El Paisano - El centro de salud recibirá el Tomate de Oro de este año ,.
Viernes -31- Julio a las 22:10 horas en La 1 , foto,.
El centro de salud recibirá el Tomate de Oro de este año,.
El alcalde, Antonio Díaz, agradece así «la gran labor que vienen realizando los profesionales sanitarios y trabajadores del centro, sobre todo en los últimos meses, ante la crisis sanitaria originada por el coronavirus».
«Están haciendo un excelente trabajo, el rastreo que han realizado para comunicarlo a las personas, el aislamiento preventivo y la realización de los PCR. El centro de salud de Miajadas, los farmacéuticos, todo el personal... el hacer bien la labor evita que se extienda el virus», indica el primer edil.
Este premio se entregará durante la feria agroalimentaria del Tomate de Miajadas que, aunque normalmente se celebra a finales de julio, este año ha tenido que ser pospuesta, aún sin fecha, por la crisis sanitaria.
TITULO: VACACIONES - EUROPA DE PELICULA - La Capital Mundial del Pimentón, protagonista del cupón de la ONCE del 17 de agosto ,.
La Capital Mundial del Pimentón, protagonista del cupón de la ONCE del 17 de agosto,.
La presentación de la imagen del cupón dedicado a Jaraíz de la Vera, en la que no faltarán las referencias al pimentón, se realizará el próximo día 11 de agosto, en la ayuntamiento, a partir de las 11.00 horas. Al acto asistirán responsables de la ONCE para presentar la imagen del sorteo, que se realizará el lunes 17 del mismo mes.
Pimentón
«Para el municipio representa una gran oportunidad para darse a conocer y potenciar la marca 'Jaraíz de la Vera, Capital Mundial del Pimentón', sobre todo en unos momentos tan críticos como los actuales por la crisis generada por la pandemia del coronavirus», ha dicho el alcalde, Luis Miguel Núñez.TITULO: Lazos de sangre - Antonia Dell'Atte ,.
El miercoles -29- Julio a las 21:30 por La 1, foto,.
Lazos de sangre - Antonia Dell'Atte el próximo 29 de julio,.
En el próximo Lazos de sangre visitaremos a Antonia Dell'Atte en su casa italiana donde nos recibirá para hablar de su vida, sus grandes amores y rivales, y su hijo, Clemente Lecquio. Además, veremos la última entrevista en televisión a la gran Lucía Bosé antes de fallecer el pasado mes de marzo por la COVID-19.TITULO: VUELTA AL COLE - Cataluña notifica 886 casos, el 90% de ellos en Barcelona ,.
Cataluña notifica 886 casos, el 90% de ellos en Barcelona,.
La Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid confirmó ayer dos nuevos brotes en la región, con un total de siete casos positivos y catorce contactos en seguimiento. El Gobierno de Díaz Ayuso ya ha avanzado su intención de reforzar el número de rastreadores e «intensificar» las pruebas y hacer acopio de material aunque «por ahora» la situación en el territorio es «relativamente buena». En Andalucía se mantienen en 34 los brotes activos, y Euskadi sumó ayer 166 nuevos contagios.
TITULO: EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - En la tuya o en la mía - Miercoles -5- Agosto- Tenis - Rafa Nadal ,.
En la tuya o en la mía - Miercoles -5- Agosto,.
En la tuya o en la mía', presentado por Bertín Osborne, acerca a los espectadores el lado más desconocido de personajes relevantes de diversos ámbitos. Durante aproximadamente una hora, los telespectadores tienen la oportunidad de conocer mejor al invitado y también al propio Bertín Osborne, en La 1 a las 22:30, el miercoles -5- Agosto,etc.
EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA- Tenis - Rafa Nadal ,.
Tenis - Rafa Nadal ,.
"El final de Rafa Nadal está cerca, en 2, 3 ó 4 años, no mucho más",.
Ángel García Muñiz, periodista autor de una de las biografías del balear, repasó en una entrevista la trayectoria y anécdotas de Rafa.
Todo el mundo conoce facetas de la vida de Rafa Nadal. El español lleva una década y media siendo uno de los personajes más relevantes del deporte español. Pero uno de los que lo conoce más de cerca, pues lo ha seguido por los torneos de Grand Slam y la Copa Davis durante años, es Ángel García Muñiz, periodista que publicó una de las biografías sobre el tenista español
García Muñiz pasó por los micrófonos del programa La Noche de Arjona, de la Cadena COPE (él desempeña su labor en la redacción de deportes). En ella, el periodista repasó la trayectoria del balear, que desde muy joven comenzó a sorprender al mundo del tenis. "Con 14 años gana a un campeón de Wimbledon, con 15 su primer partido de la ATP y con 16 gana a Albert Costa, campeón de Roland Garros", contó García. Pese a que hace unos días Nadal dijo ser ahora mismo un poco malo jugando al fútbol, el periodista desveló que "tuvo que decidirse entre el tenis y el fútbol". Uno de sus tíos, Miguel Ángel Nadal, fue futbolista profesional con un gran éxito, pasando su carrera en el Mallorca y el Barça.
Precisamente otro de sus tíos, Toni, es el mayor culpable de que Rafa sea como es. "Toni es el que ha amueblado la cabeza más privilegiada del deporte", sentenció su biógrafo. "Un día Rafa jugó un partido con la raqueta rota porque aprendió a no quejarse de nada. Toni le hacía recoger todas las pelotas. Si se dejaba la botella de agua, no le compraba otra para que no se le olvidase", cuenta García para mostrar la dureza con la que se ha empleado el tío de Nadal.
Sobre la retirada del balear, su biógrafo vaticina que no tardará demasiado en llegar. "El final está cerca. 2, 3 ó 4 años. No creo que sea mucho más", dijo García Muñiz. De entre muchos detalles desconocidos, el periodista contó el miedo de Nadal a la oscuridad, o su nula afición al jamón o al queso.
Actualmente, Rafa se encuentra preparando el regreso de la competición, en el que no acudirá a Estados Unidos a disputar el US Open y ahora mismo está centrándose especialmente en la tierra batida y en Roland Garros, su torneo fetiche.
acerca a los espectadores el lado más desconocido de
personajes relevantes de diversos ámbitos. Durante aproximadamente una
hora, los telespectadores tienen la oportunidad de conocer mejor al
invitado y también al propio Bertín Osborne, en Telecinco a las 22:00, el viernes -7- Agosto ,etc.
foto / Me telefonea un amigo, conversamos y dice
que hace una semana murió su madre. No era, me cuenta, ni muy mayor ni
demasiado joven, en esa edad en la que la vida nos sitúa ya en la franja
de lo posible y lo probable. Charlamos un rato sobre eso, y al colgar
el teléfono me quedo pensando en que hace sólo unos días otro querido
amigo, al que conozco desde que íbamos juntos al colegio, me habló de lo
mismo: también la suya acababa de morir; en este caso, felizmente
centenaria. Recuerdo ahora las conversaciones y pienso en la mía, que
tiene 96 años y hace tiempo se apaga como un pajarito cansado, lenta y
dulcemente. Vive lejos de mí, en otra ciudad, muy bien atendida por mis
hermanas. Tuvo una infancia perturbada por viajes turbulentos y por la
guerra, pero después encontró el amor, la paz y la felicidad, y creo que
ha tenido una vida afortunada, envidiable. Morirá pronto, supongo, de
muerte natural: esa bella expresión que hemos desterrado del
vocabulario, ‘muerte natural’, porque la estupidez creciente en que
vivimos se empeña ahora en negar toda naturalidad a un hecho tan lógico,
sencillo e inevitable como es la muerte.
Fui a visitar hace poco a mi madre y comprobé que la vida es generosa con ella hasta el final. Se extingue despacio y sin dolor, y la memoria también se le adormece entre las brumas del último ensueño. No reconoció al sexagenario de barba cana que sentado a su lado le apretaba una mano. Lo miraba con atención y sonreía dulcemente al escuchar sus palabras. A veces, un nombre, un lugar, una referencia, la palabra ‘mamá’, le hacían abrir un poco más los ojos y asentir, como si un filo de mi pasado penetrase en los restos de su memoria. Es duro para un hijo que su madre no lo reconozca, y de eso hablé con mi amigo de la infancia al telefonearnos el otro día. Cuando los padres olvidan o mueren, con ellos se borra parte de nosotros; incluso situaciones, escenas, momentos que tal vez desconocemos. Un padre, y sobre todo, una madre, poseen recuerdos que sólo ellos tienen, como un álbum de imágenes que guardan en el disco duro que les borrará la muerte: nosotros en la cuna, nuestras primeras palabras, pasos, miedos y pesadillas; nuestras primeras ilusiones o decepciones. Ellos fueron testigos únicos de aspectos de nuestra vida que tal vez nunca nos contaron. Los conservan en su recuerdo, el único lugar posible; y al morir se los llevan, perdiéndose en la nada. Con su muerte empezamos a morir nosotros; a desaparecer lentamente del mundo por el que anduvimos, como una vieja foto que pierda los contornos. A ser más lo que somos y un día no seremos, y a ser menos lo que antaño fuimos.
