BLOC CULTURAL,

BLOC CULTURAL,

jueves, 16 de enero de 2025

España a ras de cielo - Agustín Rivera - Placeres ,. - PLANETA CALLEJA - Domingo - 26 - Enero ,. / Centenarios - Así será la fiesta del 87 cumpleaños del rey emérito ,. / Tramoyista - José Teruel gana el premio Comillas con una biografía sobre la escritora Carmen Martín Gaite ,. / Aquí la tierra - Gran fiesta de Nochevieja Infantil anticipada ,.

 

TITULO: España a ras de cielo -   Agustín Rivera - Placeres    ,. - PLANETA CALLEJA -Domingo - 26 - Enero ,.

 

España a ras de cielo  ,.

 

España a ras de cielo es un programa de televisión emitido por TVE y se estrenó el 17 de septiembre de 2013. Desde el primer programa, está presentado por Francis Lorenzo Martes a las 22h30,.
 El programa permite conocer lugar de España desconocidos y ya conocidos desde otro punto de vista., etc,.


PLANETA CALLEJA - DOMINGO - 26- Enero ,.
 

   Planeta Calleja es un programa de televisión de España que se emite cada domingo a las 21:30, en Cuatro de Mediaset España,. Jesús Calleja enfrentará a rostros conocidos a vivir experiencias únicas e irrepetibles fuera de su contexto habitual y en los lugares más remotos y fascinantes ., etc.

 

  Agustín Rivera - Placeres  ,.

 

 

foto /  Agustín Rivera ,.

 

 

Nunca me cansaré de repetir que Satori publica los que para mí se cuentan entre los libros más bellos del panorama literario actual. Hay editoriales —Atalanta y Acantilado son las primeras que me vienen a la cabeza— que editan con un estilo personal y buen gusto, y aún está por verse el momento en que publiquen un libro que, como objeto físico, no sea un producto bello. Sin embargo, mi verdadera debilidad tiene el nombre de Satori. Aparte de que su criterio editorial responda a una voluntad de acercar a los lectores lo más hermoso y selecto y, en muchos casos, lo más secreto de la literatura japonesa, no puedo evitar ver sus libros como una puerta de acceso poco menos que literal a otro mundo (sí, leí demasiado a Lovecraft en mi niñez): el tacto suavemente acanalado de sus sobrecubiertas me hace pensar con frecuencia en el bambú, en una pantalla de papel de arroz, en los enigmáticos bordados de un kimono encantado (véase Hearn, Lafcadio), mientras sus ilustraciones ya me hacen adentrarme en el Oriente. Es decir: mucho antes de haber abierto un libro de Satori yo ya estoy en Japón, abriéndome paso entre misterios.

El misterio de hoy se llama Junichiro Tanizaki, nacido en Tokio en el año 1886, influido por un tipo de esteticismo que en Japón recibió el nombre de “diabolismo”. Su relato “El tatuador” fue un cometa que no pasó por el cielo de la literatura japonesa sin dejar un rastro de llamas a las que muchos se arrojaron con el placer de los sádicos que rondan por los cuentos del propio Tanizaki: “Sobre el fondo gris que caracterizaba la literatura del naturalismo japonés, “El tatuador” causó en nuestra literatura un impacto tan fuerte como si una bella peonía floreciera bajo un oscuro cielo cerrado por tenebrosas nubes.” Así se expresó Yukio Mishima, uno de los que se dejaron quemar en ese mismo fuego con el que Tanizaki devotamente se prendía. Por su vida disoluta, aquel jovencito frívolo que pasó su infancia rodeado todavía por el espíritu de la época Edo, posiblemente el último de los edokko y un gran masoquista a la manera del maravilloso Sacher-Masoch (que nació medio siglo antes que él), fue considerado un escritor “diabólico”. El título, al menos literariamente, no le venía grande: su estilo era el producto de mezclar a una tradición puramente japonesa los intensos claroscuros del simbolismo francés y del esteticismo inglés, un bastardo de ojos ardientes y lascivos que hablaba el lenguaje perdido de Huysmans y de Wilde, con algunos giros aquí y allá de Maupassant y Poe. Tanizaki, sin duda, era un muchacho lujurioso y disoluto, un verdadero diablo —como el de ese relato largo titulado Akuma, “El demonio”,  que le hizo ganar su apelativo—, y un escritor que llenó los ideogramas japoneses con la savia perturbada que venía de una de las mejores ramas de la literatura occidental. Pero nunca le importó ser ese diablo que hizo descubrir una nueva tierra a sus vecinos en el continente de la literatura japonesa: dentro del mundo llamémosle real, detrás de las pantallas de pergamino, de hecho ya la conocían.
"¿Cómo podríamos calificar la pasión de un hombre, además ya entrado en años, hacia su propia esposa? ¿Hay una perversión más sutil y extravagante, más demoníaca y destructiva a largo plazo, que esa?"

La llave, novela perteneciente a la última etapa de Tanizaki, es el más clarificador ejemplo —y también el más estremecedor— de esa vida secreta mantenida bajo el velo de las apariencias pero que de alguna manera aspira a revelarse. Todo ese juego de diarios cruzados donde un matrimonio ya maduro se dedica a la tarea de seducirse por alusiones es una forma retorcida pero al mismo tiempo sumamente estilizada de voyeurismo. Y un voyeurismo inquietante, pues lo que persigue es profundizar en los secretos del espacio/cuerpo conocido: y si —por ponernos, ya que hablamos de Tanizaki, el disfraz de Oscar Wilde— el matrimonio es la peor de las perversiones sexuales conocidas, ¿cómo podríamos calificar la pasión de un hombre, además ya entrado en años, hacia su propia esposa? ¿Hay una perversión más sutil y extravagante, más demoníaca y destructiva a largo plazo, que esa?

Los protagonistas de La llave corren serios peligros: los diarios se cruzan fantasías, peticiones imposibles de expresar de otra manera, sugerencias de lo que hasta ahora formaba parte del territorio más o menos manejable del inconsciente. Y no obstante sabemos por experiencia que las únicas verdades que significan algo auténticamente profundo se encuentran más allá de toda certidumbre, en esos lugares no señalados en los mapas (salvo por ese membrete turbador de “aquí hay monstruos”) que delimitan los mundos no del todo cartografiados de nuestras cortezas psíquicas. Ese es exactamente el territorio en el que gira La llave del ya anciano Tanizaki. Pese a tratarse de una exploración de la vida sexual interior por parte de un hombre que, llegado a viejo —Tanizaki tenía setenta años cuando la escribió—, aún seguía sintiendo la punzada del deseo y el terror de no saber cómo darle una salida vigorosa a esa continua excitación, los misterios de una atracción tan concreta se convierten en fogonazos de una estética superior del deseo entendido como el enigma integrador (y desintegrador) de la vida corriente. Las líneas maestras de La llave se reducen a lo siguiente: en un mundo llamémosle real que por una cuestión de pura esfericidad y de nuestra posición nada relativa respecto a la historia carece del enigma de los viajes sin destino conocido, sin territorios nuevos que explorar, el mundo interior se convierte en ese complejo y accidentado paisaje que reemplaza a las Samarkandas y las Kamchatkas del pasado, el auténtico Eldorado donde el oro que reluce es el de la verdad personal adquirida a fuerza de fricciones con el paisaje exterior de los territorios peligrosos. Los protagonistas de La llave emprenden exactamente ese viaje: la cuestión de adónde se dirigen y si ese viaje contiene o no la posibilidad del camino de regreso puede que se encuentre en la afirmación a la que el anciano profesor, cada vez más despersonalizado hasta convertirse para su mujer —a quien en realidad ese hombre sempiternamente babeante le asquea— en “el paciente”, llega un día para su propia perplejidad: “Ha dejado de interesarme todo aquello que no tenga que ver con el deseo sexual.” Sustituyamos “deseo sexual” por cualquier otra pasión o pulsión del inconsciente y pasemos ahora a comprobar si esos viajes no suponen un descenso en caída libre hacia un punto final y ya cerrado en sí mismo —claustrofóbico como la mente de los mejores masoquistas— en el que se concentra todo. Incluso la ya inexplicable idea de volver.

"Sobre todo juega de un modo despiadado y nada inocente con nuestro perjudicial hábito de las expectativas: así es como Tanizaki parte en dos el acomodado hogar de nuestras convenciones"

Son innumerables los detalles por los que podemos afirmar que Tanizaki, con permiso de Mishima, es el más occidental de los escritores japoneses. Recuerdo aquel maravilloso relato —“Dokutan” (1915)— en el que él mismo, disfrazado más o menos de trasunto, afirmaba “que prefería llevar una existencia como esclavo de los occidentales antes que ser un aristócrata en este pobre país”, pero él, como Mishima, no se quedaba solamente en las palabras: sus cuentos y novelas podrían haber sido perfectamente escritos en el París o en el Berlín de 1920 y seguiríamos embelesados por un tipo de exotismo menos deudor de los paisajes y de las costumbres que de una peculiar manera de mirar. Su forma de entender las relaciones entre hombres y mujeres, en especial aquellas que aspiran a un encuentro sin ropa en el tatami, oscilan entre la erotomanía de los personajes de Arthur Schnitzler y la fogosidad del mundo entendido como una prolongación de la cama o como un fabuloso supermercado sexual de Henry Miller, que no en vano admiraba a Tanizaki tanto como a su maestro Cendrars. A veces nos sorprende revelando paralelos con la mejor literatura europea que se estaba escribiendo cuando él mismo iniciaba su carrera literaria: por más que yo esté seguro de que al menos por entonces nunca leyó a Walser, y que tampoco leyó a Kafka, lo cierto es que en esos humildes humillados y en esos seres apesadumbrados por una culpa inconcreta —ubicada dentro de los “peligros inevitables” que anidan en “el ámbito de la casualidad”, y cuya exploración hace “multiplicar el porcentaje de aciertos” en el reino del castigo y la culpa— entiendo que hay un eco de “las gentes muy modestas y subordinadas” de Walser o de esas manifestaciones “de una misma vida psíquica”, en palabras de Roberto Calasso, que constituyen los dos K. de El castillo y El proceso de Kafka (hay un tercer K.: el barón del relato “El criminal”, escrito por Tanizaki justo a la mitad de ese misterioso paréntesis formado por un proceso que nunca termina y un castillo al que nunca se llega). Sólo por rastrear esta clase de hallazgos, que de alguna manera parecen apuntar a una muy peculiar atmósfera en el tejido social de los años que vieron el auge, el terror y las postrimerías de la Primera Guerra Mundial (y que como se ve no quedó limitada a Europa sino a todo el que, realmente como si tales cosas fueran dioses, “adoraba lo que de más ordinario y nimio poseía el mundo occidental”), ya merece la pena leer los relatos y novelas de Tanizaki. En ocasiones juega con el tiempo como Cheever lo hizo en El nadador, o lo hace con las tonalidades de la emoción y sus parientes no del todo lejanos, las luces de la luna, del sol y las estrellas. Pero sobre todo juega de un modo despiadado y nada inocente con nuestro perjudicial hábito de las expectativas: así es como Tanizaki parte en dos el acomodado hogar de nuestras convenciones.

"Tanizaki se adelanta medio siglo a muchas de las patologías de la literatura occidental: en la crueldad que no sabe que lo es de la casi niña Aguri se proyecta la sombra, sin ir más lejos, de una famosa nínfula"

Los relatos que componen El demonio y otros cuentos consiguen exactamente eso: no son lo que esperamos, no acaban como nos gustaría que acabase toda aventura en tierras desconocidas, se parecen a los sueños que un vecino irrecuperablemente perturbado tendría con nosotros como personajes principales sobre un hipotálamo convertido en mesa de disección. Los restos de una conciencia que se oculta a sí misma son utilizados para crear un paisaje con nenúfares y templos de Itsukushima de fondo recorridos por sonámbulas ruinas sexuales, obsesionadas con hallar un nuevo nervio todavía intocado por el que hacer circular la linfa de un doloroso placer. Ruinas sexuales en diferentes estados de desarrollo, como el artista de “La creación”, enamorado del arte occidental, en el que resuena la parte más oscura de ese otro artista del relato “El criminal”, o el niñito que en “El odio” se presenta con esta sentencia verdaderamente prodigiosa: “Me encanta ese sentimiento llamado “odio”. Creo que es el sentimiento más directo y absoluto, el más sugestivo que pueda existir. Nada me parece tan divertido como odiar, odiar a alguien hasta más no poder… La vida sería muy triste para mí si no tuviera en este mundo a quien odiar.” No, no es un niño en realidad, sino un hombre que recuerda el momento exacto en que nació ese odio (“a los siete u ocho años”) tal y como hubiera descrito el descubrimiento de una inclinación artística. Aunque en ese relato el niño, futura ruina sexual, no es más que una bruma pasada y contada de memoria, existen otros muchos pintados a la manera retorcida de Tanizaki: no exactamente como los niños terribles de “El muchacho”, su tenebroso relato de 1911, sino más bien con toques de enfermiza crueldad como la que muestra el protagonista de “El pequeño reino”, espejo del futuro jovencito que atormentará a un antiguo nazi en la novela de Stephen King Verano de corrupción o de los niños en diversos estados de corrupción que darán el salto evolutivo a un nuevo tipo de demencia en Furia feroz, de J. G. Ballard. Y si cito como de pasada estas referencias es porque no quiero salir de aquí sin comentar al menos que Tanizaki —no sólo nuestro japonés más europeo sino también nuestro antepasado más contemporáneo— se adelanta medio siglo a muchas de las patologías de la literatura occidental: en la crueldad que no sabe que lo es de la casi niña Aguri (“Una flor azul”) se proyecta la sombra, sin ir más lejos, de una famosa nínfula.

Pero quizá nadie haya dejado un testimonio mejor para penetrar en el misterio Tanizaki que el narrador del relato “Jotaro, el masoquista” (otro Tanizaki disfrazado de trasunto),.

TITULO: Centenarios - Así será la fiesta del 87 cumpleaños del rey emérito  ,.

  Así será la fiesta del 87 cumpleaños del rey emérito  ,.

 El rey Juan Carlos I, durante su estancia en Madrid el pasado abril para la boda de Almeida.

foto /  El rey Juan Carlos I, durante su estancia en Madrid el pasado abril para la boda de Almeida.

Este domingo, el rey emérito Juan Carlos sopla las velas. Este año, la tarta contará con un ocho y un siete para celebrar su octogésimo séptimo aniversario y, según los rumores y filtraciones, la celebración de esta fecha será «por todo lo alto».

Un festejo en el que estarán sus amigos más fieles y parte de su familia entre los que no se encuentran ni Felipe VI, ni doña Letizia, ni doña Sofía, ni tampoco sus nietas Leonor y Sofía. Estas serán las ausencias más destacadas en la celebración que se llevará a cabo en la actual residencia del emérito en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos), donde estarán presentes las infantas Elena y Cristina, que pasaron la Nochevieja con su padre.

También se espera la aparición de su nieto mayor, Felipe Juan Froilán, que reside desde hace dos años en el país asiático. No está confirmada la asistencia del resto de nietos: Victoria Federica y alguno de los hijos de la exduquesa de Palma: Juan Pablo, Miguel e Irene Urdangarin.

A todos ellos se sumarán una treintena de amigos del antiguo monarca, liderados por el anfitrión del rey emérito en sus visitas a España, Pedro Campos, que acudirá junto con su mujer Cristina Franze. Tampoco se perderán el magno festejo fieles amigos como el exjefe de la Casa del Rey Fernando Almansa.

Algunos de los invitados ya están llegando para celebrar Nochevieja en Abu Dabi, ya que los fastos se alargarán durante varios días, y las reservas en los hoteles más exclusivos del emirato ya acumulan varias reservas

3.000 metros cuadrados y un concierto

Sin embargo, aquellos asistentes a la celebración que no puedan conseguir una habitación, no tendrán problemas de espacio en la mansión de Juan Carlos I en Nurai. Más de 3.000 metros cuadrados, seis habitaciones en suite y una parcela aledaña de 4.000 metros cuadrados con acceso a una playa privada.

No habrá problemas de espacio, ya que la mansión de Juan Carlos en Nurai consta de 3.000 metros cuadrados, seis habitaciones en suite y una parcela de más de cuatro mil metros con acceso a una playa privada para disfrutar a salvo de miradas indiscretas.

Se prevé que en esta zona, según se ha filtrado, sea el colofón a la fiesta con un cierre a ritmo de Los del Río, uno de los grupos favoritos del monarca.

    TITULO:  Tramoyista - José Teruel gana el premio Comillas con una biografía sobre la escritora Carmen Martín Gaite,.

José Teruel gana el premio Comillas con una biografía sobre la escritora Carmen Martín Gaite,.

El jurado elogia la «minuciosa reconstrucción» de la vida de la narradora y ensayista y el acceso del autor a documentación inédita,.

Carmen Martín Gaite.

foto /  Carmen Martín Gaite. 

José Teruel es el ganador del XXXVII Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias, convocado por la editorial Tusquets, por un libro sobre la vida de Carmen Martín Gaite. El jurado ha elogiado la «minuciosa reconstrucción» de la vida de la narradora y ensayista, una de las voces literarias en lengua española más destacadas del siglo XX. 'Carmen Martín Gaite. Una biografía' describe «con brillantez el contexto social y literario de una narradora que supo conquistar a varias generaciones de lectores», argumenta la editorial, que anuncia que la obra se publicará el 12 de marzo.

José Teruel, profesor honorario de Literatura Española en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), «evoca con exquisita sensibilidad las tragedias que condicionaron la personalidad de la autora salmantina», tragedias entre las que figuran la muerte de su hijo Miguel a los siete meses a causa de una meningitis, y la de su hija Marta, con 29 años, por culpa del sida.

Amable, ingobernable y carismática, vivió un desastroso matrimonio con el también escritor Rafael Sánchez Ferlosio. Según Tusquets, el autor brinda claves esclarecedoras para interpretar un mundo literario de gran hondura psicológica, que se ilumina con el sabio manejo de la interesantísima correspondencia, los incontables apuntes personales de Martín Gaite y muchos textos inéditos. «Al cumplirse cien años del nacimiento de la escritora, esta magistral biografía está llamada a ser la obra de referencia en los estudios sobre su vida y su escritura».

Cartas y cuadernos

Para componer esta exhaustiva biografía, el autor ha podido acceder a una ingente documentación, en gran parte inédita o poco conocida, integrada por cartas y numerosos cuadernos de apuntes, notas y observaciones de toda índole de la escritora, así como a datos aportados por familiares y amigos que la conocieron bien. «El resultado es el retrato de una escritora que abrió muchas sendas cerradas a la mujer en aquellos años, y de una novelista y ensayista que descubrió los múltiples matices que ocultan las existencias aparentemente anodinas», aduce Tusquets.

El jurado ha estado presidido por Miguel Ángel Aguilar y formado por Jordi Amat, Isabel Burdiel y Mercedes Cabrera. «Esta obra excelente sobre Carmen Martín Gaite, además de responder a un vacío clamoroso sobre una de las grandes escritoras en castellano de la segunda mitad del siglo XX, es capaz de iluminar todo un mundo que, sin anular la personalidad de la autora, la trasciende. Además, José Teruel demuestra, sin jergas innecesarias, que sabe para qué sirve y qué es una biografía», argumenta Isabel Burdiel, miembro del jurado e historiadora.

Carmen Martín Gaite (Salamanca, 1925-Madrid, 2000) nació en el seno de una familia burguesa de ideas liberales que le inculcó una educación poco convencional para la época. A finales de los años cuarenta, tras licenciarse en Filología Románica en la Universidad de Salamanca, la futura escritora se traslada a Madrid para realizar el doctorado. En la capital se reencuentra con Ignacio Aldecoa y a través de él conoce a destacados representantes de la generación del medio siglo, como Jesús Fernández Santos, Alfonso Sastre o Rafael Sánchez Ferlosio, con quien contrae matrimonio en 1953.

Con su primera novela corta, 'El balneario', obtuvo en 1955 el Premio Café Gijón y, tres años después, su novela 'Entre visillos' le valdría el prestigioso Premio Nadal. Se iniciaba así una de las trayectorias literarias más brillantes e interesantes de la reciente literatura en lengua española, en la que sobresalen, entre otras novelas y cuentos, 'El cuarto de atrás', 'Nubosidad variable', 'La reina de las nieves' o 'Caperucita en Manhattan', así como los ensayos 'Usos amorosos del dieciocho en España', 'El cuento de nunca acabar' y 'Usos amorosos de la postguerra española'.

TITULO : Aquí la tierra - Gran fiesta de Nochevieja Infantil anticipada ,. 


Gran fiesta de Nochevieja Infantil anticipada ,. 


Los más pequeños despidieron el 2024 antes de tiempo con una fiesta organizada especialmente para ellos,.

Gran fiesta de Nochevieja Infantil anticipada

foto / Ayuntamiento Jerez de los Caballeros,.

El pasado domingo, día 29 de diciembre, los más pequeños de Jerez de los Caballeros disfrutaron de una divertida tarde con la celebración de la Nochevieja Infantil, que se llevó a cabo en la Plaza de la Alcazaba a partir de las 17.00 horas.

La fiesta ofreció a los más pequeños la oportunidad de despedir del año, aunque de forma anticipada, con una fiesta organizada especialmente para ellos.

Los asistentes disfrutaron con animación y música, además de las campanadas para comerse las tradicionales uvas y muchas otras sorpresas.

Niños y no tan niños disfrutaron con esta fiesta de fin de año anticipada, una forma para que los más pequeños, a los que les cuesta llegar despiertos a las 24.00 horas del 31 de diciembre, hayan podido escuchar cada una de las campanadas y disfrutar del momento en compañía de sus amigos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario