TITULO: El paisano - Viernes - 16 - Febrero - Viaja a Coín, en Málaga y El Pedroso, en Sevilla,.
Viernes - 16 - Febrero a las 22:10 horas en La 1 , foto,.
Viaja a Coín, en Málaga y El Pedroso, en Sevilla,.
Viaja a Coín (Málaga) y a El Pedroso (Sevilla), para conocer a dos repobladores. Ambos desarrollan sus vidas y profesiones, como instructor canino y ganadera, en estos pueblos andaluces. Allí han encontrado la oportunidad que deseaban sin tener que vivir en la gran ciudad.
Raúl (45 años) nació en Salamanca, pero siendo un niño se trasladó junto a su familia a Málaga, donde ha vivido hasta hace seis años. Raúl tenía un trabajo estable y bien remunerado como director de una agencia de viajes, pero no era feliz. Se pasaba el día trabajando, viajando y apenas podía ver a su mujer y a su hija. Hasta que un día conduciendo, su cuerpo le dio la señal de alarma debido a la ansiedad y el estrés que sufría. Tenía que cambiar de vida. Raúl dejó su trabajo y su vida en la ciudad y empezó de cero junto a su familia en Coín. Gracias a su hija, a quien le encantaban los perros, descubrió lo que se ha convertido en su gran pasión y su forma de vida, ser instructor canino.
Reyes (26 años) se crio entre ovejas, vacas y cerdos. Siendo muy niña ya tenía muy claro lo que quería ser de mayor: ganadera y veterinaria. Sus abuelos y su padre eran pastores trashumantes de Soria y todos los años hacían el mismo camino hasta la Sierra Norte de Sevilla en busca de mejores pastos para su ganado. Finalmente, la familia dejó el duro trabajo de la trashumancia y se afincaron en la localidad de El Pedroso, donde nació Reyes. Estudió veterinaria en Valencia y más tarde trabajó en Asturias, Cantabria y Madrid. Pero en su mente siempre estuvo regresar a su pueblo y al campo que la vio crecer. Tras vivir 6 años en distintas ciudades, Reyes ha regresado a su pueblo para seguir la tradición ganadera familiar y para ejercer su profesión como veterinaria.
TITULO:
VACACIONES - EUROPA DE PELICULA - El centro histórico de Córdoba, una ruta por la cultura de la humanidad,.
El centro histórico de Córdoba, una ruta por la cultura de la humanidad,.
El casco antiguo es un verdadero museo lleno de tesoros y vestigios de los pueblos que la habitaron,.
Visitar el centro histórico de Córdoba, uno de los cascos antiguos más grandes de Europa y Patrimonio de la Humanidad desde 1984, es un verdadero paseo sobre los vestigios de diferentes culturas (romana, visigótica, islámica, judía y cristiana), que han dejado como herencia una increíble riqueza monumental.
Comenzamos en el Puente Romano, que nos brinda la posibilidad de cruzar el Guadalquivir, río sobre el que discurre desde hace dos mil años. Llegamos a la Mezquita, el monumento más representativo de Córdoba, obra maestra del mundo árabe edificada sobre una anterior basílica visigoda. Tras la expulsión de los moriscos en el siglo XIII, se convirtió en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y se construyó una nueva nave central. Este bosque de columnas y arquerías islámicas alberga los mosaicos bizantinos del mihrab, la mudéjar Puerta del Perdón y el crucero renacentista, muestras del valor universal excepcional del monumento.
Junto a la Mezquita se extiende el Barrio Judío de la ciudad, un laberinto de calles estrechas repletas de casas blancas y floridas. En la judería se encuentran los rincones más pintorescos de la villa, como las callejas de las Flores o del Pañuelo y los patios tradicionales, verdaderas joyas de la arquitectura residencial cordobesa, de origen romano y reinterpretadas por la cultura islámica. Sin olvidarnos de la Sinagoga, la única en Andalucía, y una de las mejor conservadas de España.
Córdoba también es un paseo por las tapas españolas. Muy aconsejable es una parada en cualquiera de los dos establecimientos de 100 Montaditos en la zona (Plaza San Miguel, 3 y Antonio Maura, 10) y elegir entre el centenar de sabrosos bocatines que nos propone su carta en un ambiente muy animado.
Continuamos nuestro itinerario, que nos lleva hasta el Alcázar de los Reyes Cristianos, fortaleza y palacio donde restos romanos y visigodos conviven con los de origen árabe. Articulado en torno a patios con exóticas y bellas flores, hierbas aromáticas y frondosos árboles, es una delicia recorrer sus jardines mecidos por el murmullo del agua que corre por los canales y albercas. En su interior, el salón de los mosaicos y los baños árabes son de indudable belleza.
El Palacio Episcopal, los Baños Califales, las Caballerizas Reales, el Templo Romano… son otros monumentos que se pueden visitar. Sin olvidar la amplia oferta artesanal y comercial de la zona, que se propone en establecimientos tradicionales o en el moderno Centro Comercial La Sierra, donde pondremos punto final a nuestra ruta de hoy con una sabrosa cena en The Good Burger, si preferimos las hamburguesas gourmet elaboradas en el momento y con pan de receta patentada, o en la Cervecería La Sureña, si elegimos optar por su tremenda oferta de raciones inspiradas en el sur.
TITULO: HOSPITAL - El corazón de León, a estudio ,.
El corazón de León, a estudio,.
El tabaquismo, la mala alimentación, el estrés y el sedentarismo conforman los principales factores de riesgo para desarrollar una cardiopatía, cada vez más frecuente entre mujeres y jóvenes,.
foto / La enfermera del Caule y Cecilia durante el control en el Centro Cívico El Crucero.
León pone su corazón a estudio en el centro cívico de El Crucero. Un año más la capital celebra la Semana del Corazón y lo hace con el doble objetivo de poner el foco en la prevención de las cardiopatías, que se sitúan como la primera causa de muerte natural en todo el mundo, y fomentar una vida cardiosaludable.
Realizar controles periódicos se vuelve fundamental en el control de un órgano, el corazón, que sufre los malos hábitos y que requiere vigilancia y cuidado. El Centro Cívico del Crucero se convierte en el corazón de la semana que organizada por la Asociación Leonesa para la Prevención Cardiaca busca dar las claves para poner coto a este problema.
Tres enfermeras realizan a todos los leoneses que pasan por el punto un breve control en el que en apenas diez minutos estudian sus niveles de glucosa, colesterol, tensión o peso. El objetivo, prevenir problemas cardíacos como infartos o ictus, derivando los casos que pueden presentar riesgos al médico de cabecera o dando una serie de pautas para mejorar los valores más descontrolados.
En la cola para realizarse la prueba encontramos a Cecilia, una leonesa vecina del barrio que por primera vez acude a esta cita. «Hace mucho que no me hago una revisión», confiesa, asegurando que esta razón, así como la cercanía y facilidad para hacer el control le han animado a hacerse un chequeo que ha salido «muy bien».
Junto a ella explicándole los resultados Rebeca, enfermera del Hospital de León que no duda recomendar a todos los que pasan por su mesa «realizar ejercicio habitual y controlar la dieta» algo que «ya sabemos» pero «nos cuesta y debemos hacer un esfuerzo».
«Ejercicio, ejercicio y más ejercicio»
Destaca la enfermera el desconocimiento general que existe en torno a conceptos como el colesterol 'bueno' y el 'malo', y anima a acudir a los profesionales para conocer de primera mano los valores normales de tensión y otros indicadores que pueden dar la señal de alarma ante una posible cardiopatía.
Primerizos como Cecilia se dan la mano con veteranos como César, que hace once años sufría un infarto de miocardio. Desde entonces, es miembro de la asociación, que suma más de 120 socios, como explica su vicepresidente, Miguel Macías. «Soy el primero en aconsejar a todos los que padecemos alguna cardiopatía hacer ejercicio, ejercicio y más ejercicio. Te lo pide el cuerpo», señala César, que une a sus recomendaciones la de «eliminar por completo el tabaco» y restringir el consumo de carnes rojas.
El tabaquismo y el riesgo en las mujeres
Las jornadas se complementan con charlas como la impartida por el cardiólogo y presidente de la asociación Esteban García Porrero. Incidía el responsable de la Unidad de Rehabilitación Cardíaca del Hospital de León en los riesgos específicos de las cardiopatías en la mujer, como una menopausia precoz antes de los 45 años o problemas de hipertensión o diabetes en el embarazo. En edad fértil, tener ovarios poliquísticos también supone un factor de riesgo.
Pero sin duda es el tabaco el principal factor de riesgo. Los últimos estudios, explica el cardiólogo, señalan que en las mujeres el tabaco «tiene un efecto más pernicioso que en hombre». «Las mujeres fumadoras sufren más de arterioesclerosis que los hombres fumadores», concluye.
El sendentarismo, la mala alimentación y sobre todo el estrés, que algunos autores colocan ya como un factor a la altura del tabaquismo, conforman el grupo de los factores de riesgo mayores para experimentar una cardiopatía, cada vez más frecuentes entre personas jóvenes.
Como explica García Porrero, la prevención «es lo mejor que se puede hacer en medicina». Así, recomienda en primer lugar dejar de fumar, llevar una vida cardiosaludable basada en el ejercicio, la dieta mediterránea con especial improtancia de frutas, verduras y pescados y «formarse siempre» en salud.
TITULO:
VUELTA AL COLE - Sofía Rodríguez de Paz, alumna del Colegio La Asunción, recibe una beca de la Fundación Amancio Ortega ,.
Sofía Rodríguez de Paz, alumna del Colegio La Asunción, recibe una beca de la Fundación Amancio Ortega,.
Le permitirá estudiar 1º de Bachillerato en Estados Unidos o Canadá mientras convive con una familia anfitriona,.
foto / Sofía Rodríguez de Paz, alumna de 4º de ESO del Colegio La Asunción.
Sofía Rodríguez de Paz, alumna de 4º de ESO del Colegio La Asunción, ha sido una de las seleccionadas para disfrutar el próximo curso de una beca de la Fundación Amancio Ortega, que le permitirá estudiar 1º de Bachillerato en Estados Unidos o Canadá mientras convive con una familia anfitriona. Sofía ha sido una de las 400 galardonadas en el territorio nacional para la edición 2024-2025.
El Programa de Becas de la Fundación Amancio Ortega es un proyecto que surge en 2010 para apoyar a estudiantes de 4º de la ESO. Para el centro es un enorme orgullo celebrar la concesión de esta beca a esta alumna.
TITULO: EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - En la tuya o en la mía - Miercoles -21- Febrero - Carlota Ciganda heroína,.
En la tuya o en la mía - Miercoles - 21 - Febrero ,.
En la tuya o en la mía', presentado por Bertín Osborne, acerca a los espectadores el lado más desconocido de personajes relevantes de diversos ámbitos. Durante aproximadamente una hora, los telespectadores tienen la oportunidad de conocer mejor al invitado y también al propio Bertín Osborne, en La 1 a las 22:30, el miercoles -21- Febrero , etc.
EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - En la tuya o en la mía - Miercoles -21 - Carlota Ciganda heroína,.Europa hace historia en la Solheim Cup, con Carlota Ciganda heroína,.
La jugadora española logra el punto 14, con el que la selección continental se proclama campeona del torneo por tercera vez consecutiva, un hito nunca antes conseguido,.
Es difícil de explicar qué es la Solheim Cup. Si nos quedásemos en el plano más superficial, diríamos que es una competición de golf femenino que, desde su nacimiento en 1990, enfrenta a las selecciones de Estados Unidos y Europa (la versión femenina de la Ryder Cup). Pero este torneo, que a día de hoy está considerado el de mayor relevancia mundial en el golf femenino, es mucho más que eso.
Es la cita perfecta para que, al menos durante una semana, las 12 jugadoras de cada combinado aparquen sus diferencias y sus rivalidades y luchen juntas por un mismo objetivo; es una gran oportunidad para probar qué se siente formando parte de un equipo al que nunca quieres defraudar. Pero también es un espejo social, que lleva a escena la rivalidad entre los europeos y los norteamericanos en la vida real; por supuesto, también en el golf, como grandes potencias mundiales que son.
La Solheim Cup es una fiesta que llega a todos los rincones del mundo y que no deja de crecer año tras año. Y desde este 2023, la provincia de Málaga forma parte de su historia. Una semana excelsa merecía un cierre perfecto. Durante los últimos siete días, pero especialmente durante este fin de semana, la espectacular Finca Cortesín de Casares se convirtió en el epicentro mundial del golf femenino, una disciplina que, a diferencia de otras muchas, cuenta con una gran visibilidad internacional tanto en los torneos de hombres como de mujeres. Más de 400 millones de aficionados en todo el mundo siguieron el torneo desde sus casas y más de 80.000 lo hicieron en directo, acudiendo a un campo cuidado a la perfección, que no dejó indiferente a nadie.
Y, tras tres intensos días de competición, se ha consumado la gesta. El equipo europeo consiguió hacer historia en Casares al adjudicarse, por primera vez, su tercer título consecutivo de la Solheim Cup, empatando 14-14 a Estados Unidos, un resultado que le valía a las jugadoras continentales, como vigentes vencedoras, para retener el trofeo. Una victoria épica y además con acento español, dado que el golpe ganador lo dio, como no podía ser de otra forma, la española Carlota Ciganda, profeta en su tierra. Todo un hito teniendo en cuenta la extrema igualdad que se ha visto durante toda la competición, y sobre todo, por la nefasta manera en la que arrancaron las 'locales'.
La Solheim Cup se dividió en tres jornadas: viernes, sábado y domingo. Los dos primeros días se realizaron dos turnos de mañana y dos de tarde (4 en formato 'foursomes' y 4 en 'fourballs'), en los que cuatro parejas por equipo se midieron a otras cuatro rivales. Arrancó muy dominante Estados Unidos, impresionante con un 4-0 inicial al coronarse en las 4 primeras partidas, aunque por fortuna, recortó distancias Europa por la tarde (5-3). En el segundo día de competición, la mañana se cerró con un 7-5 y, con las jugadoras continentales dando su mejor versión, se logró firmar tablas (8-8) al final del día, dejando todo por decidir este domingo, en las 12 partidas individuales en las que se enfrentaron en 'match play', o duelos una contra una.
La jornada final no pudo ser más emocionante. Aunque muchas de las partidas estaban claramente definidas (por 3 y 4 hoyos de diferencia), el cómputo total de victorias y derrotas de cada equipo estuvo muy equilibrado todo el tiempo. La tensión se palpaba en el ambiente, entre los aficionados más pasionales, y por supuesto entre las propias jugadoras y capitanas, que lamentaban cualquier mínimo fallo de cálculo en un golpe y miraban de reojo las clasificaciones generales en las diversas pantallas gigantes repartidas por el campo. Nadie quería perder este domingo; había demasiado en juego.
Igualdad máxima
Dado el empate 8-8 tras las dos primeras jornadas, a Europa le valía con llegar a los 14 puntos para adjudicarse el trofeo. Y es que, en caso de empate al término de la última jornada, el título sería para el vigente campeón: el continente europeo.
La irlandesa Maguire, que ganó por 4 hoyos a Zhang, fue la primera de la jornada en puntuar para su equipo. Un golpe de moral para Europa por parte de la única jugadora irlandesa que ha competido en una Solheim Cup. Sin embargo, en pocos minutos, se puso por encima Estados Unidos con los triunfos de Kang sobre Hull (4up) y Khang sobre Grant (por 1). A continuación, ganó la europea Nordqvist, a la americana Kupcho (2up). Y le siguió la americana Vu a Sagstrom, poniendo el marcador a 11-10.
Los empates de los duelos de Hall (ante Lee), Dryburgh (contra Knight) y Boutier (ante Yin) a falta de 2-3 hoyos para el 18, pusieron contra las cuerdas a las europeas en apenas unos minutos. Errores milimétricos en sus golpes hicieron que dejaran de liderar en sus respectivos enfrentamientos, alargando aún más sus agónicas partidas. Dos de ellas se acabaron cerrando en empate, las de Lee-Hall y Knight-Dryburgh, lo que dejó prácticamente todo el peso del triunfo de Europa a Hedwall, que debía ganar su partida para seguir manteniendo las esperanzas. Y lo hizo, pasando ahora el testigo a Stark (que se midió a Corpuz) y a la única española en liza, Carlota Ciganda (ante Korda).