No solemos darnos cuenta. Sin embargo, a cada momento, alrededor, en nuestra propia familia, desaparecen testigos de nuestro mundo, el propio; y también de los mundos que no llegamos a conocer, pero de los que ellos fueron testigos. Medio siglo, un siglo de vida se esfuma llevándose con ellos el siglo anterior, el recuerdo de los padres y los abuelos que, a fin de cuentas, también es nuestro patrimonio y nuestra memoria. Dejarlos marchar sin extraerles la información es como vaciar un desván sin estudiar los objetos, no siempre viejos e inútiles, que en él se amontonan. Y no se trata de un gesto sentimental o romántico, sino de algo práctico; incluso necesario. Permitir que los últimos testigos se apaguen en silencio, dejarlos enmudecer para siempre sin sacarles antes todo el material posible para que sus recuerdos sobre el mundo en general, y sobre nosotros mismos en particular, se salven y permanezcan de algún modo es dejar morir también lo que nos explica, lo que nos narra. Lo que nos hizo y hasta aquí nos trajo. Y especialmente en tiempos confusos como éstos, resulta más peligroso que nunca resignarse a esa clase de orfandad. Permitir que un ser querido se vaya sin legarnos el tesoro de su memoria es ser doblemente huérfanos. Perderlo a él con una buena parte de nosotros mismos. Quedarnos más desorientados y más solos.
Inténtenlo, porque vale la pena. O eso creo. Ahora que aún es posible, siéntense junto a ellos y háganlos hablar, si pueden. Tengan la inteligencia, la astucia si es preciso, de que el nieto, el adolescente, la jovencita a quienes nada parece importar, se interesen por esa memoria familiar que pronto va a desvanecerse como humo en la brisa. Porque un día, tengo certeza de eso, ellos se alegrarán de haber escuchado. De conocer de dónde vienen y quiénes los hicieron posibles. De saber que los testigos de su memoria no pasaron sin dejar huella por este lugar extraño, triste, bello, peligroso, fascinante, al que llamamos vida.
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García Muñiz pasó por los micrófonos del programa La Noche de Arjona, de la Cadena COPE (él desempeña su labor en la redacción de deportes). En ella, el periodista repasó la trayectoria del balear, que desde muy joven comenzó a sorprender al mundo del tenis. "Con 14 años gana a un campeón de Wimbledon, con 15 su primer partido de la ATP y con 16 gana a Albert Costa, campeón de Roland Garros", contó García. Pese a que hace unos días Nadal dijo ser ahora mismo un poco malo jugando al fútbol, el periodista desveló que "tuvo que decidirse entre el tenis y el fútbol". Uno de sus tíos, Miguel Ángel Nadal, fue futbolista profesional con un gran éxito, pasando su carrera en el Mallorca y el Barça.
Precisamente otro de sus tíos, Toni, es el mayor culpable de que Rafa sea como es. "Toni es el que ha amueblado la cabeza más privilegiada del deporte", sentenció su biógrafo. "Un día Rafa jugó un partido con la raqueta rota porque aprendió a no quejarse de nada. Toni le hacía recoger todas las pelotas. Si se dejaba la botella de agua, no le compraba otra para que no se le olvidase", cuenta García para mostrar la dureza con la que se ha empleado el tío de Nadal.
Sobre la retirada del balear, su biógrafo vaticina que no tardará demasiado en llegar. "El final está cerca. 2, 3 ó 4 años. No creo que sea mucho más", dijo García Muñiz. De entre muchos detalles desconocidos, el periodista contó el miedo de Nadal a la oscuridad, o su nula afición al jamón o al queso.
Actualmente, Rafa se encuentra preparando el regreso de la competición, en el que no acudirá a Estados Unidos a disputar el US Open y ahora mismo está centrándose especialmente en la tierra batida y en Roland Garros, su torneo fetiche.
TITULO: EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MI CASA ES LA TUYA - viernes -7- Agosto - LOS ULTIMOS TESTIGOS ,.
EL
BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MI CASA ES LA TUYA - viernes
- 7-Agosto - LOS ULTIMOS TESTIGOS ,.
LOS ULTIMOS TESTIGOS,.
EL
BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MI CASA ES LA TUYA - viernes
- 7-Agosto - LOS ULTIMOS TESTIGOS ,.
