BLOC CULTURAL,

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jueves, 17 de agosto de 2017

¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE - A LA SOMBRA DE UNA PARRA,./ VIAJANDO CON CHESTER - El granjero que se creía de sangre azul ,.

TITULO: ¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE -  A LA SOMBRA DE UNA PARRA,.

¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE ,.
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  ¡Atención y obras! es un programa semanal que, en La 2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial atención a las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.




 A LA SOMBRA DE UNA PARRA,.

A la sombra de una parra, foto.

La V-2313 lleva a Pajares de Pedraza, un pueblo de Segovia tan bello como desconocido. Allí hay un humilde bar, El Telarañas, que da cobijo y sombra al viajero cansado

En el Telarañas no sirven las mejores tapas, ni mucho menos platos alambicados. A sus mesas no se sienta gente glamurosa ni empresarios que lucen corbatas a juego con la camisa. Entonces, ¿qué demonios tiene este bar para que su terraza esté siempre llena? Pues, sobre todo, una maravillosa parra que da sombra al sediento y frescor al acalorado. Todo reunido en un bello pueblo, Pajares de Pedraza (Segovia), que sería aún más acogedor si no fuera porque, con los fríos, el lugar se convierte en un desierto demográfico. Pero ahora es verano y bulle de ciclistas y vecinos de pueblos cercanos. Si el establecimiento tiene su encanto, no se quedan atrás los paisajes que flanquean la carretera SG-V-2313, los que discurren desde Velilla. Es un camino que está serpenteado de olmos, sauces, fresnos, sabinas, chopos, aligustres y algún que otro nogal.
Lo mejor del bar, que abre sólo entre junio y octubre, es sin duda su umbrosa vegetación, en la que crecen un membrillo, una higuera un manzano y un avellano. No son frondosos, pero hacen el lugar ameno y acompañan al parroquiano cansado. A la luz destilada por las hojas de parra, los clientes toman el vermú, el verdejo (por estos lares nadie le entenderá si pide un Ribera de Duero) o las jarras de de cerveza. El quitasol del enramado es la mejor sombrilla, cosa que sabe bien la clientela, que se demora en el trago.
Pajares de Pedraza se asienta en un valle donde confluyen el río Cega y el arroyo de Santa Águeda. Durante estos meses se convierte en refugio de veraneantes, pero lo normal es que el municipio esté habitado por pocas personas, que nunca llegan al centenar. Pertenece al término de Arahuetes, que ha cobrado cierta popularidad desde que allí se rodaron las escenas pueblerinas de la serie televisiva 'Cuéntame'. Para la ficción, Arahuetes se rebautiza y se llama Sagrillas, adonde van los Alcántara a respirar los aires rurales y donde se esconde Carlitos cuando el tráfago de la Movida le supera. Algunos vecinos de Arahuetes han aparecido como extras en la serie. Como en todos estos parajes, los paisanos no abjuran de sus tradiciones, entre las que destacan la matanza del cerdo y la subasta de las andas de la patrona.

Croar de ranas

Aparte del Telarañas, Pajares de Pedraza merece una visita por sus casas de piedra clara, la iglesia de San Gregorio de Tours, el molino de Parapajas y las hermosas vistas del puente sobre el Cega. Cuando llega la primavera, el caudal de este río se remansa a su paso por Pajares y las ranas saltan en sus aguas. Pero ahora, con el estío, mengua. La iglesia es un edificio de construcción moderna, pero dotada de un ábside semicircular, lo que hace pensar que antes se levantó en el lugar otro templo. Las fachadas de algunas casas están decoradas con el típico esgrafiado, casi siempre ilustrado con motivos geométricos.
A siete kilómetros de Pajares se encuentra Pedraza, que los fines de semana se colma de turistas que acuden al reclamo de sus casas blasonadas, restaurantes y tiendas. El pueblo es famoso por su Concierto de las Velas, cuyas entradas se agotan enseguida. Su espléndida arquitectura medieval convierte a esta villa en conjunto monumental. Con todo, tiene cierto aire de estampa artificial, propia de esos decorados que empiezan a parecerse a un parque temático. Sus visitantes se pirran por el cochinillo y el cordero. Son muchos los que los ofrecen en sus cartas, pero quizás el mejor sea El Jardín, cuyo dueño gusta de las partidas de mus después del tajo.
¿Qué se puede recomendar de este pueblo con muralla, castillo y plaza porticada? Sin lugar a dudas, su antigua cárcel, que, a pesar de su antigüedad (data del siglo XIII), sigue produciendo escalofríos. En 1994 abrió sus puertas a los curiosos para que pudieran merodear entre sus gruesos muros. Hay visitas guiadas cuyas explicaciones no dejan de suscitar asombro. En sus tenebrosas mazmorras asoman cepos para manos y pies, una ominosa tortura de la que hicieron uso y abuso los inquisidores.



  TITULO:  VIAJANDO CON CHESTER -  El granjero que se creía de sangre azul ,.
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 VIAJANDO CON CHESTER

Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.




El granjero que se creía de sangre azul ,

El granjero que se creía de sangre azul, foto.


Al multimillonario de Wall Street, un inversor inmobiliario y de capital riesgo, le encantan la cultura y la lengua españolas. Hasta el punto de que las promociona en la universidad en la que estudió. :: r. c.
Al multimillonario de Wall Street, un inversor inmobiliario y de capital riesgo, le encantan la cultura y la lengua españolas. Hasta el punto de que las promociona en la universidad en la que estudió.

Valencia y Sevilla le enseñaron que el mundo no acaba en Carolina del Norte. Duke Buchan III, el embajador de Trump en España tras inflar de dólares su carrera presidencial, adora el polo y cultivar tomates,.


Cuando rebobina se recuerda fatalmente 'encarolinado'. «Crecí en una granja del condado rural de Vance (Carolina del Norte), entre dos poblaciones que sumaban trescientos vecinos en total, y estaba obsesionado con todo lo relacionado con mi Estado. Las paredes, las cortinas y la alfombra de mi habitación eran azul Carolina. Mi camisa y mis calcetines favoritos. Hasta creía que mi sangre era de ese color. Mi primer perro se llamó 'Tar heel' (el apodo con el que el país conoce a los oriundos de ese territorio) y mi canción favorita era 'Carolina in my mind'». Sin salir de su plantación familiar y del opresivo índigo, los tomos de una enciclopedia universal se encargarían de filtrarle el mundo con su irresistible amalgama de tonalidades. Aquellas fotos pequeñas y saturadas serían suficientes para que el adolescente Richard Duke Buchan se conjurara para echar un vistazo más allá del Atlántico. Sus profesores de español en Secundaria, dos cubanos, le marcarían el destino en el mapa con un espontáneo «¿por qué no vas a pasar un verano a Valencia y así practicas el idioma?». Duke Buchan III, como se hace llamar a sus 54 años, regresaría a la granja azul chapurreando, incluso, un poco de catalán.
Lejos de defraudarle, el bocado ibérico le resultó tan adictivo como iniciático. En su ingreso en la Universidad para estudiar Ciencias Económicas -la de Carolina del Norte, por supuesto-, le faltó tiempo para inscribirse en el programa de estudios en el extranjero, que le proporcionaría un nuevo pasaje a España. Esta vez, a Sevilla. Lo evoca como el año «más transformador» de su vida. Aunque se acabaría casando con una colega, inversora y estadounidense como él, con la que tiene tres hijos, la capital hispalense fue su primer flechazo. «El estudio de la lengua, la literatura y la cultura españolas me proporcionó un pasaporte a otro mundo fuera de mi país y una perspectiva más global», ha contado también a la revista de su universidad. Allí ha pasado de ser un exalumno a su mejor benefactor. Hace seis años creó, dentro del Departamento de Lenguas y Literaturas Romances, el Buchan Excellence Fund, un generoso fondo económico destinado a promover el estudio de la cultura española y el castellano entre profesores y alumnos. Hasta ese punto ha llegado el enganche del 'tar heel' con la piel de toro.
Donald Trump ha venido ahora a colmatar su arrebatada pasión 'spanish' nombrándole su hombre fuerte en España. No ha sido una sorpresa. La madera de embajador de este exbanquero en Miami, exadministrador de fortunas, inversor inmobiliario y millonario de Wall Street ya la vislumbró el 'New York Times' hace dos primaveras. En aquellos tiempos remotos, en los que la demócrata Hillary Clinton se las prometía felices y nadie daba un dólar por las extravagantes inquietudes políticas del magnate platino, Buchan decidió apostar todo, literalmente, al republicano. Lo hizo apoquinando 898.000 dólares -unos 763.000 euros-, el máximo que permite allí la ley, para impulsar su carrera hacia la presidencia. «Es un elemento distorsionador, un conseguidor (por los medios necesarios) y un constructor que aportará visión comercial a la Casa Blanca y que sacudirá el 'status quo' del Gobierno», dijo en explicación de su decidido apoyo a Trump. Su dinero le abrió de inmediato un hueco en el círculo íntimo del candidato, si bien ya se conocían. Baron, el único hijo que tiene el presidente estadounidense con su actual esposa, Melania, como los tres vástagos de Buchan fueron a la misma guardería.

La tradición de la recompensa

El donante no se limitó a firmar un cheque de cinco ceros. Asistió a la convención republicana y a los tres debates presidenciales, y colideró cerca de veinte eventos para recaudar fondos. Y el gran día de la toma de posesión, los Buchan asistieron a la iglesia con los Trump, se sentaron cerca mientras su patrocinado juraba el cargo y acudieron después a la Casa Blanca para el almuerzo. Aquel chico de la granja azul que se había atrevido a soñar a lo grande estaba recogiendo los frutos. El que más ansiaba le ha llegado ahora, siete meses después de la formación del Gabinete Trump. Habría aceptado de buen gusto la embajada de Uruguay o la de Argentina, pero el presidente le ha concedido la que más deseaba, la del número 45 de la calle Serrano de Madrid.
«En Estados Unidos, es muy normal que grandes donantes a la campaña electoral sean recompensados con una embajada cómoda o importante. No lo ha inventado Trump. Ya lo hicieron Obama, Bush y otros muchos. La de España no está en la Champions junto a las de París, Londres y México (por la proximidad), pero sí es de Primera División», ilustra el exembajador Inocencio Arias, quien aborda esta cuestión en su libro 'Siempre creí que los diplomáticos eran unos mamones'.
En la mudanza que está a punto de emprender, Buchan dejará atrás su casa de Florida, su apartamento de la Quinta Avenida, su querido club de polo y su particular 'Tara' en el Valle de Hudson, donde cuida de cuarenta caballos y cultiva trufa y más de sesenta variedades de tomates orgánicos, que comercializa. Si hay algo que le pirra al Duque, dicen, es la comida de la huerta a la mesa. Suena a tic valenciano.

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