Dado que Thompson iba ganando con mucha diferencia ante la europea Pedersen, por lo que la derrota 'local' era un hecho, Stark y Ciganda debían ganar sí o sí. Lo consiguió Stark, con dos hoyos de diferencia, y como si de un guion de película se tratase, todo quedó a manos de la golfista española. Y lo hizo, con un primer golpe sensacional, a solo unos centímetros del hoyo 17, sentenció la navarra con un 'birdie' para cerrar el torneo y lo más importante, la victoria europea.
TITULO : EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MI CASA ES LA TUYA - viernes - 16 - Febrero - Arturo Pérez Reverte - La mujer y los dos gladiadores ,.
MI CASA ES LA TUYA - VIERNES - 16 - Febrero ,.
MI CASA ES LA TUYA -', presentado por Bertín Osborne,.
acerca a los espectadores el lado más desconocido de personajes relevantes de diversos ámbitos. Durante aproximadamente una hora, los telespectadores tienen la oportunidad de conocer mejor al invitado y también al propio Bertín Osborne, en Telecinco a las 22:00, el viernes - 16 - Febrero ,etc.
EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MI CASA ES LA TUYA - viernes - 16 -Febrero - Arturo Pérez Reverte - La mujer y los dos gladiadores ,.
La pantomima de la mañana había resultado hilarante. Titus se había reído a mandíbula batiente con las ocurrencias del actor que encarnaba a Paris, a quien habían caracterizado como un paleto. Su mentor Calístenes no había abandonado su cara de ajo, despotricando contra la irreverencia de los actores al representar de manera tan mundana a los dioses del Olimpo. Se detuvo ante los tres altares de la Tríada Capitolina que presidían la orchestra y les rezó a las divinidades, figuradas en forma de sus aves simbólicas, para desagraviarlas por la blasfemia que habían presenciado. Ante el pavo real de Juno y la lechuza de Minerva, a las que él llamaba Hera y Atenea, pues “griegas eran”, redobló sus plegarias y entonó uno de los himnos que, contaban, su compatriota Homero había compuesto, cuando los hombres no habían abandonado aún a los dioses. Siempre con la cabeza cubierta, como prescribían los cánones al dirigirse a las divinidades, el quiota extendió sus manos frente al ara de Zeus, al que encarnaba una prodigiosa águila, y le rogó que fulminara con un rayo el carromato de los cómicos, que habían osado burlarse así.
Salieron del teatro y se dirigieron a un ventorrillo de la zona portuaria para comer una fritura de pescado exquisita. Calístenes, que no paraba de darle la tabarra sobre lo bárbaros que eran los romanos y que eran incapaces de ir al teatro como lo hacían los helenos, para quienes era algo casi sagrado, trasegó dos jarras de clarete y estaba achispado.
Titus saboreaba cada grano de ese día de libertad, que le habían dado sus padres por motivo de los Ludi Apollinares. La ciudad resplandecía. Las calles estaban llenas de nativos y foráneos. Puestos ambulantes, donde se podía comprar de todo lo imaginable, y artistas callejeros coloreaban aún más las vías.
El niño zarandeó al esclavo, que roncaba su borrachera. No quería llegar tarde al anfiteatro. Tenían un palco reservado. Su cuñado patrocinaba los juegos porque quería que lo eligieran como duovir en las próximas elecciones. Bordearon el teatro y subieron a la recia muralla erigida por los púnicos, a fin de evitar las atestadas calles y acortar camino.
El anfiteatro se encontraba en la ladera del monte de Esculapio opuesta al teatro. Era bastante más antiguo que aquel. Databa de tiempos republicanos. Calístenes hizo un esfuerzo titánico por quitarse la modorra y contó a su pupilo que en ese mismo solar Escipión el Africano celebró los primeros juegos de gladiadores de Hispania para honrar a su padre y su tío, caídos en combate contra los hermanos de Aníbal en tiempos de la Segunda Guerra Púnica. O sea, Carthago Nova fue el primer lugar en la península donde se celebraron los ludi gladiatorii, esos juegos que los romanos les copiaron a sus conquistadores etruscos, mediante los cuales varias parejas de gladiadores combatían en el funeral de un notable, a fin de derramar su sangre y ofrecérsela al alma del difunto. Una costumbre bárbara, ¡por Zeus!, graznó el preceptor. A Titus le hacía mucha gracia: Calístenes se dirigía siempre a él en un griego impecable, ático, y le reñía si no lo pronunciaba con corrección absoluta, pero, cuando el mentor tenía que usar alguna palabra en latín, lo hacía con un acento heleno que recordaba a los marinos griegos analfabetos, que formaban gran parte de las tripulaciones que arribaban a puerto y hablaban un latín macarrónico. Calístenes no se recataba en comparar la “civilización” de los helenos frente a la barbarie de algunas costumbres romanas. Y entre ellas, de la que más abominaba era de los juegos en el anfiteatro. Esta tarde iba a tragar doble ración de bilis el esclavo: a él, Titus Iunius Paetus, de la ilustre gens de los Paeti, un siervo no le iba a amargar la tarde.
La cavea estaba llena. Los últimos rezagados accedían a sus respectivos sectores por los vomitoria que les señalaban la ficha que los funcionarios les habían entregado según su condición social. Varios esclavos públicos rociaban a los espectadores con agua aromatizada. Los marineros de la flota habían corrido el velum y la sombra ayudaba a amortiguar el calor. Vendedores varios pregonaban su mercancía y los espectadores no dejaban de comprarles cucuruchos de garbanzos, altramuces, sesos y lenguas de pájaro o salchichas calientes.
Al fin su cuñado Salvius dio la señal para que empezaran los juegos. El primer espectáculo era la ejecución de unos criminales condenados a morir en la arena. Se trataba de algunos piratas, unos salteadores de caminos y dos parricidas. Primero los hicieron combatir contra una jauría de lobos famélicos y un león más viejo que el de Nemea. Los sobrevivientes fueron armados contra dos gladiadores tipo andabatae, de los que combatían con un casco que les cubría toda la cabeza sin huecos para los ojos. A pesar de su ceguera los andabatae exterminaron a los convictos, entre la mofa del público, que daba falsas orientaciones a los gladiadores para que se zurraran entre sí en vez de acometer a los condenados. Calístenes aprovechó para aleccionar a su pupilo sobre cómo acababan los que emprendían el camino equivocado: destripados en la arena por unos gladiadores desecho de tienta, en medio de las chuflas de un público ávido de vísceras.
El graderío bramaba pidiendo más sangre. Los esclavos limpiaron la arena de los cadáveres, vestidos de Caronte y otros seres infernales. Llegó el turno de los bestiarios: dos parejas de ellos combatieron primero contra un oso y luego contra un tigre. Era la primera vez que se veía uno de estos felinos en la ciudad. El público dio un pronunciado aplauso al editor de los ludi. Salvius se pavoneaba: tenía casi asegurada la elección.
El colofón lo pusieron las cuatro parejas de gladiadores que combatieron a continuación: dos reciarios contra dos mirmilones y dos tracios contra dos hoplomachi. El graderío bramaba. Calístenes fingía despreciar esos ritos tan bárbaros, pero había apostado por los hoplómacos, que vestían al estilo griego, y se asfixiaba cuando veía a alguno de ellos en peligro. Titus no podía ser más feliz.
Los doctores, que habían supervisado el entrenamiento de los esclavos que combatían como gladiadores a manos de los lanistae, ejercían como árbitros vestidos con su túnica corta característica y empuñando una vara con la que golpeaban a los luchadores si combatían con poco ímpetu o violaban alguna regla.
Titus se extrañó de que casi todos los gladiadores estuvieran pasados de peso. Un vecino de palco, un comerciante de vinos y aceite que había visitado todos los puertos del Mare Nostrum y acudido a los anfiteatros que en ellos había, le explicó con cierta condescendencia que eso era normal: un gladiador era una inversión muy costosa para un ludus. A diferencia del resto de la población, tenían a sus disposición médicos cirujanos, muchos con experiencia previa en las legiones, que atendían sus lesiones y supervisaban su dieta. Ésta se basaba fundamentalmente en grandes cantidades de cebada (“comen más que mi burro Lucio”, apostilló) y alubias, con carne o pescados para completar el aporte de calorías que precisaba un entrenamiento físico tan duro. Con esa dieta además se creaba una capa de grasa con la que proteger los órganos vitales de las muchas heridas que recibían en los combates o entrenamientos más duros. Por mucho que el vulgo pidiese sangre, los espectadores más entendidos y los empresarios intentaban evitar que hombres que habían costado tanto murieran en la arena. Si habían combatido bien y en otras tardes el público había disfrutado con su arrojo y arte, lo normal es que se le perdonara la vida si eran vencidos y sus heridas no eran mortales.