LOS ULTIMOS TESTIGOS,.
foto / Me telefonea un amigo, conversamos y dice
que hace una semana murió su madre. No era, me cuenta, ni muy mayor ni
demasiado joven, en esa edad en la que la vida nos sitúa ya en la franja
de lo posible y lo probable. Charlamos un rato sobre eso, y al colgar
el teléfono me quedo pensando en que hace sólo unos días otro querido
amigo, al que conozco desde que íbamos juntos al colegio, me habló de lo
mismo: también la suya acababa de morir; en este caso, felizmente
centenaria. Recuerdo ahora las conversaciones y pienso en la mía, que
tiene 96 años y hace tiempo se apaga como un pajarito cansado, lenta y
dulcemente. Vive lejos de mí, en otra ciudad, muy bien atendida por mis
hermanas. Tuvo una infancia perturbada por viajes turbulentos y por la
guerra, pero después encontró el amor, la paz y la felicidad, y creo que
ha tenido una vida afortunada, envidiable. Morirá pronto, supongo, de
muerte natural: esa bella expresión que hemos desterrado del
vocabulario, ‘muerte natural’, porque la estupidez creciente en que
vivimos se empeña ahora en negar toda naturalidad a un hecho tan lógico,
sencillo e inevitable como es la muerte.Fui a visitar hace poco a mi madre y comprobé que la vida es generosa con ella hasta el final. Se extingue despacio y sin dolor, y la memoria también se le adormece entre las brumas del último ensueño. No reconoció al sexagenario de barba cana que sentado a su lado le apretaba una mano. Lo miraba con atención y sonreía dulcemente al escuchar sus palabras. A veces, un nombre, un lugar, una referencia, la palabra ‘mamá’, le hacían abrir un poco más los ojos y asentir, como si un filo de mi pasado penetrase en los restos de su memoria. Es duro para un hijo que su madre no lo reconozca, y de eso hablé con mi amigo de la infancia al telefonearnos el otro día. Cuando los padres olvidan o mueren, con ellos se borra parte de nosotros; incluso situaciones, escenas, momentos que tal vez desconocemos. Un padre, y sobre todo, una madre, poseen recuerdos que sólo ellos tienen, como un álbum de imágenes que guardan en el disco duro que les borrará la muerte: nosotros en la cuna, nuestras primeras palabras, pasos, miedos y pesadillas; nuestras primeras ilusiones o decepciones. Ellos fueron testigos únicos de aspectos de nuestra vida que tal vez nunca nos contaron. Los conservan en su recuerdo, el único lugar posible; y al morir se los llevan, perdiéndose en la nada. Con su muerte empezamos a morir nosotros; a desaparecer lentamente del mundo por el que anduvimos, como una vieja foto que pierda los contornos. A ser más lo que somos y un día no seremos, y a ser menos lo que antaño fuimos.
No solemos darnos cuenta. Sin embargo, a cada momento, alrededor, en nuestra propia familia, desaparecen testigos de nuestro mundo, el propio; y también de los mundos que no llegamos a conocer, pero de los que ellos fueron testigos. Medio siglo, un siglo de vida se esfuma llevándose con ellos el siglo anterior, el recuerdo de los padres y los abuelos que, a fin de cuentas, también es nuestro patrimonio y nuestra memoria. Dejarlos marchar sin extraerles la información es como vaciar un desván sin estudiar los objetos, no siempre viejos e inútiles, que en él se amontonan. Y no se trata de un gesto sentimental o romántico, sino de algo práctico; incluso necesario. Permitir que los últimos testigos se apaguen en silencio, dejarlos enmudecer para siempre sin sacarles antes todo el material posible para que sus recuerdos sobre el mundo en general, y sobre nosotros mismos en particular, se salven y permanezcan de algún modo es dejar morir también lo que nos explica, lo que nos narra. Lo que nos hizo y hasta aquí nos trajo. Y especialmente en tiempos confusos como éstos, resulta más peligroso que nunca resignarse a esa clase de orfandad. Permitir que un ser querido se vaya sin legarnos el tesoro de su memoria es ser doblemente huérfanos. Perderlo a él con una buena parte de nosotros mismos. Quedarnos más desorientados y más solos.
Inténtenlo, porque vale la pena. O eso creo. Ahora que aún es posible, siéntense junto a ellos y háganlos hablar, si pueden. Tengan la inteligencia, la astucia si es preciso, de que el nieto, el adolescente, la jovencita a quienes nada parece importar, se interesen por esa memoria familiar que pronto va a desvanecerse como humo en la brisa. Porque un día, tengo certeza de eso, ellos se alegrarán de haber escuchado. De conocer de dónde vienen y quiénes los hicieron posibles. De saber que los testigos de su memoria no pasaron sin dejar huella por este lugar extraño, triste, bello, peligroso, fascinante, al que llamamos vida.
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