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jueves, 8 de febrero de 2024

LA HORMA DE MI ZAPATO, EL OBJETO Y YO, ZAPATILLAS VIEJAS - MORTADELO Y FILEMÓN - Revista Grada - Construcción - Mi casa está construida en una fábrica ,. / Peter Falk, el teniente Colombo y el perro - Muere un anciano tras una pelea entre vecinos en Vizcaya,. / HOY LE TOCA - Una vida secreta encuentros,.

 

 TITULO : LA HORMA DE MI ZAPATO, EL OBJETO Y YO, ZAPATILLAS VIEJAS - MORTADELO Y FILEMÓN - Revista Grada  -   Construcción - Mi casa está construida en una fábrica ,. 

 LA HORMA DE  MI ZAPATO, EL OBJETO Y YO, ZAPATILLAS VIEJAS - MORTADELO Y FILEMÓN -   Revista Grada -   Construcción - Mi casa está construida en una fábrica , fotos,.

 Mi casa está construida en una fábrica,.

La pandemia y el giro hacia la sostenibilidad dan un impulso sin precedentes a los edificios modulares e industrializados, que involucran ya a medio millar de empresas en España,.

 Unai Agirre, consejero delegado de Egoin, frente a una de los edificios industrializados de la empresa.

Unai Agirre, consejero delegado de Egoin, frente a una de los edificios industrializados de la empresa.

Con la excepción de los rascacielos más avanzados y las grandes obras de ingeniería, el sector de la construcción es uno de los que menos ha evolucionado con el paso de los siglos. Aunque se han desarrollado nuevos materiales y se han introducido nuevas técnicas, continúa siendo uno de los menos automatizados y más dependientes de mano de obra intensiva. «Eso provoca que sea poco eficiente y que las calidades resulten muy desiguales», comenta Unai Agirre, consejero delegado del Grupo Egoin. Él se ha propuesto utilizar los conocimientos adquiridos como directivo de Gestamp, multinacional de automoción pionera en la adopción de nuevas tecnologías, para dar un vuelco a esta coyuntura y liderar la profunda transformación que están propiciando las nuevas construcciones modulares e industrializadas.

 

«Nosotros diseñamos y fabricamos estructuras de todo tipo de edificios en madera. Desde viviendas unifamiliares hasta edificios de nueve alturas, pasando por instalaciones públicas. Es un modelo completamente personalizable que utiliza sistemas de control numérico para fabricar las diferentes piezas en nuestras instalaciones. Se secuencian y envían en camiones, y se montan como si fuese un Lego en su ubicación permanente», explica Agirre.

 

Este sistema ahorra hasta la mitad del tiempo que emplea la construcción tradicional, requiere una fracción de su mano de obra, evita los sobrecostos habituales en el sector porque todo encaja al milímetro, y ofrece una eficiencia energética incomparable. Por si fuese poco, resulta mucho más limpio porque los residuos se reducen al mínimo, y, como la empresa vasca utiliza pinos de los alrededores explotados de forma sostenible, también es mucho más respetuoso con el medio ambiente.

 Imagen principal - Fábrica de Egoin en Legutiano.

Fábrica de Egoin en Legutiano. 

«Ahora vivimos un 'boom' de este tipo de construcciones, tenemos ya contratada toda la capacidad de producción para 2021, y esperamos crecimientos de dos dígitos en los próximos años. Vamos hacia un futuro de casas autosuficientes», comenta Agirre. No en vano, el estándar de 'casa pasiva' -que apenas consume energía-, es el que muchos se marcan como ideal. Se estima que más de medio millar de empresas españolas se dedican ya al sector de la construcción industrializada y modular -a través de la fabricación de componentes, la edificación y la comercialización-, y todo apunta a que continuará creciendo.

Egoin convierte los gigantescos troncos de pinos cortados en cien kilómetros a la redonda en tablones perfectos a través de un sistema altamente automatizado en el interior de la nave de Legutiano, en Araba. Luego, esa materia prima se envía a las instalaciones de Ea, en Bizkaia, donde la madera CLT que forman paredes y vigas ocupan casi todo el espacio. El ritmo de fabricación no da abasto, y sorprende el tamaño de las vigas de hasta 40 metros de longitud que se cargan en los camiones, algunos con destino a Francia y Reino Unido, donde la empresa vende el 20% de su producción.

Pero no ha sido fácil llegar hasta este punto. «Estos sistemas proceden del norte de Europa y tienen especial éxito en el centro. En España ha habido que predicar mucho en el desierto, porque los clientes aún tienen la idea de que este tipo de construcciones son menos robustas que las de piedra u hormigón, algo que es totalmente falso», señala Agirre. Otro mito relacionado con las construcciones industrializadas es que son más baratas que las tradicionales. «Las de madera pueden ser incluso más caras en proyectos pequeños», asegura el directivo.

Proyecto de vivienda de Custom Home realizado con contenedores marítimos.
 
Proyecto de vivienda de Custom Home realizado con contenedores marítimos. 

Las de hormigón sí que son más competitivas. Y viven un auge importante en el centro y el sur de nuestro país. «En 2018 no tuvimos ningún proyecto de construcción modular o industrializada. En 2019 comenzamos a ver interés, y el año pasado las solicitudes se dispararon un 250%», comenta Jorge Danés, consejero delegado del Grupo Presente, una empresa malagueña de dirección de proyectos inmobiliarios que trabaja con seis fabricantes de este nuevo tipo de viviendas.

«En España se construye muy mal. Al lobby de promotores y constructores no le interesa cambiar las cosas y eso complica mejorar la percepción que la gente tiene de las viviendas prefabricadas», indica Danés. No obstante, considera que dos elementos están de su parte: la pandemia ha provocado un gran incremento de la demanda de casas unifamiliares económicas, y el auge de las viviendas construidas para el alquiler incrementa la presión para acortar los plazos de entrega. «Si la construcción tradicional cuesta entre 700 y 1.500 euros por metro cuadrado, la industrializada de hormigón está entre los 800 y los 1.200 euros. Pero se gana hasta un 80% de tiempo y eficiencia energética», subraya Danés.

El problema está en las grandes promociones. Porque las entidades bancarias son reacias a financiarlas. «En fábrica no se puede certificar la construcción para liberar los pagos. El banco no sabe si esos edificios se van a colocar sobre el terreno del promotor y no han desarrollado productos financieros para ellos. Así que el promotor tiene que responder con su patrimonio», explica Danés. «De momento, lo que mejor funciona es la autopromoción, porque el sistema ofrece viviendas de una calidad fantástica a precios razonables».

Más económicas resultan aún las construidas con contenedores marítimos. Sí, esos que vemos apilados en los grandes buques mercantes. Es el no va más de la construcción modular y permite adquirir una vivienda de 80 metros cuadrados por solo 60.000 euros y una de 128 metros por menos de 100.000 euros. Son los precios de Custom Home, una empresa familiar de Almería que construía viviendas tradicionales y que decidió reinventarse tras el duro golpe que sufrió con la crisis económica de la pasada década. «Ahora estamos creciendo tanto que las instalaciones se nos han quedado pequeñas», comenta su consejero delegado, Antonio Sánchez.

Proyecto de edificio de Egoin en Girona.
 
Proyecto de edificio de Egoin en Girona. 

Como sucede con Egoin, Custom Home se fijó en sistemas que tenían buena aceptación en el norte de Europa y que eran casi desconocidos en España. «Nos sorprendió que una vivienda se pueda montar en cuatro horas y sellar en menos de una semana», recuerda Sánchez. «Utilizamos materiales totalmente secos, con la excepción del hormigón si es necesario cimentar, y gracias a la fachada ventilada de madera cementosa o de losa cerámica obtenemos una calificación energética B», señala el directivo.

«La gente se espera unos contenedores apilados, pero lo cierto es que el cliente nunca ve el contenedor y siempre se sorprende con el resultado final», explica. No obstante, Sánchez reconoce que todavía queda un trecho largo hasta conseguir que este tipo de vivienda se popularice. «La sociedad se tiene que ir adaptando. En nuestro caso, además, las viviendas más sencillas cuentan con una ventaja: que podemos desanclar la casa y llevárnosla a otro sitio», comenta. El problema es que el papeleo todavía resulta demasiado farragoso.

