TITULO: El Telediario La 1 - Centrípetos y centrífugos ,.
Centrípetos y centrífugos ,.
foto / Como diría ellos: el centro es una posición moral. En España se ha convertido en la ideología oficial subalterna y, en todo caso, en la ideología que le permite la izquierda hegemónica al resto. El centrismo (o, si se es carca, el “moderantismo”. Moderantismo es la palabra para el que no pudiendo o no queriendo tener aspecto de centrista –un aspecto, por ejemplo, de González Pons- quiere la suavización).
El centro es una zona de paso, es una zona de tránsito hecha lugar de
asentamiento: allí coinciden los que van de la derecha a la izquierda,
el corredor por donde acuden a recibir la bendición (cultural) de la
izquierda, y donde pululan también los que, menos, van en sentido
contrario. Condenados todos como estamos a la ignorancia absoluta por la
educación prisaico-estatal, el que abandonó la izquierda tiene al menos
un poder, un don que le distingue: es un avisado, un introducido en los
misterios del racionalismo y cientifismo. Ese centrista estaba diseñado
que fuera el límite, y lo es en cierto modo, que fuera el desafecto, el
“traidor”, la figura del disidente solitario. Esta es la maravilla
española: el centrista límite, el centrista como ser de frontera.
¿Y cómo es posible siendo centrista? Pues ahí está el “deliri” español.
Hay dos dinámicas centristas. El centrismo centrípeto, que va de la
derecha a la izquierda; y el centrismo centrífugo, que va de la
izquierda a la derecha.
El centrismo centrípeto sería, por ejemplo González Pons. El centrípeto
es, sobre todo, político, aunque también lo hay intelectual. Es la
Semperidad, o la Gonzalezponseidad.
El centrismo centrífugo es sobre todo intelectual, eminentemente intelectual, a veces la izquierda que reprocha a la izquierda española su iberismo: es el izquierdismo que se sale, los koestlers, esa figura que a partir de su disidencia será moderado incordio para el hegemón.
El centrismo español es tan rico que habría que empezar a clasificar y a precisar, porque diciendo centrista no se dice nada. Todos lo somos. Empezaría por decir centrípeto o centrífugo, según vengan o vayan. Unos suelen vestir de blanco (son de paz), otros de oscuro (en son de emboscadura). Por ejemplo, Pons no es ya un centrista, es un centrípeto.
Así, la prensa dominical es un cruce de movimientos centrípetos y centrífugos.
Como es lo que toca ser, miro al Centro con curiosidad y cierta irritación, y observo cómo se adapta a esta Crisis del coronavirus. El centro es bifronte y siempre cae de pie. Fallo tras fallo, siempre resuelve su posición en una nueva postura adaptativa. Porque el centro es, como Platero, suave, tan blando por fuera que se diría todo de algodón, sin huesos.
EL deshuesado centro nunca es derrotado. Al no tener huesos no sufre
fracturas. El centrista no sufre derrotas políticas que le llevan a la
tristeza o a la depresión. El derrotado intelectual, con su grandeza, no
es una figura centrista.
El centrismo es un tránsito, una fluidez, una liquidez.
El derrotado intelectual es superado por su tiempo, o es ignorado cuando
su tiempo no le sigue. El centrista está siempre en el tiempo, en Su
Tiempo. No tiene esos problemas utopistas o reaccionarios. Por eso no es
una figura trágica, ¡aunque ellos querrán serlo! (el centrismo límite
ofrecerá en España la posibilidad del centrismo trágico)
En esta crisis ha habido ya, además del antipedrismo furioso
(antipedrismo en el que iguala o supera a la derecha, que es a la vez
ultraderecha), algún indicio de respuesta centrista.
Se escucha mucho en el centrismo que Vox y Podemos son dos formas de
correspondencia (los populismos) pero quienes eso dicen, que pueden
acertar, olvidan la correspondencia y colaboración entre su propio
centro y la izquierda. La política de la Verdad, el concepto de bulo,
fake y posverdad, la intromisión estatal en La Verdad es una política
teorizada por el centro. Por el centro ideológico y periodístico, en
entrevistas, artículos, think tanks y conferencias. Hay una continuidad
entre los planteamientos del macronismo liberal europeo y lo que dice
este gobierno. Redondo y Sánchez solo cogen lo que dejaron escrito los
centristas y en su condición de grandes recicladores de textos ajenos lo
usan (¿A que nadie en el periodismo español acude a comprobar a quién
está “plagiando” Sánchez cuando habla de las Fake News? ¿Piensan
realmente que eso sí es suyo?). Las sucursales españoles del macronismo
nos instruyeron con este asunto y ahora que el asunto se manifiesta ¿qué
hacen? Pues criticar al gobierno, por supuesto.
Desde los minaretes del racionalismo y la ilustración alertaban contra
el populismo, y ahora el gobierno, naturalmente, utiliza ese argumento
contra “un populismo”, su populismo, la llamada ultraderecha, a cuya
etiqueta, por cierto, contribuyeron de manera entusiasta los del centro y
“centroderecha”.
Sánchez no inventa nada. Sánchez, el intertextual, nunca inventa nada.
Iglesias, por cierto, usa mucho la expresión “escudo social”. El poder económico real tiene de escudo social a la cultura política socialdemócrata y a su establishment cultural. Y este mudo hegemónico tiene, a su vez, como un círculo concéntrico, el anillo periférico del centrismo. Por eso el centrista es el límite, y el centrismo español acoge esta idea con agrado: el intelectual centrífugo en las lindes del sistema, el Zweig doméstico que superó el izquierdismo a base de mucho leer los traumas del siglo XX, y que, estando de acuerdo en lo fundamental, se permite un aire reaccionario, aunque no mucho.
Desde Matrix, desde el diseño del sistema español, el centrista es
esa figura, y por eso sus máximas representantes tienen un aire herético
y escandaloso.
Desde fuera de Matrix, solo ves un centrista, pero desde dentro es la
figura-límite del intelectual incómodo, como una “excrecencia” de la
propia ideología dominante que se soporta a duras penas.
La última pirueta del centrismo va a ser descubrir los fallos del sistema del 78. Algunos fallos.
Entre las muchas crisis provocadas por el coronavirus está la del
Estado. No voy a repetir lo sucedido porque es conocido. Fallos de
coordinación, de articulación, de distribución de competencias,
disfuncionalidad (y sin-funcionalidad) y vetos de naturaleza “federal”.
Ahora, cuando esto ya es innegable y el ejército es vetado por poderes
del propio Estado, cuando se llega a esta ignominia a la que llamaremos
“disfunción”, ahora nuestros queridos y admirados centristas, que son
unos chicos listos pero con paradójico ritmo de niño tonto, caerán en la
cuenta de que falla el Estado actual.
¿Y quiénes han defendido políticamente la crítica al Estado territorial
del 78? Pues Vox y quienes no siendo de Vox, y desde posiciones de
defensa nacional, criticaban la configuración del Estado Autonómico.
La crítica al Estado Autonómico ha sido antisistema, pero no el
antisistema que otorga prestigio, sino el antisistema de la
“ultraderecha”. Cuestionar el Estado Autonómico era contrario al 78, y
por tanto nefando. Sacrílego.
Perfectamente puede pasar, y pasará, que los de Vox se queden de últimos
defensores del 78 y que esos centristas de fino olfato analítico les
pasen ahora por la derecha criticando el
Estado-social-y-democrático-de-derecho-que-con-la-Constitución-nos-dimos.
¡Todavía tendremos que ver cómo le hacen con esto mansplanining
centrista a Macarena Olona!
Ahora, con decenas de miles de muertos y un desastre innegable (aunque nos lo negarán y hasta nos convencerán de ello), los amigos centristas van a llegar a base de sinapsis a la conclusión de que este Estado falla. A posteriori, claro, porque decirlo a priori era facha. ¡En España el a priori es facha!
