Ella cantaba ‘Night and day’ de Cole Porter en la puerta de El Corte Inglés de Badajoz. Él se detuvo para escucharla. Por su aspecto, pensó que era un vagabundo. De repente, él cerró los ojos y ella se dijo, «seguro que es músico». Ese instante que vivieron en la Navidad de 2019 les cambió la vida a ambos.

Ella es Amalia Toboso, una cantante extremeña afincada en Badajoz y él, Armando Krieger un director de orquesta y compositor argentino que se convirtió desde ese momento en su maestro, hasta su muerte el pasado mes de marzo. Durante el tiempo que compartieron, se formó junto a su mentor, conoció a otros compositores, a productores... y empezó una, todavía breve, pero intensa carrera que la ha llevado a subirse a escenarios de Roma, Nápoles y a debutar próximamente en Nueva York.

Su primer encuentro fue un 23 diciembre de 2019 y este sábado, cuando se cumplen justo cuatro años, Amalia volverá a cantar en el mismo lugar en el que Alfredo la descubrió. Esta tarde, a partir de las 20.00 horas, interpretará de nuevo ‘Nigh and day’ de Col Porter en homenaje a su maestro, junto a otras canciones.

Amalia terminó la carrera de Física, pero sus inquietudes artísticas -viene de una familia de músicos y era aficionada desde pequeña- la llevaron a matricularse en el conservatorio. No le bastaba, sentía que necesitaba más. Por eso, pidió permiso a los responsables de El Corte Inglés para cantar en una de sus puertas. No le pusieron ningún problema, al contrario, apoyaron su idea. Iba una o dos veces por semana con sus bases, un micrófono y un repertorio de temas pop, latino, jazz, soul y algo de lírica. Hasta que se topó con Armando Krieger, que le propuso que fuera su alumna. 

Al buscar su nombre en internet, Amalia descubrió que era un reputado director de orquesta y compositor, muy conocido en Argentina. Aceptó la propuesta y en la prueba que le hizo en el teatro López de Ayala «surgió la magia», recuerda. 

Poco después llegó la pandemia. «Durante esos meses lo que hicimos fue estudiar y estudiar, prepararme». Krieger descubrió su potencial lírico y, con sus clases, su desarrollo artístico fue «meteórico», asegura la cantante. «Cambió mi vida profesional y personal, porque fue como un padre para mí».


Krieger enfermó, pero, a pesar de ello, siguió aconsejando a Amalia, a la que dictaba sus composiciones. Ella lo cuidó hasta el final. «Siempre me dijo que no se moriría hasta verme triunfar». No pudo cumplir su promesa, porque el debut internacional de Amalia llegó justo después de su fallecimiento. Sí pudo ver, al menos, la grabación en remoto que hizo para una gala en Nueva York. Ella interpretó la canción ‘Gracias a la vida’. La escucharon juntos y él se emocionó.

No había vuelto a cantar en la calle desde entonces. La cantante propuso a los responsables de Ámbito Cultural volver a hacerlo en una fecha tan señalada para ella, como tributo a su descubridor y a beneficio de Músicos sin Fronteras, ya que el dinero que se recaude se destinará a becas musicales para niños y jóvenes en riesgo de exclusión social y con discapacidad. 

«Música siempre viva y dedicado a la belleza del sonido, era lo que decía siempre Armando». El deseo de Amalia ahora es mantener y difundir el legado de su maestro.