El domingo -31- Mayo - a las 18:00 por La Sexta, foto,.
Fernando Romay,.
Fernando Romay: “No sé cómo es la vida en el anonimato”,.
Medir más de dos metros y querer pasar desapercibido es un auténtico oxímoron. Una evidente contradicción. Y eso es precisamente lo que le ocurre, y él mismo corrobora, a Fernando Romay (La Coruña, 1959), que lleva una vida entera atrayendo las miradas de propios y extraños. Allá por donde va. Siempre sintiéndose observado. Siempre en el foco, ya sea por su innegable condición física (mide 2,13 cm) o por ser una leyenda del baloncesto español. Un veterano de mucho pedigrí en el Real Madrid. Ahí es nada. Es por ello que la palabra incógnito prácticamente no ha sido conjugada para él. Y tampoco quiso combatirlo de ningún modo. Era inevitable. Es más, asumió su posición y logró transformarlo todo en ventajas.
De hecho, el término diferencia sí que sobrevolará mucho a lo largo de la conversación con el ex pívot gallego. Son más de 20 años dedicados al baloncesto profesional, 17 de ellos en las filas del cuadro blanco, donde ha convivido siempre con la máxima exigencia deportiva. Y el resultado ha sido un amplio palmarés de éxitos, tanto a nivel de clubes como con la selección española. Toca hablar de siete ligas, cinco Copas del Rey, dos Copas de Europa, dos Intercontinentales, tres Recopas de Europa, una Copa Korac y una Copa Mundial de Clubes, además de un bronce en el Eurobasket de 1983 y una plata en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984. Sabe perfectamente lo que es ganar y ha disfrutado mucho de ello. Pero también de los valores que implica el deporte, en este caso el de la canasta. Y ahí reside su lucha actual.
Un evento de la Federación Española de Baloncesto, con la que trabaja a día de hoy, es el causante de la visita de Romay a Córdoba -ciudad a la que acude con cierta frecuencia-. Y entre presentaciones y diversos actos, el ex jugador logra sacar tiempo para hablar con CORDÓPOLIS. Una conversación que sabe a baloncesto, a reinvención, a oportunidades y a educación. Después de una vida en la élite, su cometido ahora radica en trabajar con los más jóvenes, puntualizando en el lado más saludable y positivo de dicha disciplina. Y todo bajo su sentido del humor, una herramienta que él mismo se impuso para derribar ciertos tabúes. No rehuye la broma, ni defender, como quedó dicho, el valor de la diferencia. Palabras de altura.
PREGUNTA. Creo
que la palabra diferencia ha estado siempre muy presente en su vida. De
hecho, si nos vamos a lo más evidente, la altura, ésta característica
física, como les pasa a todas las personas altas, ha provocado que
automáticamente sea el foco de atención allá por donde va. Imagino que
lo tendrá más que asumido, pero, sobre todo de más joven, ¿cómo se puede
convivir con el sentirte siempre observado?
RESPUESTA. Y no solo por la altura, también por la belleza, coño, que yo tengo su cosa (risas).
P. (Risas) Totalmente, ¿cómo se llevaba eso?
R. Pues es que no sé
cómo se lleva el no ser observado. Yo siempre fui señalado por la calle
cuando era pequeño. Desde que era pequeño, quería decir, porque, quieras
o no, los altos somos altos toda la vida. Entonces, desde siempre era
el alto, el grande, el que destacaba… Unas veces por exótico, que no por
feo, y otras veces, ya una vez que me dediqué al baloncesto, por ser
jugador del Real Madrid y tal. Entonces, la vida en el anonimato no sé
cómo es. Además, hay una cosa que está clara: un alto no se puede
esconder. Un actor se puede poner una peluca, unas gafas de sol, una
gorra y una gabardina y puede pasar desapercibido. De un jugador de
baloncesto dirán: coño, mira ese tan alto intentando pasar
desapercibido. Mira, Romay disfrazado, o quién sea. Entonces…
P. Se tiene el prejuicio muchas veces de que el alto es el abusón, el que tiene ventaja sobre los demás.
R. No, no.
P. Y a esto me refiero a
su infancia, mucho antes del baloncesto. Es que esa cualidad física
también puede generar inseguridad, te marca como el diferente.
R. Sí, la sociedad es
muy injusta en ese sentido. De hecho, yo tengo una charla que es el
valor de la diferencia y eso lo recalco. En el momento en que eres
distinto, te intentan encasillar. No puedes ser distinto por ser, no sé…
Si te gusta llevar barba, pues eres hipster o tal; si llevas melena, eres heavy o hippy. Cantidad de situaciones que tienes. Y cuando no saben dónde encasillarte, entonces ya hay una entelequia genérica que es el frikismo.
“¡Bah, ese es un friki! ¡A saber lo que será!”. Y no, lo único que eres
es distinto. Tienes una forma de pensar y no tienes que estar
encasillado ni nada.
Y entonces, a ver, si penalizan tanto ser
diferente y, además, exigen ser genial, ¿cómo puedes ser genial sin ser
diferente? Con lo cual, yo soy de los que abogan por fomentar las
diferencias, en el buen sentido de la palabra. Pero no las diferencias
para que sean excluyentes, sino que te permitan aportar a un equipo eso
que necesita en cada momento.
Abogo por fomentar las diferencias, ¿cómo puedes ser genial sin ser diferente?
P. Sería muy aburrido si todos fuéramos iguales.
R. Aparte de aburrido,
es que te maravillas de ver los mosaicos que han hecho desde tiempos
inmemoriales los romanos y tal. Un montón de piedras distintas que
forman una figura armoniosa. Un equipo no deja de ser esto. Un montón de
características distintas que forman un núcleo sólido, armonioso y
exitoso. Pues ya está, vamos a fomentar esa diferencia, amén de que, si
tú intentas parecerte a los demás, vas a tener que usar un 80% de
esfuerzo para conseguir un 20% de beneficio. Si tú intentas favorecer tu
diferencia para ser útil a los demás, vas a tener un 20% de esfuerzo
para conseguir un 80% de beneficio. Con lo cual, vamos a ser distintos.
P. Imagino que antes estaría más acentuado incluso, sería más complicado convivir con esa diferencia física.
R. No, no, qué va.
P. Me refiero a un hecho tan cotidiano como comprarse unos zapatos de su talla.
R. Claro, a ver,
convivir no, vivir. Pero convivir no. Yo he tenido la suerte de estar
siempre rodeado, en primer lugar, en tiempos prebaloncesto, de una
familia que te daba muchísimo cariño y muchísimo amor, con lo cual me
hacían ser un niño feliz. Y después, en tiempos de baloncesto, esas
dificultades se transformaron en ventajas, ya que yo tenía más
posibilidades que el resto de mis compañeros y así me lo hicieron ver
desde un principio. Para poder conseguir las metas que a ellos les iba a
resultar casi imposible hacer. Entonces, tampoco fue tan difícil.
Lo que sí, las cosas de convivencia, lo que tiene estar en un mundo que es una tallita
más pequeño. Pero nada, son fácilmente solventables con comunicación.
Ahora estamos en la era de la comunicación y no solo para el postureo,
también tiene que valer para algo más, y ese algo más es el poder
enterarte, aportar y hacerle la vida más fácil a los demás, que están en
una situación parecida.
P. No sé si estará de
acuerdo conmigo, pero, en mi opinión, la educación es bastante
horizontal, que no quiere decir que sea justa. Al final, un chico de
1,50 cm no tiene las mismas capacidades que el de 1,80 cm, aunque tengan
la misma edad. No se les puede pedir lo mismo.
R. Claro, claro. No, no,
no. Es que, además, lo de la educación es algo que se tiene que empezar
a ver. Mira que ha cambiado el mundo, y seguimos dando y recibiendo
clase de la misma manera que se hacía en el siglo XVI o XVII. Entonces,
esto tiene que cambiar de alguna manera. La educación tiene que ser
distinta y yo creo que tiene que fomentar más las cualidades que te
hacen distinto para poder aportarlas a la sociedad y que la sociedad se
pueda beneficiar mucho más de ello, lejos de hacer el mundo perfecto en
el que todos tenemos que ser iguales, vestir igual, tener la misma
altura, el mismo color de pelo y tal. Viva la diferencia.
P. Volviendo a lo que
comentábamos de la inseguridad. Desconozco si fue así siempre, pero es
cierto que en su vida pública sobresale el humor como una herramienta
importante.
R. Sí, sí. Lo has
definido bien, una herramienta, indudablemente. Yo tenía que quitar la
imagen de que los altos son sosos, de que los altos son tontos y que son
parados. Entonces, un alto puede contar un chiste, puede ser gracioso,
puede tener su chispa… Ya lo de listo no lo he conseguido tanto. Pero
bueno (chasquea los dedos), estoy en ello a ver si… (risas).
P. Con 14 años, su
destino, como ha dicho alguna vez, estaba en seguir los pasos de su
padre y trabajar en el puerto de La Coruña.
R. Sí, bueno, eso era lo obvio, sí.
La educación tiene que fomentar más las cualidades que te hacen distinto
P. Pero entonces surgió la oportunidad de ir a Madrid.
R. De jugar a
baloncesto, sí. Me llega primero la oportunidad de jugar a baloncesto en
La Coruña y luego de descubrir un mundo nuevo, en el cual todos los
problemas que tenía fuera, que la mayor parte eran problemas de
intendencia podríamos decir, pues se trastocaban en ventajas. Tanto es
así que, incluso sin llegar a jugar ningún partido en La Coruña,
simplemente estando en la a minúscula del baloncesto, de todo el
abecedario baloncestístico, pues ya me llama el Real Madrid, me coge y
me hace ser jugador del Real Madrid. Me abrió un mundo completamente
distinto.
P. ¿Cómo fueron esos primeros meses de un chico coruñés de dos metros en la capital?
R. Viviendo todo.
Impregnándome de todo. Además con un problema añadido. Yo no tenía
zapatillas en ese momento. Mi número era tan absolutamente
extraordinario que no lo tenía ni el Real Madrid, con todo esto.
Entonces, imagínate, tenía que entrenar y, lejos de ser una desventaja,
supuso una ventaja porque toda esa merma que tenía, tanto física como
baloncestística, pues me permitió meter muchos entrenamientos de
baloncesto primario, digamos, no para ponerme a la altura de mis
compañeros, que siempre iba mucho más adelante, pero sí ponerme a la
altura para poder asimilar lo que me venía después. Era un poco tener
esa base lo suficientemente sólida para tomar el impulso de llegar lo
más arriba posible.
Y esto me valió por todos esos meses que
estuve sin zapatillas. Coger una base física, una base técnica, para
poder aguantar lo que venía después. Y, sobre todo, el hacer caso a los
que más sabían. Yo soy de los que piensan que soy lo que soy gracias a
la gente que me ha rodeado. A ese entorno que tenía, empezando por esos
jugadores que estábamos en la pensión, que fueron los primeros que me
hicieron ver las posibilidades que tenía de verdad. Y lo hicieron ver de
una forma fehaciente. Hay un vasco maravilloso, Choya se llama, y que
me lo hizo ver muy a lo vasco. Me dice: “O triunfas, o te doy dos
hostias”, directamente. Entonces, me enseñaba la mano un tío de 1,90 y
algo, con una mano que era como una pala de panadero, pues dije casi voy
a hacer, pues, como me dé, voy a hacer noche en el aire. Y
efectivamente, le hice caso (risas). Surgió efecto. Ya sabes, los
métodos audiovisuales de “oye, ¿ves esto?”, pues surgió efecto.
P. ¿Es cierto lo que he leído de que confundió a Pedro Ferrándiz con el encargado del material?
R. Bueno, eso son historias. La verdad es que sabía muy poco de baloncesto y en algún momento pudo haber pasado, sí (risas).
El Real Madrid me abrió un mundo completamente distinto
P. Ha comentado en alguna ocasión que gracias al baloncesto encontró su sitio.
R. El baloncesto me
colocó en el lugar que tenía que estar e hizo posible que sea lo que soy
ahora. No sé hasta qué punto podía ser mejor, indudablemente. ¿Podía
ser peor? Con toda seguridad. Pero gracias al baloncesto estoy donde
estoy y estoy muy orgulloso.
P. Porque el baloncesto
ha significado, creo yo, una importante salida a personas de 2,05 cm en
adelante. En este caso se sitúa como una figura imprescindible, pero en
cualquier otro deporte es muy raro.
R. Bueno, hoy en día,
tal y como están las cosas, en otros sitios también. Tú ves jugadores de
balonmano y hay de dos metros y pico; ves de voleibol y también.
P. De 2,13…
R. De 2,13,
indudablemente, tiran al baloncesto porque es la salida más cotidiana,
pero digamos que la gente alta, cada vez más, gracias a los métodos de
entrenamiento y a que están mejor formados y tienen más cualidades para
poder hacer, ya no son exclusivas solo del baloncesto, sino que la
envergadura y la altura ya es aprovechada en otros muchísimos deportes.
P. Usted es lo que se conoce como un siete pies (2,13 cm).
R. Efectivamente.
P. Y de los primeros en el baloncesto profesional.
R. El primero. Antes de mí había uno con 2,10, que era Azpiazu. Era vasco y jugó poco, en San Sebastián y poco más.
TITULO: ESPAÑOLES POR EL MUNDO - Costa Rica, costa Pacífico,.
Españoles en el mundo - Costa Rica, costa Pacífico,.
foto / Españoles en el mundo viaja hasta uno de
los países más felices del mundo, Costa Rica. Su vegetación y playas
salvajes, su espectacular biodiversidad, y un ritmo de vida muy especial
hacen de Costa Rica un referente mundial de turismo sostenible. Rafael,
Adriana y Daniel, Alberto y María, Jesús y Rubén nos muestran la
capital San José; la península de Osa en la costa del Océano Pacífico,
el lugar del mundo con mayor número de especies; el cultivo de uno de
los granos de café más exquisitos del mundo en Orosí; los secretos de
las Esferas de piedra precolombinas, y practicaremos canopy y parapente
en Orotina. ¡Costa Rica, Pura Vida!,.
El miercoles -27- Mayo a las 21:00 por La 2, foto,.
El miercoles -27- Mayo a las 21:00 por La 2, foto,.
Libro Los señores del tiempo,.
Los señores del tiempo, una épica novela histórica ambientada en el
medievo, se publica con gran éxito bajo un misterioso pseudónimo: Diego
Veilaz.
Unai López de Ayala, Kraken, se enfrenta a unas desconcertantes muertes
que siguen un modus operandi medieval. Son idénticas a los asesinatos
descritos en la novela Los señores del tiempo: un envenenamiento con la
«mosca española» ?la «viagra» medieval?, unas víctimas emparedadas como
se hacía antaño en el «voto de tinieblas» y un «encubamiento», que
consistía en lanzar al río a un preso encerrado en un tonel junto con un
gallo, un perro, un gato y una víbora.
Las investigaciones llevarán a Kraken hasta el señor de la torre de
Nograro, una casa-torre fortificada habitada ininterrumpidamente desde
hace mil años por el primogénito varón. Pero el reverso de tanta nobleza
es la tendencia de los señores de la torre a padecer el trastorno de
identidad múltiple, un detalle que arrastrará a Estíbaliz a vivir una
arriesgada historia de amor.
Unai López de Ayala acabará descubriendo que Los señores del tiempo
tiene mucho que ver con su propio pasado. Y ese hallazgo cambiará su
vida y la de su familia.
TÍTULO: LA MAQUINA DE ESCRIBIR - Libro El Castillo .
LA MAQUINA DE ESCRIBIR - Libro Libro El Castillo , fotos,.
Esta novela narra el sueño de aquellos que desafiaron su destino hace mil años, lograron construir una de las fortalezas medievales más grandes del mundo: el castillo de Loarre.
Una novela sobre la construcción del grandioso e imponente castillo de Loarre. El sueño de unos hombres y mujeres que desafiaron su destino hace mil años.Entre la Tierra Llana y el Pirineo aragonés se encuentra el monumento militar románico más importante de Europa: el castillo-abadía de Loarre, una fortaleza impresionante, construida cuando esa zona era una peligrosa tierra de frontera. ¿Cómo se edificó? ¿Quién logró tal hazaña?
Todo comenzó cuando un aguerrido monarca, el rey Sancho III el Mayor, decidió levantar una fortificación en una recóndita sierra, poco poblada y desde la que se podía avistar al enemigo musulmán a diez kilómetros de distancia. Y con la promesa de un futuro mejor, atrajo a un grupo de hombres y mujeres para quienes la supervivencia era una heroicidad cotidiana.
Entre ellos, un maestro de obras lombardo; Juan el carpintero y su hijo Fortún; Ava la arquera; Javierre, un muchacho cuya ambición creció a la par que el castillo; y un sacerdote fiel al viejo rito hispánico, acompañado de la inteligente y misteriosa Eneca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario