DESAYUNO CENA FIN DOMINGO - Coronavirus Ramadán bajo confinamiento ,. , fotos,.
Coronavirus
Ramadán bajo confinamiento,.
- El confinamiento y la crisis trastoca las dinámicas del mes sagrado del Islam,.
Millones de musulmanes de todo el mundo se abstendrán, desde la salida del Sol, de tomar ningún alimento ni beber o fumar ni mantener relaciones sexuales hasta la puesta del Sol. Un mes dedicado además a cultivar el espíritu, meditar, ser paciente, leer el Corán y orar. Pero el confinamiento debido al coronavirus ha trastocado la vida de todos y este año el Ramadán va a ser muy diferente.
La ruptura del ayuno con el Iftar, la primera comida del día, es toda una celebración y participar de ella en comunidad una de sus normas que, ahora habrá que cambiar, como otras basadas en la generosidad y la empatía propias del mes de Ramadán tales como llevar alimentos a los más necesitados, compartir comidas en las mezquitas o visitar a aquellos que están solos o enfermos.
Otras formas de cumplir los preceptos
Normas que este año serán sustituidas por otra forma de cumplir con esos preceptos manteniendo la distancia física como por ejemplo, rezar en las casas, solo o con la familia, encargar alimentos a tiendas que dispongan de servicio a domicilio para hacérselo llegar a quien lo necesite o hacer llegar los alimentos a asociaciones que se ocupen de eso, comunicarse a través de las pantallas de ordenador o teléfonos móviles con familiares y amigos que estén esos días solos. La oración del Tarawih, que se realiza sólo en Ramadán, y que se lleva a cabo después del Iftar en grupo, se hará también individualmente en casa.Ingenio y voluntad sustituyen muchas de las normas y costumbres de este mes tan especial y único para los musulmanes en el que este año se rezará especialmente por las víctimas del Covid 19 y sus familiares. También los cambios se notarán en las calles de muchos países musulmanes, acostumbradas a engalanarse y celebrar espectáculos de música, recitación del Corán, conversaciones interminables, noches de Ramadán que aliviaban la tensión de muchas horas de ayuno y que son tan esperadas durante todo el año por niños y mayores. Tampoco los puestos y tiendas donde abundan todo tipo de dulces típicos de Ramadán que debido al confinamiento permanecen cerrados.
A pesar de las dificultades por el confinamiento, las autoridades religiosas y la mayoría de los fieles han decidido que no había impedimento para celebrar este año el ayuno y que como siempre están exentos de hacerlo aquellos que estén enfermos, gente que esté de viaje, embarazadas, niños.
Una fiesta del Aid muy diferente
Aunque nunca la comunidad musulmana se vio afectada en tantos países por medidas de confinamiento durante el mes de Ramadán, si ha tenido experiencias en el pasado en lugares concretos debido a epidemias como la peste. El profeta Mahoma ya recomendaba como enfrentarse a una pandemia hace 1.300 años “Las personas con enfermedades contagiosas deben mantenerse alejadas de las personas sanas”, “la limpieza es parte de la fe”. También dejó claro el sentido común para prevenir el mal y mantener el bien común frente a los fanatismos con este ejemplo.Un día el profeta vio como un beduino dejaba su camello sin atar y le preguntó ¿por qué no atas tu camello? “Confié en Dios” respondió. Entonces el profeta le dijo: “Ata primero a tu camello y luego confía en Dios”.
El Ramadán finalizará cuando salga la nueva luna, probablemente el 23 de mayo, la fiesta del Aid o final de Ramadán también será muy diferente porque aunque se alivie el confinamiento todavía habrá que mantener las distancias. “Ramadán Mubarak” o “ Ramadán Karim” (“Ramadán bendito” o “Ramadán generoso”) es el saludo común entre los musulmanes durante este periodo. Los abrazos con la familia o los apretones de mano habrá que dejarlos para después.
TITULO: Las rutas Capone -La chica que cedió el asiento.
La chica que cedió el asiento,.
Emociones cotidianas. Remedios caseros y buena educación hacen más agradable la vida,.
«Pagué el viaje, me agarré a una barra para no caerme y una joven se levantó de su asiento y me lo cedió. No me había pasado algo así desde que estaba embarazada», me relató su emocionante experiencia. Podría haberse sentido mayor por ser objeto de tanta deferencia, pero la exaltación por la buena educación superó a la melancolía de la edad ligera, se acordó de su abuela y de su bisabuela y actuó como ellas, se metió en el papel de señora mayor a la que se le cede el asiento y agradeció como hubieran agradecido sus antepasados: «Dios te lo pague, hija mía, da gusto encontrar a muchachas tan educadas».
