BLOC CULTURAL,

BLOC CULTURAL,

martes, 8 de septiembre de 2015

DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES - Entrevista - Johnny Depp - actor,. / DESAYUNO - CENA - DOMINGO - LUNES - Gay Mercader - artista,.,.

 TÍTULO: DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES -  Entrevista - Johnny Depp - actor,.

DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES -  Entrevista - Johnny Depp - actor,.

Johnny Depp: "Me he acostumbrado a vivir como un fugitivo"

Se cansó de ser un rebelde pero no se arrepiente de nada. En plena promoción de "El Llanero solitario" Glamour habla con el actor sobre su pasado y su nueva vida.

Resultat d'imatges de CAFE MEDIA LUNA Cumplió 50 años el mes pasado y el mundo sigue adorándole como cuando era un treintañero. Johnny Depp confiesa que ha sido siempre un rebelde y su única crisis la vivió en la adolescencia. El actor, de nuevo en el candelero por su papel en la película El Llanero solitario, vuelve a ser un hot topic en internet. En plena promoción del film, nos citamos con él y nos asalta la eterna pregunta: ¿por qué todas quieren a Johnny Depp?

Ni él mismo lo entiende e incluso hace bromas sobre el hecho de que le consideren uno de los hombres más sexy del cine: "nunca he entendido este concepto, la verdad". Quizá su secreto sea mantener en el tiempo una imagen rebelde y desenfadada que recuerda a su alter ego Jack Sparrow o saber seducir como el capitán -con ingenio y humor- porque las divas también quieren a hombres que las hagan reir.
PUBLICIDAD
Resultat d'imatges de acelgas con mortadela Tras formar una de las parejas más estables de Hollywood junto a Vanessa Paradis (el año pasado se separaron después de 14 años de matrimonio) ahora el corazón de Johnny Depp lo ocupan sus dos hijos, Lily-Rose y Jack, y su nueva novia Amber Heard, con quien rodó la película The Rum Diary en 2011.

En plena promoción de El Llanero solitario Glamour se citó con el actor para descubrir más sobre su papel, sus inquietudes y su nueva vida. Hablamos de su personaje. Tonto, el indio Comanche al que interpreta -que, por cierto, en España será "Toro" por motivos evidentes- ha supuesto todo un reto para Johnny Depp. Como curiosidad el propio Depp nos dice que pidió ayuda a William “Two-Raven” Voekler un experto en indios nativos e incluso se inspiró en su bisabuela, Cherokee, para crear el papel.

El personaje ha visto muchas cosas en su vida, digamos que está pasado de vueltas. A estas alturas ¿hay algo que sorprenda o inquiete a Johnny Depp?

A mí me intriga todo. No hay que hacer mucho para despertar mi curiosidad. Soy una cita barata (se ríe). Puedo interesarme por una alfombra, de hecho estoy intrigado por la alfombra de esta habitación. Sinceramente creo que si pierdes curiosidad por la vida, si pierdes la idea básica de quedar fascinado por cualquier cosa o interesarte por algo, pierdes la ingenuidad que es lo que te mantiene joven más allá de los números. Y gracias, tengo 60 (se ríe).

Si pudieras cambiar cualquier cosa en el mundo, como hace Tonto en el filme ¿Qué sería?

En mi vida todo está bien. No quiero nada, ni cambiaría nada.
¿Ni si quiera más privacidad?

Eso murió hace mucho, ni me acuerdo lo que era. Me he acostumbrado a vivir como un fugitivo, no me importa. Privacidad, recuerdo que ya no me pertenece y no se si la cambiaría por lo que tengo. Me gusta mi vida. No quiero nada.

Tus antepasados son nativos americanos, ¿tienes algo de Cherokee?
 Sí. Siempre me han dicho, desde que tengo uso de razón, que yo era parte Cherokee. Cuando era pequeño había niños que me lo recordaban con crueldad, sin embargo, para mi familia era un orgullo. Me siento conectado a mis raíces nativas y este film ha sido una gran oportunidad de retratar con educación y respeto a los nativos.

¿Qué tiene este personaje para que hayas considerado interpretarlo?
Es difícil encontrar un personaje en el cine que represente a los nativos americanos con honestidad. Hasta ahora en el cine se les ha tratado pobremente. En Hollywood se les representa como salvajes o cualquier otro término que hayan usado para describirlos. Lo que yo he querido hacer con este papel es interpretarlo como un líder, no como un subalterno del Llanero Solitario. No es el perro al que se le dice tráeme un refresco, es un guerrero, un hombre con integridad y dignidad. Es mi pequeña contribución personal a esas cinco cosas que se han hecho mal y con las que me comprometí en el pasado.

Tu transformación física es espectacular...

Me inspiré en la pintura del artista Kirby Sattler. En ella aparece un guerrero con líneas en su cara algo distintas a las de Tonto, pero me llamaron tanto la atención que decidí pintarme la cara pensando en ellas. En esa misma pintura de la que hablo había un cuervo detrás del guerrero y pensé que podía ser un buen símbolo para Tonto.

Entonces, ¿colocarte el cuervo sobre la cabeza fue cosa tuya?
(Se ríe). Al principio pensé que el cuervo debía estar sobre el brazo, pero no era práctico así que agarré un cuervo disecado y lo puse sobre mi cabeza. Desde ese momento se convirtió en el espíritu que habría de guiarme a mi y al personaje. Deberías probarlo alguna vez, se siente algo especial. El pájaro fue mi guía.

A las mujeres nos dicen que no nos vayamos a la cama sin desmaquillarnos y tú te pasabas días y días con el maquillaje, ¿por qué lo hacías?

Por dos motivos. Primero porque me interesaba mantenerme dentro del personaje y por otra parte era insufrible quitarse y ponerse el maquillaje todos los días. Una vez que te metes en el personaje cambias de piel. El maquillaje y el vestuario contribuyeron a que me sintiera Tonto. El personaje atraviesa por muchas cosas y eso se refleja en su maquillaje. Otras veces me lo dejaba porque me permitía dormir unas horas más...

¿Puedes desvelarnos algún proyecto? ¿Sientes deseos de volver a dirigir?
Sí, he estado trabajando en un proyecto durante los últimos cuatro años más o menos y ya hemos terminado la parte fílmica, es un documental sobre Keith Richards. Debo confesar que no lo veo como un documental sino como una oportunidad de experimentar a Keith. El público no tiene la oportunidad de conocerle y es un tipo muy misterioso e interesante. Esencialmente se trata de mostrar su personalidad. En algunas escenas se nos ve a Keith y a mi manteniendo una conversación. Me interesaba mostrar su sabiduría, su filosofía de la vida, sus experiencias. Todo eso nos lleva indudablemente a su vida. Así que sí, he estado trabajando tras las cámaras
¿Crees que has dejado de ser el rebelde de Hollywood?

 Todo el mundo vive una época rebelde a su manera pero nadie habla de ello. Yo lo viví justo antes de tener a mis hijos. Fue un momento de confusión en mi vida en el que no sabía porqué hacía las cosas, no entendía que me sucedía pero sabia que el éxito, mi carrera y el dinero no eran suficientes para ser feliz. No sabía hacia dónde iba. Todo el mundo me llamaba rebelde porque me gustaba ser protagonista de todas las fiestas, ahora me veo como un idota. Los años te vuelven sabio y aprendí la tremenda pérdida de tiempo de ese período de mi vida. Pero eso forma parte de la educación, supongo.

¿Alguna vez te ha preocupado lo que el mundo pensaba de ti?

No. Nunca. No he cambiado ni mi moral, ni mi ética. Reconozco que he tenido mucha suerte en la vida, he vestido muchos gorros (risas). En mi adolescencia hice de todo, desde vender camisetas a conducir autobuses o intentar ser músico. He tenido mucha suerte en mi carrera y he conseguido que mi viaje sea divertido. Un mal paso puede evaporar lo que tienes así que siempre trato de dar lo mejor de mi. No tengo alergia al éxito ni a los comentario porque soy un tipo auténtico.

Acabas de cumplir 50 años ¿Cómo te ves?
Sería peor no cumplirlos. De envejecer me preocupa la muerte porque es un completo misterio para mí, solo deseo que haya algo más allá de ella no solo gusanos. Jamás he abandonado al niño que llevo dentro de mí y me sigo sintiendo como un chaval. Espero seguir llevando gorros o cuervos durante muchos años.


TÍTULO: DESAYUNO - CENA - DOMINGO - LUNES - Gay Mercader - artista,.

