński, que supo compaginar el testimonio del cristianismo con el perdido compromiso con el bien común. Para nosotros, la Iglesia de aquella época tenía el rostro del semanario Tygodnik Powszechny, dirigido por Jerzy Turowicz, de la revista mensual Znak, dirigida por Hanna Malewska, y de la revista Więź de Tadeusz Mazowiecki. La elección de Karol Wojtyła como Sumo Pontífice nos reafirmó en la convicción de que la Iglesia católica, que siempre había sido la abanderada de la disconformidad, ya no sería nunca más la abanderada de la opresión. El martirio del padre Jerzy Popiełuszko nos volvió a confirmar que la Iglesia representaba lo mejor de la espiritualidad polaca.

Pensar así fue un error. Después de 1989, se puso de manifiesto que la Iglesia católica representaba lo mejor y lo peor de Polonia. Aparecieron los fantasmas del integrismo, del triunfalismo, de la intolerancia y de la xenofobia. Buena parte de la Iglesia hablaba el lenguaje del desdén y del odio hacia los que piensan de otra manera. Desde el púlpito, se lanzaban conminaciones a votar a partidos extremistas que pregonaban la destrucción. Aquella situación duró poco tiempo, pero logró sembrar el miedo a lo que el clero sería capaz de hacer.

Hoy, gracias a Dios, la Iglesia habla un lenguaje distinto. La Iglesia habla de pluralismo, de diálogo y de tolerancia, y declara abiertamente que la Unión Europea no es una desgracia, sino una gran oportunidad para Polonia. Esto está muy bien. Sin embargo, que nadie se extrañe de que conservemos el recuerdo de épocas en que la voz de los obispos no sonaba así.

 

TITULO: Detrás del muro - PÁGINA DOS  - María Oruña, Martes - 30 - Julio ,.


PÁGINA DOS -  María Oruña,.

 

 

Martes - 30 - Julio  , a las 22:00, en La2, foto,.

 

 María Oruña,.

 

 María Oruña

 

 Página Dos visita Cantabria, donde María Oruña sitúa un asesinato múltiple ocurrido en el Balneario de Puente Viesgo. Los inocentes es la sexta entrega de su serie negra. Además, se dan las claves de por qué El Conde de Montecristo es de lectura obligada.

 

 

TITULO: Cartas de amor - El tiempo del amor - John Berger y Selçuk Demirel,. 

El tiempo del amor - John Berger y Selçuk Demirel ,. 

 ¿Estamos a tiempo?, de John Berger y Selçuk Demirel

fotos /  Nórdica publica un libro inédito de John Berger, ¿Estamos a tiempo? En él, junto al ilustrador Selçuk Demirel, trata una cuestión crucial para ambos: el tiempo. El tiempo como concepto filosófico que cambia según los momentos históricos y políticos del pensamiento; el tiempo de la memoria y del duelo; el tiempo del amor y de la esperanza; el tiempo del cuerpo biológico, prisionero de sus ritmos implacables, y aquel, eterno, de la conciencia; el tiempo de la resistencia y de la revuelta, del proyecto y de la visión; el tiempo de la naturaleza, entre la duración efímera de la mariposa y el tiempo rocoso y, sin embargo, morrénico, de las montañas y de los glaciares; el tiempo despiadado e indiferente del capital, que condena a la obsolescencia todo lo que encuentra a su paso; el tiempo de los sueños y de la invención, de la escritura y del dibujo.

En una plaza mayor, el gran reloj del ayuntamiento daba las horas. Todos los días, por la mañana temprano, a la hora que llegaba el tren desde los pueblos vecinos, se veía a un hombre de aspecto elegante en la plaza, comparando la hora del reloj del ayuntamiento con la de su leontina. Un pastor que acababa de llegar a la ciudad en busca de trabajo le preguntó al hombre que qué hacía allí parado durante tanto rato. Estoy esperando, le explicó el hombre, este es uno de mis trabajos, comprobar el reloj de la ciudad. Cuando se para, yo tengo aquí la hora exacta, continuó, señalando a su leontina, de modo que el encargado municipal puede volver a poner el reloj del ayuntamiento en hora. ¿Y se para muchas veces? Varias veces a la semana, y cuando se para, vienen a preguntarme a mí, y yo les digo la hora y me pagan por ello. Me pagan casi un dólar. Es un dinero fácil. A decir verdad, tengo muchos trabajos, demasiados. Mira, me has caído bien, si quieres te paso este. Te doy la leontina —va con el trabajo— por medio dólar.

La narrativa es otra manera de hacer un momento imborrable, pues los relatos, cuando hay alguien para escucharlos, detienen el curso unidireccional del tiempo.

 

Hasta el siglo xix, era una creencia generalizada, cuando no universal, que el mundo tenía unos cuantos miles de años de antigüedad, algo medible conforme a la escala temporal de las generaciones humanas. Pero en 1830, Charles Lyell publicó sus Principios de Geología, en los que proponía que la Tierra, «sin vestigio alguno de su comienzo ni perspectivas de un final», tenía millones, tal vez cientos de millones, de años de antigüedad.

 

Los acontecimientos crean el tiempo. En un universo sin acontecimientos no habría tiempo. Los distintos acontecimientos crean tiempos distintos. Tenemos el tiempo galáctico de las estrellas, el tiempo geológico de las montañas, el tiempo vital de la mariposa. Estos tiempos diferentes solo se pueden comparar utilizando una abstracción matemática. El hombre inventó esta abstracción. Inventó un tiempo «exterior» regulado en el que encajaba más o menos todo. Después de esto, podía, por ejemplo, organizar una carrera entre una tortuga y una liebre y medir el resultado utilizando una unidad de tiempo abstracta (los minutos).

 

El tiempo, como lo han explicado Einstein y otros físicos, no es lineal, sino circular. Nuestras vidas no son puntos en una línea —una línea que hoy está siendo amputada por la avaricia instantánea de un orden capitalista global sin precedentes—, no somos puntos en una línea; somos más bien los centros de unos círculos.

 

La diferencia entre las estaciones, al igual que la diferencia entre el día y la noche o entre un día soleado y un día lluvioso, es vital. El discurrir del tiempo es turbulento. La turbulencia acorta los tiempos vitales, objetiva y subjetivamente. La duración es breve. Nada dura. Esto es tanto una oración como un lamento.

 

Si solo pienso en mí, ¿quiénes son los otros? Si los otros solo piensan en ellos, ¿quién soy yo? Si no ahora, ¿cuándo? Si no aquí, ¿dónde?,.

 

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