BLOC CULTURAL,

BLOC CULTURAL,

lunes, 21 de agosto de 2017

ME RESBALA ¡ QUE GRANDE ES EL CINE ! - EL HORMIGUERO VIERNES -25- AGOSTO - De funcionario de prisiones a hostelero ,./ TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - EL CARTERO FELIZ DE PLASENCIA,.

TITULO: ME RESBALA ¡ QUE GRANDE ES EL CINE ! - EL HORMIGUERO VIERNES -25- AGOSTO - De funcionario de prisiones a hostelero ,.

 ¡ QUE GRANDE ES EL CINE !,.

 ¡Qué grande es el cine! fue un programa de cine dirigido por José Luis Garci y emitido por Televisión Española por su cadena La 2., etc.

 ME RESBALA - EL HORMIGUERO VIERNES -25- AGOSTO -De funcionario de prisiones a hostelero ,.


 ME RESBALA - EL HORMIGUERO VIERNES -25- AGOSTO - De funcionario de prisiones a hostelero ,. fotos,.

De funcionario de prisiones a hostelero

Sánchez, a la puerta del bar que regenta en El Puerto de Santa María. :: armero
Sánchez, a la puerta del bar que regenta en El Puerto de Santa María.
EXTREMEÑOS EN LA PLAYA,.

Hace casi 30 años que cambió su casa en Mérida y su trabajo en Badajoz por la costa de Cádiz, pero tiene claro que ante todo es extremeño | La vida de José María dio un giro el día que dejó la cárcel de El Puerto de Santa María y abrió un bar

Resultat d'imatges de me resbala foto
Tras cuatro años como interino en la cárcel de Badajoz, a José María Sánchez (55 años, emeritense) le dieron una lista con veinte sitios de España a los que podía ir a trabajar, y él eligió El Puerto de Santa María (88.184 habitantes).
«Me planteé Sevilla, pero lo rechacé por el calor, y conocía a gente de El Puerto que había trabajado conmigo en Badajoz y que me animó a que me fuera a su ciudad». Les hizo caso y no se arrepiente. Fue un primer punto de inflexión en su vida.
El segundo llegó años después, cuando decidió dejar su trabajo como funcionario de prisiones y abrir un bar. Lo bautizó como 'Los Olivos', porque en la plazuela que hay junto al local hay varios ejemplares de esta especie y por aquello de que es un árbol muy presente en su tierra natal. No hay más que echar un vistazo a su terraza para comprobar que le ha ido bien. En un día laborable de verano, a la hora del desayuno tardío, cuesta encontrar una mesa libre.
Justo sobre estas líneas, la foto de una dehesa extremeña que decora el establecimiento,.
Sentado en una de ellas, evoca con detalle las circunstancias que rodearon aquel primer cambio, en julio del año 1988. «Me vine como interino con la idea de estar un año -recuerda-, estudiar como un loco para sacarme la plaza y volverme a Badajoz, pero ocurrió que aunque saqué buena nota, la plaza en Badajoz no me la ofrecieron hasta seis años después, y ya decidí quedarme aquí». Hasta que una enfermedad le obligó a prejubilarse. Tenía 55 años, y el acuerdo con la administración le permitía seguir trabajando en el sector privado.
En ese momento se juntó con otros dos funcionarios de prisiones y abrieron un bar. Uno de ellos también era extremeño: Felipe Jesús Saúl Calvo, actual alcalde de Villanueva de la Sierra, el pueblo cacereño de la Fiesta del Árbol, recientemente declarada BIC (Bien de Interés Cultural).
«Del bar se encargaban más bien las mujeres, y la verdad es que triunfó», cuenta José María, que cuando trabajaba en Badajoz vivía en Mérida -iba y volvía a diario - y que es hijo y padre de matrona. Su padre, Leopoldo Sánchez Manzanero, da nombre a un negocio de muebles en Mérida.
«Hago balance ahora y la verdad es que creo que hice bien abriendo el bar -reflexiona José María-. Del empleo anterior solo echo de menos a los compañeros. Es un trabajo duro. Recuerdo haber estado secuestrado en Badajoz, en una época en la que las prisiones eran diferentes a como son ahora, y había más incidentes».
Está tan contento del cambio que no se ha planteado volver a vivir en Extremadura, pese a que deja claro que él es, sobre todo, de la tierra en la que nació y en la que sigue viviendo toda su familia, por muchos años que hayan pasado desde que salió de ella. «Yo soy más extremeño que portuense, y así será siempre, pero también es verdad -admite- que vivo muy bien aquí». Entre otros motivos, porque «el clima es privilegiado, prácticamente no sé lo que es ponerme un jersey», ilustra José María Sánchez, que desde que abrió el bar en el año 2000, ha cambiado la decoración varias veces.
«Aquí vivo muy bien, la verdad; el clima es privilegiado, prácticamente no sé lo que es ponerme un jersey»
Ahora bien, hay un elemento que ha sobrevivido a todos esos cambios. Algo que adorna el establecimiento desde el primer día y que según dice, no quitará nunca. Es una fotografía de gran formato colocada sobre la pared principal, la que ve cualquiera nada más cruzar la puerta de Los Olivos. La imagen muestra un paisaje extremeño, una dehesa de manual atravesada por un camino.