Todos coinciden en que el giro hacia la eficiencia y la sostenibilidad en la construcción es imparable. «Comienza a haber impulso a las construcciones industrializadas también en el sector público y comunidades como Cataluña o Navarra son ya muy activas. Ese impulso se va trasladando también al sector privado, y lo que antes era un nicho pequeño cada vez se extiende más y a mayor velocidad», sentencia Agirre. Egoin, que comercializa sus viviendas unifamiliares a través de la marca Eiser, ya cuenta con más de 4.000 proyectos construidos.

«A pesar de que el crecimiento es muy rápido, todavía solo el 23% de quienes nos consultan para realizar proyectos industrializados terminan ejecutándolos», añade Danés. No obstante, el empresario andaluz señala que las perspectivas son buenas y pone su esperanza en los jóvenes, «que tienen una mente mucho más abierta y están más interesados por este tipo de viviendas». Según vayan accediendo al mercado inmobiliario, avanza Danés, su peso en el mercado continuará creciendo.

Tipos de construcciones

Industrializadas: La opción más cara, a menudo de precio similar a la de la construcción tradicional, es también la que permite una mayor personalización, ya que se diseñan de forma individual y se producen en la fábrica siguiendo las necesidades del cliente. Los acabados se realizan de forma más tradicional.

Prefabricadas: Se construyen por completo en fábrica y se producen en serie siguiendo los modelos de un catálogo. Permiten una menor personalización, aunque cada vez los módulos son más flexibles, y son las que concluyen todo el proceso de forma más veloz. Sobre el terreno solo es necesario acondicionar la parcela.

Contenedores: La opción más económica, y una de las más rápidas, es la que utiliza contenedores marítimos como base para crear viviendas cuya personalización también es creciente, pero limitada. Los modelos más sencillos no requieren de cimentación y cuentan con una ventaja potencial: se pueden llevar de un lado a otro. 

 

TITULO: Peter Falk, el teniente Colombo y el perro - Muere un anciano tras una pelea entre vecinos en Vizcaya   ,.


Peter Falk, el teniente Colombo y el perro - Muere un anciano tras una pelea entre vecinos en Vizcaya ,. fotos,.

 

 

Muere un anciano tras una pelea entre vecinos en Vizcaya,.

La Policía Local había recibido varias quejas por problemas de convivencia con los residentes en la vivienda del fallecido,.

Muere un anciano tras una pelea entre vecinos en Vizcaya

Un anciano de 81 años ha fallecido a consecuencia de un golpe en la cabeza durante una pelea entre vecinos en Santurce (Vizcaya), y la Ertzaintza ha detenido a un hombre por un presunto delito de homicidio.

 

Según han informado este martes fuentes de la Ertzaintza y del Ayuntamiento de Santurce, el suceso se produjo sobre las 17:00 de este lunes cuando uno de los implicados se dirigió a la vivienda de otro vecino, en el número 2 de la calle Hermanos Larrarte, para quejarse por el ruido que procedía de su piso.

 

Entonces se inició una discusión y después una pelea entre el vecino que acudió a quejarse, que es el detenido, y los tres residentes de la otra vivienda, entre los que estaba el octogenario fallecido.

El anciano cayó al suelo en el curso de la pelea y se golpeó en la cabeza, por lo que fue trasladado al Hospital de Cruces, donde falleció.

Fuentes del Ayuntamiento han indicado que en la Policía Local constan llamadas anteriores de vecinos del mismo inmueble para quejarse por problemas de convivencia con los residentes en la vivienda del anciano fallecido.

Los familiares del fallecido han presentado esta mañana una denuncia ante la Policía Local, y posteriormente las diligencias han pasado a la Ertzaintza, que ha detenido a un varón de 42 años, sin antecedentes policiales, como presunto autor del homicidio. 

 

TITULO: HOY LE TOCA - Una vida secreta encuentros,.

 Una vida secreta encuentros,.

 

Situado en la parte baja del Edificio Valentín, es un establecimiento atípico, pues sus dependencias son llamativas y posee una cualidad extraña que ningún otro establecimiento posee,.

Bajando por las escaleras de la Casa Valentín, y despidiéndome de los dueños de las privilegiadas viviendas que entonces me mostraron un pasado glorioso de un eterno baluarte de la provincia de León, me encuentro con un asunto peliagudo.

Un establecimiento antiguo, decorado exteriormente con mucho gusto y dejando al paseante solitario de esta bella ciudad enmudecido con su llamativa fachada.

«Comidas - Bar La Barra - Vinoteca», reza el cartel exterior, imitando a aquellos olvidados a los que nos tienen acostumbrados las películas de los años cincuenta.

Me pregunto, al escrutar el misterioso interior, qué llevó a la Barra al estrellato en la hostelería, qué actividades se desarrollaban en su interior y qué secreto esconden sus paredes para el mundo exterior, famosas en la ciudad entera por este extraño objeto que calentaba las manos de los trabajadores décadas atrás.

Fotografía de La Barra 
 
foto / Fotografía de La Barra ,.

La historia de La Barra

Como ya conocen los habituales lectores de esta sección, la Casa de don Valentín se construyó en el 1926, intentando abrazar el progreso de las afueras de la ciudad, que se unían al centro neurálgico gracias al puente de hierro de Saavedra que llegaría a convertirse en el Puente de los Leones.

El edificio, que originariamente se proyectó como un hotel; da fe de estas intenciones el maravilloso hall de entrada, decorado y dispuesto cual entrada de engalanado hotel, fue bautizado como Hotel del Norte, rindiendo homenaje a la estación del Norte, antigua estación de León a la que los viajeros comenzaron a llegar desde el siglo anterior desde lugares como Palencia o Valladolid.

Es entonces, durante la tercera década del siglo XX, cuando el turismo, los viajeros, y los trabajadores comenzaron a proliferar en el entorno de la avenida de Palencia y el paseo de Salamanca. Intentando hacer frente a esta nueva demanda que surgía, allá por el año 1932, se proyectó un bar, con pensión y fonda, en el que los oriundos y los visitantes pudieran relajarse y disfrutar de una bebida caliente antes o después de haber tomado el tren en la estación del Norte. Este fue el origen del Bar La Barra.


Pero los trabajadores de la industria ferroviaria llegaban cansados, ateridos y congelados de las vías, y no tenían suficiente con una bebida caliente. Precisaban de algo para nutrir a sus desnudas manos de calor.

De esa necesidad, surgió una idea especial y diferente. Y de ella, proviene el nombre, tan característico como fácil de recordar, de La Barra. Colocaron, en el interior del apoyabrazos de la barra del bar, una tubería que la recorría en su totalidad y, en su interior, agua caliente cruzaba de continuo de un lado a otro, permitiendo a los clientes que apoyasen las manos o los antebrazos en ella, calentarse al instante y sentir el suave abrazo del calor en invierno.

En la parte baja, un reposa pies, con el mismo mecanismo, permitía a todos calentar la suela del zapato de igual manera, siendo este un punto estratégico de reunión entre los trabajadores y los viajeros, que elegían la Barra por encima de cualquier otro bar.


Aledaño a este establecimiento, locales que servían de hotel, de fonda o de lavandería, completaban los bajos de la Casa don Valentín, consiguiendo atraer a las personalidades interesadas en el descanso y la tranquilidad junto a la estación del Norte.

La Barra contaba con varias estancias. Entre ellas, una bodega casi secreta, que el nuevo dueño, allá por los años noventa, Pablo, convirtió en un lugar de culto para los enólogos de prestigio, promoviendo la cata de vinos y la conservación de este local, dándole de nuevo un sello de excelencia y aportando un pequeño granito de arena en la historia de León.


Un Indiana Jones leonés

Esta idea de Pablo, convirtiendo el Bar la Barra en Vinoteca a finales del siglo pasado, no hubiera sido posible sin la ayuda del vicepresidente del círculo de empresarios de León, Jesús Riol, un auténtico protector del patrimonio cultural, al que podríamos llamar el Indiana Jones Leonés.