Como queriendo darle la razón, un retiarius inmovilizó en el suelo con su red al murmillo con el que había combatido y lo tenía inerme con el tridente apuntando al gaznate. El murmillo era un coloso de varios pies de altura y sus buenas libras de peso, con una barba leonina y un corte de pelo característico, que imitaban todos los mozalbetes de la colonia, mientras las puellae, y algún que otro puer, llenaban los muros de la población con dibujos que querían representar su imponente aspecto y frases como suspirium puellarum (el suspiro de las mozas), puerorum deliciae (delicias de los mozos) o pulliter Carthaginis Novae (el potro de Cartago Nova): Petrus Hortae. Tenía un carácter expansivo, con un pico de oro y había regalado grandes tardes de emoción y diversión a sus miles de admiradores, obteniendo 12 victorias y siendo indultado tres veces antes.
Cuando su oponente consultó a la cavea, con Hortae abrazado a sus rodillas y el índice levantado a modo de súplica, el graderío bramó “Mitte! Mitte!” (Perdónalo, Déjalo). Salvius, que ejercía de editor, señaló con el pulgar el suelo, indicando que el retiarius debía envainar el puñal con el que iba a degollar al vencido. El árbitro extendió el índice y el corazón, mientras tenía plegados el resto de dedos, disponiendo con este gesto el perdón para Hortae. Éste, que sangraba por las heridas que le había causado su oponente, primero se interesó por las lesiones que le había provocado al retiarius y pidió al médico que lo atendiera a él antes. Luego dio un paseillo por toda la arena levantando los brazos, como si él hubiera resultado vencedor. Ante su desparpajo el graderío enloqueció y gritaba Nica! Nica! En tibi! (Victoria, victoria. Una para ti). Calístenes, que había dejado definitivamente su pose displicente, a pesar de que había apostado por él y había perdido, pues, un buen puñado de ases, gritaba Ton hepta theamaton esti! (¡Eres una de las siete maravillas del mundo!).
Peor fortuna tuvo uno de los Hoplomachi: era novato y no había combatido con la valentía y oficio suficiente. Los espectadores no paraban de recriminar su actitud gritándole Quare tam timide incurris in ferrum? (¿Por qué eres tan cobarde para lanzarte sobre la espada?). Así que, al inmovilizarlo el thraex con el que se batía, un clamor rugiendo Occide, verbera, ure! (¡Mata, azota, quema!) sobrevoló el anfiteatro cual si una bandada de gaviotas carroñeras batiera sus alas sobre él. El Hoplómaco entre lágrimas se aferró con más ansias a las rodillas de su verdugo. Salvius se llevó el pulgar a la garganta, dando la señal de muerte. El público lo vitoreó y empezó a graznar de nuevo: iugula, iugula, iugula (Degüella, degüella, degüella). El árbitro, que había intentado separar a varazos al condenado de su ejecutor, hubo de ayudar a éste a dejarle la garganta descubierta. El “respetable” no paraba de recriminar al caído Quare parum libenter moritur? (¿Por qué muere tan a disgusto?). Por fin el tracio pudo degollarlo de un tajo limpio. Cuando los esclavos, vestidos de Caronte, lo arrastraron por la arena prendido de unos garfios, las mofas besaron las nubes.
Titus babeaba: por primera vez en sus doce años, había visto a una mujer desnuda y a un hombre morir degollado como un cerdo. Calístenes, que había apostado por él al combatir como hoplómaco, entre escupitajos vomitó su desprecio por lo mal que había sabido morir: poco favor le hacía a los que habían caído gloriosamente en la Hélade, en las Termópilas y Salamina, lloriquear como una ramera aferrado a la cintura de su verdugo. Había que saber irse de este mundo con la misma dignidad con la que lo hizo Heracles, abrasado por las llamas en la pira sin proferir un solo lamento.
