La noche encendida,.
'La noche encendida' no será solo un programa de charlas, espectáculo, música, comedia, sorpresas e invitados, presentado por Pedro Ruiz, por La 2,foto,. etc.
Trabajo, dignidad e inclusión ,.
Pienso en todos los elementos humanos, naturales y creyentes que se hacen nudo y red para que esta realidad sea posible. El carisma de inicio, el proyecto pensado, el apoyo institucional, las empresas que colaboran y usan su servicio, los coordinadores de esta pequeña empresa, sus trabajadores, tan divinos como humanos.
Siento la integración y concatenación de todos en el cuidado mutuo, con justicia y dignidad, más allá de la limosna, en el trabajo digno que humaniza y dignifica a los que lo hacen, a los que colaboran, y a los que reciben el fruto de este quehacer laborioso.
Aquí vence la humanidad que se hace ley, coordinación, trabajo, sueldo, pan, familia, inclusión desde el protagonismo real de la capacidades de todos.
Aquí no solo vale la eficacia, se incluye también lo humano como el producto más preciado y sagrado de la realidad. Esta lavandería hace honor a su nombre porque tiene y da mucha luz. Bendito sea Dios, que se dice y se grita en el trabajo de cada día que se realiza en esta lavandería.
Ojalá cunda este ejemplo y la sociedad sepa abrazar estos sacramentos de lo humano, lo natural y lo divino.
TITULO:
La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - Mi familia en la
mochila. Family Run - Ruta África: De Botsuana a la Franja de Caprivi .
La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - Mi familia en la mochila. Family Run - Ruta África: De Botsuana a la Franja de Caprivi . , fotos,.
Ruta África: De Botsuana a la Franja de Caprivi .
(ANTONIO) Hoy haremos dos
tipos de safari.
(SONIA) Sí, montados en un
camión y en un barco.
(MATEO) Pero no a la vez,
claro. Veremos monos.
(CANDELA) Facocheros, cocodrilos,
hipopótamos.
Todo eso cruzando a Namibia
otra vez
y volviendo a Botsuana de nuevo.
que sólo los jefes de
las tribus pueden comer.
Navegaremos por un río
lleno de animales en libertad.
Vamos, vamos empezamos ruta.
(Música)
Hoy saldremos de Botsuana
a recorrer
la franja de Caprivi en Namibia,
y volveremos a Botsuana
para hacernos un safari
en barco por el río Chobe.
(Música)
Veis este camión de aquí,
pues nos va a llevar de vuelta.
Recordáis que Namibia
tiene esta forma,
así que vamos a cruzar
desde aquí, desde Botsuana,
vamos a ir con el
camión hasta arriba,
para volver a entrar
en la franja de Caprivi,
nuestro destino en
los próximos dos días.
(Música)
Voy a decirle si me deja
conducir la máquina esta.
Sí hombre.
Nos quedamos atascados nada
más salir en una duna.
(Risas)
(Música)
(Ruidos del asiento)
Hasta aquí me dejan conducir.
A partir de aquí ya lo lleva otro.
(Música)
Para acampar donde estamos,
tuvimos que cambiar de vehículo,
porque se hundía si
no lo hacíamos.
(Música
TITULO: RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO - EL BOTIJO - ¿Por qué no te callas?,.
RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO - EL BOTIJO - ¿Por qué no te callas?, fotos,.¿Por qué no te callas?,.
DIEZ de noviembre del año dos mil y siete. Santiago de Chile. XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado. El presidente Rodríguez Zapatero interpela al entonces presidente de Venezuela –el antiguo golpista Hugo Chávez– exigiéndole respeto al expresidente Aznar. Pero el sátrapa venezolano no está por la labor y con su acostumbrada mala educación prosigue erre que erre. En esto se oye la voz del Rey de España, don Juan Carlos de Borbón, que, alzándose sobre el guirigay increpa al procaz presidente Chávez con un «¿Por qué no te callas?» que aún resuena por todos los rincones de América Latina como consigna contra las mil y una mordazas con las que el populismo comunista intenta acallar la libertad de los pueblos, idénticas a las que pretenden colocarnos los bergantes de podemos a este lado del charco, con la complicidad tontorrona del sanchismo monclovita. Un «¿por qué no te callas?» que aún escuece como en carne viva en las sensibles posaderas podemitas que cada mañana se siguen persignando al recordar tamaño ultraje a su santo patrón y generoso financiador rumiando su venganza contra el real agresor. «¿Por qué no te callas?». Quizá en estos momentos de talibanes, talibanas y talimixtos habría que adoptarlo como lema frente a tanta palabra vana, a tanta puñalada innecesaria, a tanta mentira institucional, a tanto empeño en considerar a los ciudadanos como débiles mentales a los que necesariamente hay que anestesiar y a tanta estupidez infantiloide capaz hasta de censurar 'Lo que el viento se llevó' con fervor de neófitos nacional-socialistas. ¡Heil!
No he podido evitar recordarlo cada vez que, en las soledades del arresto domiciliario, comprobaba cómo el media-liebre que nos preside intentaba colarse cada sábado en nuestras casas para regalar nuestros oídos con sus untuosas series de vaguedades y falsas cantinelas, tras disciplinarnos por la mañana con el prólogo del beato Simón en su sacrificada y meritoria misión de fusible del poder. O cuando en el cojitranco congreso de los ausentes diputados, se aprovechaba la inútil comisión de la «reconstrucción nacional» para hacer el borrico –con perdón de tan entrañables criaturas– haciendo patente su interés exclusivo en ofender al contrario y su desinterés absoluto por la trágica crisis que se cierne sobre los españoles, esos seres tontorrones que después van y les votan. O cuando, para evitar ahogarme en mi propio vómito, he tenido que echar mano al Netflix y atiborrarme de películas por no escuchar las terribles sonseras de unas televisiones genuflexas ante el poder a cambio de treinta monedas. Cuánto más llevadero hubiera sido el arresto si se hubieran callado; si alguien les hubiera increpado como el viejo Rey.
Aún tendremos que sentir cómo se nos hiela la sangre con las majaderías, infamias, mezquindades y bribonadas que todavía nos quedan por ver. Hoy, al menos, parece que, a su pesar, nos levantarán el arresto y podremos sentirnos libres, aunque sea una vana ilusión. Pero el «¿por qué no te callas?» seguirá resonando cada vez que intenten enmarañarnos de palabrería para esconder su vesania.
Habría que adoptarlo como lema frente a tanta palabra vana, a tanta puñalada innecesaria, a tanta mentira institucional
El próximo día tampoco hablaremos del gobierno. O también.
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