TITULO: REVISTA FARMACIA - El miedo a la amenaza de Rusia cala en la frontera de Finlandia ,.
REVISTA FARMACIA - El miedo a la amenaza de Rusia cala en la frontera de Finlandia , fotos,.
El miedo a la amenaza de Rusia cala en la frontera de Finlandia ,.
Los habitantes de Imatra, en la linde con Rusia, ven con desconfianza la cada vez más probable entrada de Helsinki en la OTAN,.
Ocho carriles, cuatro por sentido, lucen desiertos la mañana del Sábado Santo en Imatra, ciudad que marca la frontera entre el sur de Finlandia y Rusia. Tres funcionarios de aduanas, que aparentan estar ociosos, pasan las horas tras las ventanillas y junto a un cartel: prohibido traer carne y lácteos de Rusia. Fuera, se escuchan los pasos de un policía mientras pisa la grava, sobre la que no cuaja la nieve. “Por aquí pasaban 10.000 personas al día antes de la covid”, dice con media sonrisa. “Ahora serán de 10 a
30″, añade. En una hora, solo se ha visto llegar un camión desde el otro lado de los 300 metros de tierra de nadie que separan los dos países. No hay ni rastro de los enormes tráileres cargados de troncos de madera que antes cruzaban continuamente esta puerta de entrada en la Unión Europea.
La guerra de Ucrania —y las sanciones impuestas por Occidente al régimen de Vladímir Putin— han congelado unas relaciones comerciales bilaterales que la pandemia del coronavirus ya había deteriorado. Pero en Imatra, uno de los nueve pasos fronterizos en los más de 1.300 kilómetros de frontera entre Finlandia y Rusia, no solo preocupa el daño económico que ya supone el alejamiento del vecino del este, del que ya dejaron de llegar turistas por la covid y ahora mercancías, por las sanciones económicas de la UE. El Kremlin ha elevado el tono de sus amenazas ante la posibilidad —cada vez más real— de que Finlandia y Suecia entren en la OTAN. La primera ministra finlandesa, Sanna Marin, ha anunciado que el país decidirá sobre su adhesión a la Alianza Atlántica en las próximas semanas. Moscú respondió a estas declaraciones con una vuelta de tuerca a su retórica belicista: si los dos países nórdicos dan el paso de ingresar en la OTAN, Rusia entonces llevará armas nucleares al Báltico, aseguró el jueves el vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso y exmandatario Dmitri Medvédev.
Muchos vecinos de Imatra admiten su preocupación ante las posibles represalias de Rusia. “Ahora Rusia tiene a sus soldados en Ucrania y no van a venir aquí, pero si entramos en la OTAN yo ya no estaría tan seguro”, asegura el taxista y soldador Eemil Tanskanen, de 26 años. Jari, de 54, añade: “Mi madre tiene pesadillas con que entran de nuevo los rusos”. Ha venido a ver a su progenitora, de 79 años, desde Helsinki, a 260 kilómetros al oeste.
Finlandia, independizada de la Rusia zarista en 1917, vivió dos invasiones por parte de la URSS en los años treinta y cuarenta del siglo pasado. Entonces perdió buena parte —24.700 kilómetros cuadrados— de su territorio, incluida la próspera y cosmopolita ciudad de Vyborg (antigua Viipuri). Pese a las dudas de las personas entrevistadas junto a la frontera, las encuestas muestran entre la población finlandesa un apoyo cada vez más firme a la entrada del país en la organización que encabeza el noruego Jens Stoltenberg. En cuatro meses se ha triplicado el número de ciudadanos que aprueban dejar atrás la política de no alineamiento. Una encuesta de la cadena pública YLE difundida el 13 de abril estimaba que el 59% de los finlandeses apoyaban la entrada.
“Si vienen los rusos, les daremos esto”, dice Kaisto, 76 años. Y “esto” es su puño cerrado que agita junto a una canasta de frutas en un hipermercado, a 15 minutos en coche de la frontera. Una vendedora asegura que, durante la pandemia, muchos consumidores hicieron acopio de papel higiénico, conservas de atún o pasta. Y que la novedad es que ahora la gente busca yodo “por la radiación [nuclear]”. Sus compañeras aseguran que los estantes están y han estado bien provistos estos meses de todo tipo de productos. Lo único que faltan estos días en los comercios de la zona son los añorados turistas rusos.
