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martes, 5 de marzo de 2019

Feminismo y cambio climático Semana de la Mujer - Marzo -8-,./ Silenciados Mujeres forzadas a huir ,.

TITULO: Feminismo y cambio climático Semana de la Mujer - Marzo -8-,.

Mujeres y cambio climático: cómo la igualdad puede salvar el medio ambiente,.

  • Las mujeres son las más afectadas por el cambio climático y las que menos deciden en la lucha para frenarlo, foto,.
  • Expertas en medio ambiente piden que se vinculen las políticas de género con las políticas contra el cambio climático,.
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    Primera expedicion femenina a Siberia para visibilizar el cambio climático Las mujeres son las más afectadas por el cambio climático y las que menos representación tienen en los órganos de poder desde los que se lucha contra el fenómeno. Acabar con esa desigualdad es uno de los pasos hacia la transición energética “justa e inclusiva” que demandan algunas expertas en la materia que sí han llegado a trabajar en organismos internacionales y que defienden la necesidad de vincular las políticas medioambientales con las políticas de género.
    "Es necesario que se incorporan mujeres en los óganos internacionales de gestión de los grandes acuerdos sobre el cambio climático. Y que tengan representación también en todos los niveles de administraciones públicas y de decisión", explica a RTVE.es Cristina Gallach, la Alta Comisionada para la Agenda 2030 encargada de coordinar la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU en España.
    Gallach considera crucial que en la transición energética "el pilotaje en muchos aspectos venga dado por las mujeres", pero para eso subraya- tiene que haber paridad en los puestos "de decisión".
    Por esa razón, una treintena de mujeres que en algún momento han ocupado un alto cargo dentro de las Naciones Unidas se han unido para difundir una carta abierta en la que denuncian la "regresión" en materia de género. Ese documento, al que ha tenido acceso RTVE.es, llama la atención sobre "la necesidad de alcanzar la total paridad de género y el empoderamiento de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad, y sobre la importancia fundamental del multilateralismo como medio para lograrlo".

    Carta abierta de mujeres líderes para exigir más representación

    Bajo el lema "Mujeres líderes, voces por el cambio y la inclusión", llaman a "redoblar los esfuerzos existentes, que son insuficientes en muchos aspectos" frente a los "movimientos que ganan fuerza y buscan frenar los logros y erosionar los derechos obtenidos por las mujeres".
    Entre las firmantes, además de Gallach (la única española), se encuentran la socióloga y política británica Valerie Amos; la antropóloga y economista costarricense Christiana Figueres; la expresidenta de Irlanda Mary Robinson; o la exdirectora general de la UNESCO, Irina Bokova.
    "La lucha feminista y la lucha contra el cambio climático son dos caras de una misma moneda. Por una parte porque las mujeres sufren de una manera desproporcionada el cambio climático y por otra porque ellas movilizan proporcionamente más energía cuando se las incorpora a la lucha para frenarlo", explica Gallach, que entre 2014 y 2017 fue Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas para Comunicación e Información Pública.
    Con ella coincide la responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace, Tatiana Nuño, que considera que dar voz a las mujeres en cuestiones medioambientales es un asunto  “urgente” que repercutirá de forma positiva en un mundo que parece "no ser del todo consciente" de la amenaza que supone el cambio climático.
    “Para mí la lucha frente al cambio climático y las proclamas feministas son de los mayores desafíos a los que se enfrenta actualmente el modelo productivo y deben ir de la mano porque aportan propuestas esenciales frente a la crisis ecológica y social que estamos viviendo”, recalca Nuño.

