BLOC CULTURAL,

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domingo, 22 de marzo de 2015

EL BLOC DEL CARTERO, LOS OJOS DE VÍKCTOR KORCHNÓI,./ LA CARTA DE LA SEMANA, EL BADAJOZ NECESITA REENCONTRARSE,.

TÍTULO: EL BLOC DEL CARTERO, LOS OJOS DE VÍKCTOR KORCHNÓI,.

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Hotel Savoy, en Zúrich. Se juega durante algunos días el torneo de ajedrez patrocinado por el millonario ruso Óleg Skvórtsov y protagonizado por algunos de los jugadores más importantes del mundo. Durante cada jornada, hora tras hora, todo transcurre en el silencio adecuado, sólo roto por el chasquido de los relojes después de cada jugada o el suave golpear de las piezas en los escaques. Suena un breve aplauso, como mucho, al final de alguna partida. Están aquí Anand, Aronián, Krámnik, Karjakin... Algunos de los grandes maestros. La élite perfecta, o casi. Para quienes, pese a ser jugadores mediocres como yo, hace tiempo sustituimos a Dios por el ajedrez -encontrando en éste más lógica y consuelo que en una plegaria, un altar o un confesonario-, ver a esos ajedrecistas en acción, inclinados sobre sus tableros, es como asistir a misa en una iglesia tranquila: algo que serena mucho el espíritu.
Esta mañana, además, es diferente. Como acontecimiento excepcional y casi histórico, Víktor Korchnói, que tiene ochenta y cuatro años, juega una partida amistosa contra el alemán Uhlmann. Ayer tuve ocasión de estudiar muy de cerca al viejo Korchnói, a su lado entre el público, observándolo mientras él miraba a los que jugaban. En una silla de ruedas desde que sufrió su segundo ictus, muy sordo, en estado casi vegetal, asistido en casi todo por Petra, su mujer, el veterano luchador -nariz larga, grandes orejas, pelo escaso, ojos vivos y atentos a los jugadores- no perdía detalle de cuanto ocurría en los paneles electrónicos que mostraban las posiciones de las piezas. Inmóvil, apoyadas las manos en las rodillas como si jugara, inclinado hacia adelante igual que ante un tablero, el legendario ajedrecista mostraba una concentración casi inhumana en las tres partidas que ante él se desarrollaban simultáneamente. «Sigue jugando en su cabeza -me susurró Leontxo García, que estaba a mi lado-. Es lo único que todavía puede hacer».
Podía hacer algo más, y lo comprobamos esta misma mañana, hace un rato, cuando pusieron su silla de ruedas ante un tablero cuyo otro lado ocupaba Wolfgang Uhlmann. El anciano Korchnói parecía ajeno a todo, ausente de allí, mirándonos aturdido mientras le hacían fotos, y cuando pronunció unas pocas palabras lo hizo dirigiéndolas a su mujer, malhumorado, en ruso y en voz muy alta, como suelen hacer los que tienen dificultad para oír. Quería cambiarse de posición con su adversario. Algunos sonreímos, reconociendo al Víktor Korchnói peleón y broncas, al personaje formidable que se batió con Kárpov en Baguio, Filipinas, en 1978. El que fue leyenda viva hasta el punto de inspirar los personajes de los dos ajedrecistas de La diagonal du fou; que es quizás, junto con En busca de Bobby Fischer, una de las mejores películas de ajedrez que se han rodado nunca, del mismo modo que La partida de ajedrez de Stephan Zweig es la mejor novela de ajedrez de todos los tiempos.
Entonces Korchnói empezó a jugar, y el milagro se produjo. Aquel anciano inválido y ausente clava ahora sus ojos en el tablero; y, sin mirar ni una sola vez a su adversario excepto a través de las piezas, aquellos ojos que vieron cadáveres en las calles de Leningrado, los del disidente cuya mujer fue deportada a Siberia y su hijo metido en la cárcel, los del hombre que fue perseguido por el KGB hasta el punto de considerar su asesinato, los del bravo que se batió ferozmente, sin más armas que su cerebro y sus agallas, contra los campeones respaldados por la poderosa Unión Soviética, consiguen, una tras otra, dos partidas memorables. Sin apartar la mirada de las piezas, Korchnói se detiene a veces largo rato, tamborileando pensativo con los dedos, o se inclina mucho sobre el tablero para ver más de cerca algo que quienes llenamos el salón somos incapaces de ver. Incluso en dos ocasiones se cubre un ojo con una mano, como si aquél le estorbara, o traicionase. Luego, fiel a su viejo estilo asesino, se come cuantas piezas le pone Uhlmann a tiro en las jugadas finales. Así consigue, a sus ochenta y cuatro años, con dos ictus y una parálisis parcial encima, una derrota con negras y una victoria con blancas. De vez en cuando se vuelve un poco para mirar el reloj; y está claro que, aunque sus facultades están reducidas al mínimo, miles de partidas, millones de movimientos registrados en su memoria, siguen jugando por él de forma independiente, casi automática. Y al comprenderlo, Leontxo y yo nos miramos admirados, pensando lo mismo: el último rincón que se apague en su cerebro será el del ajedrez.

TÍTULO: LA CARTA DE LA SEMANA, EL BADAJOZ NECESITA REENCONTRARSE,.

David Copito rodeado de jugadores del Fuente de Cantos, en su último partido con el Badajoz. Copito vuelve al rescate del equipo pacense para retomar su lucha por la tercera plaza y el pichichi, foto,.

El CD Badajoz se encomienda a su líder para romper el círculo vicioso sobre el que parece dar vueltas y que le devuelve siempre al mismo punto de partida, los cuatro puntos con el Jerez. Necesita salir de ese bucle y reencontrarse a sí mismo para decidirse de una vez si quiere agarrarse a un objetivo que le motive como la tercera plaza o en cambio opta por una recta final que le depare un poso de sufrimiento en defensa de la cuarta. David Copito acude al rescate de su equipo después de una ausencia de tres partidos seguidos que para su afición se ha hecho eterna y que en total se eleva a cinco de los ocho encuentros de Pastelero en el banquillo.

El equipo blanquinegro requiere de un guía que le oriente hacia el norte de la liga y le saque de la corriente por la que va dejándose arrastrar sin rumbo fijo. La rotura de un dedo de la mano y unas molestias en el gemelo han impedido a Copito tener continuidad en el once del técnico santanero. Un mes en el que ha visto cómo su equipo hace la goma con el Jerez por delante y el Moralo por detrás y ha sido destronado como pichichi de Tercera.
El pregonero del Carnaval pacense no ha podido reencontrarse con la afición blanquinegra desde su histórica aparición en el balcón del Ayuntamiento como el general Menacho. Fue su última gran actuación ante el público pacense. En Santa Amalia espera también recuperar su olfato, por el que su nombre ha desaparecido de los marcadores de la jornada con un gol (Sanvicenteño) en las 13 últimas de las que ha disputado ocho partidos.
Pastelero le recluta para Santa Amalia consciente de lo mucho que hay en juego. El entrenador del Badajoz también recupera a Pablo Dávalos, quien podría volver a la titularidad como central, pues al dejar a Carlos Arias en casa implica que Suso pasará al lateral izquierdo. Sandro y Emilio Tienza son los otros descartes por decisión técnica, además de las bajas conocidas por lesión de Borja Sánchez y Aguza. Para completar la lista ha convocado a Samu, del filial. Chamorro entra por tercera vez en la convocatoria y también podría ser la otra opción para volver a la pareja clásica con Rodolfo en el eje de la zaga. El central pacense todavía no se ha estrenado con Pastelero por culpa de unas molestias en la espalda.
Llama la atención que Carlos Arias no viaje, pues el lateral zurdo era indiscutible en el once jugando todos los minutos con el técnico santanero. Sandro también había sido titular en los últimos tres partidos y se queda en tierra, mientras que Emilio Tienza sólo ha salido en el once ante el Sanvicenteño y apenas ha jugado 20 minutos entre los otros tres encuentros en los que ha sido utilizado (Plasencia, Díter y Olivenza) por Pastelero.
Reaparecen las dudas
El Badajoz parecía haber despejado cualquier duda con su victoria in extremis en Don Benito. Pero ante el Coria volvieron a reproducirse los síntomas que generan inquietud en la grada del Nuevo Vivero. El equipo pacense está obligado a dar un golpe en la mesa para afianzar su candidatura a la fase de ascenso y coger confianza, así como ganarse la de su masa social. También la necesita Pastelero para trabajar sin la presión de los resultados y tratar de ajustar sus ideas sin distorsiones propias del entorno. Sobre todo teniendo en cuenta que después del derbi ante el Deportivo Pacense la siguiente salida dentro de quince días será en el campo del Moralo, en una cita decisiva para definir la fase de ascenso.
El Santa Amalia recibe al conjunto pacense en una situación cómoda, aunque lleva tres jornadas sin ganar. El Iberitos presenta viejos conocidos por la afición blanquinegra como Jaraíz y José Chino.
La directiva del Santa Amalia ha decidido mantener el precio de 5 euros también en taquilla, gesto que el club blanquinegro agradece. Además, el Iberitos ha organizado una jornada de convivencia entre ambas aficiones con un paella gratuita a partir de las 13.00 horas en homenaje a la afición blanquinegra centenaria.

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