España a ras de cielo ,.
España a ras de cielo es un programa de televisión emitido por TVE y se estrenó el 17 de septiembre de 2013. Desde el primer programa, está presentado por Francis Lorenzo. Martes a las 22h30,.
El programa permite conocer lugar de España desconocidos y ya conocidos desde otro punto de vista. , etc.
PLANETA CALLEJA - DOMINGO - 26- Julio ,.
Planeta Calleja es un programa de televisión de España que se emite cada domingo a las 21:30, en Cuatro de Mediaset España,. Jesús Calleja enfrentará a rostros conocidos a vivir experiencias únicas e irrepetibles fuera de su contexto habitual y en los lugares más remotos y fascinantes ., etc.
Álex O'Dogherty,.
Álex O'Dogherty: "Yo mismo me autocensuré un chiste, una idea o una historia",.
Álex O'Dogherty.
San Fernando, 1973. El actor, músico, mologuista y presentador está
metido en una vorágine veraniega de giras y viajes. Esta semana hace
triplete con 'Imbécil' y en agosto se sube al escenario del Teatro
Romano de Mérida.
- Está de gira con un espectáculo que se llama 'Imbécil'. ¿Tantos hay?
- En principio, hay uno, que soy yo, y luego el que se sienta identificado... 'Imbécil' es un espectáculo que habla de las palabras y de lo mucho que dejamos que nos afecten. Me siento imbécil en todas sus acepciones: por desagradable o tonto, porque me afectan las palabras y por ser tonto o divertido, que también me gusta serlo.
- Censores sí hay muchos. Derriban estatuas y prohíben películas, ¿hasta dónde vamos a llegar?
- No quiero ni pensarlo porque parece que todavía no ha llegado el fin de esta censura, que deriva en autocensura, que es otro de los motivos por los que somos a veces imbéciles. Eso me empujó a escribir este espectáculo porque yo mismo me he alarmado al autocensurarme un chiste, una idea o una historia.
- ¿Ahora nos autocensuramos más y hay menos libertad que en los años 80?
- Por supuestísimo que en los 80 había más libertad y también y en los 90 y a principios de siglo. No sé a qué es debido, pero es palpable y está ahí la censura que provocan los medios y la propia gente, que cada vez tiene el margen más pequeño para recibir humor o críticas. En este espectáculo voy sugiriendo al público si me puedo meter con ciertas cosas y me dicen que sí hasta que llegamos a algunas con las que no. El resumen es que te puedes meter con lo que quieras menos con lo mío. Si todo el mundo aplicara esa teoría, se acabaría el humor y ahí es donde creo que están esos famosos límites del humor.
- ¿Con qué asuntos se autocensura?
- Con la política cada vez te da más reparo o pereza porque, cuando he expresado una idea, aunque fuera de forma discreta o sutil, encuentras muchos comentarios desaforados y con inquina. Y ya uno no quiere tener que leer nada de eso y por eso evitas ciertos temas. Además, yo nunca he sido un cómico especialmente político, pero si se me ha ocurrido la idea, la he dicho, pero al ver la respuestas, se me quitan las ganas.
- Cada vez hay más radicalización a la derecha y la izquierda. Parece que no hay puntos de encuentro.
- En estos momentos, desde luego que no los hay, y aunque hagas un chiste que se ve que no es una opinión política, la gente se lo toma en serio y te responde de una manera inapropiada. Y eso no es lo que tú buscabas. Hay cómicos que hacen eso y me parece guay, me encanta que haya cómicos políticos, pero en España, aparte de Wyoming, pocos se atreven. En Estados Unidos es diferente.
- ¿De quién es la culpa de esta crispación?
