La noche encendida,.
'La noche encendida' no será solo un programa de charlas, espectáculo, música, comedia, sorpresas e invitados, presentado por Pedro Ruiz, por La 2,foto,. etc.
El Congreso aprueba el ingreso mínimo vital con el voto a favor del PP y la abstención de Vox,.
foto / La formación de Pablo Casado apoya la medida porque "la renta básica para proteger los más vulnerables es un invento del PP",.
El
Congreso ha aprobado por mayoría absoluta, y con la única abstención de
los diputados de Vox, el real decreto ley por el que se tramitará el
ingreso mínimo vital (IMV). Se trata de una de las medidas que más apoyo ha suscitado
no sólo en la presente legislatura sino en los últimos años, situación
además que muy difícilmente se volverá a repetir en el futuro más
inmediato.
El Partido Popular, que se debatía entre la
abstención y el voto a favor, ha apoyado finalmente la medida en una
decisión adelantada por EL MUNDO. "La renta básica para proteger los más vulnerables es un invento del PP",
apuntaban desde la formación liderada por Pablo Casado ya antes que se
presentase la medida en el Congreso. ¿Por qué? Porque fueron autonomías
gobernadas por el PP las primeras que implantaron una renta mínima de
inserción para sus habitantes: Galicia y Castilla y León.Eso sí, el PP quiere que se modifiquen algunos aspectos en su posterior tramitación como proyecto de ley, por la vía de urgencia. Por ejemplo, que se articule un fondo para que los ayuntamientos tengan dinero suficiente para pagar el incremento de burocracia que supone la gestión de las solicitudes de esta ayuda.
El "modelo" que propondría el PP en la tramitación del proyecto de ley está "basado en el ingreso mínimo vital que llevamos gestionando dos décadas en nuestras comunidades", "vinculado a la búsqueda activa de empleo" y se centraría "sobre todo en los afectados por la crisis del Covid-19". Incluiría, asimismo, la creación de "una tarjeta social única para garantizar la transparencia, la sostenibilidad y el rigor en el sistema de ayudas", apuntan desde Génova, desde donde también critica que la ayuda se gestione por todas las comunidades autónomas "y no solo en el País Vasco y Navarra".
Las razones de Vox
Vox, por su parte, ha justificado su abstención afirmando no votarían en contra "porque nuestro compatriotas necesitan ayuda", pero tampoco la apoyarían porque "no es más que la famosa medida estrella del señor Iglesias", el pacto "firmado con el diablo" que "va a salir muy caro porque al diablo le da igual que se pone en riesgo de muerte el sistema de protección". La diputada María Ruiz no ha dudado en subrayar que la aprobación el IMV pondrá "en juego el futuro de los pensionistas y de nuestros hijos" y que, además, va a generar un enorme efecto llamada.Según las estimaciones de Seguridad Social, el impacto económico una vez eliminadas las duplicidades será de 3.000 millones de euros al año, dato que de confirmarse representaría un tercio del coste que suponen las pensiones en un sólo mes. Y ante el posible efecto llamada, el Gobierno subraya que el desarrollo de la norma introduce exigencias como el haber cumplido un año de residencia en España y ser demandante de empleo.
Vox, sin embargo, insiste en que existe una salvedad para las personas que son víctima de trata de seres humanos y que todos los inmigrantes que llegan de manera ilegal a España sufren, en realidad, ese abuso. Por ello, sostienen que la ÏMV incrementará el tráfico ilegal de personas.
Escrivá, "la hormiga"
En todo caso, la aprobación del IMV supone un indudable apoyo a la labor ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, que ha sido la "hormiga" del proyecto, según ha definido la diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas. La cigarra, por lo tanto, habría sido el vicepresidente segundo de Derechos Sociales, Pablo Iglesias, quien se ha llevado el mérito de presentar "la mejor vacuna" frente a los "discursos del odio", pero no el trabajo.
TITULO:
La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - Mi familia en la
mochila. Family Run - Ruta África: Del desierto del Kalahari al Delta del Okavango.
La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - Mi familia en la mochila. Family Run - Ruta África: Del desierto del Kalahari al Delta del Okavango. , fotos,.
Ruta África: Del desierto del Kalahari al Delta del Okavango.
Nuestra familia comenzarán su recorrido por el desierto del Kalahari, Namibia, en un safari en camión. Su primera parada será una de las tribus más antiguas del mundo: los bosquimanos. La ruta seguirá por el delta del Okavango, Botsuana, llamado el río que no desemboca en el mar.
TITULO: RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO - EL BOTIJO -El virus del odio,.
RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO - EL BOTIJO - El virus del odio ,. , fotos,.
Donald
Trump no está decepcionando; se está comportando como se esperaba, como
un pirómano. Pero no solo provoca incendios sino que aviva los que no
origina. Lo ha hecho con su nefasta gestión de la pandemia de COVID-19 y
la oleada de indignación antirracista que ha generado el asesinato a
manos de la policía del afroamericano George Floyd.
La mayoría de las protestas son pacíficas, pero no pocas han degenerado en disturbios aprovechados por Trump para acusar de orquestarlos a la extrema izquierda y Antifa, un movimiento antifascista que quiere declarar organización terrorista. Asimismo, frente a los «débiles» gobernadores del país se ha presentado como el garante de la ley y el orden y ha posado, Biblia en mano y con rictus de juez de la horca, frente a la iglesia de Saint John en Washington, un claro guiño a su electorado, esa mayoría silenciosa y tradicional de WASP (acrónimo en inglés de blanco, anglosajón y protestante) cuyo voto y el de los supremacistas blancos se granjeó al grito xenófobo y proteccionista de 'América, primero'.
Para Joe Biden, su rival electoral demócrata, el 'show' con la Biblia muestra que «está más interesado en alimentar las pasiones de sus bases que las necesidades de aquellos a quienes se supone que debe cuidar». Es la vieja táctica del divide y vencerás que le llevó a la Casa Blanca y con la que espera ser reelegido, de meter miedo a la mitad de la sociedad para transformarlo en odio hacia la otra mitad. Y lo hace agitando el fantasma del enemigo eterno: el comunismo, encarnado en Antifa y China. Sin embargo, como ha alertado la novia de Floyd, Courtney Ross, «no se puede combatir el fuego con fuego; todo simplemente arde».
Leo en 'M. El hijo del siglo', novela de Antonio Scuratti que relata el nacimiento del fascismo y el ascenso de Mussolini al poder, unas palabras que no han perdido un ápice de actualidad: «Los fascistas no son una de las dos grandes clases en lucha, son la capa intermedia, el dolor profundo de una crisis psicológica de inseguridad del pequeñoburgués enfurecido porque teme perderlo todo pese a no tener aún lo suficiente, del verdulero que se siente atrapado entre la espada del gran capital y la pared del comunismo, que ya no sabe cuál es su lugar en el mundo (...)». Y a cambio del miedo, el fascismo les ofrece odio mortal a un chivo expiatorio: comunistas, socialistas, judíos, negros, musulmanes, inmigrantes, feministas... Todos los nuevos fascistas, se dice en 'M', son «buena gente que (...) están dispuestos a besar el zapato de cualquier nuevo patrono, siempre y cuando se les brinde también a ellos alguien a quien pisotear».
Trump, Vox, Bolsonaro, Orbán o Salvini no son fascistas en puridad, pero son de la misma familia de patologías políticas, esa que Umberto Eco bautizó como «Ur-Fascismo» o «fascismo eterno». Este, advirtió el sabio italiano ya en 1995, «está aún a nuestro alrededor, a veces con trajes de civil» y «puede volver todavía con las apariencias más inocentes» y «nuestro deber es desenmascararlo y apuntar con el índice sobre cada una de sus formas nuevas, cada día, en cada parte del mundo». Como los coronavirus, hay diferentes tipos de fascismos, pero todos guardan unos rasgos comunes. No obstante, los del pasado siglo fueron mucho más letales y virulentos que el nacionalpopulismo que se propaga por nuestras democracias estos días, pero este es más contagioso porque pervive más tiempo al matar más lentamente a su hospedador. Hay una forma de evitarlo, seguir el consejo de Terrence Floyd, hermano de George: «¡Educaos y sabed a quién estáis votando!».
La mayoría de las protestas son pacíficas, pero no pocas han degenerado en disturbios aprovechados por Trump para acusar de orquestarlos a la extrema izquierda y Antifa, un movimiento antifascista que quiere declarar organización terrorista. Asimismo, frente a los «débiles» gobernadores del país se ha presentado como el garante de la ley y el orden y ha posado, Biblia en mano y con rictus de juez de la horca, frente a la iglesia de Saint John en Washington, un claro guiño a su electorado, esa mayoría silenciosa y tradicional de WASP (acrónimo en inglés de blanco, anglosajón y protestante) cuyo voto y el de los supremacistas blancos se granjeó al grito xenófobo y proteccionista de 'América, primero'.
Para Joe Biden, su rival electoral demócrata, el 'show' con la Biblia muestra que «está más interesado en alimentar las pasiones de sus bases que las necesidades de aquellos a quienes se supone que debe cuidar». Es la vieja táctica del divide y vencerás que le llevó a la Casa Blanca y con la que espera ser reelegido, de meter miedo a la mitad de la sociedad para transformarlo en odio hacia la otra mitad. Y lo hace agitando el fantasma del enemigo eterno: el comunismo, encarnado en Antifa y China. Sin embargo, como ha alertado la novia de Floyd, Courtney Ross, «no se puede combatir el fuego con fuego; todo simplemente arde».
Leo en 'M. El hijo del siglo', novela de Antonio Scuratti que relata el nacimiento del fascismo y el ascenso de Mussolini al poder, unas palabras que no han perdido un ápice de actualidad: «Los fascistas no son una de las dos grandes clases en lucha, son la capa intermedia, el dolor profundo de una crisis psicológica de inseguridad del pequeñoburgués enfurecido porque teme perderlo todo pese a no tener aún lo suficiente, del verdulero que se siente atrapado entre la espada del gran capital y la pared del comunismo, que ya no sabe cuál es su lugar en el mundo (...)». Y a cambio del miedo, el fascismo les ofrece odio mortal a un chivo expiatorio: comunistas, socialistas, judíos, negros, musulmanes, inmigrantes, feministas... Todos los nuevos fascistas, se dice en 'M', son «buena gente que (...) están dispuestos a besar el zapato de cualquier nuevo patrono, siempre y cuando se les brinde también a ellos alguien a quien pisotear».
Trump, Vox, Bolsonaro, Orbán o Salvini no son fascistas en puridad, pero son de la misma familia de patologías políticas, esa que Umberto Eco bautizó como «Ur-Fascismo» o «fascismo eterno». Este, advirtió el sabio italiano ya en 1995, «está aún a nuestro alrededor, a veces con trajes de civil» y «puede volver todavía con las apariencias más inocentes» y «nuestro deber es desenmascararlo y apuntar con el índice sobre cada una de sus formas nuevas, cada día, en cada parte del mundo». Como los coronavirus, hay diferentes tipos de fascismos, pero todos guardan unos rasgos comunes. No obstante, los del pasado siglo fueron mucho más letales y virulentos que el nacionalpopulismo que se propaga por nuestras democracias estos días, pero este es más contagioso porque pervive más tiempo al matar más lentamente a su hospedador. Hay una forma de evitarlo, seguir el consejo de Terrence Floyd, hermano de George: «¡Educaos y sabed a quién estáis votando!».
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