Cuando el virus se resiste a marchar ,.
Testimonios,.
Aunque el tiempo medio de infección por la Covid-19 es de dos semanas, hay pacientes que han superado los 40 días dando positivo, y algunos siguen esperando,.
Juan
Carlos Villena difícilmente olvidará el pasado 21 de febrero. Y no
porque ese viernes saliera de la Fonteta con mal sabor de boca después
de que el Valencia Basket se dejase remontar en el último cuarto ante el
Maccabi de Tel Aviv, no. Sino porque aquella tarde comenzaría una
pesadilla de la que no despertaría hasta mes y medio más tarde. Aunque
entonces él no lo sabía. Casi nadie podía saberlo.
«Kike Mateu había viajado a Milán al Atalanta-Valencia del 19 de febrero», relata Villena, uno de los primeros enfermos de coronavirus en España. Dos días después, Juan Carlos narró en Intereconomía Radio al Valencia Basket con el mismo micrófono que su compañero y dos más tarde empezaron los síntomas. «El domingo yo ya tenía mucha fiebre y el lunes 24 fui a mi médico, que me dio la baja por gripe. El jueves Kike dio positivo y saltaron las alarmas», recuerda el periodista de Las Provincias, que ese mismo día ingresó en el Hospital Arnau de Vilanova (Valencia).
Ya en casa, Juan Carlos pasó otros dos test antes de declararse «felizmente curado». El 1 de abril, positivo. Débil, pero positivo. Una semana después, sin síntomas, una quinta PCR sería la definitiva. «Desde ahora el 7 de abril es mi segundo cumpleaños», asegura emocionado, y recuerda que al recibir la noticia por teléfono no pudo contener las lágrimas. Fue positivo durante 41 días, aparte de la semana en la que oficialmente tuvo gripe: más del doble de la media, según recoge la Organización Mundial de la Salud (OMS), que cifra en dos semanas la duración en pacientes leves y de tres a seis en los críticos.
«Las
enfermeras me ayudaron a tranquilizarme, a que no me obsesionara con
las fechas», señala Juan Carlos, a quien lo que más afectó fue sentirse
«mal y mal y mal, y así 20 días seguidos, tomando tres paracetamoles al
día».
También influyó el verse desguarnecido en los primeros días tras el alta hospitalaria por coronavirus. «En el hospital me sentía más seguro; si me levantaba y notaba algo raro llamaba al médico. En casa si tenía algún síntoma debía interpretar yo mismo las cosas, y te asustas... No había nadie que me dijera nada y me creó un poquito de ansiedad», reconoce ahora que, pasadas dos semanas de la cuarentena por la que ha tenido que atravesar, puede acercarse a la nueva normalidad.
José Fernando no sabe a ciencia cierta dónde se contagió, pero apunta que en su centro de salud, «de 50 personas, han caído 40 o 42», y él es el único que no se ha reincorporado. No es ningún misterio por qué la cifra es tan alta: «No teníamos EPIs y hasta que me dieron la baja solo teníamos una sala para los 'respiratorios', con el protocolo de meter únicamente a quienes viniesen de Italia o China, o hubieran tenido contacto con algún positivo. Al resto nos decían que los tratásemos sin mascarillas para no asustar», explica.
Cuando vio que seguía dando positivo semana tras semana, José Fernando se alarmó: «Luego he hablado con compañeros y me han dicho que no soy el único, que no me preocupe, aunque me hice una analítica general por si había algún problema». Cuando el pasado 21 de abril la ministra de Igualdad, Irene Montero, dio negativo tras 41 días enferma, el médico se lo tomó con humor. «Ya solo quedo yo en la final», bromea, deseando «poder echar una mano a los compañeros, que vendría muy bien tal y como está la situación».
TITULO: AQUI HAY TRABAJO - La hostelería, tras las pérdidas por la Semana Santa, encara la reapertura con incertidumbre,.
La
hostelería y la restauración de Jerez, ciudad Conjunto Histórico,
Artístico y Monumental y con un gran potencial turístico, afronta su
reapertura en un escenario de incertidumbre y con pérdidas acumuladas
por la actual crisis sanitaria, al haber coincidido con una época clave
para el sector con acontecimientos tan sobresalientes como la Semana,
además de otras celebraciones.
Son decenas y decenas, los restaurantes y bares que junto a hoteles, alojamientos y casas rurales, viven con inquietud el escenario más inmediato que dibuja el plan de desescalada anunciado por el Gobierno en lo que compete a su actividad. Un denominador común es la duda sobre si les merece la pena reabrir sus negocios con las limitaciones anunciadas, junto a la necesidad de medidas que sirvan de impulso al sector y promocionen esta zona del suroeste extremeño.
En el caso de los alojamientos rurales, la incertidumbre se repite. José Luis Perera, de Hacienda Arroyo La Plata, en La Bazana, expone que esta situación ha llegado en el período del año, primavera y verano, en el que acumulan el 70% de los ingresos.
Incide por ello en la importancia de que el sector cuente con medidas de apoyo que les ayuden a su reactivación como bonos turísticos y con acciones provinciales y locales para la promoción del territorio. En ello coincide Eduardo Reales, al frente del complejo rural El Paraíso de Brovales, en la pedanía de Brovales, señala que estaban ilusionados con esta nueva temporada, con el reconocimiento logrado en el sector turístico y, ahora, solo piensan en la recuperación.
Otra empresa del sector, Catering Jerez, habla de serias dificultades si las condiciones les supone un esfuerzo añadido para reactivar su actividad. Pedro Luis Marín, explica que en el catering están con servicios mínimos por la demanda de algunos organismos y las pérdidas son grandes por la cancelación de celebraciones en el El Rincón de la dehesa, instalaciones que gestionan.
Las empresas que proveen a bares y restaurantes también viven un momento delicado. Un ejemplo es Distribuciones Pereira Escudero, dedicada en buena medida a la distribución de bebidas. Su actividad se ha reducido en un 80%, señala su responsable, Rafael Pereira, de 11 trabajadores se han quedado tres, y el resto se encuentran afectados por un ERTE.
No obstante, hay quien ha encontrado una oportunidad, es el caso de Reparteat, empresa de reciente creación dedicada al reparto de comida a domicilio. Comenzaron su andadura en diciembre; ahora, afirma Francisco José Venegas, uno de sus responsables, han incrementado la demanda de bares y restaurantes que requieren de su servicio.
TITULO: 80 cm' - Montsant ,.
TITULO: Hacer de comer - Esto son dos españoles que viven en Suecia.
Respetando
la distancia de seguridad, en la marquesina más próxima a mi casa caben
tres personas, así que el resto debería aguardar al autobús en la
propia carretera. Pero no es tanto un problema de espacio, que en este
caso concreto también, como de hábito. Dos metros de una persona a otra
en la cola del autobús y en la del supermercado. En Suecia lo hacen por
norma mucho antes de que la pandemia impusiera al mundo entero la
distancia física en las relaciones. En el caso de nuestros vecinos del
norte es cultural. Fernando Simón, coordinador del Centro de Alertas y
Emergencias Sanitarias del Ministerio, deslizó hace unas semanas que
teníamos que «aprender a relacionarnos a la japonesa», pero incorporar
el 'aisatsu', tradicional reverencia nipona, en la calle o la oficina se
antoja complicado. Lo de los dos metros de separación que dejan los
suecos parece un comienzo más accesible.
Preguntamos a dos españoles afincados en Estocolmo y Örebro cómo se han adaptado a las formas suecas. ¡Y cuántos besos han repartido desde que llegaron! Pocos, muy pocos. «Besos les dan los abuelos a los niños y los críos no suelen devolverlos. Y si la familia se junta, se dan abrazos pero besos no. Besar en la mejilla a las mujeres al presentarte es visto como un gesto sexista», relata Daniel Palomo, ingeniero vasco de 39 años y emigrado hace tres a Estocolmo por amor: «Las parejas se cortan en público y si se besan, nada de morreos. Mi novia me ha hecho alguna vez 'la cobra', ja ja». Tamara Mañaña, gallega de 29 años y profesora de español en Suecia desde hace cinco, confiesa que al llegar se «confundía» con los saludos. «Si es un amigo cercano le das una palmadita en la espalda con aire entre medio. Me siguen pasando situaciones extrañas, como que hay gente con la que tengo mucha confianza pero no nos tocamos al hablar. En España les habría tocado en el brazo o hombro mil veces, pero aquí notas que no procede y te acostumbras».
También a mantener esa distancia de dos metros que Daniel, sinceramente, agradece: «Se respeta en todos los lugares públicos y aunque es un poco exagerado está bien para no agobiarte. Yo soy bastante alto, y cuando estaba en España y veía gente bajita rodeada de un montón de personas altas en fiestas, en el metro... pensaba: 'Uff, yo me sentiría ahogado'».
A buen seguro que eso en Estocolmo no sucede: «En el autobús es muy normal poner la mochila o el bolso en el asiento de al lado. Y como la gente no es de hablar ni molestar a otro, se quedan de pie al lado del asiento con bolsa. Yo eso sí que no. Digo: 'ursäkta' (perdona), y pido que la quiten». A propósito de esto, una anécdota muy ilustrativa. «Una vez se sentó un tío a mi lado en el tranvía. Yo iba con el móvil, así que mi brazo ocupaba un poco 'su' espacio. Empezó a gritarme: 'Ya está bien. Deja de mover el brazo y de tocarme'».
Pero ni eso con los vecinos. «No tienen contacto entre ellos. Si acaso intercambian cuatro palabras en la lavandería. Al llegar aquí ví una comedia sobre un americano que se mudaba a Suecia, todo ficticio, pero con los tópicos que él vivió. En un capítulo el tipo vio a la novia sueca mirando por la mirilla de la puerta para asegurarse que no iba a coincidir con un vecino en las escaleras. Y no es del todo ficción».
– Y en los bares, ¿cómo se relaciona la gente?
– No se agolpan en la barra, ni ves grupos de más de cinco o seis personas. No se lleva eso de hablar con el barman, ni de juntarte en el bar del barrio. Antes que en Suecia viví en Londres y allí después del curro iban todos al pub y era un jolgorio, 'happy hour'... Aquí no; terminas y cada uno se va a su casa.
– ¿Qué podríamos importar de los suecos para la España pospandemia?
Tamara: No toser ni estornudar 'al aire' ni en las manos. A mi marido, que es sueco, le choca que en España no estornudemos en el codo o en el antebrazo, como hace aquí la gente. Ese gesto es súper importante.
Daniel: Sí, aquí son más limpios. Al entrar en casa todos se quitan los zapatos, se lavan mucho más las manos, usan desinfectantes desde antes de esta pandemia. O lo de no compartir comida. Mi familia es andaluza y hace 8 años fui con mi novia a Granada. Nos habíamos juntado a comer con la familia en un bar y pedimos una ensalada grande de la que picábamos todos. Pero ella no pinchaba porque no sabía que era para compartir. También habría que copiar lo de quedarse en casa si estás malo para no contagiar a los compañeros de trabajo, que en España parece que hay que tener 40 de fiebre. Y respetar el turno de palabra. Da gusto oír a los suecos en debates de políticos, reuniones de amigos... La gente escucha, reflexiona y responde sin gritar para hacerse oír. Ahora veo los gallineros de la tele de España y no entiendo ni papa de lo que dicen. Me da dolor de cabeza. Da igual que sea 'Sálvame' o un debate político.
A estas cosas Dani y Tamara se han acostumbrado en un pis pas pero otras aún les cuestan... «No me acostumbraré jamás a su frialdad y a su corrección política al hablar. Casi no gesticulan y a veces parezco tonto moviendo las manos y los brazos a su lado», cuenta Dani.
Y Tamara, que tiene un bebé de 10 meses y un niño de 2 años, lamenta que esa 'frialdad' se contagie en cierto modo a los pequeños. «En los parques no se estimula a los niños a buscar e interactuar con otros. Y me ha pasado mucho eso de hacer una pregunta a otra madre y obtener una respuesta fría y cortante».
– Un amigo te presenta a alguien, ¿cómo le saludas?
- Normalmente no hay contacto físico entre la gente y raramente se sacude siquiera la mano. Se suele saludar verbalmente, con un gesto con la cabeza, nunca se dan dos besos. El saludo es el mismo ya seas un chico o una chica.
- Llegas nuevo al trabajo. ¿Cómo te reciben tus compañeros?
- Solo verbalmente. Ahora que lo pienso, hay gente con la que llevo trabajando años y no recuerdo haberles tocado nunca...
- Ahora mismo, ¿cómo se relaciona la gente en los espacios públicos de Japón?
- El gobierno solo ha pedido a la población que minimice las salidas de casa, pero sin prohibiciones. En los bares y en los restaurantes se ven muy pocas personas dentro comiendo. La gente sigue saliendo a pasear pero tampoco se ven grupos hablando. Todo el mundo lleva mascarilla y la gran mayoría respeta las recomendaciones. La única excepción la he visto en los parques infantiles, están muy llenos.
- ¿A qué formas de la manera japonesa no se va a acostumbrar un español jamás?
- Para mí lo más difícil de asimilar es la manera en la que se comportan con gente desconocida. Por norma general se ignoran los unos a los otros, cada uno en su burbuja sin molestar a los demás y deseando no ser interrumpidos. Una conversación espontánea con alguien por la calle o con un grupo que se sienta en la mesa de al lado en un restaurante... Esas cosas nunca suceden en Japón. Otra cosa a la que todavía no estoy acostumbrado es al humor. Normalmente se toman los cosas al pie de la letra y si haces un comentario de broma la gran mayoría de las veces termina con caras de confusión.
«Kike Mateu había viajado a Milán al Atalanta-Valencia del 19 de febrero», relata Villena, uno de los primeros enfermos de coronavirus en España. Dos días después, Juan Carlos narró en Intereconomía Radio al Valencia Basket con el mismo micrófono que su compañero y dos más tarde empezaron los síntomas. «El domingo yo ya tenía mucha fiebre y el lunes 24 fui a mi médico, que me dio la baja por gripe. El jueves Kike dio positivo y saltaron las alarmas», recuerda el periodista de Las Provincias, que ese mismo día ingresó en el Hospital Arnau de Vilanova (Valencia).
«En el hospital me sentía más seguro porque si tenía algún síntoma en casa, debía interpretar yo», explica Juan Carlos
Tras 72 horas, todo se torció aún más. «Me
levanté para ir al baño y me ahogué, no podía respirar», recuerda Juan
Carlos. Su futuro era incierto: «La neumóloga me dijo que me iban a
administrar tratamientos de otros virus con puntos comunes, pero que no
aseguraban resultados. Que si mi cuerpo no lo toleraba no podrían hacer
nada». Y funcionó. El 20 de marzo, siendo positivo, le dieron el alta.
Poco después dejaron el Arnau de Vilanova sus padres, que ingresaron
casi a la par que él y que fueron su «mayor preocupación» en el
hospital. También el momento más feliz de sus 22 días ingresado:
felicitar San José a su padre desde el otro lado del pasillo y recibir
una sonrisa, mascarilla mediante, como respuesta.Ya en casa, Juan Carlos pasó otros dos test antes de declararse «felizmente curado». El 1 de abril, positivo. Débil, pero positivo. Una semana después, sin síntomas, una quinta PCR sería la definitiva. «Desde ahora el 7 de abril es mi segundo cumpleaños», asegura emocionado, y recuerda que al recibir la noticia por teléfono no pudo contener las lágrimas. Fue positivo durante 41 días, aparte de la semana en la que oficialmente tuvo gripe: más del doble de la media, según recoge la Organización Mundial de la Salud (OMS), que cifra en dos semanas la duración en pacientes leves y de tres a seis en los críticos.
También influyó el verse desguarnecido en los primeros días tras el alta hospitalaria por coronavirus. «En el hospital me sentía más seguro; si me levantaba y notaba algo raro llamaba al médico. En casa si tenía algún síntoma debía interpretar yo mismo las cosas, y te asustas... No había nadie que me dijera nada y me creó un poquito de ansiedad», reconoce ahora que, pasadas dos semanas de la cuarentena por la que ha tenido que atravesar, puede acercarse a la nueva normalidad.
Sin síntomas durante 40 días
Esa normalidad añora José Fernando Martínez, que ha superado los 45 días siendo positivo, a la espera de que el lunes el resultado de su sexta PCR sea, al fin, negativo. Su caso es todavía más anormal porque no llegó a estar hospitalizado y apenas tuvo síntomas leves de coronavirus los cuatro primeros días. «El 11 de marzo empecé con fiebre, tos, dolor de cabeza, cansancio y un poco de alteración del gusto y del olfato; el 13 di positivo; y desde el 16 me encuentro bien», asegura el médico madrileño, que convive con su mujer y su hijo. Ambos han calcado sus pasos por la Covid-19 aunque no han llegado a hacerse la prueba.José Fernando no sabe a ciencia cierta dónde se contagió, pero apunta que en su centro de salud, «de 50 personas, han caído 40 o 42», y él es el único que no se ha reincorporado. No es ningún misterio por qué la cifra es tan alta: «No teníamos EPIs y hasta que me dieron la baja solo teníamos una sala para los 'respiratorios', con el protocolo de meter únicamente a quienes viniesen de Italia o China, o hubieran tenido contacto con algún positivo. Al resto nos decían que los tratásemos sin mascarillas para no asustar», explica.
Cuando vio que seguía dando positivo semana tras semana, José Fernando se alarmó: «Luego he hablado con compañeros y me han dicho que no soy el único, que no me preocupe, aunque me hice una analítica general por si había algún problema». Cuando el pasado 21 de abril la ministra de Igualdad, Irene Montero, dio negativo tras 41 días enferma, el médico se lo tomó con humor. «Ya solo quedo yo en la final», bromea, deseando «poder echar una mano a los compañeros, que vendría muy bien tal y como está la situación».
Las redes, volcadas
El miércoles, las redes se volcaron con otro enfermo de larga duración de la Covid-19. El médico Carlos Hernández publicó en su cuenta de Twitter la historia de Pedro, que con 79 años llevaba 46 días con síntomas, había dado su quinto positivo y no tenía ganas de seguir luchando. El mensaje 'Hola Pedro' se viralizó hasta el punto de ser tendencia en España y el médico reveló más tarde que el paciente se había emocionado al ver impresos 300 de esos mensajes de cariño,.TITULO: AQUI HAY TRABAJO - La hostelería, tras las pérdidas por la Semana Santa, encara la reapertura con incertidumbre,.
La hostelería, tras las pérdidas por la Semana Santa, encara la reapertura con incertidumbre,.
El sector duda sobre si le merece la pena reanudar su actividad con limitaciones y pide apoyo {81.013 visitantes en el mes de mayo (corresponde al 865% de la población)
Son decenas y decenas, los restaurantes y bares que junto a hoteles, alojamientos y casas rurales, viven con inquietud el escenario más inmediato que dibuja el plan de desescalada anunciado por el Gobierno en lo que compete a su actividad. Un denominador común es la duda sobre si les merece la pena reabrir sus negocios con las limitaciones anunciadas, junto a la necesidad de medidas que sirvan de impulso al sector y promocionen esta zona del suroeste extremeño.
Comida a domicilio
La empresa Reparteat, dedicada al reparto de comida a domicilio, ha visto una oportunidad en la crisis y le va bien
Marisa Gómez explica la situación del Hotel
Oasis, empresa familiar que, junto al apartado de alojamiento, cuenta
con espacios para celebraciones, siendo ésta una parte destacada de su
actividad. Su cierre en Semana Santa ha supuesto pérdidas importantes,
«la hostelería tiene picos, pero este año debido a esta crisis, eso no
va a ser posible». Este viernes, han abierto para pedidos de comida a
domicilio. En el caso del Hotel Los Templarios, Sole Heredero, expresa
que al día siguiente del estado de alarma todo fueron cancelaciones,
primero pernoctaciones de grupos turísticos y almuerzos en ruta, luego
aplazamiento de eventos y celebraciones, «todo lo trabajado en el año
anterior para el turismo ha quedado a cero». En el caso de los alojamientos rurales, la incertidumbre se repite. José Luis Perera, de Hacienda Arroyo La Plata, en La Bazana, expone que esta situación ha llegado en el período del año, primavera y verano, en el que acumulan el 70% de los ingresos.
Incide por ello en la importancia de que el sector cuente con medidas de apoyo que les ayuden a su reactivación como bonos turísticos y con acciones provinciales y locales para la promoción del territorio. En ello coincide Eduardo Reales, al frente del complejo rural El Paraíso de Brovales, en la pedanía de Brovales, señala que estaban ilusionados con esta nueva temporada, con el reconocimiento logrado en el sector turístico y, ahora, solo piensan en la recuperación.
Situación compleja
La situación de las empresas de restauración se advierte también compleja. Lo corroboran empresarios como Cesáreo Delgado, de Restaurante Santa María, quien está preocupado por el clima de incertidumbre, «esto nos rompe toda una planificación de trabajo»; afirma. Su deseo es que el miedo deje paso a la confianza. Francisco José Méndez, del restaurante La Ermita no concibe que una familia pueda sentarse a una mesa entre cuatro paneles, o personas sentadas en una terraza con mascarilla y limitaciones; en su opinión, el principal valor de la restauración es la unión y reunión de las personas para disfrutar de una velada.Otra empresa del sector, Catering Jerez, habla de serias dificultades si las condiciones les supone un esfuerzo añadido para reactivar su actividad. Pedro Luis Marín, explica que en el catering están con servicios mínimos por la demanda de algunos organismos y las pérdidas son grandes por la cancelación de celebraciones en el El Rincón de la dehesa, instalaciones que gestionan.
Las empresas que proveen a bares y restaurantes también viven un momento delicado. Un ejemplo es Distribuciones Pereira Escudero, dedicada en buena medida a la distribución de bebidas. Su actividad se ha reducido en un 80%, señala su responsable, Rafael Pereira, de 11 trabajadores se han quedado tres, y el resto se encuentran afectados por un ERTE.
No obstante, hay quien ha encontrado una oportunidad, es el caso de Reparteat, empresa de reciente creación dedicada al reparto de comida a domicilio. Comenzaron su andadura en diciembre; ahora, afirma Francisco José Venegas, uno de sus responsables, han incrementado la demanda de bares y restaurantes que requieren de su servicio.
TITULO: 80 cm' - Montsant ,.
- foto - Esto es Siurana.
¿Qué os parece?
Estamos en pleno Priorato,
provincia de Tarragona,
sí, sí Priorato, muy buenos vinos,
pero es
una zona excelente y muy adecuada
para la práctica del senderismo.
Al fondo se encuentra
la sierra del Montsant.
Ese es nuestro objetivo senderista.
Aquí comienza "80 cm".
(Música)
Marta.
Hola, os estaba esperando.
¿Cómo estás?
Bien.
Escaladei, un sitio espectacular.
Cuéntame.
Maravilloso. Estáis
en la primera cartuja
de la península ibérica,
que se fundó a finales del siglo XII
con las donaciones
del rey Alfonso el Casto
y aquí nació el Priorato,
un prior que dio nombre a esta zona.
Monjes ahora no hay.
No hay.
Con la desamortización de Mendizábal
en 1835 se abandonó y ahora
es un monumento público dedicado
al turismo para dar
a conocer todos nuestros valores.
Ah, y como punto de partida
para la ruta de hoy, magnífico.
Perfecto.
Pues vamos a ello.
Venga.
"Nuestra primera ruta
en la sierra del Montsant,
en la comarca
del Priorato en Tarragona,
es un sendero circular con salida
y llegada
a la cartuja de Escaladei.
Subiremos a la sierra del Montsant
por el 'grau'
de la Escletxa y regresaremos
a Escaladei
por el 'grau' de Salfores."
Ay, mira,
aprovechando todos estos escalones,
¿conoces la leyenda de Escaladei?
No, no la sé. Cuéntamela.
Cuando el rey Alfonso
tenía que entregar unas tierras
a los cartujos,
mandó a dos caballeros reales
a recorrer las tierras catalanas
en busca de ese lugar
y llegan aquí, al pie del Montsant,
ven este valle
y deciden bajar y justo
se encuentran a un pastor
y piensan que quién mejor
que alguien que vive en la zona
para explicarles
que este lugar es especial por algo.
El pastor
les habló de la tranquilidad
con la que vivía con su rebaño,
que había mucha agua
y hierbas, plantas medicinales,
que esto también
era importante para la comunidad,
y de pronto
le señala un pino muy alto
que había justo
en medio del valle.
Los caballeros miraban el pino
y no podían entender
qué tenía de especial.
Y el pastor les cuenta
que cada vez que hacía la siesta
en la sombra
de aquel pino tenía el mismo sueño:
del pino
hasta el cielo nacía una escalera
y los ángeles
bajaban y subían del cielo.
Y el nombre de Escaladei
es "la escalera hacia Dios".
Es curioso, Marta,
la cantidad de cuevas que hay aquí.
No, Juanjo, esto no es una cueva.
¿No es una cueva?
No, esto es un antiguo horno de cal.
Ah, vale.
Fíjate, los muros quebrosos
son para mantener
altas temperaturas de calor.
De acuerdo.
Aquí se ponían las piezas calcáreas
y se deshacían,
obteniendo la cal que sirvió
para construir la cartuja.
Estupendo. Madre mía.
Si es que no te acostarás
sin saber
una cosa más. Esto es así.
Juanjo, ¿sabes cuál es
la base del senderismo en Montsant?
Pues la base no sé, el romero.
Eso también, ¿eh?
Ay, qué rico.
Son los "graus".
¿Qué son los "graus"?
Los "graus" son los pasos naturales
que vas a utilizar
para pasar a un piso superior,
para cruzar.
¿De un lado a otro?
Sí, o de planta baja a planta alta,
por decirlo de algún modo,
y normalmente con grietas puede ser,
como la Escletxa
que pasaremos ahora.
Pasaremos por dentro.
Venga.
¡Uy, qué rico, qué rico!
Ay. ¡Oh!
Mira, Juanjo,
ya estamos en la famosa Escletxa.
Esta es la Escletxa.
Si te parece, ¿cruzamos o qué?
Vamos a acabar...
Tengo la espalda muy ancha,
que hago natación.
De lado seguro que pasamos.
Pues venga. ¿Quién dijo miedo?
¿Y aquí qué pasa,
que los monjes también se atrevían
con este paso estrecho?
Sí, hay unas escaleras marcadas
en la roca hechas por ellos.
Ah, ¿sí? Venga, vamos a darle.
Qué maravilla.
Pero ¿esto qué es?
¿Senderismo o alpinismo?
Bueno...
Bueno, vamos,
Marta, que ya coronamos.
Esto me encanta.
Por mí y por mis compañeros
y por mí el primero.
Hemos llegado.
Hemos llegado.
Sí.
Qué guay.
Ahora nos toca pasar
por la cresta de la Serra Major
y bajaremos por el "grau"
de Salfores, justo ahí delante.
Pasaremos por La Cogulla,
que es el punto más alto
de esta parte del Montsant,
que estaremos a 1.062 metros,
y bajamos.
Pues vamos a bajar.
Todo lo que sube
tiene que bajar de alguna manera.
Claro.
Sí, desde luego.
Bueno, Marta, de verdad,
vaya "graus" que tenéis aquí.
(RÍE)
Hay que escoger
un poco según el grado
de habilidad, de dificultad.
Este era el "grau" de Salfores.
¡Uy!
-¡Hola!
-¿Qué pasa?
-¿Qué tal?
-¿Cómo va esto?
-Bien, ¿y tú?
-¿No tendrías que estar currando
a estas horas?
-Ahora voy, ahora voy.
¿Cómo vas?
Hola, ¿qué tal? Encantado, Joan.
-Os presento: Juanjo.
-Juanjo, ¿cómo estás?
Bien.
¿De dónde venís?
Él es el guarda
del refugio de La Morera
y, además, es guía de escalada.
-Ahora subo para allí,
la zona esta de Racó de Misa,
que he quedado
con unos amigos para escalar un rato
y, cuando hace frío,
como el frío lo tienes tú,
pero, cuando calientas,
la roca tiene mucho mejor agarre
y tenemos allí
una zona espectacular para escalar,
de hecho, todo el Priorat
es de las primeras zonas mundiales
de...
Es la meca, ¿no?
Es la meca para los escaladores.
Ahora mismo, en esta época,
tienes escaladores de todo el mundo
que vienen a pasar
la temporada de invierno aquí.
Hoy es un día excepcional.
Aquí es muy fácil tener anticiclones
que duran muchos días,
que hace frío por la noche,
durante el día
tienes una temperatura correcta,
pero tirando frío,
con lo cual te permite escalar
casi sin camiseta muchas veces
al sol, pero, en cambio,
la roca tiene un tacto muy bueno.
Desde luego
que estoy disfrutando muchísimo
con las "graus",
lo venía comentando con Marta,
y voy a aprovechar
ahora para hacer unas fotos
porque desde aquí...
Y yo me voy a trabajar.
-Muy bien. Venga, nos vemos.
Bueno, un besito.
Saluda a los cartujos.
-De tu parte.
-De nuestra parte.
Bueno, Joan,
no quiero entretenerte.
Pues venga.
Voy a aprovechar este sitio
para hacer fotos,
que realmente merece la pena.
Bienvenido otra vez
y a disfrutar de la estancia.
Mañana pasaré por el refugio.
Tomamos unos cafés calentitos
antes de la excursión.
De la ruta.
Que vaya muy bien.
Gracias, Joan.
Hasta luego.
Buena escalada.
Gracias.
¡Ey, buenas tardes, amigo!
Hola, buenas tardes.
De regreso a Escaladei.
Soy Juanjo.
Yo Josep María.
¿Senderista también?
Soy senderista, pero aquí estoy
como arqueólogo. Estoy trabajando
en las excavaciones en Escaladei.
¿Estás en excavaciones ahora?
Sí, si quieres, te las enseño.
Perfecto, me encantaría.
Venga, vamos.
¿Y cuánto tiempo llevas?
Desde 2009.
¿2009 aquí, en Escaladei?
Sí, en diferentes fases siguiendo
las diferentes excavaciones.
Bueno, lo que decíamos antes.
(RÍE) Que te voy a explicar
las intervenciones
que hemos hecho en la cartuja.
Piensa una cosa,
es decir, aquí en los años 80
la gente se abría paso
literalmente entre la runa,
entre los escombros.
Las excavaciones eran abrirse paso
hacia el interior.
Llevaban 150 de expoliación,
de expolio, y no se podía entrar.
Y vosotros
os habéis centrado en llevar a cabo
una reconstrucción exactamente.
Sí, es decir, los espacios..
La idea es ir poniendo a la vista
cada vez más cosas,
pero cosas que permitan entender
cada vez mejor
el funcionamiento de la cartuja.
Tenemos una celda reconstruida.
No vamos
a reconstruir todas las celdas
porque hay 31 y no vale la pena.
Luego ven esta y ven las otras,
que hay alguna que está escavada
sin reconstruir.
Ya se hace un poco la idea
de cómo eran las celdas
antes de la reconstrucción.
Y ahora nos queda la iglesia,
que es el único edificio románico,
digamos, original que queda.
Josep María,
muchísimas gracias por la visita.
He disfrutado mucho
y estoy viendo que estáis haciendo
un trabajo encomiable.
Tenéis para rato.
Sí, la verdad es que queda bastante
por hacer,
pero poco a poco iremos avanzando.
Próximamente espero
que hagamos la restauración
de la iglesia
y, a partir de aquí, despacito
hasta conseguir
la restauración total.
Ojalá sea así. Mucha suerte.
Gracias.
¡Ay! ¡Uf!
Buenos días, Joan.
Hombre, Juanjo.
¿Qué tal? ¿Cómo estás?
¿Qué tal? ¿Cómo estás?
¿Cómo ha ido todo?
Muy bien. ¿Has dormido bien?
Sí, desde luego.
Perfecto.
Estupendo.
Te presento a Carles.
¿Qué tal, Carles?
Mucho gusto, encantado. Muy bien.
¿Tú?
Ya me ha explicado Joan.
¿Qué ruta vamos a hacer hoy?
Hoy saldremos de aquí, de La Morera,
subiremos
por el "grau" de la Grallera,
un "grau" fácilmente transitable,
y caminaremos
por arriba de la Serra Major.
Iremos en dirección este.
Primero superaremos
los 300 metros de desnivel
que son necesarios
para llegar hasta arriba
y después bajaremos
por el "grau" de Tomaset
o "grau" de Montsant para visitar
la ermita de Sant Joan del Codolar.
En la parte final
del trayecto, veremos el valle
del Silencio
y el pueblo de Ulldemolins
y acabaremos en Albarca.
¿Cuál crees
que es el secreto de La Morera,
el encanto
por el cual viene la gente
a practicar senderismo aquí?
La Morera lo que tiene es que está
situada justamente
en el punto de la imagen más icónica
de la sierra de Montsant
con sus precipicios
y con sus acantilados.
Es un pueblo relativamente pequeño,
pero sí que es verdad
que es el punto de salida
de numerosas excursiones.
Con lo cual transita mucha gente
por aquí con la intención de...
Es como la puerta de entrada
más transitada
a las excursiones de Montsant.
Aparte, desde hace unos años,
alberga la sede del parque natural.
Nos terminamos el cafecito
y nos ponemos manos a la obra.
¿De acuerdo?
-Venga.
-Hoy con la lluvia,
pero esto se acaba
en un par de horas.
-En dos horitas.
-Cuando acaba la lluvia,
hace viento y te seca más rápido.
Muy bien.
Estaremos...
Perfecto.
¡David! ¿Qué tal?
-Hola, Carles.
-¿Cómo estás?
-"Molt bé".
-Te presento: Juanjo.
Hola, Juanjo.
¿Qué tal, David?
-Mucho gusto.
-David Iturria es el director
del Parque Natural
de la Sierra de Montsant.
Ah, muy bien, encantado.
Cuéntanos cuál es vuestra función.
Nuestra función aquí,
en el Parque Natural de Montsant,
es proteger
los valores naturales, geológicos,
paisajísticos, culturales
que tenemos aquí, en el parque.
¿Y alguna recomendación
para el día de hoy con este...?
A ver, hoy debéis tener en cuenta
que el Parque Natural de Montsant
es perdedor.
¿Qué significa eso?
Cada año tenemos
que hacer algún rescate
porque días como hoy, por ejemplo,
lo que es arriba
del todo, la sierra,
es un paisaje
con muy poca vegetación,
un paisaje un poco lunar
y, con los senderos, están marcados,
pero, claro, con la boira,
la niebla, es fácil perderse.
Comenzamos la ruta, seguimos.
Encantado.
Y hasta la próxima.
Mucho gusto. Que os vaya muy bien.
Gracias.
-Chao.
-Adiós.
(SUSPIRA)
Mira, Juanjo.
Aquí tenemos una bonita muestra
de lo que es
el origen geológico de la sierra.
Fíjate
que por todas partes encontramos
guijarros, piedras de río,
algunas de ellas incrustadas
en la roca calcárea,
piedras que son fruto de la erosión
del agua durante siglos.
Para entender el por qué están aquí
y cómo está todo distribuido,
hay que saber que hace
más de 50 millones de años
aquí empezaba el océano Atlántico.
Desde aquí
hacia el oeste, todo era agua.
Desde aquí hacia el este,
tenemos el Catalano-Balear,
una extensión de tierra
de la que bajan distintos ríos.
Estamos justo en el punto,
la sierra de Montsant está
justo situada en la desembocadura
de uno de estos grandes ríos.
Cuando choca
la placa africana con la ibérica,
la orografía
del terreno cambia completamente,
el océano retrocede
hasta donde lo encontramos ahora
y todo esto se levanta
dando origen a la sierra de Montsant
que hoy día conocemos.
Juanjo, ya tenemos aquí la niebla.
Desde luego,
no le faltaba razón a David.
No.
Por cierto, el nombre de La Morera
¿de dónde viene?
La Morera toma su nombre
del árbol,
es un moral, el moral blanco.
Es un pueblo que se cree,
está más o menos documentado,
que se fundó
en los tiempos de la presencia árabe
en estas tierras.
Era uno de los sitios defensivos
que circundaban el reino
de Siurana. ¿Has estado en Siurana?
Sí.
¿Viste el Salto de la Reina Mora?
No, no he visto ningún salto.
Tienes que volver
y conocer
la leyenda, vale mucho la pena.
Ajá.
Seguimos para arriba.
Ya sabes de qué va esto de Montsant:
subir
por un "graus" y bajando por otro.
Pues venga.
Juanjo, ya vamos culminando
la subida
por el "grau" de la Grallera.
Fíjate ya en todo el desnivel
que hemos salvado ya
y en 10 minutitos ya estamos arriba
llegando a la Serra Major
y a partir de ahí
planeamos hacia Cornudella.
Vale, ¿y el bocadillo para cuándo?
Cuando tenga suficiente hambre.
(RÍE) Yo ya la tengo.
Juanjo, aquí ya vamos finalizando
este tramo
de Serra Major tan espectacular.
La Serra Major sabes
que es como la columna vertebral
de toda la sierra de Montsant.
Y a partir de aquí ya
empezamos la bajada por otro "grau".
En este caso, el "grau"
de Tomaset o de Montsant,
hacia la ermita de Sant Joan.
¡Una gozada! ¡Dale caña!
Mira, Juanjo, paramos
un momento y te enseño la entrada
a la Cova Santa, una pequeña gruta
con una cavidad muy fácil
de visitar incluso con niños.
Y ya ves el nombre,
Cova Santa, Montsant,
Cueva Santa, Montesanto,
aquí el tema religioso-espiritual
está siempre latente.
Muy presente.
Y contabilizamos en el parque
hasta casi una decena
de distintas ermitas, y la que vamos
a visitar ahora
tiene la particularidad
de que es la última
que está habitada "full time"
por una ermitaña.
Una ermitaña.
Con lo cual conoceremos
la última ermitaña auténtica
de la sierra de Montsant,
de Sant Joan del Codolar.
Tira, vamos para arriba.
Carles, es un senderista por fin.
Mira, sí.
Hola, ¿qué tal?
Hola, buenas.
¿Qué pasa?
Mira, por aquí paseando. ¿Qué tal?
¿Eres senderista?
Bueno, escalador.
-Con el tiempo...
-Claro, con tan mal día...
Aquí cunde todo,
cunde el tiempo para todo.
Sí, además, la zona es preciosa,
aquí se puede hacer de todo.
¿Es la primera vez que vienes?
No, ya había estado por aquí.
-Porque esta es
una de las mecas de la escalada
y supongo que él ya
habrá frecuentado varias veces
la zona escalando.
-Sí, sobre todo por Siurana,
el pueblo que está aquí al lado.
-Y la parte de Margalef también es
muy propensa para escalar.
Sí.
¿No vendrás de la ermita?
Sí, lo que pasa es
que he pasado por el otro lado
y realmente ahora ya...
-Está haciendo una circular
con inicio y final en la ermita.
Ah, vale, es que Carles me ha dicho
que me va a presentar
a una ermitaña. ¿La conoces?
No, la verdad es que no.
-Si la encuentras,
también te la presento.
Que tengas buen día.
-Igualmente.
-Gracias. Adiós.
-Hasta luego.
Es curioso porque es verdad
que siempre te hace mucha ilusión
encontrarte a la gente.
Sí, sobre todo cuando hay...
-Hola, Montse.
-Ay, hola, ¿qué tal?
-¿Qué tal?
-¡Bien! ¡Hombre!
(HABLA EN CATALÁN)
-Gracias. Te presento a Juanjo.
Hola, Montse.
Hola, Juanjo. Ya conozco
a otro Juanjo.
Es lo que tiene la tele.
¿Qué tal estamos, Montse?
Bueno, la tele visto no he visto.
¿Seguro?
Oye, ¿dónde nos se...? Aquí, ¿no?
¿Y cuándo decides convertirte
en ermitaña, Montse?
Hace tiempo. No decido,
es una opción.
A mí me pareció
que tenía que hacer una opción,
pero una opción
como otra cualquiera.
Uno que se casa hace una opción
y el que no se casa también.
Y a mí me pareció
que tenía que hacer una opción
de vida solitaria.
Pero, claro,
es la opción esta al desierto,
a la soledad.
Lo que pasa es que...
¿Te gusta estar sola, Montse?
Bueno, a mí me gusta todo.
Yo hice una opción
porque me parecía que tenía que ir
a la soledad para estimar,
para amar a todo el mundo.
Pero mucha gente viene a verte,
a darte abrazos,
porque creo que transmites
mucha energía.
Bueno, pero esto es Montsant,
que da energía.
Lo que pasa es que hace muchos años
que estoy aquí. Yo vine en el 77.
Y no soy ermita
porque estoy en una ermita,
sino por la opción.
Montse, no me gustaría despedirme
e irme de aquí sin darte un abrazo,
¿puedo hacerlo?
Hombre, claro.
¿Sí?
¿Por qué no?
(RÍE) Montse, muchísimas gracias.
Ha sido un placer conocerte.
Nosotros vamos a seguir camino.
Muy bien.
Gracias.
Que tengáis un buen camino.
Muy amable.
Muy amable, Montse.
-Gracias a vosotros.
-Gracias por la visita.
-Buenas tardes.
Eso, la visita. Gracias, gracias.
"Nosotros llevamos un reloj,
pero Montse tiene el tiempo.
Estaríamos horas hablando con ella,
pero queremos llegar
a Albarca antes de que oscurezca."
Hombre, mira, allí está Sergio.
-Hola.
-Sergio, ¿qué tal? ¿Cómo estás?
-¿Cómo estáis?
-"Molt bé" ¿y tú?
Te presento a Juanjo.
¿Cómo estamos?
¿Qué tal, Juanjo?
Encantado.
Bienvenido.
Ponte en el medio.
Sergi es un buen amigo.
Seguro que lo encontramos por aquí
trabajando.
Me vienes al pelo para contarme
lo del valle del Silencio. ¿Por qué
del Silencio? ¿Por qué este nombre?
Porque es una zona muy tranquila
donde prácticamente no se oye nada.
Supongo que lo habréis visto
durante el trayecto.
Y tanto.
Además, es un placer caminar
por estos senderos
y prácticamente oír
más que el ruido de la naturaleza
y del propio entorno
y a eso es a lo que nos dedicamos
precisamente la cooperativa en 3 14,
a poner en valor
como recurso educativo,
divulgativo y turístico
el silencio y la oscuridad,
que es otro
de los valores importantes
que tenemos
en la zona del parque natural.
-Cuando la noche,
nos podemos poner a mirar al cielo.
-Sí, de hecho,
es una muy buena zona para disfrutar
del firmamento, reconocer estrellas
y disfrutar de ese valor inmaterial
que no todo el mundo puede disfrutar
como es la oscuridad.
Muchas veces los senderistas
buscamos eso,
buscamos lugares donde no haya
contaminación lumínica,
donde no haya
contaminación acústica,
es un valor añadido.
Es un valor que, además,
puede servir también para ayudar
al desarrollo social y económico
de pueblos como Ulldemolins,
pueblos pequeñitos aislados
que realmente lo que tienen
que aportar es precisamente
su entorno y este tipo de bienes.
Yo creo que lo podemos fichar
para coger recta
y final de la ruta.
Porque estamos a punto de llegar,
porque fíjate lo que vemos al final.
¿Sabes lo que es eso?
Albarca.
Albarca, el punto final
de nuestro recorrido de hoy.
El punto final de la excursión.
¿Nos acompañas?
Vámonos.
¿La hacemos juntos?,.
TITULO: Hacer de comer - Esto son dos españoles que viven en Suecia.
lunes -4 - Abril a viernes -8- Mayo a las 13:25h, en La 1 , foto.
Esto son dos españoles que viven en Suecia...
¿Cómo acostumbrarse a la manera de relacionarse de suecos y japoneses? Porque por ahí viene el ejemplo
Preguntamos a dos españoles afincados en Estocolmo y Örebro cómo se han adaptado a las formas suecas. ¡Y cuántos besos han repartido desde que llegaron! Pocos, muy pocos. «Besos les dan los abuelos a los niños y los críos no suelen devolverlos. Y si la familia se junta, se dan abrazos pero besos no. Besar en la mejilla a las mujeres al presentarte es visto como un gesto sexista», relata Daniel Palomo, ingeniero vasco de 39 años y emigrado hace tres a Estocolmo por amor: «Las parejas se cortan en público y si se besan, nada de morreos. Mi novia me ha hecho alguna vez 'la cobra', ja ja». Tamara Mañaña, gallega de 29 años y profesora de español en Suecia desde hace cinco, confiesa que al llegar se «confundía» con los saludos. «Si es un amigo cercano le das una palmadita en la espalda con aire entre medio. Me siguen pasando situaciones extrañas, como que hay gente con la que tengo mucha confianza pero no nos tocamos al hablar. En España les habría tocado en el brazo o hombro mil veces, pero aquí notas que no procede y te acostumbras».
También a mantener esa distancia de dos metros que Daniel, sinceramente, agradece: «Se respeta en todos los lugares públicos y aunque es un poco exagerado está bien para no agobiarte. Yo soy bastante alto, y cuando estaba en España y veía gente bajita rodeada de un montón de personas altas en fiestas, en el metro... pensaba: 'Uff, yo me sentiría ahogado'».
A buen seguro que eso en Estocolmo no sucede: «En el autobús es muy normal poner la mochila o el bolso en el asiento de al lado. Y como la gente no es de hablar ni molestar a otro, se quedan de pie al lado del asiento con bolsa. Yo eso sí que no. Digo: 'ursäkta' (perdona), y pido que la quiten». A propósito de esto, una anécdota muy ilustrativa. «Una vez se sentó un tío a mi lado en el tranvía. Yo iba con el móvil, así que mi brazo ocupaba un poco 'su' espacio. Empezó a gritarme: 'Ya está bien. Deja de mover el brazo y de tocarme'».
«No chillan para hacerse oír»
Con la gente conocida el trato es otro –«aún guardando las distancias, son muy simpáticos y amables», asegura Tamara– pero la distancia, la misma: «Si tienes una reunión de trabajo te saludas asintiendo con la cabeza. Y cuando llega un compañero nuevo a la empresa les das la bienvenida desde la mesa, un par de preguntas acerca de qué va a trabajar o la experiencia que tiene... y ya está».Pero ni eso con los vecinos. «No tienen contacto entre ellos. Si acaso intercambian cuatro palabras en la lavandería. Al llegar aquí ví una comedia sobre un americano que se mudaba a Suecia, todo ficticio, pero con los tópicos que él vivió. En un capítulo el tipo vio a la novia sueca mirando por la mirilla de la puerta para asegurarse que no iba a coincidir con un vecino en las escaleras. Y no es del todo ficción».
– Y en los bares, ¿cómo se relaciona la gente?
– No se agolpan en la barra, ni ves grupos de más de cinco o seis personas. No se lleva eso de hablar con el barman, ni de juntarte en el bar del barrio. Antes que en Suecia viví en Londres y allí después del curro iban todos al pub y era un jolgorio, 'happy hour'... Aquí no; terminas y cada uno se va a su casa.
– ¿Qué podríamos importar de los suecos para la España pospandemia?
Tamara: No toser ni estornudar 'al aire' ni en las manos. A mi marido, que es sueco, le choca que en España no estornudemos en el codo o en el antebrazo, como hace aquí la gente. Ese gesto es súper importante.
Daniel: Sí, aquí son más limpios. Al entrar en casa todos se quitan los zapatos, se lavan mucho más las manos, usan desinfectantes desde antes de esta pandemia. O lo de no compartir comida. Mi familia es andaluza y hace 8 años fui con mi novia a Granada. Nos habíamos juntado a comer con la familia en un bar y pedimos una ensalada grande de la que picábamos todos. Pero ella no pinchaba porque no sabía que era para compartir. También habría que copiar lo de quedarse en casa si estás malo para no contagiar a los compañeros de trabajo, que en España parece que hay que tener 40 de fiebre. Y respetar el turno de palabra. Da gusto oír a los suecos en debates de políticos, reuniones de amigos... La gente escucha, reflexiona y responde sin gritar para hacerse oír. Ahora veo los gallineros de la tele de España y no entiendo ni papa de lo que dicen. Me da dolor de cabeza. Da igual que sea 'Sálvame' o un debate político.
A estas cosas Dani y Tamara se han acostumbrado en un pis pas pero otras aún les cuestan... «No me acostumbraré jamás a su frialdad y a su corrección política al hablar. Casi no gesticulan y a veces parezco tonto moviendo las manos y los brazos a su lado», cuenta Dani.
Y Tamara, que tiene un bebé de 10 meses y un niño de 2 años, lamenta que esa 'frialdad' se contagie en cierto modo a los pequeños. «En los parques no se estimula a los niños a buscar e interactuar con otros. Y me ha pasado mucho eso de hacer una pregunta a otra madre y obtener una respuesta fría y cortante».
«Nunca he tocado a los compañeros de la oficina»
Albert Serra, informático catalán de 33 años y residente desde hace cinco en Japón, sabe bien a que se refería Fernando Simón cuando dijo lo de «relacionarse a la japonesa». Lo 'practica' a diario, muy a su pesar algunas veces.– Un amigo te presenta a alguien, ¿cómo le saludas?
- Normalmente no hay contacto físico entre la gente y raramente se sacude siquiera la mano. Se suele saludar verbalmente, con un gesto con la cabeza, nunca se dan dos besos. El saludo es el mismo ya seas un chico o una chica.
- Llegas nuevo al trabajo. ¿Cómo te reciben tus compañeros?
- Solo verbalmente. Ahora que lo pienso, hay gente con la que llevo trabajando años y no recuerdo haberles tocado nunca...
- Ahora mismo, ¿cómo se relaciona la gente en los espacios públicos de Japón?
- El gobierno solo ha pedido a la población que minimice las salidas de casa, pero sin prohibiciones. En los bares y en los restaurantes se ven muy pocas personas dentro comiendo. La gente sigue saliendo a pasear pero tampoco se ven grupos hablando. Todo el mundo lleva mascarilla y la gran mayoría respeta las recomendaciones. La única excepción la he visto en los parques infantiles, están muy llenos.
- ¿A qué formas de la manera japonesa no se va a acostumbrar un español jamás?
- Para mí lo más difícil de asimilar es la manera en la que se comportan con gente desconocida. Por norma general se ignoran los unos a los otros, cada uno en su burbuja sin molestar a los demás y deseando no ser interrumpidos. Una conversación espontánea con alguien por la calle o con un grupo que se sienta en la mesa de al lado en un restaurante... Esas cosas nunca suceden en Japón. Otra cosa a la que todavía no estoy acostumbrado es al humor. Normalmente se toman los cosas al pie de la letra y si haces un comentario de broma la gran mayoría de las veces termina con caras de confusión.
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