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lunes, 19 de febrero de 2024

Tarde de café - El condensador de fluzo - "Vísteme despacio" o la moda a lo largo de la historia ,. / Documaster - Lenin: el terror revolucionario era él ,. / Al Médico - Mejor no ir al infierno,.

 

 TITULO:  Tarde de café -    El condensador de fluzo -   "Vísteme despacio" o la moda a lo largo de la historia    ,.

 Tarde de café - El condensador de fluzo -  "Vísteme despacio" o la moda a lo largo de la historia   , fotos,.

 El condensador de fluzo -  "Vísteme despacio" o la moda a lo largo de la historia  ,.

¿Cuál es el origen del actual vestido de novia? ¿Han estado de "moda" los tatuajes a lo largo de la historia? ¿Conocemos todo sobre la icónica Coco Chanel?,.

 "Vísteme despacio" o la moda a lo largo de la historia

Seguimos el hilo de la moda en un nuevo capítulo de El Condensador de Fluzo. La presentadora Raquel Martos nos conduce por los acontecimientos históricos más importantes del mundo de la confección. En la sección "A pie de historia", Goyo Jiménez nos cuenta el origen del actual vestido de novia y Sara Rubayo nos muestra la delgada línea entre arte y 

 

 

moda a través de Yves Saint Laurent o Salvador Dalí. Además, Miguel Ángel Cajigal, El Barroquista, nos revela la alargada sombra de la estética nazi en el estilismo de numerosos productos culturales. Y Laia San José se convierte en "La mujer del tiempo", nueva sección donde viajaremos por el tiempo y el espacio para conocer todo sobre un tema. En este programa, la desconocida historia de los tatuajes. Por último, nos preguntamos qué es en sí la moda con la especialista Bárbara Rosillo, repasamos las tribus urbanas de la contracultura con Miguel Iríbar y buceamos en la increíble vida de Coco Chanel de la mano de la historiadora Carmen Guillén.

TITULO:  Documaster - Lenin: el terror revolucionario era él,.

Lenin: el terror revolucionario era él,.

Una biografía sobre el sanguinario líder ahonda en su vertiente política, pero también en la personal no dudó en eliminar a todo aquel que consideró un obstáculo. El propio autor lo dice: “de todos, él era el más cruel”,.

La muerte de su hermano Aleksandr y la pérdida de posición social de la familia marcaron para siempre a Lenin
 
foto / La muerte de su hermano Aleksandr y la pérdida de posición social de la familia marcaron para siempre a Lenin,.

“A lo largo de su vida como revolucionario, Lenin se volcó en el estudio de la naturaleza del poder, cómo se consigue y utiliza, cómo cambia a quienes lo poseen y a quienes no. Quería el poder para sí mismo, como suelen querer los egoístas. Pero estaba convencido de que iba a usarlo para mejorar la vida de la mayoría. Así justificó las mentiras, el engaño y el terror que siguió”. Como afirmaba Angélica Balabánova, la “tragedia de Lenin era que, citando a Goethe, deseaba el bien, pero creó el mal” (Víctor Sebestyen, “Lenin, una biografía”). ¿Quién fue Lenin, líder bolchevique, creador de la URSS, el personaje más admirado por los comunistas que en el mundo han sido y son? ¿Fue el hombre amable y generoso que habría perdonado a Fanni Kaplan que intentó asesinarle o solo fue propaganda? ¿El amante fogoso del “mènaje á trois” con Inessa y Nadia? ¿Fingía ser un anfitrión entretenido y generoso, que bromeaba alegremente con sus invitados? ¿Es una calumnia que se le responsabilice de seis a siete millones de víctimas entre 1917 y 1924? ¿El rector de la revolución, severo pero magnánimo en contraposición a Stalin, capaz de todos los crímenes? O, quizá, como aseguraba en el ocaso de su vida, Molotov, que sirvió a ambos: “Eran hombres duros […], adustos y severos. Pero, sin ninguna duda, Lenin era el más cruel”.