“Queremos convivir como buenos vecinos”, asegura a EL PAÍS Kai Sauer, viceministro de Asuntos Exteriores de Finlandia. Pese a esta buena voluntad, Sauer califica la situación actual como “la crisis de seguridad más grave para Europa desde la II Guerra Mundial, no solo para Finlandia”. Y a pesar de la alarma, el Gobierno finlandés no prevé un conflicto armado con Rusia. “No hemos detectado nada extraordinario en nuestro entorno inmediato”, asegura el viceministro.
Rusia es —o, mejor dicho, era antes del conflicto— el quinto socio comercial de Finlandia, y sigue suministrando gas. “Vamos a conseguir suplir, si es necesario, la energía que viene de Rusia. Podemos aumentar las importaciones de otros países, reduciremos el consumo y aceleraremos la transición verde”, afirma Sauer.
Un país con 900.000 reservistas
Una derivada de la guerra sobrevuela la mente de los adultos varones. En Finlandia, el servicio militar o su equivalente civil son obligatorios. Y, una vez licenciados, los reclutas pasan a ser reservistas: pueden ser llamados de nuevo a empuñar las armas en caso de conflicto. Son unos 900.000, confirma una portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, en un país de 5,5 millones de habitantes.
Mikael Antonio, de padre chileno y madre finlandesa, hizo “el tiempo mínimo” obligatorio de la mili hace una década en un puesto de defensa antiaérea. Podría quizá evitar ser llamado a filas yéndose a Chile, pero no está seguro de hacer eso si llega el momento. Está en contra de Putin, pero también de la OTAN. Él apuesta por Europa: “La UE ya colabora en materia de defensa”, dice al teléfono desde Helsinki. El presidente, Sauli Niinistö, señalaba en una reciente entrevista al Financial Times que tres cuartas partes de los finlandeses están dispuestos a luchar por su país.
“Sí que iría [a filas], porque si desertas te caen seis años de cárcel”, comenta con sorna Tommi Tenha, 26 años, en paro. “La situación con Rusia siempre ha estado en nuestra mente, por eso quizá ahora la gente no está tan extrañada”, asegura mientras apura su cerveza bajo las luces cálidas del Bar Q, un local que está de bote en bote el Viernes Santo. A resguardo de los casi cero grados, en un invierno que este año se ha alargado hasta la primavera, la artesana textil Mona Melartin dice que desde del inicio de la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero, ha decidido que si llegan los soldados de Moscú huirá a casa de amigos o familiares en otras partes del país. Pero entre los consultados nadie imagina un tanque ruso cruzando la frontera. “Están todos en Ucrania, no van a venir aquí arriba”, salda un cliente joven que prefiere no dar su nombre.
La guerra en Ucrania afecta también a la minoría de origen ruso que acoge Finlandia. Pero Tatjana Dorofejeva, estonia rusoparlante de 40 años, asegura no haber tenido ni un problema en Imatra por su origen. En una zona que pierde población, los emigrantes de la antigua URSS contribuyeron a aliviar el déficit demográfico. La mitad de los 12 alumnos de la clase de su hija son de origen ruso.
La actriz y cantante rusa Anastasia Trizna, de 34 años, llegó a Helsinki en 2009 desde San Petersburgo, en cuya escuela de arte dramático compartió clases con finlandeses de intercambio. “No he percibido cambios en el trato de la gente: me preguntan y agradezco que a través de mí puedan tener una visión distinta a la de la propaganda rusa”, que ella rechaza. Se mudó a la capital de Finlandia porque era una ciudad de encuentro, también durante la Guerra Fría. Sabe además que no puede volver a su país porque se ha involucrado contra el régimen y teme “represalias”.
La escritora y periodista hispanohablante Auli Leskinen, de 62 años, desciende de los finlandeses que tuvieron que abandonar su país cuando la zona donde vivían pasó a ser parte de la URSS. En sus escritos trata de “preservar una memoria” que por ley de vida se está perdiendo. Como la de su tía, Sievi Jakovlev, de 88 años, que empatiza con la situación vivida ahora por los millones de ucranios que tienen que abandonar su país. Ella también fue una refugiada de niña, cuando en 1940, como otros finlandeses en territorio ocupado por los rusos, pasó unos meses en el campo de concentración de Interpolskaia. “Lloro cuando pienso en la guerra. Y no puedo ver las imágenes de los niños ucranios huyendo por las carreteras”, asegura a este periódico al teléfono con su sobrina ejerciendo de traductora.
TITULO: CAFE, COPA Y Tierra de talento - Mariola Cantarero, José Mercé, Argentina, Erika Leiva y Joana Jiménez, grandes con Rocío Jurado ,.
El sabado -7- Mayo , a las 22:00 por Canal Sur, foto,.
Mariola Cantarero, José Mercé, Argentina, Erika Leiva y Joana Jiménez, grandes con Rocío Jurado,.
El 1 de junio de 2006 Rocío Jurado fallecía en su casa de la Moraleja en Madrid. Pero la más grande como se la conoce sigue viva con su arte, su poderío y la fuerza de su voz recordándola en cada una de las interpretaciones que hacen otros cantantes.
En Tierra de talento hemos dedicado el programa a la cantante de Chipiona y por el escenario del Teatro Riberas del Guadaíra han pasado también Erika Leiva, Argentina, Joana Jiménez y los dos miembros del jurado Mariola Cantarero y José Mercé que también han querido participar en este homenaje.
Mariola Cantarero acompañada de Jesús Reina ha interpretado una versión muy especial de "Algo se me fue contigo, Madre" . La soprano y miembro del jurado del talent show de Canal Sur TV, muy emocionada ha asegurado que "es una responsabilidad muy grande y es como que me siento una usurpadora de algo que no es mío. Lo hago con el máximo respeto al compositor Manuel Alejandro y a Rocío Jurado. Gracias por esta maldita aventura que me hacéis hacer".
Jesús Reina añade que en su vida hubiera "imaginado que un violín tocaría por Rocío Jurado".
José Mercé, por su parte, ha cantado acompañado de un coro de gospel, "Como las alas al viento" con el toque flamenco y personal del cantaor jerezano. Uno de los temas que "más me llegan a mi en el flamenco" ha contado Mercé que ha estado también acompañado a la guitarra de Manuel Cerpa, ex concursante del programa.
Erika Leiva junto a Argentina nos han regalado el tema "Vibro" y "Mi amante amigo". Erika Leiva, además, rendirá un homenaje a Rocío Jurado en el concierto que ofrecerá en Córdoba el 12 de junio.
Y Joana Jiménez ha cantado en un dúo con la propia Rocío Jurado, gracias a las nuevas tecnologías, "Que no daría yo", una de las canciones más flamencas de la más grande.
TITULO: Documental - La Eurocamara premia a Navalni por su inmensa valentÍa frente a Putin,.
La Eurocamara premia a Navalni por su inmensa valentÍa frente a Putin,.
foto / La guerra en Ucrania supera los dos meses y todo apunta a que el conflicto a gran escala se estancará para librar contiendas menores durante años. Las decisiones del presidente ruso, Vladímir Putin, que aún niega que esté llevando a cabo una invasión en el país vecino, le están llevando a quedarse solo. Conforme continúa en su afán de destruir, su círculo de fieles disminuye. Desde que comenzó la ofensiva el pasado 24 de febrero, cada vez más miembros de la élite rusa desafían al jefe del Kremlin tras ver afectadas sus fortunas como consecuencia de las sanciones internacionales.
Son oligarcas que se enriquecieron en el sombrío proceso de privatización que siguió a la caída de la Unión Soviética en la década de los 90. Los castigos de Occidente han congelado decenas de miles de millones de dólares, incautado yates y mansiones, y prohíben volar a países extranjeros. Esta situación, sumada a que el rublo está por los suelos, ha llevado a varios magnates a desvincularse de Moscú. Algunos van más allá y se atreven a criticar la invasión, lo que está prohibido en Rusia. Por eso numerosos casos prefieren enfrentarse a Putin manteniendo la distancia y a través del anonimato.
«En un día destruyeron lo que se construyó durante muchos años. Es una catástrofe», lamenta un empresario que, junto a muchos otros de los hombres más ricos de Rusia, fue convocado a una reunión con Putin el día que estalló la guerra a gran escala. A pesar de su postura en contra, ninguno se atrevió a emitir protesta alguna. Sabían las represalias que podían recibir. El mandatario les aseguró a todos que el país seguiría siendo parte de los mercados globales, una promesa que pronto quedó en saco roto tras las sanciones de Occidente.
Mientras discutían en voz baja las consecuencias del conflicto, algunos de los oligarcas se dieron cuenta de que todo había terminado para los imperios comerciales que habían estado construyendo desde que comenzó la transición al mercado de Rusia hace más de tres décadas. «Algunos de ellos dijeron: 'Lo hemos perdido todo'», afirmó uno de los participantes en la reunión.
Grave crisis económica
Oleg Deripaska, un magnate del aluminio que hizo su fortuna inicial durante la era de Boris Yeltsin, dejó atrás el anonimato y calificó a la guerra en Ucrania una «locura de la que nos avergonzaremos por mucho tiempo». Arremetió contra Putin, afirmando que sus políticas de Estado de los últimos 14 años no han favorecido «ni al crecimiento económico ni al de los ingresos de la población». De hecho, mencionó el coste de la invasión. En ese sentido, subrayó que el crack económico resultante de las sanciones sería «tres veces peor» que la crisis financiera que sacudió la economía rusa en 1998.
Las tensiones se reflejan también en la cúpula del Ejército, que comienza a desvincularse de Putin tras el arresto de dos miembros del Servicio Federal de Seguridad y la destitución del vicejefe de la Guardia Nacional. Además, en el frente crecen la baja moral y la disidencia. Según 'Financial Times', más de un millar de soldados se han negado a combatir.
En un país en el que mostrarse en contra del Gobierno está penado con la cárcel -o peor, numerosos oligarcas contrarios a la guerra se han acabado suicidando en misteriosas circunstancias-, hay quienes optan por huir. Casi una decena de altos cargos han renunciado a sus cargos y abandonado el país, entre ellos Anatoly Chubais, el enviado especial del Kremlin para el desarrollo sostenible. Otros, aunque quieran, no han podido abandonar. Elvira Nabiullina, jefa del Banco Central ruso, presentó su renuncia pero Putin se negó a dejarla ir, según cinco personas familiarizadas con la situación.
TITULO: El escarabajo verde - El negocio del pasaporte luso del oligarca y miles de judíos,.
foto / Los tribunales investigan irregularidades en parte de los certificados de la Comunidad Judaica de Oporto para la nacionalización de descendientes de los sefardíes expulsados en el siglo XV. El endurecimiento de la norma se aplaza hasta septiembre,.
El portugués más rico del mundo se llama Roman Abramóvich. La prensa lusa ironiza con el asunto cada vez que puede desde que el diario Público destapó que el multimillonario ruso había obtenido la ciudadanía portuguesa en abril de 2021, aprovechando la vía abierta en la Ley de la Nacionalidad para los descendientes de los sefardíes expulsados de Portugal en 1496 por el rey Manuel I. El oligarca que antes contrataba a Lady Gaga para conciertos privados y que ahora tiene yates retenidos en varios puertos occidentales por las sanciones tras la invasión rusa de Ucrania es uno de los 56.686 judíos, la mayoría residentes en Israel, que se convirtieron en portugueses entre 2015 y 2021. En ese periodo, apenas 300 peticiones fueron rechazadas por al Instituto de los Registros y del Notariado del Ministerio de Justicia, que debe certificar si se concede o no la ciudadanía y que tiene aún pendientes de examinar más de 80.000 expedientes.
Casi el 90% de las 137.087 solicitudes presentadas en seis años partieron de la Comunidad Judaica de Oporto, la única junto a la Comunidad Judaica de Lisboa, autorizada legalmente a emitir certificados para lograr la nacionalización portuguesa. Las sospechas se centran en la entidad de Oporto, que vio crecer su poder financiero e institucional desde que se abrió el proceso para los sefardíes. Su rabino, Daniel Litvak, fue detenido en marzo durante unas horas en el marco de la investigación abierta por la Fiscalía General del Estado sobre las irregularidades en la tramitación de expedientes en los que se podrían haber cometido tráfico de influencias, corrupción activa, falsificación de documento, blanqueamiento de capitales, fraude fiscal y asociación criminal.
La policía sospecha que han podido desviarse 35 millones de euros de las donaciones recibidas por la organización religiosa desde que entró en vigor la norma. El segundo acusado por esta investigación es el abogado Francisco Almeida Garrett, que pertenece a la dirección de la Comunidad Judaica de Oporto y es sobrino de Maria de Belém Roseira, la diputada socialista que defendió la laxa redacción de la norma para los sefardíes. Fuentes citadas por el semanario Expresso aseguran que la institución contaba con una “contabilidad paralela, en on y en off” y que un testigo denunció hace años ante la policía judicial la conexión portuguesa con una red de falsificación que emitía certificados fraudulentos de nacimiento sellados por el Reino de Marruecos y acreditados por el tribunal rabínico de Casablanca a cambio de 6.500 euros. La gestión burocrática de la nacionalización se ha convertido también en un apetitoso negocio para bufetes de abogados que se ofrecen a tramitarla en poco tiempo.
Cómoda vía de acceso a la UE
El pasaporte portugués no es solo un pasaporte portugués. Ante su titular se abren todos los privilegios de la ciudadanía comunitaria, que permiten moverse libremente por la Unión Europea y prescindir de visados para acceder a 116 países, según la estadística Passport Index relativa a 2021. Una alegría si alguien tiene inclinación por los movimientos de dinero clandestinos. Las raíces judías se han convertido en los últimos años en una cómoda vía de acceso a la burbuja comunitaria de la que se han beneficiado, entre otros, Abramóvich, uno de los principales donantes de fondos para la apertura del Museo del Holocausto en Oporto, impulsado por la comunidad que le tramitó la nacionalización.
No ha sido el único rico atraído por la ciudadanía portuguesa. El multimillonario israelí Lev Leviev, conocido como el rey de los diamantes, amigo de Abramóvich y de Berel Lazar, rabino jefe de Rusia y próximo a Putin, también fue certificado en 2020 por la comunidad de Oporto como descendiente de sefardíes ibéricos, según el semanario Expresso. No ha trascendido si la Administración portuguesa le ha dado ya el visto bueno a su nacionalización.
La prensa lusa está sacando poco a poco a la luz un entramado de relaciones sospechosas alrededor de la actividad de esta comunidad judía y del procedimiento seguido en el caso Abramóvich, entre otros. El rabino Alexander Boroda, que firma el documento que acredita las raíces sefardíes del oligarca, preside la Federación de Comunidades Judaicas de Rusia desde 2008, cuyo consejo de administración incluye al propio Abramóvich, según el diario Público. El propio Boroda fue a su vez acreditado por la comunidad de Oporto como descendiente de sefardíes. Otro de los rabinos que avala al oligarca ruso es el israelí Yona Leib Label, también acreditado por la Comunidad Judaica de Oporto como descendiente de sefardíes.
Puede que la nacionalidad de Abramóvich sea reversible si finalmente la investigación abierta determina que se cometió alguna anomalía, pero lo que ya es seguro es que la laxitud de la Administración lusa tiene los meses contados. En septiembre entrará en vigor, según se recoge en el portal del Ministerio de Justicia, el artículo del decreto ley del Gobierno que endurece los criterios de concesión de la nacionalidad portuguesa, como la demostración de una vinculación real y actual con el país. Además de documentos que acrediten los antecedentes familiares sefardíes, los nuevos requisitos exigirán evidencias sobre esa relación, como la posesión de un inmueble heredado o los viajes frecuentes a Portugal. El real decreto fue aprobado en Consejo de Ministros en febrero y promulgado en marzo por el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa. Paradójicamente, todos los cambios del reglamento de la Ley de la Nacionalidad entraron en vigor el 14 de abril, a excepción de los apartados relativos a los sefardíes, que fue la razón más urgente de la reforma.
El decreto que permitía otorgar la nacionalidad portuguesa a los descendientes de judíos expulsados del país hace más de cinco siglos entró en vigor el 2 de marzo de 2015 y fue modificado en 2020. La impulsora de la nacionalización de sefardíes fue la diputada socialista Maria de Belém Roseira, tía del abogado Francisco de Almeida Garrett, en el punto de mira de la justicia por las anomalías. En declaraciones a la prensa, Roseira ha negado que su sobrino condicionase su trabajo legislativo.
Sin embargo, la exministra socialista de Administración Interna y experta en Derecho de las Nacionalidades, Constança Urbano de Sousa, aseguró en una entrevista al diario Público que recibió presiones desde las filas de su partido para impedir que la reforma de 2020 dotase de más exigencias al proceso de nacionalización: “Hubo una enorme contestación. Mi propuesta exigía un periodo mínimo de residencia previa en Portugal de dos años. Un régimen más favorable del que existe para los inmigrantes que aquí residen. Debido a presiones al más alto nivel, acabé por rectificar dos veces. Primero dejé caer la exigencia de dos años de residencia, sustituyendo este requisito por cualquier conexión relevante con Portugal, que luego sería regulada, pero también fui obligada a desistir de esta propuesta”.
TITULO: Días de cine clásico - Cine - Alien, el octavo pasajero . , Miercoles -11- Mayo,.
Este Miercoles - 11 - Mayo a las 22:00 en La 2 de TVE, foto,.
TITULO: Un país para escucharlo - La voz de Bunbury se mantiene firme en Nueva York, el primero de los conciertos de su gira de despedida,.
Este martes-10- Mayo , a las 23.00 por La 2, foto.
La voz de Bunbury se mantiene firme en Nueva York, el primero de los conciertos de su gira de despedida,.
El músico, que ha alegado problemas de garganta para retirarse del directo, encandiló en un teatro lleno con un espectáculo que tendrá 14 paradas en España,.
Enrique Bunbury (Zaragoza, 54 años), terno burdeos y energía contagiosa, tuvo al público que llenaba hasta la bandera (3.300 localidades) el precioso teatro Kings de Brooklyn coreando y vibrando durante casi dos horas de concierto, en las que desgranó una veintena de temas, más cuatro bises, pertenecientes a su etapa como solista pero también a la anterior como líder del grupo Héroes del Silencio. “Estamos celebrando 35 años de canciones, de grabaciones; desde 1987 cuando salió el primer sencillo de Héroes del Silencio, vamos a hacer un repaso por toda la discografía, mirando también hacia atrás a la época de Héroes”, el grupo que el músico zaragozano lideró durante una década hasta su disolución en 1996. Fue un concierto recopilatorio, de grandes pero también íntimos éxitos, como recordó a la audiencia. Un público al que le sobraron las butacas de la hermosa platea o del anfiteatro del Kings, un venerable teatro inaugurado en 1929 como palacio del cine y restaurado en la década pasada. La audiencia siguió en pie, alborozada, botando, cada uno de los versos del músico zaragozano. De ahí la incredulidad de muchos de los presentes ante el mensaje de despedida con que cerró el concierto: “No se olviden de nosotros. Hasta siempre”.
En el concierto de este viernes, el primero de la gira americana a causa de problemas con los visados que le obligaron a reubicar dos conciertos, los de Chicago -el previsto debut- y Houston, el músico se transformó en un gigante: ni huella de la pandemia que le apartó dos años de los escenarios, pero no le privó del contacto con sus seguidores gracias al streaming ni de la producción en estudio, especialmente fructífera el primer año de la crisis sanitaria. El repertorio de su actuación neoyorquina fue de lo nuevo a lo clásico; a la inversa que el entusiasmo de sus seguidores, de menos a más, mucho más. Con puntualidad británica, entre una constelación de luces que agrandaba su figura, Bunbury arrancó con temas pertenecientes a dos álbumes publicados en 2020 y que, por culpa de la pandemia, no había tenido oportunidad de presentar (lo que no impidió que los fans cantaran los temas sin fallar una palabra), Posible y Curso de levitación intensivo, sus trabajos décimo y undécimo, respectivamente, con predominio de la electrónica, junto a ritmos de afrobeat y jazz como rúbrica y el rock como medida de todas las cosas.
Entre canción y canción, el público, latino por goleada, le jaleaba “Enrique, Enrique, Enrique”, esa forma de llamar a los clásicos, solo por el nombre de pila. Con El club de los imposibles, perteneciente al álbum Flamingos (2002), Bunbury volvió la vista atrás, alternando trabajos publicados entre ese año y 2020, sin más orden que la cohesión musical y poética entre ellos. A ratos agarrando una guitarra, cuando abordó Que tengas suertecita, del álbum El viaje a ninguna parte (2004), el paroxismo ya se había desatado entre la audiencia. La emblemática Lady Blue, perteneciente también a Flamingos, cerró como un bucle el repaso panorámico de su carrera, como si el cuerpo del concierto fuera un círculo perfecto. Junto al protagonismo de la guitarra acústica y de los sintetizadores, muy arropados los músicos, la querencia del artista por lo latino se plasmó en la presencia de la percusión de los bongós. Maldito duende, uno de los éxitos de Héroes del Silencio, de 1990, fue la concesión a la historia.
Bunbury derrochó en Nueva York energía: saltó al patio de butacas, se mezcló con sus fieles y recorrió incansable el escenario, ofreciendo siempre el perfil de un clásico. La entrega absoluta de más de 3.000 personas convocadas por su música tuvo su recompensa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario