Paisaje de playa con coronavirus,.
Si es verdad que la luz y el calor matan al bicho, conviene entonces tumbarse al sol para achicharrarlo,.
Y como esa carnicería no es permisible para el ser humano, la única alternativa posible es el confinamiento. Si no se puede prolongar indefinidamente, es necesaria la prevención y la limpieza rigurosa hasta que se encuentre una vacuna efectiva, es decir, fabricada con el virus atenuado, que confine las reliquias de la covid-19 en los relicarios de los laboratorios. Mientras no llegue, será muy necesaria la paciencia, pues permanece el riesgo de una recidiva en cualquier momento.
Hasta entonces, geles y mascarillas, aunque estas supongan la angustia de los sordomudos. Recuerdo la escena que contemplé con un sordomudo en un laboratorio de análisis clínicos donde esperábamos turno. El empleado, con el rostro tapado por la mascarilla, le dijo que se sentara a esperar, respetando la distancia, hasta que él lo llamara. El sordomudo lo miraba consternado sin comprender nada, porque no podía leerle los labios ocultos. Los demás asistíamos sin saber qué hacer hasta que salió una enfermera que conocía el lenguaje de signos.
La otra alternativa es la solución Bolsonaro, es decir, la selección natural: que viva el más fuerte y mueran los débiles hasta que la comunidad se haya inmunizado, del mismo modo que, cuando los españoles llegaron a América, los nativos americanos sufrieron una gran mortandad porque no estaban inmunizados contra los virus que sí resistían los españoles, entre ellos el de la viruela, especialmente nocivo. Algo parecido se repitió ayer mismo, en el siglo XX, cuando los comerciantes de pieles contactaron con los esquimales, infectándolos con virus y bacterias contra los cuales los inuits no habían desarrollado defensas. Son muchas las víctimas necesarias para que el organismo comunitario desarrolle anticuerpos contra un enemigo que lo ha cogido por sorpresa.
Mientras esperamos la vacuna, y para soportar este calor africano, este correctivo que nos impone el clima como penitencia por una primavera tan lluviosa y tan lujuriante que, sin embargo, no pudimos disfrutar, la playa no es el peor lugar para soportar la espera. Si es verdad que la luz y el calor matan al bicho, conviene entonces tumbarse al sol para achicharrarlo.
En la ría gallega, que invita a salir al sol como otros lugares invitan a esconderse de él, la naturaleza no ha cambiado por el virus, permanece indiferente en su eternidad, sabedora de que la vida es evolución y lucha de unas formas de vida contra otras que quieren sustituirlas. La naturaleza vive en un continuo presente y ni recuerda el pasado ni el futuro la asusta. La playa sigue siendo un arco de arena, ancho y claro, donde vibran las cuerdas de las olas. El agua es la misma de todos los veranos, no ha perdido su color ni su sal. Algunas nubes rodean al sol como queriendo atraparlo, pero el astro se zafa de ellas con una finta y toda la tarde brilla en el azul del cielo hasta que, cansado, al atardecer se va rodando por el mar hacia América. En el horizonte, agua y cielo se funden con tanta armonía que no se notan las costuras. Las grasientas algas se siguen enredando entre los pies. El olor a verano es el mismo.
En la arena, en unas semanas el uso generalizado de las mascarillas se nota incluso en el bronceado, pues al despojarnos de ellas para el baño se descubre que la parte tapada de la cara, la mitad inferior, aparece más blanca que los pómulos y la frente tostados por el sol. Casi nadie la lleva, pero al caminar por la orilla y cruzarnos, nos separamos unos de otros.
Alrededor, la mayoría de los bañistas son nacionales, pues con la pandemia han llegado a España menos aviones cargados de Guntheres y Brunhildes. En el kiosco, ocho o diez personas guardan cola respetando la distancia de seguridad. Los niños de un grupo familiar acotan en la arena un círculo de protección alrededor de su sombrilla, con esa seriedad de los juegos infantiles.
El mar, algo quisquilloso, no invita al baño, pero aun así no faltan los voluntarios que atraviesan la primera trinchera de olas para nadar más adentro. El agua levanta sus rodillos de espuma y los pasa por la arena hasta dejarla lisa. Y conviviendo con el rumor de las olas, aquí y allá no deja de estallar la metralla de los móviles con las últimas e inquietantes noticias de los rebrotes del virus.
TITULO: Mi casa es la vuestra - Jordi Hurtado . Viernes -24- Julio,.
Viernes -24- Julio, a las 22.00, en Telecinco, foto.
Jordi Hurtado ,.
Jordi Hurtado vuelve hoy a 'Saber y ganar'
Desde este jueves, los espectadores verán de nuevo al mítico presentador del concurso cultural
El programa ha enganchado durante casi dos décadas a millones de espectadores y ha amenizado las sobremesas de La 2 siempre con el mismo rostro al frente, el de Jordi Hurtado. El concurso cultural está dirigido por Sergi Schaaff y presentado por Hurtado junto a Pilar Vázquez y Juanjo Cardenal.
Este clásico de la televisión ha sido reconocido en numerosas ocasiones con distintos galardones, entre ellos, el premio Iris especial de la Academia de la Televisión o el Ondas al mejor presentador para Jordi hurtado.
TITULO: Detrás del muro - PÁGINA DOS -Andrea del Río: «La vuelta ha significado la felicidad absoluta» ,.
PÁGINA DOS - Andrea del Río: «La vuelta ha significado la felicidad absoluta» ,.
Martes 21 de Julio , a las 20.00, en La 2, foto,.
Andrea del Río: «La vuelta ha significado la felicidad absoluta»,.
La actriz ha regresado esta semana a 'Servir y proteger', la serie policiaca que emite diariamente La 1 de TVE,.
-¿Echaba de menos a la inspectora Alicia Ocaña?
- ¡Sí! La echaba mucho de menos, y también sobre todo al equipo técnico y artístico tan maravilloso que tenemos. Y no es un decir. Grabar aquí es como estar en casa. Es una maravilla, de verdad lo digo.
-¿Cómo ha sido ese regreso, tanto del personaje, como el suyo al plató?
-Lo estoy disfrutando como una niña pequeña. El otro día me fui después de un día superintenso, y es que me quedé pensando en casa lo feliz que era. La vuelta, tanto para Alicia como para Andrea, ha significado la felicidad absoluta. Trabajar así es un gusto.
-¿Ha estado emocionalmente a la altura de lo que significó la despedida?
-Por mi parte, absolutamente sí. Por parte de los demás lo tendrían que decir ellos (risas), pero yo me he sentido superbién recibida y muy querida.
-Alicia vuelve ahora más madura a la serie. ¿También ha habido una evolución en Andrea?
-Pues sí. Es curioso, porque cuando estuve haciendo los ensayos con la directora de la serie, Alexandra Graf, hablamos precisamente de ese punto de más madurez, de que cuando ya estás más curtida en la profesión, en este caso de policía, y en la vida, digamos que el personaje no tiene por qué estar todo el rato tan serio y tan tenso. Trabajamos un poco en rebajar eso. Y también, todas las cosas que le han pasado al personaje en el pasado están más colocadas, como en la vida misma. Entonces, ella me dijo justo eso, que la madurez y el aprendizaje que ha tenido Andrea este año le viene muy bien a Alicia.
Enclaustramiento
-¿Y ha influido en ello la crisis del coronavirus y el confinamiento?- Sí, claro. Ha sido todo eso, y multiplicado por dos. Toda esta situación tremenda que estamos viviendo ha sido muy dura, supongo que para todo el mundo. Ha sido como una peli de terror constante. Yo, personalmente, he tenido momentos muy duros, de no creerme lo que estaba viviendo, pero luego, por otro lado, soy muy exigente y muy disciplinada, lo que tiene una parte buena y otra mala. En este caso, me ha ayudado a estar conmigo, a aprender mucho, a investigar: he leído sobre historia, he visto películas, documentales. He aprovechado mucho el tiempo, y creo que mi mayor enseñanza durante el confinamiento ha sido que lo que más me gusta en la vida es aprender.
-¿Cómo lleva, de nuevo, los madrugones que exige una serie diaria?
-¡Madre mía! La disciplina tiene esa parte buena, pero luego también tiene otra, que es querer hacer lo que tengo que hacer en el día. Y claro, por la tarde, se puede imaginar uno cómo estoy, después de levantarme a las cuatro de la mañana. Es duro, pero le intento sacar la parte positiva, así que. bien (risas).
-¿Este regreso significa que seguirá en una posible quinta temporada, tiene otros proyectos.?
-Pues la verdad es que no puedo hablar de eso. Lo siento en el alma, pero no puedo decir nada todavía.
-Este papel y el de 'Mar de Plástico' son los que más reconocimiento le han dado, y son prácticamente contrarios. En el mundo de la interpretación, ¿se queda con lo bueno o con lo malo?
-Jo. La verdad es que sí. Son personajes totalmente antagónicos. No sabría decir. He disfrutado muchísimo con los dos, y, sobre todo, me ha encantado venir de uno y, de repente, hacer lo opuesto. Son muy diferentes y los he disfrutado por igual, pero es verdad que ser mala es muy guay y muy interesante (risas). Hay muchas aristas, aunque en el caso de Alicia. sí, es buena, pero a todo lo que ha tenido que enfrentarse ha sido también tremendo.
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