Evidentemente, la última parte de la frase, pronunciada en voz alta en un bus urbano lleno de universitarios, no dejaba de tener su punto de maldad: estaba afeando al resto del pasaje su falta de consideración hacia las señoras que convierten a Dios en pagador de deudas abstractas, o sea, las abuelas, aunque nosotros sigamos sin tener nieto y consolándonos con el gato de mi nuera.
Conocida y entendida la causa de tanta dicha, me faltaba por saber a qué venía lo del cóctel de vinagre con agua, mitad y mitad. Me interesé, me lo aclaró: «Le he comentado a un compañero de trabajo que me iba al médico a ver si me recetaba algo para la garganta y me ha dicho que lo más efectivo es hacer gárgaras con un combinado de agua y vinagre. Fíjate si será efectivo que si rocías de vinagre una esquina donde haya orinado un perro, además de desinfectar la esquina, ya no vuelve a mear allí ningún otro bicho».
Estas cosas cotidianas ejercen sobre mí una fascinación enfermiza. Según me empiezan a contar recetas mágicas o anécdotas de autobús, apago la radio, dejo el diario, levanto la vista del libro, aparco lo que esté haciendo y me concentro en estos detalles de la sabiduría popular: echa mucha sal a los huevos mientras cuecen en agua hirviendo y les podrás quitar fácilmente la cáscara, frota tu mano contra el acero inoxidable del fregadero y se le quitará el olor a ajo, despierta a los que duermen cuando pase un entierro y así no cogerán el aire del muerto...
Esto último es un remedio contra las desgracias que aprendí en la isla de Arousa (A Illa de Arousa). Allí, cuando alguien moría, encendían una hoguera con laureles y los deudos del finado saltaban sobre ella para evitar ser cogidos por el aire del muerto. Pero si te habías quedado dormido al tiempo que pasaba el cortejo fúnebre, el remedio era más peliagudo: meterte y sacarte siete veces de un horno apagado. Yo me reía de aquellas leyendas hasta que dos alumnas isleñas, bien hermosas y llenas de vitalidad, me confesaron que a ellas, siendo niñas, no las despertaron sus padres al paso de un cadáver y ese mismo día empezaron a menguar, a dejar de comer y a sentirse mal hasta que una bruja les diagnosticó aire de muerto, les recetó lo del horno y allí estaban, tan lustrosas y tan guapas.
Pocas cosas me sorprenden y entusiasman ya. Solo me conmueven estas historias de brujas, de universitarias bien educadas, de remedios contra el dolor de garganta... O la propuesta que le hacen a mi hermana un grupo de señoras que viven en una residencia de la tercera edad. Mi hermana va allí dos tardes cada semana y las ancianas han preparado un plan para fugarse con ella del asilo y marcharse en autobús a Alicante a tomar el sol. Mi hermana les ha dicho que sí y yo me apunto.
TITULO: Un país mágico - Juan Luis Arsuaga: «Para bien o para mal, todos acabaremos en una residencia»,.
El sabado -25- Abril a las 18:30 por La 2, foto,.
Juan Luis Arsuaga: «Para bien o para mal, todos acabaremos en una residencia»
Contra los discursos vacíos, apocalípticos, inútiles, tan en boga en estos tiempos de coronavirus, el investigador de los yacimientos de Atapuerca propone hoy más que nunca «sentido común y ciencia»
En otro tiempo, cuando Juan Luis Arsuaga (Madrid, 1954), escribía las últimas páginas de su nuevo libro, 'Vida, la gran historia', un excitante y enriquecedor viaje por el laberinto de la evolución, publicado por Destino, anotó lo siguiente a modo de himno a la esperanza y de fe en el ser humano activo, y no visto como un incordio: «Y la gente se sigue abrazando, y los maestros y maestras dan clase a los niños para hacer de ellos buenos seres humanos, mejores que nosotros mismos. No solo es posible soñar con un futuro mejor. Es obligatorio hacerlo».En estos tiempos de confinamiento e incertidumbre precisamente sobre el futuro que nos aguarda, le leo estas palabras suyas durante la entrevista, él encerrado en su casa de Madrid, que tuvo lugar un día después de que le pidiese a una amiga su receta para cocinar garbanzos con langostinos; pero ése es otro tema...
- ¿Y el miedo?