Sin duda, había sido el mejor de todos sus días, caviló Titus mientras paladeaba el sorbete de frutas, enfriado con nieve traída de los pozos de la lejana Sierra Hispania, que le ofreció su hermana para celebrar la segura elección de su cuñado Salvius como duovir en los próximos comicios. Los ludi gladiatorii que éste había ofrecido en el anfiteatro de Carthago Nova dejarían huella en la ciudadanía de la colonia.
Mi amigo Pedro Huertas es, en efecto, un coloso: sus brazos, columnas dóricas con los que podría darte un guantazo que te enviaría a hacer de uno de los caballos que tiran de la cuadriga de Helios, dios del sol, tatuados con los nombres en griego de las musas a las que adora; su imponente torso; su barba que lo asemeja al Leónidas de 300 y la potencia y agilidad que le han conferido sus muchas horas de entrenamiento en rugby o en las excavaciones arqueológicas a las que acude con fruición en sus días de asueto. Pero todo lo que tiene de oso lo tiene de hermoso, como decían mis viejas en la huerta murciana. Es arqueólogo e historiador de formación y vocación, aunque ejerce de guía turístico en el consorcio Cartagena, Puerto de Culturas, que pretende hacer justicia dando a conocer las maravillas históricas que atesora esta urbe, uno de los zafiros que embellecen el Mediterráneo con su fulgor labrado a lo largo de siglos de historia y arte en conjunción con un paisaje besado por las divinidades.
He podido visitar con él alguno de los monumentos más señeros de la antigua colonia romana. La pasión con la que los explica, la profusión de datos extraídos de las fuentes más fiables y lo bien que sabe implicar a su auditorio con su bien estar y algún que otro chascarrillo que sabe encajar a la perfección logran que el público VIVA el espacio que está visitando bajo su guía.
Gracias a los auspicios de Ricardo Carrillo, hermano de mi soror animae (aunque ella sea Púnica y yo Romano) Mar Carrillo, pudimos visitar para grabar un programa de difusión de patrimonio de la Biblioteca Regional de Murcia las obras que se están realizando en el anfiteatro de Cartagena, que durante casi dos mil años yació olvidado, usado como cementerio del cercano Hospital de Marina, creación de Carlos III para cuidar la salud de los efectivos de su flota, y luego como plaza de toros (una de las más antiguas de España). Tuvimos la fortuna de comprobar los trabajos de excavación y rehabilitación del que está llamado a ser uno de los anfiteatros más espectaculares de Hispania, a poco que las autoridades locales, regionales, nacionales y europeas confíen en que se convertirá en faro de cultura y regeneración como lo hizo el cercano teatro romano. Pedro nos condujo por las estancias en las que los gladiadores aguardaban para ser llamados a la arena, donde su vida quedaba en manos de los espectadores que los aclamaban como dioses, pero en una clepsidra se olvidaban de su antigua admiración y te convertían en presa de carroñas, en alimento de una pira funeraria. Su verbo, así como el entusiasmo con el que Mar, cartagenera hasta la médula y más allá, vivía el recorrido por tan señero monumento sembraron la semilla que me permitieron dar nueva vida a este artículo y al anfiteatro que lo inspiran, uno de los más antiguos y notables de Hispania.
Fernando Lillo es una de esas personas que engrandece el oficio que desempeña y te hace orgulloso de bogar, aunque sea de grumete, en el navío que lucha por la divulgación y puesta en valor del legado grecolatino, piedra angular en la que sustenta nuestra civilización, aunque gran parte de los políticos actuales y la sociedad que los elige lleven antifaces de burro y, cuales ingratos alfalfabetos, no lo sepan ver. Pude reseñar uno de sus libros en esta misma cueva. En su página personal, en un gesto de filantropía y generosidad que lo honra, cuelga a disposición de los amantes del mundo grecolatino una serie de talleres y documentos para acercar éste a la humanidad. En uno de esos talleres, el dedicado a los gladiadores, me documenté para dar vida a los personajes de mi relato. Vaya aquí mi homenaje y gratitud.
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