BLOC CULTURAL,

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viernes, 13 de marzo de 2015

UN PAIS PARA COMERSELO, JOAQUINA VALIENTE, UNA SUPERCENTENARIA,./ ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! , TERRY PRATCHETT POETA,.

TÍTULO: UN PAIS PARA COMERSELO, JOAQUINA VALIENTE, UNA SUPERCENTENARIA,.

Resultado de imagen de JOAQUINA VALIENTE, UNA SUPERCENTENARIA,Esta cacereña residente en Granada cumplió el pasado 18 de febrero108 años con buen estado de salud, foto,.

Llegar a los 100 años, ese sueño que hace un tiempo resultaba futurista, es un hito que cada vez ven cumplido más personas. Se vive más y mejor, hasta límites a veces inconcebibles. El ciclo vital a veces se quiebra de manera inesperada y otras se estira como una goma infinita. La cacereña Joaquina Valiente Polo ya dejó atrás, hace ocho años, esa plusmarca de vida, de resistencia total al paso del tiempo a base de genes poderosos. El pasado 18 de febrero sopló su vela 108 en Granada, convirtiéndose en una de las personas más longevas de España y del mundo.
Y lo hizo con buena salud y a golpe de carácter fuerte. Una recia manera de ser que, tal y como describe su yerno no es «atosigante».
«Ha sido una mujer muy entregada a su familia, muy buena cocinera y entusiasmada con todas las tradiciones cacereñas, desde la Virgen de la Montaña a San Blas», explica Juan Ignacio Pérez Rodríguez, que hace de interlocutor de su suegra, ya que resulta complicada la comunicación con ella debido a problemas de oído. No ha perdido sus facultades mentales pero la falta de audición hace que resulte complicado hilvanar una conversación, aunque ella lo intenta.
Su estado de salud es bueno, «no ha cogido ni un resfriado este invierno», apunta su yerno, aunque su movilidad es limitada desde una caída que tuvo poco después de empezar a vivir en la residencia, su hogar desde el año 2000. En la ciudad andaluza reside desde los años 80, ya que su hija Rosi, fallecida en 2013 y su yerno se trasladaron desde Cáceres a esta ciudad por trabajo.
Joaquina nació en 1907 en Cáceres y vivió en el entorno de la Puerta de Mérida. El estallido de Guerra Civil le pilló ya adulta y casada con Enrique Contreras desde 1929. La boda se celebró en la concatedral de Santa María con Joaquina vestida de negro, una costumbre que se mantuvo en España hasta los años 60.
Ella trabajó durante un tiempo en el Parador de los Valientes, un establecimiento de comidas y pensión que gestionaban sus abuelos. Su esposo procedía de Arroyo de la Luz y trabajó en el Banco de España y como contable en un comercio del centro de la ciudad, almacenes Joaquín Gozalo, que más tarde pasó a llamarse Vestimoda.
Una familia grande
Celebración de los 108 años en Granada y la boda de Joaquina Valiente y Enrique Contreras en el año 1929El paso del tiempo se ha ido llevando a sus seres queridos. Además de su esposo, que murió en 1988, Joaquina ha perdido a dos de sus tres hijos, Fernando y Rosi. Queda Ramón, que nació en 1939. Y también una larga familia de 16 nietos y 32 bisnietos que la acompañan cada vez que desafía al tiempo y cumple un año más.
Desde la residencia de Granada en la que vive, situada en el barrio de Santa Fe, Sara Cecilia Fernández, la trabajadora social del centro, también da cuenta del fuerte carácter de esta mujer, pero también de su integración en el entorno de la residencia, en donde el próximo julio cumplirá 15 años desde que fue a vivir allí. Su yerno explica que aún sigue eligiendo sus comidas, y que hay días que se cierra en banda a tomar alimentos, por lo que tienen que suministrarle vitaminas.
¿Hay algún secreto para esta longevidad? Juan Ignacio Pérez dice que debe de ser una cuestión de genética, ya que tiene una hermana que vive en Galicia y ha llegado también al siglo de vida. «Ella ha sido una mujer muy normal en una época muy complicada», ilustra. Le tocó enfrentarse a la vida en momentos difíciles. Su tiempo vital ha estado jalonado de acontecimientos históricos de todo tipo. Era una niña cuando se desarrollaba la Primera Guerra Mundial, los ecos de la Segunda probablemente los recuerde esta mujer. La Guerra Civil puso a prueba a toda una nación, así como una posguerra llena de necesidades, privaciones y sufrimientos.
Es difícil establecer quién es la persona más longeva del planeta, pero Misao Okawa, de Japón, figura como una de las más mayores con 117 años. Este país es pródigo en vidas muy largas. En España la persona viva más anciana es, desde el 25 de febrero de 2014, Ana María Vela Rubio que actualmente tiene 113 años y 133 días. Es una modista natural de Córdoba y que actualmente reside en Barcelona.
En nuestro país la esperanza de vida de los hombres ya alcanza los 79,99 años y la de las mujeres los 85,61, por lo que Joaquina ha rebasado ya con creces esa meta. Es como una especie de memoria viva de tiempos muy remotos, de otra España, de otro Cáceres.

 TÍTULO: ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! , TERRY  PRATCHETT POETA,.

Terry Pratchett-foto-Terry Pratchett, luto en Mundodisco, lágrimas en Ankh-Morpork,.

El autor de novelas de género fantástico es conocido por su serie 'Mundodisco',.

“Los poetas han intentado describir Ankh-Morpork. Han fallado. Tal vez es la increíble vitalidad hormigueante del lugar, o tal vez es que una ciudad con un millón de habitantes y sin alcantarillas es algo más bien fuerte para los poetas, que prefieren las amapolas, por supuesto”. Estas frases de Mort, una de las novelas de sir Terry Pratchett dan una medida del típico sentido del humor del escritor británico de fantasía, uno de los más populares y prolíficos del mundo (vendió más de 85 millones de libros), que falleció ayer a los 66 años tras 8 de padecer un tipo de alzhéimer, enfermedad a la que hizo frente con ejemplar coraje. Pratchett, convertido por sus fans en poco menos que una leyenda, se hizo célebre especialmente por la creación de un universo propio, Mundodisco, un lugar risible y estrafalario, vagamente medieval, en el que recreó en clave de comedia los mundos clásicos del género fantástico. Lleno de personajes desconcertantes, magos ineptos, guerreros incapaces, filósofos estúpidos y divinidades desesperadamente en busca de creyentes, por no hablar de las absurdas leyes físicas que rigen en él (¡y no hablemos de las tasas!), Mundodisco —y su capital Ankh-Morpork— es no se sabe si una de las creaciones más geniales jamás alumbradas por el ser humano o una de las más tontas. En todo caso, todo lo que transcurre allí, explicado en una larguísima y desigual serie de novelas, resulta –de manera inexplicable para los que no consigan entrar en su particular sentido del humor- absolutamente desopilante para millones de lectores (“A grandes rasgos, la única habilidad que los alquimistas de Ankh-Morpork habían descubierto hasta el momento era la capacidad de convertir oro en menos oro”).
Mundodisco, lugar de cosmogonía extravagante, es un mundo plano sostenido por cuatro elefantes que se apoyan en el caparazón de la Gran A’Tuin, la tortuga estelar: como se ve no se trata de un sistema copernicano al uso. La primera novela sobre ese mundo, El color de la magia, apareció en 1983, y luego el universo pratchettiano se fue expandiendo hasta 40 títulos que abarcan diferentes miniseries más o menos relacionadas con el asunto troncal, sea este el que sea. Se ha comparado lo que hizo Pratchett con la fantasía con lo que hizo Douglas Adams con la ciencia ficción con su serie del Autoestopista Galáctico: ambos dinamitaron los códigos desde un humor que roza tanto lo más inteligente como –sin solución de continuidad- lo más bobo. Personajes como Cohen el bárbaro (un trasunto en declive del Conan de Howard), el fracasado hechicero Rincewind, que normalmente está en fuga, el arcón con patas y mala baba llamado el Equipaje, o la mismísima La Muerte son algunos de los que recorren las millares de páginas de Prattchett, sin olvidar a las brujas, a los Magos de la Universidad Invisible, la abigarrada Guardia de la Ciudad de Ankh-Morpork o el Bibliotecario del Mundodisco, convertido en orangután por razones que sería prolijo explicar.
Nacido en Beaconsfield, Buckinghamshire, 1948, y fallecido ayer en su casa cerca de Stonehenge, con su gato a los pies de la cama, Pratchett era un tipo muy singular, a la altura de su creación y más desde que decidió tocarse con un extravagante sombrero, pelín de brujo y lucir barba blanca. Parecía una versión cómica de Gandalf, al igual que su obra tiene algo de gran broma tolkieniana. Marcaba las distancias con el autor de El Señor de los Anillos. Cuando lo entrevisté en Barcelona en 1991, adonde lo trajo el editor y librero Alejo Cuervo, uno de sus más conspicuos fans y gran apóstol de Mundodisco, me dijo que le parecía que Tolkien no podía funcionar bien con el lector actual. “Hoy somos más cínicos y descreídos, y sabemos que no todo es elegir entre el bien o el mal”. La gracia de los personajes de Mundodisco, señalaba, es que no se comportan de la manera tradicional (!) “y en ellos el lector se puede reconocer mucho mejor”. Subrayaba que los escritores serios habían abierto el camino para gente como Adams o él.
Pratchett, cuyo humor se ha comparado al de los Monty Python —“el universo entero se divide entre: a) cosas para aparearse con ellas, b) comérselas, c) escapar de ellas o d) rocas”—, había empezado a publicar relatos de ciencia ficción a los 13 años en la revista de la escuela y el primero en una revista comercial, Science fantasy, a los 15. Trabajó de periodista sin dejar nunca su interés por el género fantástico (publicó The dark side of the sun en 1976). En 1980 le ficharon como jefe de prensa de tres centrales nucleares (tema sobre el que decía que escribiría un libro si pensara que la gente iba a creérselo). En 1987 decidió dedicarse a escribir a tiempo completo. Junto a los libros de Mundodisco otra de sus series populares fue la del Éxodo de los gnomos, que arranca con Camioneros (1989) y que tata de una comunidad de enanos llegados de otro mundo que viven a punto de la extinción en un ambiente rural y deciden trasladarse en un camión de unos grandes almacenes (el resumen no hace honor a la historia, o tal vez sí). En total, Pratchett escribió 70 libros. En 2007 se le diagnosticó PCA (atrofia postcortical), una enfermedad degenerativa que provoca la pérdida y disfunción de las células cerebrales.
Hablaba abiertamente de su dolencia y luchó por hacerla conocida al público —incluso participando en un documental de la BBC— y lograr un tratamiento. Continuó escribiendo hasta el pasado verano, antes de sucumbir a los estados finales de la enfermedad. Su último libro fue de la serie de Mundodisco. En 2010 había recibido el premio World Fantasy a toda una vida. Recibió diversos doctorados honoríficos en literatura y los más altos reconocimientos oficiales británicos, incluso el título de sir. Sus novelas están llenas de frases inolvidables que acuñan una particular filosofía de la vida, y si no, al menos hacen reír. Probablemente ese le hubiera parecido un buen epitafio a ese hombre inteligente y simpático.

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