Los centristas, ese último anillo tolerado por el gran anillo progresista que a su vez rodea al anillo duro del dinero, nunca pierden. Como esos círculos concéntricos funcionan como una rueda, como algo giratorio y dialéctico, siempre avanzan, son dinámicos. Sus opiniones son como los paraguas. Entran con las suyas en un fenómeno histórico y salen con las de otro. Da igual.
TITULO: EL MAGO DEL TIEMPO -El calor sigue instalado en la provincia de León,.
El calor sigue instalado en la provincia de León,.
foto / El rio,.
Las temperaturas en León seguirán siendo altas, con mínimas que caerán por las noches, pero no serán tan frescas como en los últimos días,.
León seguirá disfrutando este miércoles 29 de mayo de temperaturas veraniegas y noches en las que refrescará el tiempo, pero sin llegar a ser valores excesivamente bajos.
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) prevé una jornada de miércoles con cielos despejados o pocos nubosos con nubes altas, y con algunos intervalos nubosos en el norte, donde no se desacartan tambien algunos bancos de niebla matinales.
Las temperaturas mínimas subirán de forma mínima, llegando hasta los 8 grados en Villablino, 9 en Astorga, 10 en León y 12 en Ponferrada.
Las máximas serán muy similares a las del martes, con un leve aumento en El Bierzo en el sur de la provincia. Así, se llegarán a los 29 grados en Ponferrada, 28 en Astorga, 27 en León y 25 en Villablino.
Los vientos, por su parte, soplarán flojos del nordeste y del norte, siendo más intensos por la tarde.
TITULO: Volando voy - Jesús Calleja - Ramón Muñiz Periodista de 'El Comercio' ,.
Este domingo - 16 - Junio a las 21.30,Cuatro emite una nueva entrega de 'Volando voy',foto,.
Ramón Muñiz Periodista de 'El Comercio',.
Ramón Muñiz,.
«Me gusta llegar a casa y estar tranquilo con lo que he hecho»,.
Ramón Muñiz (Tarrasa, 43 años) estudió Periodismo en la Carlos III de Madrid y lleva en 'El Comercio' desde 2008. Volcado en la información regional, fue el primero en darse cuenta de la mayor chapuza ferroviaria en la historia del transporte español. «Recibo el primer aviso un año antes de que publicáramos nada», rememora. «Fue una historia de larga gestación. Aunque la fuente era de absoluta confianza me resultaba tan inverosímil que no podíamos lanzarnos sin verificación».
Tras un año de trabajo, todo estalla a finales de enero de 2023. «Publicamos que el contrato estaba bloqueado por un problema con las dimensiones. Transportes lo confirma y seguimos rascando». Muñiz admite que todavía no es capaz de explicar «por qué esta chapuza alcanza un marco mediático y político a nivel nacional». «Yo perseguía una historia, pero no fui capaz de prever las consecuencias que tuvo. Nos llamaron medios de EE UU y el Reino Unido para preguntarnos si los trenes estaban hechos. Fue tremendo».
La cosa se salió de madre, hasta el punto de que el alcalde de Algeciras pidió los trenes para su tierra. «Entramos en la dinámica del 'meme' y la noticia tuvo vida propia», observa. En esta era de las redes sociales, el periodista siempre tiene que estar presente y dar la exclusiva. Ser 'trending topic'. Ramón Muñiz explica que su trabajo cotidiano ya no se entiende sin Twitter y compañía. «Durante un año estuve desesperado buscando confirmación de esta historia. Y a una de las personas que lo hicieron la descubrí porque hizo un comentario en redes sociales. No la conocía, pero se veía que sabía de lo que hablaba. En las informaciones ferroviarias las redes son importantes si ves quién sabe y quién no. Fuimos los primeros en dar la información, pero no tuvimos prisa después de un año armándola».
Muñiz resume lo que más le gusta de su oficio: «Llegar a casa y estar tranquilo con lo que he hecho. Es un trabajo con gran responsabilidad, hablas de personas humanas. Y quiero dormir tranquilo».
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