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domingo, 22 de mayo de 2022

LAS HUCHAS DE LAS MONEDAS - El sector del juguete aún confía en superar este año las cifras de 2019 ,. / LOS 50€ BILLETES - BILLETE 1.000 PESETAS - LOS ARBOLES PERDIDOS - Las incógnitas que deja la factura de la luz tras un año de récords consecutivos. / LOS LIMONES - EL BOMBON DE HELADO - PAPELES QUEMADOS - Chimenea - Elecciones en Francia: Las dos Francias,.

 

TITULO: LAS HUCHAS DE LAS MONEDAS -El sector del juguete aún confía en superar este año las cifras de 2019,.


LAS HUCHAS DE LAS MONEDAS   - El sector del juguete aún confía en superar este año las cifras de 2019, fotos,.


El sector del juguete aún confía en superar este año las cifras de 2019,.

Pese al alza de costes y los problemas logísticos, espera minimizar la subida de precios previsible y terminar 2021 con un crecimiento mayor del 9%,.

La industria del juguete está salvando con relativa fortuna esta pandemia –su facturación en 2020 cayó un 7% hasta los 929 millones de euros, resultado «aceptable» para el sector vistas las circunstancias– e incluso puede resistir estas Navidades a esa temida tormenta perfecta que para la economía supone la conjunción de un encarecimiento de materias primas, una crisis de oferta en el transporte marítimo y una subida incesante del precio de la energía. En su caso, la primera mitad de 2022 puede resultar más dura porque, según importantes firmas jugueteras consultadas, para entonces no podrán contener más la subida de precios y la distribución presumiblemente terminará haciendo lo mismo.


Noviembre registró el dato de inflación más alto en España desde septiembre de 1992, con una tasa interanual del 5,6%. Y ya sea por ello –los mismos productos costarían más– o porque la población se ha echado a las calles ávida de visitar las tiendas a las que no pudo ir el año pasado, el presupuesto navideño de los hogares subirá una media del 11%, según el último Observatorio Cetelem, superando el nivel anterior a que se conociera que era la covid-19.

Un estudio de Aecoc, la asociación de fabricantes y empresas de distribución, estima que ese gasto familiar aumentará un 20% entre diciembre y principios de enero. Aunque si los consumidores han hecho caso a las recomendaciones de anticipar las compras, es posible que se modere. La Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) ha insistido en ello, aunque al tiempo niega que pudiera haber desabastecimiento por la crisis logística. «Costará más reponer algunos productos –en torno al 20 de diciembre ya suelen agotarse algunos– y puede haber más 'cuellos de botella' que otros años en varias referencias, pero habrá alternativas», argumentan desde la patronal.

Se estima que más del 70% de la fabricación de juguetes procede de Asia, sobre todo China. Y la previsión actual es que en torno a un 15% no llegarán en plazo, o directamente no lo harán ya que al duplicarse el tiempo de entrega bastantes pedidos han sido anulados. Además, el 77% de los puertos más importantes del mundo han sufrido retrasos, según estiman desde Bank of America, porque a la menor oferta de fletes tras el parón del negocio en 2020 por la pandemia se une un colapso en la etapa de distribución y almacenaje. Pero el consumidor no notará tanto esas ausencias porque, según explican desde las compañías jugueteras, parte de esos productos eran nuevos y se han sacado de los catálogos, por lo que es como si no existieran.

Faltan materiales

Lo que sí permanece es el aumento de costes para el sector, entre un 20% y un 40% de media según los materiales. Para la fabricar juguetes son básicos polímeros, pwc, poliésteres y poliamidas, tubos y alambres de hierro o cartón. Sin ellos no se podrían terminar de elaborar muñecas, pistolas de plástico, coches eléctricos, triciclos y bicicletas, etcétera. Todos han disparado su precio y eso sin contar la crisis de los chips, pues también aquí hacen falta semiconductores. Además, el precio de los contenedores para traer mercancías o materias primas desde Asia se ha quintuplicado.

Por eso las subidas de precios en los juguetes también están aseguradas. Fernando Pérez, director general de la consultora de mercados NPD en España, afirma que en la campaña actual «ya habrá productos con algún incremento, a pesar del esfuerzo de los fabricantes para minimizar las subidas esta Navidad». Lo peor llegará en 2022 ya que ni el encarecimiento de materias primas y energía, ni tampoco el problema del transporte, parece que tendrán cierta solución hasta la primavera o mediados de año. «Sin duda, a partir de enero los aumentos serán generalizados porque las empresas –apunta– no pueden absorber más los costes si no elevan los precios actuales».

Ese incremento sería en promedio del 15% en una primera fase, pendiente de la evolución del mercado y los factores exógenos referidos. Se ha intentado que afectase lo mínimo a la campaña navideña porque en ella el sector se juega entre el 50% y el 60% de sus ventas anuales –incluso el 70% en algunos casos–, y solo en la semana previa a la festividad de Reyes se prevé que ingrese entre un 5% y 10% más. Esto es, en menos de un mes y medio el negocio juguetero facturaría siete de cada diez euros anuales.

Por eso las previsiones son buenas. Tras el efecto tapón que las restricciones sanitarias provocaron en las compras físicas, este año se recuperarán con fuerza: hasta un 20% más en este canal. Por su parte, las ventas 'online', que en 2020 llegaron a niveles récord –subieron un 47%, el mejor dato del último lustro–, se mantendrán en niveles similares y supondrían el 36% del mercado, casi el triple que en 2015.

Tras unos meses de octubre y noviembre muy buenos en ventas –solo en las últimas ocho semanas la mejora sobre 2020 ha sido del 23% y del 15% respecto a 2019–, el incremento medio anual de facturación en juguetes roza el 9%, según datos de NPD. Pérez apunta que si no hay imprevistos, al cierre de año ese alza podría acercarse al 9,5%, a la vez que mejoraría en un 2% los niveles de 2019. Eso supondría ingresar más de 1.000 millones, lo que unido a su negocio exportador (casi el 40%) elevaría la facturación total por encima de los 1.650 millones.

De las supercosas a los bebes

Si se miran las clasificaciones de ventas de juguetes por categorías, todo un clásico como muñecas y accesorios sigue copando los primeros puestos, una vez que ciertos cambios observados en la pandemia –los confinamientos elevaron la demanda de juegos de mesa y de tipo educativo– parecen haber perdido parte de su efecto. Su facturación superará con creces este año los 300 millones de euros mientras juegos y puzles, en el segundo lugar, rondarán los 180 millones, según la consultora Euromonitor.

Los juegos para deporte al aire libre y los de construcción aparecen en los siguientes puestos y también podrian superar la barrera de los 100 millones. Lo mismo pasa con las figuras de acción y sus accesorios, campo donde la importancia de contar con una licencia oficial (Star Wars, Harry Potter, Disney Frozen, Jurassic Park/World y Marvel Avengers son por las favoritas, según la consultora NPD) resulta decisiva.

Sin embargo, en un mercado donde dominan las grandes empresas dos pequeñas vinculadas a Barcelona (entre ambas apenas alcanzan el 4% de cuota) han logrado un éxito inusitado colocando sus productos en varios de los primeros puestos del ranking de ventas. La firma Magic Box ha convertido sus 'Superthings' (Supercosas) en los juguetes de moda. Su simplicidad –representan objetos cotidianos o alimentos, disfrazados como superhéroes o villanos según los casos– y su reducido precio por unidad –son coleccionables y el gran negocio son las ventas de sus sets y cajas– explican parte de su éxito. Tanto que las nuevas muñecas Kookyloos quieren seguir sus pasos este año.

IMC Toys ha vivido algo parecido con sus 'Cry Babies' (bebes llorones). Incluso tienen canal en Youtube –igual que las VIPPets, otro de sus productos con gran tirón– y suman más de cinco millones de seguidores. Pero gigantes como Mattel tratan de no dejarse comer terreno con clásicos que perduran, como los coches Hot Wheels y algunas Barbies. Otra marca histórica, Famosa, se ha reinventado con 'The Bellies', unos bebés interactivos coleccionables.


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Las incógnitas que deja la factura de la luz tras un año de récords consecutivos,.

El coste del MWh, en más de 300 euros, descoloca a unos hogares que siguen sin entender el temido recibo del mes,.


El precio del megavatio/hora (MWh) ha llegado este año para quedarse en la vida de los españoles al menos durante varios meses más. Nadie va a olvidar costes máximos, como los registrados esta misma semana, cuando el precio de producir electricidad ha superado la barrera de los 300 euros/MWh y este mismo domingo ha alcanzado el máximo histórico de los 319,63 euros/MWh.


Pero más allá de esa referencia, la siempre compleja factura de la luz deja entrever demasiadas dudas entre los hogares. De hecho, un 60% de los consumidores desconoce qué tipo de tarifa tienen contratada; cómo funciona el sistema o qué puede hacer para hacer frente a un contexto de precios que seguirán altos más allá del 31 de diciembre, cuando vence la promesa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de que se pagará el mismo recibo medio que en 2018.


1 ¿Conseguirá esa promesa?

A medias. A falta de dos semanas para que concluya diciembre, lo que está claro es que los hogares que tienen contratada la tarifa regulada (PVPC)están pagando de media 123 euros más en sus recibos que lo que abonaron hace tres años durante los once primeros meses del año. Esto es, unos 10 euros más al mes. A esta modalidad se encuentran acogidos unos 10,5 millones de hogares.


Los otros 16 millones de puntos tienen contratada alguna de las decenas de tarifas libres que hay en el mercado. En este caso, las comercializadoras les habrán mantenido sus contratos en vigor, siempre que no haya cumplido el plazo establecido. Y se habrán beneficiado de las rebajas de impuestos y cargos. Por ello, el precio del kilovatio/hora (kwh) que pagarán de media todos los españoles previsiblemente sea similar al de 2018, según los cálculos de Eurostat.


2 ¿Qué tarifa tengo activada?

Es la gran pregunta que se hacen muchos ciudadanos cuando quieren comprobar los efectos de ese MWh del que los medios hablan diariamente. La mayoría de los consumidores desconoce qué tipo de tarifa pagan a su eléctrica. Y esa ignorancia se vuelve mayor en etapas de subida de los precios. Existen dos grandes grupos de tarifas energéticas: la regulada (PVPC) y las libres. En este último colectivo se incluyen todo tipo de ofertas, 'packs', rebajas, planes de pago, servicios adicionales... Cualquier concepto diferente al término PVPC será una tarifa libre.

3 ¿Cuál es la mejor opción?

No hay tarifas mejores o peores de por sí, sino contratos que se adaptan a las necesidades de cada hogar. Hasta mediados de año, la regulada resultaba más económica que cualquiera de las mejores tarifas libres. Así lo demuestran los datos históricos de facturación, a pesar de subidas como las de este enero. El problema del PVPC es que el precio del kilovatio/hora (kwh) cambia cada hora, con subidas y bajadas. Frente a ellas se encuentran las tarifas libres, estables y totalmente predecibles porque el consumidor sabe 'a priori' cuánta luz pagará al mes. Cada familia debe decidir si opta por asumir un pago fijo, habitualmente algo más elevado, o un coste inferior, pero variable, según sus posibilidades.

En estos momentos, según los últimos datos disponibles en el comparador de tarifas de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), un hogar con tarifa regulada pagará 862 euros al año (unos 71 euros al mes); sigue siendo la tercera mejor opción por delante del resto de tarifas libres, que van incrementando precios para trasladar el coste del 'pool' diario.

4 ¿Con qué compañía?

Si opta por la tarifa regulada solo pueden contratarla con alguna de las cinco grandes eléctricas: Iberdrola, Endesa, Naturgy, Repsol, Total y CHC a través de sus denominaciones como 'comercializadoras de referencia' (ver gráfico). El precio es el mismo en todas. A la vez, esas mismas compañías, junto a otras decenas de empresas más pequeñas (superan ya las 200) también ofrecen las tarifas libres (con el nombre comercial correspondiente), cada una con sus condiciones. Caso aparte son las distribuidoras, que se encargan de la activación, los cortes o los problemas técnicos.

5 ¿Se permiten cambios?

Sí. Los que el cliente quiera, siempre que cumpla con los requisitos de cada contrato. Un hogar puede pasar del mercado regulado al libre. Y viceversa. Y siempre de forma gratuita. Ninguna comercializadora eléctrica puede negarse. Por otra parte, no está permitida la visita de comerciales a los hogares con el puerta a puerta. Esta práctica, para muchos considerada «agresiva», pasó a la historia en 2018 tras registrar un elevado número de reclamaciones, en muchos casos personas mayores vulnerables, que se sentían perjudicadas por el producto que contrataban en la puerta de casa, a veces sin tener conocimiento de ello.

6 ¿Qué parte está reducida?

Ante la espiral de precios que experimenta el mercado eléctrico desde el verano, el Gobierno ha puesto en marcha varias medidas para intentar amortiguar la subida de la luz. Desde el punto de vista fiscal, aprobó en junio una rebaja del IVA eléctrico, que se redujo del 21% al 10% actual.

Además, desde septiembre también se encuentra minimizado el Impuesto Eléctrico, cuyo gravamen era del 5,1% y actualmente se encuentra en el 0,5%. Ambas medidas seguirán en vigor al menos durante todo el primer trimestre de este año. Estas reducciones tributarias benefician a todos los hogares, independientemente de que tengan contratada tarifa regulada o libre. Ocurre lo mismo con el recorte de los cargos (una de las partes fijas) que el Ejecutivo aprobó en septiembre y que suponen una reducción de costes del 96%. Los cargos son la parte del recibo que sirven para sufragar conceptos como las primas a las antiguas renovables, el déficit eléctricoo la insularidad.

7 ¿Y el bono social?

Es la gran opción que tienen los hogares vulnerables. Cuando comenzó la crisis energética de precios en mayo –el mes en el que se inició la escalada de costes en el mercado mayorista, hasta hoy–, eran 1.161.214 los hogares que estaban acogidos al bono social: el descuento de entre un 60% y un 70% en la parte de energía consumida del recibo, dependiendo de la situación socioeconómica de la familia que lo haya solicitado. Para solicitar esta medida es imprescindible tener contratada una tarifa regulada de luz, esto es, el PVPC.

El descuento se aplica automáticamente en el recibo por parte de la compañía, sin tener que realizar más trámites, hasta que venza el bono y deba ser renovado. Durante la crisis, el Ministerio de Transición Ecológica permitió la renovación automática de la ayuda, pero esa posibilidad ya desapareció y es necesario volver a solicitarlo cuando vayan cumpliendo los plazos.

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Elecciones en Francia: Las dos Francias,.

Desde hace años, la democracia se ha vuelto más frágil y muchos perciben que solo es útil para el reducido círculo que impone sus decisiones a los demás. Populistas y ultraderechistas están ya en todos los países,.

En las elecciones de este domingo latían de forma difusa algunos de los viejos fantasmas de la historia de Francia, y sin contar con ella la situación actual pierde parte de su explicación. El presente no es hijo mecánico del pasado, pero sin algunos de sus pliegues tampoco se entiende la pujanza actual de Le Pen.


Francia fue ya pionera a comienzos del siglo XX, cuando era el único imperio republicano en Europa. Era entonces el ejemplo del éxito de las virtudes republicanas, de la expansión del Estado y del control que este ejercía sobre los ciudadanos en ámbitos tan diferentes como la educación, la sanidad, el servicio militar o los asuntos sociales y culturales. La mayor parte de la sociedad francesa continuaba asociando su grandeza nacional a la Revolución de 1789 y a su sólido legado.

Pero Francia experimentó también durante el siglo XX importantes movimientos de contraataque frente a la herencia revolucionaria, de ultranacionalismo, fascismo y antisemitismo, más allá del conservadurismo tradicional de respeto a la jerarquía social y a los valores del orden social. Esa historia de destacados momentos de eclipse del republicanismo y de la democracia pueden ayudar a comprender mejor el terremoto que sacudiría a Francia y al resto de Europa con la llegada de la ultraderecha al centro del poder.


Charles Maurras y su movimiento Action Française fue el primero, ya antes de 1914, en abandonar el viejo discurso conservador de la restauración de la Iglesia y el Rey y comprender la importancia de la política de masas, de movilizar en las calles, y con violencia si era necesario, a comerciantes y clases medias bajas frente al socialismo, el anticlericalismo y los judíos.



Esa mezcla de reacción, tradicionalismo, nacionalismo y crítica de los valores de la Ilustración y de la lucha de clases socialista alimentó la semilla de una importante minoría fascista en los años treinta, cuando Francia, que había abanderado la integración de refugiados y trabajadores inmigrantes antes de 1929, vivió una importante crisis económica y social, de huelgas, conflictos y de crecimiento socialista y comunista.

Veteranos de la Primera Guerra Mundial, críticos de la República y de la democracia, unieron sus fuerzas, incluida la paramilitar, al descontento por el notable aumento del paro, engrosando las filas de la ultraderecha. Fueron incapaces de lograr el poder por sus propios medios, pero sus ataques y críticas a la ineficacia de la Tercera República despejaron la senda al régimen de Vichy establecido, tras la ocupación nazi en junio de 1940, como un Estado autoritario y corporativo.

Sus principales dirigentes abolieron la democracia parlamentaria, persiguieron a los sindicalistas y militantes de izquierda, aprobaron una radical legislación antisemita y fueron apoyados por una amplia base social de conservadores y ejecutivos de grandes industrias que creían que la derrota de la Tercera República por los nazis era una gran oportunidad para borrar de raíz el medio siglo de republicanismo y decadencia parlamentaria.

La violenta derrota del militarismo y de los fascismos allanó el camino para una alternativa que había aparecido en el horizonte de Europa Occidental antes de 1914, pero que no se había podido estabilizar antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Era el modelo de una sociedad democrática, basada en una combinación de representación con sufragio universal, Estado de bienestar, con amplias prestaciones sociales, libre mercado, progreso y consumismo.

El paradigma europeo posbélico se basó en tres pilares: Estado de bienestar y seguridad económica que superara los conflictos de clase y las divisiones que habían generado el desastre en los años treinta; una solución al problema alemán a través de la integración europea bajo el liderazgo de Francia y de Alemania Occidental; y lazos de seguridad más estrechos entre Europa y Estados Unidos.

Las democracias que salieron de la victoria sobre el nazismo edificaron un sistema de inclusión social, de Estado de bienestar, de mayor protección e igualdad, que, tras años de sufrimiento y sacrificio, se convirtió en el modelo inequívocamente europeo. Tras la catastrófica primera mitad del siglo XX, muchos intelectuales y políticos soñaron con recuperar una benigna versión de la modernidad que otorgara abundantes beneficios en vez de causar muertes y destrucción. Se trataba también de reducir los peligros de las versiones más extremas del nacionalismo, militarismo y autoritarismo. Francia volvió a ser para muchos ciudadanos europeos, con la Cuarta y Quinta República, el espejo del cambio social y de la estabilidad económica y política. El hecho de que Francia fuera un Estado democrático, más fuerte y estable que en los años veinte y treinta, y gozara de mayor legitimidad no significa que estuviera en paz, que la violencia política hubiera desaparecido o que no tuviera admiradores. La guerra combatida contra el movimiento de independencia de Argelia, entre 1954 y 1962, en la que aparecieron numerosos casos de tortura por parte del Ejército y de violencia sexual contra las mujeres argelinas, sacó a la luz la continuidad con la cultura militar de la violencia que se creía superada en las democracias occidentales.

Aquella guerra, algunas veces descrita como el Vietnam de Francia, cuestionó la misión civilizadora de los sistemas democráticos y pese a que se presentara como un conflicto civil y una revolución, puso al descubierto el racismo cotidiano al que los argelinos habían sido sometidos. La guerra en Argelia fue un escenario extraordinario para reafirmar la identidad viril de miles de franceses a través de la violencia, las armas y la exaltación de la fuerza.

El poscolonialismo produjo cambios importantes en Francia, al igual que en otras sociedades occidentales europeas, sobre todo porque todos esos nuevos inmigrantes con diferentes culturas, religiones y estilos de vida plantearon un notable desafío a la identidad nacional basada tradicionalmente en la homogeneidad cultural. Los intentos para responder a esos problemas dejaron su huella en las leyes, en el sistema de bienestar y en los partidos políticos mayoritarios, conservadores y de izquierda.

Las crisis económicas agravaron ya desde los años setenta las tensiones étnicas entre franceses e inmigrantes. La segregación en trabajos, viviendas y educación dieron paso a luchas frente al racismo y la discriminación. Y una nueva ultraderecha introdujo la xenofobia como una forma de sentimiento, agitó el descontento popular y apeló a los sectores populares franceses perdedores de la globalización, desatendidos por quienes se presentan como constructores de la unidad europea y sin posibilidad alguna de competir en el mercado internacional.

Lo que ocurre desde hace años en Francia tiene diversas raíces históricas, pero ha habido también un abandono de las clases trabajadoras por parte de la izquierda tradicional y un amplio desencanto y polarización en torno a las políticas de Macron. La democracia se ha vuelto más frágil y muchos perciben que solo es útil para el reducido círculo que impone sus decisiones a los demás. Los nuevos partidos populistas y ultraderechistas están ahora ya en todos los países, con su retórica ultranacionalista y su hostilidad al sistema democrático. Muchos dirigentes de la derecha ya no los ven como parias y les ayudan a transmitir una imagen de normalidad.

Europa ha dilapidado una buena parte de su prosperidad material y democrática y reaparecen algunos de los fragmentos más negros de su historia. Sin embargo, una buena parte de quienes tienen el poder económico y político no quieren tapar las grietas.

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