99 días en estado de alarma,.
Cuarentena / fotos,.
El Gobierno limitó la libre circulación el pasado 14 de marzo para mitigar la expansión del nuevo coronavirus, desde entonces el país ha vivido el confinamiento más largo y duro de su historia reciente hasta este domingo, cuando comienza la nueva normalidad,.
Ninguno de los miembros del Gobierno llevaba mascarilla cuando se reunieron durante más de siete horas el
pasado 14 de marzo para decretar el estado de alarma, que a la postre
acabaría siendo el más largo de la democracia. Al ver las fotos de
aquella jornada con las lentes de la llamada 'nueva normalidad'
sorprende la falta de medidas de protección, como la cercanía entre los
ministros (a menos de metro y medio). Una imagen sacada casi de otra
época que ilustra la vida cotidiana que estaba a punto de desaparecer ese mismo día.
Por la mañana ya se habían hecho realidad los peores augurios: el ritmo
de contagios se duplicó en solo 24 horas al confirmarse 2.090 casos nuevos (de un total de 6.321).
Con las ausencias de Carolina Darias (Política Territorial) e Irene
Montero (Igualdad), que días antes había dado positivo por Covid-19, se
convocó un Consejo de Ministros extraordinario –el tercero en esa
semana– para intentar contener a un virus desbocado. Al filo de las 21
horas, con las calles ya desiertas, Pedro Sánchez comparecía en
televisión para comunicar las medidas que iban a restringir la movilidad de los ciudadanos durante las dos semanas siguientes. Un nuevo marco legal que se acabaría alargando 99 días, hasta hoy.
El decreto no contemplaba inicialmente ni el cierre de fronteras ni el aislamiento de ninguna región en concreto, sino que afectaba a todo el país. A partir de ese momento solo se podría abandonar el domicilio bajo determinadas excepciones: adquirir productos de primera necesidad; asistir a centros sanitarios; desplazarse al lugar de trabajo (aunque se acabó imponiendo el teletrabajo en la mayoría de empresas) o cuidar de personas especialmente vulnerables; entre otros motivos. El curso escolar y el universitario se cortaron de raíz. Sánchez, en su intervención, habló varias veces de «sacar al perro» como actividad permitida, pero no ocurrió lo mismo con los paseos en grupo o en pareja. Estaba prohibido pisar la calle.
El país empezó a vivir pendiente de una curva, la del coronavirus, con el objetivo común de doblegarla. Sánchez había vaticinado que se alcanzarían los 10.000 casos «durante los siguientes siete días», pero la realidad acabó sepultando a las previsiones y esa semana terminaría con 31.753 personas infectadas.
En el plano de la salud, el ministro Salvador Illa se convertía en la máxima autoridad sanitaria del país, por encima de las comunidades autónomas, lo que despertó recelos entre algunos gobiernos regionales, que se vieron despojados de competencias de la noche a la mañana. También tomó el control, vía decreto, de los 500 hospitales privados del país para hacer uso de ellos si la situación lo requería. Bajo su mando único se inició la compra centralizada de material –con bastante desatino–, que provocó otra oleada de críticas entre los líderes autonómicos, antes de acabar acudiendo a los mercados internacionales para intentar mitigar sus carencias. «Me parece extraño que tenga que competir con compatriotas que tienen los mismos problemas que yo», criticó el presidente andaluz, Juanma Moreno.
Esa noche, el rey Felipe se dirigió a la nación por segunda vez en su reinado para lanzar un mensaje de esperanza: «Este virus no nos va a dividir, al contrario, nos va a hacer más fuertes».
Sin embargo, evitó mencionar que acababa de renunciar a la herencia de
su padre, Juan Carlos I, debido a la investigación abierta por la
Fiscalía para investigar las comisiones del AVE a la Meca.
El 23 de marzo el virus ya mataba en España a diez personas cada hora. Ese mismo día, la ministra de Defensa, Margarita Robles, denunció en televisión que los miembros de la UME había visto centros con mayores «abandonados, cuando no muertos en camas». Salía así a la luz uno de los mayores dramas de la pandemia y que hasta hoy ha provocado 19.444 muertos en residencias, según los datos oficiales.
El virus se cebó también con los trabajadores sanitarios, que denunciaban la falta de equipos de protección y trabajaban al borde del colapso hospitalario. En el peor momento de la pandemia, a principios de abril, cuando se registraban 9.000 casos diarios, el porcentaje de profesionales afectados llegó a sobrepasar el 20% del total de infectados. Era urgente ampliar el número de camas y plazas UCI y se levantaron hospitales de campaña en muchas ciudades españolas. El caso más paradigmático fue el de Madrid, en Ifema, donde se llegó a atender a 4.000 enfermos de Covid-19. Solo el 1 de abril, en la hora más oscura de la epidemia, cuando el número de fallecimientos diarios tocó el techo con 930 víctimas, ingresaron en sus instalaciones a 1.400 pacientes.
La situación se vio agravada cuando el Gobierno ordenó el 29 de marzo la «hibernación de la economía» hasta el 12 de abril para reducir al máximo la movilidad y evitar el colapso sanitario. Se aprovecharon los días de Semana Santa para prohibir todas las actividades salvo los servicios esenciales, se paralizaron fábricas y se permitió dejar un retén de trabajadores en algunas industrias que no podían frenar su actividad, como los altos hornos. Los viajes por carretera y transporte público se redujeron hasta un 90% respecto a los mismos días del año anterior y los aeropuertos españoles solo movieron a 126.066 viajeros durante todo ese mes, un 99% menos que en abril de 2019.
Pero la norma y el modo en el que fue aprobado –el domingo previo a su entrada en vigor no se conocieron las condiciones hasta la medianoche– generó un gran malestar entre las comunidades autónomas, empresarios y la oposición. «Es inadmisible que millones de trabajadores no sepan si el lunes tienen que trabajar y en qué condiciones. Los españoles no merecen más mentiras», espetó Casado.
Las críticas se sumaban a la falta de material sanitario y a su dudosa calidad en muchos casos. Sanidad llegó a pagar siete millones de euros por 659.000 test defectuosos a una empresa China sin licencia que tenían una sensibilidad ante el virus del 30%, cuando según las especificaciones esta debe superar el 80%. Ocurrió lo mismo con varias partidas de mascarillas, en un contexto marcado por la escasez de material, la alta demanda mundial y la nula fiabilidad de algunos intermediarios.
Precisamente
las mascarillas fueron protagonistas de otra de las grandes
rectificaciones del Gobierno durante su gestión de la epidemia, y solo
pasaron a ser obligatorias –siempre que no se pudiera guardar la
distancia de seguridad– el 20 de mayo, 67 días después del decreto de
estado de alarma. Antes habían sido tachadas de «innecesarias» para la población en general.
En el Congreso la batalla política giraba en torno a la búsqueda de alternativas al estado de alarma para limitar los movimientos. Mientras Sánchez defendía que «no hay plan B», la oposición consideraba que el Ejecutivo buscaba realmente «un estado de alarma permanente para evitar las protestas en las calles», llegó a criticar el líder de Vox, Santiago Abascal.
Un debate respaldado por los constitucionalistas. «La única cobertura legal que tienen estas decisiones es el propio estado de alarma», explica a este periódico Juan José Solozábal, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Complutense.
Dos conceptos marcaron en ese momento la agenda del país: desescalada y 'nueva normalidad'. El primero de ellos era el camino hacia el segundo, cuyas reglas permanecerán vigentes hasta la llegada de la vacuna o de un fármaco contra la Covid-19. El país se dividió en regiones que en la mayoría de los casos correspondían a provincias y, en otros, a áreas sanitarias.
La salida de
la crisis se iba a producir a distintas velocidades y a través de 3
fases en las que se levantarían progresivamente las restricciones. Las islas canarias El Hierro, La Graciosa y La Gomera, y la balear Formentera
estrenaron esta operación, mientras el resto del país contemplaba cómo
abrían sus terrazas, peluquerías y otros comercios. La Comunidad de
Madrid o Cataluña quedaron rezagadas por su situación epidemiólogica.
Otras regiones vieron dividido en dos su territorio durante casi un mes.
Con el fin del estado de alarma terminan cuatro meses de normas que cambiaron nuestras vidas como nunca. «Obedecimos porque la situación era increíble. Nos dimos cuenta de lo verdaderamente esencial, todos esos trabajadores sanitarios, de supermercados, de limpieza... Pero esas cosas se olvidan rápido, hasta las medidas de higiene», reflexiona Francesc Núñez, doctor en Sociología y profesor de la Universitat Oberta de Catalunya.
TITULO: CAFE, COPA Y Conversar en un chigre es lo más sano»,.
Zapico admite que en su valoración de lo que representan los negocios hosteleros «pesa el hecho de ser de la cuenca», pero añade que «aún más, el haber tenido la suerte de vivir en muchos lugares de España y Europa, especialmente los cuatro años que estuve en Holanda. Y gracias a eso he podido apreciar esa labor de socialización sana que ofrecen los bares aquí, como en ninguna otra parte. Eso forja un carácter, una cultura y una manera de vivir». En ella, para el músico, ocupa un lugar esencial la sidra: «Eso sí que nos hace diferentes al resto del mundo. Cocina de autor, locales de coctelería o cervezas de nueva creación los hay en todas partes, pero las sidrerías son únicas. Deberíamos ser más chovinistas para proteger, presumir y promocionar ese tesoro que tenemos. Yo lo descubrí tarde, ya con casi cuarenta años y cada vez me parece más mágico ese mundo. La manera de compartirla, porque la sidra pierde su sentido si no es dialogando con los demás, tiene esa magia», confiesa.
Además de tomarse unos culinos, el director de Forma Antiqva, revela que sus pocos momentos de ocio en Sama podría resumirlos en una lista de locales favoritos: «el desayuno perfecto en la cafetería Kaly, el mejor pincho de tortilla que puedas probar y café bueno de verdad. Para comer La Solana y disfrutar de un lacón impresionante, y para cenar La Industria, reinventándose cada día en todo. Y si apetece un poco de gamberreo, La Esquina, ideal para una buena copa a última hora de la noche». Elogia la calidad «de toda la hostelería regional» y si algo pudiera sugerir, tira para casa: «Que algún café con música en vivo se animase a probar con un conjunto de cámara: un gin-tonic con piezas barrocas es un buen maridaje».
Ahora, cree que es el momento de «volver a los bares a encontrarnos con los demás, algo necesario para salir del círculo vicioso en el que tuvimos que entrar. Ir a un chigre a contar y escuchar es lo más sano que podemos hacer».
El
confinamiento y la vuelta a la 'nueva normalidad' coinciden con el
décimo aniversario del Archivo en su actual sede, la ántigua cárcel
provincial de Oviedo, que cerró en 1993. El motivo del traslado fue la
falta de espacio. Desde 1970 el antiguo Archivo Histórico Provincial se
encontraba en el ala oeste del Monasterio de San Pelayo. «En su día eran unas instalaciones magníficas pero se fueron quedando pequeñas»,
reconoce la directora. El depósito en la calle del Águila, y otras
cuatro naves externas albergaban la documentación tanto pública como
privada.
En el gobierno de Sergio Marqués se adquirió el actual edificio con el objetivo de rehabilitarlo y de que sirviera como sede del Archivo, y también de la ampliación del Museo de Bellas Artes, algo que en el año 2000 se descartó. Para mantener la filosofía del singular y emblemático equipamiento ovetense se declaró Bien de Interés Cultural y a finales de 2005 comenzaron las obras de rehabilitación que se extendieron hasta 2009.
«Vinimos en la primavera de 2010 y hubo un ingreso masivo», recuerda Paredes. El Archivo Histórico de Asturias es el mejor custodio de la memoria de los asturianos, y cuenta con más de 300 fondos documentales diferentes, de personas públicas como privadas. Su cronología abarca desde el siglo XII —donde se enmarcan documentos relativos a la música— hasta documentación del siglo XXI, donde lo más nuevo está relacionado con el mundo judicial.
El edificio se divide en tres partes: la zona de los jardines, que antes eran los patios de la cárcel; el edificio público donde se encuentra la sala de exposiciones, la sala de consultas, el aula didáctica y el salón de actos; y la zona privada del archivo, con los depósitos, talleres y áreas de trabajo, zona que ocupa lo que fueron las cinco galerías de reclusos.
Desde el Archivo, dependiente de la Consejería de Cultura, Política Llingüística y Turismo, destacan la recuperación de documentos personales y familiares como los de algunos expresidentes del Principado, como Juan Luis Rodríguez Vigil y Antonio Trevín, o de archivos familiares como los de las Casas de Villabona, Ron y Porley o Casa de Miranda. Asimismo, la recuperación del patrimonio documental industrial, donde han salvado fondos de empresas como Ensidesa o la Fábrica de Loza de San Claudio. «Nuestra mayor preocupación es recuperar fondos. Documentos que si no se pierden para siempre. La segunda es tratarlo, es decir, clasificarlo y ordenarlo», explica.
Diez años después de su traslado, muchos de sus documentos ya se encuentran digitalizados, como la cartografía y la fotografía aérea, o la música antigua. Además, antes de la crisis llevaron a cabo una política de restauración «que queremos volver a reavivar».
Gracias a las medidas tomadas en su momento, el proceso de degradación de este bello paraje valenciano se detuvo y el programa ha viajado hasta allí para mostrar cómo se lleva a cabo su recuperación.
La Albufera es uno de los humedales más importantes del Mediterráneo y está incluido en la lista de importancia internacional para aves, pero su localización hace que situación sea especialmente compleja. El parque se ve sometido a la presión de su área metropolitana, con más de 3.000 industrias, a las que se suman otras infraestructuras.
El decreto no contemplaba inicialmente ni el cierre de fronteras ni el aislamiento de ninguna región en concreto, sino que afectaba a todo el país. A partir de ese momento solo se podría abandonar el domicilio bajo determinadas excepciones: adquirir productos de primera necesidad; asistir a centros sanitarios; desplazarse al lugar de trabajo (aunque se acabó imponiendo el teletrabajo en la mayoría de empresas) o cuidar de personas especialmente vulnerables; entre otros motivos. El curso escolar y el universitario se cortaron de raíz. Sánchez, en su intervención, habló varias veces de «sacar al perro» como actividad permitida, pero no ocurrió lo mismo con los paseos en grupo o en pareja. Estaba prohibido pisar la calle.
El país empezó a vivir pendiente de una curva, la del coronavirus, con el objetivo común de doblegarla. Sánchez había vaticinado que se alcanzarían los 10.000 casos «durante los siguientes siete días», pero la realidad acabó sepultando a las previsiones y esa semana terminaría con 31.753 personas infectadas.
«Estamos ante la gran crisis de nuestras vidas. Precisamos otra vez de
sacrificio, resistencia y moral de victoria para acometer las
siguientes tareas de esta lucha»
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno
Lo que quedó patente desde el primer momento es que 15 días no bastaban para vencer la batalla al virus.
El primer miembro del Gobierno en reconocerlo fue el ministro de
Movilidad, José Luis Ábalos, el 17 de marzo. «Es evidente que tendremos
que prorrogar esta situación, ya veremos con qué medidas», afirmó. Horas
más tarde, el director del Centro de Alertas Sanitarias, Fernando Simón
(que desde entonces ha comparecido en 86 ruedas de prensa), llamó a «no flaquear» durante la cuarentena,
mientras desde Sanidad se empezaba a concienciar a la población para un
confinamiento «largo y duro». En torno a las 19 horas de aquella
jornada se anunció el cierre de todas las fronteras terrestres
españolas. Al día siguiente, 2.600 soldados del Ejército de Tierra y de la Armada se desplegaron por las calles de 48 ciudades dando comienzo a la 'operación Balmis'.En el plano de la salud, el ministro Salvador Illa se convertía en la máxima autoridad sanitaria del país, por encima de las comunidades autónomas, lo que despertó recelos entre algunos gobiernos regionales, que se vieron despojados de competencias de la noche a la mañana. También tomó el control, vía decreto, de los 500 hospitales privados del país para hacer uso de ellos si la situación lo requería. Bajo su mando único se inició la compra centralizada de material –con bastante desatino–, que provocó otra oleada de críticas entre los líderes autonómicos, antes de acabar acudiendo a los mercados internacionales para intentar mitigar sus carencias. «Me parece extraño que tenga que competir con compatriotas que tienen los mismos problemas que yo», criticó el presidente andaluz, Juanma Moreno.
Un Congreso vacío
El 18 de marzo el Congreso ofrecía una imagen inédita, con la mayoría de escaños vacíos y una veintena de diputados desafiando a la tradición de que la Cámara baja nunca cesó su actividad ni en tiempos de guerra. El presidente advirtió de que «lo peor está por llegar», y los partidos de la oposición se comprometieron en un primer momento con las medidas del Ejecutivo. El líder del PP, Pablo Casado, reconoció que no era «el momento de confrontar». Aunque la imagen del día fue la de Valentina, una de las ujieres, que desinfectaba la tribuna tras cada intervención.La 'patrulla' que vigiló al coronavirus
Las comparecencias de los miembros del comité de seguimiento del coronavirus se convirtieron en una imagen habitual en millones de hogares en las primeras semanas del estado de alarma. Inicialmente lo componían los DAO la Policía Nacional y la Guardia Civil, José Ángel González y Laurentino Ceña; el director del Centro de Alertas Sanitarias, Fernando Simón; el jefe del Estado Mayor de la Defensa, general Miguel Villarroya; y la secretaria general de Transportes, María José Rallo.El 23 de marzo el virus ya mataba en España a diez personas cada hora. Ese mismo día, la ministra de Defensa, Margarita Robles, denunció en televisión que los miembros de la UME había visto centros con mayores «abandonados, cuando no muertos en camas». Salía así a la luz uno de los mayores dramas de la pandemia y que hasta hoy ha provocado 19.444 muertos en residencias, según los datos oficiales.
El virus se cebó también con los trabajadores sanitarios, que denunciaban la falta de equipos de protección y trabajaban al borde del colapso hospitalario. En el peor momento de la pandemia, a principios de abril, cuando se registraban 9.000 casos diarios, el porcentaje de profesionales afectados llegó a sobrepasar el 20% del total de infectados. Era urgente ampliar el número de camas y plazas UCI y se levantaron hospitales de campaña en muchas ciudades españolas. El caso más paradigmático fue el de Madrid, en Ifema, donde se llegó a atender a 4.000 enfermos de Covid-19. Solo el 1 de abril, en la hora más oscura de la epidemia, cuando el número de fallecimientos diarios tocó el techo con 930 víctimas, ingresaron en sus instalaciones a 1.400 pacientes.
«El estado de alarmaha funcionado y ha beneficiado a todos. Rebrotes
habrá, pero ahora el arma más eficaz es la responsabilidad individual»
Salvador Illa, Ministro de Sanidad
Con el confinamiento también se inició otra crisis, la económica. El Gobierno desplegó un plan de rescate de 200.000 millones de euros y facilitó los ERTE, a los que se acogieron más de 4 millones de trabajadores.La situación se vio agravada cuando el Gobierno ordenó el 29 de marzo la «hibernación de la economía» hasta el 12 de abril para reducir al máximo la movilidad y evitar el colapso sanitario. Se aprovecharon los días de Semana Santa para prohibir todas las actividades salvo los servicios esenciales, se paralizaron fábricas y se permitió dejar un retén de trabajadores en algunas industrias que no podían frenar su actividad, como los altos hornos. Los viajes por carretera y transporte público se redujeron hasta un 90% respecto a los mismos días del año anterior y los aeropuertos españoles solo movieron a 126.066 viajeros durante todo ese mes, un 99% menos que en abril de 2019.
Pero la norma y el modo en el que fue aprobado –el domingo previo a su entrada en vigor no se conocieron las condiciones hasta la medianoche– generó un gran malestar entre las comunidades autónomas, empresarios y la oposición. «Es inadmisible que millones de trabajadores no sepan si el lunes tienen que trabajar y en qué condiciones. Los españoles no merecen más mentiras», espetó Casado.
Las críticas se sumaban a la falta de material sanitario y a su dudosa calidad en muchos casos. Sanidad llegó a pagar siete millones de euros por 659.000 test defectuosos a una empresa China sin licencia que tenían una sensibilidad ante el virus del 30%, cuando según las especificaciones esta debe superar el 80%. Ocurrió lo mismo con varias partidas de mascarillas, en un contexto marcado por la escasez de material, la alta demanda mundial y la nula fiabilidad de algunos intermediarios.
El drama de las residencias de mayores
Casi 20.000 personas han fallecido en las residencias de mayores durante la epidemia. Estos centros se convirtieron desde el principio en el punto débil del sistema sanitario, siendo los primeros lugares en sucumbir ante el virus. En algunos casos no se derivaron a enfermos de los geriátricos a los hospitales, que estaban colapsados, sino que se les aplicó directamente cuidados paliativos. Los miembros de la UME intervinieron en más de 5.000 residencias para ayudar a desinfectarlas.En el Congreso la batalla política giraba en torno a la búsqueda de alternativas al estado de alarma para limitar los movimientos. Mientras Sánchez defendía que «no hay plan B», la oposición consideraba que el Ejecutivo buscaba realmente «un estado de alarma permanente para evitar las protestas en las calles», llegó a criticar el líder de Vox, Santiago Abascal.
Un debate respaldado por los constitucionalistas. «La única cobertura legal que tienen estas decisiones es el propio estado de alarma», explica a este periódico Juan José Solozábal, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Complutense.
«Tenemos que aprender a vivir de nuevo en esta sociedad con un riesgo
que no va a ser el mismo que antes. Estoy seguro de que no todo el mundo
va a sentirse cómodo»
Fernando simón, centro de alertas sanitarias
Finalmente, la medida se acabó prorrogando hasta en seis ocasiones,
con fecha final del 21 de junio, las cuatro últimas con agrios cruces
de reproches en el Congreso, aunque se salvaron por el apoyo de
Ciudadanos. Una pugna que también se trasladó a la Comisión de
Reconstrucción, que nació con el objetivo de llegar a un gran acuerdo y
reeditar los pactos de la Moncloa de 1977.Medidas de alivio
El 25 de abril, con la curva del coronavirus en descenso (ese día se detectaron 1.655 casos nuevos) se permitió por primera vez que los niños, que habían permanecido confinados 49 días seguidos, salieran por fin a la calle acompañados de un adulto. Fue la primera de las medidas de alivio que llegaron con la progresiva contención de la epidemia. A la semana siguiente, el 2 de mayo, se establecieron los horarios de salida con franjas reservadas a menores y a mayores de 70 años. Las calles volvieron a llenarse de ruido mientras la vida cotidiana perdida de sopetón el 14 de marzo volvía a abrirse paso.Dos conceptos marcaron en ese momento la agenda del país: desescalada y 'nueva normalidad'. El primero de ellos era el camino hacia el segundo, cuyas reglas permanecerán vigentes hasta la llegada de la vacuna o de un fármaco contra la Covid-19. El país se dividió en regiones que en la mayoría de los casos correspondían a provincias y, en otros, a áreas sanitarias.
En su contexto
- 321
- votos a favor y ninguno en contra obtuvo la votación de la primera prórroga del estado de alarma en el Congreso, el pasado 26 de marzo. Un abrumador apoyo que el Gobierno fue perdiendo poco a poco hasta la sexta y última vez que se alargó la medida, el 3 de junio, cuando solo recibió el respaldo de 177 diputados y el rechazo de 155.
- 28.315
- personas han fallecido a causa de la Covid-19 en España según los datos de Sanidad. Una cifra que ha estado bajo sospecha durante todo el estado de alarma ya que el Registro Civil informó en mayo de 43.000 muertes más de las esperadas.
- 14,4%
- caerá el PIB español en 2020 en el peor de los escenarios que augura la OCDE. Una previsión que coincide con la del Banco de España, que maneja una horquilla entre el 9% y el 15,1% de caída.
Con el fin del estado de alarma terminan cuatro meses de normas que cambiaron nuestras vidas como nunca. «Obedecimos porque la situación era increíble. Nos dimos cuenta de lo verdaderamente esencial, todos esos trabajadores sanitarios, de supermercados, de limpieza... Pero esas cosas se olvidan rápido, hasta las medidas de higiene», reflexiona Francesc Núñez, doctor en Sociología y profesor de la Universitat Oberta de Catalunya.
De la antigua a la nueva normalidad en solo cuatro meses
Uso de mascarillas, gel hidroalcohólico y distancia de seguridad.La epidemia de coronavirus ha provocado grandes cambios en la sociedad, el primero de ellos ha sido la prohibición de las aglomeraciones, lo que ha transformado las imágenes de nuestras calles y playas, que han llegado a limitar su aforo para tratar de mitigar los posibles contagios.TITULO: CAFE, COPA Y Conversar en un chigre es lo más sano»,.
Conversar en un chigre es lo más sano»,.
El director de orquesta langreano se une al apoyo a la hostelería defendiendo los bares como lugar de encuentro,.
El músico y director de orquesta Aarón Zapico afirma sumarse a la campaña de apoyo a la hostelería asturiana «encantado de la vida aunque solo sea por dos razones: además de un motor económico, los bares y en especial nuestras sidrerías han tomado el testigo de los antiguos cafés como lugar de encuentro social. El segundo motivo, es que vivo en Sama y a pesar de las complicaciones que puede tener eso a nivel profesional, el hecho de que pueda entrar en cualquier chigre y sentirme como en casa y que te traten como si fueras de la familia, me parece un lujo, algo que me hace sentir muy cómodo en la vida cotidiana. Es un privilegio que compartimos los asturianos y que ahora, después de todo lo vivido, estoy seguro de que aún vamos a apreciar más», explica.Zapico admite que en su valoración de lo que representan los negocios hosteleros «pesa el hecho de ser de la cuenca», pero añade que «aún más, el haber tenido la suerte de vivir en muchos lugares de España y Europa, especialmente los cuatro años que estuve en Holanda. Y gracias a eso he podido apreciar esa labor de socialización sana que ofrecen los bares aquí, como en ninguna otra parte. Eso forja un carácter, una cultura y una manera de vivir». En ella, para el músico, ocupa un lugar esencial la sidra: «Eso sí que nos hace diferentes al resto del mundo. Cocina de autor, locales de coctelería o cervezas de nueva creación los hay en todas partes, pero las sidrerías son únicas. Deberíamos ser más chovinistas para proteger, presumir y promocionar ese tesoro que tenemos. Yo lo descubrí tarde, ya con casi cuarenta años y cada vez me parece más mágico ese mundo. La manera de compartirla, porque la sidra pierde su sentido si no es dialogando con los demás, tiene esa magia», confiesa.
Además de tomarse unos culinos, el director de Forma Antiqva, revela que sus pocos momentos de ocio en Sama podría resumirlos en una lista de locales favoritos: «el desayuno perfecto en la cafetería Kaly, el mejor pincho de tortilla que puedas probar y café bueno de verdad. Para comer La Solana y disfrutar de un lacón impresionante, y para cenar La Industria, reinventándose cada día en todo. Y si apetece un poco de gamberreo, La Esquina, ideal para una buena copa a última hora de la noche». Elogia la calidad «de toda la hostelería regional» y si algo pudiera sugerir, tira para casa: «Que algún café con música en vivo se animase a probar con un conjunto de cámara: un gin-tonic con piezas barrocas es un buen maridaje».
Ahora, cree que es el momento de «volver a los bares a encontrarnos con los demás, algo necesario para salir del círculo vicioso en el que tuvimos que entrar. Ir a un chigre a contar y escuchar es lo más sano que podemos hacer».
TITULO: Documental - De cárcel a custodio documental,.
De cárcel a custodio documental,.
El Archivo Histórico de Asturias, que reabre este lunes sus puertas tras el confinamiento, cumple diez años en la reconvertida prisión provincial,.
Más de 32 kilómetros de documentos. Así resume Concepción Paredes, directora del Archivo Histórico de Asturias, la importante cantidad de legajos que alberga la institución que dirige y que este lunes reabrirá sus puertas tras el confinamiento.
Primarán las consultas 'on line' y telefónicas, y si fuera necesario
acudir al edificio el aforo estará limitado a diez personas, cuando
habitualmente es de cuarenta. «Ya nos han llamado muchas personas para
pedir cita», señala.
Mascarillas y lavado de manos serán obligatorios para acceder a archivos que posteriormente serán puestos en cuarentena. «Los expertos dicen que el virus queda inactivo tras diez días», explica. Por otra parte, se cancelan las visitas guiadas, las exposiciones y también la jornada de puertas abiertas, prevista para este mes.
Mascarillas y lavado de manos serán obligatorios para acceder a archivos que posteriormente serán puestos en cuarentena. «Los expertos dicen que el virus queda inactivo tras diez días», explica. Por otra parte, se cancelan las visitas guiadas, las exposiciones y también la jornada de puertas abiertas, prevista para este mes.
En el gobierno de Sergio Marqués se adquirió el actual edificio con el objetivo de rehabilitarlo y de que sirviera como sede del Archivo, y también de la ampliación del Museo de Bellas Artes, algo que en el año 2000 se descartó. Para mantener la filosofía del singular y emblemático equipamiento ovetense se declaró Bien de Interés Cultural y a finales de 2005 comenzaron las obras de rehabilitación que se extendieron hasta 2009.
«Vinimos en la primavera de 2010 y hubo un ingreso masivo», recuerda Paredes. El Archivo Histórico de Asturias es el mejor custodio de la memoria de los asturianos, y cuenta con más de 300 fondos documentales diferentes, de personas públicas como privadas. Su cronología abarca desde el siglo XII —donde se enmarcan documentos relativos a la música— hasta documentación del siglo XXI, donde lo más nuevo está relacionado con el mundo judicial.
El edificio se divide en tres partes: la zona de los jardines, que antes eran los patios de la cárcel; el edificio público donde se encuentra la sala de exposiciones, la sala de consultas, el aula didáctica y el salón de actos; y la zona privada del archivo, con los depósitos, talleres y áreas de trabajo, zona que ocupa lo que fueron las cinco galerías de reclusos.
Desde el Archivo, dependiente de la Consejería de Cultura, Política Llingüística y Turismo, destacan la recuperación de documentos personales y familiares como los de algunos expresidentes del Principado, como Juan Luis Rodríguez Vigil y Antonio Trevín, o de archivos familiares como los de las Casas de Villabona, Ron y Porley o Casa de Miranda. Asimismo, la recuperación del patrimonio documental industrial, donde han salvado fondos de empresas como Ensidesa o la Fábrica de Loza de San Claudio. «Nuestra mayor preocupación es recuperar fondos. Documentos que si no se pierden para siempre. La segunda es tratarlo, es decir, clasificarlo y ordenarlo», explica.
Diez años después de su traslado, muchos de sus documentos ya se encuentran digitalizados, como la cartografía y la fotografía aérea, o la música antigua. Además, antes de la crisis llevaron a cabo una política de restauración «que queremos volver a reavivar».
TITULO: El escarabajo verde - La Albufera de Valencia, .
El escarabajo verde' se adentra en el parque de La Albufera,.
foto / El programa de La 2 'El escarabajo verde', que vuelve tras las vacaciones navideñas, emite hoy el documental 'La Albufera de Valencia, un parque estresado', cuando se cumplen los 20 años de su declaración como parque natural.Gracias a las medidas tomadas en su momento, el proceso de degradación de este bello paraje valenciano se detuvo y el programa ha viajado hasta allí para mostrar cómo se lleva a cabo su recuperación.
La Albufera es uno de los humedales más importantes del Mediterráneo y está incluido en la lista de importancia internacional para aves, pero su localización hace que situación sea especialmente compleja. El parque se ve sometido a la presión de su área metropolitana, con más de 3.000 industrias, a las que se suman otras infraestructuras.
TITULO: Días de cine clásico - Cine - El crepúsculo de los dioses , , Miercoles -24- Junio ,.
Este miércoles -24- Junio ,. a las 22:00 en La 2 de TVE, foto,.
- Reparto
- William Holden, Gloria Swanson, Erich von Stroheim, Nancy Olson, Lloyd Gough, Jack Webb, Fred Clark, Cecil B. DeMille, Buster Keaton, Anna Q. Nilsson, Hedda Hopper, H.B. Warner, Franklyn Farnum, Julia Faye, Ruth Clifford,.
- Joe Gillis es un joven escritor de segunda fila que, acosado por sus acreedores, se refugia casualmente en la mansión de Norma Desmond, antigua estrella del cine mudo, que vive fuera de la realidad, acompañada únicamente de su fiel criado Max. A partir de ese momento, la actriz pretende que Joe corrija un guión que ella ha escrito y que va a significar su regreso al cine.
TITULO: Un país para escucharlo - Mujeres, de Coque Malla ,.
Un país para escucharlo - Mujeres, de Coque Malla ,.
Este martes 23 de junio , a las 23.00 por La 2, foto.
Mujeres, de Coque Malla ,.
- Reparto
- Documentary, Coque Malla, Alondra Bentley, Macarena Cabo, Antonio Dyaz, Jeanette, Rebeca Jiménez, Cayena Malla, Ángela Molina, Laura Gómez Palma, María Rodés, Anni B. Sweet, Amparo Valle, Vilma, Leonor Watling,.
- La relación de Coque Malla con las mujeres siempre ha sido algo de suma importancia para el músico. Con el objetivo de reafirmar esto, Malla crea 'Mujeres', un proyecto cinematográfico y musical en el que el cantante se pone tras los micros, acompañado siempre por un rostro femenino conocido.
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