TITULO: VIVA LA VIDA - El impacto del mal uso de la tecnología en adolescentes ,. SABADO - 25 - Enero,.
El sabado - 25 - Enero a las 16:00 por Telecinco , fotos,.
El impacto del mal uso de la tecnología en adolescentes,.
La aseguradora DKV y la asociación Educar es todo presentan su primer estudio sobre la salud mental de los adolescentes relacionada con sus hábitos de utilización de móviles o tabletas.
Más de la mitad de los adolescentes de España han utilizado Internet alguna vez para sentirse mejor cuando han estado tristes o enfadados. Este es uno de los datos que muestra el I Estudio sobre la percepción de la salud mental en adolescentes y el mal uso de la tecnología, realizado por la aseguradora DKV en colaboración con la comunidad de madres y padres Educar es todo. Este informe nace para observar la posible relación entre los problemas de salud mental en ese sector de la población y el uso de la tecnología, para el que ha encuestado a 1.476 adolescentes, 1.630 madres y padres y 105 docentes, que respondieron preguntas sobre hábitos de vida y su manera de relacionarse.
El informe muestra entre sus resultados una probable vinculación entre una mayor posibilidad de sufrir ansiedad, estrés y depresión cuando se hace un mal uso de la tecnología. Entre los datos recopilados, siete de cada diez adolescentes asegura que utiliza el móvil gran parte del tiempo cuando está con amigos, el 35% de los encuestados admite que come o cena mientras ve la televisión, el móvil o la tableta. Además, el 45,1% de los adolescentes encuestados asegura tener problemas para desconectarse de la tecnología.
Por otro lado, el estudio muestra como el 30% de madres y padres tienen la percepción de que sus hijos pasan demasiado tiempo ante las pantallas, mientras que el 89,5% de los docentes considera que los adolescentes tienen dificultades para controlar el tiempo de uso de dispositivos conectados a Internet.
Uso saludable
En la presentación del informe, los doctores Silvia Álava y Rafael Guerrero ofrecieron una serie de recomendaciones, desde no introducirlas hasta pasados los tres años de edad, limitarla a 30 minutos hasta los cinco y establecer unas pautas cuando el adolescente tenga móvil propio.
TITULO:
VIVA LA VIDA - Juan José Millás - Parece un ataúd ,. Domingo - 26 - Enero,.
El domingo - 26 - Enero a las 16:00 por Telecinco , foto,.
Juan José Millás - Parece un ataúd,.
Juan José Millás ,.
El ataúd estaba de pie, tras una ventana grande. A cada lado había un cirio, alto y grueso, que iluminaba su cara. Con los ojos, más que cerrados, sellados, y el aspecto de una momia, una escultura egipcia hecha con cera. Pero todavía estaba guapa. La habían maquillado muy bien, y a los que la conocieron en sus buenos tiempos todavía les recordaba su belleza de antaño.
El ataúd estaba rodeado de flores. Blancas, rojas, rosas, en ramos y en coronas. Inundaban el pequeño espacio en el que estaba la caja. Parecía como si el ataúd emergiera de ese mar de flores.
Un cristal de tres metros de ancho por dos metros de alto separaba la muerte de la vida. En la sala había sofás y sillones para los familiares y amigos, aunque la mayoría permanecía de pie, como el ataúd. Era una sala muy amplia, seguramente la más grande del tanatorio, pero se había quedado pequeña. No había sitio para todo el mundo, y bastantes personas tuvieron que quedarse fuera.
Un movimiento pausado la rodeaba. La gente charlaba en voz baja. Algunos no se veían desde hacía muchos años, e iban de un extremo a otro para saludarse.
En primera fila estaban los hijos. Uno de ellos, Jorge, hablaba con una mujer. Esta mujer tendría más o menos la misma edad que la difunta, pero no era tan guapa. Incluso estando viva aparentaba ser más vieja. El otro hijo, Antonio, estaba arrodillado en un reclinatorio. Parecía que rezaba, porque movía los labios, pero en realidad estaba conversando con su madre. Le hablaba, en un susurro, como si ella pudiera escucharlo.
Fuera había muchos fotógrafos. Era una notición. No todos los días muere la madre del presidente. Aquello ya era destacable. Se podía hacer un reportaje de “interés humano”, o simplemente morboso. Pero es que esa anciana fallecida era también la madre de un traficante de drogas. El más famoso de esta época, inexpugnable hasta ahora para la ley.
“Nunca me habían gustado las flores en los entierros, y menos en los velatorios. Siempre lo he considerado una horterada. Pero ahora me gustan. Ahora que me he muerto. ¿Tanto cambia todo después de la muerte?”
Su marido había fallecido hacía seis años, y ella no pudo pensar que lo iba a seguir a la tumba tan pronto. Al fin y al cabo todavía era una mujer joven, y se había cuidado siempre. Su marido fumó, bebió; todo lo perjudicial para la salud le atrajo. Pero ella, que hizo jogging hasta los setenta años, controlándose, claro, y que incluso el día de Navidad respetaba una impecable dieta vegetariana… Había muerto demasiado joven. Bueno, todo el mundo se moría demasiado joven, era tópico decirlo, pero ella…
De eso hablaba ahora el presidente con Rodolfo, “un tres cuartos de hermano”, como bromeaban ellos, y que probablemente quería a la difunta más que sus propios hijos. Los biológicos queremos decir. Había hecho mucho por él. Se lo estaba recordando al presidente. La familia Rouca lo había acogido en su casa al morir sus padres en un accidente de coche. Sus padres habían sido grandes amigos de los Rouca. El matrimonio se sintió en la obligación de acogerlo. Al día siguiente Rodolfo ya tenía un nuevo hogar. Había pasado de huérfano a niño feliz. El rostro del presidente se mantenía imperturbable, mientras que los ojos del otro estaban húmedos y su voz se mostraba emocionada.
También estaba muy afectado Antonio, el traficante. Su llegada al tanatorio no podía haber sido peor. En la puerta lo estaba esperando un regimiento de periodistas y fotógrafos. No era la primera vez que los tenía que torear. Había conseguido eludir la ley manteniendo a raya a los periodistas. Un periodista podía ser mucho más peligroso que un juez, y a menudo era la antesala de un juez. Pero ellos no respetaban nada, ni la muerte de una madre, y allí estaban tratando de pescar una foto con su hermano: “El presidente y el traficante, unidos por la muerte”. Ya se estaba imaginando el titular. Algo así pondrían. No era muy difícil imaginarlo.
Estaba deshecho. Continuaba hablando con su madre, le decía cosas en silencio, cosas que sólo ellos dos conocían. Movía los labios, pero a lo mejor esas palabras no coincidían con las de su mente. Recordaba anécdotas de su infancia, cosas tontas tal vez.
“Ahí está, llorando como un niño, diciéndome sus secretos de niño. Está machacado, mientras que el otro se mantiene como si nada. El otro es frío, y éste apasionado. Los dos tenían buen corazón… Es extraño que la política estropee más a los hombres que la droga. Pero yo sé que éste jamás tomó drogas. Se ha servido de ellas como otro comerciante utiliza los zapatos, o la comida congelada, como cualquier otra mercancía. En cambio, el otro, el flamante jefe de gobierno, sí que ha consumido drogas. La droga del poder es la que le ha hecho más daño, aunque siempre la tuvo en el cuerpo. Claro, así es la vida, una contradicción. ¿Y dónde se ve mejor esa contradicción? Pues en un velatorio, en el tuyo a ser posible.”
Los fotógrafos habían intentado entrar, pero los escoltas del presidente y los guardaespaldas del otro “hombre importante”, se lo impedían. No respetaban nada, pensaba todo el mundo en la sala, pero algunos de ellos eran periodistas: también ellos, en otra época, hubieran hecho todo lo posible por sacar esas preciadas fotos. Lo repudiaban, pero lo comprendían.
Los dos hermanos no se habían mostrado juntos en ningún momento. Las malas lenguas decían que se habían llamado para no coincidir en la puerta. Nadie lo creía, pero fue Antonio el que llamó primero. No sólo quería evitarle problemas a su hermano; se los quería evitar a sí mismo. Montar un espectáculo el día de la muerte de su madre… No se le pasaba por la cabeza.
Tenía los ojos cerrados, pero lo podía ver todo. Como si su imaginación fuera tan fiel que recreara las imágenes del velatorio para su cerebro. ¿Para su cerebro? ¿No estaba muerta? Pero también podía oler las flores. Incluso oía lo que hablaba la gente, y le llegaban nítidas las palabras de su hijo pequeño, dichas apenas en un susurro.
La muerte no era un estado desagradable. Era ver, oír, oler… sin ser advertida. Asistir a su propio velatorio en el puesto de honor, y de un modo invisible. Era divertido, sí. Pero se preguntaba qué pasaría cuando enterraban al muerto. ¿Seguiría viéndolo todo, escuchándolo todo, oliéndolo todo? No sería tan divertido sentir la tierra cayendo sobre tu caja. ¿Seguiría pensando uno, viviendo, debajo de la lápida?
¿No estaría viva en realidad?
Pero ella sabía que aquello era la muerte. Nunca había experimentado semejante paz, semejante clarividencia, nunca, en su vida.
Se iban retirando todos, uno por uno. Iban cruzando la puerta estrecha de la sala. De allí a un pasillo, y del pasillo a la calle. Ella también recorrería el mismo camino, pero ya no lo haría en posición vertical, como estaba ahora, sino en la horizontalidad de la muerte. Una horizontalidad forrada de madera.
Los únicos que quedaban eran sus hijos. El mayor la miró con una mirada rápida, furtiva. El menor se detuvo delante de ella durante varios minutos. A lo mejor sabía que ella también podía mirarlo, oírlo, incluso olerlo. Si no lo notaba Antonio no lo notaría nadie.
Lo vio perfectamente. O lo intuyó. Le había mandado un beso. Su hijo menor, la oveja negra de la familia, al que más quería, se había llevado los dedos de la mano derecha a su boca… y le había mandado un beso.
Entonces ella se lo quiso devolver. Quiso sacar sus manos del ataúd, levantar la tapa inferior para asomar los dedos ensortijados (no le habían quitado las sortijas), llevárselos a sus labios, como había hecho él, y enviarle volando el último beso.
Fue la primera vez desde que estaba muerta que quería hacer algo propio de una persona viva. Pero no pudo. Ésas eran las nuevas reglas.
Lloraba, pero sus lágrimas no salían de sus párpados sellados. La muerte no era tan agradable.
Habían salido todos. Sólo quedaban los dos hijos, que formaban una especie de paréntesis. La madre quedaba en medio, detrás del cristal, como un árbol rodeado de flores.
—Jorge, voy a dejar los negocios. Lo debería haber hecho hace mucho, pero voy a hacerlo ahora.
—Me alegro mucho de oír eso, Antonio. Ella estará orgullosa de ti. Nunca es tarde para enmendar los errores.
—Me hace gracia que me lo digas precisamente tú.
Jorge permaneció en silencio. No quería pelearse con su hermano. No le gustaba hacerlo delante de su madre, y no lo haría ahora que estaba muerta. Ella sería capaz de revolverse en su ataúd para defender a Antonio. Como siempre.
—No es que sea pronto o tarde —dijo Antonio—. Es que lo necesito. Las cosas hay que hacerlas cuando llega el momento, y el mío ya ha llegado.
—Vuelvo a decirte que me alegro mucho, pero espero que ese momento sea pronto. Las elecciones están a la vuelta de la esquina, y sabes que tengo a la oposición pisándome los talones. Siempre aparece algún artículo que nos relaciona en plena campaña electoral.
En un momento como aquél su hermano sólo podía pensar en sus corruptas elecciones. Pero a Antonio le daba igual.
—Descuida. Voy a dedicarme a algo completamente distinto. Aunque en el fondo, como decía mamá, todo es lo mismo.
—Todo no es lo mismo, Antonio, aunque lo dijera mamá.
—Yo creo que sólo hay diferentes maneras de hacer las cosas.
—En fin, lo importante es que lo vayas a dejar. Me intriga qué harás a partir de ahora, pero… sé cómo has llevado siempre tus asuntos. Tu brazo derecho lo sabrá sólo cuando debas moverlo.
—Yo soy mi brazo derecho.
—Claro. Te deseo suerte. Irás al entierro, ¿verdad?
—No, al entierro no iré. Iré al funeral. No me gustan los entierros. Mamá sabrá perdonarme.
—Claro.
—¿Te puedo pedir un favor? –preguntó Antonio.
—Por supuesto, si no tiene nada que ver con negocios o política.
—Tranquilo. Sólo quiero pedirte que salgas tú primero. Me quiero quedar un minuto a solas con mamá.
—Muy bien.
Los dos hermanos se abrazaron y se despidieron. Salió Jorge. En el exterior le esperaban los flashes y muchas preguntas que no contestaría.
Vemos de espaldas a Antonio, su gabardina marrón claro. Está mirando por última vez el cuerpo de su madre. Trata de abrir esos párpados sellados. Le gustaría ver su mirada de nuevo. Su madre fue la única persona que nunca hizo distinciones “morales” entre él y su hermano mayor. En una ocasión le dijo que un presidente podría ser mucho más perjudicial que un traficante de drogas. Él sabía que tenía razón, pero desde entonces no dejó de pensar que podría trabajar en otra cosa. Recordó a su padre. Nunca se habían entendido. Para él siempre fue un delincuente, y se ruborizaba cada vez que le preguntaban por su hijo.
Su madre tampoco se entendió con su padre. Había dos grupos en la casa: su madre y él, y su padre y Jorge. Ahora que se habían ido los dos, los hermanos quedaban solos, sin grupos. Quizá ahora podrían ser los amigos que nunca fueron. Aunque él no lo creía posible.
“Pobrecito. Tiene más de cincuenta años y sigue con la cabeza enfollonada. Todavía no ha entendido nada de la vida. ¿Hay que morir para entender esta jaula de locos?”
La está mirando, fijamente. Murmura algunas palabras que no oímos. El cristal, las flores, como un mar del que ha surgido el ataúd de su madre. Un mar de flores en una vitrina. El cuerpo de ella, de pie, como una momia, una escultura egipcia. El maquillaje le ha devuelto algo de su belleza. Antonio recordó lo que decían sus amigos. Eran unos chiquillos, pero ya se fijaban en esas cosas: “ Tu madre es la más guapa del barrio.” Y él al principio no sabía si enfadarse o alegrarse de que se lo dijeran. Pero no se enfadaba, y quizá por eso jamás tuvo celos de nadie, aunque había vivido con las mujeres más deseadas del país.
Antonio mete las manos en los bolsillos de su gabardina. Parece que busca algo, porque los remueve. Pero saca las manos vacías. Ya le ha dado tiempo a su hermano para pasar por delante de los fotógrafos y alcanzar su imponente coche presidencial. Él también tendrá que hacer lo mismo, pero les ha dicho a sus guardaespaldas que fueran especialmente delicados con los fotógrafos. Nunca quería problemas, pero menos en un día como aquél. Además, iba a cambiar de actividades y necesitaba empezar a coger algo de fama, buena fama, claro.
Se encamina hacia la puerta, pero antes de llegar a ella se detiene. Se vuelve. Va hacia el cristal y deja en él la huella de un beso.
—Mamá, me has dejado solo. Ya nadie podrá comprenderme. Ahora tendré que hablar sólo conmigo mismo, porque tú no estás. Espero –sonrió- que te lleves con papá mejor que antes. No os permitirán allí arriba vuestras broncas. Cuídate, mamá, y míranos desde el cielo. Intentaré darte motivos para que te sientas orgullosa.
“Es verdad que lo dejo solo. Está solo, por eso eligió un oficio de hombres solos. También el otro lo hizo, pero éste es más débil. Se metió en un mundo de fuertes para demostrarse que él también lo era. ¿Será por eso que lo quiero tanto? El mejor de la familia es el peor considerado. A eso llega la locura de esta jaula. Pobre Antonio. Pero ya se va. Me deja. Ahora soy yo la que está sola. ¿Pero no lo estuve siempre?”.
Sí, él se iba, con la cabeza aún más agachada que antes, con lágrimas en los ojos. Pero justo al alcanzar la puerta, irguió la cabeza. De un bolsillo de la gabardina sacó un pañuelo. Se enjugó las lágrimas. Volvía a ser don Antonio, el temido traficante (no sospechaban que lo sería por poco tiempo), mientras que “el hijo” quedaba atrás.
Empezó a sonar música, en un tono bajo al principio, pero subía, cada vez más fuerte. Eran violines.
Los sofás y los sillones, vacíos. La calma se ha adueñado de la sala, transmite desasosiego. Es la calma típica de la muerte.
Sigue estando guapa, como la hemos visto todo este tiempo. Quiere hacer un último gesto pero vuelve a ser inútil. Parece una momia (es una momia), una escultura egipcia. Los párpados sellados.
Él se ha ido. Ahora puede descansar en paz.
—¡Corten! —exclamó el director, Roque Sánchez, el mago del drama español—. ¡Magnífico, maravilloso, espectacular! Se acabó. Felicidades a todos. Sobre todo a Lucía y a Miguel. De aquí a los Goya: Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor y Mejor Actriz. Ésos están clarísimos. Ha sido una escena soberbia. ¡Felicidades a todos!.
El director estaba como loco. Abrazaba al cámara, movía la cabeza del ayudante de dirección, gritaba de júbilo. Y a Miguel Roncales, Antonio en la ficción, lo levantó en volandas.
—¿Y qué buscabas tú en la gabardina, traficante? Porque ahí no llevabas nada, ¿no?
—Pensé que le iría bien. Fue algo instintivo. La verdad es que ésta es la escena más rara que he hecho en mi vida.
—Rara porque ha sido cojonuda. Ojalá rodara yo tantas escenas raras. Es un final inmejorable.
—¡Roque, Roque!
Era la voz de la maquilladora. Estaba dentro de la pequeña habitación, con el ataúd. Algo extraño pasaba.
—Roque, Lucía no se mueve. Está como dormida.
—Claro —dijo el director—, se ha metido tanto en el papel… Tú te crees que un Goya lo gana cualquiera. Es una profesional; hace de muerta, pues tiene que comportarse como una muerta. No querrás que resucite de la noche a la mañana. Lleva un buen rato en el otro barrio.
A la maquilladora no le gustaban mucho aquellas bromas. Se estaba agobiando. Lucía no oía, y parecía que no respiraba. Además, se había fijado en su maquillaje. Ahí no había huellas del laborioso envejecimiento artificial que le habían hecho. Era una piel arrugada, ¡naturalmente arrugada! Sólo encontró una capa de colorante, y debajo de ella, una tremenda palidez. Aquello no lo había hecho nadie del equipo.
—Roque, no soy médico, pero… parece que está muerta.
—Mientras lo parezca es que va a ser la interpretación de su vida.
—No, Roque, yo creo que está muerta.
—¡Cómo va a estar muerta! ¿Estás loca? Se habrá desmayado de la impresión. Llamad al Samur.
Pero Miguel Roncales, el actor que había interpretado a Antonio, el querido hijo de Magdalena Sáez, sabía que Lucía estaba muerta. No lo dijo, pero lo sabía.
La madre de Jorge y Antonio estaba ya en otro lugar. Magdalena pasaría toda la noche en el tanatorio, y a la mañana siguiente la enterrarían en el panteón de su familia, en la Almudena.
Jorge no iría allí. Miguel Roncales le entendía perfectamente. A él tampoco le gustaban los entierros, ni los funerales.
Mientras todos andaban como locos por la sala, contando por sus móviles la aventura que acababan de vivir, Miguel Roncales rezó un padrenuestro por el alma de Lucía Colón, es decir, por la de Magdalena Sáez.
Se metió las manos en los bolsillos y empezó a moverlas.
Ella parecía una momia, y tenía los parpados sellados, como una escultura egipcia. Pero seguía siendo muy guapa.
TITULO:
No sé de qué me habla - Loteria - El Rasca de la Galleta de la Fortuna
- La asociación mayoritaria de jueces, muy preocupada por el “caos” que se avecina con la nueva ley de Justicia ,.
No
sé de qué me habla - Loteria - El Rasca de la Galleta de la Fortuna - La asociación mayoritaria de jueces, muy preocupada por el “caos” que se avecina con la nueva ley de Justicia ,
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La asociación mayoritaria de jueces, muy preocupada por el “caos” que se avecina con la nueva ley de Justicia,.
La APM, como ya han hecho otras, advierte a LA RAZÓN de que sin inversión será un "desastre" la implantación de esta "nueva forma de trabajar",.
La asociación mayoritaria de jueces tiene claro que la nueva Ley de Eficiencia en el Servicio Público de Justicia, impulsada por el Gobierno y que se publica hoy en el Boletín Oficial del Estado tras ser aprobada por el Congreso, "viene a cambiar la forma de trabajar en la primera línea judicial" y "avecina un caos".
Así lo traslada, preocupada, a LA RAZÓN la portavoz de la Asociación Profesional de la Magistratura (APM), María Jesús del Barco, que advierte de que la reforma en nuestra Justicia que hará principalmente desaparecer los Juzgados de Instrucción para que pasen a ser Tribunales de Instancia será "un desastre" en muchos partidos judiciales al no venir acompañada de dotación económica y presupuestaria para su implantación.
Adelanta que los que menos lo notarán la mayoría de partidos judiciales únicos, que "solo tendrán que cambiar" la denominación de su sede judicial y inaugurar una oficina de servicios comunes para la tramitación de los asuntos.
"Sin recursos lo que se plantea en el texto no es posible", explica este diario, y deja claro que lamenta que a partir de ahora, pese a que ya ocurría, habrá más aún una "Justicia diferente en función de dónde presentes una denuncia o demanda".
Esta "diferente organización" para los tribunales considera Del Barco que viene a "agravar" la descentralización de las competencias en los partidos judiciales que "funcionan mejor" y, con este cambio, irán "a peor" y quedará en una situación más delicada el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva.
Preocupa especialmente a la APM, agrupación considerada conservadora en el mundo judicial, el colapso que instalará en las instancias que se encargan de la violencia de género, que ahora asumen también la competencia sobre los delitos sexuales, lo que se traducirá en "más asuntos" al introducir entre sus ocupaciones "una materia con cada vez más denuncias".
Hasta ahora estos Juzgados ya "estaban hasta arriba de trabajo" con magistrados, fiscales y funcionarios en una "guardia permanente" dado que lo normal es que lleguen detenidos todos los días o se tenga que dar salida a solicitudes de protección.
Una de las consecuencias que señala es que acabe suponiendo para las víctimas "una respuesta más tardía y menor protección" por parte de los órganos judiciales.
Un cambio de modelo unipersonal con un único juez titular a uno colegiado de varios sobre el que la portavoz de esta asociación mayoritaria recuerda que "no es una idea nueva, se lleva hablando desde la época de (Alberto) Ruiz-Gallardón", titular de Justicia en el primer Gobierno de Mariano Rajoy (2011-2014).
Será eso sí, explica esta jueza en conversación con este diario, que "es más barato" para el Ejecutivo de Pedro Sánchez contratar a más compañeros y no tener que crear nuevos Juzgados, pero la mala noticia -apunta- es que "diluye las competencias del juez en el conjunto y lo arrincona".
Lo que es una buena noticia, aunque matiza Del Barco que no será una "solución a corto plazo", es la profundización en mecanismos de mediación que ahora serán paso previo obligatorio antes de ir a juicio. Sobre todo para materia de familia porque, ejemplifica, "no es normal que estemos diciendo qué vestido de comunión tiene que llevar la niña o si tiene que comer o no gambas", como recuerda que hoy ocurre.
Habrá que ver, indica en nombre de la APM, si estas labores de resolución alternativa de los conflictos acabando calando en nuestra sociedad con el paso de los años porque en la actualidad no cree "que exista una concienciación" sobre la efectividad de esta vía. "No podemos ser tan optimistas de pensar que vayan a resolver ya la carga que hay en los Juzgados".
La mayoría de asociación judiciales han mostrado sus reticencias y críticas a esta nueva norma, que consideran una reforma "cosmética" que tiene muchas probabilidades, por su contenido, de contribuir a un mayor "colapso" de nuestro sistema judicial.
TITULO: TIERRA DE TOROS - Las novilladas sin picadores de este fin de semana en La Puebla del Río ,.
Tierra de Toros - Canal Extremadura
Programa presentado por Juan Bazaga dedicado al mundo del toro en nuestra región. Estamos atentos cada semana a la actualidad taurina Programa semanal de información taurina que se encarga de mostrar las tareas cotidianas de las faenas del toro en el campo, así como del perfil más humano , etc.El sábado se llevará a cabo el concurso de ganadería, en el que se lidiarán animales de la vacadas de Fermín Bohórquez, Garcigrande, Macandro, Espartaco, Hnos. García Jiménez y Talavante para los novilleros Vicente Sánchez Bermejo (Escuela Taurina de Vila Franca de Xira), Rafael de la Cueva (Escuela Taurina José Cubero ‘Yiyo’ de Madrid), Diego Mateos (Escuela Taurina de Salamanca), Alejandro González (Escuela Taurina de Albacete), Manuel Domínguez (Escuela de Tauromaquia de Sevilla) y El Gali (Escuela Taurina de la Diputación de Málaga).
El domingo, por su parte, se lidiarán ejemplares de la divisa de Murteira Grave para los jóvenes aspirantes Joao Mexía (Escuela Taurina de Moita), Manuel Luque ‘El Exquisito’ (De La Puebla del Río), David Gutiérrez (Escuela Taurina de la Diputación de Badajoz), Juanmi Vidal (Escuela Taurina ‘El Volapié’ de Sanlúcar de Barrameda), Javier Ragel (Escuela Taurina ‘La Gallosina’ de El Puerto de Santa María) y Miguel Vázquez (Escuela Taurina ‘El Volapié’ de Sanlúcar de Barrameda).
La Banda de Música del Maestro Tejera pondrá los sones más taurinos a unos festejos que contarán con el aliciente de un concurso de ganaderías y con el premio de torear en la Real Maestranza de Sevilla para el novillero triunfador.
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