BLOC CULTURAL,

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viernes, 4 de octubre de 2024

El paisano - Viernes - 4 , 11 - Octubre - Ha tomado el relevo generacional del taller de cerámica de su padre en Mecina Fondales ,. / VACACIONES - EUROPA DE PELICULA - Un país para leerlo' - San Vicente de la Barquera ,. / HOSPITAL - Carta de una víctima de violación,. / VUELTA AL COLE - Como en el colegio nos enseñan ,. / EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - En la tuya o en la mía - Miercoles - 2 , 9 - Octubre - Emiliano Monge - Tiempo de sapos ,. / EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MI CASA ES LA TUYA - viernes - 4 , 11 - Octubre - Arturo Pérez Reverte - Una historia de Europa (XC) ,.

 

 TITULO: El paisano - Viernes -  4 , 11 - Octubre - Ha tomado el relevo generacional del taller de cerámica de su padre en Mecina Fondales,.

 

Viernes -  4 , 11 - Octubre  a las 22:10 horas en La 1 , foto,.

 Ha tomado el relevo generacional del taller de cerámica de su padre en Mecina Fondales,.

 Los repobladores

Emily tiene 43 años, nació en Málaga y con apenas tres años se trasladó a Mecina Fondales, en plena Alpujarra granadina.

Nuestra protagonista se crio en el seno de una familia de artistas, su padre es un reconocido pintor y ceramista sueco y su madre fue la secretaria personal del hispanista inglés Gerald Brenan, quien llegó a vivir con ellos.

En este intenso ambiente cultural, es lógico que Emily decidiera salir joven del pueblo para estudiar Bellas Artes y poder dedicarse a la pasión que había heredado de su padre, la cerámica.

Al terminar sus estudios, Emily llegó a Berlín donde realizó su proyecto de fin de curso y, lo que en principio iban a ser dos años, se convirtieron en ocho porque conoció allí a su marido y tuvo a su primer hijo.

Tras la muerte de su madre, Emily decide que ha llegado el momento de volver a la Alpujarra para estar cerca de su padre, y para ofrecer a su hijo un estilo de crianza como el que ella misma tuvo.

En Mecina Fondales, además de haber ampliado la familia, ha tomado el relevo generacional de su progenitor en su taller de cerámica y mantiene viva una tradición que se estaba perdiendo.

TITULO: VACACIONES - EUROPA DE PELICULA - Un país para leerlo' -  San Vicente de la Barquera ,.

Un país para leerlo' -  San Vicente de la Barquera ,.

Imagen

foto /  'Un país para leerlo' viaja esta semana a San Vicente de la Barquera para descubrir rincones literarios y charlar con Marcos Díez y Bárbara Mingo.

TITULO: HOSPITAL - Carta de una víctima de violación,.


Te violé, Alma”, la polémica carta publicada en la portada de “Libération”,.

 Carta de una víctima de violación: “Te hacen creer que lo mejor es  contarlo, pero luego te abandonan” | Sociedad | EL PAÍS

fotos /   Lloraron. Unos minutos después, el acusado se sentaba en el banquillo para admitir que, en febrero de 2020, había violado a Conchi. Logró así ,.

El 8 de marzo, el diario francés dio en su primera página la confesión de Samuel, un estudiante de Sciences-Po que violó a su ex novia en 2019. La misiva ha generado controversia y rechazo en Francia

Portada Liberation del dia 8 de marzo 2021.Prensa francesa
 
Portada Liberation del dia 8 de marzo 2021.Prensa francesaLiberation del dia 8 de marzo Liberation del dia 8 de marzo,.

“Violé. Violas. Violamos”, se titula la carta que Samuel, de 20 años, escribió al diario francés “Libération”. En la misiva, el joven estudiante de políticas en la Sciences-Po explica lo que ocurrió aquella fatídica noche del 15 de abril de 2019. La víctima, su ex novia Alma, lleva internada en un psiquiátrico desde diciembre de 2020, cuando su mente no pudo soportar más el miedo, la tristeza, la incomprensión, los ataques de ansiedad y la ira. Alma tenía 18 años.

Alma vio que otra estudiante de la prestigiosa universidad se atrevió a denunciar una violación en enero y creó la etiqueta de #SciencesPorcs (por cerdos). Más jóvenes se unieron a comentar lo que les ocurrió durante sus años universitarios y cómo la institución no se lo tomó en serio. Ella se atreve a contarlo en el grupo de Facebook. “Comprendí en ese momento que lo que me había pasado era horriblemente banal”, reconoce ahora Alma desde la clínica en la que sigue ingresada por depresión.

”Las siguientes semanas dormí poco, comí poco, tenía mucha ansiedad. Pasé mi tiempo respondiendo mensajes privados, escuchando a otros contarme sus traumas. Quedé exhausta”.

Y es entonces cuando Samuel se dio cuenta de lo que había hecho y hace dos semanas escribió a Alma. Su enfermera le entregó la carta y por primera vez ella sintió alivio.

Después, el diario se puso en contacto con ambos. Querían publicar la carta de Samuel, pero con el permiso de Alma. También advirtieron al joven de las posibles consecuencias judiciales una vez que su caso se hiciera público. En Francia, la violación se puede penar con hasta 20 años de cárcel. Samuel habla con su familia sobre lo qué va a hacer. Hace diez días, Samuel les envío la misiva por correo electrónico y “Libération” decidió publicarla, en portada, con motivo del día internacional de la mujer.

La carta y la portada han dividido a Francia. Un aluvión de críticas llegó a través de las redes sociales. La indignación y la ira de quiénes no entienden cómo se ha podido dar voz a un agresor, a un violador y en portada. El diario se explica argumentando que en ningún momento se defiende a Samuel.

“El autor describe con precisión los factores personales, culturales y sociales que participaron en la comisión de su acto”, indican en “Libération” para defender la polémica decisión editorial. Samuel “no se justifica” ni “se excusa”.

En el diario rechazan que sólo se esté dando el punto de vista del violador. “Su reflexión pretende desafiarnos, sacarnos de la zona de confort de considerar que el violador, el monstruo, es el otro. Una condición necesaria pero no suficiente para entrar de una manera más esclarecida en el terreno de la prevención de la violación. La fuerza intelectual, el ardor de este texto también pueden suscitar el rechazo y actuar en su contra. Pero es un hecho: aporta material humano a una cuestión dolorosa, compleja y tabú”.

“Fui violada por el hombre que amaba hace dos años. Ese día, ese lunes, cuando Notre-Dame ardía, me quitó mi ser”, ha dicho Alma a “Libération”.

“Perdí el control. Sentí que una cascada de rabia se derramaba sobre mí. Cada vez más violencia. Cada vez más intensidad. Cada vez menos consideración. Rápidamente dejé de existir excepto a través de las emociones extremas y raras que sentía. Ella, como muerta, se desvaneció lentamente en mi mirada, que se había vuelto primitiva y animal. Yo violé”, escribió Samuel, que también reconoció que fue víctima de un pedófilo en su infancia.

““Yo te violé, Alma”, la carta de un agresor a su víctima”, ha titulado en la portada de “Libération” el 8-M.

Con este reconocimiento, Samuel intenta “romper el mito del violador perturbado cerebralmente que asalta a una niña a medianoche en un callejón oscuro”.

“La violación que cometí es ciertamente extremadamente banal y peligrosa. Por tanto, debe ignorarse la singularidad de la situación. La violación no tiene contexto. A lo sumo tiene explicaciones”, escribe Samuel.

“El discurso que voy a realizar es delicado ya que solo se escuchará a través del prisma que todos tienen de la violación y de la persona que la comete. El violador despierta repugnancia, odio y rabia. Hace unos meses, probablemente habría odiado a la persona que escribiera estas palabras. Todo esto es común”, reconoce el violador confeso.

“Esto debe parar”

La propia Alma asegura que, en su círculo, no conoce a ninguna mujer que no haya sido acosada o violada. “Es muy grave, esto debe parar. Espero que la confesión de Samuel inspire a otros”.

El universitario reconoce que “nunca repará el daño” que ha causado y por eso llora. “Sí, lloro porque destruí parte de la vida de la persona que más amaba. Pero todo esto es incomparable a lo que ella siente”. Con todo, espera que, gracias a su confesión, “Alma podrá ser reconstruida”.

Por cierto que la joven ha manifestado que, cuando esté preparada, denunciará a Samuel.

 TITULO:  VUELTA AL COLE - Como en el colegio nos enseñan ,.

Como en el colegio nos enseñan ,.

España necesita mejorar en libertad educativa,.

Ocupa el puesto número 13 del ranking mundial. Irlanda y Países Bajos, a la cabeza,.

Una madre abraza a su hijo antes de entrar a clase
 
foto / En la mayoría de los países se reconoce el derecho a elegir colegio,.

España no ocupa los peores puestos en libertad educativa pero necesita mejorar. Lo constata el informe Oidel, realizado en colaboración con la UNIR, que destaca diferencias significativas en la protección de esta libertad en diversas regiones del mundo. España, en este contexto, se encuentra en una posición intermedia dentro del continente europeo, donde el reconocimiento de la libertad de enseñanza es mucho más robusta en comparación con otras partes del mundo, como África del Norte o Asia Occidental. España no se sitúa entre los países con las puntuaciones más altas en el índice, como Irlanda, Países Bajos y Bélgica, que lideran el ranking con 100, 92 y 88 puntos respectivamente.

En estos países, la libertad de enseñanza está plenamente reconocida y protegida tanto en el ámbito legal como en la práctica y representa un ejemplo de buenas prácticas. En contraste, las escuelas que no son públicas aún precisan de un mayor apoyo del Estado, especialmente en lo que afecta a su financiación, según recoge el informe. «Los Estados deben financiar tanto las escuelas gubernamentales como las no gubernamentales (...) Dado que el ejercicio del pluralismo es esencial para garantizar la educación como un derecho cultural, el Estado podría tener obligaciones positivas en lo que respecta a la financiación», reclama el informe. Así, España ocuparía el puesto 13 en la clasificación mundial en lo que afecta a la libertad de los padres para elegir el tipo de escuela que quieren para sus hijos. Y «los Estados no tienen motivos para privar a comunidades y padres de la libertad de enseñanza», aunque también matiza que el respeto a la libertad de los progenitores «no implica una obligación global para el Estado de financiar todas y cada una de las opciones educativas que estos puedan desear», añade. Un aspecto relevante del informe es que la libertad de enseñanza está reconocida a nivel internacional, y la mayoría de los países la consagran en sus constituciones. Sin embargo, seis naciones, entre ellas Cuba y Corea del Norte, «presentan restricciones significativas» en este aspecto. En Europa, la mayoría de los países, incluida España, permiten la existencia de escuelas privadas y reconocen, aunque con matices, el derecho de los padres a elegir la educación para sus hijos.

En términos de financiación pública para las escuelas subvencionadas, el 78 % de los países analizados proporcionan algún tipo de ayuda económica, aunque en muchos casos, como sucede en España, estas subvenciones no siempre son suficientes o están claramente definidas por la ley. Este tema ha sido especialmente relevante tras la pandemia, cuando las escuelas privadas o concertadas tuvieron que enfrentarse a mayores dificultades económicas, tal y como constata el informe.

A nivel mundial, la matriculación de alumnos en escuelas privadas o concertadas se mantiene, pese al discurso de que la educación se está convertido en un bien «privatizado». También hay más tolerancia al «homeschooling».

 

 TITULO: EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - En la tuya o en la mía - Miercoles -  - 2 , 9 - Octubre - Emiliano Monge - Tiempo de sapos ,.

En la tuya o en la mía  - Miercoles    -  2 , 9 - Octubre   ,.

 En la tuya o en la mía', presentado por Bertín Osborne, acerca a los espectadores el lado más desconocido de personajes relevantes de diversos ámbitos. Durante aproximadamente una hora, los telespectadores tienen la oportunidad de conocer mejor al invitado y también al propio Bertín Osborne, en La 1 a las 22:30, el miercoles-  2 , 9 - Octubre   , etc.

 EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - En la tuya o en la mía - Miercoles - 2 , 9 - Octubre - Emiliano Monge - Tiempo de sapos,.

Emiliano Monge - Tiempo de sapos,.
 
 
 
foto / Emiliano Monge,.

Hincapié sonríe observando la boca del grifo.

No hay manera, piensa apretando la llave con todas sus fuerzas.

Antes de comerse la rebanada de papaya que Vestigia le dejó encima de un plato, Hincapié recoge la taza que ella debió usar y vuelve a encender la cafetera.

Además de ese pedazo de fruta, Hincapié desayunará un par de huevos estrellados, medio aguacate y una concha, que compartirá con el perro. Cuando el café está listo, llena la taza que antes usara Vestigia y piensa en ella: igual tendría que haberse levantado.

Sobre el plato, los restos de pulpa que dejara la fruta dibujan un par de siluetas. Hincapié sonríe pensando que una de éstas se parece a Vestigia y que la otra bien podría ser la silueta de un niño pequeño. Sí, tendría que haberla acompañado esta mañana, estar con ella antes de que se fuera, decirle que, sobre todo, importa lo que ella decida.

Vestigia, que hace cosa de media hora dejó el departamento en donde vive con Hincapié y con el perro, mientras tanto, camina por la calle acompañada de Lucía, que habla de sapos y ranas, al tiempo que ella piensa en que debió besar a Hincapié antes de salir.

Sabía, sin embargo, que despedirse de él esa mañana no sería nada fácil. Y no quería llegar tarde otra vez al punto de encuentro: “Ándale, Lucía, apúrate”.

Por eso sólo le gritó desde la puerta, cuando él gritó desde la cama.

“En serio, Lucía, que otra vez llegamos tarde”.

Dos cuadras después, ellas tienen que detenerse.

“Tampoco pasa nada si otra vez somos las últimas, amiga”, dice Lucía.

“Claro, porque contigo no se enoja, porque a ti Justo nunca te reclama”, responde Vestigia, contemplando las patrullas y ambulancias que les cortan el paso.

A seis o siete cuadras de ahí, Justo duda si escucha o imagina esas sirenas. Luego se sienta en el arriate que cincha el tronco del laurel ante el que aún no llega ninguna buscadora y asevera: “Ni fresco ni caliente… será un día de clima falso”.

“Debí traer algo más ligero”, se recrimina Justo tras un instante, quitándose la sudadera. Entonces lo arrolla el sonido de las sirenas que interrumpieron el andar de Lucía y Vestigia y piensa: son de verdad, debió pasar de nuevo. Apretando la quijada y los puños, deja que su nariz busque en el aire, pero lo sorprende un aroma que no reconoce.

En la esquina donde están, cuando al fin pueden echar otra vez a andar, Lucía dice: “Hubiéramos seguido ese convoy… igual es una aparición”. Molesta, Vestigia responde: “Síguelo tú, si tanto quieres”, al tiempo que piensa: debí besarlo antes de salir.

“No, obvio que no vas a seguirlo”, añade Vestigia, tronándole los dedos a su amiga: “mejor apúrate, que Justo va a estar furioso”. Justo, sin embargo, está en otra cosa: ¿por qué no me dijo nada el aroma ese?, se pregunta.

Poco después, Justo se responde: igual por eso, porque apenas fue un aroma. O porque hoy va a llover. Cuando el aire se carga los olores se esconden y se huelen cosas que no son.

“Es como cuando uno no sabe si hace frío o calor”, murmura después, pero el sonido de su nombre, que de pronto se oye fuerte, lo desconcentra.

Son Endometria y Cienvenida, llamándolo desde la acera de enfrente.

“Ándale, Justo, ven a echarnos una mano”.

“No podíamos más”, dicen Endometria y Cienvenida.

“Me hubieran avisado”, responde Justo antes de descargar, a un lado del laurel, el par de bultos que venían arrastrando.

“Debieron decirme que no pasaban taxis”, insiste Justo, viendo cómo esas dos mujeres se sientan encima del arriate, al tiempo que el olor de las herramientas que guardan los bultos le recuerda un millar de ausencias y lo hace pensar, de nuevo, en Lucía.

Ella, Lucía, mientras tanto, cambiándose de hombro su propio saco de herramientas, aprieta el paso para aguantar el de Vestigia, que casi corre. Varios metros después, le pregunta por qué sigue molesta, pues tiene claro que por eso también avanza así, en silencio. “¿En serio tengo que explicarte?”, responde Vestigia, sin volver la cabeza.

“No puedo creer que deba repetirte que para mí no es sencillo… como si no supieras que no es lo mismo para todos, que las apariciones nos cuestan más a unas que a otras”, asevera Vestigia media cuadra después, dejando sin palabras a Lucía. “Como si no me conocieras ni conocieras mi historia”, remata cambiando su fardo, ella también y en un segundo, de un hombro a otro. Luego ambas aceleran sus piernas, anhelando llegar al laurel.

Ahí, ante ese árbol, por su parte, Justo sigue pensando en Lucía, en todo lo que ella sabe sobre restos, entierros y estelas. En eso está, cuando Cienvenida asevera: “Raro que el chofer no haya llegado”. “¿Crees que aún ande lejos?”, pregunta Endometria viendo a Justo, que alejándose dice: “Igual donde vive empezó a llover temprano”.

“O se topó con un convoy igual al de hace rato y tuvo que cambiar su camino, dar una vuelta”, añade Justo girando el cuerpo para encaminarse a la calle, atravesarla una vez más y ayudar a esas otras tres buscadoras que vienen llegando.

Si todo sigue como va, Vestigia y Lucía, que a tres o cuatro cuadras del laurel no dejan de apurarse y que aún siguen avanzando en silencio, serán, una vez más, como cada sábado y contra sus deseos, las últimas en llegar.

“No me dijiste qué les traemos”, escucha Justo que Cienvenida le dice a Endometria cuando vuelve al arriate y mira su reloj: no le preocupa que el chofer venga retrasado, lo inquieta que Lucía aún no haya llegado.

“Sus regalos”, asevera Endometria. “Eso ya lo sé, babosa”, le responde Cienvenida: “quiero saber qué vamos a darles”. “Esto”, dice Endometria abriendo la bolsa a la que Cienvenida y Justo se asoman.

¿Y si yo lo encuentro qué?, leen Justo y Cienvenida, tras ver las figuras de las cuatro mujeres que, en torno de esa pregunta, parecen estar rastrillando.

“¿Somos nosotras y ellas?”, pregunta Cienvenida. “¿Quiénes si no?”, contesta Endometria.

“¿Te gustan?”, le preguntan a Justo, pero él vuelve a estar en otra cosa.

El aroma de hace rato volvió, un instante, pero volvió.

Y él creyó que olía a advertencia.

“Igual no quiere decir nada”, se contradice Justo.

“Con tu nariz, eso nunca es una posibilidad”, asevera Cienvenida.

“Hablo en serio… no me hagan caso”, insiste Justo tras un instante: “será que va a llover, que la tensión eléctrica revuelve los olores”

No es lo mismo, aunque sí es el mismo tema que Lucía toca a un par de cuadras del laurel, cuando le dice a Vestigia: “Creo que lloverá”. “Sí, estoy segura, lloverá”, se corrige un instante después, más por hablar que otra cosa, pues su amiga sigue molesta.

La verdad, sin embargo, es que Vestigia no está molesta. Si sigue en silencio es porque viene pensando, ella también, en las posibilidades del agua. En las palabras, en realidad, que Hincapié le lanzó desde la cama: “Llévate paraguas que hoy va a llover”. Por eso tarda en responder, aunque finalmente lo hace: “Que llueva, prefiero el lodo al polvo”.

“Mentira”, dice Lucía. “Preferimos el polvo”, añade cuando finalmente ve, en la distancia, el laurel, además de la silueta de Justo, que de golpe le despierta el sentimiento ese que no entiende. Por un segundo, piensa en lo que ese hombre le genera. Al instante, sin embargo, como de golpe, cae en cuenta de que su amiga no debería estar cargando y, señalándole la panza, le reclama: “Ya casi llegamos y no hablamos de eso”.

“Cuando se intuye algo, Justo, no hay que callar ni hacerse pendejo”, afirma Cienvenida, mientras tanto, sentada todavía bajo el laurel que Vestigia también alcanzó a ver hace un momento: “qué si tuviéramos que buscar en otro sitio y tú no te atreves a entenderlo”. “Eso mismo digo… qué si por tu culpa no encontramos nada, si volvemos sin haber dado con ellos porque Justo no escuchó su instinto”, remata Endometria.

“Hablando de instinto, ahí vienen ellas dos”, exclama Cienvenida, señalando la calle y, más allá, las siluetas de Lucía y Vestigia, que por fin están llegando. “Ellas sí son puro instinto”, dice Endometria al tiempo que Vestigia, asumiendo que las miran, acerca la boca al oído de Lucía y susurra: “Y ya no vamos a hablarlo… vaya a ser que ellas nos oigan”.

“Ya saben que estás embarazada”, confiesa Lucía cruzando la última calle: “así que mejor estate lista”. “No deberías haberles dicho nada”, dice Vestigia bajando aún más la voz. Y un par de segundos después, Endometria y Cienvenida la abrazan.

A Lucía, el que la abraza es Justo: “No sé por qué sentí, no, por qué pensé que hoy no llegabas”. “¿Lo sentiste o lo pensaste?”, inquiere ella, sorprendida por esas palabras, pero también por ese abrazo que ya dura demasiado.

“Lo intuí… ni lo sentí ni lo pensé, lo intuí, no sé por qué… igual porque me hacía ilusión verte”, dice Justo, soltándola. Y, arrepintiéndose de sus palabras, se vuelve y abraza a Vestigia.

Tan nerviosa como Justo y viendo, también ella, a su amiga, Lucía dice: “Seguro no lo sabes, pero hay animales que se abrazan… los bonobos, por ejemplo”.

“¿Cómo?”, pregunta Justo. “Cuando se asusta, un bonobo salta encima de otro y lo abraza… bien fuerte, sin soltarlo”, responde Lucía.

Justo entonces, Justo ve la camioneta que viene a recogerlos: “¡Ahí está!”, grita girándose hacia los bultos.

Parece, Justo, haber olvidado el aroma que lo sorprendiera hace un momento.

“Pueden quedarse así, abrazados, dos o tres horas”, dice Lucía.

Ojalá no les hubiera dicho nada, piensa Vestigia.

El chofer, mientras tanto, sonríe.

 

TITULO :EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MI CASA ES LA TUYA - viernes  - 4 , 11 - Octubre -  Arturo Pérez Reverte - Una historia de Europa (XC) ,. 

MI CASA ES LA TUYA - VIERNES -  4 , 11 - Octubre    ,.

MI CASA ES LA TUYA -', presentado por Bertín Osborne,.

acerca a los espectadores el lado más desconocido de personajes relevantes de diversos ámbitos. Durante aproximadamente una hora, los telespectadores tienen la oportunidad de conocer mejor al invitado y también al propio Bertín Osborne, en Telecinco  a las 22:00, el viernes  - 4 , 11 - Octubre ,etc.

  EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MI CASA ES LA TUYA - viernes - 4 , 11 - Octubre - Arturo Pérez Reverte - Una historia de Europa (XC) ,. 

Arturo Pérez Reverte - Una historia de Europa (XC) ,. 
 
 Arturo Pérez Reverte: Una historia de Europa (XC) - XLSemanal - Abc

Arturo Pérez Reverte - foto ,. 

La verdad es que de puertas adentro, zonas oscuras aparte, Napoleón no lo hizo mal. Quiso reconciliar a los gabachos y hacer reformas importantes; y éstas le salieron tan bien que la actual Francia debe mucho a ellas. Reforzó la Justicia, planificó un eficaz sistema educativo desde la escuela a la universidad, fomentó la ciencia y la cultura, aseguró las finanzas, perfeccionó el ejército y promulgó en 1804 (cuando dejó de ser primer cónsul para liquidar la república y proclamarse emperador por la cara) un Código Civil, más conocido como Código Napoleónico, que tendría notable influencia en Europa y se aplicó en Italia, reino de Nápoles, Alemania, Polonia y un poquito en la España (Pepe Botella y compañía) que Francia llegó a controlar mientras pudo. En lo exterior también se las arregló bien durante una larga temporada, combinando las victorias militares (todavía hoy lo consideran el mayor genio militar de la historia, reconocido hasta por sus enemigos) con una hábil labor diplomática que incluyó un concordato con el papa de Roma, instaurando la religión católica como la de la mayoría de los franceses. De modo indiscutible, el Petit Cabrón (sus soldados lo llamaban el petit caporal, o sea, el pequeño cabo) se convirtió en el pavo más importante de Europa: su encanto personal resultaba devastador, las señoras goteaban agua de limón cuando lo tenían delante, su popularidad e influencia internacional eran enormes (recomiendo vivamente la mejor biografía del fulano, el Napoleón de Emil Ludwig) y hasta el joven zar Alejandro de Rusia (un chico influenciable al principio, aunque luego se cayó del guindo) se confesaba rendido admirador suyo. Pero, como dicen los griegos, algún agujero debía tener la lenteja: tanta fortuna, tanto éxito y tanto poder, combinados con una insaciable ambición personal, se le subieron al Maquiavelo corso a la cabeza (hay una interesante edición de El Príncipe en Austral anotada por él) y perdió de vista los límites razonables del asunto. Audaz, pragmático y oportunista como era, proclamó su monarquía hereditaria, acabó con la prensa libre y convirtió a la policía en vigilante de la opinión política. Sólo se gobierna a lo militar, con espuelas y botas, llegó a decir. Al papa Pío XI, que lo había coronado emperador, lo puteó cuando se negó a tragar con todo, hasta el punto de convertirlo en su prisionero. Y la chulería con los países vencidos (Rusia, Prusia, Austria fueron derrotadas en batallas memorables) le generó odios prolongados y mortales. Más o menos hacia 1811 el Imperio francés alcanzó su máxima extensión territorial, su cumbre militar y diplomática, y la autoridad de Napoleón se extendía desde Sevilla a Varsovia, desde Nápoles al mar Báltico. Hubo, eso es indiscutible, una Europa antes y una después del fulano Bonaparte; y aquélla, marcada por la impronta del gran hombre, ya nunca sería la misma. Curiosamente, esa poderosa influencia iba a registrarse en dos sentidos. Por una parte, en muchos ciudadanos franceses y extranjeros, sobre todo burgueses e intelectuales, suscitó el afán de imitación, el anhelo de leyes más justas e igualitarias, menos poder de la aristocracia y la iglesia, mayor conocimiento del mundo, más educación y cultura, libertad para viajar y eliminación de fronteras. Por la otra, sin embargo (parte negativa del asunto), la arrogancia del poder militar napoleónico pateó la entrepierna de mucha gente, que vio a los franceses como lo que también eran: extranjeros, invasores y ladrones; o sea, unos hijos de la gran puta. Eso tuvo un efecto colateral importante en aquel siglo XIX con el que Europa desayunaba: el surgir de sentimientos patrióticos concretos que se acabó llamando nacionalismo. Inglaterra, por su historia insular, ya lo tenía; y también España en cierta y diferente medida, a causa de su brillante historia. Pero el enfoque moderno era distinto: una devoción no dirigida al monarca o a la iglesia, ni tampoco a una clase social o política determinada, sino a los ciudadanos, a la tierra natal considerada como patria común y al orgullo de la propia memoria, con lo bueno y lo malo (cuando un sentimiento noble degenera en excesivo) del invento. Y así, aquellas energías positivas que a finales del siglo XVIII despertó la Revolución Francesa acabarían en ciertos casos (Alemania fue buen ejemplo) en tendencias nacionalistas radicales, fanáticas, a menudo excluyentes. Que con el tiempo, igual que había ocurrido antes con el extremismo religioso, traerían nuevas zozobras, sobresaltos y sangre. El yo de los franceses es histórico; el nuestro, de los alemanes, es metafísico, escribió hacia 1808 el filósofo Fichte. Lo que explica muchas de las cosas que entonces pasaban en Europa; y también muchas de las que, lamentablemente, iban a pasar.

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