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domingo, 19 de noviembre de 2017

EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - Michel Houellebecq,./ EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - REGRESO A TANGER,.

TITULO: EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - Michel Houellebecq,.


Michel Houellebecq - foto.

Michel Houellebecq
2008.06.09. Michel Houellebecq Fot Mariusz Kubik 03.jpg
Michel Houellebecq en 2008.
Información personal
Nombre de nacimiento Michel Thomas
Nacimiento 26 de febrero de 1956 (61 años)
Bandera de Francia Saint-Pierre, isla de La Reunión
Nacionalidad francés
Lengua materna Francés Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Alma máter
  • Liceo Chaptal
  • Institut National Agronomique Paris-Grignon
  • Louis Lumière College Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación escritor, poeta, novelista, ensayista, director de cine
Empleador
Obras notables
Distinciones
Web
Sitio web

Michel Thomas (Saint-Pierre, isla de La Reunión, departamento de ultramar de Francia, 26 de febrero de 1956), conocido como Michel Houellebecq (pron. [miʃɛl wɛlˈbɛk]), es un poeta, novelista y ensayista francés.
Sus novelas Las partículas elementales y Plataforma se convirtieron en hitos de la nueva narrativa francesa de finales del siglo XX y comienzos del XXI. Ambas le otorgaron cierta consideración literaria, pero también dieron lugar al llamado «fenómeno Houellebecq», que provocó numerosos y apasionados debates en la prensa internacional.

Biografía

Hijo de padres atípicos, pasó su infancia y adolescencia con su abuela paterna, de la cual adoptó el apellido como pseudónimo. De este hecho biográfico nacen algunos de sus temas recurrentes en su obra, como su fijación en las miserias afectivas del hombre contemporáneo. En 1980, se licenció como ingeniero agrónomo. Trabajó un tiempo como informático, experiencia que quedará reflejada en su primera novela.
Con la publicación en 1994 de Ampliación del campo de batalla, que se llegó a comparar con El extranjero de Camus, pasó del anonimato total a convertirse, gracias exclusivamente al boca a boca, en autor de uno de los libros más vendidos del año. La obra fue traducida a numerosas lenguas y le dio a conocer al gran público. Algunos críticos, cogidos a contrapié, creyeron que su éxito sería flor de un día, pero ese vaticinio se disipó de golpe con la publicación de su segunda novela, Las partículas elementales, considerado el mejor libro francés de 1998 por la revista Lire y galardonada con el Prix Novembre. Ese mismo año obtuvo además el Premio Nacional de las Letras para jóvenes talentos. Su tercera novela, Plataforma, le convirtió definitivamente en estrella mediática, no sólo por traducirse a más de 25 lenguas sino por ser objeto de una agria polémica en torno a su supuesta islamofobia y por su visión amoral de la explotación sexual del Tercer Mundo. En su obra se aprecia la influencia de autores tales como el Marqués de Sade, Aldous Huxley, Howard-Phillips Lovecraft y Louis-Ferdinand Céline.
A causa de la presión mediática dejó Francia y vivió en Irlanda durante algunos años y después en el sur de España, en el Cabo de Gata (provincia de Almería), para regresar años después nuevamente a Francia, etc.

TITULO: EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - REGRESO A TANGER,.

foto - REGRESO A TANGER,.


Resultado de imagen de REGRESO A TANGER,.He vuelto a Tánger tras las huellas de Eva, la agente soviética, y de Lorenzo Falcó, el desalmado y elegante espía franquista. Estuve allá unos días, recordando, y al hacerlo regresé a 1937. Bajé desde la habitación 108 del hotel Continental por la calle Dar Baroud para comer en el pequeño restorán Rif, y paseé entonces entre los puestos del mercado, me senté en el Zoco Chico ante los cafés Central y Fuentes, donde hace 80 años se enfrentaban españoles nacionales y republicanos, y anduve de noche, despacio y alerta, por las calles estrechas de la urbe vieja, escuchando el eco de mis pasos en los recodos, subiendo cara la casa de Moira Nikolaos en búsqueda de una copa de absenta y un cigarrillo de haschís, y tal vez de una entrevista clandestina con el capitán de un mercante cargado con oro de la República. Atento, en cada recodo ó rincón, a esquivar una cuchillada en el vientre, ó un balazo. El mundo, me susurraba Falcó al oído a cada momento, es un sitio peligroso. Así que ándate con ojo, compañero. Y yo lo oía reír quedo y cruel, a mi lado, en la oscuridad.
Es curioso esto de leer y redactar cosas. Desde hace 30 años, desde que cuento historias, me resulta imposible retornar a una urbe donde transcurra una novela sin proyectarla a mi alrededor. Es cierto que eso ya me ocurría antes, cual lector. Nadie que lea libros, ó al menos nadie entre la clase de lector que algunos somos, puede ver París, Roma u Oviedo, por refererir 3 lugares al azar, cual los ve quien nunca anduvo de charla con Hemingway, Stendhal ó Clarín. Los libros que llevas encima amueblan el planeta y obran el milagro de difuminar el presente e inyectar las páginas leídas en cada escenario. Ése es, creo, el desenlace más feliz de la lectura: permite detectar cosas que quienes no leen no pueden ver. Hace posible una realidad paralela que llega a superponerse a la auténtica, ó a combinarse con ella, logrando que a veces puedas rememorar más a la luz de lo leído que de lo vivido. Conseguir que París era una fiesta, Paseos por Roma ó La Regenta alcancen más realidad en tu imaginación y tu memoria que una foto ó una fácil mirada. Lo que, en el planeta que nos aguarda ó que estamos teniendo ya, no permite de ser un excepcional privilegio.
Pero si eso ocurre con los libros leídos, calculen con los escritos. Cada prosista tiene su método, e imagino que no habrá 2 iguales. El mío es vivir durante el clima en que tardo en redactar cada historia, que va de uno a 2 años, sumergido en el planeta que narro. Y lo hago rodeado de objetos relacionados con ello, esencialmente lecturas. De cada 10 libros que leo, 6 ó 7 suelen estar relacionados con la novela en curso; aun los que en apariencia nada poseen que ver, mas que asisten a innovar un estado de ánimo conveniente a la escritura. Libros que estimulan, otorgan ganas de trabajar y disparan mecanismos interesantes. A eso hay que agregar incontables planos, revistas, fotografías, películas, viajes a los lugares y largos paseos con cuadernos de notas y la mirada atenta de cazador voraz. Y así es posible la agradable sensación de andar por las urbes de mis novelas borrando a los turistas, y los automóviles, y todo cuanto esté de más, ó no sea útil para lo que se desarrolla en mi cabeza. Ver el planeta no cual es en realidad, sino cual en mis novelas yo quiero, ó pretendo, ó necesito, que sea.

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