- Es difícil señalar, pero los ciudadanos siempre se han visto envueltos en las mierdas de los políticos y dirigentes. Ellos son los que han llevado a los pueblos a las guerras, mientras ellos se quedaban en casa. Ahora, igual. También se quedan en casa mientras los ciudadanos se pelean en las redes sociales. El enfrentamiento físico es mucho peor, pero hoy en día se ven batallas con insultos provocados por los políticos y los dirigentes que se encargan de agitar a las masas con sus comentarios para provocar un odio inusitado. Entro en determinadas redes sociales y leo comentarios de gente que quizá se respetaría, aunque opinara de forma diferente. Pero detrás de estas personas hay alguien que aviva el odio.
- Lo hemos visto con la pandemia del coronavirus. Del 'juntos lo superaremos' pasamos a las manifestaciones callejeras.
- Así es y eso no ha sido natural, sino motivado por personas que deliberadamente han querido provocar eso. Estarán ahora muy satisfechas en sus casas porque lo han conseguido: la gente está irritada de una manera poco sana y constructiva. A esta gente que agita no lo interesa el bien de la gente ni del país, sino su propio bien.
- Los debates en el Congreso de los Diputados en los que se tiran los trastos unos a otros...
- Si ese es nuestro ejemplo, ahí tienes el resultado.
- Cuidado con el humor que hay mucho 'ofendidito' suelto por ahí.
- Es la clave de todo mi espectáculo. El humor no tiene límites, los tenemos nosotros porque todos tenemos una parcela que no queremos que nadie toque. Hay muchas canciones que nos molestan, pero no veo que la gente pida que las prohíban. En cambio, con los cómicos, sí pasa. Hay gente que pide que se prohíba ese chiste y que ese cómico nunca más se suba a un escenario. El humor es tan poderoso que la gente le tiene miedo.
- Algún recadito le habrán dado a lo largo de su larga trayectoria.
- Llevo más de 20 años dedicándome a esto; he presentado galas y festivales en muchas ciudades y, antes de salir al escenario, me han dicho: 'al alcalde no lo toques' o 'cuidado con hacer chistes de este tema'. Parece que el humor se está convirtiendo en algo malo, cuando es lo contrario; es una manera de denunciar con bastante arte. Ojalá en el Parlamento se dijeran las cosas con humor y, en vez de indignarnos, nos riéramos. Si tuvieran esa habilidad...
- Como buen gaditano, habrá mamado desde niño el carnaval y las letras llenas de crítica fina.
- Ojalá se me haya pegado algo. La ironía es el arma fundamental del carnaval, es una manera de contar las cosas con doble sentido. Pero hoy en día, hasta el carnaval de Cádiz es susceptible de ser censurado y una letra que se dice en una esquina de un callejón, que antiguamente se quedaba ahí, hoy en día da la vuelta al mundo, y claro, se hace más peligroso y susceptible de ser censurado.
- El sector de la tauromaquia pide que no haya agravios en el reparto de ayudas con otros ámbitos de la cultura.
- Cada uno tiene derecho a luchar por lo que quiera, pero me hace gracia porque el tema de las ayudas, las paguitas y subvenciones es el que más encendido me pone porque todo el mundo las pide, pero solo se lo echan en cara a los de la cultura. Pero entender la tauromaquia como parte de la cultura popular... no es un tema con el que simpatice mucho, pero bueno, que cada uno haga lo que quiera y pida ayudas, como los autónomos, los del mundo del automóvil...
- Actor, músico, monologuista y presentador. ¿Aprendiz de 'tó' y maestro de 'ná'?, como dice en su web.
- Sí, es una frase que, por lo general, suele ser negativa, pero no lo veo así. Mucha gente tiene la teoría de que hay que especializarse, pero ante la evidencia de que solo tenemos una vida y, como tengo varias inquietudes y quiero aprender, he desarrollado mi carrera por muchos sitios diferentes. Yo soy feliz con lo que tengo.
- Como actor ha trabajado en cine, teatro y televisión. ¿Con qué se queda?
- Me quedo con todo. Ahora mismo echo la vista atrás y, con sus sinsabores, estoy encantado con mi carrera y con las cosas distintas que he tenido la suerte de poder vivir. He dirigido cortos, he muerto en brazos de Viggo Mortensen, he tocado en festivales, he cantado 'I Will Survive' con Gloria Gaynor... He vivido muchas cosas en una sola vida.