 DESAYUNO - CENA - DOMINGO - LUNES -  artista,. fotos.

El mercader del rock
54 años, más de 2000 conciertos, 30 temporadas en la profesión y un holding de entretenimiento que reagrupa a cinco empresas y casi 40 empleados. Gay Mercader empezó en esto por amor al rock y se ha convertido, con el tiempo, en el amo indiscutible de la música en directo en nuestro país. Lejos del glamour del estrellato, su vida actual discurre en una perdida masía catalana, desde la que controla telefónicamente el negocio, rodeado de perros, gallinas y caballos. Allí le visitamos para hacer recuento en su 30 aniversario como promotor musica
JUAN MANUEL BELLVER. FOTO de ALICIA AGUILERA
Gay Mercader
   

HONKY TONK MAN. «La gente piensa que llevo una vida muy glamurosa, tirado en una villa sin hacer nada, codeándome con famosos y rodeado de tías... Muy al contrario, trabajo todo el día, como cual monje, hago acupuntura, no tengo vida social y apenas salgo de casa un par de veces por semana para ir a mi clase de yoga. Tampoco niego que he vivido muy intensamente en el pasado, de manera muy loca, al más puro estilo rock’n’roll. Esta existencia monacal que hoy llevo es, en cierto modo, el pago de aquellos pecados».

Gay Mercader, promotor musical, 54 años, es un superviviente de los excesos del show business que ha cumplido esta temporada nada menos que tres décadas en el negocio del espectáculo. Ha pasado a la Historia como el hombre que trajo por primera vez a España, en los 70, a los Rolling Stones y otras bandas míticas, y hoy sigue siendo el amo de la música en directo nacional, a través de un holding de empresas que organiza, cada año en nuestro país, entre 170 y 200 actuaciones de estrellas internacionales. Resultat d'imatges de churros con cafe leche

Él es el empresario que estaba detrás del escenario cuando Dylan, Clapton, Bowie, Sting, Michael Jackson, Springsteen, los Stones (claro) y casi todos los nombres que te puedas imaginar actuaban en nuestro país. El tipo que, en el 79, ayudó a Lou Reed a huir del Moscardó en medio de un tumulto que acabó destrozando el escenario; que vio liarse a guantazos a los Clash en ?98?, en un camerino de San Sebastián, tras un show con demasiadas sustancias excitantes, y que sufrió en carne propia la prohibición gubernamental del recital de Bob Marley en Madrid, en el 80, después de haber conseguido que, en las cocinas del hotel en que éste se alojaba, permitieran al séquito del mítico rastafari aderezar todas sus comidas con generosas dosis de marihuana. Resultat d'imatges de flamenquines

Gay lo ha visto casi todo en esta profesión y, además, se ha ganado, a través del tiempo, la amistad y la confianza de muchas de las grandes figuras a las que ha contratado («Por eso no cuento nada ni escribiré jamás mi autobiografía, es una cuestión de ética y de respeto», señala). Empezó hace 30 años pidiendo un dinero prestado para traer a la Incredible String Band al Palau de la Música barcelonés y hoy es la cabeza visible de un emporio, Gamerco, que cuenta con casi 40 empleados y reúne cinco empresas dedicadas a la organización de conciertos. Pero él, antes que hombre de negocios, se sigue considerando un fan.

PREDICANDO EN EL DESIERTO. «Gamerco es un paraguas financiero y promocional que agrupa varios negocios, pero todos somos independientes unos de otros: Roberto Grima dirige Iguapop; Pino Saglioco, Troubleshooter; yo mismo, Gay And Company... Y cada uno trabaja a su aire, sin consultar nada, pero sin hacernos tampoco la competencia. Yo empecé en esto por casualidad. Me había criado en Francia y allí actuaban todos los grupos punteros. Con ?4 años, vi en directo a los Stones en el Olympia. Cuando aterricé en Barcelona, a principios de los 70, esto era un desierto, la nada. Y como no podía ver a los conjuntos que me gustaban, porque nadie los traía, me decidí a hacerlo yo. Este año he cumplido tres décadas como promotor y la clave para seguir es la ilusión: me encanta este trabajo, no sabría dedicarme a otra cosa, y me gustaría seguir haciéndolo tres décadas más».

Hace 12 años que Gay vive en el campo, en una masía perdida en lo alto de un monte a 20 kilómetros de Girona, sin vecinos y con ocho perros, dos gatos, dos caballos, dos pavos reales y una veintena de gallinas como única familia. «Pero no me considero aislado –apunta–. Aquí hay dos teléfonos y una antena parabólica, estoy suscrito a revistas... En Barcelona tengo un despacho y un equipo, aunque nunca voy si no es imprescindible. No sé usar un ordenador, pero paso ?0 horas al día colgado del teléfono, incluso los domingos. Tampoco me amarga, porque lo que más me gusta en el mundo es mi trabajo».

Mercader no fuma ni bebe, come frugalmente («Verduras al mediodía y arroz basmati de cena, salvo un día a la semana que voy al Celler de Can Roca»), hace yoga y, entre sus manías, está el ecologismo y un amor por los animales en el límite del jainismo. «Creo que los perros o los gatos son como nosotros. Cuando llueve en el campo y salgo a pasear, tengo la paranoia de ir mirando al suelo para no pisar caracoles».

Sobrino carnal de Vittorio de Sica por parte de su tía, María Mercader (con la que el célebre actor italiano se casó), y sobrino muy lejano de Ramón Mercader, el asesino de Trotsky, Gay procede de una familia de la burguesía catalana que, huyendo de la Guerra Civil, se estableció en París. Allí, su padre fundó una empresa de reaseguros y él asistió a los mejores colegios («Pero no éramos exiliados, viajábamos a Barcelona varias veces al año»), hasta que volvió definitivamente a la Ciudad Condal, con 23 años, sin saber muy bien qué hacer con su vida.
«En casa querían que fuera abogado, pero me negué a ir a la universidad. En realidad, yo iba para hippy. En aquella época, se trataba de rebelarse contra el orden establecido y cualquier trabajo convencional que pudiera ofrecerme la familia no me interesaba». Un día, paseando por la calle, escuchó una música que salía de una camisería, se sintió identificado con ella y entro a pedir trabajo como dependiente. El dueño de la tienda se llamaba Toni Miró y la canción era, claro, de los Rolling Stones.

«Otro día –prosigue Gay–, hablando con un colega que se dedicaba a organizar conciertos de conjuntos españoles, se me ocurrió traer yo a alguna banda inglesa. Así que contacté con managers en Londres y me ofrecieron a Hendrix y a los Who por 2.000 libras esterlinas cada uno, que era mucha pasta... Decliné la oferta, pero conservé el contacto. Al principio, pensaba contratar sólo a grupos radicales, que era como llamábamos entonces a los que tomaban ácido: Pink Floyd, Soft Machine, Incredible String Band... Conseguí financiación y quise debutar con Black Sabbath, con tan mala suerte que se pusieron enfermos dos del grupo, el concierto nunca se celebró y yo quedé como un fantasma. En ?973, en España la gente era muy escéptica. Decían : “Un grupo inglés nunca querrá venir a tocar aquí”. Por fin, repetí el intento y traje a la Incredible String Band, que a mí me gustaba mucho... hasta que me peleé con ellos y nunca más los he podido volver a escuchar. Es lo malo que tiene, a veces, conocer personalmente a un artista: te das cuenta de que es un cretino integral y dejas de disfrutar con su música».

PIONERO DE LA TRANSICIÓN. Gay, sin embargo, ha hecho muy buenas migas con la mayoría de las figuras que contrató en sus comienzos como promotor («Quizá porque en aquel tiempo todos compartíamos un mismo estilo de vida», sugiere) y aún conserva el contacto personal con muchos de ellos: Patti Smith, Ferry, Clapton, Sting y, cómo no, Keith Richards, a quien le une una amistad de más de 20 años. «El 11 de julio de 1976 –prosigue–, tras muchas vicisitudes, logré realizar uno de mis sueños: traer a tocar a España a los Rolling Stones. El concierto, en la Plaza de Toros Monumental de Barcelona, fue muy mal: perdimos bastante dinero y hubo muchas críticas, incluso alguien dijo que por qué no había moqueta en el ruedo. Otro periodista se atrevió a afirmar que los Stones ya estaban acabados... ¡en el 76! Como había un poco de jaleo fuera, los grises se dedicaron a tirar botes de humo dentro de la plaza. Si llega a estar llena y la gente sale en estampida, hay una tragedia. Fue todo muy desagradable. Tu tienes la ilusión de traer por primera vez a España al grupo más importante del mundo y todo te sale mal: la prensa te critica, pierdes pasta, la policía se te echa encima... Yo me agarré tal rebote que me fui de gira con ellos y, a raíz de aquello, tengo una amistad que dura hasta ahora. Este verano, sin ir más lejos, pasé unos días con Keith, su mujer Patti y otros amigos. Salimos a navegar en un yate por aguas de Mallorca. Keith se pasa el día poniendo música: jazz, reggae, hasta fados portugueses... Te ríes mucho con él, tiene un sentido del humor brutal, muy cáustico: no puedes decir algo sin que él le saque punta».