A despejar los interrogantes llega, en su 150 aniversario, “Lenin, una biografía” (Ático de los Libros, Barcelona 2010, 672 págs., 32,90 euros). Su autor, Sebestyen, es un periodista británico de origen húngaro, especialista en historia soviética y en la de los países satélites de la URSS. En su investigación ha trabajado con cuanto se ha escrito a lo largo de un siglo sobre el personaje y la revolución, con las memorias y recuerdos de quienes le conocieron y con su correspondencia, componiendo un relato tan apasionante como el de una novela, con varias virtudes añadidas: además de lo obvio en una biografía política, busca los aspectos humanos menos conocidos, afronta la dura verdad de la revolución bolchevique y esquiva la tentación de sobredimensionar los aspectos negativos, que no son pocos. Vladímir Ilich Uliánov, Lenin (Simbirsk, 1870-Gorki, enero de 1924), fue el cuarto hijo de una familia culta y liberal perteneciente a la pequeña nobleza funcionarial.

Tuvo una niñez feliz y su buena posición familiar le permitió largas vacaciones veraniegas. Buen estudiante, mereció figurar entre los diez mil privilegiados que cursaban estudios universitarios en Rusia. Todo cambio abruptamente tras la muerte de su padre en 1886 y de las actividades terroristas de su hermano mayor, Aleksándr, que, a los 21 años, conspiró para asesinar al zar Alejandro III. Descubierto, fue ahorcado en mayo de 1887, junto con otros cuatro implicados. La ejecución de Aleksándr traumatizó a Lenin, que juró odio eterno a los Romanov y, por dar la espalda a su familia, a la burguesía “farisea, traidora y cobarde”. El vacío social que les rodeó fue tan hiriente que malvendieron sus propiedades y abandonaron Simbirsk. Ese mismo otoño ingresó en Derecho de la Universidad de Kazán. No llegó lejos: tras unas manifestaciones estudiantiles fue detenido y expulsado del centro por ser hermano de Aleksándr. Su reclusión en el campo le resultó útil: “Nunca, en toda mi vida, ni en la prisión de San Petersburgo ni en Siberia, leí tanto como el año tras mi exilio después de Kazán”.

Al tiempo, adobaba en su interior el odio por el ahorcamiento de su hermano y la marginación de su familia. Mientras devoraba la biblioteca revolucionaria de su hermano, la Historia de Rusia y frecuentaba círculos marxistas clandestinos estudio privadamente la carrera de Derecho y, en 1892, logró brillantemente la licenciatura, pero tras una breve actuación profesional advirtió que su interés primordial era la siembra revolucionaria, para lo que se trasladó a San Petersburgo donde se acercó a los ambientes obreros tratando de conocer en directo sus problemas y la manera abordarlos.

 

¿Libertad de expresión?

Máximo Gorki mantuvo abierto su periódico hasta el verano de 1918 y, tras el final de la libertad de Prensa, publicó: “Lenin y Trotski no tienen la menor idea de lo que significan la libertad o los derechos humanos. Ellos y sus compañeros de viaje ya están intoxicados por la abyecta ponzoña del poder, como da buena muestra su actitud vergonzosa hacia la libertad de expresión, hacia las personas y hacia todos los derechos por los que luchó la democracia (…)”,.

La situación en Rusia abrió oportunidades al Imperio Alemán: si Rusia se retiraba de la contienda, los Imperios Centrales podrían trasladar tres millones de hombres al frente Occidental. Lenin aceptaría: un vagón sellado, con 30 personas, fue enganchado al tren en Zúrich y partió hacia Rusia el 27 de marzo, a donde llegaría siete días después. Pese a la recepción triunfal, la causa bolchevique no estaba clara, pero venció en octubre de 1917.

En medio de convulsiones que amenazaban con revertir la situación, Lenin se impuso hasta instalar a los bolcheviques en el poder con su Consejo de Comisarios del Pueblo (gobierno); su Checa, que, según Lenin, debía “investigar y liquidar todos los intentos o acciones relacionados con la contrarrevolución o el sabotaje, sin importar su procedencia, en toda Rusia”; con su ejército, al frente del cual situó a Trotsky; con el cierre del Parlamento, la Duma; con una constitución que solo otorgaba derechos a los revolucionarios y suprimía la libertad de prensa porque “la libertad de expresión es un prejuicio burgués, una cataplasma tranquilizadora para las enfermedades sociales”. Es la época del magnicidio de Ekaterimburgo, atrocidad que empalidece frente a las requisas de alimentos o la búsqueda de responsables para disimular errores propios, como la persecución de los kulaks, en su mayoría propietarios de un caballo o una vaca. Los asesinó a millares.

Así conoció a Nadezhda Krúpskaya, una maestra marxista dedicada a la enseñanza de niños obreros, con la que se casó cuatro años después, durante un destierro en Siberia. Siempre se les vio como un buen equipo intelectual y revolucionario, pero Nadia contaría algo más íntimo: “Éramos jóvenes, nos acabábamos de casar y estábamos profundamente enamorados el uno del otro… Ya sabes, y llevamos belleza a ese exilio. No escribí sobre esa parte de nuestras vidas en mis memorias, pero eso no significa que no hubiera poesía ni pasión juvenil en ellas” y ganas de tener hijos, que no llegaron. Lo que si continuaron llegando fue los panfletos, las ideas para unir grupúsculos en un gran partido, como el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, el primero declaradamente marxista, en cuya fundación Lenin no intervino aunque luego lo amoldaría a sus ideas… Lenin se escapó de su exilio siberiano, en 1900, comenzando su exilio cosmopolita con breves regresos a Rusia.

El domingo sangriento

El Domingo Sangriento de 1905 le cogió en Ginebra y nada tuvo que ver con aquella asonada aunque luego se la apuntara “como un ensayo general” revolucionario. No era el momento: la monarquía del Zar tenía recursos y la revolución estaba en mantillas. Lenin luchó durante los siguientes doce años para imponer sus ideas entre los numerosos grupos de marxistas rusos, superando escisiones y feroces diatribas y algunos fracasos revolucionarios como el de finales de 1905 tras el que huyó a Finlandia con Máximo Gorki. En el largo exilio perfiló su estrategia para la conquista del poder: La importancia del enfrentamiento armado y la necesidad de que el proletariado se mostrase inmisericorde con sus enemigos de clase, el Estado socialista debería adoptar: “La forma de una dictadura basada en un uso ilimitado de la fuerza, no en las leyes” o “la victoria no es posible sin el máximo grado de terror revolucionario”.

En 1909, Lenin conoció a Inessa Armand, hermosa, elegante, inteligente y marxista, que se ganó al revolucionario y a su entorno: según Nadia: “Todos nos encariñamos mucho con Inessa, siempre parecía de buen humor e irradiaba calidez”. Para otros “Inessa confesaba que todo en la vida lo hacía con pasión: la política revolucionaria y también el amor”, como bien experimentaría Lenin a partir de 1911. Los años siguientes fueron fundamentales: en Praga se aclaró algo la situación interna con la separación de los mencheviques y Lenin accedió al Comité Central. Y, en 1914, estalló la Gran Guerra, con la frustrante controversia entre marxistas sobre la guerra y, en febrero de 1917, la enorme esperanza que despertó en Lenin y sus correligionarios la revolución que forzó la dimisión del Zar y la formación de un Gobierno Provisional encabezado por Kerensky.

 


TITULO:  Al Médico - Mejor no ir al infierno,.

 

Mejor no ir al infierno,.

Es de las enfermedades menos entendidas en general por la población,.

El infierno de vivir con una depresión
 
foto / El infierno de vivir con una depresión,.

No siempre las depresiones se manifiestan de la misma manera ni todas implican una persona triste que no para de llorar. Hay muchas realidades y todas ellas merecen ser atendidas con la mayor de las profesionalidades y cariño. Los enfermos de depresión no siempre son comprendidos por la sociedad.

¿Qué es una depresión? A menudo esta pregunta tiene una fácil respuesta al asociar la palabra depresión a la sensación de “estar triste” o “tener pocas ganas de hacer cualquier cosa” y aunque en realidad estas sensaciones son desagradables y comparten compañía con otras muchas en alguien aquejado de depresión, serían tan solo la punta del iceberg de una enfermedad cada vez más presente en nuestra vida cotidiana y con unas cifras en alza a lo largo de los próximos años. Así, una reciente estimación de la OMS, revela que para el año 2020 de entre todas las enfermedades, la depresión supondrá la segunda más extendida en el mundo. Como característica adicional que hace esta enfermedad especialmente peligrosa y que esté en el punto de mira de la salud mental, es la presencia de conductas autodestructivas en las personas que lo padecen.

En definitiva, para tratar de abordar la depresión, no podemos asumir que esta enfermedad solo viene dada por “un puñado de síntomas”, como serían las sensaciones de tristeza o abatimiento, ni siquiera como un síndrome (conjunto de síntomas), como tristeza, ansiedad, insomnio..., habría que catalogarla como un trastorno, donde este conjunto de síntomas se englobaría en un todo, que afectarían a la persona que le padece en todo su contexto, influyendo negativamente en su familia, pareja, a nivel social, en el rendimiento en el trabajo o estudio, en su salud y en la ausencia de actividades cotidianas en general.

¿Cuál es el origen de la depresión? ¿hay alguna causa que permita explicar su aparición? Se ha escrito mucho sobre diferentes factores o acontecimientos que favorecen la aparición de una depresión. Aunque estos factores no son excluyentes de otras variables que pueden predisponer a aumentar la aparición de la enfermedad o a impedir que aparezca, si se puede hablar de factores genéticos o bioquímicos como una causa fundamental. Respecto a situaciones específicas estresantes que favorecen la aparición de una depresión, están aquellas situaciones de pérdida o duelo, situaciones traumáticas actuales o pasadas y factores estresantes en la vida de esta persona, aunque tal y como se indicaba anteriormente, la aparición o no de la enfermedad, es la combinación de tales acontecimientos con otros factores biológicos y psicológicos, dejando constancia que estas manifestaciones son diferentes para cada persona.

Siendo por tanto la depresión un trastorno, ¿Cómo afectará a una persona que la padece? Para entender la respuesta a esta pregunta, hay que establecer un punto de apoyo en el modelo de Beck (1973), el cual no habla de una serie de características ad hoc, sino de la combinación de la sintomatología presente, unido a la evolución de estos síntomas a largo plazo, así como a la intensidad de los mismos. Situándonos en como estos síntomas pueden evolucionar, aparecen una serie de respuestas en las personas que padecen el trastorno:

- Respuestas fisiológicas/emocionales: aparición de tristeza, irritabilidad, ansiedad, alteraciones del sueño (por exceso o por defecto), pérdida de apetito, disminución del deseo sexual, aparición de dolores en articulaciones del cuerpo (rodillas, brazos, mandíbula)

- Respuestas cognitivas: Deseo de evasión, pensamientos erróneos que aumentan la percepción de incapacidad de la persona que padece la enfermedad, pensamientos de culpabilidad por no ser capaz de salir de la situación, dificultad para tomar decisiones, consideración negativa de uno mismo, negativa del mundo, negativa del futuro, dificultades de atención, problemas de memoria, ideas suicidas, pasividad, dificultad en las relaciones sociales, dependencia, perdida de motivación y capacidad para disfrutar y buscar la felicidad.

- Respuestas motoras: Dificultades para dormirse, despertarse muy temprano, agitación, inhibición psicomotriz, llanto.

Estas tres respuestas, se combinan entre sí, formando un estilo de comportamiento en estas personas característico y que se engloban en las famosas “tres Aes”

a) Abulia: disminución del interés y la capacidad para obtener placer en las actividades que la persona realiza.

b) Apatía: sensación de falta de energía que lleva a estas personas a dejar de realizar actividades cotidianas, por encontrar estas actividades especialmente pesadas o cansadas.

C) Anhedonia: reducción de actividades que la persona que padece el trastorno encontraba gratificante, antes de la aparición de la enfermedad. La persona deja de salir con amigos, asistir a reuniones familiares, realizar actividades deportivas o de ocio en general, porque encuentra su estado de ánimo “acartonado”, no percibiendo la felicidad que antiguamente encontraba en tales actividades.

Estos estilos de comportamiento, hacen que estas personas elijan estar en la cama o sentadas en un sillón sin deseos de asumir activamente ningún tipo de conducta, con sentimientos de desesperanza junto con sensaciones de ansiedad, e hiperactividad. La persona deprimida, ve alterado su deseo por continuar con las actividades acostumbradas y el sentimiento de desesperanza la inmoviliza para poder expresar los sentimientos, lo que acaba por dificultar que los demás miembros de una familia o amigos de esta persona, entiendan la gravedad de su estado.

La depresión, es considerada uno de los trastornos mentales más peligrosos que existen. Tal y como se comentaba anteriormente, el estado funcional de la persona que lo padece, está muy deteriorado, pero ¿por qué considerar peligroso un trastorno que aparentemente solo afecta al funcionamiento diario de una persona? Efectivamente, si nos dejamos llevar por los síntomas y signos de esta enfermedad, no parece que sea un trastorno grave, sin embargo, si analizamos los pensamientos autodestructivos y desesperanzadores de aquellos que lo sufren, no es difícil que veamos la solución final que alguien que pasa muchas horas postrado en la cama, analizando todas las características de su vida de una forma negativa, culpabilizándose y sin ver una solución clara a sus problemas. Esta solución final, puede ser el suicidio, muy presente en este trastorno. Por otro lado, además del dolor emocional y la angustia, sufridos por quienes padecen depresión, los estudios más recientes demuestran que el nivel de daño funcional es comparable al que existe en las enfermedades médicas más graves, incluyendo el cáncer y las enfermedades coronarias.

Si tal como se plantea en el punto anterior, la depresión tiene una gravedad tal, ¿cómo es posible que no se ataje con programas de prevención o intervención útiles? La respuesta en este punto es clara, no por problemas de financiación ni porque no se cuenten con programas de prevención útiles, la respuesta a esta pregunta pasa sencillamente por la conducta de la persona que lo padece. Así, a la hora de diagnosticar y tratar la patología, existen tres tipos de posibles casos:

a) Las personas que acuden a su médico de atención primaria, donde le detectan el cuadro depresivo y se le instaura un tratamiento farmacológico y psicológico adecuado

b) Aquellas que acuden pronto al médico de atención primaria, pero que no se detecta la depresión. Esto puede ocurrir por que la persona no quiere admitir que sufre un trastorno mental y deriva la atención a la sintomatología orgánica, no prestándose atención a otros signos o procesos mentales que el paciente decide omitir o el médico no preguntar.

c) Por último, aquellas personas que deciden no acudir al médico de atención primaria, cronificando su trastorno.

¿Cuáles de estos tres tipos de casos se presenta con más frecuencia?

El primer caso, aunque sería lo más adecuado, es lo menos frecuente. El segundo de los tres casos, aunque presente, ha dejado de estar tan presente, ya que actualmente existen programas en el Sistema Nacional de Salud, muy competentes que han mejorado el diagnóstico de la enfermedad. En cuanto al último caso, por desgracia, es el más frecuente, ya que las personas con depresión, omiten a sus familiares y amigos la gravedad de sus pensamientos o sentimientos, dejando solo evidente su conducta motora, pasando sus amigos o familia a percibirles como una persona “vaga”, “llorona”o “exagerada” que pasa todo el día tumbado sin hacer nada, lamentándose de su tristeza, de tal forma que obvian acudir a un especialista porque “si no lo hace él/ella es que no quiere cambiar”, aumentando las posibilidades de cronificar el trastorno y por tanto la gravedad y probabilidad de conductas autoagresivas, siendo la más grave el suicidio. Según datos de la OMS, una persona con depresión tiene 30 veces más posibilidades de atentar contra su vida que cualquier otra persona.

Esta incapacidad para solicitar ayuda, se ha transformado en el problema más urgente en la sanidad pública, ya que en la mayoría de los casos, cuando las personas con depresión acuden a atención primaria, lo hacen porque se observan otros síntomas que aquejan a estas personas, en mayor caso la ansiedad o ataques de pánico. Por si fuera poco, actualmente se estima que este trastorno del ánimo se encuentra entre las condiciones psiquiátricas más prevalentes, así datos epidemiológicos, plantean que el 17% de la población informó haber experimentado depresión en algún momento en su vida, es decir que al menos una vez al día, los médicos de atención primaria atienden a una persona con depresión. Ante esta alta prevalencia de casos, los profesionales de la salud mental en España, vemos con impotencia que estas personas que son atendidos por los médicos de atención primaria, se marchan a su casa con una medicación que es insuficiente para poder hacer frente al problema y en el caso que decidan acudir a un profesional de la salud mental, la derivación a estos profesionales puede tardar varios meses, en la mayor parte de los casos debido a un sistema colapsado, agravando la sintomatología del paciente y aumentando el riesgo de suicidio, ya que cada vez que un paciente trata de suicidarse, tiene un 15% de posibilidades más de que pueda volverlo a intentar, pasado un tiempo.

Si este trastorno tiene en jaque a la Organización Mundial de la Salud ¿qué expectativas de tratamiento o cura existen? Sin duda el tratamiento farmacológico con antidepresivos es el tratamiento más utilizado y fundamental para atajar el problema a corto-medio plazo, pero se ha comprobado que a largo plazo, la posibilidad de que pueda aparecer el trastorno es mayor que si se ejerce un tratamiento combinado farmacológico con algún tipo de terapia psicológica, siendo la más famosa, la terapia cognitivo-conductual, cuyo abordaje se presenta a continuación, teniendo en cuenta las principales limitaciones de estas personas en los tres tipos de respuesta citados anteriormente:

- Respuesta motora: Desde este enfoque, se trabaja con estas personas la participación en actividades reforzantes o placenteras, la realización de un horario de actividades cotidianas que empezarán siendo muy sencillas para ir poco a poco complicando el tipo y frecuencia de tareas hasta llegar al mismo número, frecuencia y tipo de actividades anteriores al trastorno. Mediante la activación de los pacientes, se consigue aumentar la autoeficacia de la persona y que desaparezcan las temidas “tres As”, mediante una máxima: “es importante no esperar a estar bien para hacer cosas, sino hacer cosas para estar bien”.

-Respuesta cognitiva: cambiar pensamientos, roles y actitudes ante lo que la vida les depara en el presente y trabajar las percepciones negativas que la persona que tiene de sí mismo, de los demás y del futuro.

- Respuesta fisiológica: mediante la activación y el trabajo con los pensamientos, se mejorará las respuestas fisiológicas de la persona. Si además, como suele ser en la mayoría de los casos, las personas aquejadas de depresión presentan también ansiedad, se trabajarán con estas personas técnicas de relajación, así como técnicas de meditación y mindfulness.

Aunque la terapia cognitivo-conductual es la que ha estado siendo más utilizada por su eficacia y por numerosos años de experiencia, así como investigaciones detrás, actualmente están apareciendo nuevas terapias que están mostrando unos resultados incluso mejores, éstas son la terapia conductual de tercera generación o ACT, la terapia Cognitivo-Analítica y la terapia EMDR. En cualquier caso, es el tratamiento combinado farmacológico y psicológico el que mejor resultado tiene no solo en las primeras fases del tratamiento, sino también en la prevención de recaídas.

Juan José Carral Hernández

Psicólogo General Sanitario, especialista en adultos y terapia de pareja.

Director del Centro Clínico CIPREA.

 

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