TITULO: España Directo - Economía - Magyar Vagon y los accionistas minoritarios declaran la "guerra judicial" al Gobierno tras su veto a la OPA húngara sobre Talgo,.
Magyar Vagon y los accionistas minoritarios declaran la "guerra judicial" al Gobierno tras su veto a la OPA húngara sobre Talgo,.
Anuncian que recurrirán a los tribunales para defender sus intereses,.
foto / Magyar Vagon y los accionistas minoritarios de Talgo van a dar la batalla en los tribunales tras la decisión del Gobierno de vetar la OPA del consorcio húngaro sobre el fabricante español de trenes.
Tras la decisión del Ejecutivo de rechazar su oferta por supuestos riesgos para la seguridad nacional y el orden público, fuentes de Magyar Vagon han asegurado que el consorcio húngaro va a estudiar "acciones legales en España y en Europa para defender los intereses del consorcio y la legalidad de su oferta por Talgo". "La oferta cumple con todos los requisitos legales vigentes", según aseguran desde Magyar.
El alto ejecutivo detrás de Magyar Vagon, András Tombor, ya avanzó en una rueda de prensa celebrada a principios de julio que, en el caso de que el Gobierno acabase por denegar la operación, lo que finalmente ha sucedido, habría varias oportunidades legales para recurrir.
Minoritarios
A la decisión de Magyar se suma la de la Asociación Española de Accionistas Minoritarios de Empresas Cotizadas (Aemec), que ha asegurado hoy en un comunicado que está valorando recurrir la normativa que permite la suspensión de inversiones extranjeras a la que ha recurrido el Gobierno para frenar la operación.
En opinión de la Aemec, esta normativa, que tenía sentido en la época de la pandemia, ha perdido en este momento su razón de ser y supone «un grave perjuicio a los accionistas de sociedades cotizadas al ver limitada su posibilidad de acudir a una oferta pública para vender sus acciones».
Asimismo, la Aemec también ha anunciado que recurrirá cualquier decisión del Consejo de Ministros, del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y de la Junta de Inversiones Exteriores (Jinvex) que impida a los accionistas «ejercer su legítimo derecho de venta en un proceso de oferta y que no se ajuste a la Ley o que resulte arbitrario/injusto u obedezca a razones políticas o ideológicas, recordando que las decisiones de las administraciones públicas no pueden resultar arbitrarias, tal como establece la propia Constitución Española».
«La Aemec defenderá los derechos de los más de 8.000 accionistas de Talgo que se encuentran en una situación de evidente indefensión ante la limitación de una oferta voluntaria efectuada por un grupo empresarial de la Unión Europea (Magyar) e iniciará las acciones que correspondan tanto en vía administrativa, contencioso-administrativa, civil y la penal, para resarcir los daños que se produzcan a los accionistas», concluye la asociación de minoritarios.
La asociación ya había anunciado a finales del mes de julio que no descartaba emprender acciones de responsabilidad patrimonial contra el Estado, en reclamación no solo por «los daños emergentes que puedan sufrir los accionistas con ocasión de la caída del valor de la acción, sino también por el lucro cesante, como consecuencia de no poder materializar una oferta del todo atractiva para los accionistas minoritarios, privándoles de poder vender sus títulos a 5 euros».
También aseguraron entonces que estaban valorando la posibilidad de iniciar acciones administrativas o judiciales contra la compañía checa Skoda Transportation por presentar una alternativa a la OPA húngara sin ofrecer una contraprestación, sino solo una declaración de intereses para combinar sus negocios.
Viernes - 20 - Septiembre a las 22.00, en Telecinco, foto,.
Adela González - Periodista,.
Adela González - “Tengo mucha calle y mucho callo”,.
La periodista, de 51 años, cumple 25 de carrera delante y detrás de las cámaras estrenándose como presentadora estrella de ‘Mañaneros’, en TVE y dice tener el ego a raya: “He sido reportera antes que fraile”,.
Cuando llego puntual a la cita, Adela González ya lleva un rato posando, simpática y superprofesional, para el fotógrafo. Viste uno de sus uniformes de plató: el vestidito blanco y los taconazos rojos con los que ha estado presentando en directo Mañaneros hasta hace un par de horas. Cuando nos sentamos a charlar a solas frente a frente, se quita los zapatos y se ofrece, descalza y franca, que no sin coraza, a la conversación. Solo cuando le pregunto por su hija, Andrea, fallecida en 2020 a los ocho años de edad tras sufrir un sarcoma de Ewing,.
TITULO: Detrás del muro - PÁGINA DOS - Andrea Camilleri , Martes - 17 - Septiembre ,.
PÁGINA DOS - Andrea Camilleri ,.
Martes - 17 - Septiembre , a las 22:00, en La2, foto,.
Andrea Camilleri ,.
Página Dos estrena nueva temporada, la undécima, y lo hace a lo grande: entrevistando a Andrea Camilleri en su casa de Roma. Celebramos los 50 años de "Cien años de soledad". E inauguramos dos nuevas secciones: La Red social y el Poema, en este programa recita Flavia Company,.
TITULO: Cartas de amor - Quiero volver ,.
Quiero volver ,.
foto / Yo hacia abajo, tú hacia arriba: sabíamos que era una cosa más bien estúpida, pero no dejábamos de hacerlo. Cada viernes por la tarde cruzábamos la ciudad en dirección al otro, cada uno desde su extraño lugar de origen, para encontrarnos en el punto intermedio exacto; para encontrarnos en la mitad de un semáforo abierto, en plena carretera, con los coches a punto de encenderse. Parábamos en medio durante esos segundos de poder; quizá un abrazo breve, un beso ligero, tomarnos las manos para decidir el camino a seguir. Así, en el centro de esa ciudad ajena y propia, con los coches acelerando y disparados en todas las direcciones, seguíamos caminando juntos; al este, al oeste.
1. historias breves de mi país y un contexto
y esta es la manera menos torpe que encontré para decirlo
Estuve viviendo en las cosas fáciles durante unos años, antes de ser consciente de que todo estaba a punto de cambiar: cuál es el ritmo político del mundo, cuál es el ritmo, preguntaba yo mismo en mi habitación a los siete años de edad, emborrachándome con VHS de los Looney Tunes; el ritmo está apagado, el ritmo lo marco yo. Cada año del principio, una gota inapreciable.
Después, losa tras losa: estuve en Berlín durante apenas ocho días del verano de 2015. Me senté al quinto día en Alexanderplatz, mirando con atención la punta de la torre de telecomunicaciones: mi cuerpo no hacía nada allí. Berlín tenía los rastros de un mundo partido, pero mi madre estuvo de compras en Alexanderplatz mientras yo esperaba sentado. Mi padre y yo entramos a un McDonald’s en Alexanderplatz, compré un cono de nata y volví a sentarme mirando hacia arriba, tantas torres hablando del pasado.
En mi vida presente, la compartimentación se lleva a cabo con un ritmo lastimero pero que sabe abrir bien las heridas. Reboto por la geografía, de Barcelona a Santiago de Compostela, de Santiago de Compostela a Madrid; cada vez que vuelvo a casa siento que ya no es mi casa, siento envidia hacia las personas que saben mirar hacia arriba, hacia un edificio, y decir: aquí está mi casa. Yo quiero dejar de ser esta amalgama extraña de personas, este cruce político de territorios, esta masa extraña de humanidad que es mi cuerpo —mi cuerpo inscrito de cosas que ha vivido y yo he decidido no recordar, escribe Victoria Guerrero: aquí resides / por mientras pasa el tiempo que te separa de la muerte—.
***
Afirmo con los dientes redondos, incapaces de morder: esta es una reseña prudencial de un libro de poemas titulado Berlín, escrito por Victoria Guerrero Peirano (Lima, 1971) y publicado por una editorial cuyo nombre se funde extrañamente con el del poemario: Esto no es Berlín. Digo prudencial por lo de mi distancia, y coloco aquí este párrafo a sabiendas, como si no me fiase de mí mismo, como si me picase todo el cuerpo al no entregar el contexto, al no dar los nombres. Igualmente doy mi cuerpo a esta reseña, igual que Victoria Guerrero da su nombre y desconfigura sus recuerdos para inventar el recorrido inverso de una vida en perpetua huida. Si nos pasamos los años escapándonos de nuestros centros, este poemario gira la trayectoria: palabra a palabra, palabra a palabra en busca de un sintagma que devuelva el sentido a lo que hacemos.
2. ah, el amor
y ya no sé cómo amarte
tu pureza hiere mis oídos
La cosa de los semáforos duró los primeros meses, claro: después, la vida cambia. Después hubo que aprender a enamorarse en una ciudad distinta; más tarde en otra en la que ella ya no estaba, cada vez más lejos, tan cansados el uno y el otro. Abandonando la posibilidad de cruzar la ciudad para encontrarnos, uno inventa formas casi fantasmagóricas para sostener el amor a través del tiempo. La persona amada se extingue en lo físico y pasa a formar parte del mismo cuerpo del deseo: tú y yo dentro de mí mismo. Victoria Guerrero agarra todas las personas posibles y las aglutina en un mismo interlocutor, para que así sea más fácil encontrar al destinatario. Como decir: si digo tú, si digo ellos, si digo nosotros, si digo él, si digo yo; te ruego que sepas que siempre te escribo a ti.
Ahora, el problema central de este poemario que es Berlín: así, tú y yo esparcidos por el mundo, cuál es la forma posible, de qué forma puedo hablarte para que tú entiendas que te quiero, que te quiero a pesar de los muros del mundo. Victoria Guerrero vuelve la mirada hacia su nombre, en busca de alguna certeza entre todos esos tránsitos abruptos, dice: mi nombre es ahora un documento de barbarie. Hace recuento, como repasando un álbum de fotografías antiguas, de todos los mundos derruidos que su nombre ha dejado atrás: los hijos que no han nacido, las largas ausencias, los amaneceres confundidos entre ciudades —levantarse en Boston sin saber bien qué es Boston exactamente—. Se revuelve como queriendo sentir, como queriendo pincharse a sí misma en una desesperada busca de estímulos que sacudan su mundo.
¿Será la nostalgia de ese sufrimiento la que me hace escribir?
Así que se agarra al amor como si fuese la única lanza que atraviesa lo largo de su vida, la única constante; vuelve a él como un niño emigrado que regresa a casa siendo adulto. Lo observa desde el avión, a punto de aterrizar, intenta ponerle palabras a esa silueta grotesca que cubre el horizonte, por un momento la sacudida política a la identidad se recoge, se dobla, mira hacia adentro. Victoria Guerrero escribe lo siguiente, como buscando acariciar una imagen que empieza a desvanecerse: la vida es ese espacio de recuerdos torpes / en los que cae una lluvia oblicua […] / en medio de ella estamos navegando tú y yo / y mis pies se apoyan suavemente sobre los tuyos.
3. sabemos, en el fondo, quién tiene la culpa
pero no he querido distraerte con este falsete de mujer herida
Berlín es un libro permeable al dolor que el tiempo inflige a los cuerpos, pero también apunta con decisión a su enemigo, al culpable de toda esta evaporación identitaria, de toda esta distancia que nos separa del primer amor. Escribe Victoria Guerrero, como agitando una bandera enorme: así que / después de todo / preferimos seguir más al poeta que a la ciencia. Utiliza los dos lados del muro de Berlín casi como figura retórica, como diagrama explicativo de la invasión. La poeta observa, herida pero beligerante, el avance de un mundo que aplana la palabra, que desprovee a la poesía de su militancia política, que la aleja de ese propósito idealista de encontrar, aunque sea en el último suspiro, el nombre del amor —el verdadero nombre del verdadero amor—.
La estrategia de contraataque también parece dibujada con concreción: volver a casa, acariciar a los padres, desvestirse de capas de otras ciudades y volver al amor primerizo, el que se agita entre los árboles todavía pese a tantos años en la distancia. Así pelea Victoria Guerrero contra el desplazamiento fácil del sector capitalista. Su diagnóstico de la poesía contemporánea es crudo: hoy la poesía es una linda dama de compañía / y hace rima y se luce sobre cocinas postindustriales / hace buen tiempo que abandonó la militancia y se vende a precios modestos pero dignos, escribe.
Pero Berlín es un libro que siempre está volviendo a casa, que no se rinde: una discoteca inmensa de luces esperanzadas se abre para que los jóvenes bailen sobre su pista, para que los amores distanciados se reencuentren.
ahora que conoces el pasado
es tu turno de agitar el futuro
***
No quisiera fundar contigo un país para que nuestros hijos muriesen por él; acaso sea mejor llevar una vida tranquila aquí, en esta indecisión, en el medio de este semáforo y en los segundos previos a que todos los coches arranquen, sin saber muy bien cuál es el país que habitamos pero teniéndolo más claro que nunca antes.
4. bailo contigo porque es lo único que me apetece hacer
si he bailado ¿existirá algún paso honesto?
Hoy, de vuelta en la ciudad que tú y yo atravesábamos las tardes de viernes, ya sé que no importa demasiado esta minúscula distancia física que nos separa. Los dos ya en Berlín, no osamos siquiera acercarnos al muro. Así, con este miedo que crepita instalado en mi vida, invoco mi agitación pasada y susurro, antes de dormirme, que probablemente me subiría al muro para besarte, aun a sabiendas de morir después. Pero eso es todo lo que hago, apenas susurrar.
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