Aquel 1976, España entró en cierto modo, gracias a Gay, en la primera división de los países musicalmente desarrollados. El bautizo como promotor de primera fila internacional fue costoso, pero le reportó una credibilidad fuera de nuestras fronteras que le ha permitido después traer tanto a los ídolos mainstream (Elton John, Phil Collins) como a las leyendas de culto (Iggy Pop, Patti Smith, Ramones) o los hype del momento. «A mi la música que más me ha marcado es la de los 6o y los 70, que fue un período muy fértil. De todos mis favoritos, sólo me ha faltado trabajar con Hendrix, Jim Morrison, los Who y Marvin Gaye... Durante un tiempo, consideraba casi como un deber presentar aquí a todos los grandes del rock, en su mejor momento. En ese sentido, estoy muy orgulloso de haber contribuido a modernizar este país. Mucho antes de entrar en el Mercado Común, España estaba a nivel europeo en conciertos... Pero no me gusta darme más importancia que la que tengo. Un promotor sólo es un señor que organiza un espectáculo. Yo nunca he buscado la fama ni ponerme medallas. No suelo conceder entrevistas y no me gustaría nada ser reconocido por la calle. Ha habido promotores, en el pasado, que se creían más importantes que los artistas. Y yo soy consciente de que la estrella es el que está delante del escenario, no el que está detrás».

30 AÑOS NO ES NADA. Cuando Mercader empezó, apenas se hacían 10 ó 12 recitales grandes al año, sobre todo en Madrid y Barcelona. Hoy, Bob Dylan actúa en Mérida y Sting en Barbastro. ¿Cómo ha cambiado el sector desde sus inicios hasta ahora? «Cuando yo conocí a los Stones, llevaban 4 trailers y ahora llevan 50 –comenta Gay–. En los 70 no había guardaespaldas ni abogados, el contacto era más directo, quizá porque luchábamos todos por lo mismo... En el pasado, cuando aún no existía el Palau Sant Jordi de Barcelona, me acusaron de favorecer a Madrid porque muchos artistas sólo actuaban allí. Hoy, como el Palau es el único local cubierto donde puedes meter a 18.000 personas y colgar el equipo del techo, la gente se queja de que tal o cual estrella sólo vaya a Barcelona. Nunca llueve al gusto de todos. Es como cuando decían que si el grupo hacía las primeras fechas en España, era un precalentamiento; y si llegaba al final del tour, estaba hecho polvo. Era un problema de falta de autoestima del país. Ahora Clapton o los Strokes empiezan la gira aquí y no pasa nada».

Un buen día, hace ahora un año, nuestro hombre decidió que iba a intentar tocar un instrumento. Así que pidió a la oficina que le enviaran la guitarra firmada por los Stones que tiene colgada en una pared y se puso a dar clases. Fue un fracaso previsible. «No quería irme a la tumba sin saber si tenía talento como músico. Tras la experiencia, me quedé más tranquilo. Nunca he tenido, en cambio, la tentación de crear una discográfica o de ser productor. En su momento, tuvimos dos tiendas de discos, la revista Disco Exprés, también fui manager de Tequila y de Loquillo... Pero al final, lo mejor es concentrarte en lo que realmente dominas». ¿Y cómo se vive el rock tras tres décadas de profesión? «Yo sigo siendo un fan –confiesa–. Con los Stones me chupo el concierto entero y hasta bailo. No canto las canciones porque, con ellos, nunca me han preocupado mucho las letras. Me gusta la actitud y el ritmo. Cuando me dan el set list con el repertorio de esa noche, todavía me emociono si veo que van a tocar Paint It Black».

No hay comentarios:

Publicar un comentario