TITULO: Metrópolis - Art Clown vs. El terror elevado ,.
El lunes - 3 - Junio , los lunes a partir de las 00:30, en La2, foto,.
Art Clown vs. El terror elevado,.
Aquí, de toda la vida, las cosas se hacen así: todos, sin excepción, salimos a ganar. Los ojos opacos de los caídos en primera vuelta nos recuerdan, con su inexpresividad aún reciente, aún templada, cuál es el premio que espera a los tres atletas que, tras esta última prueba, consigan una plaza en el podio. A la señal inequívoca de uno de los jueces, y tras un breve conato de remoloneo, los contendientes nos colocamos en nuestros puestos. Tres, dos, uno, pero no hay disparo. No todavía. El corredor de la calle tres adelanta un pie antes de que al juez le dé tiempo de pegar el tradicional tiro al aire y, por mucho que el hombre intenta explicarse, por mucho que pone como excusa una y otra vez una sordera parcial acentuada por la posición de salida que le tocó en el sorteo, los árbitros hacen caso omiso de sus súplicas y, raudos, se lo llevan de la pista: qué sería de la justicia, díganmelo ustedes, sin la mano recia a la que no le queda más remedio que administrarla. Ahora sí: pum. El sonido de la pistola nos pilla a todos desprevenidos y los jueces, conscientes de que nada vuelve más democrática una competición que un arranque por sorpresa, sonríen ante su propio ingenio. El público, sin embargo, se altera. Qué coño: yo también me altero. Cuando al fin soy capaz de reparar en mis pensamientos me doy cuenta de que estoy corriendo, claro que corro, tan rápido como puedo, pero no es suficiente. Ya no. La pierna buena, la que todavía conserva la rótula de hueso y los músculos de carne, comienza a fallarme. Que yo haya podido contar desde mi perspectiva, poco privilegiada para la observación tranquila, hasta ahora hay dos caídos, pero puede que se me escape alguno. A lo lejos, desde lo alto de la colina que corona la aldea, se oyen gritos, jaleos, diría que incluso suspiros, pero no tengo tiempo para discernirlos: por mi derecha me rebasa el ciego. Qué velocidad lleva, el muy cabrón. Lo de todos los años: a éste no hay quien lo cace. Mi pierna buena, por el contrario, se ralentiza. Los ojos de los caídos, cada vez menos acuosos, siguen dirigiéndose hacia nosotros, pero su mirada en esta ocasión es de advertencia. Miradnos. Sigo tercero, pero el dolor propio me perfora los músculos y el ajeno, los oídos. Me rebasan de nuevo por la misma derecha por la que el ciego, de estela ya inalcanzable, me dejó atrás hace unos segundos. Esta vez, al rival a batir le falta una mano. Uno de los jueces me mira y sonríe. Se le lee en los ojos: puto tullido. Siempre ha habido clases, pienso, incluso entre los últimos descartes de las tradiciones de nueva planta. Sigo arrastrándome hacia delante a duras penas, pero hace rato que mi pierna buena ya no responde. Y, como siempre ocurre, el cerebro activa su sistema de emergencia justo cuando el cuerpo falla. No es que en un instante tenga una idea: el instante es la idea. Sin siquiera aflojar los herrajes, me quito la pierna ortopédica y la lanzo hacia delante. El muñón no siente, pero sangra. El corazón apenas bombea, pero late. Yo me quedo quieto, pero me doy de bruces contra la gravilla. La prótesis continúa el viaje que yo he abandonado a la fuerza y, dando vueltas en el aire, adelanta al tercero y cruza la meta. Entonces lo comprendo: esa medalla de bronce nunca colgará de mi cuello. Los jueces se adentran en la pista y nos detienen. A mí y, pese a que su aliento es el tercero que ha cruzado vivo la línea, también al manco. Las esposas que me sujetan los brazos tras mi espalda, alrededor de un mástil de madera, me aprietan no tanto por la crueldad de quien las cierra como por la hinchazón inmediata de las muñecas. Nos obligan, eso sí, a mirar de frente el podio antes de que todo termine. En lo más alto, un hombre de mediana edad a quien ni siquiera reconozco. En segundo puesto, el dichoso ciego. Completando la tríada, brillante y tiesa, mi pierna. Uno de los jueces se acerca a nosotros con la antorcha, encendida desde que la noche de San Juan marcó el comienzo del verano, entre sus dedos. El tullido, que por un instante sintió garantizada su permanencia en la aldea al menos hasta el verano próximo, me mira. No es resentimiento: es terror. El árbitro prende la pira, la antorcha se extingue y la llama que portaba se traslada por completo a nuestros pies. Lo siento, amigo. Has jugado bien, te juro que no te lo digo por compromiso, pero aquí las cosas se hacen así.
TITULO:
DIAS DE TOROS - León presenta un escueto cartel para su feria de toros ,.
León presenta un escueto cartel para su feria de toros,.
Ya se conocen los maestros que participarán en los dos días de festejos que tendrán un homenaje al leonés Felipe Zapico,.
foto / Corrida en la plaza de toros de León.
