BLOC CULTURAL,

BLOC CULTURAL,

jueves, 14 de mayo de 2020

REVISTA FARMACIA - Los expertos en reproducción asistida prevén una caída de la natalidad en la región,. / CAFE, COPA Y Lo que ha fallado en la arquitectura durante el confinamiento,. / Documental - El comercio electrónico,. / El escarabajo verde - Mississippi salvaje: La helada,. / Días de cine clásico - Cine - Sabrina , Miercoles -13- Mayo ,./ Un país para escucharlo - Juanes - Besos en Guerra,.

TITULO: REVISTA FARMACIA - Los expertos en reproducción asistida prevén una caída de la natalidad en la región,.

Los expertos en reproducción asistida prevén una caída de la natalidad en la región,.


El ginecólogo José Antonio Domínguez en una consulta en el Instituto Extremeño de Reproducción Asistida. / PAKOPÍ
El ginecólogo José Antonio Domínguez en una consulta en el Instituto Extremeño de Reproducción Asistida. / fotos,.

Los centros de la región pararon los tratamientos antes de que se decretara el estado de alarma y los privados ya están retomando las consultas,.



Los expertos en reproducción asistida de Extremadura coinciden en que el próximo año habrá «una caída importante» de la natalidad en Extremadura. Lo dicen teniendo en cuenta los tratamientos que realizan normalmente y los que han dejado de iniciar desde unos días antes de que se decretara el estado de alarma por el coronavirus.
Resultat d'imatges de revista farmacia
A esa previsión se suman las de profesionales que descartan que el confinamiento pueda contribuir a un 'baby boom'. El director del Centro de Estudios Demográficos, Albert Esteve, ya ha vaticinado que «los nacimientos seguirán en caída libre».
Para empezar a comprobar el posible descenso de los embarazos sin técnicas de laboratorio habrá que esperar a diciembre de este año. Lo que sí se puede afirmar ya es que los conseguidos con reproducción asistida caerán con toda seguridad.
El IERA estima que en 2021 habrá unos 300 nacimientos menos por la paralización de la reproducción asistida
Los pacientes que se someten a ellos en esta región lo hacen en el IERA (Instituto Extremeño de Reproducción Asistida en Badajoz), en la clínica Norba en Cáceres y en el SES a través del Cerha (Centro Extremeño de Reproducción Humana Asistida). Entre todos llevan a cabo tratamientos que han tenido que paralizar.
«Un poco antes del estado de alarma ya no empezábamos nuevos ciclos de fecundación in vitro. Después el Gobierno solo permitía tratamientos en pacientes oncológicas para preservar su fertilidad y ahora se está empezando a recuperar la actividad», explica José Antonio Domínguez, director médico del IERA, quien aclara que «hasta el momento la infección por coronavirus no ha demostrado que genere abortos».
Domínguez coincide con su compañero Santiago Álvarez Miguel, catedrático de Biología Celular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Extremadura, en que «esta paralización supondrá en 2021 una caída de al menos 300 nacimientos de niños en hospitales extremeños por reproducción asistida». A ellos, aclaran, hay que sumar los que llegan sin técnicas de laboratorio.
Álvarez alude a varias razones y a lo sucedido con la gripe de 1918, «que evidenció una caída de la natalidad». En ese sentido, cree que «2021 va a ser catastrófico sobre todo por la paralización de los ciclos de reproducción, algo que nunca había sucedido». A eso añade el miedo al coronavirus y la crisis económica.
«En total van a ser tres meses sin ciclos de fecundación in vitro, un tratamiento que en Extremadura supone entre el 5% y el 7% de los nacimientos», afirma Álvarez antes de detallar los datos del IERA. «Hacemos unos 500 ciclos y este año calculamos que se harán entre 250 y 300», prevé el especialista.
Álvarez matiza que esa estimación la hace teniendo en cuenta que en esta vuelta a la normalidad los pacientes quieran seguir yendo a los centros de reproducción. «Vendrán pero quizás no en la misma cantidad porque habrá una crisis económica que en algunos casos no les permitirá costearse un tratamiento que oscila entre los 4.000 y los 5.000 euros».Asegura que ya tienen el precedente de lo sucedido tras 2008, cuando «las clínicas de reproducción asistida registraron bajadas de entre el 15% y el 20%».
Al aspecto económico también se refiere José Mijares, embriólogo clínico y director médico de la clínica Norba. «Habrá un bajón importante en la natalidad. Entiendo que habrá gente para la que sea muy complicado acceder a esos ciclos», afirma antes de matizar que «el mayor motor económico que puede existir en esta comunidad es tener un niño por todo lo que genera».

Extremeños que se tratan fuera

A los tratamientos que no se están realizando en la región se suman los de extremeños que optan por acudir a clínicas de otras comunidades autónomas. «Muchos se van a Madrid o a Sevilla y ahora no pueden. Esos casos, que también son muchos, supondrán que la caída de la natalidad sea mayor», matiza Mijares tras atender una consulta por teléfono de una paciente que está deseando empezar su tratamiento. «Vamos a ir citando poco a poco», apunta el embriólogo.
Sobre la vuelta a la actividad normal en el centro público, el Cerha, el jefe de Sección de Reproducción del Complejo Hospitalario de Badajoz, Francisco García Malpartida, apunta que será en el momento que lo determinen las autoridades. «Estamos deseando reanudar el trabajo para el que nos hemos preparado, pero hay que tener en cuenta que habrá que mantener las normas de distanciamiento social y, según el caso, realizar a nuestras pacientes los exámenes previos recomendables», afirma.
En el Cerha, sus datos también sirven para ver la caída que se avecina. En 2019 realizaron 634 inseminaciones y 406 punciones foliculares, con 309 transferencias de embriones en fresco y 283 de embriones congelados, además de 774 primeras visitas. En un mes y medio de confinamiento habríamos cubierto aproximadamente un octavo de esa actividad», detalla Malpartida.
Las pacientes saben que el tiempo corre en su contra. Soledad Mena, asesora sanitaria en el IERA, es consciente de ello porque le muestran esa preocupación. «Hemos recibido muchas llamadas de personas de 38 años a las que le ha creado ansiedad que el tiempo pase porque se reducen sus posibilidades de ser madres». Lo comenta antes de decir que también le han llamado mujeres que se habían sometido a tratamientos anteriormente y ahora quieren intentarlo de nuevo. «Se les ha despertado el instinto maternal durante el confinamiento».

TITULO:  CAFE, COPA Y  Lo que ha fallado en la arquitectura durante el confinamiento,.

 

Lo que ha fallado en la arquitectura durante el confinamiento,.


Dos meses de encierro doméstico permiten aclarar lo que funciona y lo que no en nuestras casas. ¿Cómo será la arquitectura que demandaremos en adelante?

foto / Un pato de vecinos de Madrid, el pasado mes de abril. 
¿Cómo cambiará nuestra relación con la arquitectura después del coronavirus? ¿Seremos más conscientes de los lugares en los que vivimos? ¿Más críticos? ¿Más conservadores? Tras dos meses de encierro, todos intuimos qué funciona y qué está mal en nuestras casas y calles. ¿Por qué media España acristaló sus balcones? Porque sus casas son pequeñas y el exterior es hostil. ¿Por qué los pisos tienen distribuciones poco flexibles? Porque ése es un valor de mercado. ¿Y cómo serán las casas que demandemos en adelante? Para eso hay respuestas s contradictorias: serán más abiertas al mundo o más encerradas en sí mismas.
«La mayoría de nosotros no ha sufrido grandes dramas: ni guerras, ni desastres... Teníamos el cambio climático pero se adelantó el coronavirus y nos creó un sentimiento de vulnerabilidad. Ahora esperaremos de la arquitectura protección. Lo curioso es que ese deseo puede significar cosas opuestas. Entiendo a la gente que ahora anhela un adosado y un jardín pero hay otra forma de enfocar la vulnerabilidad».
El arquitecto madrileño Iñaki Alonso habla en sus vísperas eternas de estrenar piso en la cooperativa Entre Patios, un conjunto de viviendas en Vallecas que también ha proyectado y que se anuncia como una covivienda. La casa es más pequeña, «calculen un 10% menos de espacio por piso», pero los vecinos comparten servicios: «Una sala con cocina para que en mi cumpleaños pueda traer a 15 amigos. Otra sala para trabajar... Hay cooperativas que tienen un cuarto de invitados que los vecinos reservan», explica Alonso.
«Lo que importa es rebelarse contra la idea del edificio como almacén de vidas aisladas en el que la gente se muere sin que el vecino se entere», continúa. En resumen, Entre Patios propone vivir más en comunidad porque esa cercanía es también una manera de protección. Los niños juegan en el patio y se cuidan unos de otros. Si alguien se rompe el tobillo, es más fácil que sus vecinos estén pendientes... Ese tipo de cosas.
«No inventamos nada. Los niños también juegan en las piscinas comunitarias de las promociones convencionales. La diferencia es que nosotros buscamos crear una cultura de cuidados compartidos, de atacar al aislamiento y la soledad de las personas, que también es una pandemia reconocida por la OMS», cuenta Alonso. Un inciso: en 1968, Ricardo Bofill construyó el edificio Walden con un discurso parecido. La convivencia en el edificio fue un calvario desde el principio. «Es una cuestión de educación, de que la gente sepa a qué viene y de que haya un respeto estricto por el espacio individual. No podemos pasar del aislamiento a la invasión. Nosotros tenemos un facilitador, cuya función es crear dinámicas positivas».
Lo que Alonso plantea es un extremo en la nueva normalidad de la arquitectura: la de aquellos que buscarán protección en la comunidad. «Pero no me engaño, sé que mucha gente querrá vivir en viviendas más encerradas y más individualistas».
Hay ejemplos conocidos. Medellín. Urbanismo y sociedad es un libro de Jorge Pérez-Jaramillo (Turner, 2019) que cuenta, entre otras cosas, cómo la clase media colombiana se fue a vivir a viviendas-búnker de espaldas a la calle por culpa de la violencia narcotraficante. ¿Cómo no entenderlo? «Pero la ciudad compacta, como escenario para la vida integrada, con inclusión y equidad, con urbanismo de proximidad y barrios bien desarrollados, articulados a sistemas urbanos de accesibilidad y movilidad, con espacios públicos y equipamientos sociales de calidad... esa ciudad está más vigente que nunca. La ciudad expandida en suburbios desintegra y segrega, destruye el tejido político y social y, sobre todo, destruye estructuras ecológicas», dice Pérez-Jaramillo.
La paradoja está en todas partes: en París, la alcaldesa Hidalgo propone un plan para que todos los vecinos tengan sus necesidades cubiertas en 15 minutos de paseo: colegios, tiendas, ambulatorios... En cambio, en EEUU se interpreta que el coronavirus es algo que ocurre básicamente en la densa Nueva York. Y en España, los consultores inmobiliarios ya hablan de un inminente efecto balsa de aceite.
«Todos nos preguntamos lo mismo, si los coches volverán a ocupar el centro del espacio público», dice Fermín Vázquez, fundador del estudio b720. «Yo no soy muy optimista sobre la relación que vayamos a tener con la arquitectura en adelante pero espero que el paisaje de la ciudad vacía nos sirva para entender lo agresivo que era el espacio en el que hemos estado viviendo».
¿Qué tal han funcionado nuestros pisos en el confinamiento? Los normales, no las casas que salen en las revistas... «Nos hemos dado cuenta de que hay una presión grande en las casas de dentro hacia afuera. Echamos de menos una terraza pero entonces recordamos que la teníamos y la cerramos porque en casa cabemos mal y necesitábamos esos metros cuadrados. Como la calle es agresiva, en el fondo, esa terraza sólo servía para dejar la bombona de butano... Y, además, sabíamos que el piso se venderá mejor con la terraza cerrada. El verdadero problema es ése: que la vivienda es la gran inversión de nuestras vidas y le damos un valor de cambio más que de uso. Nos importa más poder vender bien la casa que adaptarla a nuestras vidas», contesta Vázquez. «Todos somos conservadores con la vivienda, es normal. Pero hay que dar pasos y romper el círculo vicioso».

Todo encoge

Por ejemplo: ¿por qué una familia española de clase media vive más estrechamente que en Alemania o en Austria? «En Austria, la norma dice que las habitaciones tienen un mínimo de 14 metros cuadrados. Aquí, es normal encontrar una habitación de 10 metros y dos de ocho para los hijos», explica la arquitecta Zaida Muxí. «Yo soy argentina. Cuando me visitan amigos de América Latina, se sorprenden de lo pequeñas que son las casas en España».
Y continúa Muxí. «Los espacios están jerarquizados. La cocina está apartada de la zona de estar, es poco más que un tendedero ampliado, de modo que quien cocina, que suele ser la mujer, está marginado. No se piensa en los niños. Los espacios son rígidos y están jerarquizados. Las normas no permiten experimentar y, en los pocos resquicios que dejan, aparece el mercado».
«Si vamos al ejemplo de Austria, la diferencia es que la vivienda pública se ha hecho sin especular en el espacio. En Viena hay VPOs de 120 metros cuadrados. A partir de ahí, la presión del espacio no existe», explica su colega Daniel Mòdol, ex concejal de Urbanismo de Barcelona. «No sé qué ocurrirá con la vivienda. Supongo que habrá colivings, habrá más neorrurales que vuelvan al campo, habrá gente más conservadora... Pero ya le puedo decir que en dos proyectos de oficinas en los que trabajamos ya nos dicen los clientes que nos olvidemos de los espacios diáfanos. Que quieren salas compartimentadas como se hacían antes».



No hay comentarios:

Publicar un comentario