    Ellas, las más afectadas por el cambio climático

    Que la repercusión del cambio climático acentúa la desigualdad de género es un hecho, confirman ambas expertas. Así lo reflejan también numerosos estudios de los que se extrae que los peores efectos del calentamiento global y los índices más altos de pobreza se producen en las mismas zonas: sudeste asiático y África subsahariana.
    Las consecuencias del cambio climático -aumento de los ciclones, olas de calor extremo, lluvias torrenciales, subida del nivel del mar, desertización o deshielo de los polos- tienen un mayor impacto en los sectores de la población que más dependen de los recursos naturales para su supervivencia o que tienen menor capacidad de respuesta ante amenazas naturales.
    Primera expedicion femenina a Siberia para visibilizar el cambio climático
    "Hay datos que señalan que el 80% de las personas desplazadas por cambio climático en el mundo son mujeres", apunta Gallach.
    Las mujeres que residen en países en vías de desarrollo dedican gran parte de su tiempo a trabajar con los cultivos o a buscar alimentos, agua o combustible, labores que dependen en gran medida del clima. Además, representan una mayoría en las comunidades rurales que están más expuestas a la sequía y la desertificación. Según Oxfam, en la zona subsahariana, representan el 75% de la mano de obra pero poseen solo el 1% de la tierra.
    Por otro lado, la tarea de recolectar biomasa recae principalmente en ellas y son también las que resultan más perjudicadas por los contaminantes químicos presentes en los productos de agricultura y quienes corren mayores riesgos de padecer pobreza energética. En 2016 había 1.100 millones de personas en el mundo sin acceso a la electricidad y, de esos, entre el 50% y el 70% fueron mujeres y niños.
    También las mujeres son mayoría entre el número de fallecidos en desastres naturales, como ocurrió en el tsunami asiático de 2004, con más de un 70% de mujeres entre sus víctimas mortales.

    Primeros pasos hacia la igualdad

    “Las mujeres estamos fuera de la toma de decisiones de las políticas energéticas y climáticas que se hacen actualmente. Yo participo en muchos foros energéticos y climáticos, y los puestos de decisión están fundamentalmente ocupados por hombres”, señala la responsable de la campaña de Cambio climático en Greenpeace, que apunta que, concretamente, en el sector eléctrico es donde más desigualdad hay: solo un 8% de mujeres ocupa puestos "de poder".
    No obstante, en los últimos años cada vez hay más mujeres que están luchando por el clima, como la secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático, Patricia Espinosa; la ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera; la exministra francesa Ségolène Royal; la que fuera presidenta de Irlanda, Mary Robinson; o Anne Hidalgo, desde su puesto de presidenta de C40, y con sus políticas de sostenibilidad para París.
    Nombramientos recientes también advierten de ese cambio hacia la inclusión de la mujer en decisiones relacionadas con el Medio Ambiente. Por ejemplo, el 21 de enero de 2019, Carolina Schmidt –ministra de Medio Ambiente de Chile- fue designada como presidenta de la COP25, la próxima conferencia anual sobre cambio climático de la ONU. Y la danesa Inger Andersen ha sido nominada este mes como directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, un puesto que, hasta la fecha, solo había sido ocupado una vez por una mujer.

    Transición energética inclusiva

    La paridad marca el camino hacia lo que Gallach y Nuño denominan como "transición energética inclusiva", que se traduciría en múltiples beneficios para el medio ambiente.
    Ambas consideran que las mujeres, en líneas generales, están "más concienciadas" sobre el cambio climático que los hombres y están más dispuestas a emprender acciones para lograr una mejora. Asimismo, su conocimiento local permite que puedan jugar un papel imprescindible en la lucha para paliar los efectos de lo que también se conoce como "calentamiento global", explican.
    Por ejemplo, en la India, en zonas en las que las mujeres lideran consejos locales el número de proyectos relacionados con el agua potable es un 62% mayor que en zonas donde el poder está en manos de hombres, según Naciones Unidas.
    Entre probetas - El cambio climático visto geológicamente - 14/02/19
    “Uno de los problemas es que tenemos un sistema energético basado en combustibles fósiles que está en manos de unas pocas grandes empresas, que son empresas muy masculinizadas, con puestos ejecutivos y de dirección ocupados por hombres”, subraya la responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace.
    "Está costando tanto porque implica compartir poder, que ahora está en manos de una mayoría masculina de una manera aplastante. Hay tanta resistencia por todo lo que implica, pero confío en que cada vez más se va a ir equilibrando esta situación", añade Gallach.

    Acción climática feminista

    Por esa razón, uno de los elementos clave del cumplimiento de la agenda 2030, explica la Alta Comisionada, es avanzar en igualdad: "No se entiende esta agenda sin un esfuerzo muy muy profundo, lo máximo de profundo, con esa perspectiva de igualdad. Es una agenda para las personas, para que nadie se quede atrás, es una agenda para el respeto del planeta, y es una agenda para la prosperidad", recalca.
    “La transición tiene que ser justa. A causa de los empleos que van a desaparecer por ir a un modelo energético cien por cien renovable va a haber muchas personas afectadas, pero si solo nos ocupamos de garantizar nuevos empleos a esas personas haremos que esos trabajos estén nuevamente ocupados por hombres”, agrega Nuño.
    El pasado mes de diciembre el grupo Verdes/ALE en el Parlamento Europeo defendió en la última Cumbre Climática, celebrada en Katowice (Polonia), que las negociaciones climáticas y sus consiguientes políticas contemplen el mencionado impacto diferencial del cambio climático sobre hombres y mujeres.
    El eurodiputado de EQUO, Florent Marcellesi, junto con la eurodiputada de los verdes suecos Linnéa Engström y Nuño presentaron un manual comunicativo sobre género y cambio climático, un documento que plantea una acción climática feminista y pide que no se desliguen las políticas de género de las políticas para luchar contra el cambio climático.

    TITULO:  Silenciados Mujeres forzadas a huir ,.

      Silenciados Mujeres forzadas a huir ,.

    Las mujeres y niñas en tránsito afrontan mayores riesgos y ven agravadas sus necesidades médicas durante el desplazamiento. fotos,.

    Humaira es rohinyá y tiene dos hijos: Muhammad, de 7 años, y una bebé de unos meses, Ruzina. La violencia la apartó de su esposo. Consiguió escapar de Birmania con la única compañía de su hijo. Estaba embarazada, muy embarazada. Caminaron durante jornadas por el bosque, comieron hojas de los árboles y durmieron a la intemperie. Acabaron llegando a la lengua de marque separa Birmania de Bangladesh.
    En el mismo bote en el que cruzaban, Humaira se puso de parto. "Los barqueros y otra mujer me ayudaron a dar a luz". Tres horas tardó Ruzina en nacer.
    Muhammad juega con Ruzina en el centro de MSF en Jamtoli. ANNA SURINYACH
    La familia de Humaira forma parte de los más de 700.000 rohinyás que desde agosto de 2017 han buscado seguridad en Bangladesh, huyendo de la violencia extrema en Birmania. La pequeña Ruzina forma parte ya de las más de 68 millones de personas que están desplazadas por la violencia, los desastres naturales o las persecuciones políticas. Personas que han tenido que dejar atrás su hogar para tratar de poner a salvo sus vidas. Desde que se tiene registro, nunca ha habido tantas personas desplazadas. Y la mitad son mujeres y niñas.
    Como cualquier otro día, hoy 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, miles de mujeres como Humaira se verán forzadas a abandonar sus hogares. La cifra de personas desplazadas ha aumentado considerablemente como también lo ha hecho el número de mujeres y niñas desplazadas internas, migrantes, solicitantes de asilo o refugiadas.
    Mujeres desplazadas transportan carbón y se dirigen al centro de protección de civiles de Malakal, Sudán del Sur. MSF / ALBERT GONZALEZ FARRÁN

    Necesidad de tratamiento médico urgente

    Sus viajes en busca de seguridad se han diversificado y han tomado nuevas rutas y más largas. No necesitan nuestro juicio, sino protección, atención médica y apoyo a lo largo de su arduo camino. Los problemas médicos más importantes que sufren las niñas y mujeres desplazadas, son, sobre todo, urgencias obstétricas y violencia sexual.
    Son más vulnerables cuando los mecanismos de apoyo social colapsan, el acceso a la asistencia sanitaria se complica
    "Las mujeres desplazadas tienen las mismas necesidades de salud que el resto de mujeres. Como ellas, necesitan tener acceso a planificación familiar y necesitan un lugar seguro para dar a luz a sus hijos. Sin embargo son más vulnerables cuando los mecanismos de apoyo social colapsan, el acceso a la asistencia sanitaria se complica y sus necesidades se agravan por el hecho de estar en movimiento. Es este mismo desplazamiento el que reduce o elimina por completo la posibilidad de acudir a un médico o a un centro de salud durante su odisea", explica Sonia Guinovart, especialista en Ginecología de Médicos Sin Fronteras (MSF).
    La enfermera y matrona Furaha Bazikanya, examina a una joven embarazada en la clínica móvil de MSF en la aldea de Kier, Sudán del Sur. MSF / FREDERIC NOY
    Las estadísticas nos dicen que, en cualquier lugar del mundo, el 42% de los embarazos presentan una complicación y que en el 15% hay complicaciones graves, potencialmente mortales y que requieren atención médica urgente. Resulta evidente que la falta de acceso a la atención obstétrica de urgencia hace que dar a luz sea extremadamente peligroso para las mujeres desplazadas.
    De hecho, las cesáreas son las intervenciones de cirugía mayor más habituales tras un conflicto o desastre natural, más incluso que las practicadas a heridos de guerra. Asimismo, debido al estrés de la huida, aumenta el riesgo de aborto espontáneo o de parto prematuro, lo que pone en peligro tanto la vida de la madre como la del bebé.
    Camille, matrona del hospital de MSF en Old Fangak (Sudán del Sur), enseña a una asistente de parto tradicional cómo vacunar a una paciente embarazada. MSF / FREDERIC NOY

    La violación como arma para aterrorizar

    Es evidente que, sin una intervención profesional a tiempo, sus vidas corren peligro y este riesgo se prolonga en el tiempo. Se ha demostrado que, cuando una madre fallece, la probabilidad de que sus otros hijos menores de 12 años mueran en los dos años siguientes se multiplica por 10.
    Se estima que una de cada tres mujeres ha sufrido o sufrirá a lo largo de su vida algún tipo de abuso o agresión sexual. El riesgo es aún mayor en situaciones de desplazamiento, especialmente en mujeres que viajan solas y en adolescentes.
    Durante los conflictos, la violencia sexual, violación incluida, puede utilizarse como arma para humillar o aterrorizar a la población. También la emplean los guardias fronterizos que, abusando de su poder, coartan a estas mujeres y las obligan a tener sexo con ellos a cambio de comida o de otras necesidades básicas. El colapso del sistema legal y policial que suele acompañar los conflictos aumenta el riesgo de impunidad. Cuando cruzan de un país a otro, las mujeres corren el riesgo de ser asaltadas, cuando no raptadas por los traficantes de seres humanos.
    Marisol, hondureña de veinte años, decidió no subirse el tren de carga 'La Bestia' porque era demasiado peligroso viajar sola. MSF / MARTA SOSZYNSKA

    Mayor vulnerabilidad ante la soledad

    Durante 2018, el Aquarius, el barco de búsqueda y salvamento de MSF y SOS Méditerranée, asistió a 566 mujeres y niñas en el Mediterráneo central. De ellas, 53 estaban embarazadas. El 60% de las mujeres asistidas viajaban solas, lo que las convertía en otro grupo muy vulnerable.
    Jonquil Nichol, fue matrona en el Aquarius. "Vimos muchas supervivientes de violencia sexual. Recuerdo un día en el que rescatamos a 16 mujeres embarazadas. De ellas, siete habían sufrido violencia sexual [en Libia y en el camino]", señala Jonquil. Para muchas mujeres, el Aquarius fue el lugar en el que pudieron ver a un médico durante el embarazo por primera vez.
    A miles de kilómetros de distancia, los riesgos son similares. En 2015 MSF llevó a cabo una encuesta aleatoria a migrantes y refugiados en México. Casi un tercio de las mujeres encuestadas manifestaron haber sufrido abusos sexuales durante el viaje por el país. Además, el 60% de las 166 víctimas de violencia sexual atendidas en las clínicas de MSF habían sido violadas; el resto sufrieron otro tipo de agresiones y vejaciones sexuales, incluida la desnudez forzada.
    Muchas se ponen una inyección anticonceptiva porque saben que les pueden violar o hacerles cualquier cosa
    "Muchas [migrantes] se ponen una inyección anticonceptiva porque saben que les pueden violar o hacerles cualquier cosa", explicaba Marisol, hondureña de 20 años, que ha decidido pedir asilo en México. Espera respuesta mientras brinda apoyo a otras mujeres víctimas de abusos. Llegó a México pensando alcanzar el sueño estadounidense pero decidió no subirse el tren de carga conocido como La Bestia porque era demasiado peligroso para viajar sola.
    Un grupo de mujeres en el patio del albergue de migrantes `La 72¿, en la ciudad mexicana de Tenosique. MSF / JUAN CARLOS TOMASI
    Nadia Rivera, psicóloga de MSF en México, ha escuchado demasiados relatos que confirman el riesgo. "No es infrecuente que mujeres migrantes embarazadas decidan emprender camino cuando se acerca la fecha del parto. Creen que el embarazo les protegerá y que sus hijos nacidos en suelo mexicano recibirán la nacionalidad. Sin embargo, son las más vulnerables en esta ruta".
    Ruth, sobre su huida a México: "Te arriesgas a todo, a perder o a ganar"
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    Miedo e inseguridad

    Con frecuencia, las familias se separan durante los conflictos, lo que incrementa la vulnerabilidad de mujeres y niñas. En los campos de refugiados o desplazados, las mujeres solas se exponen a mayor inseguridad. Es el caso de, Fátima (nombre ficticio), refugiada iraquí en el campo de Moria, en la isla griega de Lesbos, que compartía así sus miedos con los equipos de MSF. "Vivimos con miedo, no nos sentimos seguras. Un hombre atacó a mi hija mayor, que solo tiene 17 años. La Policía lo vio y no hizo nada. Nos sentimos indefensas. Mi hija menor, con 14 años, lleva siempre lleva un cuchillo consigo, dice que se va a hacer daño".
    Vivimos con miedo, no nos sentimos seguras
    "La situación en Moria llegó a tal extremo que tuve que coser las muñecas de una adolescente y de su madre que habían intentado cortarse las venas a causa de la desesperación", recuerda Idoia Moreno, coordinadora de la clínica pediátrica de MSF en las afueras del campo.
    El campo de refugiados de Moria, en la isla griega de Lesbos, acoge a más de 5.000 personas, el doble de su capacidad.Robin Hammond/Witness Change. WITNESS CHANGE / ROBIN HAMMOND
    En las emergencias no suele cubrirse la planificación familiar, que solo se introduce cuando la situación se ha estabilizado. Muchas mujeres desplazadas, entre ellas las adolescentes, no pueden seguir su tratamiento anticonceptivo porque lo han perdido durante el desplazamiento o debido a la interrupción de los servicios de salud.
    La planificación familiar reduce los embarazos no deseados y, por consiguiente, los abortos no seguros que causan el 13% de las muertes maternas en todo el mundo. También brinda a las mujeres la capacidad de espaciar los partos, lo que mejora las posibilidades de éxito del embarazo, y evita los riesgos asociados a tener un gran número de embarazos y alumbramientos.
    Rasha: "La muerte de mi tío me conmocionó y traumatizó"
    Rasha: "La muerte de mi tío me conmocionó y traumatizó"
    Las mujeres desplazadas suelen vivir experiencias traumáticas, desde perder a seres queridos hasta presenciar o sufrir casos de violencia extrema. Las inseguras condiciones de vida en los campos de refugiados y la incertidumbre, la separación de la familia, el miedo…constituyen factores de estrés que pueden afectar a su bienestar mental y derivar en trastornos psicológicos como la depresión, la ansiedad o el estrés postraumático.
    Rasha, de 11 años, huyó de Mosul y vive con su padre, Halif, en el campo de Hasansham. Durante los enfrentamientos entre el Estado Islámico y el Ejército iraquí, Rasha presenció muchos episodios de violencia, alguno tan cercano como la muerte de su tío, que le traumatizaron. Rasha ha estado recibiendo apoyo psicológico de MSF para superar sus miedos y volver a ser poco a poco la niña que fue.

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