A finales de los noventa, Jesús se hace con los locales adyacentes a la Barra y con el bar en sí, permitiendo a su amigo, Pablo, que desarrolle su actividad en él, no sin antes practicarle una notoria reforma que deja el local de la Barra revitalizado y lleno de historia.

Nos cuenta Jesús, eterno defensor de la historia y de la conservación de la misma, que el estado en el que hace más de veinte años La Barra se encontraba, precisaba de una profunda reforma pero que, intentando salvaguardar la memoria del lugar, prevaleció entre sus intereses el de proteger el patrimonio que en el establecimiento se escondía.

De esta manera, conservó el suelo de cerámica, restauró la barra al completo, dejando la tubería de agua en su interior y consiguiendo dotar al lugar de un novedoso cambio de imagen sin necesidad de perder la esencia de su historia y preservándolo para las generaciones futuras.


Pero la cruzada de Jesús no termina ahí, sino que también es el responsable de reformas como la del famoso Barry´s Irish Pub de la Plaza Mayor, donde nos cuenta que conservó una fachada de hierro, al más puro estilo londinense, de las que muy pocas quedan ya en León. Esta fachada, que a priori parece de madera, resulta ser hierro, eliminando el riesgo de incendio y promoviendo la conservación del esqueleto del local, que ardería con más dificultad que la madera, en caso de que el incendio llegase a producirse.

O el Lobo, bar por todos conocido, también en la Plaza Mayor, en el que encontraremos arcos de la muralla originales conservados en perfecto estado, integrados en un local dinámico y llamativo, con un ambiente moderno pero conservando y dando importancia mayúscula al pasado del que venimos.


La Barra en la actualidad

Años después, Pablo se vio obligado a abandonar el proyecto de la Barra, pasando esta por diferentes dueños hasta que, finalmente, en 2022, terminó cerrando sus puertas al público de forma indefinida, siendo este un episodio triste para la historia de León, que sigue llamando a nuestra puerta con intenciones altruistas, recordándonos un pasado que fue brillante y empujándonos hacia el progreso, tal y como hace Jesús Riol.

Los locales adheridos a La Barra, hoy son testigos del paso del tiempo, pero también protagonistas de la narrativa actual. Jesús, dueño aún de varios de ellos, nos enseña la maravillosa forma de aprovechar su espacio, manteniendo y conservando las construcciones originales y propiciando que las salas de reuniones, los cubículos de cristal y los despachos, así como las diferentes alturas dentro del local, sean móviles, permitiendo que las escaleras en su interior cambien de posición o los espacios puedan alterar su distribución, adaptándose a las necesidades de los empleados sin dañar por ello su estructura. Cada detalle está cuidado al milímetro pues Jesús se ha encargado de darle el valor que merece cada pequeño recoveco. La escalera está inspirada en una catapulta medieval, la zona de servicios posee una escultura aprovechada para complementar una pared que, a priori, hubiera quedado inservible y que, gracias a la oscuridad que desde fuera le aporta la luna y la luz artífica que se crea en su interior, nos ofrece, a los viandantes, una maravillosa obra artística visual. El arte asiático, sobre todo las influencias japonesas, resultan primordiales para Jesús y lo orgánico, el elemento vivo, es sustancia imprescindible en sus diseños. Gracias a su tenacidad, mantiene con vida y conserva la historia de uno de los Edificios más emblemáticos de León.


En La Barra, el agua aún sigue recorriendo la tubería, calentando a las millones de reminiscencias antropomorfas que aún visitan el local. Los ferroviarios, los viajeros, los vecinos y los que hoy recordamos su historia, bebemos de la misma y disfrutamos del patrimonio que La Barra nos ofreció a todos los leoneses.


Hoy, con la trapa cerrada, espera a su siguiente dueño, que levantando la misma y encendiendo de nuevo las luces, plantará una nueva semilla de ilusión de la que brotará la historia, la alegría y el agua caliente que anegaba una tubería que siempre estuvo dispuesta a embriagar de cálida esperanza las manos y los corazones de todos los habitantes de León.

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