- En mi época, en la mili te enseñaban a desmontar el fusil y a volverlo a montar. ¿Para qué? Pues porque si tú no sabes cómo funciona el fusil, para ti es una cosa misteriosa que no controlas; por el contrario, si sabes cómo está hecho y cómo funciona, sigue siendo peligroso, porque es un arma, pero es un tipo de peligro que tú comprendes, sin componente mágico alguno. Tendrás precaución, incluso temor, pero no ese miedo que se tiene a lo desconocido. Eso lo podemos aplicar a la enfermedad: algo que no sabes cómo se transmite, si por el aire, por el agua, a través del sexo...; y que no sabes lo que es, de qué se trata, produce el verdadero terror ciego, en el sentido de que estás a oscuras. Ahora, con el coronavirus, tenemos temor, preocupación, pero sin el componente mágico. Nos enfrentamos a un problema, en efecto grave, pero vivimos en un mundo en el que existe la ciencia y en el que problemas como el de esta pandemia los abordamos aplicando el conocimiento.
- ¿Nada en absoluto apocalíptico?
- Ni lo más mínimo, incluso también por una cuestión estética: todos los que hablan de Apocalipsis se ponen muy serios, muy proféticos; de entrada, el profético apocalíptico se considera superior a ti, porque él es el que entiende. Y me recuerdan a otros tiempos. Yo soy de ciencias, y la actitud científica señala el problema, lo estudia, lo afronta. Ante un terremoto ya consumado, por ejemplo, la actitud científica consiste en decir: 'Vamos a construir edificios que sean antisísmicos'. Y lo que hace la actitud profética es llamar a que nos arrepintamos de nuestros pecados. En lugar de sermones, prefiero la investigación. Volviendo a los terremotos, yo no perdería mucho el tiempo en lamentaciones bíblicas y en sentimientos de culpa, preferiría a un buen ingeniero de materiales que a un profeta. No quiero discursos, ni sermones, ni palabrerías...
- Pues abundan.
- Porque es lo más fácil, lo más complicado es buscar soluciones. Si tú tienes un problema con los residuos nucleares, hay dos actitudes: una, buscar una solución; otra, echar un discurso. De una manera muy mitigada, han vuelto a resurgir un poco los conceptos animistas: 'Esto del coronavirus es una venganza de la Tierra', y cosas así. El núcleo del pensamiento animista es que todo está lleno de espíritus y de fuerzas misteriosas que se vengan y hacen cosas muy raras. También está esa mentalidad mágica, según la cual nada sucede por casualidad; de manera que si esto ha ocurrido será por algo. ¡Y claro que ha ocurrido por algo!: porque hay mucha movilidad, viajamos en avión, etcétera. No es que hayamos ofendido a ninguna fuerza espiritual. Estoy viendo el resurgir de mentalidades mágicas, del pensamiento mágico. Y puede que esté muy bien, pero lo que se necesitan son buenos hospitales y que no nos falte el agua potable.
«Lo aceptamos porque estamos de acuerdo. Estamos confinados y acojonados»
el encierro en casa
«No es un problema de fecha de nacimiento, lo es de posibilidades de supervivencia»
selección en las uci
«España va a seguir siendo, junto con Italia, el país más envejecido de Europa»
tras la pandemia
Debate de salón
- Un cirujano de 82 años, abuelo de 7 nietos, ha dicho: «Primero, salvar la vida a los más jóvenes». A lo que ha añadido: «Si en algún momento enfermo y los recursos hospitalarios son escasos, no quiero que se empleen conmigo». Da un poco de escalofrío, ¿no?- Claro, porque alude a valores éticos, al valor de la vida humana, etcétera. Es interesante para el debate de salón, pero vayamos a la realidad práctica. Por lo general, lo que llamamos el sentido común, la lógica, suele ser lo más acertado. Quiero decir que, si te enfrentas a un problema, tendrás que ver la manera de abordarlo de la forma más práctica posible. Un buen amigo que estuvo en la guerra, también cirujano, me contaba que a los enfermos los clasificaban según la gravedad, claro. Es inevitable utilizar el sentido común para afrontar el problema. Fíjese, en la época del Titanic estaba muy claro que «las mujeres y los niños, primero». Hoy en día, sin embargo, ya no estaría tan claro lo de las mujeres, ¿no?; ¿por qué las mujeres? Creo que los niños sí seguirían teniendo prioridad. Si se hunde un barco, ¿a quién salvaríamos? A los niños, en principio, ¿por qué? En resumidas cuentas, porque nos inspiran ese sentimiento de protección. Lo que dice ese señor del que me habla tiene también su lógica, ya que la relación de cariño es un poco asimétrica; los padres están en la lógica de la disposición a dar su vida por los hijos, pero no es lo normal que los hijos den la suya por los padres. Cuando hay que enfrentarse a problemas de salud, no se trata de atender a la edad del calendario, sino al estado en que se encuentran las personas, y las que ya son muy mayores suelen estar en peor estado que los más jóvenes; no es un problema de fecha de nacimiento, es un problema de posibilidades de supervivencia. El debate ético está bien, pero se plantea en unos términos muy abstractos. Otra cosa es cómo actuar en la realidad cotidiana, donde el sentido común creo que nos lleva a que todos actuaríamos más o menos igual.
- ¿Ha escuchado hablar de «la hora de los jóvenes» y de «la selección natural imponiendo sus leyes»?
- ¡Nada de eso, España va a seguir siendo, junto con Italia, el país más envejecido de Europa! Obviamente, como somos un país envejecido y esta enfermedad produce más mortalidad en personas que no gozan de buena salud, entre ellas se produce la mayor cantidad de muertes. Pero, cuando todo esto pasé, seguiremos siendo de los países más envejecidos de Europa.
En una residencia
- Cada vez con mayor demanda de plazas en residencias de ancianos.- No lo dude. Vivimos en una situación en la que, para bien o para mal, usted y yo acabaremos en una residencia de ancianos, ¿o no? Una persona cualquiera con hijos, puede tener a uno en Nueva York, a otro en Nueva Zelanda y a otro en La Coruña...; y no pretenderás que venga a cuidarte a Madrid, por ejemplo donde yo vivo, un hijo tuyo que trabaja en un hospital en Washington. Inevitablemente, aunque no nos muramos de coronavirus, con la globalización, que es el signo de los tiempos, ya no es para nada lo normal que las familias vivan todos juntos en Estella o en Sepúlveda; si tus hijos están fuera y tú estás solo, terminarás en una residencia de ancianos. Eso tiene sus vertientes filosóficas y morales, pero es fruto de la vida actual. Puede sonar muy triste, pero también le puedo decir que yo hablo todos los días con mis hijos por Skype, mientras que, a lo mejor, familias que viven todos en Madrid se ven menos. Nos ha tocado vivir en el año 2020, y puede que tengas a tu mujer o a tu hija trabajando en Berlín, pero también es cierto que pueden venir en fin de semana y que tardarán menos que en el autobús de Burgos a Madrid. La globalización es para todo: acorta las distancias, nos permite mucha mejor comunicación, puedes hablar todos los días con quien quieras, incluso verle y mantener un contacto muy cercano, aunque sea virtual, por Skype, y al mismo tiempo nos ha dispersado. Hay que verla en su conjunto. No hay que ponerse tremendos; lo es esta enfermedad que nos tiene confinados y con las pistas de hielo convertidas en morgues, pero la estamos combatiendo.
«Piensa globalmente y actúa localmente. El Amazonas es un problemón, pero el Mar Menor está aquí»
buscar la eficacia
«Libertad, igualdad y fraternidad, a los que añadiría un cuarto valor: el respeto por el planeta»
sus valores
«En el Titanic fueron primero las mujeres y los niños. Hoy no estaría tan claro. ¿Por qué las mujeres?»
cambios en la sociedad
- Algunas voces dicen que a costa de renunciar a libertades...- ...nosotros mismos nos encerraríamos en casa si nos dijesen que hay fuera un perro rabioso suelto. Es decir, este confinamiento lo asumimos, o lo aceptamos, porque estamos de acuerdo. Sería muy difícil que nos confinaran si nosotros mismos no pensáramos que estamos mejor en casa. ¡Ni en los tiempos de la Unión Soviética se habría podido producir un confinamiento así, sin existir el convencimiento por parte de la población! Estamos confinados y acojonados, todo a la vez. Cuando me dicen que más vale que me quede en casa, yo mismo me digo que tienen razón. Comprendo que hay que hacer estos debates, pero es que los científicos somos más prácticos y vemos las cosas con más serenidad, a fin de cuantas. Lo que sí que se puede hacer es intentar engañar a la población con todo tipo de teorías conspiratorias que hablan de que nos quieren encerrados en casa y no sé qué más. El confinamiento durará hasta que nosotros, los ciudadanos, veamos que se pueden asumir unos riesgos razonables.
El buenismo
- Y usted, ciudadano, ¿qué valores defiende?- Libertad, igualdad y fraternidad, a los que añadiría un cuarto valor: el respeto por el planeta, por el medio ambiente. Al final, lo que procede aquí es poner en práctica un lema que vale lo mismo para el cristianismo que para el ecologismo: 'Piensa globalmente, actúa localmente'. O sea, que lo del Amazonas es un problemón, pero tenemos otro mucho más cerca, el del Mar Menor en Murcia. Y no vaya a ser que, de tanto pensar en el Amazonas o en el Ártico, no se haga nada con el Mar Menor. Primero arreglemos nuestro entorno, y luego ya nos preocuparemos por la selva de Sumatra y por el aceite de Palma. Vamos, algo así como que está muy bien lo de amar mucho al prójimo, pero hombre, empieza por el que tienes más cerca. Es decir, volvemos a esta dicotomía entre los predicadores y la gente que hace cosas. Practicar el buenismo es fácil y gratis, pero el compromiso se pone a prueba cuando te dicen, 'ya, pero esto cuesta dinero'. Es como cuando alguien te cuenta: «La naturaleza era una maravilla, un paraíso, cuando yo me hice aquí el chalet, que fue el primero». ¡Ah, fuiste tú, fuiste tú! [Risas]
- Está claro que, además de defender en 'Vida, la gran historia' los beneficios del sentido del humor, también lo practica.
- Y va muy bien. Tiene que ver con el optimismo, y lo bueno que tiene el optimismo es que te anima a mejorar; el pesimista no hace nada, ¡como está de vuelta! Yo digo que hay que estar siempre de ida, nunca de vuelta. Y todos esos que estén de vuelta, que hagan el favor de apartarse. Si estás de vuelta y no crees en nada, haz el favor de al menos no molestar.
TITULO: Diario de un nómada -Caminando sobre las olas ,.
El domingo -26- Abril a las 19:00 por La 2 , foto.
Caminando sobre las olas - Etapa de Hondarribia a Orio,.
"Caminado sobre las olas" es una serie documental que combina el viaje de los peregrinos del Camino de Santiago y el viaje de un surfista.
Kepa Acero, un surfista aventurero comienza su primera etapa en bicicleta con sus tablas de surf atadas en un remolque. Recorrerá las calles de Hondarribia, primera localidad del Camino del Norte. Visitará la localidad de Pasajes, Donosti y degustará la gastronomía Orio.
TITULO: Un trío en la cocina - Es hora de apostar por lo nuestro, consume calidad y origen ,.
fotos,. Un trío en la cocina - Es hora de apostar por lo nuestro, consume calidad y origen ,.
Es hora de apostar por lo nuestro, consume calidad y origen,.
La Junta de Extremadura hace un llamamiento a la sociedad para que compre alimentos con denominación de origen e indicación geográfica protegida de la región,. Las denominaciones de origen constituyen, en cierta forma, la punta de lanza de los alimentos y materias primas de la gastronomía extremeña. Al estar regulados, ofrecen al consumidor una garantía de su calidad y origen. Sin embargo, las D.O. son sólo una muestra de la gran variedad y calidad de los productos agrícolas y ganaderos de la región.Las Denominaciones de Origen Protegidas (D.O.P.) extremeñas son: Jamón Dehesa Extremadura, Torta del Casar, Queso de La Serena, Vino Ribera del Guadiana, Cerezas del Jerte, Queso Ibores, Pimentón de la Vera, Aceite de Monterrubio, Aceite de Oliva Gata-Hurdes y Miel Villuercas-Ibores. La región también cuenta con tres Indicaciones Geográficas Protegidas (I.G.P.), que son Corderex, Ternera de Extremadura y Vinos de la Tierra Extremadura. Estos, y otros tantos productos de nuestras región, están sufriendo la crisis derivada por la pandemia del Covid-19.
El objetivo es frenar el impacto económico que tiene para estos productos el cierre de la hostelería
Por ello, La Consejería de Agricultura,
Desarrollo Rural, Población y Territorio de la Junta de Extremadura,
hace un llamamiento a toda la sociedad extremeña para que consuma dichos
productos, sobre todo a nivel regional y de esta forma, poder paliar en
la mayor medida posible las graves consecuencias económicas que pueden
sufrir nuestros productos más reconocidos a nivel internacional.Si vamos al supermercado a por aceite o vino, apostemos por el de nuestra tierra. Si nos apetece un buen jamón o queso, lo tenemos también. Y ahora que pronto llega la época, no hay mejor postre que unas cerezas del Jerte. De esta manera podremos frenar el gran impacto que supone para el mercado de productos de la región el cierre parcial de los negocios de hostelería.
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