Un consejo para elegir playa

«Es otro toque de la tierra en el bar», argumenta el empresario, que conoce bien no solo El Puerto de Santa María sino gran parte del litoral gaditano. «Aquí, en El Puerto, la mejor playa para pasear es Valdelagrana (destino veraniego de muchos extremeños), y para bañarse, la de Vistahermosa», sugiere el emeritense, que terminó por quedarse como único propietario del negocio.
La sociedad empresarial que da nombre al negocio se llama Los olivos del barquito, porque la intención era elegir un nombre en el que se mezclara la huella extremeña y la andaluza, explica él. De hecho, ese doble sello se mantiene hoy en día. Se ha hecho especialmente evidente en varias navidades, cuando socios de la Casa Cultural Extremeña Portuense y vecinos de la localidad se juntaban en el bar de José María Sánchez para la fiesta de 'La zambombá'.
En sus inicios le ayudó que el local se convirtió en punto de reunión de los fundadores de la Casa Extremeña en la localidad
«Tiene raíces gitanas, consiste básicamente en cantar villancicos digamos que aflamencados y se celebra un mes antes de la Navidad», explica el dueño de 'Los Olivos', que aún es punto de encuentro de los fundadores de la Casa Cultural Extremeña Portuense. Entre sus mesas se gestó la constitución de este colectivo, que hace patria de la región cada vez que puede. Igual que José María Sánchez. «Aún recuerdo que cuando abrimos el bar -cuenta-, me traía folletos que cogía en la oficina de turismo de Mérida y los colocaba en la barra».

 TITULO:   TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - EL CARTERO FELIZ DE PLASENCIA,.

TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - EL CARTERO FELIZ DE PLASENCIA, fotos.

El cartero feliz de Plasencia,.

En El Palmar, por la carretera que discurre paralela a la playa, en su segundo día de vacaciones. :: Armero
En El Palmar, por la carretera que discurre paralela a la playa, en su segundo día de vacaciones.
EXTREMEÑOS EN LA PLAYA,.

Carlos Rontomé vive en Chiclana y hace el reparto en Conil, entre gente a la que él llama por su nombre,.

Resultat d'imatges de tapas y barras fotosAntonio J. Armero
Si Joaquín Sabina conociera a Carlos Rontomé, le habría hecho un hueco en 'La del pirata cojo'. Banderillero en Cádiz, costalero en Sevilla, gitanito en Jerez... Y cartero en Chiclana, que son el oficio y el destino de este placentino de 47 años que sabe moverse por la vida. En el día dos de sus vacaciones, aparece en El Palmar subido a una bici y con una sonrisa en la cara que no se le quitará durante la hora siguiente. Además de afable, es, o al menos lo parece, un hombre feliz. Le gusta su trabajo y le encanta vivir junto al mar.
Resultat d'imatges de un pais para comerseloAhí, a tiro de piedra de decenas de playas, vive Rontomé desde 2004, el año en el que aprobó su plaza en Correos. Antes ya había trabajado para la empresa pública, donde de hecho tuvo su primera experiencia laboral seria. «Tenía 18 años cuando me llamaron para hacer una sustitución, después de que me hubiera apuntado en una bolsa de trabajo –recuerda–. Me llamaron para irme a sustituir durante su mes de vacaciones al cartero de Aldeanueva de La Vera, y para allá que me fui. Me acuerdo de que me llevó mi madre y tuvimos que alquilar allí un apartamento». Tampoco ha olvidado aquella primera nómina. «Poco antes –rememora– le habían subido el sueldo a los carteros, y me pagaron por ese mes 127.000 pesetas. ¡En el año 89!».

Camarero en Tenerife

Poco después, se fue a Tenerife a trabajar de camarero, con tres amigos de Plasencia. «Mi madre –relata– me llamó y me dijo que me habían avisado de Correos para ofrecerme otra sustitución, pero la perdí porque necesitaban a alguien con carné de conducir y yo no tenía». Lo siguiente, claro está, fue sacarse el permiso de conducir. El de coche y el de moto. Y se fue a Madrid, a hacer la mili.
Cuando la acabó, volvieron a llamarle para trabajar en Correos. «Siempre que me avisaron para hacer alguna sustitución, acepté, y ese fue una especie de tren que pasó por mi vida y al que yo me subí –reflexiona Carlos Rontomé–.
Y no era fácil tomar esa decisión, porque entre la gente en esa época abundaba quien quería ser alguien importante, montar algún negocio que les fuera muy bien, y casi nadie quería ser cartero». El sí. Lo tenía claro. La época de interinidades incluyó una segunda etapa en Aldeanueva de La Vera, y estancias en Malpartida de Plasencia,Plasencia, Madrid, Casar de Cáceres, Navalmoral de la Mata...
«Llegado un momento me mandaron a Cáceres y estuve allí tres años seguidos, yendo y volviendo a diario desde Plasencia». Hasta que aprobó la plaza en el año 2004 y tuvo la oportunidad de elegir destino. «Pedí Chiclana y Cádiz porque me gustaban y estaban cerca de la playa, y Güejar Sierra, en Granada, porque en esa época me gustaba esquiar», cuenta el cartero placentino, que ya conocía la costa de Cádiz cuando le concedieron su puesto actual. «Yo llevaba tres años veraneando por aquí, en Caños de Meca, en la playa de Bolonia... –recuerda–. Un día pasé por Chiclana y pensé: 'Qué guay sería vivir aquí de cartero'. Porque claro, no es lo mismo ir con la moto por Madrid que por Chiclana. Igual que no es lo mismo ser camarero en una ciudad grande que aquí, en un bar con la playa enfrente».

El día a día

Desde que se instaló en Chiclana hace trece años, esta localidad ha sido casi siempre su zona de reparto. Pero hace ya un tiempo que le cambiaron y le mandaron a Conil de la Frontera. En concreto, él se encarga de la zona de Roche, conocida por su pinar, sus playas, sus urbanizaciones y también por ser el lugar donde tienen casa algunos bolsillos desahogados.
Carlos trata lo mismo con hortelanos que no andan sobrados de dinero que con empresarios ricos. Y tiene claro que cada entrega es importante. «Yo me tomo mi trabajo muy en serio porque me gusta y porque me parece que las cartas siguen siendo muy importantes –argumenta–. En mi opinión, si tú eres cartero no vale con saberse las direcciones, te tienes que aprender los nombres de la gente».
De hecho, entra en un bar en El Palmar y le conocen. Y sigue por la recta que discurre paralela a la playa y se para a saludar a otro conocido. «Yo estoy bien aquí, la verdad, es un sitio en el que se vive a gusto, y yo solo sueño con aquello a lo que puedo aspirar, que me parece algo importante para vivir en paz con uno mismo».
Su casa de Chiclana está abierta a sus amigos, y de hecho, él ya ha dado alojamiento a unos cuantos en los últimos años. Gente que va a verle a él y a disfrutar de un litoral que el placentino conoce bien. «La zona más bonita de la costa de Cádiz, en mi opinión, es la que va desde El Palmar hasta Puenta Paloma (en el término municipal de Tarifa). Es donce están los paisajes más vírgenes, y las mejores playas».
Además, él recuerda que «hace unos años, por aquí había muchísimo menos de lo que hay ahora». Como destinos turísticos potentes –amplía– estaban El Puerto de Santa María, Chiclana, Chipiona y poco más. En los otros sitios no había demasiado movimiento, entre otros motivos porque aquí hace viento, el levante principalmente, y eso es algo que a mucha gente le tira para atrás».
No a él, desde luego, que sabe encontrar el lado positivo. En sus vacaciones, volverá a Plasencia. A la vida tranquila y la buena compañía. «A estar con mi madre y mi familia –explica– y a visitar a los amigos».

No hay comentarios:

Publicar un comentario