Porsche restaura el primer 917 que se construyó para celebrar su 50 cumpleaños,.
El modelo se considera el coche de competición más famoso de todos los tiempos, fotos,.
El Porsche 917 celebra su 50 aniversario este año. Se trata para muchos aficionados del coche de competición más famoso de todos los tiempos, e hizo su debut en el Salón del Automóvil de Ginebra el 12 de marzo de 1969.Ahora el Museo Porsche de Stuttgart quiere conmemorar el cumpleaños restaurando el primer 917 que se construyó, para dejarlo tal y como era en sus orígenes.
El 917-001 experimentó varios cambios con el paso del tiempo. “Nuestro enfoque para la gestión de los coches clásicos ha cambiado considerablemente a lo largo de los últimos diez años”, explica Achim Stejskal, Director del Museo Porsche. Cuando se restauran vehículos de la colección histórica de la compañía, el museo da gran importancia a mantener el material original y tiene muy en cuenta la relevante historia de lo que expone.
Vehículo de pruebas y exposición
El 917-001 marcó el principio de una incomparable carrera deportiva para este modelo. El 917-001 Grupo 4, diseñado para dominar las 24 Horas de Le Mans y ganar el Campeonato del Mundo de Marcas, fue el primero de los 25 vehículos que tuvieron que fabricarse para cumplir con los requisitos de homologación. El ingeniero jefe del proyecto era Hans Mezger, responsable no sólo del motor doce cilindros sino también del vehículo completo.El 917-001 se presentó por primera vez en Ginebra, en marzo de 1969, con la carrocería en blanco y la sección frontal verde. Luego, en el Salón del Automóvil de Fráncfort de ese mismo año, tuvo un aspecto nuevo al ser repintado en blanco y naranja. Cuando, más adelante, Porsche anunció la transferencia de sus actividades de competición al equipo J.W. Automotive Engineering, liderado por Briton John Wyer, el 917-001 fue utilizado de nuevo como coche de exposición y redecorado con los colores azul claro y naranja de la compañía petrolífera estadounidense que lo iba a patrocinar, Gulf.
Después de arrasar en las 24 Horas de Le Mans de 1970, en septiembre de ese mismo año Hans Herrmann y Richard Attwood reconvirtieron el 917-001 a una versión de cola corta idéntica a la utilizada en la carrera. Y cuando se le entregó a Porsche Salzburgo en octubre, estaba incluso con los colores y el dorsal 23 del coche que había ganado Le Mans.
Restauración
Durante más de un año, mecánicos del museo, antiguos técnicos e ingenieros de Zuffenhausen y Weissach, así como personal del Archivo Histórico y de empresas asociadas, han trabajado en la restauración del 917 para devolverlo a su estado original. El proyecto fue un gran reto desde el instante inicial debido a las múltiples transformaciones que el coche ha experimentado durante este tiempo como vehículo de pruebas y de exposiciones. La principal prioridad ha sido la conservación y reutilización de los materiales originales del coche, siempre que fuera posible y técnicamente realizable.Durante la restauración se hicieron pruebas para determinar qué materiales de la carrocería eran originales y podían ser reutilizados. Para ello, se analizaban las piezas y se comparaban con dibujos y fotografías de diseños históricos. Después de ese proceso, algunas zonas del frontal y de la parte trasera se reprodujeron fielmente usando una tecnología 3D vanguardista. También la zona posterior del bastidor de aluminio se restauró con la ayuda de documentos originales. Al cumplirse 50 años exactos, el 917-001 será presentado en el Museo Porsche restaurado en el estado original que tenía en 1969.
El 917 tiene una historia de éxitos legendaria. En su primer año logró la victoria absoluta en los 1.000 Kilómetros de Zeltweg, Austria, en 1969. En 1970, Hans Herrmann y Richard Attwood consiguieron el deseado triunfo en la general de las 24 Horas de Le Mans, el mayor éxito de Porsche en competición hasta esa fecha y que repitieron Helmut Marko y Gijs van Lennep en 1971. Tras la evolución del 917 con las versiones 917/10 y 917/30 turbo de más de 1.000 caballos de potencia, George Follmer y Mark Donohue dominaron el certamen norteamericano CanAm en 1972 y 1973, respectivamente. Estos modelos de Porsche también fueron imbatibles en el campeonato homólogo europeo, la Interserie. Una variante modificada de la tecnología turbo fue utilizada un poco más tarde en un vehículo Porsche de serie, el 911 Turbo, que nació en 1974.
Exposición en el Museo Porsche
Del 14 de mayo al 15 de septiembre de 2019, el Museo Porsche conmemorará el 50º aniversario del 917 con una amplia exposición especial titulada “Los Colores de la Velocidad: 50 Años del 917” (“Colours of Speed – 50 Years of the 917”). Se exhibirán un total de 14 vehículos, de los cuales habrá diez 917 que suman entre ellos una potencia de 7.795 caballos. El Museo Porsche presentará por primera vez al público un estudio de diseño del 917, como homenaje a la primera victoria conseguida en 1970 en Le Mans.El coche rojo y blanco de exposición fue creado por un pequeño grupo de diseñadores e ingenieros, aunque con la entrada de Porsche en la categoría LMP1 del Campeonato del Mundo de Resistencia FIA (WEC) el modelo no pasó de ser un simple estudio conceptual. Una selección de carteles y pequeños detalles técnicos completarán esta exhibición especial, que contará con el número más alto de caballos de potencia que haya habido antes en un evento. Para celebrar el aniversario, la tienda del museo ofrecerá también una selección de productos del 917 para su venta, entre ellos un delantal inspirado en el 917/20 apodado “Pink Pig” (Cerdo Rosa). Además, Edition Porsche Museum, la editorial del museo, lanzará un libro conmemorativo del aniversario del 917.
TITULO:
Gigantes de La 2 -Kavita Parmar ,. - Jueves -14- Marzo ,.
Gigantes de La 2 - Programa de entrevistas, de cincuenta minutos de duración y emisión semanal, para La 2 Jueves -14- Marzo ,. - 23:50 de Televisión Española. Presentado por Mari Cruz Soriano,.
Kavita Parmar,.
foto - Kavita Parmar: “La sostenibilidad somos nosotros”,.
Somos
hijos de la tradición. De centenares de años de experiencia, de errar y
rectificar, de mucho hilo y aguja. Esa es nuestra identidad y es, a su
vez, nuestra gran debilidad: aprecian más nuestros productos los
japoneses que nosotros mismos. A los españoles nos falta autoestima y
nos sobra mucha actitud paternalista respecto a los que están en el
poder. Pero el poder está en nuestras manos, y únicamente nos falta
creerlo.
Kavita Parmar, diseñadora y creadora del proyecto IOU, lo deja claro durante su charla en la tercera jornada de UNDRESS by Desigual: “El futuro pertenece a aquellos que estamos dispuestos a mancharnos las manos”. Pero nos hemos dejado intoxicar por los conceptos del fast fashion y el low cost, y eso nos ha llevado a una trágica pérdida de la artesanía: “Hay demasiada oferta, y a eso se le llama democratización de la moda. Exportamos a India o a China una esclavitud, y lo llamamos progreso”. La artesanía se siente ahora amenazada por un monstruo que consume mucha más energía, contamina el medio ambiente y destruye puestos de trabajo: las máquinas. Sin embargo, la necesitamos, y la industria pide a gritos una nueva generación de sastres a quien seguir agradeciendo su inmenso talento.
Hemos perdido la capacidad de contar quiénes somos: ya no hay tiempo para parar y reflexionar, estamos rebotando todo el rato. Le hemos perdido el respeto a la calidad de las cosas y al valor de lo que nos hacen sentir. Es necesario volver a la fuente, a las raíces, para recordar quiénes somos. Recuperar el talento natural del artesano para volver a crear piezas de una altísima calidad. Eso es el lujo: devolverle el valor al tiempo, al margen del dinero. Se trata de una actitud, de una nueva forma de entender la vida como, en realidad, ha sido siempre. De trabajar por el simple placer del trabajo, que es lo que nos ha quitado la industrialización.
¿Y qué pasa si cogemos la tecnología y juntamos a todas estas personas? Que se produce el cambio, y eso es precisamente lo que está haciendo ahora Desigual. Somos uno de los negocios que más impacto global tiene –en el medio ambiente y en los puestos de trabajo de centenares de miles de personas–, y son las grandes empresas las que tienen que ayudar a crear nuevos proyectos pequeños que hagan del mundo un lugar mejor. La tecnología debe servir para acercarnos, para poner nuestras ideas en común, pero no puede sustituir nunca el papel del creativo. Hay que convencer al consumidor de que lo importante es la singularidad, y de que cada euro gastado puede generar un gran impacto: “Todos los días, con cada euro que gastamos, estamos creando la sociedad en la que vivimos”, afirma Parmar.
Para mi la cuestión es humanizar. Que en todo lo que compramos hay un ser humano detrás, no es una máquina escupiendo esas cosas. Es muy importante tener en cuenta que tú con tu dinero –que es tu tiempo, tu energía– estás comprando algo que es tiempo y energía de otro, y tienes que asegurarte de que esa energía es correctamente pagada. Para mí dar la cara es aceptar tu responsabilidad en algo, y por eso creo que es fundamental.
¿Qué le dirías a una persona que quiera ser más sostenible y no sepa muy bien cómo hacerlo?
Creo que lo primero es tener muy claro qué es lo que te importa. La palabra sostenibilidad es tan grande (hay a quien le importa mucho el medio ambiente, la lucha contra el plástico, los animales)… Así que escoge tu batalla y entérate y documéntate muy bien sobre ese tema, intenta cambiar esa parte con lo que haces. Tu acto de consumo es lo más importante, consumir pensando en lo que tú crees realmente –aunque a veces pueda significar consumir menos–. Es más importante hacer esto que ponerse a luchar en la calle, porque las grandes empresas a lo que más escuchan es a dónde va el dinero. Allí es donde creo que podemos cambiar las cosas.
¿Por qué crees que es más importante que nunca potenciar al máximo el concepto del slow fashion?
Porque ahora mismo, este año, el mundo de la moda se convierte en el contaminante número uno del planeta: hemos superado a la industria del petróleo. Esto es muy, muy preocupante. Todo el mundo viste y, aunque la moda parezca una cosa ajena a la vida de cada persona, y aunque seas secretaria o profesora o un banquero, todo el mundo viste, y eso significa que es una cosa que toca a todo el mundo. Para mí es fundamental que no dejemos que sea ese negocio sucio que es el petróleo. Podemos cambiar el mundo con esto.
foto / Lo venimos diciendo desde hace ya
un tiempo: la moda y la tecnología forman una combinación insuperable. Y
muestra viva de ello son las creaciones de Iris van Herpen,
la diseñadora holandesa que, más que hacer moda, hace otra cosa: arte.
Su trabajo es fruto del clímax perfecto entre artesanía e innovación
tecnológica –por muy contradictoria que pueda parecernos la fusión de
dichos términos a primera vista–, de la experimentación con materiales y
de una forma única de entender la alta costura que, más que
probablemente, nadie sabe hacer mejor que ella. Su proceso creativo nace
de la investigación: es un proceso de aprendizaje, de probar, de
experimentar, de errar y rectificar. Es lo que más entusiasma a la
excepcional diseñadora –que tuvo el honor de trabajar en el estudio de Alexander McQueen–
y la que considera la parte más importante de su trabajo y sus
colecciones: encontrar nuevas técnicas, nuevos y excitantes materiales y
buena gente con la que trabajar.
Kavita Parmar, diseñadora y creadora del proyecto IOU, lo deja claro durante su charla en la tercera jornada de UNDRESS by Desigual: “El futuro pertenece a aquellos que estamos dispuestos a mancharnos las manos”. Pero nos hemos dejado intoxicar por los conceptos del fast fashion y el low cost, y eso nos ha llevado a una trágica pérdida de la artesanía: “Hay demasiada oferta, y a eso se le llama democratización de la moda. Exportamos a India o a China una esclavitud, y lo llamamos progreso”. La artesanía se siente ahora amenazada por un monstruo que consume mucha más energía, contamina el medio ambiente y destruye puestos de trabajo: las máquinas. Sin embargo, la necesitamos, y la industria pide a gritos una nueva generación de sastres a quien seguir agradeciendo su inmenso talento.
Hemos perdido la capacidad de contar quiénes somos: ya no hay tiempo para parar y reflexionar, estamos rebotando todo el rato. Le hemos perdido el respeto a la calidad de las cosas y al valor de lo que nos hacen sentir. Es necesario volver a la fuente, a las raíces, para recordar quiénes somos. Recuperar el talento natural del artesano para volver a crear piezas de una altísima calidad. Eso es el lujo: devolverle el valor al tiempo, al margen del dinero. Se trata de una actitud, de una nueva forma de entender la vida como, en realidad, ha sido siempre. De trabajar por el simple placer del trabajo, que es lo que nos ha quitado la industrialización.
¿Y qué pasa si cogemos la tecnología y juntamos a todas estas personas? Que se produce el cambio, y eso es precisamente lo que está haciendo ahora Desigual. Somos uno de los negocios que más impacto global tiene –en el medio ambiente y en los puestos de trabajo de centenares de miles de personas–, y son las grandes empresas las que tienen que ayudar a crear nuevos proyectos pequeños que hagan del mundo un lugar mejor. La tecnología debe servir para acercarnos, para poner nuestras ideas en común, pero no puede sustituir nunca el papel del creativo. Hay que convencer al consumidor de que lo importante es la singularidad, y de que cada euro gastado puede generar un gran impacto: “Todos los días, con cada euro que gastamos, estamos creando la sociedad en la que vivimos”, afirma Parmar.
Kavita Parmar: Hay demasiada oferta, y a eso se le llama democratización de la moda. Exportamos a India o a China una esclavitud, y lo llamamos progreso.El futuro tiene que ser pequeño. Y lo peor que podría pasar con la artesanía, para Gonzalo Fonseca, artesano y director de la firma Steve Mono, es que se convierta en tendencia: de esta forma se desvirtuaría por completo. Hay que empezar a ponerle nombre y apellidos a la gente que hace las prendas que llevamos, a ponerles cara y exigirles más y más honestidad. Pero el cambio de mentalidad tiene que venir poco a poco, para que lo vayamos digiriendo, y de lo contrario, jamás logrará ser permanente. Entrevistamos a Kavita Parmar para que nos cuente un poco más sobre la importancia del slow fashion y la sostenibilidad.
Kavita Parmar. © Desigual.
¿Por qué es tan importante hoy en día ponerle cara a las personas que hacen las prendas que llevamos?Para mi la cuestión es humanizar. Que en todo lo que compramos hay un ser humano detrás, no es una máquina escupiendo esas cosas. Es muy importante tener en cuenta que tú con tu dinero –que es tu tiempo, tu energía– estás comprando algo que es tiempo y energía de otro, y tienes que asegurarte de que esa energía es correctamente pagada. Para mí dar la cara es aceptar tu responsabilidad en algo, y por eso creo que es fundamental.
¿Qué le dirías a una persona que quiera ser más sostenible y no sepa muy bien cómo hacerlo?
Creo que lo primero es tener muy claro qué es lo que te importa. La palabra sostenibilidad es tan grande (hay a quien le importa mucho el medio ambiente, la lucha contra el plástico, los animales)… Así que escoge tu batalla y entérate y documéntate muy bien sobre ese tema, intenta cambiar esa parte con lo que haces. Tu acto de consumo es lo más importante, consumir pensando en lo que tú crees realmente –aunque a veces pueda significar consumir menos–. Es más importante hacer esto que ponerse a luchar en la calle, porque las grandes empresas a lo que más escuchan es a dónde va el dinero. Allí es donde creo que podemos cambiar las cosas.
¿Por qué crees que es más importante que nunca potenciar al máximo el concepto del slow fashion?
Porque ahora mismo, este año, el mundo de la moda se convierte en el contaminante número uno del planeta: hemos superado a la industria del petróleo. Esto es muy, muy preocupante. Todo el mundo viste y, aunque la moda parezca una cosa ajena a la vida de cada persona, y aunque seas secretaria o profesora o un banquero, todo el mundo viste, y eso significa que es una cosa que toca a todo el mundo. Para mí es fundamental que no dejemos que sea ese negocio sucio que es el petróleo. Podemos cambiar el mundo con esto.
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