- Y cantó en el metro de Londres.
- Sí, lo de Londres fue bestia porque era mi primera vez en la calle. Tenía 19 años e iba con mi amigo Manolo de estación en estación. La gente va como loca en el metro y, si giran la cara y te dedican unos segundos, es una cosa muy bonita. Luego, con las monedas te comías un plato de macarrones que te sabía a gloria. Y también fui solista en mi comunión; ese fue mi primer gran logro. Era el año 82 y tenía 9 años; mi primer gran casting. No puedo ocultar que me gustó.
- Estuvo también 14 años en la Banda de la María.
- Sí, recorrimos España entera y parte de Europa y Marruecos, también. Ha sido mi gran escuela en todos los sentidos. La Banda de la María tuvo muy buenos resultados; en la calle éramos los reyes y la gente lo disfrutaba mucho, aunque también hubo sitios terribles donde hubo que sudar la gota gorda para ganarnos al público.
- Y compuso varias bandas sonoras para el cine y el teatro. ¿No se le resiste nada?
- Me atrevo con todo, mejor dicho, pero se me resisten muchas cosas. Con la banda sonora, unos amigos tuvieron la locura de pedírmelo y yo me lancé intuitivamente.
- La supuesta mala vida del mundo de la farándula parece que no va con usted. Le vimos en televisión durante el confinamiento haciendo deporte en casa.
- Yo ya he tenido tiempo de arrepentirme de la mala vida. Ahora estoy en la segunda juventud de los que tenemos cuarenta y pico. Siempre ha gustado el deporte, pero también he tenido mala vida, aunque nunca he soportado que me amanezca.
TITULO:
Ochéntame otra vez - Bunbury: "El mundo se ha perdido un gran humorista en mí",.
Ochéntame otra vez - Bunbury: "El mundo se ha perdido un gran humorista en mí",.
Jueves -23- Julio a las 22:35 por La 1, foto,.
Bunbury: "El mundo se ha perdido un gran humorista en mí"
Dice
Enrique Bunbury que 'Posible', su décimo disco después de Héroes del
Silencio, es accesible e intuitivo: «Hago los discos que siento y pienso
que habrá alguien allí afuera». Otra cosa es preguntarle por la
pandemia. En ese tema a Bunbury no le importa ser... experimental
- ¿En qué medida es una carga ser Bunbury al hacer un disco de Bunbury?
- Intento guiarme por la intuición. Sin atender mucho ni a las necesidades del mercado, ni a lo que el público pueda espera de mí. Hago los discos que siento y me emocionan y pienso que habrá alguien allí afuera que sienta de manera parecida a mí.
- ¿Qué ha aprendido de usted haciendo estas canciones?
- Con cada disco realizas tu propia terapia y te ahorras una pasta de psicoanalista. Hoy, mi mochila pesa menos que ayer. Sigo escribiendo canciones, luego supongo que sigo necesitando algo de terapia. Este disco ha sido muy reconfortante. De alguna forma me ha reconciliado con los hombres que no pude ser, y me ha dado esperanza por las posibilidades de los que todavía puedo ser.
- «Y yo, que tantos hombres quise ser», canta en Deseos de usar y tirar. ¿De todos los hombres que quiso ser, cuál es más añora?
- Siempre quise hacer stand up comedy, creo que el mundo se ha perdido un gran humorista.
Tiene 52 años. Es padre de una niña (Asia) de nueve. Desde hace una década reside en Los Ángeles. «No leo las noticias de España y sólo me entero de lo que me cuentan mis familiares y amigos», dice.
Responde las entrevistas por correo electrónico y su mujer le hace las fotos promocionales y los vídeos musicales. Todo controlado.
«Después de Palosanto (2013) y Expectativas (2017), que eran discos comprometidos con la mirada puesta en lo social y en lo que me preocupaba del devenir del mundo, Posible es un álbum introspectivo, que esquiva la mirada al exterior y se pregunta por otras inquietudes de la piel para adentro», explica sobre las letras de estas nuevas canciones, construidas en torno a sonidos electrónicos. «Es un disco para todos los públicos, es un álbum pensado para ser cantado y disfrutado. Hay experimentación y búsqueda, pero he querido evitar que fuera experimentación injustificada».
Pero Bunbury ha sido noticia durante el último mes por cuestiones no relacionadas con este nuevo conjunto de canciones. Según el libro de Fernando del Val El método Bunbury (Difácil), más de 500 versos de sus letras están tomados de las obras de otros autores, sin acreditar; un tema sobre el que no se pronuncia. Un tuit llamando a participar en una protesta contra Bill Gates como supuesto planificador de la pandemia de Covid-19, algo que provocó una oleada de críticas, sí que provocó su respuesta. «Asisto estupefacto a la apología del bullying y la lapidación, por parte de algunos usuarios de las redes sociales, y lo que es más increíble, por parte de los medios de comunicación. Parece ser que todo motivado por un post que publique el sábado, haciéndome eco de unas movilizaciones globales para todos aquellos que dudan de las intenciones de Bill Gates. Al cartel que retuiteé, no le añadí ni una sola palabra. O sea, la verdad es que, yo no dije absolutamente nada», se defendió.
- Desde hace años evita comentar u opinar sobre política. ¿Por qué? ¿Considera que son cuestiones que desvían la atención sobre su obra?
- La política no me interesa. Son las migajas que nos lanzan al pueblo para que nos las disputemos y nos enfrentemos los unos a los otros, mientras los asuntos que realmente importan y cambian nuestras vidas, se realizan lejos de nuestra vista y alcance.
- ¿Qué es lo que más le ha impresionado de toda esta crisis, de la enfermedad, su transmisión y el encierro?
- La seguridad con la que se ha llevado a cabo la cuarentena de la población sana, sin cuestionamientos y de manera global en casi todo el planeta.
- ¿Ser una estrella del pop o el rock se ha redefinido en este tiempo en el que los héroes de la sociedad son trabajadores anónimos que en su mayoría están mal pagados?
- El momento en el que vivimos hacen que nuestra mirada busque salvadores, porque tenemos miedo. El pánico no es buen consejero. Hay que escuchar todas las voces que puedan aportar. Cientos de científicos en todo el mundo están intentando ser escuchados, pero la corriente global y oficial, oculta muchas de estas voces. No hay que tener miedo al debate, a poner encima de la mesa las opciones y valorarlas. Sin presión, ni mediática, ni gubernamental.
- ¿Qué es lo que más le ha impresionado de toda esta crisis, de la enfermedad, su rápida transmisión y la cuarentena?
- La seguridad con la que se ha llevado a cabo la cuarentena de la población sana, sin cuestionamientos y de manera global..
Bunbury, animal de escenario, no tiene previsto volver a actuar hasta febrero de 2021. Primero en Latinoamérica, después en EEUU y, en agosto y septiembre, en España. «Supongo que todos habréis escuchado las propuestas de conciertos dentro de un coche, aforos reducidos a la mitad o un tercio, la distancia social, además de las complicaciones con el transporte y las aduanas... Son opciones que no nos parecen viables. La nueva normalidad nos parece poco realista. Así que esperaremos a que nuestro público se pueda abrazar y gritar y disfrutar». Lo típico de Bunbury, ya le conocen, sobran las presentaciones,.
TITULO: Cómo nos reímos - Pepe Viyuela: «En casa nos reímos mucho»,.
El domingo-19- julio a las 21:30 por La2, foto,.
Pepe Viyuela: «En casa nos reímos mucho»,.
El actor vuelve al teatro con 'El pisito', una adaptación del texto de Rafael Azcona,.
-Su paisano Rafael Azcona se quedó corto hace cincuenta años. Hay que ver lo que sigue costando un pisito.
-Puede que la realidad supere la función. La gente tiene que hacer barbaridades para apiñarse en un pequeño cubículo. Incluso es más difícil que antes. Yo lo he vivido. En Logroño, mis padres compartían piso con mi abuela y otra señora. Hasta que vinimos a Madrid no tuvimos una casa.
-¿Le quita el sueño el euríbor?
-Como a todos. ¿Quién está libre de alguna dentellada de los bancos en su cuerpo? Los dioses griegos son ahora el mercado, que nos zarandea. Soy tonto, pero como estoy en un mundo de tontos...
-Vaya consuelo.
-Es el mundo que nos ha tocado vivir, siempre por encima de nuestras posibilidades. Nos quejamos y seguimos haciendo lo mismo.
-¿Eran mejores las patronas de las pensiones que los bancos?
-Por lo menos les veías la cara, podías insultarlas y patearles al gato. Los bancos atentan desde la invisibilidad.
-Salía en el 'Un, dos, tres...' peleándose con los objetos. De ser mudo a no callar en televisión.
-La incursión en el mundo gestual fue una necesidad. Al terminar Arte Dramático no encontraba trabajo en ningún sitio, y vi que el humor era más fácil de colocar en los bares y en la calle. La gente me sigue recordando aquel personaje.
-El Chema de 'Aída' se llama así por el panadero de 'Barrio Sésamo'.
-Me enteré después de unos cuantos episodios. Chema no es un perdedor, se conforma con lo que le ha dado la vida, toda una lección. Y tampoco es tan buenazo, parece el intelectual, el sensible, pero puede llegar a ser muy mezquino. En un grupo de payasos sería un cara blanca sin autoridad. El que llama a la cordura entre tanto disparate.
-¿Con sus dos hijos es payaso?
-Y ellos conmigo. En casa nos reímos mucho. No es 'Los mundos de Yupi', ¿eh? Hay broncas. Pero nos gusta hacer gansadas. Se trata de pasárselo bien con la gente que quieres.
TITULO: Aquí la tierra - De El Precio Fijo a Springfield,.
De El Precio Fijo a Springfield
Pintores, Menacho... La pandemia, última puñalada a las calles comerciales extremeñas,.
Ahí, en Pintores, compré los zapatos de mi boda en Martín, los primeros juguetes de mi hijo en El Siglo, la primera vajilla de diario en Siro Gay y la primera camiseta para jugar al fútbol en El Rodeo en Olimpiada. Recuerdo que era la segunda equipación del Rayo Vallecano, supongo que la tenían en oferta.
Pintores,
Menacho, Santa Eulalia, Del Sol... Calles comerciales de Extremadura,
epicentros de la vida ciudadana desde siempre hasta hace nada,
resistiendo desde que llegaron los centros comerciales y aguantando como
han podido hasta que la pandemia y el confinamiento han supuesto la
última puñalada. Ahora, intentan reinventarse a sabiendas de que los
clientes locales se acercan cada vez menos a comprar y quizás tengan que
orientarse hacia unos turistas que no acaban de llegar.
Pintores siempre se llamó Pintores, por mucho que los cambios políticos la rebautizaran como Alfonso XIII, Pablo Iglesias o General Franco. Por ella han pasado reyes a lomos de una mula y presidentes a pie. Siempre fue arriesgado pasar por Pintores, Menacho, Santa Eulalia o por la placentina calle del Sol si ibas a una cita con la hora justa porque te tenías que parar tantas veces a saludar que llegabas tarde seguro. Esta circunstancia sigue vigente, aunque menos, porque esas calles, aunque hayan perdido algo o mucho de su vida comercial, siguen teniendo un imán especial y es costumbre habitual que al volver a Cáceres, Badajoz, Mérida o Plasencia tras una ausencia prolongada, el destino del primer paseo sea la calle de siempre: «¡Vamos a ver cómo está Pintores!».
¿Y cómo está Pintores? Pues fatal. Y a los cacereños, igual que a cualquier ciudadano de las urbes principales de Extremadura, se nos cae el alma a los pies al comprobar que cierran tiendas de siempre y de ahora. En Pintores, por ejemplo, donde quedan ya pocos locales históricos salvo un par de zapaterías, alguna librería y poco más, cierran incluso las tiendas de nombres impronunciables: Springfield, Kiddy's Class.
Hubo un tiempo en que las tiendas de Pintores tenían unos nombres preciosos. Estaban la confitería La Flor Madrileña, las Modas de París, la pañería La Muñeca y los calzados La Bota de Oro. Había una camisería llamada El Buen Gusto, una pastelería nombrada Palace y una sastrería Moderna. No faltaban los comercios que respondían al apellido de sus dueños: Pérez, Gozalo, Mendoza, Mendieta, que fueron proveedores de la Casa Real, o Peña, todo un símbolo: el día que las zapaterías de Peña y Mamen Peña desaparezcan, será la señal de la hecatombe.
En Pintores estuvo la vaquería Suiza, donde se expendía por primera vez leche en botellas de cristal, y comercios con nombres rotundos y universales: El Siglo, El Paraíso... Relojerías de apelativo simpático como El Cronómetro y antiguas papelerías que hacían honor al origen de sus dueños como la Alcoyana. Mi padre desgrana estos y otros nombres como si fueran la letanía de un rosario: se los sabe de memoria y cada uno de ellos nos hace evocar un momento, un recuerdo, un instante: la primera pelota Gorila, el primer bote de colonia, la primera corbata... La intrahistoria.
Pintores siempre se llamó Pintores, por mucho que los cambios políticos la rebautizaran como Alfonso XIII, Pablo Iglesias o General Franco. Por ella han pasado reyes a lomos de una mula y presidentes a pie. Siempre fue arriesgado pasar por Pintores, Menacho, Santa Eulalia o por la placentina calle del Sol si ibas a una cita con la hora justa porque te tenías que parar tantas veces a saludar que llegabas tarde seguro. Esta circunstancia sigue vigente, aunque menos, porque esas calles, aunque hayan perdido algo o mucho de su vida comercial, siguen teniendo un imán especial y es costumbre habitual que al volver a Cáceres, Badajoz, Mérida o Plasencia tras una ausencia prolongada, el destino del primer paseo sea la calle de siempre: «¡Vamos a ver cómo está Pintores!».
¿Y cómo está Pintores? Pues fatal. Y a los cacereños, igual que a cualquier ciudadano de las urbes principales de Extremadura, se nos cae el alma a los pies al comprobar que cierran tiendas de siempre y de ahora. En Pintores, por ejemplo, donde quedan ya pocos locales históricos salvo un par de zapaterías, alguna librería y poco más, cierran incluso las tiendas de nombres impronunciables: Springfield, Kiddy's Class.
Hubo un tiempo en que las tiendas de Pintores tenían unos nombres preciosos. Estaban la confitería La Flor Madrileña, las Modas de París, la pañería La Muñeca y los calzados La Bota de Oro. Había una camisería llamada El Buen Gusto, una pastelería nombrada Palace y una sastrería Moderna. No faltaban los comercios que respondían al apellido de sus dueños: Pérez, Gozalo, Mendoza, Mendieta, que fueron proveedores de la Casa Real, o Peña, todo un símbolo: el día que las zapaterías de Peña y Mamen Peña desaparezcan, será la señal de la hecatombe.
En Pintores estuvo la vaquería Suiza, donde se expendía por primera vez leche en botellas de cristal, y comercios con nombres rotundos y universales: El Siglo, El Paraíso... Relojerías de apelativo simpático como El Cronómetro y antiguas papelerías que hacían honor al origen de sus dueños como la Alcoyana. Mi padre desgrana estos y otros nombres como si fueran la letanía de un rosario: se los sabe de memoria y cada uno de ellos nos hace evocar un momento, un recuerdo, un instante: la primera pelota Gorila, el primer bote de colonia, la primera corbata... La intrahistoria.
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