La plaza de toros de León se vestirá de gala como cada años por las Fiestas de San Juan y San Pedro para recibir su feria taurina.
La cita parte con un sencillo cartel de dos días de festejos en el que habrá una corrida de toros y una de rejones.
'El Parque' albergará el sábado 22 de junio su cita más esperada del año. La corrida de los toros Zalduendo tendrá como protagonistas a 'El Fandi', a Sebastián Castella y a Miguel Ángel Perera, tres contrastados diestros que buscarán encender al público leonés que no tendrá mucha más oportunidad para disfrutar de esta celebración.
Para el domingo, 23 de junio, será el turno de los rejoneadores con tres contrastadas figuras como son la de Rui Fernandes, Diego Ventura y Lea Vicens, que tendrán sobre el albero a toros de Herederos de Ángel Sánchez y Sánchez.
El día de fiesta, el 24 de junio, San Juan, se descarta la celebración de corrida al disputar España el último partido de la fase de grupos de la Eurocopa.
La cita sí contará con un homenaje especial para el maestro leonés Felipe Zapico en el 75 aniversario de su presentación.
TITULO: Retratos con alma - Poca taquilla y largas duraciones: ¿ receta para el fin del cine ?,.
La periodista Isabel Gemio regresa a la televisión para presentar 'Retratos con alma', el nuevo programa producido por RTVE en colaboración,.
Lunes - 3 - Junio - a las 22:40 horas en La 1 / foto,.
Poca taquilla y largas duraciones: ¿ receta para el fin del cine ?,.
Avatar,.
La película se sitúa en el año 2154, donde conocemos a un joven llamado Jake Sully, un marine veterano de guerra y herido en combate que ha quedado parapléjico, es seleccionado para participar en el programa Avatar ocupando el puesto de científico que ocupaba su hermano gemelo recién fallecido e incinerado delante sus propios ojos. De esta forma, Jake es trasladado hasta Pandora, una luna cercana al planeta Polifemo cuya atmósfera es tóxica y letal para los humanos (debido a su alta concentración de ácido sulfhídrico) y que además de albergar una asombrosa biodiversidad, está habitada por los na’vi, una raza o especie humanoide de piel azul, con algunos rasgos felinos y huesos reforzados de forma natural con fibra de carbono.33 Los humanos se encuentran en conflicto con los nativos del clan omaticaya, debido a que están asentados alrededor de un gigantesco árbol, conocido por ellos como Árbol Madre, que cubre una inmensa veta de un mineral muy cotizado: el unobtainium. La existencia de dicho mineral ha llevado a una empresa privada a crear un proyecto de explotación de recursos minerales, dirigido por Parker Selfridge en lo civil y por el coronel Miles Quaritch en lo militar.
Las mentes de Jake y de unos científicos liderados por la doctora Grace Augustine, cuyos únicos intereses están en la cultura de los omaticaya y en el estudio de la luna, son trasladadas a los cuerpos artificiales de unos na’vi creados genéticamente (avatares) mientras ellos permanecen inconscientes en cabinas de enlace. De esta forma, la comunicación con los nativos resultaría más sencilla y así podrían convencerlos pacíficamente de que abandonen el Árbol Madre. Por su parte, el coronel Quaritch convence a Jake para que le proporcione información sobre los nativos en caso de que fuera necesario recurrir a la fuerza para que se marchen, y él como recompensa le promete que podrá recuperar el uso de sus piernas inválidas.
Jake, Grace y el doctor Norm Spellman son llevados a la selva de Pandora por la piloto Trudy Chacón. Mientras los doctores examinan la vegetación, Jake es perseguido por una bestia y, como resultado, cae a un río y se pierde. Mientras intenta orientarse y buscar la forma de volver a la base, este último es espiado de cerca entre la vegetación por Neytiri, la princesa del clan omaticaya, la cual considera a Jake como un intruso y una amenaza a su clan, donde rápidamente la na’vi intenta dispararle con su arco y matarlo de una vez por todas, sin embargo en el último segundo, una semilla del Árbol de las Almas, un árbol sumamente sagrado para los na’vi, se posa en la punta de su flecha, lo que a su vez Neytiri interpreta como una señal de los espíritus y decide dejarlo vivir por el momento y seguirlo de cerca. Al caer la noche, Jake es atacado por una manada de animales silvestres de Pandora, pero antes de que estos puedan acabar con el joven marine, Neytiri se aparece sorpresivamente y lo rescata de estas criaturas, posteriormente la na’vi está intentado decidir qué hacer con Jake, pero en ese instante decenas de semillas del Árbol de las Almas se posan en él, lo que a su vez Neytiri decide llevarlo con los suyos. Los omaticaya, liderados por Eytukan, el padre de Neytiri, no se fían de Jake, ya que han tenido malas experiencias en otras ocasiones con la «gente del cielo» que quería aprender de ellos, pero Mo’at, la líder espiritual y madre de Neytiri, nota algo especial en el marine y acepta que se quede para aprender a ser un na’vi bajo la enseñanza de su hija para disgusto de ella.
Mientras aprende a ser un na’vi, Jake informa periódicamente a Quaritch sobre cómo destruir el Árbol Madre. Pasan las semanas, y Jake aprende a cazar, correr y saltar entre los árboles como uno más del clan (algo que había olvidado sentir después del incidente de sus piernas de su cuerpo original), incluso es capaz de domar a un Ikran, una criatura alada que cada miembro del clan debe domesticar durante su aprendizaje. Jake pasa cada vez más tiempo con los na’vi, maravillándose por su cultura y sus capacidades y además al pasar tanto tiempo juntos, él y Neytiri se enamoran. Como resultado, se involucra emocionalmente y empieza a olvidar su misión e incluso su vida como humano y deja de informar a Quaritch. Por otro lado, Grace también es aceptada por los omaticaya con la ayuda de Jake. Cuando solo falta un día para la ceremonia en la que Jake se convertirá definitivamente en parte del clan, Quaritch le comunica que su misión ha acabado y que puede regresar a la Tierra para que lo curen de su discapacidad. Sin embargo, él le pide que lo deje estar en la ceremonia, diciéndole que si se convierte en uno de ellos podrá convencer a los omaticaya de que se vayan pacíficamente. Tras la ceremonia, Neytiri lleva a Jake al Árbol de las Voces, donde le muestra la conexión que pueden tener con Eywa, su deidad. En ese lugar, Jake y Neytiri se sinceran sobre sus sentimientos y se unen como pareja.
A la mañana siguiente, los humanos comienzan a talar el bosque, destruyendo el Árbol de las Voces. Jake trata de impedirlo, pero al hacerlo lo identifican y Quaritch, furioso por lo que hizo desconecta a Jake y a Grace de sus cabinas y les dice que destruirá el Árbol Madre en una hora, esté el clan o no. De vuelta a su avatar, Jake les cuenta a todos los miembros del clan la verdad e intenta convencerlos de que se vayan. Los omaticaya, sintiéndose traicionados, deciden quedarse y resistir el ataque de los humanos, y atan a Jake y Grace. Ni siquiera Neytiri perdona a Jake. Como la hora se ha cumplido, Quaritch y sus hombres comienzan a derribar el Árbol Madre. En medio del desastre, Mo'at libera a Jake y Grace para que puedan ayudarlos a escapar. Ambos hacen lo que pueden para proteger al clan, pero muchos na’vi resultan heridos y Eytukan muere. Tras destruir el Árbol Madre, Quaritch vuelve a desconectar a Jake y Grace, encarcelándolos esta vez junto al doctor Norm, que intentó ayudarlos. Los omaticaya se marchan de su destruido hogar, llevándose el avatar inconsciente de Grace, pero abandonando allí el de Jake.
La piloto Trudy Chacón consigue liberar a Jake, Grace y Norm y los lleva hasta otra unidad de cabinas de enlace para que vuelvan a sus avatares y ayuden a los na’vi. Durante la huida, el coronel los descubre y los intenta detener disparando con su rifle pero por fortuna logran escapar de la base, sin embargo en el trayecto descubren que Grace esta herida en el costado por los disparos de Quaritch. Una vez a salvo, Jake reflexiona sobre qué hacer para que los omaticaya vuelvan a confiar en él y se propone montar a la bestia alada que conocen como Toruk. Según una historia que le contó Neytiri, esta es la criatura más peligrosa de Pandora y quien pueda domarla sería reconocido como Toruk-Macto, un líder de todos los diferentes clanes (incluyendo los omaticaya) y traería la paz a los na’vi. Tras lograr su objetivo, Jake se dirige al Árbol de las Almas, y los omaticaya, al verlo cabalgar a lomo del Toruk, lo perdonan y respetan de nuevo. Neytiri se reconcilia con Jake, diciéndole "Te veo", la máxima expresión de afecto y respeto entre los na’vi. Incluso Tsu'tey, el nuevo líder del clan omaticaya, con quien Jake tenía hasta ese momento una fuerte rivalidad, lo acepta como uno más del clan y deja de lado sus diferencias con el. Entonces Jake les pide su ayuda para curar a Grace, quien esta herida mortalmente en el costado por los disparos que recibió previamente. Entonces inician un ritual para trasladar la mente de la moribunda Grace humana a su avatar, completamente sano. No obstante no creen poder hacer mucho para ayudarla, ya que está muy débil, entonces los omaticaya inician el ritual para traspasar la conciencia de Grace que al principio parecía que lo lograban, pero la doctora no pudo resistir más tiempo y muere, aunque le aclaran que su mente ha pasado a formar parte de la naturaleza de Pandora. Muy enfurecido por lo que hizo Quaritch, Jake exhorta a los omaticaya a que lo acompañen para reunir a los otros clanes na’vi y atacar al ejército de los humanos. Quaritch, al enterarse de lo que planean los na’vi, decide contraatacar y destruir el Árbol de las Almas. Poco antes del enfrentamiento, Jake le ruega a Eywa que los ayude en esta guerra, pero Neytiri le dice que La Gran Madre nunca toma partido en una guerra y solo mantiene el equilibrio de la vida.
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